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CREACIÓN DE CENTROS DE FORMACIÓN TÉCNICA ESTATALES
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Continúa la sesión.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, he aprobado la iniciativa, porque, a través de la creación de un instituto tecnológico estatal en cada Región, nos hacemos cargo, en parte, de algunos de los principales desafíos que enfrenta el desarrollo de nuestro país.
El primero de ellos es asegurar una educación gratuita y de calidad para todos nuestros jóvenes, especialmente para los de menores recursos que aspiran a una rápida integración al mundo del trabajo o la necesitan.
Con el proyecto habrá una oferta real en educación técnica superior para miles de jóvenes que, por razones geográficas o económicas, no tienen hoy acceso a ella, deben conformarse con la limitada oferta existente, suspenden sus estudios o simplemente no cuentan con recursos para financiarlos. Los institutos tecnológicos, lo mismo que las universidades regionales, han de constituirse en una poderosa herramienta para contribuir a este fin.
Y un desafío adicional, vinculado con nuestro crecimiento económico, se refiere a la necesidad de aumentar la productividad, que supone trabajadores técnicamente mejor calificados que innoven y dinamicen las actividades de producción de bienes y servicios propios de cada Región.
Es decir, con la normativa en examen estamos avanzando en materia de equidad social y territorial, y también haciendo un aporte al crecimiento de las regiones y del país, porque no abrigo la menor duda de que universidades e institutos tecnológicos en cada una de ellas van a ser parte de su desarrollo y crecimiento.
Los institutos tecnológicos se constituirán en una expresión concreta de la alianza público-privada de la que tanto se habla, pero que algunos reducen a beneficios tributarios.
Todos sabemos que el crecimiento económico se sustenta fundamentalmente en la iniciativa privada, y uno de los roles del Estado es justamente contribuir a que exista capital humano en la cantidad, calidad y diversidad que el país requiere.
Estos mismos objetivos fueron los que llevaron al Gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva, en 1966, a fundar, a través de la CORFO, el Instituto Nacional de Capacitación Profesional (INACAP), que se convirtió en el órgano estatal que permitió acceder a capacitación y educación técnica, durante décadas, a miles de jóvenes y trabajadores.
Vale la pena destacar que ese Gobierno, al igual que el de la Presidenta Bachelet, también estaba embarcado en una ambiciosa, pero impostergable reforma que significó un gigantesco impulso a la educación en todos sus niveles, incorporando a millones de niños y jóvenes a las aulas, muchas veces por primera vez.
Lamentablemente, manos privadas se apoderaron de INACAP en la última etapa del Gobierno militar, sin pago alguno ni posibilidad de debate o de impugnación por parte de los afectados o de la ciudadanía.
Ahora, con una discusión pública y democrática, el Estado está retomando su rol en la provisión de educación técnica.
Al contrario del nivel escolar, en que todos los males se achacan a la educación pública, en la enseñanza técnica superior la oferta es casi exclusivamente privada y sus resultados, desde el punto de vista de cobertura, costos y pertinencia, no son satisfactorios, por lo que el rechazo a la participación estatal solo podría fundarse en motivos ideológicos.
Concluyo reiterando mi convicción de que los nuevos quince institutos tecnológicos están llamados a marcar las oportunidades de vida de miles de jóvenes de nuestro país y a constituirse en una poderosa palanca para el desarrollo de cada uno de nuestros territorios.
He dicho.