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OBLIGATORIEDAD DE SEGUNDO NIVEL DE TRANSICIÓN DE EDUCACIÓN PARVULARIA


El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Corresponde tratar el proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que modifica la Ley General de Educación con el objeto de establecer la obligatoriedad del segundo nivel de transición de Educación Parvularia, con informe de la Comisión de Educación y Cultura y urgencia calificada de "suma".
--Los antecedentes sobre el proyecto (12.118-04) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite: sesión 87ª, en 9 de enero de 2019 (se da cuenta).
Informe de Comisión:
Educación y Cultura: sesión 44ª, en 3 de septiembre de 2019.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor GUZMÁN (Secretario General).- El principal objetivo del proyecto es implementar el segundo nivel de transición, añadiendo un año obligatorio al ciclo educativo.
La Comisión de Educación y Cultura discutió este proyecto solamente en general y aprobó la idea de legislar por la mayoría de sus miembros. Se pronunciaron favorablemente los Senadores señora Von Baer y señores García y Quintana, y se abstuvieron los Senadores señora Provoste y señor Latorre.
Cabe tener presente que los números 1), 2), 3), 4), 5), 6), 7), 8) y 10) del artículo 1 tienen el carácter de normas orgánicas constitucionales, por lo que requieren, para su aprobación, 22 votos favorables.
El texto que se propone aprobar se transcribe en las páginas 50 a 52 del primer informe de la Comisión y en el boletín comparado que Sus Señorías tienen a su disposición.
Es todo, señor Presidente.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Muchas gracias, señor Secretario.
En discusión general.
Tiene la palabra el Senador señor Latorre, Presidente de la Comisión de Educación.


El señor LATORRE.- Señor Presidente, solamente deseo complementar lo ya informado por el Secretario General.
Este es un proyecto muy simple, muy acotado, que modifica la Ley General de Educación con el objeto de establecer la obligatoriedad del segundo nivel de transición de educación parvularia, con informe de la Comisión de Educación y Cultura.
El proyecto consta solo de dos artículos permanentes y dos artículos transitorios, que tienen por objeto implementar el segundo nivel de transición, añadiendo un año obligatorio al ciclo educativo, por medio de adecuaciones a la Ley General de Educación.
La Comisión determinó que los numerales del 1) al 10), excepto el 9), del artículo 1 del proyecto de ley tienen el carácter de normas orgánicas constitucionales, por referirse a las materias que señala el párrafo quinto del número 11° del artículo 19 de la Constitución Política de la República.
Esta iniciativa, originada en mensaje del Presidente de la República, se encuentra en segundo trámite constitucional, en discusión en general, y cuenta con un primer informe de la Comisión de Educación y Cultura, y durante su votación en general en esta Comisión fue aprobada por mayoría: se pronunciaron por la afirmativa la Senadora Ena von Baer y los Senadores García y Quintana, y se abstuvieron la Senadora Yasna Provoste y quien habla (el Senador Latorre).
Es cuanto puedo informar.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador García.


El señor GARCÍA.- Señor Presidente, por su intermedio, saludo a la señora Ministra de Educación.
Este proyecto tiene por propósito hacer operativa la reforma constitucional que hizo obligatorio el segundo nivel de transición de la educación parvularia.
Es un proyecto necesario, que hace coherente lo que ya mandatan nuestra Constitución Política y nuestra Ley General de Educación.
Hoy día, si uno compara los textos, lo que dice la Constitución en cuanto a que el segundo nivel de transición es obligatorio y es base para la educación básica es contradictorio con lo que señala el decreto con fuerza de ley N° 2, del año 2009.
Haré un poco de historia, señor Presidente.
Chile ha venido experimentando desde hace veinte años, a través de distintos gobiernos y de la composición de este Senado y de este Congreso, distintos avances en materia de educación parvularia. A esta la hemos ido incorporando poco a poco hasta, finalmente, hacerla obligatoria el año 2013, por lo menos para el segundo nivel de transición.
Fue así como en el año 1999 se modificó la Carta Fundamental, estableciendo la obligación del Estado de promover la educación parvularia. Eso fue con la dictación de la ley N° 19.634.
En el año 2001 se modificó la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza respecto de la educación parvularia, y se dispuso una de las primeras definiciones legales, a través de la dictación de la ley N° 19.771.
El año 2003 la ley N° 19.864 modificó la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza, a fin de reconocer a la educación parvularia como un nivel educativo. Esta normativa consagró normas sobre la educación parvularia y regularizó la instalación de jardines infantiles.
En el año 2007 se garantizó el acceso universal a kínder, mediante una reforma constitucional patrocinada por los Senadores don Mariano Ruiz-Esquide y la señora Carmen Frei Ruiz-Tagle, y los Senadores Jaime Naranjo y Carlos Ominami. Ello se materializó a través de la promulgación de la ley N° 20.162.
En el año 2009 se promulga la ley N° 20.379, que crea el sistema intersectorial de protección social. Este sistema crea el subsistema Chile Crece Contigo, cuya misión es velar por el cuidado de los niños en todos sus aspectos: social, emocional y físico.
En el año 2013 se estableció la obligatoriedad de este nivel, modificándose el artículo 19, número 10°, de nuestra Carta Fundamental, a partir de la dictación de la ley N° 20.710, que dice: "Para el Estado es obligatorio promover la educación parvularia, para lo que financiará un sistema gratuito a partir del nivel medio menor, destinado a asegurar el acceso a éste y sus niveles superiores. El segundo nivel de transición es obligatorio, siendo requisito para el ingreso a la educación básica.".
Ese es el texto de nuestra Constitución Política (artículo 19, número 10°), que garantiza el derecho a la educación.
Quiero recordar, señor Presidente, que esta modificación a la Constitución, que hizo obligatorio el segundo nivel de transición y lo estableció como requisito de ingreso para la educación básica, fue aprobada por unanimidad en ambas Cámaras del Congreso Nacional.
El año 2015 se promulgó la ley N° 20.385, que creó la Subsecretaría de Educación Parvularia, con el objeto de colaborar en la elaboración, coordinación, aplicación y evaluación de políticas y programas en materias destinadas al desarrollo y promoción de la educación parvularia. Junto con ello, se creó la Intendencia de Educación Parvularia en la Superintendencia de Educación, cuya función es elaborar y proponer los criterios técnicos, de acuerdo con la alta especialidad del nivel que orienten la función fiscalizadora de la Superintendencia de Educación.
El proyecto de ley que se somete a nuestra consideración esta tarde da cumplimiento al mandato contenido en la reforma constitucional que introdujo la ley N° 20.710, consagrando la obligatoriedad del segundo nivel de transición y creando un sistema de financiamiento gratuito desde el nivel medio menor. Asimismo, esta iniciativa modifica el decreto con fuerza de ley N° 2, del año 2009, del Ministerio de Educación, adecuando sus normas a la implementación del segundo nivel de transición, que conocemos como el kínder, estableciéndolo como obligatorio y, por tanto, constituyéndose como antecedente necesario para ingresar al primer año de educación básica.
Durante su tramitación en la Comisión de Educación, la Subsecretaria, señora María José Castro, expresó que existen cambios culturales, como el que contiene este proyecto, y precisamente se requiere hacerse cargo de los desafíos que estos imponen para enfrentarlos de la mejor manera posible.
Cuando hablamos de cambios culturales, señor Presidente, es porque en nuestro país aproximadamente seis mil trescientos niños no asisten hoy día al kínder. Al consultar a los padres por qué no llevan a sus niños al kínder, muchos responden que consideran que no forma parte de la educación. Y todos nosotros sabemos que cuanto más temprano se comience educando a los niños (por supuesto a través de métodos especiales: que aprendan jugando, que puedan conocer más), favoreceremos mucho más su desarrollo.
Por eso este proyecto es tan importante.
Yo quiero insistir en que en el presente tenemos una incoherencia entre lo que ordena nuestra Constitución Política y lo que señala nuestra Ley General de Educación. Hacerlas coherentes tiene todo el sentido del mundo. Y me parece también que es parte de nuestra obligación que aquello que está mandatado en la Constitución lo hagamos aplicable a través de nuestra legislación.
Por esas razones, señor Presidente, anuncio mi voto favorable.
Creo que esta es una muy buena iniciativa.
No hay duda de que, probablemente, en sectores rurales, en sectores más alejados, en sectores más apartados, la obligatoriedad del kínder va a representar, creo yo, más que un problema, un desafío. Un desafío para los papás, un desafío para las familias, un desafío para los niños, un desafío para las autoridades. Pero son desafíos que nuestra sociedad tiene que asumir. Y son además tareas que tenemos que cumplir, de tal manera que la igualdad de oportunidades llegue a todos los rincones de nuestra patria.
He dicho.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora Luz Ebensperger.


La señora EBENSPERGER.- Señor Presidente, este proyecto tiene como propósito implementar la reforma constitucional que hizo obligatorio el segundo nivel de transición de la educación parvularia, reforma constitucional que fue aprobada durante el primer Gobierno del Presidente Sebastián Piñera.
Se modifica la Ley General de Educación, adecuando sus normas para hacer exigibles la obligatoriedad del segundo nivel de transición, nivel que se constituye como antecedente necesario para ingresar al primer año de educación básica.
Algunos Senadores han manifestado su inquietud sobre la situación de los párvulos que, por razones de fuerza mayor, se vean impedidos de cursar el segundo nivel de transición.
Este aspecto, señor Presidente, queda cubierto con la exigencia de un reglamento que regulará las situaciones de validación, convalidación y casos de fuerza mayor en que no se haya podido cursar dicho nivel, en términos similares a lo que ocurre hoy en el sistema escolar.
La obligatoriedad del segundo nivel de transición se justifica en que, si bien en la actualidad contamos prácticamente con acceso universal a kínder, existe una diferencia en el acceso a la educación parvularia entre los sectores más y menos vulnerables. En Chile, uno de los mayores obstáculos para atraer a más niños a la educación parvularia es de carácter cultural. En efecto, según la encuesta Casen del año 2017, el 62 por ciento de los encuestados con hijos entre 4 y 5 años señala no enviarlos a la educación parvularia pues los cuidan en el hogar; en tanto que el 10 por ciento responde que no le parece necesario que asistan a esa edad.
El 2013, durante el primer Gobierno del Presidente Piñera, se aprobó una reforma constitucional que estableció -insisto- la obligatoriedad del segundo nivel de transición. El proyecto que se tramita actualmente modifica la Ley General de Educación para implementar dicha reforma constitucional, y considero que goza de amplio consenso -así lo he sentido-, por lo que fue aprobado en general por la Comisión de Educación.
La iniciativa también involucra un cambio cultural, ya que transforma el kínder en el primer nivel de la trayectoria educativa de los niños y niñas de Chile, aumentando de 12 a 13 años la escolaridad obligatoria.
Hoy contamos con evidencia suficiente para combatir las desigualdades de nuestro país que se originan en la cuna, resaltando culturalmente la importancia de la educación en la primera infancia.
En esta materia, ha existido una política de Estado que se ha desarrollado durante las últimas décadas. Así, en 1999 se estableció el deber del Estado de promover la educación parvularia; el 2003 se reconoció este nivel educativo; el 2007 se garantizó el acceso universal al kínder; el 2009 se creó el programa Chile Crece Contigo, y el 2013 (en el primer Gobierno del Presidente Piñera, como ya se señaló) se estableció la obligatoriedad de este nivel, modificándose el artículo 19, número 10° de nuestra Carta Fundamental a partir de la ley N° 20.710, que dispone: "Para el Estado es obligatorio promover la educación parvularia, para lo que financiará un sistema gratuito a partir del nivel medio menor, destinado a asegurar el acceso a éste y sus niveles superiores. El segundo nivel de transición es obligatorio, siendo requisito para el ingreso a la educación básica.".
Sin duda, señor Presidente, este proyecto es muy necesario, va en el sentido correcto y reconoce la importancia de la educación en la primera infancia. Creemos que es fundamental que tenga una pronta aprobación para que comience a ser una realidad.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador Guido Girardi.


El señor GIRARDI.- Señor Presidente, me parece que estamos viendo proyectos relevantes, pues el desafío de nuestro Congreso es intentar unir la ciencia con la definición de políticas públicas.
Acá observamos un ejemplo muy interesante.
Tengo el convencimiento de que la gran lucha del siglo XX ya cerró un ciclo: generar acceso y ciertos criterios de equidad e igualdad. La lucha del siglo XXI es totalmente distinta, es cualitativa. Yo la llamaría la "lucha de los cerebros". Y no estoy hablando solo de la inteligencia biológica, sino también de la inteligencia artificial.
La gran brecha del siglo XXI estará entre cuánto coeficiente intelectual más tendrá un ser humano respecto de otro. Esa será la mayor desigualdad a futuro.
Se sabe que una persona que tiene diez puntos más de coeficiente intelectual hoy día no solamente goza de mejor salud, sino que vive mucho más, cuenta con mejores recursos económicos, se enferma menos, mantiene una mejor calidad de vida, siente menos depresión. Por lo tanto, buscar que todas las personas accedan a niveles equitativos de coeficiente intelectual es uno de los desafíos centrales de la humanidad, en términos de equidad. ¿Y por qué es importante? Porque justamente estamos hablando de un desafío mayor, ya que la paradoja es que el ser humano no solamente se enfrentará a otro humano: como decíamos, con su cerebro biológico, se enfrentará al cerebro de las máquinas, al cerebro artificial.
Tal vez el cerebro humano sea el órgano más complejo del universo. Es maravilloso. Pero presenta un problema: es lento y no posee la cantidad o la capacidad de procesar los datos como sí la tiene la inteligencia artificial. Y, paradojalmente, a lo mejor nos veremos cada vez más conminados a tener mayor dependencia de la inteligencia artificial, porque ningún cerebro puede procesar la inmensidad de datos que hoy día tenemos por delante, y más aún la inmensidad de datos que nos trae como un verdadero tsunami la era del internet de las cosas que ya estamos empezando a vivir.
Por lo tanto, el desafío es mayor, y los seres humanos debemos preparar nuestros cerebros para eso.
¿Cuál es el problema en la actualidad? Que los mejores profesores del planeta, los mejor pagados, que son los ingenieros, los premios nobeles, están dedicados a educar la inteligencia de silicio. Y en el mundo entero, y Chile no es la excepción, los profesores peor pagados están dedicados a educar la inteligencia biológica; pero, además, con un laboratorio totalmente obsoleto, anacrónico, el aula de clases, que tiene 200 años.
No hay ninguna posibilidad de competir con la inteligencia artificial. Esas brechas van a ir creciendo dentro de los seres humanos, y entre los seres humanos y la inteligencia artificial. Entonces, hay muchas estrategias para mejorar el coeficiente intelectual de los seres humanos e intentar, al menos por un tiempo, que será corto, competir con la inteligencia artificial. En consecuencia, la educación tiene que cambiar. Nuestra educación está hecha para un mundo que ya no existe, es totalmente obsoleta y anacrónica.
Hoy día, ¡claro!, yo valoro el tema del acceso igualitario. Pero eso no basta. La educación está mutilando las capacidades que necesitarán las futuras generaciones para enfrentar los desafíos. De hecho, la mitad de los empleos desaparecerán en los próximos 20 años, eso dicen todos los estudios. Por ello, el proyecto que establece una jornada laboral de 40 horas es para mí, si se quiere, una deuda social del siglo XX, pero no entrega ninguna respuesta a los desafíos del siglo XXI.
El desafío es de la educación: ¿Cómo se adapta esta a un mundo que no existe? ¿Cómo se adapta una educación que sigue formando jóvenes para profesiones que no existirán en 20 años más? Porque los médicos y los abogados no vamos a existir como hoy día. No solo desaparecerán las profesiones de baja complejidad, sino también las de alta complejidad.
Por lo tanto, nuestra educación está absolutamente desenfocada, descentralizada de su objetivo y de los desafíos que vienen.
Asimismo, no estamos formando a los futuros profesionales que deben existir, porque no hay ninguna evaluación acerca de cuáles profesiones necesitaremos a futuro. Y ahí hay una discusión que yo considero apasionante.
Elon Musk está desarrollando, a través de la empresa Neuralink, nanochips que se incorporen al cerebro, porque él dice que la única manera de competir con la inteligencia artificial es aumentando nuestras capacidades neuronales.
La próxima semana estará en nuestro país Rafael Yuste, Director Mundial del Proyecto BRAIN, del Presidente Obama, que tiene 6 mil millones de dólares y dirige setecientos cincuenta centros de neurociencia. Nos visitará junto con los veinte neurocientíficos más importantes del mundo porque Chile será el primer piloto de neuroprotección. Debemos entender que enfrentamos nuevos desafíos, pues ya se pueden leer los pensamientos de los seres humanos, sus emociones, sus recuerdos.
Y tal vez la educación tendrá que ser una neuroeducación. Yo creo que no hay ninguna posibilidad de que nos demoremos 30 años en formar un ingeniero: no será competitivo.
¿Por qué digo todo esto? Porque cuando hablamos de educación, esta tiene que empezar desde muy abajo, desde muy atrás, pues cuando un niño nace posee 100 mil millones de neuronas, pero solo 250 millones de conexiones sinápticas, y se desarrollan en los primeros años de vida entre mil y un millón de conexiones sinápticas por segundo.
¿Qué quiero decir con esto? Que el momento de mayor evolución de niños y niñas se va a dar en los primeros seis años de vida. Ahí se halla el mayor potencial por lo menos del crecimiento neuronal en relación con las conexiones sinápticas.
Un niño -ya lo señalé- nace con 250 millones de conexiones sinápticas, pero a los cuatro años va a tener mil billones -no millones- de conexiones sinápticas.
Por lo tanto, ¿qué estimulación le vamos a ofrecer? ¿Qué foco le vamos a dar? ¿Cuál será nuestra apuesta a la creatividad, a la curiosidad de ese menor, a la estimulación de su cerebro? Porque si no, lo único que haremos será aplastarlo, como lo hace hoy día la educación con nuestros menores, la cual es obsoleta, es anacrónica, es de tiza y pizarrón, es expositiva y no busca estimular la creatividad ni la curiosidad.
Entonces, no solo me parece muy importante que nuestros niños y niñas tengan acceso desde muy pequeños a la educación, y por eso voy a votar a favor de este proyecto: también considero relevante que la educación que reciban no sea dirigista, vertical, aquella que aniquila las capacidades creativas y de curiosidad, las que van a ser fundamentales para la adaptación en el siglo XXI.
Creo que hoy día tanto el sector educacional como el Ministerio de Educación debieran convocar a los pediatras, a la neurociencia, a los científicos justamente para repensar la educación.
Lo que estamos haciendo en educación es un crimen: ¡estamos matando el futuro! Con la educación actual estamos condenando a Chile a permanecer en una especie de Edad Media en la materia.
Señor Presidente, conocí a unas niñas chinas que estuvieron hasta hace poco tiempo en nuestro país. Ellas estudiaron en uno de los mejores colegios privados de Santiago, pero se tuvieron que devolver a su nación. Tienen once años. Y en China, el modelo matemático, el modelo de estimulación, el modelo de desarrollo no tiene nada que ver con lo que estamos haciendo en Chile.
Acá nos encontramos en una verdadera era de retraso. No vamos a poder competir con China. Y no solo en ese ámbito. Dicha nación tiene 90 millones de científicos y Chile cerca de 15 mil. Allá se gradúan 8 millones de profesionales por año. Ningún país va a poder competir con China.
Pero ellos tienen claro el asunto. Ellos apostaron a la educación, y a una educación del siglo XXI. Los niños chinos y las niñas chinas saben programar. Pero además hay preocupación por el factor emocional, pues disponen de un conjunto de herramientas de contención.
Por eso pienso que debemos aprovechar esta conversación, donde la cuestión que nos ocupa constituye una situación bien marginal. Pero si no ponemos atención, evidentemente nuestros niños y niñas no van a tener ninguna posibilidad de competir en este mundo complejo. Y lo más probable es que mantengamos solo por un tiempo las oportunidades de competir, pues si seguimos alimentando casi monopólicamente solo la educación de la inteligencia artificial despreocupándonos de la inteligencia biológica de nuestro cerebro, creo que tampoco vamos a poder competir contra aquel tipo de inteligencia.
Ojalá que esta clase de iniciativas nos estimulen a realizar un debate un poco mayor también en torno a cuáles son los desafíos de la educación en el siglo XXI.
Señor Presidente, así como lo hicimos con respecto a la inteligencia artificial, con la Comisión de Desafíos del Futuro, en conjunto con Educación 2020, vamos a realizar un foro, para lo cual invitaremos a los principales científicos en neurociencia -lo conversaremos también con Rafael Yuste- para reflexionar sobre cómo ha de ser la educación del siglo XXI y cómo tal vez la neurociencia debe entrar al desarrollo de la educación. Porque, en verdad, no podemos seguir demorándonos treinta años para formar un ingeniero, pues de esa forma no vamos a tener posibilidades de competir contra las máquinas.
He dicho.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Elizalde.


El señor ELIZALDE.- Señor Presidente, sin lugar a dudas, tenemos el desafío enorme como sociedad de aumentar los niveles de calidad de nuestro sistema educacional y, también, de cobertura en este ámbito.
Se ha hecho un esfuerzo importante como país, que ha permitido extender la cobertura del kínder o segundo nivel de transición de educación parvularia a más del 90 por ciento de los niños.
Durante el primer Gobierno de la Presidenta Bachelet se realizó un importante esfuerzo que permitió aumentar de manera significativa la cobertura en la materia. Y en el primer Gobierno del Presidente Sebastián Piñera se llevó adelante la reforma constitucional pertinente.
Ahora se establece la obligatoriedad del segundo nivel de transición de educación parvularia, ya no desde la lógica de la oferta que realizan el Estado u otro tipo de instituciones -por cierto, como parte del sistema educativo- al objeto de que los niños puedan acceder al kínder, sino como condición (la obligatoriedad de cursar este nivel) para ingresar a 1° básico.
Comparto el sentido del proyecto, me parece bien intencionado. En esa línea, el Senador García ha sido claro en cuanto a la importancia del acceso a niveles educacionales a la menor edad posible. Mientras más pronto sea el ingreso del niño al sistema educacional, y, por tanto, la estimulación, mejor será la contribución al desarrollo futuro de los menores.
Sin duda, todos somos partidarios de una iniciativa de esta naturaleza.
Por lo tanto, participando del objetivo de este proyecto, sí considero -y aprovecho la presencia de la Ministra de Educación para plantear el punto- necesario tomar ciertos resguardos de política pública, para los efectos de que una iniciativa bien intencionada no termine convirtiéndose en una barrera de entrada que signifique que niños de zonas rurales y pobres y sin acceso hoy día a la educación parvularia, y particularmente al kínder, producto del no cumplimiento de este requisito, no puedan ingresar a 1° básico.
Entonces, de ser aprobado este proyecto, debe ir acompañado de una política de incentivos que permita evitar que esta barrera de entrada termine siendo peor para el futuro de esos menores.
En Chile tenemos experiencia al respecto.
El Presidente Lagos estableció la obligatoriedad de la enseñanza media. Pero antes de la obligatoriedad, se amplió la cobertura. Desde el Gobierno de Eduardo Frei Montalva, a través de la expansión del liceo y posteriormente la de los colegios, se logró una cobertura que hizo realidad que la gran mayoría de los jóvenes terminara 4° medio. Como consecuencia de ello, se dispuso la obligatoriedad. Y hoy día vemos cómo los jóvenes mayoritariamente acceden a la educación superior, en sus distintas categorías o tipos.
Pero aquí estamos determinando un requisito distinto. Ya no es extender la escalera, sino que establecer un primer escalón que constituye un requisito para poder continuar subiendo los distintos peldaños.
Por consiguiente, hay que ser muy cuidadosos de lo que aquello pudiera representar. Porque si bien nuestras tasas de deserción son inferiores a las del resto de los países de América Latina, tenemos tasas de deserción escolar que en las zonas pobres son especialmente preocupantes.
De manera que un proyecto de esta naturaleza, si no viene acompañado de las iniciativas tendientes a que las familias manden a sus hijos al kínder a fin de que continúen subiendo por esta escalera, podría acarrear un efecto negativo pernicioso. Ya no enfrentaríamos un problema de tasas de deserción, sino un aumento del porcentaje de quienes no van a la escuela, de aquellos que ni siquiera ingresan a 1° básico.
Así que, aprovechando que está en la Sala la Ministra de Educación, quisiera plantearle esta preocupación, que no me lleva a votar en contra del proyecto, en absoluto, pero sí a pensar que esto debiera ser considerado en términos de las políticas públicas a fin de establecer todos los resguardos necesarios para que este primer escalón, que debe ser en favor de los niños y no en su menoscabo, no se constituya en una barrera de entrada que termine perjudicando a niños y niñas de zonas rurales y pobres.
Por ello estimo que este proyecto de ley tiene que venir acompañado de todas las iniciativas que se precisan sobre el particular.
Por cierto, el cambio normativo va a generar un cambio cultural. Y no me cabe duda de que dentro de este 4 por ciento -según entiendo- que hoy día no está accediendo a kínder, habrá niños cuyas familias harán lo necesario para que cursen ese nivel. Eso ya constituirá un avance significativo en la idea de lo que planteó el Senador García respecto de la importancia que ello conlleva. Pero siempre va a haber un porcentaje que permanecerá en una categoría distinta.
Al respecto, es necesario establecer todos los resguardos para que este proyecto no termine siendo una barrera de entrada y para que el hecho de que no les sea factible saltar el primer escalón no signifique que no puedan subir los distintos peldaños de la escalera de la educación. De modo que esperamos que esto se traduzca en que todos los jóvenes de nuestro país no solo finalicen 4° medio, sino que accedan a la educación superior en sus distintos niveles.
Así que le planteo esa preocupación, Ministra, porque me parece que el Gobierno debiera tenerla en consideración al momento de implementar la ley en proyecto, que -reitero- es el resultado de la ampliación de cobertura que se realizó durante el primer Gobierno de la Presidenta Bachelet (se hizo un enorme esfuerzo) y de la reforma constitucional que llevó adelante el Presidente Sebastián Piñera.
Esta iniciativa, pues, forma parte de una política de Estado que sin duda debemos apoyar con entusiasmo, por la importancia que va a tener en nuestro sistema educacional, pero tomando los resguardos para que el resultado sea positivo: más niños que vayan al colegio y lo terminen, y, por tanto, más jóvenes que cuenten con mejores herramientas para progresar en el camino de la vida.
He dicho.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene la palabra, a continuación, el Senador David Sandoval.


El señor SANDOVAL.- Señor Presidente, sin duda, cuando hablamos de la educación temprana estamos refiriéndonos a poner el énfasis en un sector extremadamente sensible y vulnerable por su edad, por la condición que presenta, por la urgencia con que debe abordarse su situación, como asimismo por la ratificación que hacen la experiencia y los estudios habidos en la materia en cuanto a la necesidad de que en los primeros años la atención temprana, la estimulación temprana de los menores genere un cambio radical en su desarrollo.
Este proyecto ingresó en septiembre del año pasado, y su tramitación la ha llevado adelante nuestra Ministra de Educación. Sin embargo, no ha estado exento de algunos comentarios respecto de lo que significa, por ejemplo, la actual cobertura, que prácticamente llega al cien por ciento en el nivel de kínder.
Ya lo señaló muy bien el Senador Elizalde con anterioridad: cuando se dispuso la educación obligatoria de la enseñanza media y pasamos de ocho a doce años obligatorios, ya había en Chile una cobertura prácticamente del cien por ciento también en ese nivel de educación.
Lo que se está haciendo hoy día, en mi opinión, va en una dirección absolutamente necesaria y correcta, entendiendo además que en el ámbito de la educación parvularia en Chile tenemos todavía un gran gran desafío que abordar. Y ello, porque se trata de uno de los niveles donde la cobertura universal no supera el 54 por ciento del potencial de alumnos que, debiendo estar en alguno de sus niveles, hoy día no se halla en ninguno.
¿Razones? Diversas. Algunos no asisten porque viven en lugares de alta ruralidad, donde quizás no es posible llegar de manera eficiente con instalaciones y con infraestructura.
Señor Presidente, siendo alcalde me tocó iniciar el proceso de instalación de los famosos jardines VTF, con uno de los primeros, de cinco, que hubo a nivel nacional, el jardín Mi Backer, en Cochrane, en una comunidad de nuestra Región de Aysén, que generó gran impacto en el desarrollo e implementación de esa iniciativa.
Como Alcalde de Coyhaique, llevamos a cabo la construcción de otros tres jardines infantiles, y los municipios entendieron tempranamente que aquí había que hacer un esfuerzo y sumarse a la tarea de impulsar la educación parvularia.
También tuvimos acciones de agraz. Recuerdo un plan de infraestructura que se impulsó en el Gobierno pasado en que, por mala gestión financiera, desgraciadamente recién hoy día en mi Región se están poniendo en marcha muchos de los jardines infantiles comprometidos en el objetivo de aumentar la cobertura.
Hoy día hay 560 mil niños en los niveles de sala cuna; en el nivel medio (mayor y menor), y en el nivel de transición.
¿Qué significa esto? Que solo en el primer nivel de transición hay 220 mil niños respecto de los cuales, al igual que en el segundo nivel de transición, podría ser obligatoria la construcción planteada. Y solo tenemos a 220 mil menores en esta condición. Y las estadísticas nos señalan que todavía hay un porcentaje altísimo de menores que no están en el sistema escolar.
Tenemos a 100 mil niños en los niveles de sala cuna; a 240 mil niños en los dos niveles medios, y a 220 mil en el primer nivel de transición. O sea, existe una gran brecha todavía, Ministra, de 560 mil menores. ¿Y hoy día la obligatoriedad para qué nivel es? Para el segundo nivel de transición.
Nos va a quedar esa otra brecha, porque sin duda tendremos la obligación ética y moral de entender que debemos avanzar en la atención de esa población de menores, muchos de ellos los más vulnerables, por cuanto la educación temprana les va a significar un gran cambio en sus condiciones de vida, en su desarrollo futuro, tal cual lo señalan los diversos estudios que se han realizado en la materia.
Como digo, me tocó adentrarme y conocer este asunto en mi condición de alcalde. Por eso creo que, en ese contexto, la iniciativa del Gobierno va en una dirección adecuada.
Podremos cuestionar las cifras, la oportunidad, en fin. Pero, tal como pasó cuando se declaró obligatoria la enseñanza media, esto es, cuando ya existía una cobertura casi universal fue ratificada por ley la exigencia de la obligatoriedad de los doce años agregándose los cuatro años de la enseñanza media, hoy día se está haciendo exactamente lo mismo: dándole obligatoriedad al segundo nivel de transición, es decir, al famoso kínder.
Acá tenemos un gran desafío, Ministra: en los niveles de los más pequeñitos cuesta mucho todavía hacerles entender a las familias acerca de la necesidad, de la oportunidad y del significado que envuelve el que los niños lleguen a los jardines infantiles, por el proceso de estimulación que ahí se les genera.
Esa debe ser una tarea a abordar.
Sin embargo, este proyecto va en una dirección absolutamente correcta, pues se hace parte de una realidad en la que precisamos seguir avanzando. Hoy día se está dando un paso trascendente. Y no me cabe duda de que, a propósito del primer nivel de transición, tendremos que aumentar los años de escolaridad obligatorios. Pero habrá que madurar las condiciones para ello.
Yo creo que se está haciendo un gran esfuerzo en la materia. Esta iniciativa atenderá de manera significativa las necesidades de los sectores más vulnerables.
Porque ya se señaló, señor Presidente: precisamos jóvenes formados para una visión del futuro. ¿Qué tipo de educación; qué tipo de proyectos educativos se van a impulsar en esta línea?
Acá hay una vía expedita, interesante, importante. Y los estudios han demostrado que la atención temprana, la estimulación temprana de los niños hará la diferencia para tener una generación de jóvenes con otras condiciones, con otra formación, con otra estimulación.
El proyecto que ahora nos ocupa, evidentemente, es de naturaleza eminentemente social.
Ministra, ¡felicitaciones por esta iniciativa!; ¡felicitaciones por el impulso que le ha dado a su tramitación!
Habrá, pues, que seguir fijando nuevas metas y tareas. Algún día estaremos discutiendo para hacer obligatorio también el primer nivel de transición, que será el segundo paso que deberemos dar.
Hoy día estamos avanzando, y eso es lo importante.
¡Anuncio mi voto totalmente a favor de este proyecto, señor Presidente!
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Tiene, a continuación, la palabra el Senador Juan Pablo Letelier.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, estimados colegas, este es un típico proyecto que suena bien; sin embargo, tengo tremendas dudas sobre el particular. Y ello, por tres razones.
Hay un proyecto en la Cámara de Diputados para financiar la subvención de los niveles medio mayor y medio menor; es decir, existe una discusión con respecto a qué etapa se escolariza la educación inicial. Y es un debate en el cual hay diferentes opiniones.
Existen visiones en uno y otro sentido sobre cuándo corresponde iniciar el proceso educativo. Creo que todos aquí estamos contestes en que este a lo menos comienza desde los dos años en adelante. Algunos especialistas en educación de párvulos, en particular las educadoras de estos menores, dicen que el proceso educativo parte incluso a más temprana edad; y otros tienen una opinión distinta.
Entiendo que este proyecto no aborda aquello, pero es parte de la discusión, así como lo es lo relativo a cuándo la asistencia en la primera infancia es relevante o no en el proceso -entre comillas- educativo.
Pienso que sería bueno debatir entre nosotros acerca de la diferencia entre los niveles medio mayor y medio menor y el proceso de escolarización propiamente tal, pues, aparentemente, en esta decisión estamos adelantando dicho proceso. Y uno debe evaluar si eso es bueno o malo.
Yo eduqué a mis hijos -lo reconozco, y lo he dicho muchas veces en esta Corporación- en una pedagogía distinta, la Waldorf, sistema educativo originado en las concepciones de un pedagogo como Rudolf Steiner, quien tiene una visión antroposófica respecto de los ciclos de la educación.
En lo personal, tengo mis dudas en cuanto a si es bueno o no adelantar los procesos de escolarización.
Lo segundo que me llama la atención es que hay colegios que ya tienen este nivel incorporado en sus instituciones. Pero, tal como les consta a la señora Ministra y al Subsecretario, se les ha representado ese problema (en aquellos establecimientos que incorporan este nivel) y cómo impacta en el sistema de admisión escolar, en que el actual Gobierno ha tenido visiones y posiciones distintas a lo largo del tiempo.
A mí me gustaría que hubiera una posición.
Puedo dar un ejemplo concreto, señor Presidente.
Niños que están en el kínder, ¿son parte de la comunidad escolar o no? Y uno va a decir: "¡Obvio que sí! ¡Claro que lo son!".
Y después de este proyecto van a expresar: "¡Gracias a Piñera forman parte de la comunidad escolar!".
Pero lo cierto es que ahora a los niños que están en kínder en colegios que tienen este nivel no se los mira como parte de la comunidad escolar. Y aunque el año pasado el actual Gobierno les permitió ingresar a la plataforma y ser considerados parte de la comunidad escolar, no entraron al sistema de admisión escolar de la misma forma como se pretende que ocurra este año.
Es bueno saber cómo están pensando esa dimensión.
Como no está en esta iniciativa, tengo mis serias interrogantes.
Me abro a cualquier debate al respecto, pero no está abordado en esta iniciativa.
Señor Presidente, no he manifestado mis oposiciones, sino mis dudas acerca del proyecto.
En tercer término, ¿qué pasa con los niños que no han cursado el kínder hasta ahora, porque no es obligatorio? Yo entiendo que la Ministra no estuvo en la Comisión, sino la Subsecretaria, que es quien ha llevado adelante mayormente el proyecto. Y no lo digo como una crítica, sino porque en el informe se señala que cuando se le preguntó a la Subsecretaria cómo se va a hacer -entre comillas- la convalidación, no hubo una respuesta.
Me parece, señor Presidente, que el reconocimiento a la importancia que reviste la educación inicial es relevante. Considero importante que respecto al "kínder", como se lo llama normalmente, se pueda avanzar para establecer que es un requisito, que es obligatorio. Otros países ya lo han hecho.
Pero en el proyecto tengo dudas sobre cuál será el significado en estas tres áreas. ¿El que sea obligatorio significa escolarización? ¿Esto se halla vinculado a cómo se va a financiar? ¿Este proceso significa que quienes están en dicho nivel serán o no parte de la comunidad escolar? Lo señalo porque la forma en que se ha abordado el sistema de admisión escolar por el actual Gobierno ha sido inconsistente.
En tal sentido, pongo el caso del colegio Los Cipreses -la Ministra sonríe en este punto, pero si quiere resuélvalo de la misma forma este año que el anterior- donde a niños que estaban en dicho establecimiento -localidad de Lo Miranda, comuna de Doñihue- los trataron de una forma un año y ahora lo hacen de otra manera, porque este año los están tratando como si no fueran parte de la comunidad escolar.
Esta definición no está contenida en el proyecto. Por eso, pediría consistencia en esta materia. De ahí mis dudas.
No voy a oponerme al proyecto. En mi opinión, es bueno que haya cobertura, que sea obligatorio, pero no sé si esta obligación es escolar ni qué va a pasar con quienes no han cursado dicho nivel hasta ahora. Son interrogantes que surgen del proyecto.
Yo soy un tremendo defensor de la educación inicial. Espero que el Ministerio de Educación junto con el Ministerio del Interior puedan avanzar en homogeneizar o ver una coordinación en la institucionalidad pública actual, entre los VTF, Junji e Integra. Es una cosa bien absurda la que tenemos en el Estado actualmente, con instituciones que cubren parte de esto. Creo que sería bueno abordar esto, y pienso que es una inquietud que tenemos todos.
Por eso, no voy a oponerme por ningún motivo al proyecto. Solo deseo plantear las interrogantes que tengo respecto de cómo el Estado, el país, avanza en esta materia. No me meto ni en la oferta privada en este debate. Entiendo que es una cosa que queremos entre todos, y espero que podamos, en una discusión en particular, profundizar estos aspectos, señor Presidente.
He dicho.
El señor DE URRESTI (Vicepresidente).- Estimados colegas, ha llegado a su término el Orden del Día.
Hay siete inscritos, que quedarían pendientes, en el mismo orden que se estableció, para intervenir en la próxima sesión.
En consecuencia, pasaremos a la hora de Incidentes.
--Queda pendiente la discusión general del proyecto.