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REGULACIÓN DE ACTIVIDAD APÍCOLA


El señor ELIZALDE.- Señora Presidenta, en primer lugar, quisiera felicitar a los Senadores que han promovido esta iniciativa, que tiene su origen en un proyecto que se presentó hace ya varios años -si mal no recuerdo, el 2016-, y corresponde a la fusión de cuatro mociones parlamentarias.
En tal sentido, el Senador Castro, como Presidente de la Comisión, jugó un rol fundamental para que el proyecto fuera puesto en tabla y se tramitara con celeridad. También le correspondió un papel muy relevante a la Senadora Carmen Gloria Aravena. Y en el caso de la bancada del Partido Socialista, en varias oportunidades participaron activamente en la tramitación de esta iniciativa los Senadores Juan Pablo Letelier y Alfonso de Urresti.
Los antófilos, conocidos comúnmente como abejas, son fundamentales para los ecosistemas y la vida de los demás seres vivos, incluidos, por cierto, los seres humanos. No solo por el hecho de producir miel, compuesta de nutrientes muy importantes, sino porque tienen una misión fundamental, que es la polinización.
La desaparición de las abejas va en aumento. La actividad humana ha generado, a través del avance de la industrialización y el uso de tóxicos, que se tienda a exterminar a estos insectos todos los días.
La importancia de las abejas es decisiva, porque son el principal agente de polinización que existe en el mundo -no el único, pero el principal-, y tienen un peso relativo en la polinización que es ostensiblemente superior al del resto. Las abejas, por tanto, contribuyen a la polinización y son el agente central en esta materia. La polinización es el intercambio del polen entre las flores y su principal objetivo es lograr la reproducción de todo tipo de semillas y de frutas. Por tanto, las abejas son fundamentales para el mantenimiento de la vida en la Tierra; por cierto, también la vida de los seres humanos. Sin abejas no hay polinización y sin polinización no hay comida. Al igual que las abejas, existen otros agentes polinizadores, pero, como lo he señalado, estos son los más importantes. Las avispas, las mariposas y otros insectos también juegan un rol en esta materia; y también hay aves que desempeñan esta labor, como ocurre, por ejemplo, con los colibríes.
En todo caso, este proyecto regula básicamente lo que es la actividad apícola. Establece la promoción, la protección, el fomento, el desarrollo sustentable de la apicultura, como parte de una actividad más amplia, que es la actividad silvoagropecuaria. A través de este proyecto se sistematiza toda la normativa aplicable a esta actividad, a través de un marco regulatorio de carácter integral que consagra principios, define conceptos esenciales y establece normativas como la creación del Registro Nacional de Apicultores y el de Estampadores de Cera. También establece normas de sanidad; regula la trashumancia de colmenas; regula la importación, exportación y comercialización de productos y material biológico apícola. Y, por cierto, sienta las bases para el fomento de esta actividad tan importante. A la vez, considera un régimen de sanciones en caso de infracciones.
Nos parece que este es un primer paso muy importante. Estamos hablando de la primera ley apícola en nuestro país. Llama la atención que no se haya regulado esta materia en el pasado, dada la importancia que tiene para los ecosistemas, no solo en la actividad económica específica de la apicultura, sino por el rol que, como he señalado, cumplen las abejas.
Por todo lo anterior, obviamente, voy a votar a favor.
Y espero que en el segundo trámite la Cámara de Diputados lo despache con mayor celeridad, en vista de todo el tiempo que estuvo durmiendo este proyecto en el Senado. Insisto en que la Comisión de Agricultura este año puso hincapié en su tramitación, y por eso reitero mis felicitaciones al Presidente de dicha Comisión.
Voto a favor.