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MEJORAS A TRANSPORTE PÚBLICO REMUNERADO DE PASAJEROS


El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Corresponde continuar la discusión en general del proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que introduce mejoras al transporte público remunerado de pasajeros, modificando las disposiciones legales que indica, con informe de la Comisión de Transportes y Telecomunicaciones y urgencia calificada de "simple".
--Los antecedentes sobre el proyecto (10.007-15) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 39ª, en 4 de agosto de 2015.
Informe de Comisión:
Transportes y Telecomunicaciones: sesión 50ª, en 8 de septiembre de 2015.
Discusión:
Sesión 50ª, en 8 de septiembre de 2015 (queda pendiente la discusión general del proyecto).
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- Señores Senadores, cabe señalar que en la sesión de ayer, martes 8 de septiembre, se solicitó segunda discusión para esta iniciativa. Como se dijo en su oportunidad, el proyecto contiene normas de quórum orgánico constitucional y de quórum calificado.
Por otra parte, hay que hacer presente que quedaron inscritos para hacer uso de la palabra en la primera discusión los Senadores señores Quintana y Chahuán, señoras Goic y Lily Pérez y señor Quinteros.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- En la primera discusión, tiene la palabra el Senador señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, voy a iniciar mi intervención con una cita: "El Transantiago es, efectivamente, una tremenda solución para la ciudad de Santiago. Hubo en su génesis, indudablemente, errores gravísimos en el diseño de los contratos -demasiado pro empresas- y en la implementación del sistema, pero también en la no aprobación del subsidio desde el primer minuto, toda vez que los sistemas de transporte público de calidad son más caros de lo que los usuarios son capaces de pagar".
Las palabras que acabo de citar NO son expresiones del actual Ministro de Transportes y Telecomunicaciones, ni de alguno de los ministros del primer Gobierno de la Presidenta Bachelet, sino que las pronunció el entonces Ministro de Transportes del Presidente Piñera, Pedro Pablo Errázuriz, quien acaba de ser designado coordinador ejecutivo programático de la Alianza, es decir, el encargado de proponer las políticas públicas de los partidos de la Oposición.
Lo dijo con motivo de la iniciativa que derivó en la ley N° 20.696, de 2013, que modificó el subsidio al sistema nacional de transporte público y que es el antecedente inmediato del actual proyecto de ley.
Hago esa cita porque ayer algunos señores Senadores hacían referencia a que el debate de esta iniciativa reflejaba los problemas del actual sistema político, idea con la que estoy de acuerdo.
Y concuerdo con ella porque, sin duda, uno de los males de la política es la falta de coherencia en los planteamientos que se hacen a la comunidad.
No es posible que quienes eran partidarios hace dos años de aumentar los subsidios al Transantiago ahora se opongan a lo mismo como un bloque.
Es verdad que los sistemas de transporte público en Chile tienen de dulce y de agraz. Y el proyecto refleja esta realidad.
La mitad de los recursos va para subsidiar un sistema de transportes de la ciudad de Santiago que genera muchas dudas y críticas y es de diagnóstico incierto.
Pero la otra mitad se destina a ciudades y territorios que ahora cuentan con financiamiento tanto para enfrentar una serie de inversiones de infraestructura de transportes -antes eran impensadas- como para subsidiar masivamente la conectividad en localidades rurales o aisladas.
Esta es la paradoja de la ley en proyecto, que obliga a considerar balanceadamente todos sus aspectos.
Mientras en Santiago todavía tenemos un gran problema, en regiones se ha avanzado como nunca.
Solo en mi Región, además de los subsidios al transporte, a la tarifa escolar y para la renovación de buses, debemos destacar también el subsidio a 110 recorridos en todas las modalidades, es decir, marítima, fluvial, lacustre, terrestre y aérea, que benefician a 67 mil personas que habitan en zonas aisladas, todo lo cual implica recursos por más de 15 mil millones de pesos al año.
Además, actualmente se ejecutan diversos proyectos de infraestructura vial y se realiza el estudio del corredor ferroviario La Unión-Osorno-Llanquihue-Puerto Montt, que recoge un sentido anhelo de las comunidades de la Región de Los Lagos.
En total, los fondos espejo representan para nuestra Región una inversión de más de 30 mil millones de pesos anuales. Estos subsidios, programas y obras están mejorando la calidad de vida de la gente de mi zona y eso lo notan sus habitantes.
Pero, en contraste, todo lo que se invierte en Santiago pareciera que no bastara para cambiar la percepción negativa de sus habitantes respecto del sistema de transporte público.
La verdad es que las mejoras para la Capital en este ámbito tomarán más tiempo en ser valoradas por la ciudadanía. Y esto es así porque depende de muchos factores.
Los problemas del Transantiago no solo son de gestión ni se limitan al transporte público. Inciden factores culturales y dependen, además, de la forma como se construye la ciudad y hasta del modelo de desarrollo del país.
En efecto, el modelo centralista de desarrollo, aquel que da la espalda a las regiones y concentra las decisiones, las actividades y los beneficios en Santiago, es también causa de los problemas para el desarrollo futuro de Santiago.
La centralización es un mal del sector público y del privado. Así como todas las decisiones públicas se centralizan en la Capital, también las empresas se concentran en Santiago. Pero la concentración del sector privado tiene un pecado adicional, pues discrimina incluso dentro del Área Metropolitana.
La ciudad está dividida en tres zonas: un grupo de comunas donde se aglutinan los servicios, las casas matrices de las grandes empresas y los barrios más acomodados; otro sector donde se desarrollan las actividades productivas, y el resto, que se limita a ser comuna-dormitorio.
Todo eso ha sido posible porque ha imperado el mercado y el lucro en el ordenamiento territorial y no una planificación basada en el bien común y los intereses de la gran mayoría.
Entonces, a los problemas de congestión propios de cualquier metrópolis, hay que agregar las dificultades derivadas de su calidad de ciudad segregada y no inclusiva, en que los medios de transporte colapsan cada mañana porque los viajes se concentran en una sola dirección: hacia donde está radicado el poder económico y político de nuestro país.
Por eso creo que los costos del Transantiago, que tanto escandalizan a algunos, son, en verdad, los costos de la centralización de nuestro país y de una ciudad segregada. Y los pagamos en mayores subsidios para el transporte público; en mayores tiempos de viaje, especialmente para los más vulnerables; en mayores grados de delincuencia e inseguridad, y en mayores niveles de desconfianza.
A la larga, el retiro y hasta la ausencia del Estado en distintas áreas de interés público se termina pagando igual. En salud, la falta de medidas de prevención se paga con un incremento en el gasto en medicina curativa. Así también, en políticas urbanas la falta de un desarrollo armónico de las ciudades se paga con los enormes costos del Transantiago.
Por eso estoy seguro de que, si no tenemos una política de desarrollo urbano integral, los problemas del Transantiago seguirán creciendo.
Asimismo, si no existe una iniciativa fuerte y drástica por la descentralización pública y privada, la ciudad seguirá asfixiándose y ninguna gestión podrá resolver ese problema.
En cualquier caso, el sistema de transportes de la ciudad de Santiago necesita y necesitará subsidios, como sucede en todas las grandes ciudades del mundo.
Señor Presidente, no podemos asegurar que con este proyecto de ley mejore la percepción de la gente que utiliza el Transantiago. Seguramente, la recuperación de la confianza será paulatina. Pero sí estoy cierto de que con el actual marco de financiamiento y los fondos espejo estamos avanzando sustancialmente en mejorar la calidad de vida de los habitantes de regiones.
Por eso, anuncio mi voto a favor.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Andrés Zaldívar.


El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente, solo deseo hacer una petición de orden reglamentario. En nombre del Comité Demócrata Cristiano, solicito el aplazamiento de la votación de este proyecto, de acuerdo con el artículo 135 del Reglamento.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Señor Senador, ya se había pedido segunda discusión. Estamos terminando con los inscritos para la primera discusión, y en la próxima sesión se realiza la segunda discusión y se efectuaría la votación. Ello cumple el mismo objetivo de lo que Su Señoría está planteando.
El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- De acuerdo.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Reitero: dado que se pidió segunda discusión, corresponde terminar con el listado de los inscritos y que en la próxima sesión se lleve adelante la segunda discusión. Nos encontramos en la primera discusión, con los Senadores inscritos.
Por lo tanto, lo que plantea el Senador señor Zaldívar se cumple con la petición efectuada en la sesión anterior.
En la primera discusión, ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Terminada la primera discusión.
--El proyecto queda para segunda discusión.