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CONFORMACIÓN DE PACTOS ELECTORALES DE INDEPEDIENTES Y PARIDAD DE GÉNERO EN INTEGRACIÓN DE ÓRGANO CONSTITUYENTE


El señor QUINTANA (Presidente).- Conforme a lo resuelto por los Comités, corresponde ocuparse en el informe de la Comisión Mixta recaído en el proyecto de reforma constitucional que modifica la Carta Fundamental para permitir la conformación de pactos electorales de independientes y garantizar la paridad de género en las candidaturas para la integración del órgano constituyente que se conforme para la creación de una nueva Constitución Política de la República.
--Los antecedentes sobre el proyecto (13.130-07) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de reforma constitucional:
En segundo trámite: sesión 89ª, en 30 de diciembre de 2019 (se da cuenta).
Trámite de Comisión Mixta: sesión 106ª, en 3 de marzo de 2020.
Informes de Comisiones:
Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento y Especial encargada de conocer iniciativas y tramitar proyectos de ley relacionados con la mujer y la igualdad de género (unidas): sesión 97ª, en 20 de enero de 2020.
Certificado de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento y Especial encargada de conocer iniciativas y tramitar proyectos de ley relacionados con la mujer y la igualdad de género (unidas): sesión 100ª, en 22 de enero de 2020.
Comisión Mixta: sesión 107ª, en 4 de marzo de 2020.
Discusión:
Sesiones 98ª, en 21 de enero de 2020 (se aprueba en general); 100ª, en 22 de enero de 2020 (se aprueba en particular con modificaciones).
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor GUZMÁN (Secretario General).- Es oportuno recordar que el texto despachado por la Cámara de Diputados, en primer trámite constitucional, consideraba, en su artículo único, incorporar a la Carta Fundamental una disposición vigésimo novena transitoria, cuyo numeral 1) permitía la conformación de pactos electorales de independientes, en tanto que su numeral 2) se refería a la paridad de género.
En el segundo trámite constitucional, el Senado introdujo diversas modificaciones a la iniciativa, entre ellas, la supresión del mencionado numeral 2), relativo, como se dijo, al equilibrio en la representación de mujeres y hombres en la Convención Constitucional o en la Convención Mixta Constitucional.
La divergencia suscitada entre ambas ramas del Parlamento derivó del rechazo por parte de la Cámara de Diputados, en tercer trámite constitucional, de la referida enmienda, consistente en la eliminación del citado número 2).
La Comisión Mixta, como forma de resolver esta divergencia, y con las votaciones que consigna en su informe, propone lo siguiente:
-Sustituir el encabezamiento del artículo único, efectuando adecuaciones formales a su texto.
-Agregar, a continuación de la disposición transitoria vigésimo novena que contempla la iniciativa, dos nuevas normas transitorias:
Una, como disposición trigésima, referida a la declaración de candidaturas para la Convención en equilibrio de género, respecto de lo cual se establecen las exigencias que deberán ser cumplidas en cuanto al orden de precedencia de los candidatos, el número de mujeres y hombres que integren las listas de postulantes y el número de candidaturas a declarar según la cantidad de escaños a elegir en cada distrito. Se considera, asimismo, la sanción que seguirá a la infracción de los requisitos exigidos.
Otra, como disposición trigésima primera, referida al equilibrio entre mujeres y hombres en la elección de convencionales constituyentes, estableciendo al efecto las reglas que se aplicarán para la distribución y asignación de escaños de dichos convencionales.
Cabe hacer presente que, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 127 de la Constitución Política, la proposición de la Comisión Mixta requiere para su aprobación del voto favorable de las tres quintas partes de los Senadores en ejercicio, esto es, 26 votos a favor.
La proposición de la Comisión Mixta se consigna en las páginas 22 y siguientes de su informe y en el boletín comparado que Sus Señorías tienen a su disposición.
Finalmente, es pertinente señalar que el mencionado informe de la Comisión Mixta fue aprobado, en sesión del día de hoy, por la Honorable Cámara de Diputados.
Es todo, señor Presidente.
El señor QUINTANA (Presidente).- Gracias, señor Secretario.
En discusión el informe de la Comisión Mixta.
Correspondería ofrecerle la palabra, en primer lugar, a la Presidenta de la Comisión Mixta.
Senador Guillier, ¿había pedido la palabra para intervenir o por reglamento?
El señor GUILLIER.- Presidente, marqué para intervenir en el debate. Disculpe.
El señor QUINTANA (Presidente).- Bien.
Tiene la palabra, entonces, la Senadora Muñoz. Por supuesto, los señores Senadores pueden inscribirse a continuación.


La señora MUÑOZ.- Gracias, Presidente.
La Comisión Mixta constituida para resolver la discrepancia surgida entre la Cámara de Diputados y el Senado, en materia de paridad de género en las candidaturas para la integración del órgano constituyente que decidirá una nueva Constitución Política para nuestra nación, acordó por 7 votos a favor, de las Senadoras Allende, Muñoz y Provoste, y de las Diputadas Fernández, Pérez, Sabat y Vallejo, y 3 votos en contra de la Senadora Von Baer, del Senador Galilea y de la Diputada Hoffmann, agregar dos disposiciones transitorias a la Carta Fundamental.
Dichas disposiciones respetan el acuerdo de noviembre de 2019. Asimismo, aseguran la paridad de género sin favorecer a los partidos políticos de mayor tamaño y sin alterar el sistema electoral que operará para la elección de los convencionales constituyentes. Ello permitirá asegurar la integración del órgano constituyente conforme a un criterio paritario, lo que permitirá alcanzar el objetivo del proyecto.
La disposición trigésima regula la declaración de candidaturas para la Convención y especifica que la lista de un partido político, pactos electorales de partidos políticos o listas celebradas entre candidaturas independientes deberán señalar el orden de precedencia de los candidatos en la cédula para cada distrito electoral, comenzando con una mujer y alternando sucesivamente con hombres.
Cuando se trate de listas integradas por un número par, deberán tener el mismo número de mujeres y de hombres. Si el número de postulantes fuera impar, un sexo no podrá superar al otro en más de uno.
La disposición trigésima primera transitoria establece las reglas para la distribución y asignación de los escaños tanto para la Convención Constitucional como para la Convención Mixta Constitucional.
Es así que en los distritos que reparten un número par de escaños, deben resultar electos igual número de hombres y mujeres. En el caso de distritos que reparten un número impar de escaños, no podrá resultar una diferencia de escaños superior a uno, entre hombres y mujeres.
Si en un distrito resulta una proporción, entre los distintos sexos, distinta a la señalada precedentemente, se determinará la cantidad de hombres y mujeres que deban aumentar y disminuir para obtener la distribución que ya se indicó.
Asimismo, se ordenarán las candidaturas del sexo sobrerrepresentado, según su votación individual, de menor a mayor.
Luego se regula la proclamación de la candidatura del sexo subrepresentado con mayor votación, en el caso de lista de partido político único o pacto electoral o candidaturas independientes.
Señor Presidente, Honorable Sala, la proposición de la Comisión Mixta apunta a un cambio cultural profundo, salvaguardando un bien mayor que consiste en permitir la participación de las mujeres en el proceso constituyente después de muchos años de marginación, sobre todo en la adopción de las decisiones más trascendentes de una sociedad, por lo que solicito a la Sala que dé su aprobación a la proposición de la Comisión Mixta tal como lo hizo recientemente, en la mañana, la Cámara de Diputados.
He dicho.
El señor QUINTANA (Presidente).- Ofrezco la palabra al Senador Alejandro Navarro, por cinco minutos.
El señor NAVARRO.- Había pedido la palabra por la Cuenta, Presidente.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador Guillier.


El señor GUILLIER.- Señor Presidente, en las muchas discusiones habidas en el Congreso sobre distintos proyectos de ley hay momentos en que uno siente que marca historia. Hoy es uno de esos momentos.
Todas las Senadoras y todos los Senadores que estamos en la Sala alcanzamos a percibir perfectamente las consecuencias que tendría para la gobernabilidad del país, por ejemplo, rechazar el proyecto de paridad de género que acaba de aprobar la Cámara de Diputados por 98 votos.
Entonces, cada uno deberá hacerse responsable de su decisión. Nadie se podrá hacer el desentendido aquí.
En verdad, tengo la absoluta convicción de que, en caso de rechazarse la paridad de género, no vamos a poder esconder las consecuencias que ello traerá. Si se quiere paz social, si se quiere acabar con la violencia, si se quiere recuperar la gobernabilidad del país, si se quiere hacer viable y creíble una salida institucional a la crisis, tenemos que leer la realidad. Y ese camino no contribuye a tales efectos.
Por lo tanto, este Senado está obligado, por el bien del país y su futuro, a votar a favor de esta ley que incorpora la paridad de género de cara al proceso constituyente que se inicia con el plebiscito del 26 de abril.
De lo contrario, estaremos profundizando una crisis sobre la cual cada vez tenemos menos control.
Y lo digo con profunda responsabilidad, aunque algunos puedan malinterpretar mis palabras.
Este Congreso ya aprobó una ley que deja muy disminuida la posibilidad de participación de los independientes, quienes no podrán hacer listas nacionales; van a necesitar un elevado porcentaje de firmas para postular y no podrán acceder a financiamiento. Además, todos sabemos el acceso condicionado que finalmente aprobó el Tricel y el Consejo Nacional de Televisión para las organizaciones de la sociedad civil. Y todavía no resolvemos la participación de los pueblos originarios.
En este escenario, votar en contra de la paridad lo único que haría sería dinamitar una posible salida que, incluso, aún presenta un montón de dificultades y ambigüedades, pero que permite, por lo menos, tener una esperanza, una pequeña luz para salir de la profunda crisis social y política que vive nuestro país.
Por eso espero, por el bien de la república, por la paz social, por la capacidad de entendernos, que se apruebe este proyecto.
Señor Presidente, este Senado, después de lo aprobado hoy en la Cámara de Diputados, puede contribuir y ser parte de un proceso de escribir la historia con mayúsculas. Si votamos favorablemente este proyecto seremos el primer Parlamento del mundo que asegura paridad de género en un proceso constituyente.
Eso es hacer historia, eso es recuperar en parte el prestigio de nuestra democracia, eso es recoger lo que nos demanda la ciudadanía en las calles, de uno y otro sector.
Por esa misma razón, los invito a no olvidar que este momento constituyente fue un logro de la movilización de millones de chilenas y chilenos a lo largo del país, que representan toda la diversidad de la sociedad en edades, en profesiones, en visiones (incluso, ideológicas), en sus sensibilidades religiosas. Y, por tanto, a ellos nos debemos.
En este proceso se halla la diversidad de Chile, donde están, por cierto, los partidos políticos, pero también los pueblos originarios, los independientes y las mujeres y hombres, a quienes no debemos dejar fuera.
Hoy tenemos la enorme e histórica opción de asegurar el éxito del proceso constituyente que nos reclama la ciudadanía.
Por tal razón, por la voluntad de ellos, que son millones de chilenos, estamos aquí discutiendo este proyecto.
No cerremos la puerta a la historia. Construyamos una salida institucional, legítima, amplia, diversa a la crisis de gobernabilidad que vivimos. Cerrar la puerta sería el mayor de los absurdos y sería clausurar una de las pocas posibilidades que hoy día se vislumbran para salir de la crisis de gobernabilidad que estamos viviendo.
Gracias, Presidente.
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora Carmen Gloria Aravena.


La señora ARAVENA.- Muchas gracias, señor Presidente.
Yo espero que algún día -y probablemente ya no vamos a estar aquí para verlo- no tengamos que estar dilucidando un sistema para que voten por las mujeres; que haya tanta conciencia en los méritos de un hombre y de una mujer que no tenga que haber ninguna fórmula para que las mujeres podamos representar a la ciudadanía.
Pero son procesos, evoluciones que tiene que hacer la sociedad. Para eso falta mucho, y va a depender probablemente de lo que hagamos para que las cosas cambien más rápido de lo que se proyecta.
Tal como lo he manifestado en cada una de mis intervenciones, tanto en la Sala como en mi participación en la Comisión Especial de Mujer y Equidad de Género, nunca he estado en contra de la paridad. Muchos de los que aquí nos encontramos, incluso en este lado del Senado, hemos dicho y confirmado que la paridad es importante para este proceso constituyente, el cual no sabemos si se va a realizar, pero, de realizarse, esperamos que tenga una muy buena representación de las mejores, más capaces y talentosas mujeres que tiene este país.
En mi opinión, y a pesar de lo difícil que ha sido este proceso, quiero dejar en claro que no estoy tan conforme con la fórmula que finalmente se votó en el Senado. Se buscaron muchas alternativas que aseguraran la paridad, sin dejar eventualmente fuera del órgano a quienes tengan una mayor votación. Nuestra coalición presentó tres alternativas, ninguna de las cuales, lamentablemente, fue acogida. Quizá nos faltó más diálogo para poder encontrar una solución intermedia.
Es difícil pensar cuál es la fórmula correcta. Es nuestro interés supremo el que haya paridad, pero no tenemos experiencias acreditadas en Chile para llegar quizás a la perfección en esta materia. Pero a veces lo perfecto es enemigo de lo bueno. Por tanto, de una u otra manera tenemos que hacernos cargo de un compromiso que hemos hecho todos en este Senado, o por lo menos la gran mayoría.
Ya han pasado -como dije- varias semanas, y se ha discutido este tema incansablemente. El país y muchos de los que hoy día nos están viendo lo que requieren es que nos pongamos a trabajar también en los intereses del día a día de las familias, que no son políticos. Ellos tienen que ver con las pensiones, la previsión, los temas tributarios y, también, con la educación, la salud y el Sename, materias de las cuales todavía no hemos podido hacernos cargo.
Otro punto muy importante es que las decisiones siempre -¡siempre!- se toman en un contexto histórico. No daría lo mismo si estuviéramos haciendo esta planificación de paridad y de fórmula si faltara un año para el plebiscito. Falta muy poco tiempo, y tenemos que dar una imagen y una señal de estabilidad, de consenso y orden en este Senado para que la ciudadanía vuelva a creer en nosotros.
No hay fórmulas perfectas. Eso lo sé.
Por lo tanto, dado que nos encontramos en una difícil situación, hoy día lo que debemos hacer -es lo que yo voy a hacer, al menos- es ser consecuentes con la historia y la manera en que llegamos acá. Por mi parte, llegué por Ley de Cuotas, y ustedes cuando formularon el proyecto ni se imaginaron que iba a haber bastante más representación que la que tenían antes de este período eleccionario. Probablemente, la poca votación que obtuve también permite sacar una lección: que a veces no necesitamos tanta plata, ni tantos recursos, ni tanta pantalla para hacer la pega bien; que las personas de regiones, que no tenemos tanta experiencia política, también podemos ser un aporte al país, y que tienen que darnos la oportunidad.
Por las razones que ya he mencionado, y a pesar de que no es quizá la fórmula ideal que me hubiera gustado -porque lo ideal hubiera sido no tener que intervenir los resultados, pero no se llegó a acuerdo en ese punto-, voy a votar a favor.
--(Aplausos en tribunas).
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora Ximena Rincón.


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, la verdad es que me inunda una profunda emoción escuchar a mi colega Carmen Gloria Aravena, a quien le doy las gracias en nombre de muchas y de muchos.
El día de hoy -y esta es una frase que hemos dicho en numerosas oportunidades, cuando estamos avanzando en distintas iniciativas- es, sin lugar a dudas, histórico.
Veíamos con emoción el resultado de la votación en la Cámara de Diputados. Hay varias Diputadas acompañándonos en esta Sala y les damos las gracias, porque ellas empezaron esta transformación en esta oportunidad. Gracias a las Diputadas Marcela Sabat, a Maya Fernández y a cada una de las que están acá. Perdonen que no las nombre a todas, pero son muchas las que han estado detrás de este tremendo esfuerzo.
Hoy día lanzábamos en el Senado y en la Cámara de Diputados el libro Las 109 parlamentarias en 209 años de historia del Congreso. Así vamos transformando la historia.
Hace unos años atrás, como Ministra Secretaria General de la Presidencia, junto al Senador Elizalde, Ministro vocero, nos tocó impulsar el término del binominal y el espacio para que hubiera garantía de que las mujeres pudieran tener participación. No representación, sino participación. Fue una enorme batalla. No fue fácil, pero sacamos adelante una transformación en la legislación electoral del país que consistía no solo en terminar con el binominal, sino también en garantizar que al menos existiera un 40 por ciento de alguno de los géneros en las plantillas de las elecciones parlamentarias.
Fue un tremendo paso que permitió que muchas Diputadas y Senadoras estén hoy día presentes. Y si no lo estaban no era por capacidad, porque en hombres y mujeres hay capacidades, sin lugar a dudas, sino por falta de oportunidades.
Hoy día no estamos discutiendo eso. Hoy día estamos discutiendo que en la elaboración de nuestra Carta Fundamental participen en igualdad de condiciones hombres y mujeres.
¿Por qué? Porque el 51 por ciento de la población de nuestro país son mujeres. Por lo tanto, es fundamental que cuando construimos ese espacio en el que nos encontramos todas y todos, con nuestra institucionalidad, con la forma de construir mayorías, con el país que queremos construir, la voz de hombres y mujeres esté representada de igual manera.
Todos los sistemas electorales, ¡todos, sin excepción!, y lo ha dicho la Senadora Aravena, son imperfectos. Todos corrigen; todos mejoran para poder llegar a tener representación. Lo hace el que nos tiene a todos sentados en este Hemiciclo. Lo va a hacer el que va a permitir la conformación de ese espacio constituyente para que hombres y mujeres estén representados.
Señor Presidente, cuando uno mira la Encuesta Nacional de Corporación Humanas Percepciones de las Mujeres sobre su Situación y Condiciones de Vida en Chile 2019, ve que el 86,4 por ciento cree que las mujeres son discriminadas en nuestro país; que el 92,5 por ciento de las mujeres sostiene que Chile es un país machista; que el 82,5 por ciento considera que nuestro país es racista; que el 97,7 por ciento de las entrevistadas percibe que las mujeres son discriminadas en el ámbito del trabajo. Más del 80 por ciento considera que lo son en la política, en el acceso a la justicia y en el ejercicio de su libertad sexual.
¡Nos falta mucho por avanzar!
Nos falta tanto que de repente ya no sé si llorar o reír cuando escuchamos al Presidente de la República, en su última intervención, hacer afirmaciones que le salen naturales respecto del abuso y la posición que tienen hombre y mujer.
Señor Presidente, tenemos que avanzar. Pero para avanzar debemos generar los espacios para que hombres y mujeres sean escuchados de igual manera; para que cuando hable una mujer sea algo normal y habitual, y no la excepción.
Por eso es tan importante hoy día que este Senado de la República ratifique lo que ha hecho la Cámara de Diputados, y demos un paso más en la transformación de nuestro país.
El 8 de marzo vamos a conmemorar una fecha importante en la historia del mundo. No podemos llegar a ese día sin haber aprobado la paridad en la conformación de la Constituyente.
Gracias, señor Presidente.
--(Aplausos en tribunas).
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora Isabel Allende.


La señora ALLENDE.- Señor Presidente, la verdad es que hoy ha sido un día de emociones.
Quiero agradecer a ese grupo transversal de Diputadas. ¡Transversal! Y quiero ser bien clara en esto, porque me tocó ver un video de nuestro colega el Senador Felipe Kast y no es correcto lo que dijo. Este proyecto nace de un grupo transversal de Diputadas, tanto del Oficialismo como de Oposición. No es y no fue la iniciativa de la Oposición versus la Derecha. No es bueno decir las cosas incorrectamente y confundir.
Hoy es un día histórico, pero el recorrido no fue fácil. Comenzó, primero, en las Comisiones unidas de Género y de Constitución, donde se hicieron algunas correcciones y se trató de intervenir lo menos posible. Sin embargo, la proposición fue rechazada en esta Sala. ¿Saben por qué? Porque teníamos 24 votos y se necesitaban 26. Fue la típica situación de los quorum superaltos de la Constitución del 80, dictada en plena dictadura.
Pero hoy estamos haciendo historia. Por esa razón, quiero agradecer, no solo a ese grupo de Diputadas, sino a la sociedad civil, a las mujeres, a su fuerza en la calle, que han demostrado desde hace décadas, a aquellas mujeres que nos abrieron el camino. Si no fuera por ellas, no estaríamos sentadas aquí, como se recordó esta tarde en el lanzamiento del libro 109 parlamentarias en 209 años de historia del Congreso Nacional.
Quiero agradecerles, profundamente, a todas y cada una de ellas y decirles que nosotros tomamos este desafío porque desde hace muchas décadas que venimos luchando por la paridad. Presentamos mociones en la Cámara de Diputados, donde fueron rechazadas. Quisimos constituir la Comisión de Género y nos dijeron "no": solamente "Familia". La Derecha ni siquiera quería que tuviéramos una Comisión de Mujer e Igualdad de Género. Pero hoy los hechos nos demuestran que aquello es posible.
Nosotros vamos a efectuar, en forma inédita, la consulta más democrática que le podemos hacer a la sociedad chilena: si quiere o no una nueva Constitución y con qué mecanismo. Pues bien, nosotros le decimos que en ese proceso las mujeres vamos a estar y vamos a estar de una manera paritaria.
Se nos dice que con nuestra propuesta estamos interviniendo, pero aquí ya se ha explicado: todos los sistemas electorales tienen algún grado de corrección. Y aquí lo que importa es que garanticemos la paridad y que respetemos las reglas del juego: como se dijo, la reforma constitucional que aprobamos, aquella que nació del acuerdo del 15 de noviembre, ratificada después por la mesa técnica, según la cual la convención debe contar con 155 integrantes.
Lo queremos decir con claridad. Nosotros entendemos que esa paridad va a estar garantizada en los distritos, que se va a intervenir lo menos posible, y que, en los casos en que sea necesario, buscaremos que la candidata más votada sea la que efectivamente tenga que sustituir a aquel menos votado.
Esto lo estamos haciendo con plena conciencia de que resulta indispensable tomar medidas. Los países han establecido leyes de cuotas, incluido el nuestro, logro que conseguimos, por fin, con la Presidenta Bachelet y que nos permitió pasar de un 6 a un 22 por ciento. ¡Un gran avance: un 22 por ciento en esta Sala y en la Cámara de Diputados!
Una vez más, les queremos decir: estamos en pleno siglo XXI, las mujeres no seguiremos permitiendo estar invisibilizadas, que se nos dé un trato desigual, con violencia, con abusos, con acoso, tal como las estudiantes valientemente lo han denunciado. ¡No! Queremos, de una vez por todas, levantar la voz y decir que, en este nuevo proceso democrático al cual vamos a entrar, lo más importante que podemos hacer hoy, en este nuevo camino institucional, es que las mujeres seamos partícipes en condiciones de igualdad paritaria.
Esto es gracias a la tremenda lucha que dimos y a la unidad de criterios que tuvimos, al ímpetu que le pusimos, a la buena voluntad de aquellos que nos han acompañado: los asesores, las politólogas, las organizaciones civiles y tantos y tantas que estuvieron junto a nosotros.
Por eso, señor Presidente, para mí hoy es un día en que estamos marcando historia. Tengo la convicción de que en este Senado se va a lograr. De verdad me costaría creer que hay un voto contrario al espacio que estamos abriendo.
Y, por favor, no nos sigan diciendo que estamos metiendo mano en la urna, porque el mejor ejemplo de distorsión, de intervención, lo vivimos en este país con el binominal, hasta que pudimos eliminarlo. ¡Qué más arbitrario y discriminador: personas que habían obtenido una altísima votación quedaban fuera porque se exigía el doble de la votación! ¡Más del 66 por ciento! Así es que no nos digan aquello.
Voy a decir, con orgullo, que por supuesto votamos a favor.
Agradezco a todas y a todos los que nos abrieron este camino.
Muchas gracias.
--(Aplausos en tribunas).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador Jaime Quintana.


El señor QUINTANA.- Señor Presidente, estamos aquí para, espero, despachar las normas complementarias al proceso constituyente que permitirán tener una nueva Constitución, nacida en democracia y redactada de forma paritaria entre mujeres y hombres.
Lo hacemos en una semana muy especial, que terminará con el Día de la Mujer y que comenzó con la promulgación de la Ley Gabriela, originada como moción y que contó con el empuje transversal de mujeres parlamentarias en ambas Cámaras y, por supuesto, de la familia de Gabriela Alcaíno y su madre, Carolina Donoso, ambas asesinadas por el expololo de la joven.
Chile jamás olvidará esa trágica historia. Pero hoy día tenemos esta ley para decirle a todo el mundo que en este país el femicidio no es tolerado en ninguna de sus formas y que las víctimas jamás pueden ser tratadas como culpables.
Siendo hombre, no puedo sino sentir emoción por la lucha de las mujeres, por el avance de la sociedad, y también por la capacidad de la política -a veces tan vilipendiada- para llegar a este punto histórico, donde estamos a punto de transformar a Chile en un país pionero en el mundo, con una convención constitucional paritaria, que refleje el espíritu del siglo XXI -el siglo del feminismo- y que, sin duda, será un ejemplo para próximos procesos constituyentes en otros países.
No puedo tampoco olvidar mis emociones de hace un año, cuando un 12 de marzo estábamos asumiendo la Mesa del Senado. Así lo dijimos con toda claridad: Chile necesita una nueva Constitución, nacida en democracia. Por supuesto, nunca me imaginé que tan solo un año después íbamos a estar a menos de dos meses de un plebiscito constitucional, y menos aún me imaginé que estaríamos discutiendo la conformación paritaria del órgano constituyente.
Sépanlo bien todas y todos: hoy día este Congreso Nacional puede abrir una nueva página en la historia. Como siempre ocurre, algunos estarán a favor de dar vuelta esa página y otros se resistirán. Yo espero que la gran mayoría se ponga del lado de un Chile más democrático y justo. Lo digo porque no tengo ninguna duda de que una Constitución paritaria va a ser una mucho mejor Constitución. La historia así lo demuestra. Hace pocos momentos estábamos en la presentación del libro con la biografía de 109 parlamentarias de la historia chilena. Es increíble cómo su presencia en el Congreso, en distintas épocas, hizo avanzar a nuestra sociedad.
En la primera mitad del siglo XX, sin mujeres en el Parlamento, se promulgaron una serie de leyes relacionadas con la "higiene social" y una agenda de transformaciones radicadas en la salubridad pública, considerándose, en ese momento, como un reconocimiento al rol de la mujer en la crianza de los menores y en el fortalecimiento de las redes familiares. Esa legislación, con las mejoras que introducía, no obedecía sino a la concepción patriarcal del rol de la mujer en la sociedad, vinculada a espacios privados y cotidianos, sin protagonismo en la esfera pública.
En cambio, a partir de la década de 1960, debido a una incipiente pero creciente incorporación de mujeres al Congreso, nuestra legislación pareció reconocer la existencia de las mujeres como actrices del acontecer nacional. No puede entenderse sino así la legislación laboral que, a partir de entonces, consideró lo que hoy día podríamos definir como un enfoque de género en las leyes evacuadas por este poder del Estado. En esa época, por ejemplo, se aprobó la diferenciación de la edad de jubilación de las mujeres, fijándose en principio en 55 años.
En las últimas décadas, la incorporación de más mujeres al Parlamento ha garantizado la creación de leyes que obligan a las antiguas instituciones a cambiar. Así ha ocurrido con los partidos políticos obligados a abrirse a la paridad y ahora le ha llegado el turno al resto de las instituciones, para que, de una vez por todas, reflejen el verdadero Chile, compuesto por mujeres y hombres.
La primera mujer Diputada, Inés Enríquez, asumió como tal en 1951. Y en 1953 María de la Cruz se convirtió en la primera Senadora de Chile. Desde entonces, solo cuatro mujeres han sido Presidentas de la Cámara de Diputados, y solo una, del Senado de la República. Espero que en dos semanas más elijamos aquí mismo a la segunda.
Pero ahora tenemos la oportunidad de decir que en octubre podremos elegir una convención constitucional compuesta por mujeres y hombres de forma paritaria. No nos perdamos esa oportunidad.
Un país diferente, más justo, menos violento, donde ninguna mujer deba decir que "la culpa no era suya, ni dónde estaba, ni cómo vestía".
Voto a favor.
--(Aplausos en tribunas).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra el Senador Rabindranath Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, el 15 de noviembre pasado, la gran mayoría de los partidos políticos del país, tanto del oficialismo como de la Oposición, suscribieron un Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución.
Tímidamente en un comienzo, y con más desenfado después, algunos de los firmantes de ese acuerdo se arrepintieron de lo que habían firmado: ahora ya no están por una nueva Constitución; prefieren mantener la actual Carta. El propio Presidente de la República le cambió el nombre al acuerdo, y en la última entrevista televisiva que concedió habló del "Acuerdo por la Paz Social y la Constitución", no de "la Nueva Constitución".
Esta voltereta la disimulan anunciando un vago "rechazo para reformar", lo que no está dentro de las opciones del plebiscito. Es decir, si los tomáramos en serio, prometen dar sus votos para alcanzar los dos tercios de parlamentarios que se necesitan para hacer las reformas constitucionales, lo que no ha ocurrido durante más de treinta años.
Algo parecido pasa con la paridad: del apoyo inicial se pasó al rechazo y la fórmula alternativa.
¿Qué pasará hoy? ¿Estarán los votos del oficialismo para aprobar esta reforma constitucional, que solo requiere los tres quintos y no los dos tercios que exigen las normas más relevantes? ¿Está dispuesta la Derecha a aprobar una reforma ampliamente apoyada por la ciudadanía, como lo confirman todas las encuestas?
Probablemente, quedará claro para la gente la verdadera voluntad de la mayoría de quienes están impulsando la falsa alternativa de rechazo para reformar. ¡Ningún cambio real habrá si gana la opción de rechazo!
Espero que finalmente se apruebe esta reforma, que marcará un hito no solo para la equidad de género y el reconocimiento del papel de la mujer en nuestro país, sino también para definir el tipo de democracia que se aspira a construir, acorde con las demandas y desafíos del mundo de hoy.
De alguna manera, con esta normativa sobre paridad se comienza a escribir la nueva Constitución.
Es un anticipo de la democracia renovada y fortalecida que surgirá de esta nueva Constitución.
Voto a favor.
--(Aplausos en tribunas).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador Juan Castro.


El señor CASTRO.- Señor Presidente, en la votación pasada, la verdad es que yo me abstuve porque el que venía de la Cámara de Diputados no era un buen proyecto. Y hay que reconocer que no era un buen proyecto. Yo me abstuve para tener la posibilidad de trabajar una iniciativa y presentarla en la Comisión Mixta. Es lo que hicimos en conjunto con el Senador Prohens: presentamos un tremendo proyecto, que entregaba el cien por ciento de paridad. Pero la Comisión Mixta, el día de ayer, no lo consideró un buen proyecto.
Eso me duele, porque la verdad es que lo trabajamos con cariño y con respeto por nuestras mujeres. Sin embargo, uno debe entender que la política es así.
Ahora, debo ser correcto en decir que tampoco me gustan algunas actitudes de parlamentarios, como la del Senador Guillier, quien en su intervención lo primero que hizo fue amenazar: poco menos que el país se va a incendiar si este proyecto se rechaza. Tampoco es así, porque lo que más queremos quienes estamos sentados en esta Sala es que al país le vaya bien. Si al país le va bien, a todos nos va bien.
Señor Presidente, en Chile más del 50 por ciento de sus habitantes son mujeres; concretamente, el 50,1 por ciento. Y creo que nosotros debemos sentir respeto por ello. En lo personal, siento un tremendo orgullo por una mujer: por una mujer que, primero que nada, era muy pobre; segundo, analfabeta; tercero, trabajó toda su vida, ¡toda su vida!, de costurera para darnos la mínima educación que alguien puede recibir.
Por esa mujer, que hoy día está en el cielo, que es mi madre, voto a favor este proyecto, señor Presidente, que es tan importante...
--(Aplausos en tribunas).
... para poder colocar a la mujer en el lugar que se merece. Porque sabemos que, por historia, la mujer siempre ha estado en el segundo lugar y porque quienes tenemos la condición de hombres muchas veces hemos sido injustos con ellas.
Por todas las razones que he dado, la verdad es que entrego mi voto favorable, que a lo mejor es importante. Este proyecto se debe aprobar para que, de una vez por todas, tengamos el inicio de la paridad no solo aquí, en el Senado, en el Congreso, sino en todas las actividades que Chile tiene y que hoy día necesita para el desarrollo que queremos, para que a este país le vaya bien y nos vaya bien a todos los chilenos.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora Ximena Órdenes.


La señora ÓRDENES.- Señor Presidente, ciertamente, las mujeres hemos tenido que derribar una serie de barreras culturales y sociales para ir ocupando más espacios en el ámbito público. Por eso este día, como lo han señalado muchos de quienes me han antecedido, sin duda que es un día histórico.
Hablo de "barreras" porque, si nos situamos en una perspectiva histórica, el derecho a la educación lo obtuvimos a través del "decreto Amunátegui", de 1877.
El movimiento de mujeres, en pos de recuperar la democracia en Chile, también marcó la agenda de lo que iba a ser la transición. Y yo diría que uno de los principales hitos fue la creación del Servicio Nacional de la Mujer. Sin embargo, pese a todos los avances legislativos que ocurrieron después, patrocinados por el movimiento de mujeres, pero también por una institucionalidad que se hizo cargo de la equidad de género, aún quedan temas pendientes.
Hablo de esto porque creo que cada generación de mujeres ha tenido su propia tarea: nuestras abuelas, el reconocimiento de nuestra ciudadanía a través de la obtención del derecho a voto universal; nuestras madres, otro tanto. Y me refiero a la recuperación de la democracia más allá de las distintas miradas que podamos tener. Para mí, si hay algo que expresa dignidad -y estamos hablando de dignidad- son las mujeres movilizadas de manera pacífica con la imagen del detenido desparecido en su pecho.
Hoy día tenemos otras tareas, y hemos avanzado en ellas. No puedo negar eso. Pero la paridad es el gran tema pendiente. Si en la actualidad existe un déficit en nuestra democracia es la subrepresentación de mujeres: Presidentas de la República, solo una mujer; parlamentarias, si bien se incorporaron muchas -yo, una de ellas-, hoy día constituyen apenas un poco más del 20 por ciento, gracias a la ley de cuotas. Tenemos que avanzar en lo que respecta a las elecciones municipales, de consejeras regionales, y ampliar ese ejercicio. Porque, quiero insistir, esto fue posible no solo gracias a una movilización, a los cambios en materia de brechas de género, sino también porque las mujeres hemos ido tomado conciencia de cuál es nuestro rol a nivel social.
En los municipios, tenemos 304 alcaldes y 42 alcaldesas. El 25 por ciento, solo un cuarto de los concejales, son mujeres. Y así, podemos seguir con distintos ejemplos.
Hoy día tenemos una oportunidad histórica.
Yo le quiero agradecer al movimiento de mujeres el empujón que nos dieron a las parlamentarias,...
--(Aplausos en tribunas).
... porque este tema, sin duda, estaba en la agenda nuestra, pero necesitábamos el gran empujón, que a partir del 18 de octubre fue parte de las demandas, del salto del torniquete.
En ese sentido, quiero destacar el rol que ellas han cumplido, pues eso nos obliga a canalizar, desde la política, y a reivindicar la política con las mujeres acerca de cuáles son nuestras demandas y lo que queremos lograr.
Hay que cambiar la Constitución en Chile porque tiene un origen ilegítimo, lleva cuatro décadas de existencia y las reglas del juego que determina siguen perpetuando la desigualdad.
Tengo la convicción de que, aprobando ese cambio, vamos a lograr un cambio para Chile. Pero ello se hace con las mujeres y por eso el órgano constituyente tiene que ser paritario.
Yo estoy muy contenta y muy emocionada, señor Presidente.
Quiero destacar que la Biblioteca del Congreso Nacional lanzó el libro 109 parlamentarias en 209 años de historia del Congreso Nacional. Ha habido más de 4 mil parlamentarios hombres. Y nuestra historia, ¿dónde está?
Lo que queremos, al menos las que estamos acá, es abrir puertas a más mujeres, a dejar de dar un testimonio personal. Así que este ejercicio colectivo, que efectivamente nace del movimiento de mujeres y que se expresa en esta nueva generación, yo lo valoro mucho, porque es una suerte de chasconeo.
Yo pertenezco a otra generación, y esto fue como decir que es posible no resignarnos más y hablar de los temas que se encuentran pendientes: derechos sexuales y reproductivos, igualdad salarial, mayor representación política. Y efectivamente creo que en esa tarea debemos seguir.
--(Aplausos en tribunas).
"Lastesis" es la mejor expresión de eso, y además me evoca al movimiento sufragista de hace tanto tiempo. Lo mismo que ocurre acá les pasa a otras mujeres, compartimos la experiencia común de ser mujeres.
Creo que hoy día estamos dando un gran paso.
Voto a favor.
--(Aplausos en tribunas).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra el Senador Ricardo Lagos.


El señor LAGOS.- Señor Presidente, yo no tengo ninguna duda de que hoy se va a aprobar este proyecto. Quiero partir tal como iba a terminar: creo que la Senadora Carmen Gloria Aravena, el Senador Juan Castro, y entiendo que el Senador Manuel José Ossandón, van a votar a favor de esta propuesta.
Somos 43 parlamentarios en esta Sala; existen 24 votos asegurados más estos 3. Por lo tanto, la paridad se va a aprobar.
Y quiero valorarlo porque a veces es muy difícil tomar decisiones a contrapelo del sector al que uno representa. Pero aquí uno está para votar no solamente por sectores, sino que por conciencia individual, por valores propios. Desde ese punto de vista quiero relevarlo.
Señor Presidente, agrego algo que se ha dicho innumerables veces, pero que debe quedar para la historia fidedigna de esta ley: sí, todos los sistemas electorales generan distorsiones de alguna naturaleza o de otra.
Ninguno es perfecto. Ninguno es igual para las realidades distintas de los países. Hay sistemas electorales diferentes para sistemas parlamentarios, presidenciales. Hay sistemas que yerran en un sentido o en otro. Nuestro sistema actual está lleno de imperfecciones.
Podríamos argumentar que si comparamos a las Regiones Metropolitana, del Biobío o de Valparaíso desde el punto de vista de su población, con otras de Chile, que poseen menos habitantes, aquellas cuentan con una menor representación parlamentaria. Y, con relación al número de Diputados, ni hablar de la Capital respecto de Aysén. El sistema está lleno de distorsiones.
El binominal, que nos regía hasta hace poco, era una oda a la distorsión desde el punto de vista de que un sector debía doblar al otro para tener una representación mayoritaria y, si no, era un empate.
¡Era el único sistema en el mundo en que 33 era igual a 66 por ciento! Y nadie reclamaba tanto como ahora: aquellos que hoy día se encuentran tan incómodos con esto se olvidan de eso.
Los quiero dejar con una mirada optimista. En Chile han ocurrido tantas cosas importantes en los últimos tiempos, años, incluso. Pero ahora nos acercamos a trabajar una Constitución para la que, si hacemos bien las cosas, vamos a tener un plebiscito que se va a llevar a cabo de buena manera. Espero que se apruebe, estoy seguro de que va a ser así; y ojalá sea la opción que yo quiero con un cien por ciento de ciudadanos elegidos.
--(Aplausos en tribunas).
Les quiero decir que todo esto ha sido porque hay quienes han levantado la mano, porque se han movilizado y porque la sociedad chilena ha ido cambiando. Eso es lo que ha ocurrido. Nosotros hemos ido cambiando.
La Derecha chilena y la Izquierda chilena han ido cambiando en los últimos treinta años, pero el país se mueve siempre en una dirección: más libertades individuales, más derechos, más deberes.
Entonces, si ahora me van a decir que este sistema no es perfecto, les puedo señalar: "Sí, no es perfecto este sistema electoral"; ¡claramente no lo es!
Pero si vamos a errar en algo, yo estoy dispuesto a errar en favor de la paridad.
Ese sí es mi sesgo.
--(Aplausos en tribunas).
Por último, señor Presidente, y esto en un tono tal vez un poco más personal.
Yo seguí buena parte de los debates de mis colegas parlamentarias en la Cámara, en las Comisiones, y basta mirar a mi alrededor para darse cuenta de que acá existe cierta proporción de hombres y mujeres. ¡No hay que ser muy inteligente...! Y eso debe revertirse.
Si hoy día cuesta dar esta pelea, ¡cómo habrá sido a principios del siglo XX en Chile con el machismo imperante! Imagínense cuando las mujeres eran relativamente incapaces en forma jurídica al casarse, cuando no tenían derecho a voto, cuando no podían ser candidatas.
Entonces, cuando hablo de un tono más personal, también me refiero a una reivindicación para aquellas mujeres que lucharon desde fines del siglo XIX y principios del siglo XX, en quienes hago carne a mi tía, Fresia Escobar, una de las primeras alcaldesas en Chile. Ella formó parte del Consejo Nacional de Mujeres en 1919, que luchaba no solamente por los derechos civiles y políticos de las mujeres, sino también por el acceso al mercado laboral, al divorcio y a la natalidad.
Mujer, además, que sufrió todas las consecuencias de lo que hoy nosotros damos por descontado que se debe sancionar: fue víctima del femicidio, en pleno ejercicio de sus labores como alcaldesa.
Entonces, hemos hecho un enorme progreso. Sin embargo, que hoy día nos demos vuelta en que no encontramos el sistema electoral perfecto para tener uno más paritario, significa que estamos errando en el tema de fondo: existe capacidad para revertirlo.
Quiero agradecer a todos aquellos que van a votar a favor de la paridad y, en particular, a aquellos a quienes -comillas- les ha costado un poco más dar ese salto. También agradezco, en particular, a todas las organizaciones sociales, civiles, ONG y a todas las mujeres de Chile que han hecho posible que hoy día aprobemos este proyecto en el Senado. Ojalá este próximo domingo podamos tener una marcha como corresponde y con algo más que celebrar.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra la Senadora Carolina Goic.


La señora GOIC.- Señor Presidente, la verdad es que hoy es un día de muchas emociones, como se ha señalado. Recién revisábamos la historia sobre las parlamentarias chilenas en un libro -¡cuántas lo han mencionado y yo también quiero hacerlo!-, y veíamos a 109 mujeres y a un poco más de cuatro mil hombres.
Entonces, uno reflexiona: "Las cosas por inercia no funcionan". Y de eso nos estamos haciendo cargo, de un debate que nos ha tensionado. ¡Si de eso se trata: de ceder espacios, de ceder poder!
Garantizar espacios para las mujeres tiene que ver con ceder poder, y esos son los cambios que cuestan.
Creo que son innumerables los ejemplos, varios han sido traídos a colación. Y quiero decir hoy día que me siento orgullosa, feliz de participar de esta discusión con este tono en el Parlamento.
Agradezco efectivamente, como lo han hecho otros colegas, a todos quienes han estado detrás de este proyecto; sobre todo a varias aquí presentes -no las voy a mencionar, lo he hecho muchas veces públicamente- que han estado dispuestas a correr la línea, a atreverse, a ir más allá de lo que se esperaba, e incluso, a recibir críticas de su sector por eso. Pero han sido fundamentales en algo que va más allá de este Hemiciclo: hacernos cargo de lo que la ciudadanía quiere. Esto significa hacernos cargo de lo que la democracia necesita, de lo que la política requiere hoy día para su legitimidad y, además, implica abrir espacios.
Quiero reconocer el trabajo de todas las organizaciones, de tantas mujeres, por tantos años.
Yo recuerdo la tramitación de la Ley de Cuotas, que fue similar.
¡Cuánto costó debatirla dentro de los partidos!
¡Cuánto doble discurso hubo!
Cuántas veces aplaudían y se comprometían, pero al momento de llegar a establecer una fórmula había un problema. Y la convicción que fuimos generando, por supuesto encabezada por mujeres, pero también a la que se sumaron nuestros colegas hombres, permitió finalmente abrir espacios.
¡Cómo han cambiado los temas y los debates, que se ponen en la agenda pública, desde que se han ido incorporando más mujeres! Y eso que todavía estamos lejos lejos de la representación que necesitamos.
Entonces, cuando estamos frente a la posibilidad histórica de construir nuestra casa común, ¡cómo no se va a incluir esa mirada!
Yo confío en las mujeres, y eso quiero decirlo con mucha fuerza. Creo que este es un paso que entrega certezas a la ciudadanía de que la discusión sobre nuestra nueva Constitución va a ser un debate que nos puede convocar a todos; que busca generar un mejor Chile, un Chile más inclusivo. Ese Chile en que se encuentran representadas como corresponde las mujeres, en el que hacen su aporte. ¡Y me refiero a todas las mujeres, de todos los signos políticos, de todos los territorios!
De la misma manera, con la aprobación de este proyecto de ley hoy día no solo estamos garantizando el que las mujeres estén representadas, sino también los hombres. Estamos representando equilibrios, estamos hablando de paridad porque necesitamos ambas miradas; no una sobre otra, sino en conjunto. Eso es fortalecer nuestra democracia, de eso se trata.
Hay una gran mujer, Michelle Bachelet, quien siempre nos decía cuando tramitamos la Ley de Cuotas: "La dificultad está en que un espacio que ocupa un hombre sea cedido para que lo ocupe una mujer".
Y hoy día quiero agradecer las miradas tradicionales que se abren para que ese espacio no solo lo gane una mujer, sino para que lo gane Chile. Y estoy convencida de que esto hoy día nos garantiza más democracia y nos va a garantizar una mejor participación y también un proceso constituyente que nos lleve a ser un mejor país.
Así que muchas gracias a todos quienes lo van a hacer posible.
Voto a favor con gusto, señor Presidente.
--(Aplausos en tribunas).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene a continuación la palabra el Senador Alejandro Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, tengo el orgullo de que entre mis hijos las mujeres sean mayoría: cuatro mujeres y dos hombres.
Lo que buscamos hoy día es paridad. Y quiero decir que hay una buena nueva, porque la paridad llegó para quedarse. No es solo para la elección de los constituyentes. Si alguien cree que solo se aplicará para el proceso constituyente, se equivoca.
La paridad llegó para quedarse en los constituyentes, en el Congreso Nacional, en el Gobierno, en las empresas públicas.
Paridad en todo lo público. Este es el inicio; es el comienzo.
--(Aplausos en tribunas).
Y esa mitad, ese 50 por ciento de las constituyentes, de todos los sectores políticos, tiene una gran misión: hacer que la paridad se extienda a todo el aparato público. Y luego, por cierto, a lo privado.
Además, quiero señalar que los hombres no tenemos que hablar necesariamente de lo que las mujeres necesitan, de cómo deben hacer su vida, de cómo pueden ejercer sus derechos. Son ellas mismas las que deben ejercer la igualdad de representación de género, porque lo que cansa a muchas mujeres es que haya hombres por todos lados diciéndoles lo que hay que hacer, cómo hay que actuar o cómo han de ser esos derechos.
--(Aplausos en tribunas).
El mansplaining sucede cuando un hombre le explica algo a una mujer minimizando su sabiduría.
Hay aquí mismo, en esta Sala, en este Senado, mujeres que son excelentes compañeras, Senadoras que saben muy bien lo que es ser mujer. Y por eso pueden representar, reclamar en pos de sus necesidades.
¡Y lo han hecho permanentemente, con fuerza, con mérito y con decisión!
La paridad va a traer mayor representación y va a haber mujeres hablando por las mujeres, luchando por las mujeres. Y, a partir de la constituyente, habrá un 50 por ciento de ellas luchando para proveer la representación que se merecen estos 9 millones de mujeres que están fuera del Congreso, que están en todo Chile, que son una mayoría, y hoy día esta votación va a reconocer a la paridad como un principio.
Señor Presidente, voto a favor de la paridad.
--(Aplausos en tribunas).
¡No solo de la paridad en el proceso constituyente!
--(Aplausos en tribunas).
¡La paridad, que equivale a igualdad, siempre, de manera permanente y con dignidad!
No es una concesión; es una conquista. La paridad la han conquistado ustedes, queridas compañeras.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene a continuación la palabra el Senador Guido Girardi.


El señor GIRARDI.- Señor Presidente, tengo sentimientos encontrados. Ser protagonista de una de las historias más profundas y complejas a mí me produce, en cierta manera, orgullo, pero también me da vergüenza que tan tardíamente la sociedad chilena comience, de algún modo, a reparar el daño que se les ha hecho a las mujeres.
Pero Chile está cambiando.
Considero que también el proceso constituyente que estamos viviendo va en la misma dirección. Y quiero decir que no es solo una cuestión de Izquierda o Derecha; es la confrontación entre visiones para mí, en cierta manera, retrógradas, que no creen en la democracia, con actores de la sociedad que quieren darle espacio a la democracia, que quieren darle espacio a la diversidad.
Y el asunto tal vez es más profundo, porque aquí, como lo hemos visto, no es solamente una contienda entre Izquierda y Derecha -y no quiero ser descalificador-, sino entre visiones totalmente retrógradas y cavernarias y visiones que quieren restablecer derechos, reparar daños, corregir brechas.
¿Y por qué digo esto? Porque en Chile en este tiempo hemos sufrido un proceso dramático de violación de los derechos humanos. Muchas veces no se reconoce tal hecho, pero al menos existen instituciones que consignan que hay violaciones de derechos humanos: Human Rights Watch, Instituto Nacional de Derechos Humanos, Amnistía Internacional. Muchas instituciones validadas internacionalmente.
Pero tal vez la más grave de todas las violaciones de los derechos humanos es una suerte de hipocresía que transcurre silenciosamente, que transcurre de manera invisible: la violación sistemática de los derechos humanos de las mujeres.
Evidentemente, se discrimina a la mujer en nuestro país cuando, producto de esta visión patriarcal, en las isapres deben pagar el doble de lo que paga un hombre; cuando se producen femicidios y, como estos han sido casi normalizados, las mismas mujeres tienen que actuar para desinvisibilizar esas situaciones; cuando sistemáticamente perciben menores ingresos que los hombres; cuando en este Senado, y es la expresión más viva, hay 10 Senadoras de un universo de 43 parlamentarios que integran el Senado.
Acá hay una violación de los derechos humanos. Es la violación a un sector importante de la sociedad, que ha sido discriminado sistemáticamente.
Pero veamos la historia: en el año 1884 a las mujeres se les prohibió participar de las elecciones y solo pudieron votar en una elección presidencial hace 61 años.
Eso es vergonzoso y es lo tenemos que reparar.
Pero el asunto es cultural. Cuando en estudios científicos se les pregunta a niños pequeños ¿quién es una persona particularmente inteligente?, dicen: "un hombre y una mujer"; y a medida que van creciendo y se les pregunta lo mismo en la adolescencia contestan: "hombres". Porque esa es la cultura que se ha instalado, una cultura propietaria.
Y por eso me parece tan importante poder avanzar en esta dirección.
¿Y por qué resulta relevante terminar con esta visión patriarcal? Bueno, porque la historia de Chile, y parte de los problemas que tenemos, se relaciona fundamentalmente con esta mirada machista, esta mirada de los hombres: una mirada que pone por delante el individualismo, el egoísmo, la competencia.
Y tal vez lo que Chile necesita más que nunca para enfrentar las desigualdades y las exclusiones, para entender que la diversidad es una riqueza y no un problema, es incorporar la dimensión de lo femenino, de que no solo las mujeres puedan acceder a ciertas esferas, sino que los hombres también vivan un proceso de feminización, de valorar el altruismo, de valorar la solidaridad, de valorar la inclusión.
Entonces, como nunca en la historia del país, tal vez se requiere que haya igual contingente de hombres y de mujeres, pero no para que las mujeres se preocupen solo de las mujeres. Ya vivimos la visión patriarcal: durante siglos los hombres se preocuparon solo de los hombres. Necesitamos que en este siglo XXI tanto mujeres como hombres se preocupen del conjunto de los problemas que enfrenta la sociedad, porque así como hay brechas entre hombres y mujeres, hay brechas de desigualdades en todos los ámbitos.
En Chile, cuando una mujer está embarazada pierde sus derechos civiles. Los hombres resuelven por ella, y se le prohíbe decidir sobre su propia vida e interrumpir un embarazo. Para mí no puede haber un acto de denigración mayor para una mujer.
Y es difícil enfrentarlo.
A mí me toca presidir el Congreso del Futuro y les quiero decir que tratar de alcanzar paridad para que venga igual cantidad de mujeres y de hombres del mundo internacional es una tarea titánica...
Le pido un minuto, señor Presidente.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Puede continuar, señor Senador.
El señor GIRARDI.- Por lo tanto, bienvenido este día.
Pero les quiero señalar que, desde mi punto de vista, si bien es un día para alegrarse, porque estamos corriendo la frontera, porque estamos derribando muros, es también un día para hacernos cargo de todas las renuncias que hemos hecho.
Y esta sociedad no puede seguir renunciando ni en este campo ni en otro.
Y hago un llamado a todos los colegas que están acá a entender que -insisto- esta no es una lucha entre Izquierda y Derecha, sino entre aquellos que queremos construir un país para todos, un país que no quiere que la sociedad se siga rigiendo por esta Constitución que fue creada entre cuatro paredes, sino que se haga un proceso con una hoja en blanco, que sea la expresión de la participación de todos los chilenos y chilenas y no de una mayoría que creó esta Carta para defender sus privilegios e intereses.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- En conformidad a los acuerdos de Comités, y habiendo transcurrido una hora de debate, vamos a proceder a la apertura de la votación.
En votación el informe de Comisión Mixta.
--(Durante la votación).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador Ossandón.


El señor OSSANDÓN.- Señor Presidente, preguntémonos de qué estamos hablando hoy en nuestro país.
Hablamos de respeto, hablamos de dignidad, hablamos de generosidad, hablamos de igualdad, hablamos de tolerancia, hablamos de justicia y hablamos de "no más violencia en todas sus formas".
Hablamos, entonces, de los valores esenciales sobre los cuales se construyen los pilares de una sociedad, una sociedad que -espero- nos considere a todos y a todas.
No creo que en esta Sala alguien tenga dudas al respecto y, según lo que hemos conversado, nadie está en contra de la paridad, pero muchos estiman que el método de ajuste propuesto no es el conveniente.
Algunos colegas han dicho algo muy cierto: que ningún sistema es perfecto y que hoy día, con esta iniciativa, estamos pagando una deuda histórica hacia la mujer chilena, quien se lo merece y que, de alguna manera, tiene que representarnos.
Históricamente, hemos sido poco justos con las mujeres, y son ellas las que han sacado adelante a la mayoría de las familias chilenas. Me tocó ver por más de veinte años como alcalde cómo las mujeres sacaban arriba a sus familias. En mi caso, mi madre siempre fue el pilar de la casa y, en mi casa, mi señora sigue siendo el pilar de mi familia. Lo digo humildemente, pero así es.
La aprobación de este proyecto es un gesto menor de reconocimiento al significado de las mujeres para nuestro país y, más importante aún, espero que sea el punto de partida para cambios profundos en nuestra sociedad, porque, como decía uno de mis eslóganes de campaña, "las mujeres no puedes esperar más".
Desde el primer día me comprometí a apoyar esta iniciativa, porque la considero justa. Con el respeto que hemos tenido hacia quienes están en desacuerdo con la forma de cálculo, quiero decir que voy a votar a favor -hemos trabajado por eso-, a la vez que les pido a mis colegas que no les tengan miedo a los cambios, pues la paridad va a ser un aporte.
Si queremos una constitución legítima y que se mantenga en el tiempo, esta tiene que elaborarse en un proceso democrático, participativo y paritario. Si no, esta mesa nace con una pata coja.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
Señor Presidente, como aquí se han ofrecido muchas cosas, yo solo quiero hacer un pequeño homenaje. Acaba de morir don Juan Barrios, un hombre de cuarenta años que el pasado 9 de febrero estaba en un camión que fue quemado en La Araucanía. ¡Y murió!
Creo que es superimportante que se apliquen los criterios de tolerancia, de justicia, de respeto para todos los lados. Este país no quiere más la guerra entre la Izquierda y la Derecha; quiere progreso; quiere que nos pongamos de acuerdo, que seamos capaces de conversar y sacar adelante este país.
La paridad, sí, es un tremendo avance de justicia, pero también de sabiduría, porque la percepción, la forma de mirar, el modo de entender la vida, de parte de la mujer muchas veces es diferente de la nuestra y encierra una sabiduría muy potente.
Por lo tanto, señor Presidente, voy a votar que sí, como siempre lo he dicho.
Muchas gracias.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra el Senador Felipe Harboe.


El señor HARBOE.- Señor Presidente, es una alegría ser parte de este momento que, en verdad, es histórico. Es histórico porque se consagra la paridad ni más ni menos que en la convención constituyente que esperamos triunfe el día 26 de abril, órgano que decidirá la forma en que nos vamos a relacionar por los próximos treinta o cuarenta años.
Hoy, cuando estamos logrando algo que hace unos meses parecía imposible, es justo mirar hacia atrás y reconocer a muchas mujeres que a lo largo de la historia de nuestro país han luchado por los derechos de todas las mujeres.
Inés Enríquez, Intendenta del Biobío y primera parlamentaria; Eloísa Díaz, primera médico; Anita Lizana, tenista; Cristina Calderón, última mujer yagán del planeta; Gabriela Mistral, premio nobel; Violeta Parra; María Teresa Ruiz; Marta Colvin; las chupalleras de Ninhue.
Cómo no recordar también a aquellas mujeres que día a día trabajan de asesoras del hogar, que hacen el aseo, que también están en las calles y que no son de renombre. ¡Pero por Dios que han luchado también por sacar adelante a este país, a sus familias enteras!
Asimismo, corresponde hacer un reconocimiento a la mujer que abrió la puerta, probablemente, a esta era de cambios. Me refiero a nuestra ex Presidenta Michelle Bachelet Jeria.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
Venga para ella mi reconocimiento, porque con valentía debió soportar a una Oposición sin piedad, mientras luchaba por abrir espacios de participación. Antes se incomprendía la necesidad de una nueva Constitución, y nos decían que esos eran problemas de los políticos. ¡Por Dios que tenía razón Michelle Bachelet, porque hoy día estamos iniciando un proceso constituyente que debimos haber empezado hace años!
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
Vaya mi reconocimiento también a la primera mujer Presidenta de este Senado, a Isabel Allende, con quien tengo el orgullo de compartir este Hemiciclo hoy día.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
Y, por cierto, mi reconocimiento a quien será nuestra futura Presidenta del Senado, la segunda mujer en presidir esta Corporación, mi amiga Adriana Muñoz.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
He sido testigo de importantes cambios en materia de libertades y derechos en temas de mujer en nuestro país. Me correspondió ser Presidente de la Comisión de Constitución cuando terminamos con el sistema binominal y logramos instalar la ley de cuotas. ¡Por Dios que nos costó aquello, pero lo logramos!
Luego, me tocó participar en la Comisión de Constitución, cuando parlamentarias y parlamentarios dimos una lucha, junto a muchas organizaciones sociales de mujeres, para consagrar el aborto en tres causales. ¡Lo conseguimos!
Y, recientemente, me correspondió, también como Presidente de la Comisión de Constitución, lograr la aprobación de una normativa muy importante: la Ley Gabriela.
Y hoy, muy contento, soy parte de este Hemiciclo para decir que vamos a apoyar con fuerza la paridad de género en el órgano constituyente.
Hoy conseguiremos que la institución que va a decidir la Nueva Constitución Política sea paritaria. Y este no es un cambio menor. Es muy importante que el nuevo pacto social, que debe regular las relaciones entre chilenas y chilenos por los próximos treinta o cuarenta años, represente la diversidad de la sociedad y sea escrito por constituyentes hombres y mujeres en igualdad y proporción. Es muy relevante, porque nuestra sociedad es diversa y, por lo mismo, nuestra Constitución tiene que recoger esa diversidad.
Asimismo, valoro la postura de quienes valientemente han decidido enfrentar el conservadurismo y cruzar la vereda política para apoyar este proyecto. Vaya mi reconocimiento a la Diputada Marcela Sabat y a los Senadores y las Senadoras que han ayudado en esta materia.
Agradezco a quienes hicieron posible llegar hasta acá: a las miles de mujeres que se han manifestado en estas materias; también a quienes nos apoyaron en la Comisión de Constitución y en las Comisiones unidas; a Marcela Ríos, quien nos aportó evidencia técnica; a la Red de Politólogas; a la Corporación Humanas, y muchas otras organizaciones que, de una u otra forma, participaron activamente en este proceso que hoy culmina con una aprobación en este Hemiciclo.
Señor Presidente, por las mujeres de ayer, por las mujeres de hoy, por las mujeres de mañana, por mi madre y por mis hijas, voto a favor.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra la Senadora Yasna Provoste.


La señora PROVOSTE.- Señor Presidente, quiero partir felicitando lo sucedido hace pocas horas en la Cámara de Diputados, donde de manera transversal fue aprobada la paridad de género para la elección del órgano que deberá redactar una nueva propuesta de Constitución democrática y legítima para nuestro país.
Ahora le corresponde al Senado ratificar esa decisión, porque nuestras democracias requieren que las mujeres tengamos los mismos derechos, oportunidades y una plena participación.
Sin embargo, en nuestras comunidades las mujeres seguimos siendo víctimas de desigualdad de derechos, de oportunidades y de participación.
Muchas de quienes estamos en el Parlamento, de una u otra forma, hemos sido promotoras o protagonistas de importantes transformaciones en beneficio de las mujeres.
La paridad es una causa justa pero, a la vez, indispensable para el desarrollo de la humanidad.
La democracia demanda una mayor participación de las mujeres.
En nuestra opinión, señor Presidente, no puede haber un Estado neutral. Al contrario, tiene que generar políticas que se hagan cargo de estas asimetrías y dificultades. Y ello supone que las fuerzas políticas no solo proclamen la igualdad de género, sino que actúen consecuentemente para materializarla en la ley y en los hechos.
De nada sirve que algunos escriban textos o hablen en favor de las mujeres si después aquí votan en contra de iniciativas como la que nos ocupa.
--(Aplausos en tribunas).
Debemos tener un Estado que se la juegue por las mujeres, que se la juegue por generar esas posibilidades. Por lo tanto, qué importante es vincular igualdad de género, igualdad de oportunidades, igualdad de derechos con actividades que den mayor participación a las mujeres en las decisiones políticas que vienen.
Pero todos sabemos que las desigualdades tienen una historia muy larga.
Hemos sido marginadas o subrepresentadas en los procesos de toma de decisiones.
El libro que tengo en mi mano da cuenta de la historia de la vida republicana de Chile. Más de 4 mil hombres han inscrito sus nombres en la historia como parlamentarios. En esos mismos años, solo 109 mujeres. Hay que generar legislaciones que colaboren a corregir estas discriminaciones.
Para alcanzar mayor proporcionalidad de mujeres en la Administración Pública, en los poderes de decisión, podríamos decir que necesitamos "mover montañas". Efectivamente, de eso se trata: tenemos que actuar con una energía y una voluntad que permitan mover montañas.
Entonces, necesitamos mujeres como las que fueron capaces de organizarse en la Cámara de Diputados; mujeres como las que hemos sido capaces de organizarnos en el Senado; mujeres como las que han sido capaces de organizarse a lo largo y ancho de nuestro país; mujeres que desde las calles reclaman el legítimo derecho no solo a poder votar, sino también a ser elegidas y participar activamente.
Las mujeres llegamos al mundo de la política para quedarnos. Llegamos a tomar las decisiones para siempre. Y no solo las sencillas, sino ¡todas las decisiones!, particularmente las relativas a cómo vamos a escribir la próxima Constitución.
No tenemos tiempo que perder.Debemos actuar para que las mujeres y los hombres tengan las mismas oportunidades y los mismos derechos a la participación.
Por ello, quiero invitar a los hombres de este Hemiciclo y también, por supuesto, a las mujeres a que estemos a la altura de lo implica esta iniciativa.
Lo que hoy discutimos es una reforma constitucional presentada por parlamentarias como Erika Olivera, Marcela Sabat y Camila Rojas, y los Diputados Leonardo Soto, René Saffirio, Matías Walker y Miguel Crispi.
No se trata de un tema de izquierdas o derechas, de progresistas o conservadores, sino de un compromiso con la democracia y con la modernización del país.
¡No tenemos tiempo que perder! ¡Hagamos oír nuestras voces!
Señor Presidente, hemos escuchado a muchos decir: "Mire, no nos gusta la fórmula". ¡Siempre para oponerse a la participación de las mujeres van a encontrar excusas!
Yo apruebo la paridad y estoy convencida de que le hará bien al alma de Chile.
Voto a favor, señor Presidente.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra el Senador José Miguel Insulza.


El señor INSULZA.- Señor Presidente, solo quiero expresar unas breves palabras para celebrar este momento, porque las declaraciones de votos que se han hecho llaman a una celebración. Este proyecto va a ser aprobado.
Ahora, quiero poner énfasis en la importancia que este hecho encierra dentro de una etapa de la historia de la humanidad, que es mucho más largo y más grande.
Yo siempre he dicho que toda época histórica tiene sus hitos, sus momentos; tiene cosas que se recuerdan.
Ciertamente, vamos a recordar esta época por los grandes avances de la ciencia y la tecnología. Pero acontecimientos de similar naturaleza ya ocurrieron en otros tiempos.
La vamos a recordar también por el surgimiento, en varias naciones del mundo, muchas más que nunca, de la democracia. Pero han existido democracias anteriormente.
Recordaremos esta época por un conjunto de desarrollos vinculados a la salud y a la educación, los cuales han hecho que los seres humanos de hoy tengan acceso a muchos más adelantos que antes. Pero algo similar ha ocurrido en otros momentos.
Sin embargo, hay una cosa que no tiene precedentes en la historia de la humanidad: la particularidad del movimiento por igualdad y libertad de la mujer. Y eso es lo que transforma a este hecho en algo tan fundamental y valioso.
No tiene -repito- precedente histórico. No se recuerdan en la historia de la humanidad momentos en que haya existido como tal la igualdad de género, la cual todavía no se logra. ¡No! Estamos en medio de ese proceso. Lo que celebramos hoy día no es una culminación, aunque me queda la sensación de que para algunos pareciera que lo es.
Todavía falta mucho en materia de igualdad de género.
Todavía hay que terminar, ciertamente, con la desigualdad económica.
Todavía hay que terminar con la violencia.
Todavía hay que terminar con las bromas bastante idiotas, los gestos despectivos, los malos tratos, el ninguneo, el tratamiento relativamente indecoroso que aún existe hacia la mujer.
¡Nos falta mucho por andar!
Leí hace unos días un estudio que sostiene que, al ritmo que va -y es uno mucho más acelerado-, probablemente la igualdad de género será alcanzada a fines de este siglo.
Este es un hito dentro de una batalla que se da en Chile y en el mundo. Hay lugares donde la mujer todavía está muy atrás. Este mensaje que estamos mandando hoy llegará a naciones donde las mujeres no tienen derecho a voto.
Hay países en los cuales recién las mujeres tienen autorización para manejar un automóvil. Hay países en los cuales de manera solapada todavía nacen -entre comillas- más hombres que mujeres, porque se abortan más mujeres y se asesinan más niñas.
Nos encontramos en un proceso de la historia de la humanidad que estoy seguro será recordado de manera única.
Yo felicito, entonces, a las mujeres que han hecho posible esto. Se ha recordado ya a aquellas que dejaron una huella en momentos en que el proceso era mucho más complejo.
Creo que lo que podemos hacer hoy día es adoptar un compromiso: incluir, cuando llevemos adelante el proceso constituyente, la igualdad de género como un tema constitucional fundamental.
Comprometamos también la igualdad de salarios.
Comprometamos también la eliminación de la violencia.
Comprometamos también que toda mujer que nace y que se une a este movimiento va a tener cada día más derechos, más igualdad y más libertad.
Yo voto que sí, señor Presidente, convencido de que es posible marcar nuestra época; de que Chile está imprimiendo un sello en nuestros tiempos y de que llegaremos a la igualdad de género, a la cual la mujer siempre tuvo derecho, por cierto, pero que hoy está alcanzando de manera más acelerada y más global que nunca.
Muchas gracias, señor Presidente.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador Latorre.


El señor LATORRE.- Señor Presidente, hoy estamos votando un proyecto que busca garantizar la paridad de género en el órgano constituyente. Esta versión, que votamos hoy, proviene de la Comisión Mixta y ya fue aprobada por la Cámara de Diputados. En la actualidad, las mujeres de nuestro país están haciendo historia, para Chile y para el mundo.
Podemos encabezar un proceso constituyente único en momentos en que el feminismo, alrededor del mundo, alega justicia en muchos planos de la vida social: entre ellos, en la representación política y en la esfera pública, donde se toman decisiones que nos afectan a todos, a todes. Así, las marchas durante el 8M, el movimiento Ni una Menos y el despliegue de las feministas durante este proceso de movilización (a través de actos realizados, por ejemplo, por el colectivo Lastesis) solamente han hecho evidente las múltiples formas de opresión y dominación de un género contra otro en unas estructuras patriarcales.
En un país en que más del 50 por ciento de su población corresponde a mujeres es muy grave la subrepresentación que la mitad del país posee en espacios de poder político. En la misma Cámara Alta solo hay diez Senadoras, que alcanzan al 23 por ciento del total. Por eso es tan importante que este año asuma la Senadora Adriana Muñoz como Presidenta de esta Corporación, a quien obviamente apoyaré.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
En cuanto a lo que en particular votamos en este momento, muy rápidamente -porque ya Sus Señorías lo han dicho- quiero señalar lo siguiente.
Posee un mecanismo de paridad de entrada:
-Listas siempre encabezadas por mujeres y con integración alternada: mujer, hombre, mujer, hombre, en fin; por distrito, y en cebra.
-En distritos más pequeños (eligen menos representantes, de tres a cuatro convencionales) existe la posibilidad de presentar hasta seis candidaturas, por lo que partidos e independientes tendrán la seguridad de que podrán completar sus listas con candidaturas de ambos sexos que permitan realizar esta asignación paritaria.
En seguida, el proyecto posee un mecanismo de paridad de salida, de resultado final.
Se entenderá que existe paridad cuando la diferencia de género del número de personas electas en el distrito sea de cero (misma cantidad de hombres y de mujeres en distritos pares) y que hay equilibrio de género cuando esa diferencia sea de uno (solo una persona más de un género en distritos impares).
En todos aquellos distritos en que inmediatamente se dé paridad o equilibrio de género, luego de la aplicación de la cifra repartidora (de acuerdo al número de votos por lista y por partido o independientes dentro de una lista asigna escaños), se asignan estos a las personas electas.
En caso de que no se cumpla el equilibrio o paridad, se aplican un conjunto de reglas para realizar la asignación paritaria, cuestión de la que ya se ha dado cuenta acá, por lo que no voy redundar en ello.
Señor Presidente, simplemente quiero hacer un llamado a la Sala sobre el particular, y reconocer, agradecer, valorar el aporte de Senadores y Senadoras de Gobierno que se han sumado para apoyar la paridad. Lamento que un sector importante de la Derecha de nuestro país no esté dando su pronunciamiento favorable en este momento; pero al menos están los votos necesarios y suficientes para aprobar el informe de la Comisión Mixta.
En verdad, quiero valorar y agradecer a aquellos parlamentarios de la Derecha que están votando a favor.
Señor Presidente, permitamos que el proceso de construir un nuevo pacto social, una nueva Constitución comience con la legitimidad de posibilitar que la mitad de la población, que las mujeres de Chile integren paritariamente este órgano constituyente. Tengo la convicción de que las mujeres pueden representar de mejor manera a las mujeres, aunque los hombres hagamos esfuerzos por deconstruirnos. Yo me considero un aliado del feminismo, pero en ningún caso pretendo reemplazarlas en su rol histórico.
¡Ustedes se tienen que tomar el poder!
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
Los hombres debemos aprender a ceder ese poder y a compartirlo en los espacios de toma de decisiones en nuestra sociedad.
Estoy seguro de que en el plebiscito del 26 de abril ganaremos por una abrumadora mayoría el "Apruebo" por una nueva Constitución para Chile y la convención constitucional cien por ciento integrada por la ciudadanía, sin parlamentarios.
Ese órgano constituyente será paritario. Y espero -porque todavía se halla pendiente- que también tenga escaños reservados para pueblos originarios.
¡Voto a favor, por una Constitución paritaria!
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- A continuación, tiene la palabra el Senador señor Pizarro.


El señor PIZARRO.- Señor Presidente, de manera muy breve quiero dejar un testimonio acerca de lo que implica esta señal política que hoy día está dando el Congreso Nacional al aprobar este proyecto sobre paridad para la convención constituyente, que implica asumir el compromiso de avanzar todo lo que se pueda y todo lo que sea necesario en materia equidad, de igualdad de género.
Hay un debate respecto de si es "equidad" o "igualdad". Lo importante -y esa es la discusión que me alegro de haber tenido esta tarde- es que aquí no estamos discutiendo sobre un sistema electoral; no estamos discutiendo una fórmula; no estamos discutiendo cómo un partido, un movimiento o un independiente tienen mayor o menor posibilidad desde el punto de vista electoral. Lo que nos hallamos debatiendo acá es si somos capaces en nuestra sociedad de avanzar todo lo que se precisa en equidad de género.
Varios colegas ya lo han dicho: aquí no estamos hablando de un sistema electoral, sino de la necesidad de avanzar todo lo que sea necesario en una sociedad conservadora, que normalmente hace un debate hipócrita con respecto a la igualdad de género.
Avanzar en terminar con la discriminación laboral, que no justifica que a una misma función, a una misma profesión, a una misma responsabilidad las mujeres ganen siempre menos.
Avanzar en terminar con la violencia de género.
Avanzar en terminar con la discriminación cultural que, lamentablemente, todavía se produce en muchas zonas rurales de nuestro país respecto del rol de la mujer.
Señor Presidente, quiero dejar constancia de que el debate que estamos realizando hoy día, el paso que estamos llevando a cabo ahora me recuerda varios otros que hemos dado en el Congreso Nacional a lo largo de su historia, al menos del año 90 a la fecha.
La discusión que tuvimos hace décadas para terminar con la ignominia que significaba la desigualdad entre hijos legítimos e ilegítimos constituyó un avance gigantesco en pro de la dignidad de esas madres a las que no se les reconocían a sus hijos como iguales porque carecían de sustento legal.
¡Fue una batalla por la dignidad!
La lucha que dimos por conseguir avanzar en materia de divorcio en nuestro país.
Lo que se ha testimoniado acá con relación a la despenalización del aborto en tres causales de manera excepcional.
Todos esos debates que han implicado ir corriendo la cerca, avanzando objetivamente hacia mayores niveles de igualdad es lo que debemos celebrar hoy día.
Señor Presidente, en Latinoamérica hay muchas naciones que han avanzado en democracia, a través de una ley de cuotas, en mayores niveles de igualdad: Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador, México, Costa Rica.
¡Nuestro país no se puede quedar atrás!
Está comprobado que en los parlamentos, en aquellas instancias de decisión con mayor participación femenina se generan leyes de mejor calidad, porque existe una forma distinta de ver las cosas.
--(Aplausos en tribunas).
Hay un sentido más humanitario, que le da más dignidad a cualquier marco legal, a cualquier proyecto de ley, porque las mujeres cuentan con una capacidad de sensibilidad distinta y de mejor calidad que la que tenemos los hombres.
Me siento orgulloso de estar hoy día participando con mi voto favorable respecto de un proyecto que -como alguien dijo acá- llegó no solo para garantizar la paridad de género en la integración del órgano constituyente, sino también para avanzar en todo lo que sea necesario en materia de igualdad y de equidad de género, a fin de mejorar la calidad de vida de todos nuestros compatriotas.
Voto a favor.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor QUINTANA (Presidente).- A continuación, tiene la palabra el Senador Álvaro Elizalde.


El señor ELIZALDE.- Señor Presidente, siempre he creído que la modernidad no tiene que ver con la tecnología, sino con las relaciones sociales, y que los avances civilizatorios se miden en cuán simétricas, cuán igualitarias somos capaces de establecer las relaciones entre los seres humanos.
Los chilenos se han alzado durante todas estas semanas ante las injusticias. Pero si hay una injusticia que ha acompañado toda nuestra historia, no solo la de Chile, sino también la universal, es la discriminación de que son víctimas permanentemente las mujeres.
Por tanto, el principal desafío que tenemos es generar una verdadera igualdad de género con un importante cambio cultural, en que los hombres aprendamos a estar al lado o detrás de las mujeres.
Ese es el desafío.
Por eso lo que se vota hoy no es secundario. Da cuenta de la forma en la cual vamos a desarrollar un proceso constituyente para garantizar que la diversidad de Chile se exprese de la mejor manera en la Convención Constitucional, y que, por tanto, la ciudadanía, todas y todos, seamos protagonistas de la elaboración de una nueva Constitución, que deje de ser un factor de división como ocurre con la Carta actual y se transforme en un elemento de unidad.
Cuando Lucila Godoy Alcayaga, Gabriela Mistral, fue reconocida con el Premio Nobel de Literatura en 1945, no tenía derecho a voto en su propio país, en Chile.
En 1934 se aprobó la normativa que concedió, para las elecciones municipales, el derecho a voto de las mujeres. Se realizó por primera vez su participación en 1935, y tuvieron que pasar casi dos décadas para que recién en 1952 las mujeres pudieran votar en la elección presidencial, en la elección parlamentaria y, lo más importante, para que fueran candidatas. Y la iniciativa respectiva fue patrocinada por Senadores de un amplio espectro político: Arturo Alessandri; Marmaduke Grove, fundador del Partido Socialista; Horacio Walker, falangista, y, por cierto, Salvador Allende Gossens.
Aquel constituyó un salto civilizatorio fundamental, que si bien tuvo que ser suscrito solo por hombres -porque hasta ese entonces solo hombres conformaban el Congreso Nacional-, fue el resultado de la organización de las mujeres que se movilizaron por el derecho a sufragio. Y por eso conviene y vale la pena recordar a Elena Caffarena y a Amanda Labarca.
Hoy ha acontecido lo mismo: las mujeres se han organizado, se han movilizado; han generado el orgullo nacional, de todas las chilenas y de todos los chilenos, de ver cómo han clamado y reclamado por sus derechos y porque tengamos una convención paritaria, desafío fundamental para lo que tenemos por delante.
Señor Presidente, lamento que este proyecto no sea aprobado por unanimidad en la Cámara de Diputados y en el Senado.
Y lo digo con mucha humildad: aquellos que se han opuesto sistemáticamente a este tipo de iniciativas tendrán que dar cuenta ante la historia, porque cuando hace siete décadas se reconoció el derecho a sufragio a las mujeres también hubo quienes se opusieron.
Por ello quiero hacer un especial reconocimiento a todas las organizaciones de mujeres que se han movilizado: a la Red de Politólogas, quienes tuvieron un rol activo en la elaboración de este proyecto, y a todas las parlamentarias, de Gobierno y Oposición,...
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
... que empujaron porque este se hiciera realidad.
Insisto: un paso civilizatorio, un salto para establecer relaciones sociales sobre la base del respeto a la dignidad de todas y de todos y, también, del respeto a la diversidad.
Son muchas las tareas que quedan pendientes. Pero en este día histórico al menos no deberemos dar explicaciones de por qué Chile no tiene una convención constitucional paritaria.
Con la Primavera Árabe, Túnez, país musulmán del norte de África, eligió a quienes redactaron su nueva Constitución a través de un sistema paritario. Por eso resulta francamente absurdo que haya quienes se opongan todavía a que en pleno siglo XXI Chile no tenga paridad en el proceso constituyente.
Y digámoslo con toda claridad: si el proceso constituyente va a ser paritario, resulta imposible, afortunadamente, que el próximo Congreso Nacional...
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Su Señoría dispone de un minuto adicional para finalizar su intervención.
El señor ELIZALDE.- Decía, señor Presidente, que si el proceso constituyente y la convención constitucional van a ser paritarios -y lo señalo con toda fuerza-, será imposible, afortunadamente, que los congresos nacionales que se elijan en el futuro por votación democrática no lo sean.
¡La paridad llegó para quedarse!
Voto a favor del informe de la Comisión Mixta.
--(Aplausos en tribunas).
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Coloma.
--(Manifestaciones en tribunas).
El señor COLOMA.- No, señor Presidente.
El señor QUINTANA (Presidente).- Quiero hacer una cordial invitación a quienes nos acompañan en las tribunas a esperar a que termine todo este debate.
Aún quedan cinco Senadores y Senadoras inscritos, y debemos escucharlos a todos.
--(Manifestaciones en tribunas).
Estamos con tiempos mínimos de intervención: cinco minutos.
Yo les pido un esfuerzo en tal sentido. Sé que llevamos muchos años en esto, pero todos los parlamentarios tienen derecho a emitir su opinión, por mucho que a algunos puede no parecerles pertinente.
El señor LAGOS.- Informe que la votación está abierta, señor Presidente.
El señor QUINTANA (Presidente).- Además -buen alcance, Senador señor Lagos-, la votación está abierta. Y para conocer su resultado -porque algunos no se han pronunciado todavía- necesitamos escuchar a todos los parlamentarios.
Tiene la palabra la Senadora Ena von Baer.


La señora VON BAER.- Señor Presidente, creo que hoy...
--(Manifestaciones en tribunas).
... podría haber sido un día de unidad, un día de alegría para todos, un día de acuerdos y un día de esperanza. Porque, tal como indicó la Senadora Goic en su intervención, la invitación que se les hace a los chilenos se supone que es para ser capaces de construir la casa de todos, la casa de los acuerdos; para ser capaces de convocar a todos en esa nueva Constitución; para construir ese futuro en que todos estemos de acuerdo.
¿Y por qué señalo que hoy podría haber sido el día que nos diera esa esperanza? Lo digo porque, en este caso, no teníamos una diferencia de fondo en la materia, porque nosotros propusimos también tres mecanismos distintos de paridad. Pero cuando yo escucho acá a la Sala y observo lo que ocurre alrededor nuestro, lo que veo no es la democracia, sino que unos son los buenos y los otros los malos. No son los que piensan distinto a mí...
--(Manifestaciones en tribunas).
... como en una democracia. Pero aunque piensen distinto a mí yo los respeto y los escucho, porque puede ser que aprenda algo de ellos.
La democracia se trata de eso, de escuchar al otro y de llegar a un consenso, no de imponer una visión, menos cuando hay un acuerdo de fondo.
Claro que ganan las mayorías y pierden las minorías. Pero, en verdad, la democracia busca llegar a acuerdos. Y el día de hoy lo que me muestra aquello me produce profunda desesperanza. ¿Por qué? Porque no escuché a ningún colega -¡a ninguno!- reconocer que nosotros propusimos tres mecanismos distintos de paridad.
Aquí hay algunos que se supone son los buenos, que están a favor de las mujeres, y otros que son los malos, que se supone están en contra de ellas.
Aquí hay algunos que son -no sé cómo- los que se iluminaron con la verdad y lo correcto y hay otros que son los incorrectos, los cavernarios y los que parece que no tienen espacio en esta sociedad porque hay alguien que quiere imponer su visión incluso con violencia.
--(Manifestaciones en tribunas).
Pero no solo con violencia, sino que además con falta de respeto a la visión y a la opinión del otro.
¡Señor Presidente, así no se construye una democracia!
¡Así no sé cómo vamos a construir la futura Constitución que se supone va a ser la casa de todos, si ya ni siquiera es legítimo votar de una u otra manera en el plebiscito!
¡No, señor Presidente!
Si una persona opina de manera distinta, no la escuchan, le dan la espalda, la golpean, no la dejan pasar y le dicen que solo si realiza el acto de bajarse del auto y de hacer un baile,...
--(Manifestaciones en tribunas).
... como en la Alemania nazi, le permitirán entonces decir su opinión, con suerte, porque de otra manera se ejerce violencia.
Señor Presidente,...
--(Manifestaciones en tribunas).
... nosotros señalamos tres fórmulas distintas para alcanzar la paridad. De hecho, la proposición del Senador Galilea lograba 50 y 50 por ciento de paridad de todas maneras.
La opción que se ha planteado acá consigue entre 40 y 45 por ciento de paridad. Pero tiene un problema, y lo señala la misma propuesta, no lo digo yo: "En caso que no se pudiera mantener el escaño en el mismo partido, se proclamará convencional constituyente, en lugar del candidato o candidata menos votado del sexo sobrerrepresentado, al candidato o candidata del sexo subrepresentado más votado de la misma lista o pacto".
¿Qué puede ocurrir?
--(Manifestaciones en tribunas).
La señora EBENSPERGER.- ¡Presidente!
El señor PÉREZ VARELA.- ¡Presidente, por favor!
La señora VON BAER.- Presidente, ¿así se quiere lograr la casa de todos?
--(Manifestaciones en tribunas).
Presidente, ¿así queremos llegar a acuerdos?
Yo lo lamento, porque concurrimos a la votación de noviembre pensando en que sí íbamos a ser capaces. Pero hoy se dijo que si no se votaba ahora, iba a haber violencia el lunes. Por tanto, si uno no vota de una cierta manera, habrá violencia.
Es por eso que algunos dicen que en la Constituyente no se va a poder hablar, que la votación tendrá que ser secreta. ¿Saben por qué? Porque hay miedo a la violencia, a que se ejerza la misma violencia que se está ejerciendo en esta Sala hoy. Y yo lo lamento, porque creo en la democracia y en la tolerancia, en el respeto al otro, en escuchar al otro.
Nosotros estamos a favor de la paridad, pero no creemos que sea correcto que si sale electo...
El señor QUINTANA (Presidente).- Muchas gracias, Senadora Ena von Baer.
La señora VON BAER.- No, Presidente. Quiero terminar.
La señora EBENSPERGER.- ¡Déjela que termine, Presidente!
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene treinta segundos más, porque la interrumpieron.
La señora VON BAER.- Señor Presidente, no estoy de acuerdo con que si sale electo un hombre de la Democracia Cristiana sea reemplazado por una mujer del Partido Socialista, porque el votante eligió una visión de sociedad.
No creo que se tenga que meter la mano en la urna para lograr la paridad. Teníamos una alternativa distinta, pero no fue posible llegar a acuerdo, porque había que imponer una visión y ganar políticamente.
¡Lo lamento!
Gracias, señor Presidente.
He dicho.
--(Aplausos en la Sala).
El señor QUINTANA (Presidente).- Bien.
Les quiero agradecer a quienes se han manifestado de manera silenciosa y con respeto, porque, efectivamente, llegar a este punto también requiere de un ejercicio de mucha tolerancia y el Senado debe recoger todas las visiones.
Así que de verdad les agradezco a quienes se manifestaron en forma silenciosa.
Tiene la palabra, a continuación, la Senadora Adriana Muñoz.


La señora MUÑOZ.- Gracias, Presidente.
Hoy día, 4 de marzo, me siento, como muchas otras colegas lo han planteado, viviendo un momento solemne. Como mujer y feminista lo vivo con emoción: la emoción de tener la certeza de que estamos cerca de conquistar la paridad. La veíamos muy lejos en el horizonte. Si hace muy poco logramos aprobar, con dificultad y después de diez años de tramitación, la Ley de Cuotas. Nos parecía muy lejana la posibilidad de la paridad.
Y es que hasta antes del 18 de octubre, señor Presidente, las paredes de este Parlamento eran menos permeables a cambios culturales y a avanzar con mayor rapidez en la desconstrucción del poder político-cultural del patriarcado, lo cual hoy día se hace posible con esta votación que nos va a permitir aprobar la Ley de Paridad y alterar esas normas que constituyen la verdadera violencia. Porque las normas que generan desigualdad, sometimiento, la no posibilidad de participación plena de las mujeres son violentas.
Esa es la verdadera violencia que yo quiero poner en el tapete de la discusión hoy día,...
--(Aplausos en tribunas).
...no referirnos a situaciones que expresan procesos sociales distintos.
De verdad, las mujeres durante siglos hemos vivido esta violencia.
Alguien dijo que es medio vergonzoso tener que hacer visible a través de una ley lo que es obvio. Es obvio que las mujeres somos la mitad de la humanidad; es obvio que las mujeres somos más de la mitad del electorado. Sin embargo, hay todo un entramado cultural, político que se llama "patriarcado" que nos somete.
--(Aplausos en tribunas).
¡Y hemos estado sometidas durante siglos!
Es por eso, señor Presidente, que yo seré muy breve, porque entiendo que todos queremos aplaudir lo que vamos a lograr esta tarde, para decir que me emociona también la transversalidad en la toma de decisiones de los cambios culturales.
Felicito a Marcela Sabat, a Ximena Ossandón, a Paulina Núñez, a tantas mujeres que son del Gobierno. También a los hombres. Vi la lista de todos los hombres del sector oficialista que votaron a favor. Y eso le da una solemnidad aún mayor a este momento.
--(Aplausos en tribunas).
Los cambios culturales tienen que ser cambios basados en un acuerdo, aunque no total. Sabemos que hay distintas visiones, pero sí es fundamental que la cultura de la igualdad, la cultura del respeto entre hombres y mujeres se construya entre todos y por cierto que será de a poco, porque ¡por Dios que cuesta despojarse del poder!
Entendemos que esta es una lógica no de confrontación, pero sí de abrir espacios, de conquistar libertades para nosotras las mujeres y eso requiere, por cierto, una convivencia de conflicto en las primeras etapas con los hombres.
Pero también quiero valorar muchísimo, además de la transversalidad de la votación que se dio hoy día en la Cámara de Diputados, el cambio que uno percibe en los propios colegas parlamentarios. Yo creo que las integrantes de la Comisión de Mujer y Equidad de Género vimos el gesto de apertura, el gesto de comprensión de nuestros colegas hombres que constituían la Comisión de Constitución, y nos dieron el espacio. Eso significa también que estamos mirándonos entre nosotros, hombres y mujeres, en la relación cotidiana de nuestro trabajo, en las Comisiones y en la Sala, con más respeto, con más igualdad y con la decisión de avanzar en desconstruir, en sacar de la ley y del derecho estas normas anquilosadas que provocan tanta humillación, tanto dolor, tantas muertes de mujeres.
La ley, el derecho son violentos para las mujeres: ¡desconstruyámoslo!
Este es un paso muy importante, señor Presidente.
¡Y qué vivan este 8 de marzo, este 4 de marzo!
¡Qué viva la Ley de Paridad!
He dicho, Presidente.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor QUINTANA (Presidente).- Le ofrezco la palabra, a continuación, al Senador Francisco Huenchumilla.


El señor HUENCHUMILLA.- Señor Presidente, lo que hoy día estamos discutiendo y votando es un hito fundamental en la incorporación de la mujer a los espacios públicos de la sociedad chilena. Pero este hito se enmarca dentro de un proceso general mucho más amplio, un proceso político y un proceso cultural. Porque, como aquí señalaron algunos señores Senadores, las mujeres han dado una larga lucha, a través del tiempo, que se ha manifestado en numerosas leyes que han recuperado su papel importante en el ámbito privado. Pero hoy día estamos haciendo un hito en el ámbito de la participación de la mujer en el Estado y en la toma de decisiones, o sea, en el ámbito público.
Sin embargo, creo que es menester tener presente cuál es el marco de fondo en que se inserta la participación, en este caso, de la mujer, en el momento en que, como esperamos, tengamos una Convención Constituyente, la posibilidad de construir entre todos unas reglas del juego que nos representen a las chilenas y los chilenos para la toma de decisiones colectivas y para el sistema de convivencia que se llama "democracia". Pero la alegría que significa este hito no nos debe dejar perder de vista una cosa: que en Chile no tenemos acuerdo respecto del tipo de sociedad que hemos construido en los últimos cuarenta años.
¡Y ese es el problema político!
Porque, más allá de la buena voluntad y del acuerdo que tuvimos el 15 de noviembre, posteriormente gran parte de la Derecha dijo que iba a rechazar la Convención Constituyente, lo cual significa, en definitiva, que ellos están optando por la Constitución del 80.
Señor Presidente, las sociedades no pueden desarrollarse y convivir si no hay acuerdos fundamentales y consenso en las reglas del juego político y en el sistema económico-social que establece la relación entre el mercado, la sociedad y el Estado.
Y sobre eso en Chile no tenemos acuerdo.
Por tanto, la exigencia de todos nosotros, de los actores políticos, es qué vamos a hacer el 26 de abril y, después, en la Convención. Debemos tratar de lograr un consenso respecto de las reglas del juego desde el punto de vista político y del tipo de economía que queremos tener, porque hoy día vivimos en un país injusto, desigual, en una sociedad clasista, racista, que nos tiene divididos.
En ese marco se va a jugar la Convención; en ese marco estamos aprobando la paridad, diciéndoles a las mujeres de Chile que van a participar igualitariamente con los hombres en la posibilidad de construir una sociedad distinta, que deje atrás el pasado, la oscuridad de la dictadura, donde todos tenemos responsabilidades. Lo que construimos en un proceso de largos años reventó el 18 de octubre, porque la gente simplemente le quiso decir al país que no quiere más esta sociedad desigual, injusta, abusiva, sobre todo, con los sectores más débiles.
Por eso, yo digo: este es un hito fundamental, trascendental, porque en la historia del espacio público en Chile vamos a tener una Convención Constituyente, una soberanía popular, donde las mujeres van a estar a la par con los hombres.
Espero que tengamos, en ese sentido, una Constitución que nos represente a todos, y ellas tendrán un papel principal en la historia de Chile. Por primera vez, tendremos una Constitución hecha por la soberanía popular, con la participación plena de las mujeres, gracias a esta paridad de género.
Por eso, señor Presidente, voto a favor.
--(Aplausos en tribunas).
El señor QUINTANA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador Juan Antonio Coloma.


El señor COLOMA.- Señor Presidente, cuando juré para este cargo en el Senado lo hice comprometiéndome a actuar siempre conforme a mi conciencia y a lo que yo creía que era mejor para el país.
Y lo hago más allá del aplauso o de la pifia; lo hago por convicción y, también, con libertad.
Me siento parte del proceso que el país desarrollará en el plebiscito de abril. Fui parte integrante porque sentí que era necesario dar un espacio de reflexión a la ciudadanía respecto de los pasos del futuro.
Lo hago como una de las personas que van a votar en contra del cambio, porque es una de las opciones legítimas.
--(Manifestaciones en tribunas).
Aquí se plantearon dos opciones legítimas. Aquí no están los buenos ni los malos. Somos todos iguales: algunos serán un poco más buenos; otros, un poco más malos.
El tono que ha ido tomando la opción "apruebo" me lleva a no estar dispuesto a hacer Chile de nuevo. Eso me permite entender que lo correcto obviamente es rechazar esa opción y buscar cambios sociales conforme a la institucionalidad que tenemos.
Lo hago con la libertad -y lo dije en la discusión en general- de tener siempre el rol de la participación de la mujer como un objetivo esencial, no solamente porque tengo cinco hijas, lo que no deja de ser importante, sino que, además, porque llevo con orgullo el apellido de mi abuelo, a quien, cuando se aprobó el voto de la mujer, el año 48, le correspondió argumentar a favor y, también, ser Presidente de la Cámara de Diputados, cosa que en mi familia siempre se ha recordado con mucho cariño.
Lo hago con la libertad de haber sido Presidente de mi Partido durante cuatro años, período en el cual fue lejos el que tuvo más representación de Senadoras, Diputadas, alcaldesas.
Lo hago también como parte de un partido que es el único en Chile que es presidido por una mujer; con jefas de bancada, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, que hicieron grandes intervenciones.
Eso le da libertad a uno respecto de evitar las caricaturas.
Con esa convicción, digo que estamos aprobando una mala ley.
Honestamente, pienso que el rol de la mujer es decisivo en la creación de normas constitucionales o legales. Por algo he tratado de actuar en consecuencia con aquello. Me gusta mucho más reflexionar en cuanto a los méritos increíbles que tiene la visión femenina en la acción de la ley, de lo que se manda, de lo que se prohíbe, de lo que se permite, de lo que se construye; de lo que, de alguna manera, aglutina.
No soy especialmente partidario de las cuotas. Pueden ser una solución en un momento específico. Pero esto, señor Presidente, hace una cosa distinta. Es una ley que violenta un principio muy importante de la democracia: el voto siempre tiene que ser libre, secreto, informado e igualitario. La clave de una democracia es la igualdad del voto. Es algo que nos han enseñado siempre, y que lamentablemente este proyecto lo baipasea, lo elimina, para generar una nueva categoría que, más allá de todos los expertos que han hablado, no existe en ninguna parte del mundo y que permite que, después del resultado de una elección, se meta la mano a la urna para reacomodar lo que la gente, el pueblo, los ciudadanos han resuelto.
Y a mí, perdónenme -yo he oído con mucho respeto-, no me cabe en la cabeza que si en un partido A una mujer saca en un eventual proceso constituyente 200 mil votos, y un hombre del mismo partido saca veinte mil, y en ese lugar específico hay más mujeres electas, haya que cambiar la que sacó diez veces más votos por el que sacó diez veces menos, o viceversa.
No me calza; no me parece sano, democrático ni justo.
Y yo prefiero decirlo, advertirlo para evitar todos los conflictos que después se generan a partir de leyes que no han sido suficientemente reflexivas.
Lo hago con la convicción de que ofrecimos alternativas: las dos listas, o un tipo de corrección que no supusiera nunca que alguien que fue electo con más votos que otro quede por secretaría impedido de ejercer su cargo.
Lo hago con la convicción de que los temas democráticos son muy profundos. Obviamente, uno puede equivocarse, pero los errores son graves porque generan precedentes en la forma de plantear las materias. Para ser franco, no me gusta cómo se plantea ahora, no me gusta decir que somos mejores, más libres, porque esto está vinculado al aborto. Yo no soy partidario del aborto; no creo que una sociedad sea más feliz porque se haya adoptado esa ley; no creo que quien piense distinto pase a ser parte de la categoría de los equivocados. Creo mucho más en la capacidad de entendernos, y de defender valores y principios.
Por eso, señor Presidente, con respeto, pero con decisión, pienso que lo que pudo haber sido una ley importante y más unitaria, terminó siendo una ley que va a generar graves problemas -a mi juicio- en la lógica de representación popular.
Voto en contra.
--(Manifestaciones en tribunas).
El señor QUINTANA (Presidente).- Reitero a quienes nos acompañan en las tribunas que deben manifestarse de manera silenciosa, con respeto.
Estamos muy prontos a terminar esta sesión, y queremos que transcurra de la manera más adecuada posible.
Tiene la palabra el Senador Alfonso de Urresti.


El señor DE URRESTI.- Señor Presidente, quisiera saludar, en primer lugar, a todas y cada una de las mujeres que nos acompañan desde las tribunas y también a las Diputadas que están presentes en la Sala.
"No hay democracia sin feminismo", señalaba Julieta Kirkwood, socióloga, cientista política,...
--(Aplausos en tribunas).
...una gran dirigenta, mujer, socialista, quien puso estos temas en discusión cuando seguramente era minoría o era tachada con distintos epítetos, al igual que muchas mujeres que se han consignado durante esta intervención, que fueron incomprendidas, ninguneadas, invisibilizadas. Considero importante destacarlas.
Creo que también es importante relevar, porque el tiempo borra algunas señales, a una excolega ubicada en las tribunas, que se llama María Antonieta Saa, ex Diputada, quien igualmente dio una tremenda pelea.
--(Aplausos en tribunas).
Me parece importante señalarlo.
Asimismo, uno podría citar a Gladys Marín y a tantas mujeres que dieron peleas...
--(Aplausos en tribunas).
... por conseguir este paso que hoy día no me cabe duda de que vamos a dar.
Para dar un debate político hay que saber reconocer y entender que en el Parlamento se genera y se acumula fuerza, pero se gana con la votación, con la mayoría y convenciendo. En tal sentido, es importante consignar también a los colegas del lado contrario, de la Derecha de este Hemiciclo, que lo han entendido. Deseo valorar sus intervenciones y señalar que hay que ser valientes, porque sé que han tenido presiones. Quiero ejemplificarlo en el Senador Ossandón, en el Senador Castro, en el Senador Prohens y en la Senadora Carmen Gloria Aravena. Porque estas situaciones son difíciles y eso debemos comprenderlo.
Pero esto lo vamos a ganar y lo hemos ganado con convicción, con movilización, pero también con argumentos. Este país ya no puede ignorar o invisibilizar a más de la mitad de la sociedad.
Por eso, con la misma fuerza con la que hoy estamos haciéndolo, quiero reconocerlas a ustedes y a sus Diputadas -perdonen que no nombre a todas las que hicieron un aporte- y recordar que con esta misma convicción debemos ganar el plebiscito del 26 de abril, con paridad, con los pueblos originarios...
--(Aplausos en tribunas).
... porque ese es el elemento fundamental.
Aquí estamos rompiendo una serie de situaciones atávicas que trataban de lastrar o de dar a entender que los sistemas electorales eran neutros, que los sistemas electorales siempre tienen una representación. Se lo digo, por su intermedio, señor Presidente, al colega que me antecedió. Actualmente, hay distorsiones tremendas en el padrón electoral, a nivel de la votación de parlamentarios, de lo que representa un distrito respecto de otro, y nadie dice nada. También en regiones y también dentro de las listas en que han quedado fuera candidatos a Diputados o Diputadas que han obtenido una gran votación, simplemente porque se acumuló votación en otro lado. ¡Para qué recordar el binominal!
Entonces, no rasguemos vestiduras diciendo que este sistema no es perfecto. Sí, tendrá imperfecciones, de todas maneras. No hay sistema perfecto. Pero claro que va a representar y tener la fuerza de demostrar en la convención constituyente -que no me cabe duda de que vamos a ganar el 26 de abril y que será cien por ciento electa- que hombres y mujeres tenemos la misma representación.
¿Por qué nos negamos a eso? ¿Por qué no podemos ser líderes en el mundo diciendo que en democracia, con participación del pueblo y la ciudadanía tendremos una convención paritaria?
Es un orgullo que tenemos que ganarnos y que, no me cabe duda, ganaremos con la votación de hoy día.
Por eso, insisto: no busquemos excusas.
De que habrá problemas, los habrá. ¡Si nada es perfecto en la vida! Pero por el objetivo de tener la misma representación paritaria vale la pena cruzar y correr este riesgo. Y eso es lo que los sectores conservadores no quieren hacer.
Por eso mi reconocimiento -lo digo con la buena fe de conocer a los colegas que hoy día van a votar a favor- a quienes han dado este paso. La sociedad va cambiando. Y es mejor sumarse, es mejor no mirarla de espaldas, es mejor no tratar de invisibilizar al mundo femenino, que se ha ganado no solo con la presión de hoy día, con la presencia en las tribunas o con el trabajo que se ha hecho en distintas Comisiones, sino desde hace mucho tiempo.
Lo vimos hace un año con el 8M. ¡Tremenda movilización! Y no me cabe duda de que este domingo y los días que vienen las mujeres van a ser protagonistas en la calle, pidiendo más derechos y exigiendo igualdad, exigiendo lo que les corresponde en este país.
Hemos superado tantas trabas en este mundo. Valoro cómo se han consignado decenas de mujeres, no solo las que están presentes acá -veo muchos rostros conocidos con sus pañoletas, y las felicito, porque uno ve a muchas mujeres-, sino también a las mujeres sencillas, a las mujeres humildes, a las dueñas de casa, a las mujeres trabajadoras, a las jefas de hogar, a las asistentes de la educación, a las manipuladoras de alimentos, a tantas mujeres trabajadoras que se han sacado la mugre y han tenido que pelear en este país para tener mejores derechos, a aquellas que han luchado para tener derecho a un aborto libre en este país...
--(Aplausos en tribunas).
... y que lo han hecho en tantos otros temas.
Por eso, la agenda queda abierta.
Voy a votar a favor con mucha convicción. Y no me cabe duda de que tendremos la promulgación de una ley que hace justicia en nuestro país.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor QUINTANA (Presidente).- A continuación, corresponde conocer el resultado de la votación del proyecto de reforma constitucional que modifica la Carta Fundamental para permitir la conformación de pactos electorales de independientes y garantizar la paridad de género de las candidaturas para la integración del órgano constituyente.
Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor GUZMÁN (Secretario General).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador aún no ha emitido su voto?
El señor QUINTANA (Presidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba el informe de la Comisión Mixta (28 votos a favor, 6 en contra y 4 abstenciones), dejándose constancia de que se cumple el quorum constitucional requerido, y queda despachado el proyecto.
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Aravena, Goic, Muñoz, Órdenes, Provoste y Rincón y los señores Araya, Bianchi, Castro, De Urresti, Elizalde, Girardi, Guillier, Harboe, Huenchumilla, Insulza, Lagos, Latorre, Letelier, Montes, Navarro, Ossandón, Pizarro, Prohens, Quintana, Quinteros y Soria.
Votaron por la negativa las señoras Ebensperger y Von Baer y los señores Coloma, García-Huidobro, Moreira y Pérez Varela.
Se abstuvieron los señores Galilea, García, Kast y Sandoval.
El señor QUINTANA (Presidente).- Estamos viviendo un día histórico, en el que se aprueba la paridad para que Chile tenga una convención constituyente hecha entre hombres y mujeres, la primera en el mundo.
--(Aplausos y manifestaciones a favor en tribunas).