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INCENTIVOS PARA DONACIÓN DE ÓRGANOS


El señor MONTES (Presidente).- Corresponde tratar el proyecto de ley, iniciado en moción de los Senadores señor Girardi, señora Aravena y señores Kast y Quintana, en primer trámite constitucional, que modifica la ley Nº 19.451 con el objeto de incentivar la donación de órganos, con segundo informe de la Comisión de Salud, informe de la Comisión de Hacienda y urgencia calificada de "suma".
--Los antecedentes sobre el primer proyecto (11.849-11) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley (moción de los Senadores señor Girardi, señora Aravena, señores Kast y Quintana):
En primer trámite: sesión 28ª, en 3 de julio de 2018 (se da cuenta).
--Los antecedentes sobre el segundo proyecto (11.872-11) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley (Mensaje de Su Excelencia el Presidente de la República):
En primer trámite: sesión 31ª, en 10 de julio de 2018 (se da cuenta).
--Los antecedentes sobre el tercer proyecto (11.893-11) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley (moción de los Senadores señor Chahuán y señora Goic):
En primer trámite: sesión 31ª, en 10 de julio de 2018 (se da cuenta).
Informes de Comisión:
Salud: sesión 40ª, en 14 de agosto de 2018.
Salud (segundo): sesión 65ª, en 7 de noviembre de 2018.
Hacienda: sesión 65ª, en 7 de noviembre de 2018.
Discusión:
Sesión 40ª, en 14 de agosto de 2018 (se aprueba en general).
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- La iniciativa fue aprobada en general en sesión de 14 de agosto de 2018.
La Comisión de Salud efectuó diversas enmiendas al proyecto de ley aprobado en general, las cuales fueron aprobadas por unanimidad, con excepción de una, que será puesta en discusión y votación oportunamente.
Cabe recordar que las modificaciones unánimes deben ser votadas sin debate, salvo que alguna Senadora o algún Senador manifieste su intención de impugnar la proposición de la Comisión a su respecto o existieren indicaciones renovadas.
La Comisión de Hacienda, por su parte, se pronunció acerca de las normas de su competencia e introdujo enmiendas por mayoría de votos en los artículos primero y segundo transitorios, las que serán puestas en discusión y votación cuando corresponda.
Cabe señalar que, respecto de los mismos artículos transitorios, el Senador señor Coloma ha pedido votación separada.
Sus Señorías tienen a su disposición un boletín comparado en que se transcriben las modificaciones introducidas por la Comisión de Salud, las enmiendas efectuadas por la de Hacienda y el texto como quedaría en caso de aprobarse todos los cambios.
De consiguiente, correspondería votar sin debate las modificaciones unánimes, sobre las cuales no hay ninguna petición especial.
El señor MONTES (Presidente).- Si le parece a la Sala, se aprobarán.
El señor COLOMA.- Los artículos transitorios no.
El señor MONTES (Presidente).- Esas normas no están incluidas en esta votación, señor Senador. Estamos votando los cambios acogidos por unanimidad.
¿Habría acuerdo en aprobarlos?
--Se aprueban las enmiendas unánimes.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.


El señor LABBÉ (Secretario General).- Ahora correspondería tratar la única modificación de la Comisión de Salud que fue aprobada por mayoría de votos. Se encuentra en la página 3 del boletín comparado.
Consiste en reemplazar el inciso cuarto del artículo 2º bis de la Ley sobre Trasplante y Donación de Órganos por el siguiente: "Se entenderá que existe duda fundada respecto de la condición de donante, por el hecho de estar inscrito en el Registro Nacional de No Donantes a que se refiere esta ley o de presentar ante el médico encargado del procedimiento documentos contradictorios.".
Respecto de la norma aprobada en general, la enmienda propuesta no incluye la última parte.
El señor MONTES (Presidente).-Tiene la palabra el Senador señor Girardi.


El señor GIRARDI.- Señor Presidente, en primer lugar, deseo advertir sobre un pequeño error de transcripción -prefiero señalarlo inmediatamente- en la página 5, última columna, del comparado.
Dice: "En ausencia de todas las personas señaladas en el inciso tercero, o habiendo manifestado". Debiera decir: "no habiendo manifestado". Es un error de tipeo que la Secretaría, evidentemente, va a avalar y certificar.
Ahora paso a explicar el proyecto, señor Presidente, que es muy importante.
Lo digo con conocimiento de causa porque yo fui el autor original de la iniciativa de ley sobre donación de órganos que se tramitó durante el año 2009 y que se publicó en 2010.
Ese cuerpo legal fue muy relevante porque Chile tenía en esta materia una de las tasas más bajas del planeta: cerca de siete donantes por millón de habitantes, lo que refleja una situación muy distinta, por ejemplo, de la que muestran países como España, que cuentan con más de cincuenta donantes por millón de habitantes.
Alrededor de 2 mil personas están en lista de espera para trasplante de órganos; cerca de 400 aguardan por un corazón o por un hígado, y de estas, aproximadamente el 30 por ciento va a morir este año si no se concreta la donación.
Quienes necesitan ciertos órganos, como un riñón, efectivamente pueden vivir. Pero lo hacen en condiciones muy dramáticas, pues deben someterse a un sistema de diálisis.
El procuramiento de órganos es una oportunidad para que las personas rehagan una vida con dignidad y, muchas veces, recuperen casi una plena normalidad respecto a sus procesos vitales, a su dimensión laboral, emocional, familiar.
En la época en que hicimos la ley recién se comenzaba a discutir la idea de que los chilenos fueran donantes por la sola razón de nacer en el país. Por eso se llama "Ley de Donante Universal".
Quiero recordar que en el pasado, para ser donante, había que ir a una notaría para declarar tal condición, cosa que no ocurría. Ante ello, cambiamos el criterio y dijimos: "Todos son donantes por el solo hecho de nacer en Chile, a menos que renuncien a esa condición".
Como no conocíamos bien el proceso y no había experiencia suficiente en este ámbito, se estableció que las personas pudieran renunciar a la calidad de donantes en cualquier momento: bastaba que lo declararan al hacer un trámite en el Servicio de Registro Civil o al sacar o renovar la licencia de conductor.
Pero ¿qué pasó? Como este es un tema complejo, cuando las personas fueron enfrentadas -sin reflexión y sin la posibilidad de madurar una decisión- a la pregunta "¿es usted donante o no?", la mayoría respondió que no.
Es más, muchas veces en el Registro Civil ni siquiera se consultaba y, ante esa omisión, se ponía que eran "no donantes".
¿Qué ocurrió entonces? Que 4 millones de personas establecieron la condición de no donantes en el referido Servicio.
¿Cuál es la consecuencia hoy? Que no hay donantes.
Por ejemplo, el Hospital Barros Luco, que era uno de los que más trasplantes de riñón hacía en Chile, ahora casi no los practica desde un donante cadáver.
En el año 2013 modificamos la ley y dijimos: "Para renunciar a la condición de donantes van a tener que ir a la notaría". Y miren la diferencia: entre 2010 y 2013, 4 millones de personas renunciaron a su condición de donantes en el Registro Civil y, desde 2013 a la fecha, después de establecer que tal renuncia debía hacerse en una notaría, para que fuera un proceso reflexivo, ¡solo 12 mil personas declararon no ser donantes!
Este proyecto no nació de nosotros, sino de la Sociedad Chilena de Nefrología, de la Sociedad Chilena de Trasplantes y del mundo científico, que se comunicaron con el Senador Felipe Kast -ahora no se encuentra en la Sala- y conmigo. Nos pidieron audiencias para proponernos esta fórmula, con el objeto de que esas 4 millones de personas, que de manera poco eficaz o poco reflexiva habían renunciado a su condición de donantes, tuvieran que ratificar su decisión, pero ante un notario público.
A ese efecto se estableció que tales personas, si en un período de seis meses no han resuelto confirmar esa renuncia en una notaría, se van a considerar nuevamente como donantes.
¿Por qué? Porque hoy día se registra una cifra menor de donantes en comparación a lo que había en el pasado. Ello refleja una situación dramática desde el punto de vista de salud.
El señor MONTES (Presidente).- Se acabó su tiempo, señor Senador.
El señor GIRARDI.- Le pido unos minutos más para terminar de explicar el proyecto.
El señor MONTES (Presidente).- Los tiene, Su Señoría.
El señor GIRARDI.- Gracias, señor Presidente.
La modificación que propusimos fue que las personas que están en ese stock de 4 millones, que renunciaron a ser donantes antes de la ley del 2013; o sea, a través del Servicio de Registro Civil, tienen que recalificarse, esta vez en una notaría, para confirmar su renuncia.
¿Por qué? Porque la experiencia lo demuestra: con la ley del 2013, que impone renunciar ante un notario público, solo 12 mil personas manifestaron la condición de no donantes versus 4 millones que lo hicieron en el Registro Civil con la normativa anterior. Y hoy día no hay donación de órganos.
Por esa razón presentamos este proyecto.
Pero ocurrió una situación sorpresiva.
La Comisión de Hacienda, que no es un órgano técnico que tenga expertise en salud ni recibió a todos los representantes de las Sociedades Chilenas de Nefrología y de Trasplantes y a todos los expertos, volvió a incorporar al Servicio de Registro Civil como una instancia para renunciar a la condición de donante.
¡Mejor tomemos esta iniciativa y tirémosla al tarro de la basura, porque ya no sirve de nada!
Me parece bien que la Comisión de Hacienda -lo digo muy respetuosamente- establezca criterios en el ámbito de su competencia. ¡Pero se involucró en un tema de salud que era central!
El proyecto nació como una demanda angustiosa de los pacientes, de las sociedades médicas, como la Sociedad Chilena de Nefrología. Y eso lo pueden corroborar.
No está hoy día el Senador Kast, que fue el coautor de esta moción. Trabajamos codo a codo con la doctora Jacqueline Pefaur, Vicepresidenta de la Sociedad de Trasplante de América Latina y el Caribe, con el doctor Jorge Morales, con todos los equipos médicos y con la gente del Ministerio de Salud, evidentemente.
Este proyecto, además, cuenta con el total apoyo del MINSAL.
Entonces, le pido al Senado que, por favor, tratemos de actuar en esta materia sobre la base de antecedentes fundados, conforme a lo que dice la evidencia científica.
Sí hay problemas de procuramiento, ¡pero ese es otro tema!
Si no acogemos la propuesta de la Comisión de Salud, estamos condenando a miles de chilenos y chilenas a no tener una vida digna.
¡Chile necesita más donaciones de órganos, no menos!
Este proyecto busca cumplir una misión tremendamente altruista.
Evidentemente, todos pueden renunciar a ser donantes, pero para ello se requiere un acto reflexivo. Hay muchas situaciones que obedecen a mitos respecto de la muerte cerebral, entre otras cosas, lo que esta iniciativa resolvía de buena manera.
Si aprobamos el texto con las modificaciones de la Comisión de Hacienda, vamos a volver a lo mismo del principio.
Hubo 4 millones de personas que renunciaron a ser donantes en tres años a través del Registro Civil y solo 12 mil lo hicieron desde el año 2013 -¡en cinco años!-, cuando establecimos la condición de declararlo en una notaría. Bueno, si de nuevo incluimos al referido Servicio, aunque se ampliara el stock de donantes, no resolveríamos la situación de esas 4 millones de personas que no son donantes y podrían serlo, dado que creemos que la consulta que se hizo en su oportunidad no fue la adecuada.
Entonces, como estamos hablando de un tema estrictamente de salud pública, pido que se rechace la proposición de la Comisión de Hacienda, la cual, aunque seguramente se planteó con buenas intenciones, causará un tremendo daño a las políticas de trasplantes de este país, que son fundamentales.
Todavía no hemos desarrollado las biotecnologías para generar órganos a partir de células madres. Durante cinco años, por lo menos, vamos a seguir necesitando donantes cadáveres y vivos. Ya hicimos una legislación para la donación cruzada de donante vivo.
Hemos trabajado codo a codo estos temas con el Ministerio de Salud, que ha compartido esta visión y ha dialogado con los equipos técnicos.
Por lo tanto, solicito a este Senado que restablezca lo que la Comisión de Salud, de acuerdo a todos los criterios científicos y técnicos, propuso en conjunto con el Ministerio.
He dicho.
El señor MONTES (Presidente).- El Subsecretario General de la Presidencia, señor Claudio Alvarado, ha pedido autorización para ingresar a la Sala.
¿Habría acuerdo?
--Se accede a lo solicitado.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Van Rysselberghe.


La señora VAN RYSSELBERGHE.- Señor Presidente, inicio esta intervención diciendo que soy donante y hago presente que, si algún hijo mío falleciese de manera brusca o quedara con muerte cerebral y sus órganos fuesen necesarios para salvar una vida, aceptaría que fuera donante en caso de que no hubiese manifestado su voluntad de acuerdo a lo que dispone la ley.
Sin embargo, pienso que la falta de donantes en nuestro país es algo mucho más complejo que la instancia en la que uno puede declarar que no quiere ser donante.
En el inconsciente colectivo, en la cultura cotidiana -lo he escuchado en más de una oportunidad-, está la creencia de que al donante se le prestarían menos cuidados paliativos o se le dejaría morir más fácilmente para concretar la donación.
Mucha gente cree eso. Yo lo he escuchado.
Falta educación en torno a cómo puede ayudar a otro ser humano el hecho de generar vida -aunque suene un poco rebuscado- incluso después de la vida.
Por otra parte, eso de hacerles el negocio a los notarios, la verdad es que me parece bastante fuerte. ¡No corresponde obligar a las personas a ir a una notaría para declarar que no desean donar sus órganos!
No comparto la exigencia de pagar a un notario para decir: "No quiero ser donante", por la razón que sea.
Ese es un acto de libertad, y tengo que notificarlo. No creo que una notaría haga que yo reflexione más profundamente. Por el contrario, tal obligación puede ser atentatoria contra las libertades.
Pienso que efectivamente es bueno ser donante universal. El concepto está bien. Pero poner barreras a quienes se niegan a serlo me parece que no corresponde. ¡De verdad!
En mi concepto, basta con declararlo en el Servicio de Registro Civil o cuando uno saca o renueva la licencia de conductor.
Por lo demás, tales personas normalmente son jóvenes que no han pensado en morirse y, por tanto, no van a hacer el trámite, aunque bien pudieron haberles comunicado a sus padres: "Yo no quiero ser donante". Pero resulta que con esta iniciativa obligaremos a la familia a pasar por encima de la voluntad que manifestó su ser querido porque no hizo la declaración respectiva en la notaría. Tal vez, cuando el joven fue a la notaría, estaba cerrada o no tenía la plata o no quiso gastarla en ese trámite.
Se trata de 4 millones de personas que deberán ir a las notarías -¡en horario de oficina, cuando están llenas!- y pagar para registrarse como no donantes.
A mi juicio, en esta materia el Estado debiera esforzarse en hacer una campaña de convencimiento sobre por qué es importante ser donante y cómo de repente podemos ser beneficiados gracias a la vida de otra persona.
Pero forzar una política pública mediante el establecimiento de barreras, como la obligación de ir a una notaría a pagar por un trámite, ¡la verdad es que no me parece bueno!
Por eso pedimos votación separada de los artículos transitorios.
Considero relevante que las personas sean donantes universales y que deban manifestar su voluntad si no quieren serlo. Pero el hecho de que se les obligue a pagar para decir que no, ¡y en una notaría!, con lo odioso que muchas veces resulta ir a una de ellas -porque están congestionadas, porque hay que hacer fila, porque ahí se realizan un montón de trámites-, creo que es forzar una acción que debiera ser de convencimiento, de altruismo, de querer y, tal como lo dice la palabra, de donación en un momento muy doloroso para la familia.
Entonces, si bien entiendo el beneficio de este proyecto de ley, eso de obligar a ir a una notaría, sinceramente, no lo comparto.
He dicho.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Chahuán.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, Honorable Sala, he sido coautor de esta iniciativa y también de la que estableció la donación cruzada de órganos, cuyo reglamento, según entiendo, está en la Contraloría General de la República.
Ello va a facilitar la situación que hoy día viven más de 3 mil personas que están en riesgo de perder la vida por la falta de disponibilidad de órganos.
La fusión de mociones que da origen al proyecto en análisis busca que los 4 millones de chilenos que habían manifestado su voluntad de no ser donantes reevalúen su decisión.
Hoy, más que nunca, es necesario no solo contar con órganos que permitan salvar vidas, sino también realizar un esfuerzo adicional, que tiene que ver con la capacidad operativa de los Servicios de Salud del Ministerio para disponer de los órganos. Pero eso implica otro tipo de esfuerzo, el cual, por supuesto, será parte de la discusión del proyecto de Ley de Presupuestos.
En consecuencia, establecer más requisitos, cuando tratamos de propiciar la disponibilidad de órganos, estimo que no va en la dirección correcta.
En tal sentido, les pido a los señores Senadores que hoy día pensemos en los 3 mil chilenos que se encuentran en riesgo. Por lo demás, dicha cifra está muy subestimada, porque en ella ni siquiera se considera el 10 por ciento de personas que se dializa y requiere trasplantes. Si fuésemos rigurosos, la cantidad de pacientes que necesita urgentemente un órgano podría ser bastante mayor.
Por lo tanto, hay que entender que donar órganos es donar vida; es un acto generoso.
Además, debemos generar capacidad y conciencia respecto de la donación no solo de órganos, sino también de tejidos y de sangre, aspectos muy necesarios para la vida.
De ahí la importancia de facilitar que esos 4 millones de chilenos puedan rerevisar su decisión.
Por eso mismo, llamo a rechazar las enmiendas introducidas por la Comisión de Hacienda.
Este es un tema que hemos hablado con el propio Ministro de Salud. Y la idea es facilitar que esos cuatro millones de chilenos puedan revisar esa situación.
He dicho.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Letelier.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, estimados colegas, me van a perdonar lo que voy a decir, y espero que el Senador Girardi -por su intermedio, señor Presidente- comprenda esto.
A mí me carga que nos pongan como patriotas o antipatriotas; como violentistas o no violentistas; como quienes estamos por la vida o contra la vida; como los que estamos por la donación o contra la donación de órganos.
Me parece que ese lenguaje no es propio del Senado.
Yo soy partidario de la donación de órganos. Voy a apoyar la ley en proyecto plenamente. Pero es mi responsabilidad como legislador asegurar que haya una ley justa y correcta.
En nuestro país hay personas que son no donantes. No es mi caso, pero existen.
Por el solo ministerio de la ley estamos cambiando el mecanismo que establecimos históricamente, según el cual uno manifestaba su voluntad al momento de renovar su cédula de identidad o licencia de conductor. Estamos estableciendo algo nuevo. Se tendrá que generar el nuevo Registro de No Donantes.
Y está muy bien que se ratifique esa voluntad a través de una notaría. Sin embargo, me parece muy bien que uno lo pueda hacer también ante el Registro Civil, porque no en todas las comunas hay notarías. Esto tiene que ver con respetar la opción legítima -¡legítima!- de una persona que no quiera ser donante.
Estamos cambiando la matriz: hoy todos seremos donantes universales. ¡Eso es lo que hay que aplaudir!
Pero hay que respetar el derecho de quienes -espero que sean una minoría- decidan ser no donantes.
¡Cómo vamos a cuestionar el derecho de una persona a manifestar su voluntad! ¡Cómo le vamos a poner obstáculos para que pueda declarar su voluntad de ser no donante!
¿Por qué si uno facilita esa expresión va a estar en contra del espíritu de este proyecto de ley?
Quiero solo hacer un llamado a la reflexión.
Uno de los Senadores de la Comisión de Hacienda era absolutamente contrario a que modificáramos en cualquier parte la ley vigente, sosteniendo que ya había habido una manifestación de voluntad de varios millones de personas.
Yo trataría de calibrar nuestras palabras.
Me parece adecuado que exista la posibilidad de hacer la declaración en el Registro Civil o en una notaría. Me encantaría que pudiéramos establecer que los notarios no cobren por este acto. Pero los parlamentarios no podemos hacer eso, pues se trata de una iniciativa exclusiva del Ejecutivo.
En tal sentido, la ley en proyecto queda equilibrada. Se trata de un cambio histórico por cuanto todos pasamos a ser donantes universales, pero respetando la opinión -reitero- de los que espero sean una minoría de personas no donantes por razones filosóficas o religiosas. Pero entreguémosles todos los mecanismos posibles para manifestar su voluntad y no les pongamos obstáculos innecesarios a quienes puedan pensar distinto de quienes sí somos donantes.
He dicho.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Coloma.


El señor COLOMA.- Señor Presidente, quiero pedir especial atención suya -sé que está muy concentrado-, porque quiero hacer un planteamiento. Y me gustaría que los Senadores de la Comisión de Constitución o aquellos para los cuales estos temas jurídicos son interesantes me rectificaran si estoy tan equivocado.
Primero, quisiera desmitificar: la Comisión de Hacienda no vio el tema de salud, sino el del Registro, que es correcto.
Segundo, no es cierto que no haya donantes en Chile, pues hay ocho millones de donantes; ese es el principio de donación universal.
Le pregunté al Ministro. A los 17 millones de habitantes hay que restar a los niños y a la gente que tiene complicaciones. Y hay ocho millones que sí son donantes y cuatro millones que decidieron no serlo -yo no estoy entre ellos; yo soy donante-, porque el Congreso, la ley les dijo que optaran entre ser donantes o no donantes.
Esta fue una ley que se aprobó acá; muy discutida. Y cuatro millones dijeron que "no". ¿Cómo dijeron que "no"? Cuando renovaron la cédula de identidad o la licencia de conductor.
Hubo cuatro millones de personas que libremente decidieron -¡no estoy entre ellos!-, por distintas razones, y después de una reflexión. Y no sé por qué ahora sostienen que el que señaló que "no" es irreflexivo y que el que dijo que "sí" es reflexivo.
Entonces, ¿para qué preguntamos, si una respuesta era reflexiva y la otra no era reflexiva?
Esas personas decidieron no ser donantes.
Respecto de ellos -señor Presidente, con todo respeto-, no me parece lícito que hoy día se les instale la lógica de la irreflexión y que se establezca en la ley en proyecto un artículo transitorio que diga: "Si usted dijo que sí, está perfecto. Era una opción", pero "Si usted dijo que no, fue un irreflexivo". Entonces, debe tener una opción. Según el Senador que intervino primero, tiene que gastar plata e ir a la notaría para poder ratificar su voluntad. Y aquí está lo importante, señor Presidente: si no dice nada, transcurridos seis meses, pasó automáticamente a decir que sí.
A mí no me resulta coherente una situación de esa naturaleza.
Ya se cambió el sistema.
En general, está el principio de donante. Pero no podemos desentendernos de quien legítima y reflexivamente tomó una opción en la vida.
Imagínense que esto sucediera en cualquier institución en que uno diga que sí o que no, desde el matrimonio hasta cualquier otra: "Usted dijo que sí, pero fue irreflexiva su decisión, por lo que tiene seis meses para ratificar y, de lo contrario, se entiende que dijo que no".
Los sistemas no funcionan así, señor Presidente. Las instituciones jurídicas no funcionan así.
Quien dijo que no -repito por tercera vez que dije que sí- merece el mismo respeto y tiene el mismo derecho de quien dijo que sí. Y será cada cual el que reflexione por qué optó de una manera u otra.
Pero que a través de otra ley después se cambie esa decisión de voluntad, presumiendo que fue irreflexivo, honestamente, en los años que llevo aquí, en el Parlamento, no lo había visto nunca. ¡Nunca he visto una cosa de esta naturaleza!
¿Qué es lo que pido?
Ya se ratificó en la discusión general lo que había que hacer.
Pero solicito que no se apruebe el artículo transitorio, porque, a mi juicio, desde un punto de vista jurídico y de la libertad de expresión es un error gigantesco.
¿Dónde queda el libre albedrío de la persona humana? Tomó la decisión y después el Congreso le dice que se equivocó en la pregunta, que nunca la debió haber hecho.
La pregunta se hizo, y se le consultó a millones de personas. ¿Hay cuatro millones de irreflexivos en Chile? ¿Cuatro millones de lesos? ¿Cuatro millones de personas insensibles? Son seres humanos que adoptaron una decisión, y no me siento autorizado moralmente para decirles que la tomaron mal y que si en seis meses no van a la notaría -como pretende un Senador-, entonces, se revoca automáticamente su decisión.
Con todo respeto, señor Presidente, todo tiene un límite.
Honestamente, quiero que se efectúen la mayor cantidad de trasplantes posibles.
No es cierto que hoy día el problema de los trasplantes sea la falta de donantes, pues hay ocho millones. Aquí hay infraestructura. También se registran necesidades en las regiones, pues muchos sabemos de las dificultades que existen para transportar los órganos.
Hay poca vocación, en el sentido social estricto, para asumir roles de este tipo. Pero, a propósito de una argumentación, no tratemos de cambiar el concepto de libertad del ser humano. Me parece grave; me parece errado.
Pretendo que haya el máximo de donaciones posibles. Pero no soy partidario de que el fin justifique los medios, ni menos de que estemos señalándoles a las personas que dijeron que no, por ley, que son irreflexivas.
Eso, a mi juicio, traspasa los límites.
Por ello, voy a votar en contra de los artículos transitorios, porque creo que son, desde un punto de vista jurídico y moral, profundamente equivocados.
He dicho.
El señor MONTES (Presidente).- Hago presente que estamos en la discusión en particular, y aquí se ha hecho referencia a artículos transitorios y a otros.
En consecuencia, terminaré de ofrecerle la palabra a los cuatro señores Senadores inscritos y después se procederá a opinar y poner en votación las disposiciones pertinentes.
Tiene la palabra el Senador señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, en verdad, a mí no me cuadran las cifras: se habla de millones de personas que son donantes, pero también tenemos datos que dicen que hay más de 2 mil pacientes esperando a ser trasplantados.
Solo para trasplante de hígado se registran sobre cien enfermos que esperan. En riñón -como se ha sostenido acá- la lista de espera es mayor porque contamos con la tecnología para manejar a los enfermos con insuficiencia renal a través de diálisis. Pero cuando alguien tiene un daño de hígado o de corazón, como no tenemos mucha tecnología para sostener a esos enfermos, se producen muertes de los receptores de estos órganos.
Tengo acá algunas cifras que entregó la Universidad de Chile y que señalan que la donación de órganos en nuestro país va a la baja.
Todo indica que el año 2018 se registrará la peor tasa de donantes de los últimos veinte años.
De enero a mayo de 2017 -el mejor año histórico- hubo 195 trasplantes de órganos, gracias a 79 donantes.
De enero a mayo de 2018 bajan a 134 los trasplantes de órganos (33 por ciento menos), gracias a 45 donantes.
En mayo del año pasado, la tasa de donantes era de 4,6 por cada millón de habitantes; este año, la cifra cae a 2,6 donantes por millón de habitantes.
Si consideramos que cada donante puede salvar ocho vidas, necesariamente debemos concluir que este año se han salvado menos vidas y más personas han muerto esperando un trasplante.
Además, la Corporación del Trasplante, entidad privada sin fines de lucro nacida en abril de 1990 para fomentar la donación de órganos y tejidos para trasplantes en Chile, cerró definitivamente en mayo de 2018, tras 28 años de funcionamiento, producto de la falta de recursos. Esta entidad organizaba grupos de apoyo de trasplantados con el objetivo de optimizar los índices de sobrevida; daba apoyo emocional y contención a los familiares de donantes; realizaba actividades de difusión, educación y sensibilización respecto al tema de la donación de órganos.
Por eso, señor Presidente, frente a esta realidad se comprenden todos los esfuerzos destinados a generar mayor conciencia y disminuir las posibilidades de rechazo a la donación.
El proyecto que vimos en la Comisión de Salud fue perfeccionado, y el texto que hoy votamos en particular contiene normas dirigidas a estas finalidades.
Así, elimina a ciertos familiares como sujetos habilitados para oponerse a la donación, manteniendo solo a los más cercanos.
También establece la obligación de los médicos tratantes de comunicar a la unidad de coordinación de procuramiento de órganos y tejidos cuando un paciente se encuentre en la condición de muerte encefálica.
A la vez, otorga facilidades a quienes estén inscritos en el Registro de No Donantes para poder salir de él en cualquier momento.
Y, por último, fija un plazo de seis meses para que las personas inscritas en el Registro de No Donantes puedan ratificar su condición, y de no hacerlo en el plazo establecido se entenderá que son donantes.
Si estas medidas no dan resultados satisfactorios, no podemos descartar que se adopten normas aún más restrictivas para el rechazo a la donación de órganos.
La declaración de voluntad de no ser donante debe formar parte de un proceso reflexivo, con participación de un profesional que entregue de manera clara, sencilla y comprensible toda la información necesaria y relevante para que esta persona pueda tomar una decisión informada. Por lo mismo, tal decisión debe estar revestida de mayores requisitos y solemnidades, atendidos los efectos perjudiciales para la salud pública de dicha declaración.
El Estado, señor Presidente, no puede ser neutral en esta materia.
Por estas razones, anuncio mi voto a favor.
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El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- Señores Senadores, en este momento ha llegado a la Mesa una petición de la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía para ampliar el plazo de indicaciones hasta mañana, a las 12, respecto del proyecto que otorga reconocimiento legal al pueblo tribal afrodescendiente chileno (boletín N° 10.625-17).
El señor MONTES (Presidente).- ¿Habría acuerdo?
Acordado.
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El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Aravena.


La señora ARAVENA.- Señor Presidente, la Ley de Trasplantes y Donación de Órganos fue publicada en abril de 1996 ante la innegable necesidad de regular un tema tan importante para la vida humana en Chile.
Cabe hacer presente que nuestro país fue considerado pionero en materia de intervenciones, como la del famoso doctor Jorge Kaplán, quien en 1968 realizó un trasplante de corazón en el Hospital Naval de Valparaíso, apenas un año después de la primera intervención de este tipo en un ser humano, efectuada en Sudáfrica.
En la práctica, sin embargo, carecíamos de elementos fundamentales para hacer funcionar el sistema: donantes, especialmente de órganos provenientes de cadáveres. Por lo mismo, se tornó apremiante legislar en la materia, y con este objetivo vio la luz la ley N° 19.451.
En ese entonces, la tasa era de 7,7 donantes efectivos por cada millón de habitantes, insuficiente, obviamente, para hacer frente a una larga lista de espera progresivamente muy nutrida. Hoy día, más de veinte años después, los especialistas señalan que alcanzar esa cifra sería positivo considerando las actuales circunstancias.
El primer semestre de este año arrojó un récord de negativa familiar a donar los órganos de sus parientes cercano al 70 por ciento; sumado a la lamentable tónica de perder casi la mitad de los órganos susceptibles de donarse, con una mortalidad de uno de cada tres en la lista de espera y agravado por un Registro de No Donantes que ha mantenido durante meses imposibilitado a casi un cuarto de la población de la posibilidad de donar.
¿Cómo dos décadas después de promulgada la ley que buscaba aumentar el número de donantes no solo no estamos igual, sino que peor que en un comienzo?
El año 2010 se estableció por ley el consentimiento presunto y con ello la universalidad de la donación, es decir, todos los mayores de 18 años pasamos a ser donantes, a excepción de aquellos que manifestaran su voluntad en contrario frente al Registro Civil o a una municipalidad al momento de obtener o renovar licencia de conductor.
Lo único que buscaba dicha modificación era aumentar el número de donantes en nuestro país. Sin embargo, logró justamente todo lo contrario: durante el 2010 se registraron únicamente 92 casos de donantes efectivos, el número más bajo desde la publicación de la ley original. Para peor, en el período comprendido entre enero de 2010 y septiembre de 2013 se inscribieron en el Registro Nacional de No Donantes -como lo han dicho mis antecesores- 3 millones 889 mil 711 personas. Un cuarto de la población nacional pasaba a ser no donante.
Ante las catastróficas cifras obtenidas con ese sistema, en 2013 se hizo una nueva modificación a la Ley de Trasplantes mediante la ley N° 20.673, por ser evidentemente errada la anterior forma de manifestación de voluntad. De este modo, se estableció que la manera de expresar la voluntad de no ser donante debía realizarse por medio de una declaración jurada otorgada ante notario. El cambio fue notable: de 4 millones de personas que pasaron a ser no donantes entre 2010 y 2013, con la nueva normativa se alcanzó solo a 11 mil 500 entre 2013 y 2018. Esta cifra respalda la noción de lo inadecuado que fue el primer método para ingresar al sistema de no donantes.
Pero, lamentablemente, con ello no se solucionaron los problemas, porque los 4 millones de personas ya inscritas no fueron borradas y, para peor, se perpetuaron en el sistema de no donantes al hacerles exigible la nueva forma de inscripción en el mencionado registro.
Con este enorme margen de la población perpetuada en el Registro de No Donantes se hace imposible avanzar en donación de órganos, menos si nuestra legislación actual establece que la "duda fundada" solo aplica respecto de la calidad de donante y no al revés.
Con esto se dio pie al dictamen de la Contraloría que les impidió a los doctores preguntar siquiera a los familiares del difunto que estaba en el Registro de No Donantes si había cambio de parecer, facilitando el peor de los escenarios: se permite que la familia revoque la voluntad del donante, pero a la vez imposibilita que se converse con los familiares de los no donantes.
Un esfuerzo de los Senadores de esta bancada permitió revertir dicho pronunciamiento y reducir aquella interpretación a los no donantes inscritos a partir del 2013. Pero de lo anterior quedó en evidencia que, pese a que el espíritu de la norma siempre ha pretendido aumentar el número de donantes, sus modificaciones, que buscaron perfeccionarla, apuntaron justamente en el sentido contrario.
Por lo mismo, es hora de hacer cambios coherentes con el espíritu de la ley y la finalidad para la cual se concibió: promover de una vez por todas el aumento de las donaciones.
Para ello es totalmente necesario, en primer lugar, limpiar el equívoco Registro de No Donantes que, a base de una decisión de dudosa reflexión, mantiene a una porción más que significativa de nuestra población sustraída de la condición de donante.
Para ello es a todas luces congruente el periodo de tiempo que esta iniciativa de ley propone para ratificar dichas voluntades de manera seria y ponderada.
Por otro lado, hay que reforzar el principio de consentimiento presunto, poco promovido y respetado en nuestro país.
La universalidad de las donaciones fue concebida, entre otras cosas, para aprovechar los múltiples casos en que no hay familiar alguno que ratifique la voluntad del difunto.
Por lo tanto, señor Presidente, ratifico mi aprobación a este proyecto.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Goic.


La señora GOIC.- Señor Presidente, trataré de clarificar el porqué de este proyecto.
Creo que cuando empezamos a discutir si la persona realiza un acto reflexivo o irreflexivo perdemos el foco.
Lo que buscamos con este proyecto es aumentar la cantidad de donantes.
En Chile las cifras son objetivas.
Tenemos 4 millones de personas inscritas en el Registro de No Donantes. Nuestra tasa es de 6,7 donantes efectivos por millón de habitantes. La de Brasil, 25; la de Uruguay, 20; la de España, 50.
Es cierto que respecto de la procuración de órganos y de una serie de elementos del sistema para hacer efectiva una donación hay mucho que hacer. Pero existe un problema objetivo sobre la cantidad de donantes y de personas que pueden salvar su vida.
Ahí están los datos entregados acerca de las 2 mil personas en condiciones de recibir un trasplante.
Una persona que dona puede salvar diez vidas.
¡Ese es el punto!
Entonces, con este proyecto buscamos incrementar la cantidad de donantes.
Se ha planteado la situación de los 4 millones de personas que, según se señaló, quedaron en el Registro de No Donantes.
Ello fue porque la pregunta se les hacía en el Registro Civil. Ahí la situación es mucho más fácil: si se formula la consulta ahí a propósito de cualquier trámite, poco cuesta decir "En realidad, no quiero ser donante".
¿Por qué aquello? Porque hay muchos temores infundados, probablemente porque no tenemos la cultura de la donación. Entonces, lo más fácil y rápido ante la pregunta es responder que no.
Es evidente, pues, que cuando se debe ir a una notaría el trámite resulta más difícil.
Con esta iniciativa aspiramos a que más personas sean donantes, a menos que digan que no quieren serlo. ¡Así de claro!
Me referiré ahora, señor Presidente, al artículo transitorio relativo a los 4 millones de personas que en el plazo de seis meses deberán ir a la notaría para ratificar su condición de no donantes.
Si dejamos ambas cosas, el Registro Civil y la notaría, quedamos prácticamente en la misma situación previa a esta discusión, porque lo más probable es que no exista un cambio significativo.
Aquí no estoy anticipando la decisión de las personas (quiero clarificar bien lo que estoy diciendo), sino expresando que no hacemos muchos cambios respecto de las herramientas, de los instrumentos que estamos entregando.
Y quiero explicarlo con nitidez: en el fondo, volvemos casi a lo que teníamos antes de este proyecto.
La experiencia es clarísima: ¡4 millones de personas dijeron que no querían ser donantes cuando abrimos la posibilidad del Registro Civil!: cuando se cierra esa posibilidad y se deja abierta solo la de la notaría ¡esa cifra baja a 13 mil personas!
Por supuesto, uno dice: "¡Algo pasa!".
Entonces, ¿queremos o no queremos con la ley en proyecto favorecer la donación?
¡Ese es el punto!
Está la evidencia práctica respecto de lo que ocurre con un trámite, con el otro o con los dos.
Hoy día la Ley de Donante Universal establece que la persona que nace es donante. Y nosotros estamos planteando que para no serlo deba ir a la notaría. O sea, al cerrarse la posibilidad del Registro Civil se cambia con respecto a la situación que se abrió y que nos llevó a los ya referidos 4 millones de personas.
Ese es el cambio que estamos proponiendo.
Actualmente los no donantes pueden ir al Registro Civil a manifestar su voluntad de serlo. Les facilitamos esa posibilidad.
Es eso lo que estamos discutiendo.
Ahora, quiero decir con mucha claridad que si en definitiva mantenemos las mismas alternativas de antes no estaremos asumiendo un cambio que es necesario.
Hemos conversado sobre el particular con aquellos que están en el problema de la donación. Son ellos quienes nos pidieron presentar este proyecto, al que le dieron su respaldo en la Comisión.
Esa es la discusión.
Aquí no se acusa a nadie de cometer un acto irreflexivo.
Claro: a la gente le preguntan, y la respuesta más fácil es una.
Eso es lo que nos ha demostrado la experiencia práctica.
Nosotros queremos cambiar el número de no donantes para que ojalá sea el menor posible.
Por eso respaldamos el proyecto en la Comisión de Salud, señor Presidente, y esperamos que se mantenga el texto que aprobamos en ella.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, ¡la vida o la muerte!: eso es en definitiva lo que está votando el Senado.
De quienes han propiciado siempre un discurso y un accionar de defensa de la vida yo esperaría una actitud coherente.
Cuando se trata de valores, de ética, de moral, y particularmente de la vida, ¡toda vida es importante!
Yo diría que lo que está decidiendo el Senado con esta votación no es el rechazo o la aprobación de un artículo: está decidiendo si las personas que están a la espera de una donación viven o mueren.
Si esta Corporación provoca un retroceso con lo que se está planteando y se establecen restricciones que no han dado resultado, en los hechos estará condenando a la muerte a aquellos que requieren un órgano para vivir.
La pregunta es si el Senado va a reflexionar sobre la donación.
Ya lo hemos hecho: todos, sin excepción, hemos mantenido una vocación de apoyo a la donación.
Yo pido, entonces, que haya coherencia entre lo que se ha dicho en el discurso y la acción.
A quienes piden que se vuelva al Registro Civil les digo que ello va a retrotraer la situación al 2010: ¡4 millones de personas van a declarar que no son donantes!
Señor Presidente, vio el proyecto la Comisión de Hacienda, aun cuando no significaba gasto fiscal.
Estamos tomando una decisión que determinará si las familias van a continuar gastando lo que no tienen y vendiendo sus propiedades para mantener con vida a sus seres queridos.
Al final del día, aquí los únicos que ganan son los laboratorios, porque la gente, mientras espera una donación, se consume en la vida y económicamente.
Por tanto, yo espero facilitar la donación.
Este debate parte al revés, Ministro.
Usted ha señalado que hay 300 millones de pesos para una campaña publicitaria.
¡300 millones....!
Si uno hace un seguimiento a quienes esperan una donación ve que un solo tratamiento puede superar ¡cinco veces esa cantidad!
¡La cifra de 300 millones es absolutamente insuficiente!
Discutimos el tiempo de televisión para los proyectos de seguridad o de utilidad pública.
Este debate debería haber sido previo a una campaña, pero a una campaña intensiva, en serio (en televisión, en radio), que buscara proteger la vida y ahorrarle al Estado miles de millones. Porque cuando la gente es de FONASA y está a la espera de recibir un órgano, se le mantiene viva con los tratamientos más caros que existen hoy día en el sistema médico, los que, por cierto, son de cargo del Estado.
Quienes cuentan con recursos privados también lo hacen.
Sin embargo, aquí existe un componente, más que económico, ético.
Si estamos a favor de la vida, debemos dar todo lo necesario para facilitar la donación.
Señor Presidente, en esta sociedad consumista el ego y la competencia nos transforman cada día más y nos hacen pensar que la voluntad personal está por sobre la vidas de los demás.
Más allá de las creencias religiosas sobre lo que existe después de la vida, hoy tenemos una decisión de vida o de muerte.
Si el Senado opta por el Registro Civil, vamos a tener una vuelta al inicio.
No se trata de que queramos obligar a los chilenos: estamos haciendo una política de utilidad pública con un problema real de la sociedad.
En muchas oportunidades el Senado toma decisiones por sobre la voluntad de las personas. Pero en esta algunos argumentan que hay que preguntarles: en esta ocasión sí se debe contar con la voluntad expresa de la gente.
Yo pienso que en ese ámbito cabe una reflexión profunda, una campaña, pero también un mecanismo facilitador.
No he escuchado a ningún Senador argumentar en contra de la donación. Por el contrario. La Senadora Van Rysselberghe y el Senador Coloma han hablado de facilitar la donación. Y señalaron que ellos son donantes. Pero que lo sean no sirve: lo que les sirve a aquellos cuya vida depende de una donación es que haya una cantidad adecuada de donantes.
Señor Presidente, la verdad es que si se aprueba la condición vinculada con el Registro Civil vamos a tener un retroceso grave, como lo ha señalado el Senador Girardi: 4 millones de no donantes en 2010 y 13 mil en 2013.
Si bien algunos...
El señor MONTES (Presidente).- Concluyó su tiempo, señor Senador. Le pido que redondee la idea.
El señor NAVARRO.- Señor Presidente, más allá de las cifras, hoy estamos por la vida, por facilitar la donación de órganos.
El Senador Coloma plantea, según el informe, que la solución es mayor campaña. Y el Ministro nos dice que hay 300 millones.
Ministro, lo vamos a apoyar. Pero -el señor Presidente y los demás Senadores lo sabemos muy bien- 300 millones son del todo insuficientes para una campaña por la televisión, que es el único medio de real impacto.
En consecuencia, señor Presidente, votaré a favor. Y abogo por otorgar las máximas facilidades para que en Chile haya más donantes que permitan salvar la mayor cantidad posible de vidas.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!
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El señor MONTES (Presidente).- Saludo a una delegación del Colegio Simón Bolívar, de Quillota, que viene encabezada por el profesor señor Marcos Campoy.
¡Bienvenidos al Congreso Nacional!
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El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor De Urresti.


El señor DE URRESTI.- Señor Presidente, luego de saludar a los Ministros presentes, trataré de sumar al debate algo que me preocupa.
Desde hace largo tiempo hemos debatido distintas iniciativas para incentivar las donaciones.
Lo han dicho varios Senadores: aquí no hay un principio ideológico en el sentido de que alguien exprese que hay en nuestro país un sector absolutamente contrario a las donaciones; al revés, uno ve voluntad, ánimo.
Sin embargo, considero que no estamos haciendo bien las cosas.
Más allá de la concurrencia a una notaría o al Registro Civil, que se inscribe en un formalismo que en Chile exacerbamos, nosotros debiéramos tener una presunción.
Al revisar la legislación comparada vemos que en España rige la figura del donante presunto, en que se asume que la persona fallecida era donante, salvo que su familia exprese lo contrario.
España es líder mundial en materia de donación de órganos. En ese país se realizan 14 trasplantes diarios. En un año hubo 2 mil 18 donaciones, las que permitieron 4 mil 818 trasplantes.
En Chile, en un año (2017) hubo 173 trasplantes.
En América Latina, Cuba, Brasil, Argentina y Uruguay lideran las donaciones de órganos.
En tanto, Ecuador, México, Guatemala, Bolivia y nosotros estamos absolutamente atrasados.
Entonces, señor Presidente -está en la Sala el Ministro, en quien presumo voluntad para impulsar esta materia-, creo que aquí fallan otros aspectos.
Permítame, señor Presidente, hablar de la experiencia que he recogido de gente que solicita acompañamiento y que acude con frecuencia a nuestras oficinas parlamentarias.
Hasta hace tres años, Valdivia, centro de referencia en materia de trasplantes, tenía un cuello de botella muy simple: no había fórmula para trasladar los órganos desde esa ciudad a Santiago, a Valparaíso o al lugar donde se requirieran.
¿Por qué aquello? Porque los ministerios no dialogaban: por ejemplo, Salud no lo hacía con Obras Públicas.
¿Qué logramos? A través de un proyecto de la Dirección de Aeropuertos, iluminar, con un presupuesto de no más de 100 millones, la pista de aterrizaje del aeródromo de Valdivia.
¿Y quién pidió eso? No el club aéreo o la gente de Aeronáutica, sino precisamente la comunidad que trabaja en trasplantes. ¿Para qué? Para hacer el vuelo de noche, luego de cerrado el aeropuerto. Y la iluminación permite el accionar del equipo de extracción de órganos y desplazarse hacia otro lugar.
Entonces, vuelvo a la misma situación.
Considero que no está funcionando la red.
Tenemos un buen sistema de salud; contamos con especialistas para realizar las intervenciones; existe voluntad, pues en nuestro país no hay una oposición ideológica. Pero, claramente, los hospitales no están bien estructurados.
Algo que nunca he podido entender -usted es médico, Ministro; quizá pueda explicármelo- es por qué en nuestro país los hospitales funcionan medio día: uno va por la tarde, y en ellos penan las ánimas.
Hay, pues, una red que no se hace cargo.
Le doy solo un ejemplo práctico, Ministro.
Si tuviéramos más aeródromos habilitados, coordinados con los hospitales; con los lugares donde generalmente se producen bastantes accidentes y por tanto hay más ocurrencia de extracción de órganos; y con la red de trasplantes, le aseguro que aumentaríamos la tasa, que hoy es tremendamente baja.
Más allá de si es la notaría o el Registro Civil, de si es consentimiento presunto, en fin, yo creo que existe un problema de base: no se halla focalizada la estructura.
¡Para qué le voy a hablar, Ministro, del trasplante de médula ósea!
Producto de unas peleas inadmisibles, derivadas de egos profesionales, todavía no está implementado el centro de trasplantes de médula ósea en Valdivia, donde está el equipo médico (lo más caro, lo más difícil): seis trasplantólogos de primer nivel. ¡Y el Ministerio brilla por su ausencia! Entonces, debemos trasladar a los pacientes a clínicas privadas de Santiago para hacer en ellas los trasplantes, lo que le cuesta al Ministerio millonarias sumas.
¡Buen negocio para los médicos y para las clínicas particulares!
Por lo tanto, señor Presidente, yo pediría que, más allá de la discusión acerca de dónde y de qué manera se otorga el consentimiento, pudiéramos recibir una explicación del Ministro -reitero que está acá y que considero que tiene interés y que su objetivo es avanzar-, pues me parece que la ley en proyecto no va a cambiar absolutamente nada o va a mover solo un milímetro el número de casos si no tenemos a disposición una red en que los hospitales funcionen con horario extendido, en que exista cadena de frío, en fin.
En Valdivia nos explicaban con dolor que, dependiendo de la hora, los médicos y el resto del equipo se quedaban sin poder utilizar los órganos porque no podían trasladarlos al lugar donde se iba a hacer el trasplante.
Si eso ocurre en Valdivia, que está bien conectada, ¿qué ocurre cuando el trasplante debe realizarse en Chiloé, en Aisén o en el extremo norte?
Estimo que tenemos que mejorar esa red, que constituye una prioridad, independiente de que en la iniciativa podremos llegar a acuerdo en que exista una presunción.
Pero -insisto- en el sistema operativo para llegar con el órgano desde el lugar de donde se extrae hasta el centro en que se hace el trasplante, claramente, existe un déficit.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Durana.


El señor DURANA.- Señor Presidente, este proyecto de ley sigue el criterio interpretativo contenido en el Dictamen N° 17.656, del 13 de julio de 2018, emanado de la Contraloría General de la República, el cual deja establecido que, de acuerdo a lo informado por la Subsecretaría de Redes Asistenciales, el Registro Nacional de No Donantes "no reflejaría de forma segura la última voluntad de quienes fueron inscritos antes de la modificación a la Ley 19.451, el año 2013".
Me parece necesario puntualizar que la donación de órganos obedece a un imperativo de vida. Se trata de conservar y prolongar la vida del donatario, y ello, además de ser un imperativo moral, se encuentra constitucionalmente protegido, conjuntamente con el derecho a la salud y a la protección física y psíquica de las personas.
De ahí surge el deber del Estado de garantizar que el marco regulatorio
de los trasplantes de órganos sea unívocamente interpretado en favor de la vida que se trata de preservar y no establecer mecanismos burocráticos y engorrosos que entorpezcan esta labor, que concierne a todos.
Las cifras estadísticas proporcionadas por el Ministerio de Salud nos muestran resultados lamentables por la insuficiencia en los casos que pueden ser atendidos. Hoy tenemos mil ochocientas personas esperando un trasplante de riñón, y las intervenciones de esa naturaleza alcanzan a 172 anuales. Es decir, no se está cubriendo ni el diez por ciento de quienes lo necesitan.
De la misma forma, 165 enfermos aguardan por un trasplante de córnea; 121, uno de hígado; 29, uno de pulmón; 23, uno de corazón, y 21, uno de páncreas, todos ellos con esperanzas de vida o de una mejor salud que no podemos defraudar.
En consecuencia, no puede caber duda de que todas las normas en la materia deben garantizar la fluidez de los procedimientos requeridos por los trasplantes de órganos, y, en este aspecto, las disposiciones contenidas en el proyecto de ley son consecuentes.
Debemos preguntarnos por qué existe un registro de no donantes de órganos. Sin duda, la respuesta se relacionará con la voluntad de no disponer o de mantener la integridad del cuerpo aun después de muerto. Ello motivaría a que las personas decidieran inscribirse en un momento de su vida.
¿Es razonable asumir que esa voluntad, expresada quizás varios años antes del fallecimiento, se mantiene invariable cuando se está jugando una vida constitucionalmente protegida y el eventual donante ya no se puede manifestar?
¿Es razonable que el Estado respete esa voluntad aun cuando el contexto en el que se da pueda variar conforme a las circunstancias del fallecimiento, la opinión de la familia y la urgencia de la donación para el potencial beneficiario?
Me parece que no, puesto que siempre existirá una duda razonable en el sentido de que el inscrito podía cambiar su opinión frente a la apremiante situación en la que se encuentre el eventual receptor de la donación.
Lo anterior debe llevarnos a reflexionar sobre la verdadera necesidad de mantener un registro de no donantes e incluso respecto de su constitucionalidad, sobre todo considerando el último criterio interpretativo de la Contraloría General de la República.
Debemos circunscribir la decisión de donación, en caso de que una persona no haya decidido manifestar expresamente su decisión de ser donante y más allá de la presunción legal, a la familia del fallecido. Es esta la llamada a permitir que sus órganos continúen la vida que Dios nos da.
Es por ello que voté a favor del proyecto, pero en general, y, en lo particular, lo haré en contra del artículo transitorio de que se trata.
El señor MONTES (Presidente).- Puede intervenir el Honorable señor Insulza.


El señor INSULZA.- Señor Presidente, el debate es difícil, desde luego. No cabe duda de que, por la misma razón, debemos conducirlo siempre con el máximo respeto, como lo manifestaba el Senador señor Letelier.
Al igual que algunos de los presentes, soy donante. No solo lo soy, sino que también asistí a la promulgación de la ley, cuando se instaló una mesa en la puerta del palacio de la Moneda. No recuerdo mi número, pero era inferior a cien. Puedo haber estado entre los primeros treinta, incluso.
Fue un día alegre. Muchos inscribimos voluntariamente para ser donantes.
Al no ser suficiente el sistema, se determinó después que un conjunto de personas podían decidir que el fallecido fuera donante: su familia.
Como eso no bastó, se buscaron otros medios. Se está elaborando una ley. Estoy dispuesto a seguirla, para que me digan que puede ser donante el que no ha expresado nada y que, en tal caso, la familia ya no se puede oponer. Estoy de acuerdo. Estoy dispuesto a votarlo.
Pero no lo haré si me plantean que alguien que dijo que no pasó a decir que sí por no haberse presentado en seis meses. Lo siento mucho. Todo tiene su límite.
Y tiene su límite también -quiero consignarlo muy claramente aquí- que vengan a manifestarme que eso me convierte en cómplice de la pérdida de vidas humanas. A mí me parece ello una falta de respeto. Creo que uno tiene derecho a mantener sus ideas.
No estoy dispuesto a disponer del cuerpo de una persona si ella ha expuesto claramente que no quiere que eso ocurra. Y nada va a hacerme cambiar. ¡Porque después pasaremos a otra cosa! No es que quiera ponerme tremendista, pero más adelante intentaremos nuevas fórmulas para conseguir órganos.
¡A los presos de pronto les sobra un riñón, pues! ¿Por qué no plantearlo?
¿Por qué no afirmar otro tanto acerca de gente discapacitada? ¡Va a seguir viviendo! ¡No hay problema! ¡Saquémosle algo!
Hoy día se trasplantan partes de hígado, también. En mi familia hay trasplantados, de modo que a mí no me cuentan cuentos. Y algunos de sus miembros han tenido que dar un pedazo por su pariente. Y lo han hecho con gusto. Pero estoy seguro de que no estarían dispuestos a que les sacaran algo si no hubieran hecho una mínima manifestación de voluntad.
El proyecto contempla una presunción: dona el que nada dijo. ¿Quieren que done, además, el que dijo que no? No puedo aceptarlo. Lo siento. A veces, uno se sale del rebaño. Y pido respeto por lo que voy a decidir. No voy a apoyar el artículo transitorio.
Muchas gracias.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el señor Ministro.


El señor SANTELICES (Ministro de Salud).- Señor Presidente, quisiera poner la iniciativa y la discusión en un marco sanitario.
Chile, como ya se ha señalado, registra una tasa de donación de siete por millón de habitantes. Ello contrasta claramente con lo que ocurre en Uruguay, de veinticinco por millón, y en España, de cuarenta y tres por millón.
Hace semanas conversé sobre el asunto con la Ministra española y revisamos pormenorizadamente los pasos que allá llevan dados en la materia. Uno de ellos tiene que ver con la existencia de una cultura bastante arraigada en la población, que nace desde el grupo familiar, en donde el ser donante se entiende como una acción de vida y un instrumento sanitario para poder entregarles vida a muchos. Entonces, en línea con ese acervo cultural, se establece que no existen grandes restricciones para que las personas puedan expresarse por sí mismas como donantes de órganos, y lo contrario ocurre solo en condiciones excepcionales.
Por lo tanto, quisiera relevar con relación al debate que, de una u otra manera, la gran dificultad que enfrentamos, como país, para obtener una mayor donación de órganos es generar una discusión más clara y nítida a fin de que la población comience a tomar conciencia de que estamos en presencia de una herramienta terapéutica progresivamente valiosa, ya que cada vez existen mayores expectativas de vida, mejores tecnologías y, por consiguiente, más posibilidades de hacer de alguien con muerte cerebral un potencial donante de al menos diez personas.
Dicho lo anterior, quisiera apelar a que nos orientase en la decisión el bien superior de la vida, que es -y no me cabe duda de que aquí hay unanimidad al respecto- el que estamos buscando hacer prevalecer, en definitiva.
Por otro lado, cabe esclarecer que en el sistema público de atención, a diferencia de lo expresado por el Senador señor De Urresti, disponemos de una red y de equipos de trasplante en los principales hospitales. Como todo proceso clínico, es perfectible, pero no se puede establecer que no es posible aumentar la donación de órganos a partir de la no existencia del sistema. Al menos podemos señalar que eso es inexacto, porque los equipos existen.
Y debo expresar que también lo es la referencia que hizo a la cadena de frío y a que, muchas veces, los órganos están disponibles, pero no se va a rescatar. En lo particular, formé parte de los equipos de trasplantes durante treinta años de vida en el servicio público y en los servicios privados, y pude constatar fehacientemente cuál es el proceso. Porque, afortunadamente, nuestro país aplica rigurosidad, en ese sentido, en los procedimientos de asignación de órganos.
Creo que el eje final de la discusión es que debemos avanzar. Celebro que se pueda aprobar el proyecto y, en particular, dar una señal clara de que naturalmente lograremos progresar en la medida en que establezcamos el concepto de "donante universal" y sea posible transmitirlo, entregar esa nitidez a la población y, desde este estamento legislativo, generar una cultura de donación.
Estimo que en las curvas que hoy día no nos son favorables, con una relación baja de donación, como ya señalaba, de siete por millón de habitantes, vamos a lograr una recuperación, ya que, como Ministerio, estamos haciendo grandes esfuerzos para mejorar todos los procedimientos asociados a que no se pierdan los órganos de un donante.
Gracias.
El señor MONTES (Presidente).- Hago presente a la Sala que se ha sugerido efectuar un solo pronunciamiento para la proposición relativa a la letra d) del número 1 y los dos artículos transitorios, pues ello está vinculado. De esa manera, no se repetirá la discusión en votaciones particulares.
Puede intervenir el Honorable señor Huenchumilla.


El señor HUENCHUMILLA.- Señor Presidente, nos hallamos frente a un propósito noble. El señor Ministro hacía referencia al derecho a la vida. Juzgo que ningún colega en el Hemiciclo deja de compartir el objetivo moralmente elevado de que los chilenos podamos ser donantes de órganos para salvar a otros. Me parece que eso está fuera de discusión.
¿Pero sabe el punto que se me plantea, señor Presidente? Que, así como el Senador señor Girardi afirmó que la gente de Hacienda no sabe de salud, el que habla podría considerar que la gente de Salud a lo mejor no domina el derecho.
A mi juicio, aquí se trata, si perseguimos un buen propósito, de contar con un buen instrumento. Al leer el proyecto, concluyo: "El propósito es bueno; pero estimo confusa, no clara, la solución que buscamos como Estado", porque este dictó hace un tiempo un cuerpo legal que expresó: "El que no quiera ser donante puede ir al Registro Civil y quedar como tal", y hoy día le estamos manifestando a esa persona: "Usted, que fue al Registro Civil y dijo que no, ahora tiene que ir a la notaría, y si no lo hace, el `no' se transformará en `sí'.".
Entonces, me pregunto si esa es una buena manera de legislar.
Es evidente que si el Estado se da cuenta de que una política pública no funciona y una ley no cumplió el objetivo de generar más donantes, tiene derecho a un cambio y a ofrecerle un incentivo a la población y a plantearle: "Tengamos un propósito de solidaridad común para que haya más donantes". Pero pido, entonces, hacer las cosas bien.
Pienso que, desde el punto de vista jurídico, el texto en examen evidentemente constituye un mal instrumento y es confuso. Y da una mala señal, porque a la gente le dijimos anteriormente: "Si va para allá, es `no'. Si hoy día no va para allá, es `sí'.".
¿Qué es lo limpio? Que expresemos: "Todos los chilenos somos donantes, salvo el que manifieste su voluntad en contrario". ¿Dónde? En el Registro Civil, en una escritura pública, en un testamento o en cualquier parte en que ello se exponga.
En consecuencia, la ley establece la presunción positiva de que todos -repito- somos donantes, salvo que alguien, por cualquier medio, diga lo contrario. Pero, para eso, tenemos que derogar el cuerpo legal vigente y dictar uno nuevo, que empiece a regir en adelante. Con la gente tenemos que ser claros y no hacer las cosas mal, como aquí.
Finalmente, si lo propuesto por la Comisión de Hacienda obedece a una indicación de un señor Senador, resulta evidente que es inconstitucional, porque este no puede darle atribuciones al Servicio de Registro Civil, en virtud del artículo 65, número 2º, de la Carta. En consecuencia, el Presidente del órgano técnico debió declararla inadmisible, lo que también puede determinar la Mesa de la Corporación.
Quiero votar que sí, porque reitero que el propósito es bueno, pero no estamos haciendo las cosas bien.
Gracias.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Pizarro.


El señor PIZARRO.- Señor Presidente, nuestro colega Huenchumilla nos ilustra e ilumina, como siempre, en materias jurídicas. Lo que ha hecho es reflejar lo complejo y difícil que resulta legislar de la mejor manera para el objetivo que busca el proyecto, cual es la posibilidad de contar con la mayor cantidad de donantes disponibles en razón de lo planteado por el señor Ministro: el principio de la vida.
"Lo ideal es enemigo de lo bueno", dice el refrán. Porque la búsqueda del bien común, al que todos aspiramos -ello dice relación con incentivar las donaciones de órganos para que obtengan mayores posibilidades de vida quienes lo necesiten-, se contrapone, primero, con la legislación que nosotros mismos hemos dictado, y segundo, con la manifestación consciente de voluntad de cualquier chileno que, así como puede expresar su deseo de ser donante, también puede hacer lo contrario.
No creo que sea inadmisible que en la Comisión de Hacienda hayamos planteado que, junto a la exigencia de ir a una notaría, se ratifique en el Registro Civil la expresión de quien no quiere donar, porque ello ya había sido contemplada en la ley en estos términos:
"Las personas mayores de dieciocho años podrán, en forma expresa, renunciar a su condición de donantes de sus órganos para trasplantes con fines terapéuticos.
"La renuncia podrá manifestarse en cualquier momento ante el Servicio de Registro Civil e Identificación. Asimismo, al obtener o renovar la cédula de identidad o la licencia de conducir vehículos motorizados.".
No veo dónde estaría la inadmisibilidad cuando lo que hacemos es insistir, como Comisión de Hacienda, en que se mantenga la actuación en el Registro Civil. Creo que es toda lógica.
En todo caso, el Honorable señor Huenchumilla es mucho más versado en la materia que el Senador que habla, quien no es abogado. Pero me parece algo de sentido común.
¿Por qué en la Comisión volvimos a la idea del cumplimiento de la diligencia en el Registro Civil o en los municipios al momento de renovar la licencia? Porque es un trámite fácil, que tenemos que realizar a menudo. Cuando fui a renovar mi licencia, el oficial me preguntó e hice presente mi deseo de ser donante, como lo había hecho en otras oportunidades.
Pero también ahí debiera existir la posibilidad fácil, adecuada, de que la persona que no quiere o no tiene la voluntad de ser donante lo ratifique.
¿Por qué? Porque aquí se trata de crear un registro donde haya más gente que esté en condiciones de ser donante.
Por eso decía que lo ideal es enemigo de lo bueno. Entiendo las razones que daba el Senador señor Huenchumilla en el sentido de que es complejo armar esto. Pero tratemos de ir por lo simple, señor Presidente.
Efectivamente, el alegato en blanco o negro nos dice: "Mira, si tú no apoyas esto, entonces estás en contra de la vida". Y, si lo apoyo, ¿estoy en contra de qué? ¿De la esencia de que cada ser humano tiene el derecho a decidir sobre su cuerpo? ¡Si eso es de Perogrullo! ¿Cuál principio es primero? Seguramente son valores iguales, porque uno va a hacer una cosa u otra.
Esa es la razón por la cual, en mi opinión, se debiera buscar una salida intermedia donde, cumpliendo el objetivo de aumentar el universo de donantes, a la gente que expresamente ha dicho "no" no se la obligue a ir a una notaría a ratificar esa decisión que ya manifestó ante la institucionalidad del Estado que han fijado las propias leyes. ¡Si es absurdo!
Por eso es que decimos: "Bueno, si el objetivo es que tengamos más donantes, facilitemos que aquellos que ya han dicho que no, si quieren ratificar su pronunciamiento, lo hagan de manera expedita, más normal, no excepcional".
Porque algunos colegas han dicho: "El objetivo es que a aquel que dijo que no le cueste mucho ir a ratificarlo". Es decir, lo estamos obligando. No puede ser.
Por eso decía que el ideal es enemigo de lo bueno. Yo voy a votar a favor de esta norma y voy a apoyar los artículos transitorios.
El señor MONTES (Presidente).- Senador señor García, le ofrezco la palabra.


El señor GARCÍA.- Señor Presidente, seré muy breve.
Yo comparto mucho de lo que aquí han señalado el Senador señor Coloma, el Senador señor Insulza, el Senador señor Huenchumilla, pero tengo una pequeña discrepancia en el sentido de la admisibilidad de lo que aprobó la Comisión de Hacienda respecto de incorporar al Servicio de Registro Civil.
La tarea de llevar el Registro Nacional de No Donantes la actual legislación se la entregó al Registro Civil. Por lo tanto, no se está creando una función nueva.
Leo el inciso segundo del artículo 15 del texto legal vigente: "El Servicio de Registro Civil e Identificación deberá llevar un registro nacional de no donantes, que será público y estará disponible para su consulta expedita, especialmente por los establecimientos de salud públicos y privados".
Entonces, si se trata de pedirle a alguien que señaló que no quiere ser donante que ratifique su decisión, lo lógico, lo razonable es que, como está inscrito en el Registro Nacional de No Donantes, lo pueda hacer en el Registro Civil, porque la facultad ya está dada, o bien, como lo decía el Senador señor Huenchumilla, ante notario, por escritura pública.
Pero la función del Servicio de Registro Civil ya está en la ley y, por lo tanto, la Comisión de Hacienda no le ha entregado ninguna tarea nueva.
El señor MONTES (Presidente).- El Senador señor Girardi solicita la autorización de la Sala para intervenir nuevamente, dado el carácter del debate.
¿Habría acuerdo?
El señor COLOMA.- Abramos de nuevo el espacio, entonces.
El señor GIRARDI.- Es para una aclaración, señor Presidente.
El señor MONTES (Presidente).-El Senador señor Coloma quiere intervenir también.
El señor PIZARRO.- Pero ya cumplieron su tiempo, señor Presidente.
El señor MONTES (Presidente).- Démosles a los dos Senadores la posibilidad de participar en el debate nuevamente. ¿Les parece?
Acordado.
Senador señor Girardi, le ofrezco la palabra.


El señor GIRARDI.- Señor Presidente, es importante aclarar, en relación con lo que planteó el Senador Pizarro -por su intermedio-, que en el año 2013 hubo un cambio a la ley. Hasta ese momento las personas podían establecer el rechazo a la condición de donante en el Registro Civil. Eso hizo que existieran 4 millones de personas que dijeran que no iban a ser donantes. Esta prueba es empírica: en tres años, 4 millones de personas en el Registro Civil dijeron que no. Y cuando se establece la norma de la notaría, que está aprobada por ley a partir de 2013 -ir a la notaría es la única manera de rechazar la condición de donantes-, solo 13 mil personas han establecido en cinco años esa condición.
Es decir, algo tiene que ser distinto. Cuando hay un proceso reflexivo, evidentemente las personas no tienen la misma conducta que cuando hay una pregunta refleja para la cual no estaban preparadas. Porque no es un tema de simple despacho cuando a uno le preguntan si quiere ser donante o no.
Entonces, es muy importante entender que hay un estatus distinto en Chile. Hay ciudadanos que para renunciar a su condición de donantes tuvieron que ir a la notaría, del 2013 en adelante. Y hay otros ciudadanos que solo yendo al Registro Civil establecieron su rechazo a la condición de donantes: 4 millones de personas.
¿Cuál es el problema real? Porque yo creo que aquí puede haber visiones ideológicas, valóricas, pero la primera misión de una sociedad es salvar la vida de las personas. Yo pienso que ese es el mayor principio. Hay gente que se va a morir. Yo no lo quiero poner en blanco y negro. ¡Si esta propuesta no nació de nosotros! ¡Nació de la angustia de los propios científicos, de las propias comisiones de trasplantes, de los pacientes que nos solicitaron a varios Senadores que, por favor, impulsáramos esta iniciativa!
Yo sé que no hay un sistema perfecto, pero también creo que hay derecho a equivocarse en las políticas públicas. Ese es un derecho humano. Entonces, porque en algún momento pensamos que las cosas eran de una determinada forma, ¿no se pueden reparar, independientemente de las consecuencias y costos que tenga para la sociedad?
Hoy día tenemos 2 mil personas notificadas que están esperando una donación de órganos. Y están totalmente subnotificadas: son más de 10 los pacientes en esa situación. Pero yo les quiero decir que, de verdad, hay 400 de ellas que, si no reciben órganos -hígado y corazón, especialmente-, van a morir. Y hoy día no existen donantes, porque cuando un tercio del stock está fuera del sistema, hay hospitales que no están haciendo, o casi no están haciendo, trasplantes.
No estoy hablando de una visión subjetiva; estoy hablando de los antecedentes científicos.
Entonces, claro, uno puede tener dos maneras de proceder. Hay algunos a los que les da lo mismo la evidencia científica para formular políticas públicas. Yo creo que nosotros cometimos un error en esa política pública, pero se tiene que rectificar. Porque no hay nada más ético que salvar la vida de personas que van a morir. No hay nada más ético que volver a darle vida a una persona que pasa dos veces, tres veces a la semana en un centro de diálisis. No hay nada más ético que volver a restablecer la calidad de vida de los seres humanos.
Y aquí no se está transgrediendo nada a las personas, que no son responsables, evidentemente, porque permitimos un mecanismo de consulta que era inadecuado. Tan inadecuado es que 4 millones dijeron que no, versus 13 mil. Y queremos rectificar eso.
¿Por qué? ¡Si esto no es una cosa ideológica! Queremos rectificarlo porque, en la práctica, ese stock de personas que dijeron que no significa que en Chile los donantes se vinieron al piso. Y hay decenas y centenas de personas que van a fallecer.
Yo no estoy diciendo que aquí son responsables de la vida y la muerte, ¡no! Estoy hablando de las consecuencias de las políticas públicas. ¡Y acá parecen no importar!
Porque ¿cuál es el sentido de una política pública? ¿El orgullo personal de haber defendido ciertos valores o principios? ¿O tiene que ver con las consecuencias que se generan? ¿Cómo se mide la eficacia de una política pública en educación, en salud?
Estamos tratando de reparar una mala política pública. Quizá el propuesto no es el mejor instrumento, pero no tenemos otro.
El señor MONTES (Presidente).- Le ofrezco la palabra al Senador señor Coloma, tal como habíamos acordado.
El señor LETELIER.- ¡Pero hay una tercera posición, señor Presidente!


El señor COLOMA.- Señor Presidente, a mí me gusta colocar las cosas en su contexto. No me parece justo que el Senador señor Girardi diga que hay personas que se están muriendo porque otras dijeron que no respecto de la donación. Hay 8 millones de personas que sí son donantes.
Yo quiero, por lo menos, contextualizar.
Y lo más importante es lo otro, lo que plantearon los Senadores señores Insulza, Pizarro y Huenchumilla: ¿qué convicción hay de que esos 4 millones de personas cambiaron de opinión? No es lo mismo que a uno le pregunten algo a que lo fuercen a ir a una notaría.
Señor Presidente, yo le aseguro que hay muchas cosas que a uno le pueden preguntar para las cuales no iría a una notaría.
Entonces, el tema de fondo es hasta dónde los medios son indiferentes respecto de cómo se logra una política pública.
¡Siempre la política pública tiene que respetar la libertad de las personas! Eso es esencial, es lo más ético que hay. Porque, cuando uno deja de respetar la voluntad de las personas, se empieza a transformar en el dueño de esa libertad, y esa es la destrucción en sí misma de la ética.
Por eso, algunos planteamos que, si a los ciudadanos se les dio la legítima opción de escoger entre A y B, no nos parece bien que, después de que tomaron una decisión, se les diga que tienen seis meses para ratificarla porque, si no, el Estado o nosotros estaríamos reflexionando por ellos y les diríamos que, a pesar de que optaron por B, en el fondo lo que querían decir era A.
Me quedó dando vueltas lo que dijo el Senador Insulza: ¿a dónde nos conduce esa política pública?
El día de mañana, si uno no se fija en los medios, se puede llegar a mucha acción destinada a buscar teóricamente un fin y a despreciar las libertades de las personas. En este caso, estamos hablando de la libertad de disponer del propio cuerpo, lo que, para mí, obviamente, es muy muy sagrado.
Entonces, señor Presidente, aquí no están los buenos contra los malos.
Creo que eso quedó suficientemente claro.
Aquí no están los correctos versus los incorrectos, ni los que quieren la vida versus los que no la quieren.
Aquí se trata de ver cómo una política pública cumple un fin sin vulnerar éticamente la libertad de las personas.
El día de mañana esto va a seguir funcionando y, como está instalado el principio del donante universal, esos 8 millones se van a transformar en 9, 10 u 11, dependiendo de cómo suban la natalidad y la supervivencia en Chile.
Pero eso no puede llevarnos a interpretar que las personas actuaron de forma irreflexiva, porque se nos ocurrió, a pesar de haberles dado la opción de hacerlo libremente. ¡Ese es el problema de fondo!
Por tanto, en nada afecta -¡ojo!- que los artículos transitorios sean rechazados, porque la lógica quedó ya modificada. No se va a dividir la votación respecto de la norma en debate. Vamos a votar los artículos transitorios.
Y nada obsta a que esa persona que dijo que "no" pueda decir que "sí" el día de mañana, a través de la reflexión, del convencimiento.
Pero presumir lo contrario, presumir que hay personas irreflexivas, insensatas, equivocadas porque optaron por un derecho que les dio este Parlamento, me parece impresentable.
¡Honestamente, todo tiene un límite!
Lo que han planteado varios Senadores me ha interpretado plenamente respecto a lo que está en juego.
Yo soy donante. Espero que mucha gente lo sea. Pero confío, porque así lo determinamos, en que la decisión que tomó una persona libremente sea respetada y no vulnerada.
He dicho.
El señor MONTES (Presidente).- El Senador señor Letelier solicita la posibilidad de hacer uso de la palabra, porque aduce que tiene una posición distinta a las dos presentadas.
¿Habría acuerdo?
Acordado.
La señora ALLENDE.- ¡La tercera vía...!
El señor NAVARRO.- ¡El tercerismo en su máxima expresión...!
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Letelier, por un minuto.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, el Senador Girardi habla de 4 millones de no donantes. Lo que no clarificó es que la consulta se verificaba cuando la gente iba a cambiar su carné de identidad.
En esta ley estamos estableciendo que todos somos donantes. Pero debemos dar un plazo para que los no donantes puedan manifestar su opinión de nuevo.
Entiendo que el Senador Coloma tiene una opinión distinta. No obstante, la voluntad mayoritaria es que haya un mecanismo para expresar que uno es no donante.
Es evidente que establecer que ello solo se podrá hacer ante las notarías es inadecuado, es insuficiente. No las hay en todo el país ni incluimos instrumentos públicos distintos, como los testamentos; es curioso. Pero, a lo menos, debemos considerar en la norma que la persona pueda ir al Registro Civil para plantear que no es donante. No es como cuando se renueva la licencia de conducir: ¡uno va con ese objetivo!
No es problema que a uno le pregunten: "¿Eres donante o no?". Aunque falta capacitación e información.
Esta medida es para la gente que no quiere ser donante. Y me parece inadecuado no generar los mecanismos para crear este nuevo registro, un plazo y las facilidades necesarias.
Por eso, señor Presidente, me gustaría que entendiéramos que lo menos malo es mantener los artículos transitorios propuestos y que lo más malo, pues retrasa aún más el proyecto, es pedir un nuevo segundo informe.
Debemos entender que dirigirse al Registro Civil como alternativa -no cuando se esté renovando el carné de identidad, sino que en el plazo estipulado- es lo que garantiza que las personas a las que quiere defender el Senador Coloma -me parece legítimo- tengan una oportunidad.
¡Si no está incorporado el Registro Civil, quedamos en el peor de los mundos!
Por tanto, señor Presidente, o aceptamos este mecanismo en la forma lo más amplia posible o solicitamos un nuevo segundo informe, para ver cómo generamos el registro.
Considero que es mejor tomar el acuerdo con el Registro Civil, porque, si no es así, no vamos a contar con registro alguno de los no donantes.
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro, por un asunto reglamentario.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, como Comité País Progresista e Independientes, solicito segunda discusión sobre los artículos transitorios.
El señor MONTES (Presidente).- Reglamentariamente, tiene facultades para hacerlo.
¿Está solicitando segunda discusión?
El señor NAVARRO.- Así es, señor Presidente.
Se han planteado tres posiciones en la Sala acerca de un tema que es esencial y todos hemos coincidido en que ha habido poca reflexión en quienes estamos tomando esta decisión. Un segundo debate para estos artículos nos va a permitir reflexionar con mayor precisión, a fin de arribar a una votación que nos deje más satisfechos.
No estoy metido en el tema. He hablado desde una posición que intenta obedecer a un sentimiento más profundo.
Sin embargo, veo que existen dificultades y eso es real.
Una segunda discusión nos puede permitir afinar mucho más el asunto y tomar una decisión más reflexiva.
El señor MONTES (Presidente).- Hay dos posibilidades: una es la segunda discusión, en cuyo caso tendríamos que ver el proyecto mañana, y la otra es contar con un nuevo segundo informe, para elaborar una mejor alternativa de solución.
¿Les parece que se solicite un nuevo segundo informe?
Acordaríamos eso...
El señor NAVARRO.- Señor Presidente, ¿por qué el proyecto fue a la Comisión de Hacienda, si no tiene costo fiscal?
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- En el caso de la modificación propuesta por la Comisión de Salud, la Senadora señora Van Rysselberghe ha retirado la objeción que tenía. De consiguiente, esa enmienda cuenta ahora con unanimidad. Por ende, no sería necesario incluirla en el nuevo segundo informe que se está solicitando, el cual se centraría solo en los artículos transitorios.
El señor MONTES (Presidente).- Si le parece a la Sala, se aprobará la norma señalada por el señor Secretario.
--Se aprueba.
El señor CHAHUÁN.- ¿Me permite, señor Presidente?
El señor MONTES (Presidente).- Tiene la palabra Su Señoría.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, estábamos hablando con el señor Ministro y el Senador Girardi y tenemos acuerdo en hacer las modificaciones en los términos que plantea el Senador Letelier, para poder ir despejando este proyecto. A lo mejor, si hay acuerdo de la Sala, podemos despacharlo en el acto y sacarlo adelante, en vez de esperar un nuevo segundo informe.
El señor MONTES (Presidente).- Esta sería una nueva alternativa, pero ya había acuerdo en que lo razonable era enviar los artículos transitorios a un nuevo segundo informe, de manera que se elabore una propuesta lo más rápido posible para resolver estas diferencias.
Tiene la palabra el Senador señor Pizarro.


El señor PIZARRO.- Señor Presidente, perdone que le insista, pero ¿quién va a hacer el nuevo segundo informe: la Comisión de Salud o la Comisión de Hacienda? Porque las discrepancias están ahí. Los de la Comisión de Salud dicen que los de Hacienda no entendemos nada. Y los de la Comisión de Constitución dicen que los de Salud no entienden nada...
El señor MONTES (Presidente).- ¡Los de Constitución dicen que ninguno de las otras dos Comisiones entiende nada...!
El señor PIZARRO.- ¡Y nosotros menos...!
Entonces, la consulta es pertinente.
El señor MONTES (Presidente).- ¿Habría acuerdo para que el nuevo segundo informe fuera elaborado por las Comisiones de Hacienda y de Salud, unidas?
El señor PIZARRO.- ¿Y si lo hace la Comisión de Constitución, señor Presidente, para no enredar las cosas?
El señor INSULZA.- Señor Presidente, entiendo que el acuerdo es aprobar el proyecto, con todo su articulado permanente...
El señor MONTES (Presidente).- Está aprobado entero, con excepción de sus artículos transitorios.
El señor INSULZA.- Esos artículos serían los que habría que enviar a las Comisiones de Hacienda y de Salud. No hay problema.
El señor MONTES (Presidente).- La propuesta, para evitar postergaciones, es que ambas Comisiones funcionen unidas para tales efectos, dado que la controversia surgió entre ellas y lo mejor sería que la solución la buscaran entre las dos.
¿Habría acuerdo en tal sentido?
Acordado.
--El proyecto vuelve a las Comisiones de Salud y de Hacienda para la elaboración conjunta de un nuevo segundo informe sobre los artículos transitorios.