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INCENTIVOS PARA DONACIÓN DE ÓRGANOS


El señor MONTES (Presidente).- En primer lugar, corresponde ocuparse en el proyecto, iniciado en moción de los Senadores señor Girardi, señora Aravena y señores Kast y Quintana, en primer trámite constitucional, que modifica la ley N° 19.451 con el objeto de incentivar la donación de órganos, con nuevo segundo informe de las Comisiones de Hacienda y de Salud, unidas, y urgencia calificada de "discusión inmediata".
--Los antecedentes sobre el primer proyecto (11.849-11) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley (moción de los Senadores señor Girardi, señora Aravena, señores Kast y Quintana):
En primer trámite: sesión 28ª, en 3 de julio de 2018 (se da cuenta).
--Los antecedentes sobre el segundo proyecto (11.872-11) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley (mensaje de Su Excelencia el Presidente de la República):
En primer trámite: sesión 31ª, en 10 de julio de 2018 (se da cuenta).
--Los antecedentes sobre el tercer proyecto (11.893-11) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley (moción de los Senadores señor Chahuán y señora Goic):
En primer trámite: sesión 31ª, en 10 de julio de 2018 (se da cuenta).
Informes de Comisión:
Salud: sesión 40ª, en 14 de agosto de 2018.
Salud (segundo): sesión 65ª, en 7 de noviembre de 2018.
Hacienda: sesión 65ª, en 7 de noviembre de 2018.
Salud y Hacienda, unidas (nuevo segundo informe): sesión 78ª, en 18 de diciembre de 2018.
Discusión:
Sesiones 40ª, en 14 de agosto de 2018 (se aprueba en general); 66ª, en 13 de noviembre de 2018 (la iniciativa vuelve a las Comisiones de Salud y Hacienda, unidas, para elaborar un nuevo segundo informe sobre los artículos transitorios).
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- Cabe recordar que la iniciativa fue aprobada en general por el Senado en su sesión del 14 de agosto de 2018, y discutida y aprobada en particular en su sesión del 13 de noviembre del mismo año, salvo en lo relativo a sus artículos transitorios, respecto de los cuales la Sala acordó que fueran informados por las Comisiones de Hacienda y de Salud, unidas.
Las Comisiones unidas se pronunciaron sobre los artículos primero y segundo transitorios en los términos en que fueron despachados por la Comisión de Hacienda, y efectuaron dos enmiendas unánimes al artículo primero transitorio.
Las enmiendas unánimes deben ser votadas sin debate, salvo que alguna señora Senadora o algún señor Senador manifieste su intención de impugnar las proposiciones de las Comisiones unidas a su respecto.
Sus Señorías tienen a su disposición un boletín comparado en que se transcriben las modificaciones introducidas por las Comisiones de Hacienda y de Salud, unidas, y el texto como quedaría de aprobarse tales enmiendas.
El señor MONTES (Presidente).- En discusión particular el proyecto.
Tiene la palabra el Senador señor Girardi.


El señor GIRARDI.- Señor Presidente, este es un proyecto de gran importancia, que adquiere mayor relevancia por hechos concretos ocurridos, porque muchas veces el diario vivir de chilenos y chilenas es distinto a los trámites legislativos y a las discusiones que se dan en el Congreso.
Por eso, quiero volver a reponer un debate que tuvimos la vez pasada, aunque ahora quizás el Senado pueda, a la luz de los hechos que se han producido, efectuar una evaluación diferente de la que hizo hace algunas semanas.
Hay un niño de 9 años que puede representar la historia de muchas personas: Joaquín Adasme, que falleció porque no pudo acceder a la donación de un hígado. Voy a dar lectura a lo que planteó su papá en un pequeño texto: "Luchaste con todas tus fuerzas; fuiste un gran ejemplo para mí. Joaquín, perdóname, hice todo lo que estuvo a mi alcance para salvar tu vida". Y yo, como Senador, como médico, como Presidente de la Comisión de Salud, quiero decir lo mismo: "Mira, hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance para que nunca más un niño, una niña o cualquier chileno muera por no poder acceder a un órgano".
Hoy día estamos viviendo una situación catastrófica, dramática, en nuestro país. Tenemos una tasa de donación de órganos y de trasplantes bajísima: menos de siete donantes por cada millón de habitantes. Si nos comparamos veremos que España, con una legislación parecida a la nuestra, tiene 50 donantes por millón de habitantes.
En Chile miles de personas están en listas de espera. Sin embargo, al menos el 40 por ciento de las que ahí se encuentran aguardando un corazón, un pulmón, un hígado, fallecerá este año por no tener la posibilidad de conseguir un donante.
¿Y por qué no tenemos donantes? Porque en la ley del donante universal del año 2010 -de la cual soy uno de los autores-, que transformaba a cada chileno en donante por el solo hecho de nacer, se puso como condición para su aprobación que bastaría, al momento de concurrir al Registro Civil o de sacar licencia de conductor, con que se le preguntara a las personas si renunciaban a su condición de donante.
¿Qué ocurre, sin embargo? Que, cuando alguien va a sacar su licencia de conductor, su cédula de identidad o su pasaporte, va pensando en otra cosa y, al instante en que se le consulta si quiere ser donante o no, no ha reflexionado al respecto y no se encuentra preparado para responder, adoptando una conducta refleja, que consiste en dejarse llevar por los prejuicios. Y, como los prejuicios existen, la persona dice "no". De este modo, 4 millones de personas, entre el 2011 y el 2013, manifestaron no querer ser donantes. O sea, hay un stock de casi la mitad de la población que hoy día es no donante.
¿Por qué es importante lo anterior? Porque cuando el año 2013, dada la situación expuesta, tomamos la decisión de que esa determinación proviniera de un acto reflexivo, fruto del silencio y la meditación, se estableció que las personas realizaran una acción coherente con tal determinación concurriendo a una notaría a renunciar a su condición de donante. En cinco años solo aproximadamente 11 mil personas renunciaron a su condición de donante; en cambio, en dos años renunciaron 4 millones.
Entonces, con el Senador Kast, a petición de sociedades médicas como la Sociedad Chilena de Nefrología, ante una situación de urgencia, dramática, señalamos que intentaríamos que esos 4 millones de personas que dijeron "no" antes del 2013 y que fueron consultadas en una especie de fast track, sin posibilidad de reflexionar o de meditar, se recalificaran en un plazo de seis meses o, de lo contrario, volverían a ser donantes.
Por distintas razones, las Comisiones unidas modificaron aquello que se aprobó mayoritariamente en la de Salud y establecieron una condición distinta: cuatro años, cuando nuestro país vive una situación de emergencia, volviendo a considerar además al Registro Civil como el lugar preferente para manifestar tal decisión. Es decir, volvemos a lo mismo que había antes: las personas van a ir al Registro Civil a sacar su cédula de identidad o su pasaporte y, en un proceso fast track, les van a preguntar si desean ser donantes o no. Y de nuevo se producirá el mecanismo reflejo, gobernado por la incertidumbre y los prejuicios, y se repetirá la negativa a ser donante, quedando lamentablemente muchos más niños, como Joaquín Adasme, sin la posibilidad de salvar sus vidas o de tener una mejor existencia producto de que tal vez no hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance para que en Chile haya más donantes.
Además, todo chileno no solo es donante universal, sino también receptor universal.
Por eso, les pido a las Senadoras y los Senadores volver a repensar cuál es el mejor instrumento para darles vida a los numerosos niños y niñas que necesitan un órgano.
Yo entiendo que el Ministro de Salud está totalmente de acuerdo con nosotros. Entonces, si aprobamos el texto de las Comisiones unidas con la idea, según entiendo, de que lo propuesto sea modificado en el trámite de la Cámara de Diputados, me pregunto por qué dejar que el Ministro de Salud tenga que presentar una indicación en esa instancia respecto de algo que nosotros podemos resolver acá.
Por eso, formulo una petición con sentido de urgencia. Comprendo la dimensión procesal de lo que se ha planteado, es decir, que en el mismo lugar donde se ha hecho algo esto se debe deshacer.
Pero yo creo que les estamos planteando a los chilenos un desafío mayor: que las personas que renunciaron a ser donantes por medio de un mecanismo fast track, en que muchas veces ni siquiera se les consultó (el funcionario puso "no" sin preguntarles), tengan la posibilidad de disponer de un proceso reflexivo, meditado.
Y, si así lo determinan, bueno, ¡que puedan ir a la notaría! De hecho, a partir del 2013, la ley dice que para renunciar a la condición de donante hay que concurrir a la notaría.
Por eso, propongo que tengamos la posibilidad de reflexionar -nosotros también- y de votar en contra de lo acordado por las Comisiones unidas a fin de volver a establecer el texto de la Comisión de Salud.
Sé que no todos los Senadores y Senadoras estarán contentos con esto.
El señor COLOMA.- ¡Es insólito!
El señor GIRARDI.- Es insólito. Pero también lo es que en Chile muera un niño de nueve años por no recibir un órgano. Las donaciones de órganos no tendrán posibilidad alguna de subir en nuestro país si no hacemos cambios que, a lo mejor, requieren mayor audacia.
Repito: para mí es insólito que estén muriendo niños y niñas por no haber órganos, cuando debiera existir la posibilidad de salvar sus vidas.
Hay muchas personas que lamentablemente están sufriendo muerte cerebral. Pero producto de estos elementos, de estas trabas, ello no se puede traducir en más vida para los niños y niñas, para la población chilena que lo necesita.
He dicho.
El señor MONTES (Presidente).- Le ofrezco la palabra a la Senadora señora Goic.


La señora GOIC.- Señor Presidente, en la sesión pasada, cuando discutimos este tema, vimos ya argumentos relativos a la importancia de avanzar en un mayor porcentaje de donantes en nuestro país, y con esta ley se busca facilitar ese proceso: que más personas quieran ser donantes y menos no deseen serlo.
Yo tiendo a coincidir con el Presidente de la Comisión de Salud -quien me antecedió en el uso de la palabra- en que lo que hacemos es retroceder.
Cuando se asocia el no querer ser donante con el trámite para obtener licencia de conducir y no con un trámite especial para expresar que no se quiere ser donante (como planteamos en algún momento en la Sala), pensando solamente en situaciones en que un notario no es accesible, como sucede en localidades rurales -como Senadora por Magallanes lo entiendo perfectamente-, debo decir que la modificación va más allá de lo que habíamos planteado en la Sala.
Hoy día efectivamente hay elementos coyunturales, como la pérdida de la vida de un niño, que nos duele, que nos remece, y debemos aprovechar esta oportunidad para abordarlos.
Sin embargo, me gustaría ir más allá en esta discusión.
No solamente tenemos que sacar adelante este proyecto; no solamente debemos avanzar en cuanto a quienes podrían ser donantes y no lo son, sino que tenemos que ser más audaces como país. Hemos de progresar en mayor cantidad de alternativas para la donación.
Nosotros aprobamos el proyecto que regula la donación cruzada de órganos entre vivos, que ingresó a trámite el 21 de abril de 2015. Lo sacamos adelante antes de dos años: el 11 de febrero de 2017. ¡Y hasta el día de hoy -el próximo mes se cumplen dos años- no cuenta con reglamento!
Se lo comentaba recién al Ministro de Salud -por su intermedio, señor Presidente-: ¡eso no puede ser! No puede ser la demora del Gobierno anterior ni la de este Gobierno para sacar ese reglamento, en que se genera un alternativa mayor de donantes en el caso de trasplantes de personas vivas.
La información de que dispongo es que el reglamento fue retirado de la Contraloría por el Ministerio de Salud el 9 de octubre. ¡Espero que vuelva a ingresar; que se subsanen las observaciones!
Lo que necesitamos es que la ley que aprobamos con celeridad, y que, además, nos trajeron como propuesta personas que necesitaban un trasplante, esté operativa.
Es más, los quiero invitar a dar un paso adelante, tal cual señalaba el Senador que me antecedió, más audaz, y a que avancemos en ampliar la posibilidad de que aquellas personas que sean parientes por afinidad también puedan hacer donaciones.
Actualmente, solo se puede dar en el caso de parientes consanguíneos hasta el cuarto grado, cónyuges o convivientes. Esto significa que si mi cuñada, mi suegra o mi yerno deciden ser donantes, y son compatibles, no lo pueden hacer, pese a haber una relación, respecto a la cual nadie puede decir que existen otros incentivos perversos.
Por lo tanto, lo que estoy haciendo ahora, en conjunto con el resto de los integrantes de la Comisión, es presentar el proyecto para que ampliemos su alcance a fin de que parientes por afinidad también puedan ser donantes. E iniciemos ahí una discusión, que quizá puede llevar más allá la frontera ¿Por qué no?
Hoy día es muy distinto que lo que sucedía hace varios años, cuando existían dudas de que hubiera tráfico, u otros incentivos.
En el presente hay equipos profesionales de psicólogos que conversan de manera previa, que realizan un proceso de selección, de revisión, para que efectivamente todo se dé en buenos términos, para que aquí exista un acto de entrega, de amor y de resguardo hacia quienes participan.
A mi juicio, tenemos que hacernos cargo de esa discusión también. Y por eso presentamos hoy día este proyecto, que esperamos poder tramitar.
Algunos hemos conversado además con el Ministro, que según entiendo tiene interés en que demos más pasos en esta línea.
Nosotros avanzamos en la ley de donación cruzada en cuanto al donante altruista. De ahí que sea tan importante que se dicte el reglamento -como señalaba, fue aprobado hace casi dos años-, que permita que una persona que por motivos altruistas quiera donar un órgano lo haga a quien esté primero en prioridad, sin necesidad de tener una relación de parentesco.
Entonces, el llamado es a que nos hagamos cargo del tema de fondo. Todos conocemos situaciones, más o menos cercanas, en que un órgano puede salvar una vida; en que la existencia de un donante puede significar salvar la vida de hasta diez personas.
¡De eso estamos hablando!
En consecuencia, yo me inclino por mantener el texto del proyecto como está -ojalá hubiera sido la decisión mayoritaria-, perfeccionándolo para el trámite específico en el Registro Civil a fin de declarar que no se quiere ser donante. Y lamento que se haya retrocedido respecto de lo que habíamos avanzado en la discusión.
Gracias, señor Presidente.
El señor MONTES (Presidente).- Le ofrezco la palabra al Senador señor Coloma.


El señor COLOMA.- Señor Presidente, el año partió al revés de cómo creíamos que debía hacerlo. En vez de ser positivo, optimista, unitario, hemos visto una vuelta de carnero del Senador Girardi ¡francamente kafkiana!
Aquí, la Cámara Alta le pidió a las Comisiones de Hacienda y de Salud, unidas -¡unidas!- un trámite especial, excepcional, a fin de resolver un conflicto, que parecía evidente, y que tiene que ver no con el tema de donación de órganos en general, sino con una situación de derechos que se producía en virtud de la ley vigente, en que a los ciudadanos se les da la opción de ser donantes o no cuando renuevan la licencia de conducir o la cédula de identidad.
Yo presenté objeciones, pero el que más lo hizo fue el Senador Huenchumilla, quien planteó que era irregular que, habiéndose otorgado el derecho de ser donante o no, por ley se debiera concurrir después a una notaría, en circunstancias de que se decía que sí podía hacerse legalmente.
Me acuerdo que el Senador Insulza apuntaba en el mismo sentido en la discusión anterior: que había que resolver esto bien; que no podía quedar en la nada.
Nos juntamos en las Comisiones de Hacienda y de Salud, unidas, con presencia del Gobierno, ¡con presencia del Gobierno! Aquí el Ejecutivo tampoco puede mirar para el techo. Y se propuso un acuerdo (que yo no formulé, para ser franco), pero que dentro de lo que se podía era algo razonable, en el sentido de que respecto de las personas nuevas, a las que no se les preguntó en su momento, se les otorgara el carácter de donante universal. O sea, cualquier ciudadano. Eso está fuera de discusión.
Y no es cierto lo que dice el Senador Girardi, quien le echa la culpa por cualquier falta de trasplante a lo que señala la ley. Hoy día existe el principio del donante universal. Y hay más de ocho millones de personas que son donantes, ¡ocho millones!
Lamentablemente, la Ley de Donantes funciona pésimo, y los sistemas de donación están muy mal concebidos. Eso es lo que ocurre.
No obstante, respecto de estas personas, que legítimamente manifestaron que no eran donantes -yo no lo hice-, lo que se estableció, y que está mal resuelto en la ley vigente, porque se dice que deben ir a la notaría, es dar un plazo para que cuando tengan que renovar su carné de identidad o su licencia de conducir, se les vuelva a preguntar, en un período máximo de cuatro años.
Se sugirió incorporar las cartillas que el Ministerio de Salud quiera, para que existan todos los resguardos posibles.
Y a mí me parecía que lo lógico era esperar que cada persona que en su momento hubiera dicho "no" tuviera la opción de decir "sí" al concurrir a renovar sus documentos.
Pero ¡está bien! Fue de esos acuerdos que en la vida son así. Se aprobó nueve por cero -¡nueve por cero!- que se propusiera esta redacción.
El Senador Girardi votó a favor de ella.
Lo quiero dejar superclaro.
A mí era a quien más me complicaba. Porque -insisto-, existiendo el principio de donación universal, que ya está funcionando, siendo yo donante, sí me importaba que jurídicamente este Parlamento respaldara a aquel que en forma legítima había dicho "no" a la donación de órganos en un momento determinado pero que en otro instante repensara su decisión.
Eso se parceló; no se dio la opción del período total, sino que se dijo: "Demos un lapso de cuatro años para que esas personas puedan tomar la decisión cuando les toque la renovación de su cédula de identidad o de su carnet de conducir, sin perjuicio de lo cual si alguna de ellas en cualquier minuto quisiera señalar su voluntad de ser donante pudiera ir al Servicio de Registro Civil o a una notaría a expresarlo".
Entonces, señor Presidente, aquí estamos ante un acuerdo -creo que usted fue el que lo propuso, con el asentimiento de todo el mundo-, que se resolvió 9 por 0, en que participó activamente el Gobierno, pues consideró que era bueno. Pero ahora me dicen que hay que votar en contra de ese acuerdo, para el cual se mandató a las Comisiones unidas a fin de resolver un conflicto que significó paralizar durante tres sesiones este proyecto en el Senado.
Por tanto, les pido a los Senadores un poco de sentido común, que respetemos las instituciones por lo menos para que esto surja. De lo contrario, lo que va a pasar es que nos vamos a quedar sin norma; no va a haber nada. Y, en consecuencia, después existirá mucha más quejumbre cada vez que ocurra alguna situación ingrata.
Este es un acuerdo que a mí no me satisface cien por ciento, pero yo cumplo mi palabra. ¡Y yo insto a que ella se cumpla!
He dicho.
El señor MONTES (Presidente).- Le ofrezco la palabra al Senador señor Kast.


El señor KAST.- Señor Presidente, la verdad es que me cuesta entender esto porque existe hoy día una ley que exige ir a una notaría a todo chileno que quiera ser no donante. Repito: toda persona que no desee ser donante debe acudir a una notaría.
Esa fue una de las buenas normativas que se elaboraron y se implementaron hace tres años acá -en esa época yo no estaba en esta Corporación-, por lo que felicito al Senado por entender que la evidencia internacional demuestra que para que exista efectivamente un sistema de donaciones que funcione, ello debe hacerse de esa manera y no al revés, que es facilitar el mecanismo para que las personas sean no donantes.
En ambos casos se respeta la libertad.
Por lo tanto, cualquier persona que, por razones religiosas o por convicciones personales, quiere ser no donante hoy día puede concurrir a una notaría y expresar esa decisión. Nadie podría vulnerar esa libertad constitucional de que dispone.
Ahora bien, ¿qué ha sucedido con este proyecto, que era muy sencillo?
Resulta que, con motivo de la primera ley que se elaboró, que funcionó mal, 4 millones de chilenos quedaron automáticamente como no donantes, algunos de los cuales lo hicieron en conciencia, porque, cuando fueron a sacar carnet de identidad, les preguntaron su decisión y dijeron: "No, hoy día mejor que no"; otros se excluyeron simplemente porque no se les consultó, no había ninguna persona con ellos en ese minuto que verificara si se les preguntaba correctamente.
Y el problema que tenemos ahora es muy simple.
Se suponía que íbamos a contar con un buen sistema de donación de órganos; no obstante, hay 4 millones de chilenos que no pueden ser donantes; ni siquiera se les puede preguntar a sus familias, a pesar de que toda la literatura internacional demuestra que siempre es sano consultar a la familia porque, al final del día, sus integrantes son los que deben cargar con el dolor. Y, por cierto, uno no quiere una familia que finalmente salga diciendo: "Utilizaron a mi pariente, a mi familiar en contra de mi voluntad".
Por consiguiente, lo que hacía esta iniciativa era algo muy sencillo, y por eso participamos en su elaboración junto con el Gobierno y, también, con el Senador Girardi -ustedes saben que yo no estoy de acuerdo con él en todas las materias-: otorgar simplemente seis meses para que todas las personas que están en el registro de 4 millones de chilenos puedan ir a la notaría y manifestar su decisión de ser no donantes, y si no, que expire ese plazo. La idea era volver a darles la oportunidad a esos 4 millones de chilenos y chilenas para que se sumen al régimen que hoy día funciona.
Obviamente, yo no fui parte del famoso acuerdo del que ahora se habla.
Pero créanme que hoy día, por la forma en que se encuentra el texto, esta ley en proyecto la votaré en contra sí o sí, porque no sirve para nada. ¡Postergar cuatro años más el volumen de 4 millones de chilenos que no pueden ser donantes es un absurdo!
Si ustedes me preguntan si sirve de algo aprobar esta normativa tal como está, yo les diría: ¡Por ningún motivo!
Honestamente, creo que tenemos la oportunidad en este Senado de no chutear la pelota para la Cámara de Diputados y de dejar una ley correcta, que fue, de hecho, patrocinada por el Ejecutivo y cuyo objetivo es simplemente respetar la libertad de los chilenos y las chilenas para que puedan voluntariamente ser no donantes -nadie quiere vulnerar esto-, y que lo hagan durante el lapso de seis meses. Alguien dice: "No, démosles un año". Bueno, no lo entiendo. Si creen que es positivo cuatro años, ¿por qué no va a ser mejor seis meses?
Uno ciertamente podrá cuestionar cuál es el tiempo óptimo, pero lo claro es que los datos duros son los que están ahí: estamos teniendo menos donaciones de órganos que países que se supone que cuentan con una ley parecida a la de nosotros. Por ejemplo: 50 en España, 7 en Chile. Ese es el orden de magnitud.
Pienso, con honestidad, que no estamos vulnerando la libertad de nadie. Todo lo contrario: estamos ocupando la evidencia psicológica del comportamiento que hoy día existe, en el sentido de que efectivamente para poder impulsar un sistema de donación universal se necesita un mecanismo como este.
Por lo mismo, propongo a la Sala votar en contra de la modificación que introdujeron las Comisiones unidas de Hacienda y de Salud, y acoger el texto que aprobamos en general hace pocas semanas.
Gracias.
El señor MONTES (Presidente).- Le ofrezco la palabra al Senador señor Moreira.


El señor MOREIRA.- Señor Presidente, la verdad es que la elocuencia de los discursos de hoy día no va a convencer a esos 4 millones de personas que, por distintas razones y con libertad, han decidido no ser donantes.
¡Yo soy donante!, y lo he sido siempre. Pero debemos entender que si ahora no aprobamos lo que se propone, con mayor razón careceremos de oportunidad alguna de avanzar. Si votamos negativamente es porque hay diferencias encontradas de uno u otro sector.
Lo propuesto acá lo votaré a favor en cualquier circunstancia; también si se hubiese tratado de un año. Para mí este último debió ser el plazo.
Ahora bien, entiendo que si a través de una ley se les preguntó a las personas si querían ser donantes o no, consignándose en ella un plazo, no podemos obligar, mediante otra normativa, a que esa gente que tenía determinada opinión la cambie.
En lo concreto, creo que en este proyecto, que se encuentra en etapa de votación en particular, se ha puesto el acento en las personas que, pudiendo ser donantes, decidieron no serlo. Lamentablemente, muchas veces esto se debe a informaciones falsas, a rumores, a medias verdades que se esparcen, a un injustificado temor entre bastante gente desinformada sobre riesgos inexistentes y carentes de fundamento.
¡Pero este proyecto no es nuevo!
O sea, tuvo que morir un niño, quien pidió la oportunidad de poder vivir, un órgano, como fue el menor Joaquín Adasme, de Puerto Montt, de nuestra Región, para que surgiera el tema.
En verdad es un triste recordatorio de que aún nos falta mucho por avanzar. Pero no podemos estar siempre reaccionando cuando suceden este tipo de situaciones sensibles, lamentables, estremecedoras, porque se trata de un niño. Eso golpea el corazón.
A mi juicio, en esta Sala no existe nadie, ¡absolutamente nadie!, que se oponga a este proyecto de ley, respecto del cual hay una mirada jurídica, una mirada humana y una mirada práctica.
¿Qué es lo mejor? Lo mejor se tiene que expresar en este Senado. Todas las opiniones merecen respeto. Pero sí tengo claro que hoy día no existen excusas para votar en contra de un tema de esta naturaleza. No puede haberlas. Si en un futuro cercano es necesario modificar y buscar acuerdo, ello se hará. Sin embargo, no podemos retroceder, y el votar en contra significa retroceder; si la Sala se pronuncia a favor, se avanza de alguna manera.
A mí me parece que esa debería ser nuestra prioridad, no solo la discusión jurídica, que es razonable, sino también la práctica y la humana.
Hay que buscar un círculo virtuoso para encontrar la solución necesaria.
Señor Presidente, aunque se han hecho muchos esfuerzos, no sé si es posible buscar otra solución intermedia a estas alturas del partido -sería muy triste que esto se votara a medias-: que se celebre una reunión breve de los jefes de bancada y los miembros de las Comisiones unidas para ver si logramos un punto de encuentro en lo referente a los plazos relacionados con esta materia.
Gracias.
El señor MONTES (Presidente).- Le ofrezco la palabra al Senador señor Chahuán.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, Honorable Sala, nos hallamos ante una importante decisión, pues, efectivamente, este proyecto, que fue fusionado con otras iniciativas -muchos de sus autores estamos presentes en este Hemiciclo- busca establecer una fórmula para lograr que cuatro millones de chilenos que habían manifestado su voluntad de no ser donantes reevalúen su decisión.
Por intermedio de la Mesa, le quiero señalar al Ministro que estamos convencidos de que la ley en proyecto no resuelve todos los problemas. Se requiere una cultura de donación de órganos; urge que esta materia se encuentre dentro de las metas de los directores de los servicios de salud y de los hospitales; resulta necesario que no se privilegie a quienes son prioridad nacional y viven en la Región Metropolitana y se castigue a aquellos que pertenecen a regiones: o sea, se precisa un mecanismo de procuramiento de órganos distinto.
Esta cuestión se debe solucionar, porque es un escollo.
Este asunto fue arduamente discutido. Durante el debate anterior en la Sala hubo acuerdo para que las Comisiones unidas de Hacienda y de Salud elaboraran una fórmula que diera respuesta a este problema.
¿Dónde radica la dificultad? En tres materias que señalaré a continuación para que todos los Senadores votemos de manera informada o busquemos algún acuerdo sobre el particular.
La primera tiene que ver con el aforismo de que "en derecho las cosas se deshacen en la misma forma en que se hacen".
En definitiva, hubo personas que al momento de solicitar la renovación de su cédula de identidad o de su licencia de conducir manifestaron su voluntad de no ser donantes.
Acá ha habido una larga discusión en el sentido de si ellas en verdad tomaron o no su decisión de manera informada, o si el funcionario respectivo les preguntó si querían o no ser donantes.
Entonces, el primer punto a debatir es la fórmula para deshacer lo que fue la manifestación de voluntad de cuatro millones de chilenos.
El segundo tema se refiere a los plazos: o sea, si se requieren seis meses para que quienes hubiesen manifestado su voluntad de no ser donantes ratifiquen dicha decisión, que era como se establecía en el proyecto original; o si se precisan cuatro años para aquello, que fue lo consensuado por las Comisiones unidas de Hacienda y de Salud.
La tercera materia se vincula con el momento en que comienza a regir esta normativa; es decir, desde cuándo.
Son tres los asuntos que debemos resolver.
Señor Presidente, la situación producida con Joaquín Adasme durante el fin de semana pasado es algo que nos debe motivar a reflexionar acerca de lo que acordaron las Comisiones unidas.
Por lo tanto, le pido que cite a los Comités para explorar la posibilidad de llegar a un consenso en la materia. En verdad, sería escandaloso que no despacháramos esta iniciativa, que no alcanzáramos un entendimiento respecto de los plazos para los efectos de no generar vicios en tal manifestación de voluntad, esta vez al revés.
Reitero: solicito que se llame a una breve reunión de Comités al objeto de ver si hay espacio para llegar a una solución distinta y aprobarla por unanimidad. Ello, con el fin de que podamos despachar este proyecto de ley tan necesario.
He dicho.
El señor MONTES (Presidente).- ¿Habría acuerdo para citar a una reunión de Comités a fin de buscar una solución en la materia?
No lo hay.
Tiene la palabra el Senador señor Bianchi.


El señor BIANCHI.- Señor Presidente, hoy la ley establece el principio de donante universal, según el cual toda persona es donante, salvo que exprese su voluntad de no serlo.
El referido principio -es decir, el de que se es donante, salvo que se exprese la voluntad de no serlo- se vio perjudicado, pues la voluntad de no ser donante se debía manifestar al momento de renovar la cédula de identidad o la licencia de conducir.
Claramente, dicha instancia no es la mejor para decidir sobre una materia que sin duda es extremadamente sensible. Ello provocó que entre los años 2010 y 2013 más del 87 por ciento de las personas que fueron a renovar su cédula de identidad o su licencia de conducir indicaran su voluntad de no ser donantes, y, obviamente, quedaron inscritas en el Registro Nacional de No Donantes.
Bueno, ante una normativa que estaba dando tales resultados, se resolvió en 2013 modificar la forma de expresar la voluntad de no ser donante, estableciéndose que dejará de ser donante la persona que presente documentación fidedigna, otorgada ante notario público, en la que conste que en vida manifestó su voluntad de no serlo.
¿Cuál es el problema de dicho cambio? Que para que las más de cuatro millones de personas que ya estaban inscritas en el Registro Nacional de No Donantes de acuerdo al sistema anterior pudieran salir de él se debía realizar el mismo trámite notarial, cuestión que casi ninguna de ellas hizo.
Pues bien, en este proyecto estamos cambiando el mecanismo de duda fundada respecto de si una persona es o no donante de órganos. De manera que existirá duda fundada -según se establece- por el hecho de pertenecer al Registro Nacional de No Donantes a que se refiere la ley N° 20.413 o de presentar ante el médico encargado del procedimiento documentos contradictorios. Es decir, se incorpora la factibilidad de que los cuatro millones de personas que están en el referido registro sean donantes si es que alguno de los familiares que señala el inciso respectivo manifiesta su aprobación en tal sentido.
Con la indicación que presenté, que fue aprobada por la Comisión, tuve la intención de facilitar aún más la donación, al sacar la posibilidad de que la duda fundada provenga de declaraciones diferentes de las personas enunciadas en el precepto pertinente, que son todos familiares, pues, obviamente, dicha circunstancia generaría una serie de casos de dudas fundadas, y peor aún, problemas familiares en medio de una situación tan dolorosa como la muerte de un ser querido.
Por todo lo anterior, me alegro de que el órgano técnico haya perfeccionado la norma respectiva, sacando la factibilidad de duda fundada basada en declaraciones contradictorias de familiares del difunto.
Celebro igualmente que la Comisión, por unanimidad, aprobara una indicación de mi autoría, la que sin duda será un estímulo para que el mecanismo de donación de órganos funcione más eficazmente.
La referida indicación incorpora a la ley correspondiente el siguiente artículo segundo ter: "Será obligación del médico tratante notificar a la respectiva unidad de Coordinación de Procuramiento de Órganos y Tejidos acerca de la presencia, respecto a su paciente, de un estado potencial de muerte encefálica.
"El médico que incumpla esta obligación" -conforme ha quedado consignado- "será responsable administrativa o civilmente, según fuera el caso.".
Estimo que con la obligación impuesta al doctor tratante se le está entregando un potente reforzamiento al mecanismo de donación de órganos, ya que los médicos deberán ser especialmente responsables y diligentes para dar el oportuno aviso de la existencia de un potencial donante. Ello a todas luces constituye una herramienta fundamental para que una donación de órganos se concrete efectivamente, pues, como sabemos, los tiempos en estos procedimientos la mayoría de las veces son muy cortos. Por lo tanto, la diligencia y la urgencia con que actúe el facultativo son esenciales.
Señor Presidente, en los segundos que me quedan debo decir que yo también he quedado con dudas en cuanto al acuerdo que se podría alcanzar. Entiendo que el llamado que se nos hace es a votar en contra para que quede lo que aprobamos anteriormente y no esto, que en definitiva retrasa aún más la posibilidad a que me referí.
Por consiguiente, me allano absolutamente a la idea de buscar una solución final. De modo que respaldo la solicitud que se hizo en el sentido de citar a reunión de Comités para encontrar una salida que nos permita despachar esta iniciativa.
He dicho.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Insulza.


El señor INSULZA.- Señor Presidente, en verdad -tal como lo señaló el Senador Coloma-, esta no es una buena forma de empezar el año: con un proyecto tan controvertido como el que nos ocupa, y, también, que se discute con posterioridad al fallecimiento, muy lamentable, de un niño que no encontró trasplante.
Ahora, cuando las cosas están difíciles -lo he dicho alguna vez-, lo mejor es estarse a los principios de cada cual. Y aquí no nos hallamos en eso. Estamos preguntándonos si es mejor cuatro años o seis meses; si es más conveniente el Registro Civil o la notaría; o si es más adecuado que esto se haga al momento de renovar la cédula de identidad, etcétera.
Para mí el principio es muy simple: nadie puede disponer del cuerpo de otro sin su voluntad.
Es tan sencillo como eso.
Estoy dispuesto a aceptar que la ley presuma la voluntad de la persona cuando no ha declarado nada. A lo que no lo estoy es a que presuma su voluntad aunque haya manifestado lo contrario.
Entonces, ¡por favor! Si se van a reunir los Comités, busquen alguna forma para preguntarle a la persona si está decidida a cambiar su opinión y ceder sus órganos: a la salida del colegio donde tiene matriculados a sus niños; cuando va al hospital, o en el lugar que se quiera. Pero si aquella no se halla dispuesta a hacerlo, no estoy a favor del plazo de seis meses, ni de cuatro, ni de diez, ni de veinte años.
Reitero: nadie puede, por lo menos en mi concepto, disponer del cuerpo de otra persona.
Por lo tanto, anuncio que si se va a votar la norma como viene, me pronunciaré en contra; y si se somete a nuestra consideración la disposición original, también me manifestaré negativamente.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Pizarro.


El señor PIZARRO.- Señor Presidente, siempre nos pasa en el Senado que cuando discutimos alguna iniciativa luego de un hecho sensible para todos como que perdemos el sentido más profundo del debate. Y, entonces, las cosas tienden a definirse por altas sensibilidades o por tratar de responder frente a un requerimiento que a veces puede venir de la opinión pública, o que se genera ante la impotencia que a uno le producen ciertos hechos: por ejemplo, el que un niño no haya tenido la oportunidad de recibir un órgano para salvar su vida.
Eso hace que perdamos la perspectiva de lo que estamos discutiendo.
¿Por qué llegamos a las Comisiones unidas de Salud y de Hacienda? Esto fue producto del debate que sostuvimos acá, en el Senado, donde, en buenas cuentas, queríamos resguardar dos cuestiones muy importantes.
La primera la señaló recién el Senador Insulza: nadie tiene derecho a disponer del cuerpo de una persona si no ha sido autorizado por ella. Y, la segunda, es la necesidad de que exista mayor eficacia en la implementación de las políticas de donación de órganos.
Fíjese, señor Presidente, que lo que nos llevó a las Comisiones unidas se halla relacionado con el hecho de que en la discusión particular efectuada en la Comisión de Hacienda la única modificación que se aprobó -tal como se consigna en el boletín comparado que tenemos a la vista- fue la que proponía intercalar, a continuación de la voz "prestada" (se refería a la manifestación mediante declaración prestada), la frase "ante el Servicio de Registro Civil e Identificación
".
¿Aquello qué modificaba? Lo que se planteaba en el artículo primero transitorio, en la parte que decía: "dicha manifestación, mediante declaración prestada ante notario público, la que se incorporará al margen de la inscripción anterior en el Registro Nacional de No Donantes.".
O sea, aquí estábamos hablando en el mismo sentido.
Lo que hizo la Comisión de Hacienda, aparte de consignar al notario público, trámite engorroso, que puede ser caro y difícil de realizar, fue facilitar este asunto para que esos cuatro millones de chilenos que dijeron que no querían donar sus órganos tuvieran oportunidad de reflexionar y cambiar su decisión para sí ser donantes.
Esa es la explicación para haber dispuesto que la declaración prestada sea ante el Servicio de Registro Civil e Identificación.
La razón es muy sencilla: porque ahí es donde hacemos la mayoría de los trámites y donde hay más oportunidad para que una persona que declare que no quiere donar sus órganos pueda repensar su postura y modificarla.
Ese fue el debate que nos llevó a las Comisiones unidas de Salud y de Hacienda.
Allí se planteó una segunda cuestión: si se establecía un plazo de seis meses para que las personas que hubiesen manifestado su voluntad de no ser donantes ratificaran tal decisión, o si se precisaba una cantidad mayor de años, como señalaron algunos Senadores.
Terminamos fijando cuatro años. ¿Por qué? Porque ello corresponde al tiempo en que debe renovarse la licencia de conducir o la cédula de identidad. De manera que con ello se estaba dando cierta lógica.
Señor Presidente, no tengo problema en que suspenda la sesión y cite a reunión de Comités para buscar una solución alternativa, pues usted tiene la facultad para hacer aquello: no requiere el acuerdo de la Sala.
Sin embargo, seamos claros también sobre qué estamos planteando.
Algunos colegas dicen: "Votemos en contra del acuerdo que se aprobó 9 por 0".
Señor Presidente, cuatro integrantes de la Comisión de Salud y cinco de la de Hacienda formularon esta propuesta, en la búsqueda de algo razonable para todos y que conciliara los dos principios que mencioné.
Votar en contra ahora significa no tener acuerdo en la materia y seguir con un debate que puede ser indefinido.
El Gobierno le puso hoy día "discusión inmediata" a esta iniciativa.
Mala consejera; no era necesario.
El proyecto se hallaba consignado en la tabla de esta sesión antes de que se produjera la muy triste muerte de Joaquín Adasme; estaba para ser visto ahora en el Senado. ¿Para qué colocarle "discusión inmediata"? ¿Cuál es el sentido de ello? ¿Sacar cualquier cosa, cuando seguimos debatiendo lo mismo que ya hemos visto anteriormente?
Señor Presidente, yo no tengo problema si hay que volver a analizar este asunto en las Comisiones unidas. Lo que pido es que si se suspende la sesión para citar a reunión de Comités, busquemos un itinerario que de manera razonable nos lleve a un acuerdo beneficioso para lo que se persigue: promover la posibilidad de donar órganos a fin de atender las urgencias que tienen las distintas personas en nuestro país.
El señor MONTES (Presidente).- Antes de citar a reunión de Comités, ¿le parece a la Sala oír la opinión del titular de la Cartera de Salud, quien ha pedido usar de la palabra?
Así se procederá.
Puede intervenir, señor Ministro.


El señor SANTELICES (Ministro de Salud).- Señor Presidente, sobre la base de que lo que efectivamente nos convoca -y en eso considero que no hay dos opiniones- es legislar de la mejor forma para que en Chile podamos tener un mayor número de donantes, quisiera aportar algunos antecedentes respecto de las cifras y de cómo se construyen. Esto, para los efectos de ayudar a que se llegue a una mejor decisión, entendiendo que hubo un debate legislativo que llevó a las Comisiones unidas a alcanzar un acuerdo que se aprobó 9 por 0, y que soy de los que siempre han mantenido el principio de que los acuerdos se cumplen.
Sin embargo, antes de entrar en esa disquisición, deseo proporcionar dicha información, de tal manera que si las Comisiones sesionan rápidamente, y así lo tiene a bien el señor Presidente, ello podría contribuir a la determinación que se adopte finalmente.
Hoy día en Chile -ya se señaló- tenemos alrededor de 7 a 8 donantes por millón de habitantes, lo cual contrasta, por ejemplo, con los 45 a 50 por millón que exhibe España; o los 25 por millón que posee Uruguay.
Es de interés poner atención al caso de Argentina, por cuanto hasta hace pocos años tenía una tasa de cerca de 14 donantes por millón de habitantes, y por una indicación -ya lo comentaré- que se le introdujo al proyecto de ley respectivo lograron aumentar a 20 donantes por millón.
¿Por qué señalo aquello? Porque cuando uno desagrega la cifra correspondiente, ve que hoy, en el patrón tal cual se halla construido, estamos restando un tercio de los potenciales donantes, que serían los 4 millones de personas que decidieron no serlo.
La duda es si resulta legítimo, por lo que ya se ha dicho, acelerar el proceso para reincorporar a esa gente.
Pero, adicionalmente, debemos establecer que, conforme a nuestros datos, el 50 por ciento de las personas que han manifestado su voluntad de donar no lo puede hacer porque al fallecer su familia se opone a ello, de modo que sus órganos no llegan al destino deseado.
Aquí aparece un tema que también deseo relevar. Porque al analizar el caso de Argentina, que hizo prevalecer el interés fundado del donante por sobre el de la familia, vemos que por esa sola modificación que introdujeron en el marco de la ley que tienen en la materia, muy similar a la nuestra, lograron aumentar en 40 por ciento los donantes.
Con ello quiero decir que, junto con zanjar la situación que ahora nos convoca, de estos cuatro millones de personas que se hallan inscritas en el Registro Nacional de No Donantes, existen otras medidas que sería muy importante incorporar también en la discusión; es decir, debemos avanzar de manera muy determinada y clara al objeto de que los equipos de salud que deben enfrentar la donación puedan de verdad hacer respetar la voluntad de ser donante de la persona difunta, cuestión que hoy día -como señalé- en el 50 por ciento de los casos no ocurre.
De esa manera, podríamos subir de 120 donantes anuales a sobre 180, y, con ello, incrementar la tasa de donantes por millón de habitantes.
Ahí tenemos una intervención muy precisa
.
En consecuencia, solicito que, junto con zanjar la situación de temporalidad, que más bien relevo a un tema formal, definamos sobre la base de los principios. Y comparto lo que aquí se ha dicho en el sentido de que no podemos dar una señal, como país, de que la voluntad se ve vulnerada porque generamos una legislación que no respeta a quien yo quiero donarle vida. Y considero que esa señal tiene que salir de esta Comisión.
Pero, adicionalmente, se debe fortalecer la propuesta sobre la base de que vamos a ejecutar la determinación de quienes optaron por ser donantes al momento de enfrentar la situación con los parientes. Porque ahí también ganaremos un 50 por ciento de donantes.
Dicho lo anterior, quiero invitarlos a que, más allá de lo que las Comisiones unidas definieron -un período de cuatro años, que a la luz de los datos existentes en Chile es un tiempo muy largo-, avancemos en establecer nítidamente el principio de la voluntad de las personas, perfeccionando los instrumentos, dado que este no funcionó -por eso estamos acá-, y consideremos los otros planteamientos asociados a respetar y hacer prevalecer la voluntad de las personas, pero gatillando que cuando los equipos de salud se vean enfrentados a un donante puedan ejercer esa voluntad.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quintana.


El señor QUINTANA.- Señor Presidente, me parece que las palabras del Ministro nos dan una salida a la presente discusión.
Probablemente, esto no les guste a los miembros de las Comisiones unidas de Salud y de Hacienda. Pero, como indicaba el Senador Chahuán, las cosas se deshacen de la misma manera como se hacen.
Y cito al Ministro porque por lo menos ha entregado tres argumentos nuevos, que no estaban en la controvertida discusión que hubo en diciembre y que terminó en Comisiones unidas. ¡Y en buena hora! Porque, de lo contrario, no sabemos cuál hubiese sido el desenlace en caso de que esto se hubiera zanjado en diciembre.
No puedo dejar de mencionar lo ocurrido con este menor de nueve años que requería un trasplante de hígado y que, lamentablemente, falleció. Su caso ha consternado a todo nuestro país. Y el Senado está para hacerse cargo también de ese tema. Si el propósito del Senado, del Congreso es mejorar los proyectos, ¡cómo no tomar en consideración una situación tan dolorosa como esta para replantear la eficacia de la Ley de Donante Universal!
Quería referirme a ese punto en primer lugar.
En segundo término, pueden haber pasado un poco a la rápida los datos que mencionó el Ministro, pero no son menores.
Él nos señala que, según los últimos datos, en 2018 bajamos desde una cifra de dos dígitos -es lo que teníamos hasta 2017- a una de un dígito: siete donantes por cada millón de personas. Esta cantidad está muy por debajo de lo que tienen Argentina y Uruguay. Y nos encontramos seis veces por debajo de los donantes de España, cifra que alcanzó a 50 por cada millón.
Este nuevo dato, sobre la baja de donantes, es un tremendo argumento. No contábamos con él en la discusión que sostuvimos en diciembre. Tenemos una tragedia hoy día, que hace ineficaz esta ley. Por lo tanto, existe la necesidad de modificarla.
Y otro dato, que tiene un carácter un poco más técnico, se refiere a lo que hace fundamentalmente el Ministerio de Salud, con los equipos, con las familias, para que efectivamente se respete la cantidad de donantes. El Senador Coloma explicaba muy bien que tenemos ocho millones de potenciales donantes. El problema radica -no es un subterfugio, porque la persona ya está fallecida- en que la familia, a fin de cuentas, es la que impide que dicha donación se haga efectiva.
En atención a lo anterior, estimo que hay varias soluciones.
Una alternativa es que haya segunda discusión -entiendo que algunos Comités ya la solicitaron formalmente; de no ser así, yo la pido también- y la otra opción es rechazar este texto. Pero me parece que no hay ninguna razón para solicitarle a la Cámara de Diputados que corrija algo que tendríamos que corregir nosotros hoy.
El Senador Bianchi y el Senador Girardi entregaban datos bastante elocuentes respecto de lo que nos ocurrió entre 2010 y 2013. No hay por dónde perderse: se debe recalificar a esos cuatro millones de personas. Y para llevar a cabo ese proceso se tendría que emplear la misma modalidad establecida en las modificaciones introducidas a esta ley el año 2013. De lo contrario, esto será completamente ineficaz y tendremos simplemente en el papel una ley de donante universal, cuando en la práctica no lo será.
Finalmente, estamos viendo cómo damos facilidades para el no donante, pero no cómo garantizamos una cantidad de donantes que nos permitan superar, ojalá largamente, los 120 o 130 casos anuales de donantes efectivos.
O sea, esos ocho millones terminan depurándose, con todos los filtros que hay, con todos los obstáculos -digámoslo claramente- que existen, y terminamos en 120, 130 casos, en circunstancias de que el Ministro ha dicho que se necesitan más de 300 trasplantes cada año.
Por lo anterior, o acordamos segunda discusión o rechazamos el texto, para mejorar la iniciativa donde corresponda.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, había solicitado la palabra para pedir la opinión del Ministro.
Ha quedado demostrado que la actual legislación de donación de órganos ha sido un fracaso.
El espíritu del proyecto de ley que estábamos discutiendo en la Comisión de Salud era precisamente incentivar la donación de órganos. Y como está quedando la iniciativa, evidentemente estamos demorando mucho más el proceso para las personas que quieran donar.
En consecuencia, estoy de acuerdo en que los Comités puedan acordar una fórmula más satisfactoria, considerando incluso la opinión que ha entregado el señor Ministro.

El señor MONTES (Presidente).- Todavía hay cuatro señores Senadores inscritos.
Todo indica que existe el ánimo de dar un tiempo para que haya una segunda discusión, que permita que el próximo martes, dada la urgencia de "discusión inmediata" que tiene la iniciativa, las partes se hayan puesto de acuerdo en una solución y la traigan a la Sala.
La otra alternativa es solicitar un informe complementario a las Comisiones de Hacienda y de Salud, unidas.
Tiene la palabra el Senador señor García.


El señor GARCÍA.- Señor Presidente, respaldo la última opción que señaló, en cuanto a pedir ese nuevo informe.
Podemos hacerlo rápido, para tomar en consideración las distintas opiniones.
Yo deseo reforzar la idea de que hay cuatro millones de personas que manifestaron su voluntad de no ser donantes.
Aquí se expresa que esa manifestación de voluntad puede haber estado viciada, que no les consultaron y simplemente les pusieron "no donante", o que les preguntaron de mala manera. Pero ahí ya entramos en el terreno de las suposiciones. Entonces, considero que es muy importante cómo respetamos la voluntad de quienes están en el Registro Nacional de No Donantes y, al mismo tiempo, cómo facilitamos el proceso para que las personas que deseen salirse de ese Registro lo puedan hacer.
Por eso, estoy de acuerdo -con la unanimidad de la Sala lo podemos hacer- en pedir un nuevo informe a las Comisiones unidas.
El señor MONTES (Presidente).- Los señores Senadores que solicitaron segunda discusión han retirado la petición y plantean que es suficiente un informe complementario emitido por las Comisiones unidas.
Tiene la palabra el Senador señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, a ratos el debate se vuelve técnico. Y en una materia como la que tratamos ahora están bien las estadísticas, los informes científicos, pero este es un tema de valores.
Es un tema valórico, como lo fueron la pena de muerte y el aborto. Es un tema valórico porque, en conclusión, se trata de definir si estamos disponibles para salvar vidas.
Y vuelvo a hacer presente la profunda contradicción que existe en materias como esta entre quienes levantan la bandera "pro vida" y acusan a otros de levantar la bandera "pro muerte".
De lo que plantea el Ministro, me interesa saber si este proyecto de ley resuelve lo que pasa con la negativa de la familia. Porque si en vida las personas han manifestado su voluntad de ser donantes -algunos de los Senadores lo han hecho, y yo también- y después sus familias, porque se les ocurrió, van a negar esa voluntad expresa, esto no sirve de nada.
El Ministro señaló que tenemos un 50 por ciento de pérdida de donantes por esa razón.
Si la ley en proyecto no contempla el respeto de la voluntad expresa del donante, no avanzamos.
En mi Región, el 27 de diciembre falleció Benjamín Velásquez porque faltó un donante de hígado.
Hay mil 820 personas que esperan un órgano. De ellas, mil 638 aguardan un trasplante de riñones; 111, de hígado; 53, de pulmón, y 18, de corazón.
Son órganos que están fallando por el modo de vida que existe. Y los médicos que están en la Sala lo podrán revelar. Tenemos un modelo basado en el consumismo, que está acortando la vida por el estilo que llevamos y por la alimentación. Y ello va a continuar.
Y junto con decir que se debe respetar la voluntad expresa del donante, y la familia no la puede revertir, debemos atacar los mitos.
Hay quienes creen que los dejarán morir para que sus órganos sean donados.
Señor Presidente, solo en caso de muerte encefálica los órganos pueden utilizarse. Y eso abarca al 2 por ciento de todos los casos de fallecidos en Chile. ¡Solo el 2 por ciento! En un país donde la tasa de mortalidad supera a la tasa de nacimientos.
En consecuencia, hay que despejar el mito de que te van a dejar morir para quedarse con tus órganos.
También existen mitos sobre la lista de espera. Esta es transversal, nacional y de mucho respeto. No he escuchado ni una sola denuncia en cuanto a que se haya transgredido la lista de espera.
A la vez, se cree que puede haber un tráfico de órganos. No hay ninguna denuncia seria de que pueda existir tráfico de órganos. La donación es un tema sumamente sensible, cautelada por el Ministerio del ramo y por los privados, y no hay denuncia alguna en esa línea.
Por último, está lo relativo a la estética del cuerpo. Muchos familiares se niegan pensando en que la estética del cuerpo va a ser alterada. Eso no ocurre.
Todo ello forma parte de los mitos que no ha logrado revertir una campaña comunicacional a la que se destinan 300 millones de pesos.
¡Es ridículo, señor Presidente!
Es absolutamente inaceptable que nosotros -la Comisión de Hacienda- aprobemos la destinación de 300 millones de pesos para el diseño de una campaña de captación de órganos. ¡Apenas 300 millones de pesos! ¡Así no vamos a llegar a ninguna parte!
El Ministro Santelices en el informe nos hacía presente, de acuerdo con las conversaciones que sostuvo con la Ministra de Salud de España, la gran diferencia que tenemos con ese país y con el resto de los miembros de la OCDE en cuanto a muertes por daño en el hígado: 30 por ciento de mortalidad en Chile, 5 por ciento en el resto de los países de la OCDE.
También existen problemas en materia de información y educación. Nadie conversa de la muerte. Digámoslo francamente. Hay temor a la muerte. Es un tema que se elude.
Así como nadie piensa si va a necesitar una tumba, todos eluden el tema de la muerte y aparece como un mito. Ese es un problema ancestral, de la naturaleza humana. Nadie quiere enfrentarse a la muerte. Cuando se plantea el tema, es eludido y escabullido.
Para los que tienen fe, ¡bienvenido! Pueden resolver el problema de la muerte mediante la fe.
Para los que no tienen fe y practican un pensamiento agnóstico, lo resuelven y lo enfrentan.
Pero, señor Presidente, aquí estamos en el Senado de la República, no en un templo.
Nos encontramos en la Cámara Alta legislando en bien de las personas, en pro del bien común. Y el bien común nos obliga a sustraernos de nuestros derechos propios, de nuestras ideas personales, y a pensar en el bienestar de los demás.
Quiero recordar que mil 800 personas van a morir en Chile si mantenemos la actual legislación.
En los cuatro años que se proponen -y el Ministro puede dar las estadísticas- mucha gente va a morir en Chile -¡mucha gente va a morir!-, porque el Senado no tuvo la audacia ni la valentía de tomar una decisión, respetando a las mayorías y a las minorías.
¡Este es el espacio para legislar en pos del bien común!
¡Ese es el mandato soberano que nos dio el pueblo!
Por lo tanto, creo que hay que incorporar las soluciones planteadas por el Ministro.
Soy partidario de que el proyecto vuelva a Comisiones, pero incorporando lo que el Ministro ha señalado, pues sería insólito que él nos dijera que ello resuelve gran parte del problema y la legislación que estamos aprobando no lo hiciera.
Reitero: yo soy partidario de que la iniciativa regrese a Comisiones. Pero no eludamos el problema de fondo. ¡No lo eludamos!
Estamos tomando una decisión vital. Cada uno se hace responsable de su votación.
He dicho.

El señor MONTES (Presidente).- Entiendo que hay acuerdo para solicitarles un informe complementario a las Comisiones de Hacienda y de Salud, unidas.
Sin embargo, están inscritos para expresar sus puntos de vista los Senadores señores Sandoval y Durana. Les consulto si prefieren hablar ahora o en la sesión siguiente.
El señor SANDOVAL.- En la siguiente, señor Presidente.
El señor DURANA.- Así es.
El señor MONTES (Presidente).- Muy bien.
Entonces, ¿habría acuerdo unánime en la Sala para solicitarles un informe complementario a las Comisiones de Salud y de Hacienda, unidas?
Además, sugiero que se les dé plazo hasta el 15 de enero, o sea, dos semanas. Es un tiempo prudente para que puedan arribar a una solución.
El señor PIZARRO.- El Ejecutivo tendría que retirar la "discusión inmediata", señor Presidente.
El señor MONTES (Presidente).- Así es, señor Senador.
Le vamos a solicitar que retire dicha urgencia.
¿Habría acuerdo en la Sala para proceder en los términos indicados?
Acordado.