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AMPLIACIÓN DE DONACIÓN CRUZADA DE ÓRGANOS ENTRE PERSONAS VIVAS


El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Corresponde ocuparse en el proyecto, en primer trámite constitucional, iniciado en moción de los Senadores señora Goic y señores Chahuán y Girardi, que modifica la ley N° 19.451 para ampliar la donación cruzada de órganos entre personas vivas, con informe de la Comisión de Salud.
--Los antecedentes sobre el proyecto (10.009-11) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley (moción de Senadores señora Goic y señores Chahuán y Girardi):
En primer trámite, sesión 11ª, en 21 de abril de 2015.
Informe de Comisión:
Salud: sesión 32ª, en 7 de julio de 2015.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- El objetivo de esta iniciativa es ampliar las posibilidades de donación de órganos por la vía de incorporar la modalidad de donación cruzada, con el propósito de ofrecerles a la sociedad y a los pacientes la oportunidad de trasplante de órganos entre personas vivas en los casos de las personas relacionadas en que no existe compatibilidad entre el donante y el receptor, ya sea por poseer un grupo sanguíneo incompatible o por resultar negativo el examen de histocompatibilidad. Asimismo, dicha modalidad potencia la actividad de obtención de órganos para trasplantes al objeto de reducir los tiempos de espera y acortar la brecha entre la oferta y la demanda de aquellos.
La Comisión de Salud discutió este proyecto en general y particular, por ser de artículo único, y lo aprobó en general y particular por la unanimidad de sus miembros, Senadores señoras Goic y Van Rysselberghe y señores Chahuán, Girardi y Rossi.
Dicho órgano técnico comunica que los Senadores señora Van Rysselberghe y señor Rossi adhirieron a la moción en informe y solicitaron inscribir sus nombres entre los de sus autores.
El texto que se propone aprobar se consigna en la página 20 del informe de la Comisión de Salud y en el boletín comparado que Sus Señorías tienen a su disposición.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Se solicitó abrir la votación.
¿Les parece a Sus Señorías?
Acordado.
En votación la idea de legislar.
--(Durante la votación).
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Goic.


La señora GOIC.- Señor Presidente, voy a comentar el sentido de la moción que presentamos.
Parto señalando que tiene un significado especial que nos ocupemos hoy en el proyecto originado por ella.
En efecto, el domingo último el Ministerio de Salud nos invitó a todos -a la sociedad chilena, al país completo- a iniciar una campaña para fomentar la donación de órganos, ámbito en el que muchas veces enfrentamos situaciones emblemáticas -prioridades nacionales, en fin- y ante las cuales, sin embargo, ha costado mucho generar un cambio que permita aumentar el número de donantes.
Al revisar los datos observamos que hubo una modificación importante de la ley, la que estableció la calidad de donante universal; es decir, todos los mayores de 18 años, una vez fallecidos, somos donantes de órganos, a menos que hayamos manifestado ante notario la voluntad expresa de no serlo.
Cabe recordar que, antes de la referida modificación, cuando uno iba a renovar su cédula de identidad señalaba si quería o no ser donante.
Hasta esa fecha, 3 millones 800 mil personas -cantidad relevante- manifestaron que no deseaban serlo. Hay un registro de cerca de 4 millones de habitantes que expresan que no quieren ser donantes.
A eso se suma la negativa, en la mayoría de los casos, de la familia del fallecido a la donación de órganos, pese a que este manifestó en vida su deseo de ser donante.
Aquello tiene varias explicaciones. Muchas veces existe temor (generalmente infundado) o desconfianza en lo que implica ser donante. Ello, versus la posibilidad de entregar vida, que es lo que hay detrás de una donación.
Señor Presidente, además de sumarnos a la campaña a que se nos convocó, con el proyecto que nos ocupa estamos recogiendo la inquietud de varias personas -sobre todo de las afectadas por insuficiencia renal- que desean abrir la posibilidad, aparte la donación cadavérica -esta es la habitual, la que constituye prioridad; o sea, aquella en la que los órganos se extraen una vez que el donante muere-, a la donación entre personas vivas.
Nuestra legislación permite la donación entre vivos hasta el segundo grado de consanguinidad.
Pues bien: en muchas ocasiones ni el hermano, ni el papá ni el hijo con compatibles, pero sí existe otra persona que lo es.
Abrir la donación entre personas vivas es algo que no se ha hecho ni se va a hacer, porque implica una serie de riesgos; por ejemplo, el de tráfico de órganos.
Empero, hay una experiencia, que es justamente la que proponemos mediante esta iniciativa: la donación cruzada -se ha implementado en Francia, Estados Unidos, Reino Unido, España, Ecuador, Perú, etcétera-, que consiste en buscar parejas mutuamente compatibles.
Por ejemplo, si mi marido necesita una donación de riñón -en este caso es factible la donación entre vivos-, yo no puedo ser donante, pues no tenemos compatibilidad. Pero sí hay otra pareja, y yo soy compatible con el cónyuge y viceversa. Es decir, en forma cruzada, ambas parejas son compatibles.
Entonces, se hace un registro normado, justamente para aumentar la posibilidad de encontrar un donante vivo compatible. Ello permite una regulación que dé seguridad e impida el tráfico de órganos.
Esta es una iniciativa que recogí de los casos de varias personas -destaco el de una magallánica, Cristina Barría, quien además ha sido activa promotora de las donaciones, junto con la Asociación de Dializados y Trasplantados de Chile (ASODI)- que ven en ella, aunque no la solución total, al menos la ampliación de las posibilidades para acceder a un órgano y seguir viviendo.
En la actualidad, 1.825 personas esperan ser receptoras de un órgano. La mayor parte de ellas necesitan un riñón; están con diálisis, y el deterioro de su salud aumenta día a día. Y este proyecto les abre una alternativa.
Sobre todo, señor Presidente, queremos instalar una discusión bastante más favorable en torno a la donación de órganos; que despeje los temores; que nos permita poner sobre la mesa el valor de la solidaridad y el propósito de que la vida se prolongue aun en momentos de tanto dolor, como el que provoca la pérdida de un familiar, de un ser querido.
Insisto en que los datos demuestran las dificultades con que se encuentran quienes necesitan conseguir donantes de órganos.
Por eso, considero muy importante lo que pueda hacer cada uno de nosotros para reforzar el sistema existente. Tal vez habría que buscar medidas encaminadas a fortalecer los protocolos y los mecanismos con que se cuenta para obtener órganos.
Especialmente quienes representamos a regiones extremas vivimos aquello cuando existe la factibilidad de un donante y se requiere el traslado inmediato del órgano respectivo o de los especialistas idóneos para realizar el trasplante.
Por consiguiente, aquí no solo se trata de la legislación en proyecto, sino también de cómo perfeccionamos el sistema para que funcione mejor y permita revertir las tasas negativas existentes en la materia.
En 2010 la tasa de donantes efectivos por millón de habitantes era de 5,4; el año 2013 fue de 5,9.
Entonces, cuando uno revisa lo que hemos logrado culturalmente como país siente que hay un déficit y un espacio en el que, desde nuestra legislación, debemos contribuir para dar opciones a numerosas personas que en la medida que puedan contar con un donante compatible van a tener esperanzas de seguir viviendo.
Reitero que este proyecto no busca remplazar al donante cadavérico. Al contrario, procura ser una alternativa que amplíe las posibilidades de continuar con vida.
En los países donde se ha implementado dicha alternativa, en general funciona. También presenta ventajas en términos de cómo reacciona el receptor (muchas veces se trata de jóvenes) tras recibir un órgano y, asimismo, de las probabilidades de éxito del trasplante.
Reitero que lo más importante es de qué manera avanzamos hacia una sociedad que entienda que aquí se abre camino para ser efectivamente solidario y, a partir de un acontecimiento triste, de pérdida (el deceso de una persona), posibilitar que continúe la vida, vida que se multiplica más allá de la persona en la medida que los órganos donados pueden contribuir a sanar enfermedades y a dar esperanzas a familias que en algunas oportunidades hacen llamados dramáticos para conseguir un donante.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, la iniciativa que estamos discutiendo representa una oportunidad importante para responder a la extensa lista de espera para trasplante de órganos existente en nuestro país. Los más de 1.300 pacientes que figuran en ella obtendrán con este proyecto una alternativa real a su tan anhelada demanda.
La donación cruzada de órganos permite que una pareja de parientes con donante y receptor incompatibles entre sí done órganos a otra pareja de parientes en igual condición, y viceversa.
Con esto se amplían las oportunidades de obtener una donación, sobre todo teniendo en cuenta que a partir de donantes vivos se realiza 20 por ciento de los trasplantes en nuestro país.
Asimismo, el reglamento que establece las normas para la organización y funcionamiento de un registro de parejas donante-receptor facilitará la búsqueda de parejas biológicamente compatibles entre sí, aplicando criterios de priorización para la recepción.
Las experiencias internacionales en esta materia, especialmente en países como Francia, España, Estados Unidos y Reino Unido, demuestran que los resultados son positivos. Sin embargo, debemos reflexionar sobre estos efectos en el contexto chileno, tomando en cuenta los avances y las limitaciones de ellos.
Ante la ineficacia de la Ley del Donante Universal, con un rechazo de más del 50 por ciento de las familias a la voluntad de los pacientes, este proyecto se presenta como una alternativa relevante, pero no suficiente. Por ende, deberemos seguir trabajando a los efectos de mejorar las condiciones para provocar un aumento en la donación de órganos, sobre todo en el caso de la donación cadavérica.
Partir por una educación adecuada en esta materia para los ciudadanos es central a los efectos de mejorar la ley. Importa que los chilenos y las chilenas comprendan la urgencia y la generosidad existentes en el ámbito de la donación de órganos.
Empero, las limitaciones que hay actualmente para el aumento de los trasplantes no se extienden solo a materias de la ley universal, sino también a las condiciones materiales y humanas en que estas se desarrollan.
Sabemos que el número de profesionales de la medicina en nuestras regiones no es suficiente y que los recintos hospitalarios muchas veces no reúnen las condiciones mínimas para la implementación de este tipo de intervenciones.
Los equipamientos médicos para las cirugías y los medios para el traslado de órganos no se encuentran disponibles en todos los territorios.
Tampoco ayudan la situación de permanente crisis que parece afectar a la salud pública ni las deficiencias detectadas en los procedimientos aplicados en ciertos hospitales y que se han hecho públicas a partir de una auditoría practicada por la Contraloría General de la República.
Pero, sin duda, el mayor obstáculo lo representa la desconfianza predominante en la mayoría de los habitantes, la que afecta a todas las actividades, públicas y privadas.
No obstante, esa actitud, muy fuerte en nuestra cultura, y aún más en el actual contexto social, no es inmodificable.
Esta realidad puede y debe ser revertida.
Para ello se requiere una acción pública y privada coordinada, basada en la educación de las nuevas generaciones, en campañas de difusión con recursos suficientes y en una red de salud que actúe de forma impecable en todo el proceso de donación y trasplante, con protocolos rigurosos y con capacidad para actuar en todas las regiones de nuestro país de manera eficaz y oportuna.
Para tener resultados sustancialmente diferentes de los actuales, esta política debe ser una prioridad de país.
La ley en proyecto, que permite la donación cruzada de órganos, probablemente tendrá resultados acotados. Pero así sean unos pocos los casos que puedan resolverse mediante esta vía, la iniciativa valdrá la pena.
Por eso, voto a favor.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Gracias, don Rabindranath Quinteros, Senador por la Región de Los Lagos.
Continuaremos con dicha Región, pues intervendrá el Honorable señor Moreira.
Vecina de la Región de Aisén, por cierto: esa es la principal característica de la Región de Los Lagos.
La Región de Aisén tiene más lagos que la de Los Lagos y más ríos que la de Los Ríos. ¡Por si Sus Señorías no lo sabían...!
El señor MOREIRA.- ¡Y también tiene mucha reineta...!
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra, señor Senador.


El señor MOREIRA.- Señor Presidente, yo solo voy a decir algunas palabras sobre este proyecto de ley, que aborda una materia bastante sensible e importante para los chilenos, y especialmente para aquellos que gracias a un órgano donado pueden continuar viviendo.
En nuestro país hemos tenido casos muy emblemáticos, que han estremecido a la sociedad.
Quiero recordar que, hace ya varios años, con algunos Diputados presentamos en la Cámara Baja una serie de proyectos precisamente para que fluyera la donación de órganos; por ejemplo, el atinente a donante universal, en fin.
Se ha ido avanzando en la materia, pero no como uno quisiera.
Según se expresó, el objetivo de esta iniciativa es "ofrecer a la sociedad y a los pacientes la posibilidad de trasplante de órganos entre personas vivas, en aquellos casos de personas relacionadas en que no existe compatibilidad entre el donante y el receptor, ya sea por poseer un grupo sanguíneo incompatible o por resultar negativo el examen de histocompatibilidad. Asimismo, esta modalidad potencia la actividad de obtención de órganos para trasplantes, con el objeto de reducir los tiempos de espera, y acorta la brecha entre la oferta y la demanda.
El proyecto apunta a permitir que un donante y un receptor, quienes pueden ser familiares o pareja y resultar incompatibles, efectúen una donación cruzada con otra pareja en las mismas circunstancias, siempre y cuando no se conozcan entre sí y exista voluntariedad.
Hoy en día solo se puede realizar una donación directa a un receptor que sea consanguíneo o cónyuge, lo que implica que, en caso de incompatibilidad, es posible contactar a una familia en la misma condición.
Es importante consignar que en la moción se afirma que el trasplante será una necesidad creciente en el futuro próximo, como alternativa de sobrevida o una opción para quienes anhelan mejorar la calidad de su existencia y recuperar la autonomía requerida para reinsertarse en la sociedad.
Si bien en nuestro país se ha legislado con la intención de aumentar la disponibilidad de órganos para trasplantes, ella resulta claramente insuficiente, por lo que hemos podido ver, ante las crecientes demandas de la población.
La ley N° 20.673, del donante universal, realizó una contribución al establecer que todos los mayores de dieciocho años pasaban a ser donantes una vez fallecidos. Sin embargo, tres millones novecientas y tantas mil personas se han inscrito como no donantes en los últimos años. Es decir, el espíritu del cuerpo legal no dio los resultados que hubiéramos querido. De ese total, solo nueve mil quinientas treinta han manifestado su voluntad ante un notario, como lo exige dicha normativa.
Además, se vive un período de adaptación en el cual la conducta no ha variado, ya que la familia tiene la última palabra y se encuentra en un momento de fragilidad emocional en el minuto de ser consultada. Según la presidenta de la Corporación del Trasplante, gran parte de la tasa de donación se debe al rechazo que se manifiesta. La negación es alta -del cincuenta por ciento, aproximadamente- y se ha mantenido históricamente, sin que haya sido posible bajar la cifra en todos estos años. Un cambio es algo que supone educar a la población, porque las familias se pueden negar aunque la persona sea donante.
Chile se halla lejos de ser un innovador en la materia: se registran siete donantes por cada millón de personas, cifra muy distante de países como Uruguay, con veinte; Argentina, con veinticinco, o España, con treinta y seis. Exhibimos las menores tasas de donación en el Cono Sur.
Creo que el proyecto apunta en el sentido correcto. Ahora, los resultados vamos a verlos en el tiempo.
Otro dato importante: según una publicación de la Corporación Mater, mil trescientas setenta personas se hallan en la lista de espera para recibir un órgano, de las cuales mil ciento ochenta y seis aguardan un riñón; ciento treinta, un hígado; cuarenta y cinco, un pulmón, y nueve, un corazón.
A pesar de que la modalidad médica de que se trata es inédita en Chile, lleva más de una década realizándose en Estados Unidos, España, Holanda, Canadá, Reino Unido y Australia. De hecho, el primer reporte de un intercambio de donante vivo para trasplante renal fue en 1986 en el primero de esos países.
Nuestra tasa de donantes es de siete -repito- en un millón de personas. España es un líder mundial en la materia, creciendo el número año a año, pese a que disminuye la población, ya que el sistema funciona bien y otorga confianza. Su Organización Nacional de Trasplantes se ha encargado de capacitar a los especialistas.
Argentina, por su parte, encabeza las cifras en la región.
Pero estamos en Chile, donde tenemos que desarrollar los mayores esfuerzos a través de políticas públicas de salud que permitan incrementar la donación de órganos. Y la iniciativa en debate, que es muy importante, precisamente se traducirá en ampliar las posibilidades al incorporar la modalidad cruzada.
Es un camino muy compatible con la legislación vigente, para ir buscando la forma de incentivar el que las familias le pierdan el miedo a decir que sí cuando uno de sus miembros fallezca y estén dispuestas a la donación, en el entendido de que la generosidad hará posible mantener muchas vidas. Y no se tendrá que estar viendo en televisión, muchas veces, el grito desesperado de parientes, de madres, de padres, que piden un donante para poder salvar a un niño, a una mujer, a un joven.
Por eso, hacemos un llamado a votar a favor de la normativa propuesta y a seguir incentivando estas políticas públicas de salud. Cabe pedirle al Estado, al Gobierno, que busquemos otros mecanismos que puedan ser más expeditos. Y, a través de proyectos comunicacionales de difusión, conviene generar un incentivo y un cambio de hábitos, así como del aspecto cultural de temer a que un familiar entregue un órgano vital para la sobrevivencia.
Este es un llamado a la vida, a legislar en asuntos que no suelen, a veces, salir en las primeras páginas de los medios de comunicación. Mas estas son las iniciativas importantes en la materia y que contribuyen al bien común y a lograr que otros puedan prolongar su existencia.
En consecuencia, voy a votar a favor, ya que el texto sigue la línea correcta y resulta positivo, y espero que junto a otros podamos seguir avanzando.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Girardi.


El señor GIRARDI.- Señor Presidente, la donación de órganos representa, evidentemente, un desafío relevante para nuestra sociedad, porque muchas personas podrían salvar sus vidas si pudieran recibir aquel que necesitan.
En este momento, varios niños, entre seis y catorce años, se hallan en espera. Y si no consiguen el requerido van a tener el mismo destino que Felipe Cruzat, que hace algunos años falleció aguardando un corazón.
Eso dio origen a una ley, de la cual soy uno de los autores, que importó una reforma profunda en la concepción y la estrategia para enfrentar la donación. Antes, para verificarla, era preciso ir a una notaría y expresar la voluntad en tal sentido. Hoy día, con el cuerpo legal que implementamos y aprobamos en el Congreso, se es donante desde el nacimiento. Y se puede renunciar a tal condición, pero todos somos solidarios, somos provida, por el solo hecho de haber nacido en nuestro territorio y ser chilenos.
Despachamos una reforma adicional para que quien quisiera desestimar dicha calidad tuviera que ir a una notaría a fin de cumplir un trámite que lo obligara a cierta reflexión.
A pesar de ello, la tasa de donantes no ha aumentado en forma significativa. Como se ha dicho acá, Chile registra, a pesar de contar con una legislación adecuada, una cifra muy por debajo de las de otros países. Y eso significa cientos de personas postergadas, condenadas a sufrimientos dramáticos.
Ahora, este no es solo un problema legislativo. Soy coautor de la moción acerca de la donación cruzada entre personas vivas, con un conjunto de resguardos. Creo que eso ayuda. Pero es evidente que el espacio de una mayor posibilidad no dice relación con el donante cadáver. Porque a veces se incurre en una equivocación: no se obtiene un órgano de un fallecido, sino de alguien con muerte cerebral, pero con latidos. Por lo tanto, debemos disponer de una infraestructura adecuada para poder enfrentar la situación y de un sistema de procura.
Inicialmente, cada vez que haya una probable y lamentable muerte cerebral es necesario que una alerta advierta a la estructura de rescate. ¿Por qué? Porque se requieren un neurólogo e implementos para el diagnóstico, y establecido este último, un equipo de cirugía, con anestesista y cirujano. Después es preciso derivar el órgano -no contamos con un avión dedicado a ese efecto- y realizar estudios de histocompatibilidad, que son complejos.
Si de verdad registráramos treinta y tantos donantes por millón de habitantes, como España, no podríamos cumplir con el objetivo de que se trata, por no existir la infraestructura respectiva a lo largo de todo el país.
En consecuencia, diría que en Chile la legislación está. Tenemos que abocarnos al mecanismo de procura.
En seguida, es preciso emprender una gran campaña de educación y de toma de conciencia.
La ley que elaboramos es de un donante y un receptor universales. Nunca cabe olvidar que el primero puede pasar a tener también la otra calidad.
Con algunos parlamentarios incluso discutimos sobre una norma en el sentido de que, tratándose de dos personas en igualdad de condiciones para ser receptoras, se iba a privilegiar a la que era donante. En realidad, ello difícilmente puede ocurrir, pero era justamente para dar la señal de que es preciso favorecer la solidaridad.
El asunto que nos ocupa dice relación con esta última, pero se necesita construir una política y una campaña. Porque, ¿qué ocurre en la realidad? En la práctica, las personas quieren ser donantes: manifiestan su voluntad en tal sentido o no renuncian a tal condición. Pero ocurre algo dramático. Cuando finalmente se declara la muerte cerebral y el equipo médico les dice al padre, a la madre, a la familia, a los hermanos: "Su ser querido dejó establecido que quería ser donante", es muy difícil, a pesar de existir el sustento legal para poder hacerlo, extraer un órgano en contra de la voluntad de ellos. Aunque la ley dispone priorizar la determinación de quien se encuentra con muerte cerebral, si fue manifestada, es difícil que un equipo de salud pueda violentar la decisión negativa de los más cercanos.
Por lo tanto, esta es una cuestión propiamente cultural, de educación, de toma de conciencia. Es ahí, entonces, donde me parece que hemos de hacer un gran esfuerzo.
¿Es preciso aprobar el proyecto de ley de donación cruzada? Sí. Ello resulta evidente, porque ayuda. Pero el esfuerzo principal radica en los otros aspectos. Tiene que existir una política fuerte, sólida, de procura y llevarse a cabo una campaña muy potente a lo largo de todo Chile, con una enseñanza a los niños desde el colegio, a los padres, a las madres, para que en el país exista conciencia de que esta es una sociedad provida y termine el conjunto de mitos de que se robarán los órganos, se sacarán las córneas y se verificará un tráfico. ¡Eso no es así! Pero es algo que requiere ser construido de abajo hacia arriba, como un proceso educativo. A mi juicio, lo que falta es eso.
Esta es la razón por la cual el fin de semana recién pasado se dio inicio, con la Ministra de Salud, a una campaña en los medios de comunicación que justamente pone el acento en la educación y el cambio cultural, que es lo que Chile necesita. Se trata de avanzar hacia una cultura de solidaridad, hacia una cultura pro vida, y salir del individualismo, que muchas veces nos ahoga, del cual somos rehenes y que nos impide mirar hacia el lado. Creo que este tal vez es el mayor desafío que tenemos por delante.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Puede intervenir el Senador señor Prokurica.


El señor PROKURICA.- Señor Presidente, la donación de órganos es, sin duda, muy loable. Recordando al papa Juan Pablo II, cabe subrayar que dar vida después de la vida constituye realmente un compromiso de todos quienes sienten algún tipo de solidaridad por otros seres humanos.
Lamentablemente, parece que en Chile incluso desbordamos cualquier tema dictando cuerpos legales, y, como lo han planteado diversos señores Senadores, la situación no puede ser peor en la materia de que se trata.
En enero de 2010 se promulgó la ley N° 20.413, que supuestamente iba a resolver, si uno lee los informes o documentos pertinentes, la generalidad de los aspectos involucrados, pues se instauró el concepto de "donante universal": todo mayor de 18 años se convierte automáticamente en uno de ellos, salvo que haya manifestado expresamente su oposición al momento de renovar su carné de identidad o su licencia de conducir, o de realizar algún trámite legal.
La finalidad principal era facilitar la donación y los trasplantes. Sin embargo, mil 825 personas esperan un órgano en la actualidad, de las cuales siete se encuentran con urgencia nacional, cuatro de ellas menores de edad, por desgracia.
Según las cifras entregadas por el Ministerio de Salud y el Instituto de Salud Pública sobre donantes y trasplantes desde 2000 a 2014, en Chile se realizan anualmente, en promedio, 316 de estas intervenciones, en tanto que los donantes llegan apenas a 125, poco más de un tercio.
Desde el año 2000 a la fecha se han llevado a cabo 4 mil 744 trasplantes, pero solo mil 879 personas han aportado órganos. La cifra máxima, en los últimos quince años, se dio en 2006, con 379 casos, seguido de 2014, con 342.
Nos hallamos muy lejos de otros países en donde la gente realmente practica la solidaridad con quien padece una enfermedad que puede acarrear una mala calidad de vida e incluso llevar a perderla. Algunos no son capaces de entregar órganos al momento de fallecer o también mientras viven.
Si bien voy a votar a favor del proyecto, estimo que la solución, como siempre, es el camino largo. La del camino corto es presentar una iniciativa, tramitarla y concluir: "Bueno, ya hemos resuelto el problema, y que la cuestión se arregle por su cuenta".
Deseo consignar que las cifras demuestran que nos hallamos frente a un tremendo fracaso, a pesar de las leyes que hemos dictado y de que se han dado algunos pasos significativos. En la Administración del Presidente Piñera se registraron avances importantes en un área que algunos de los Senadores que me antecedieron en el uso de la palabra han mencionado, en el sentido de que en los hospitales públicos y el sector privado existan infraestructura, médicos y personal preparado cuando alguien quiera ser donante y se precise efectuar un trasplante o realizar los trámites necesarios según el lugar en que haya fallecido una persona. Porque creo que, muchas veces, la burocracia "se come" el asunto y no se sabe alertar en el momento específico.
Me pronunciaré -repito- por la aprobación, pero deseo exponer claramente que la cruzada por la movilización para que los chilenos puedan ser donantes, entregar vida después de la vida y contribuir, en algunos casos, a que otras personas logren una mejor calidad de la propia, es la vía de la educación, la del camino largo, la de poner recursos reales a disposición de una causa verdaderamente muy noble.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Larraín.


El señor LARRAÍN.- Señor Presidente, quisiera ser muy breve.
Considero que el problema de la donación de órganos en Chile refleja una debilidad muy importante en materia de solidaridad. Son pocas las personas disponibles para donar y la proporción, en relación con otros países, nos deja en una situación francamente mala. Nuestra tasa es de siete por cada millón de habitantes, en circunstancias de que en Uruguay es de veinte; en Argentina, de veinticinco, y en España, de treinta y seis.
Y esta es una realidad que afecta la vida de muchos chilenos.
Según una publicación de la Corporación MATER, existen 1.370 personas en lista de espera para recibir un órgano, y resulta que el número de trasplantes que se pudieron hacer el 2014, con 119 donantes, favoreció solo a 342 personas.
Es decir, se hicieron 342 trasplantes, pero con 119 donantes.
Y esta situación no se ve que mejore. El número de trasplantes que se han efectuado a septiembre del 2015 alcanza a 235, 15 menos que los que se habían hecho a la misma fecha del año pasado, que llegaban a 250.
Esa es, en dos palabras, la razón fundamental por la cual toda iniciativa que promueva la donación de órganos, posibilitando con ello el trasplante, para así favorecer la vida, es muy importante.
El proyecto en examen tiene un objetivo muy simple, que es permitir la donación cruzada de órganos entre personas vivas, lo cual es una ayuda para asegurar que este proceso siga avanzando, dando nuevas y mayores facilidades.
Experiencias en otros países, como Argentina, han demostrado que esto favorece y amplía las posibilidades de donación. Por lo tanto, tenemos que dar todo nuestro apoyo para que esta iniciativa se convierta en ley lo antes posible.
Por tales consideraciones, señor Presidente, voto que sí.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (26 votos a favor y un pareo); no habiéndose presentado indicaciones se aprueba también en particular y queda despachado en este trámite.
Votarona favor las señoras Allende, Goic, Muñoz, Lily Pérez, Van Rysselberghe y Von Baer y los señores Araya, Chahuán, Coloma, De Urresti, García-Huidobro, Girardi, Horvath, Lagos, Hernán Larraín, Letelier, Moreira, Navarro, Ossandón, Pérez Varela, Pizarro, Prokurica, Quinteros, Ignacio Walker, Patricio Walker y Andrés Zaldívar.
No votó, por estar pareado, el señor Tuma.