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DESIGNACIÓN DE SEÑORES ALFREDO JOIGNANT RONDÓN Y CARLOS TAGLE DOMÍNGUEZ EN CONSEJO DIRECTIVO DE SERVICIO ELECTORAL


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, como he señalado en ocasiones anteriores, estoy convencido de que ni la autonomía de determinados organismos del Estado, ni su carácter colegiado, ni la participación del Sistema de Alta de Dirección Pública son por sí solos garantía de independencia o de eficacia en la resolución de los asuntos sometidos a su consideración.
A mi modo de ver, los problemas de confianza de la política no se resuelven con una supuesta despolitización del Estado.
Por el contrario, la complejidad cada vez mayor de los asuntos públicos les exige a los actores contar con herramientas políticas y técnicas para su adecuada resolución.
Digo todo esto porque, cuando nos corresponde pronunciarnos sobre la designación para algún cargo público propuesta por la Presidenta de la República, siempre surge la crítica de la politización o del cuoteo.
Yo no estoy de acuerdo con dicho punto de vista.
Creo en la participación y en las responsabilidades políticas en las decisiones públicas.
Sí, concedo que el modelo aplicado desde el inicio de la transición para las designaciones, que se basa en la extensión del sistema binominal, ya no da para más.
Los equilibrios políticos son necesarios. Pero los altos quorums exigidos para ciertas designaciones, que se traducen en una representación casi paritaria en los órganos colegiados, en la práctica se han transformado en una limitación para la incorporación de nuevas sensibilidades o de figuras destacadas de las respectivas actividades.
A muchos expertos independientes o que adscriben a una corriente de opinión minoritaria pero que constituirían un aporte innegable al servicio público se los margina de los procesos pertinentes porque sus candidaturas no son funcionales al esquema binominal, con lo cual el Estado se priva de su contribución.
En esos casos pierden las instituciones, pues, si bien se resguardan sus equilibrios políticos, al mismo tiempo se socavan su credibilidad y, en consecuencia, su estabilidad.
Tanto el Ejecutivo cuanto el Senado debemos revisar nuestros procedimientos, de manera de asegurar que efectivamente se evalúen las mejores cartas para las diferentes responsabilidades.
El equilibrio político tiene que ser un factor más a considerar, no el único o el decisivo como ha ocurrido hasta ahora.
Hecha tal prevención de carácter general, anuncio que me pronunciaré favorablemente respecto de la proposición presidencial.
Los señores Joignant y Tagle reúnen condiciones técnicas y políticas para el ejercicio de la alta función a que se los convoca.
En el marco del proceso de adecuación de los partidos políticos a las nuevas normas que los rigen y de cambio en el sistema electoral, nuestro país necesita particularmente una gestión eficiente del Servicio Electoral, que dé confianza a todos los actores.
Confío en que los consejeros a los que estamos ratificando en sus cargos por un nuevo período, junto con el resto de los miembros del Consejo Directivo, tendrán sabiduría para dirigir el referido Servicio en la próxima etapa.
Voto a favor.