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MODIFICACIÓN A LEGISLACIÓN SOBRE EXPENDIO, COMERCIALIZACIÓN Y PRODUCCIÓN DE BEBIDAS ALCOHÓLICAS


El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Corresponde continuar la votación particular del proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que establece modificaciones a la legislación sobre expendio, comercialización y producción de bebidas alcohólicas, con segundo informe de las Comisiones de Agricultura y de Salud, unidas.
--Los antecedentes sobre el proyecto (2.973-11, 4.181-11, 4.192-11 y 4.379-11, refundidos) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 26ª, en 11 de junio de 2008.
Informes de Comisión:
Salud: sesión 9ª, en 13 de abril de 2011.
Salud (nuevo): sesión 21ª, en 8 de mayo de 2013.
Agricultura y Salud, unidas (segundo): sesión 6ª, en 7 de abril de 2014.
Discusión:
Sesiones 11ª, en 20 de abril de 2011 (se aplaza su discusión); 30ª, en 12 de junio de 2013 (queda para segunda discusión); 42ª, en 30 de julio de 2013 (se aplaza la votación); 2ª, en 18 de marzo de 2014 (se aplaza la votación); 4ª, en 1 de abril de 2014 (se aprueba en general); 6ª, en 7 de abril de 2015 (queda para segunda discusión); 14ª, en 6 de mayo de 2015 (se aplaza la votación en particular); 26ª, en 9 de junio de 2015 (se aplaza la votación en particular).
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- Debo recordarles a Sus Señorías que este proyecto está directamente para votación particular. Pero cabe señalar que el Senador señor Letelier, en su oportunidad, pidió votar norma por norma.
Ahora bien, es del caso reiterar que la letra a) del número 5, que pasó a ser número 6 del artículo 3° del proyecto y que no fue objeto de enmiendas en el segundo informe pero sí de indicaciones, debe aprobarse con a lo menos 21 votos favorables, porque es de rango orgánico constitucional.
Asimismo, debo hacer presente que entre las enmiendas acordadas por mayoría se encuentra la recaída en un nuevo número 4 incorporado al artículo 3°, que debe aprobarse también como disposición orgánica constitucional, esto es, con el quórum ya explicitado.
Por último, cabe recordar que ya están aprobados reglamentariamente, por no haber sido objeto de indicaciones ni de modificaciones, aun con la petición del Senador Letelier, pues no hubo unanimidad de los presentes para votarlos, los artículos 4° y 5° permanentes y el artículo transitorio.
De continuar las votaciones en particular, habría que dirigirse a la página 7 del comparado que está a disposición de Sus Señorías.
Eso es todo, señor Presidente.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Muchas gracias, señor Secretario.
Tiene la palabra el Senador señor Moreira.


El señor MOREIRA.- Luego de la importante reunión de Comités, señor Presidente, y en virtud de lo que conversamos en esa instancia, yo quisiera precisar lo siguiente con relación a esta iniciativa.
Primero, este proyecto lo estamos viendo desde hace bastante tiempo, y generalmente, al final de la tabla.
Entonces, deseo pedir que en las próximas sesiones se coloque en el primer lugar del Orden del Día.
Yo entiendo que hay otras prioridades. Sin embargo, esta iniciativa lleva ocho años de tramitación.
Me tocó presidir las Comisiones unidas de Agricultura y de Salud, donde logramos sacarla adelante.
En consecuencia, reitero mi petición en aquel sentido.
Como hemos estado viendo este proyecto en varias sesiones, me gustaría, señor Presidente, si usted me lo permite, precisar algunos de sus aspectos, independiente de las votaciones habidas.
Según se sabe, las Comisiones unidas de Agricultura y de Salud, luego de un segundo trámite constitucional que ha significado casi un año de trabajo, aprobaron un texto que tiene como objetivo evitar la ingesta excesiva de alcohol y propender hacia el consumo responsable. Y para ello se establece la obligación del productor, fabricante o importador de incluir en los envases de toda bebida alcohólica comercializada en Chile la siguiente advertencia: "Beber en exceso daña su salud y puede dañar a terceros".
Ese es también el objetivo de la publicidad en los medios de comunicación, el objetivo relacionado con la propaganda tanto pública como del ámbito deportivo.
Es importante señalar que la publicidad de bebidas alcohólicas en televisión solo podrá realizarse entre las 22 y las 6. En el caso de las radios, se prohíbe entre las 16 y las 18.
Se prohíbe en las actividades deportivas la publicidad, comunicación, recomendación o propaganda de bebidas alcohólicas que exhiban situaciones de consumo, salvo la publicidad de nombres, logotipos o marcas.
Se prohíbe la publicidad de bebidas alcohólicas en productos, publicaciones o actividades dirigidos a menores de edad.
Asimismo, se establece que los artículos deportivos destinados a su distribución masiva entre menores de edad no podrán tener publicidad de bebidas alcohólicas, ni nombres, ni logotipos o marcas.
Se prohíbe la venta de bebidas alcohólicas en estaciones de servicio, bombas bencineras, salvo que se trate de establecimientos que cuenten con patente de alcoholes.
Se preceptúa que los servicios de salud deberán establecer un programa de tratamiento, prevención y rehabilitación del consumo nocivo de alcohol. A tal efecto, se tienen que coordinar con las instituciones de la sociedad civil medidas para la protección de la salud pública.
Señor Presidente, el proyecto que nos ocupa no pretende demonizar a una industria. Al contrario, procura advertir a la población sobre los riesgos del consumo excesivo de alcohol.
En tal sentido, creo que hemos de esforzarnos un poquito más para intentar sacarlo lo antes posible, priorizándolo en las próximas tablas. Ello, independiente de que muchas veces, como sucede hoy, cuando estamos tratándolo en la Sala hay varias Comisiones funcionando, lo que nos priva de la participación de sus miembros.
Por tanto, señor Presidente, le pido que, en la medida de lo posible, le dé una prioridad distinta al tratamiento de este proyecto de ley.
De otro lado, es importante señalar que se agrega un nuevo requisito para los postulantes a obtener licencia de conducir: el de no haber sido sorprendidos por Carabineros consumiendo bebidas alcohólicas en calles, caminos, plazas y demás lugares públicos.
Asimismo, se consagra la obligación de los fabricantes, productores, distribuidores e importadores de informar en los envases o etiquetas de las bebidas alcohólicas la cantidad de energía presente en estas, según el Reglamento Sanitario de los Alimentos.
Se dispone que el Ministerio de Salud deberá fiscalizar el cumplimiento de esta normativa, sin perjuicio de las atribuciones fiscalizadoras del Ministerio de Agricultura.
El artículo 1°, referido al etiquetado, va a entrar en vigencia dentro de un año, contado desde la fecha de publicación de la ley en proyecto.
Señor Presidente, yo considero muy muy importante que aprobemos lo antes posible las iniciativas de esta índole.
Y hay un último aspecto que me parece relevante señalar.
Las Comisiones unidas formularon, con el patrocinio del Ejecutivo, una consulta a la Organización Mundial del Comercio respecto de las implicancias que el artículo 1° de este proyecto podría tener en las condiciones de comercialización de bebidas alcohólicas en Chile y de cómo esto afectaría los tratados comerciales internacionales de nuestro país.
La respuesta de la OMC refleja que comparte una parte significativa de las observaciones efectuadas aquí.
En un principio, dicha Organización hace referencia a la idoneidad lograda en los mercados europeos, donde se opta por la implementación de un mensaje de advertencia más propositivo, que impulse al consumidor a educarse.
A la vez, señala dificultades logísticas en la implementación de las nuevas exigencias del etiquetado, que podrían tener consecuencias negativas para los pequeños empresarios.
Finalmente, destaca que organismos españoles advierten que la inclusión de mensajes como los que contempla el artículo 1° de la iniciativa que nos ocupa podría tener un efecto negativo sobre la venta y valoración de bebidas alcohólicas, como el vino.
Señor Presidente, creemos en la necesidad de políticas y leyes integrales que tiendan a proteger a la ciudadanía, con objetivos establecidos a mediano y largo plazos, cuya implementación requiere la participación de todos los sectores sociales involucrados, tanto públicos cuanto privados.
En tal sentido -y con esto termino-, la industria de bebidas alcohólicas, que hoy es una importante fuente laboral, tiene mucho que aportar desde la educación y la prevención,...
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Por favor, señor Senador, termine su intervención.
El señor MOREIRA.-... sin descuidar el rol fiscalizador que recae en el Estado a través de sus instituciones competentes. Solo mediante iniciativas integrales y participativas este logrará con eficacia reducir el consumo excesivo de alcohol.
Eso es lo que se busca, señor Presidente. Y por ello he querido precisar -porque se han registrado muchas votaciones; ha habido harta discusión sobre esta materia, y se han manifestado ciertas aprensiones- algunos aspectos de esta iniciativa.
Lo importante era redondear, para que se entienda claramente lo que significa este proyecto de ley.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Orpis.


El señor ORPIS.- Señor Presidente, Honorable Sala, estamos abordando el artículo 1°. Y, a decir verdad, considero fundamental lo que en él se indica.
Si uno revisa las distintas estadísticas concluye que hay algo claro y categórico.
En el caso del consumo de alcohol, en nuestro país no se han reducido las cifras. Al revés, ellas han aumentado sistemáticamente, en particular a nivel de adolescentes.
Por lo tanto, se requiere un cambio cultural muy profundo, y también, adoptar con urgencia medidas legislativas. Porque son evidentes los efectos negativos que provoca la ingesta de alcohol, no solo en los adolescentes, sino también en las personas de otras edades.
Aquí se adoptó una medida drástica, la Ley de Tolerancia Cero, para evitar la conducción bajo la influencia del alcohol. Y ya hemos visto cómo ha bajado el número de víctimas.
Pero el artículo 1° de la ley en proyecto apunta a algo más de fondo: a tratar de provocar un cambio cultural, a advertir a la población sobre los efectos negativos del consumo de alcohol.
Porque, a mi juicio, no solo hay que sancionar las conductas en que se incurre al manejar bajo los efectos del alcohol: la ley también debe hacerse cargo del aspecto preventivo, esto es, de cómo ir reduciendo la ingesta excesiva.
Una de las formas más importantes es -tal como lo señala el artículo 1°- advertir sobre toda bebida alcohólica de graduación igual o mayor a un grado.
Aquello me parece esencial, pues la advertencia va generando en la población -es lo que hay que lograr- un cambio cultural en cuanto a los riesgos del consumo excesivo de alcohol.
Entonces, quiero felicitar a las Comisiones unidas por el trabajo que realizaron a ese respecto, en el sentido de no solo sancionar y limitar, sino también advertir. La advertencia es un mecanismo de prevención, para alertar a la población, y especialmente -como se expresa en el inciso segundo del artículo 1°- a la mujer embarazada.
Señor Presidente, si una embarazada bebe alcohol, más todavía si lo hace en exceso, el niño que lleva en su vientre quedará con secuelas permanentes. Es decir, seres en gestación nacerán con daños que los limitarán por el resto de sus vidas.
Las advertencias en cuanto a que la mujer embarazada no debe beber alcohol, a que el consumo de alcohol limita la capacidad de conducir y a que la ingesta de alcohol por menores daña su desarrollo físico e intelectual son temáticas que hoy no se consideran en nuestra legislación. Entonces, es fundamental incorporarlas, sobre todo por los efectos derivados de dichas conductas.
El artículo 1° de la ley en proyecto tiende precisamente a la prevención, pues no solo advierte que el beber en exceso daña: constituye asimismo un mecanismo preventivo respecto a todas las bebidas alcohólicas de más de un grado que se comercializan en nuestro país.
En consecuencia, comparto plenamente el objetivo perseguido por las Comisiones unidas al abordar dicho artículo como una medida preventiva.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Prokurica.


El señor PROKURICA.- Señor Presidente, el debate de este proyecto debe estar iluminado siempre por los estudios de las distintas organizaciones vinculadas con la salud.
Un informe elaborado por la Organización Mundial de la Salud, de 2014, nos sitúa como la nación de América Latina con el mayor consumo de alcohol per cápita. En efecto, tenemos un promedio de 9,6 litros de alcohol puro por persona al año: 13,9 en el caso de los hombres y 5,5 en el de las mujeres. Esa cifra supera ampliamente el promedio per cápita mundial, que llega a 6,2 litros anuales, y el promedio de otros países de la región, como Argentina (9,3), Paraguay (8,8) y Brasil (8,7).
Señor Presidente, habitualmente los medios de comunicación dan a conocer diversos estudios en los que Chile aparece como el país más maltratador de niños, o como la nación con los peores padres de familia, y una serie de otras cosas, lo que yo no creo.
Sin embargo, en este caso específico (porque me toca vivir en este mundo), me parece que los estudios proporcionados son reales. Y lo son porque estamos liderando el consumo de alcohol per cápita en la región, lo que revela un problema de salud pública para nuestro país, donde la preocupación real es el consumo excesivo y compulsivo de alcohol y drogas. Y, a mi juicio, el Estado no está enfrentando esa situación como corresponde.
El consumo compulsivo consiste en ingerir en una oportunidad, en una a dos horas, más de 60 gramos de alcohol, lo cual equivale a cuatro o cinco tragos. Es algo que, lamentablemente, muchos jóvenes realizan cada fin de semana hasta emborracharse, sin percatarse del daño que le hacen a su salud, pues por esa vía se aumenta el riesgo de cáncer, de cirrosis, de pancreatitis, de enfermedades cardíacas y de hipertensión. Todo lo anterior, sin considerar lo que significan los efectos secundarios, como son los accidentes de tránsito y las muertes ocasionadas por conducir en estado de ebriedad o bajo la influencia del alcohol.
El proyecto de ley propone incorporar en los envases de bebidas alcohólicas leyendas que adviertan sobre las consecuencias en la salud provocadas por el consumo excesivo, tal como se planteó aquí; regular la publicidad, y revertir el nivel de ingestión.
Comparto la mayoría de las medidas que contiene el articulado, pero nuestro diagnóstico acerca del consumo de alcohol, de tabaco y de drogas, principalmente en los jóvenes, es dramático. Y un país que no actúa ante una situación como la descrita está faltando gravemente a sus compromisos.
El Estado hace muy poco, por no decir nada, en la prevención y la rehabilitación en materia de drogas y de alcohol. Me pregunto cuánto se invierte en ello. Hemos dictado leyes con relación a ciertos alimentos nocivos en el ámbito de los colegios y realizado campañas por otras vías, pero no ha sido posible embarcar al Estado, ni durante el Gobierno actual ni durante el anterior ni en el que antecedió a este, en una campaña del nivel que implica el problema.
Voy a contar mi experiencia, aunque la repita. Conversé con la Directora anterior del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), a quien realmente estimo y considero una profesional en el área, para decirle que un número importante de radios estaban disponibles para transmitir en forma gratuita una campaña acerca del problema, incluso diseñada por la Asociación de Radiodifusores de Chile (ARCHI), a la que agradezco, al igual que a cincuenta estaciones evangélicas. Sin embargo, no hay ninguna respuesta hasta el día de hoy.
No se encontró acogida y tengo una sospecha. Creo que al interior del Gobierno existen criterios muy diferentes. Hay gente partidaria de legalizar todas las drogas, como el ex Presidente Lagos. Cada uno tiene su opinión, la que respeto.
Es distinto el parecer de otros, como mi Honorable colega Orpis, quien ha llevado a cabo una labor pocas veces reconocida en cuanto a la prevención y rehabilitación de las drogas y del alcohol.
El doctor Otto Dörr y otras personas, reconocidas por todo el mundo, saben que el consumo de estos productos representa un problema tremendo en Chile y que las acciones que se realizan no dan el ancho.
Se toman medidas para reprimir el narcotráfico, por supuesto. Es preciso reconocer el trabajo de la Policía de Investigaciones y de Carabineros. Sin embargo, los recursos son muy menores para la prevención y la rehabilitación.
Le he escuchado decir al Senador señor Orpis, quien cuenta con experiencia en la materia, que estamos perdiendo la batalla contra las drogas y el alcohol. Y le creo, porque Su Señoría realiza un trabajo en terreno.
A mi juicio, el Estado -no es una crítica al Gobierno actual ni al anterior ni al que precedió a este último- está haciendo muy poco en cuanto a la prevención y la rehabilitación. Estimo que se dan algunos pasos como el del proyecto en debate, que he aprobado, pero llegó el momento de hacer conciencia sobre lo que está pasando en Chile.
Tal como lo han sostenido algunos expertos, considero que los mensajes cruzados, los juicios de autoridades en el sentido de que las drogas no son malas y de que es preciso legalizar algunas, han determinado que el consumo de aquellas calificadas "blandas" se haya masificado a niveles poco conocidos en nuestra historia.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Se acabó su tiempo, señor Senador.
Dispone de un minuto para concluir.
El señor PROKURICA.- Gracias, señor Presidente.
Termino diciendo que el país registra una gran deuda en el asunto.
Juzgo que hay confusión por los mensajes que envían las autoridades. Falta uno de ellos que solo le advierta a la gente. Me parece que los mayores de edad tienen derecho a decidir si consumen o no alcohol o drogas. Sin embargo, lo que no puede ocurrir es una incidencia en los jóvenes porque autoridades -repito- o personas que ejercen cargos públicos dan señales equívocas en cuanto al efecto de las drogas y del alcohol, como ocurre a diario en nuestra patria.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Girardi.


El señor GIRARDI.- Señor Presidente, concuerdo en la necesidad de progresar en la iniciativa, que busca generar una norma cuyo rol fundamental es dirigir una señal a la sociedad. Finalmente, las leyes cumplen un papel educativo: no solo hacen prevención y regulan, sino que también constituyen una indicación respecto de lo que se considera que salvaguarda un determinado bien.
Quiero hacer una diferencia, porque el alcohol no significa lo mismo que el tabaco. Las tabacaleras son empresas indecentes, que matan gente a sabiendas -cualquier persona que fume se ve afectada, dado que el producto no tiene dosis umbral- y han realizado un lobby inmenso para evitar que se legisle en la materia y se pueda avanzar.
A diferencia de lo anterior, una persona que consume alcohol en forma moderada no debiera enfrentar ningún problema, salvo la incorporación de un aporte excesivo de calorías. Es evidente, entonces, que un país como el nuestro, en el cual una parte de la economía se sustenta en la elaboración de pisco y de vino, tiene la responsabilidad de enseñar a beber de manera responsable. Ninguna de las normas del proyecto es prohibitiva: lo que se hace es dar una señal para educar respecto de dicho propósito.
Ya dictamos la ley de tolerancia cero, apoyada por todos nosotros, y muchos fuimos sus entusiastas impulsores. Actuamos en esa forma porque el alcohol genera estragos en la sociedad cuando no se bebe de manera moderada. Una parte muy importante de las cerca de mil seiscientas personas que fallecen anualmente en accidentes de tránsito se ha encontrado bajo sus efectos. Ello dice relación tanto con conductores de vehículos que chocan como con peatones atropellados. Cuando se practican autopsias, el producto se encuentra en alrededor del 70 por ciento de los cadáveres. Resulta obvio que constituye un gran problema. Una proporción muy relevante de los cincuenta mil accidentes de tránsito en el año están determinados por el consumo de alcohol, que además incide en las muertes por violencia.
A mayor abundamiento, se registra una nueva epidemiología, pues niños y adolescentes están comenzando a beber en forma muy temprana y algunos llegan casi al límite de la intoxicación. Eso es parte de la moda, pero también, evidentemente, del abandono en que se sienten ante la sociedad.
Los Senadores señores Prokurica y Orpis asimismo se refirieron a las embarazadas consumidoras de alcohol. Se ha visto que existe una relación epigenética entre beber y una expresión de genes que aparece para quedarse. Ello no solo se va a transmitir al niño por nacer, sino que este último también incorporará una mutación en su genoma, presionando el producto hacia una manifestación determinada de genes que será para toda la descendencia. Es decir, la madre no solo le traspasará al hijo una mayor predisposición al consumo y al alcoholismo, sino también a nietos y bisnietos. Desde luego, es una situación que se debe prevenir.
La ley en proyecto de ninguna manera apunta a impedir el consumo, pero hace un llamado a actuar de manera responsable. Es decir, "Si vas a conducir, no bebas alcohol"; "Si estás embarazada, no bebas alcohol"; "En cualquier circunstancia, beba alcohol en forma moderada, porque así no representa ningún problema". Me parece que señalar la necesidad de que se proceda así ya se encuentra en el ámbito de la responsabilidad social de las empresas elaboradoras del producto.
Lamentablemente, hay un doble discurso. El alcohol se presenta siempre asociado a mujeres muy bellas, quienes están casi al borde del erotismo, de la desnudez, lo que constituye una manera muy vil de utilizar el cuerpo humano con un criterio machista para transformarlo en una mercancía.
También se vincula con el deporte, al que se le permite financiar. Esa discusión fue muy difícil, porque se busca ligarlo con el estado de bienestar, de salud, de actividad física, objetivos que evidentemente tenemos que resguardar.
Pienso que el proyecto podría haber resultado mucho mejor -sufrió varias amputaciones-, pero que, de todas maneras, lo que quedó resulta pertinente. Me parece que es preciso respaldarlo. Tal vez tendremos que perseverar, que ir todavía un poco más allá, en una nueva iniciativa, como lo hemos venido haciendo en relación con el tabaco y numerosas materias, porque si bien significa un avance, no es todo lo que el país requiere. Creo que el apoyo es necesario, sí, porque el texto aporta y va en el sentido correcto, aun cuando muchos aspectos, como señalo, quedan pendientes.
He dicho.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Puede intervenir la Honorable señora Goic.


La señora GOIC.- Señor Presidente, deseo reiterar algo señalado en el debate. La tramitación del proyecto ha sido larga. Me acuerdo cuando, junto con otros Diputados, presentamos una de las mociones que se han refundido para poder dar origen a la que se halla en discusión. Han pasado cerca de ocho años, si no me equivoco, lo que juzgo una cantidad de tiempo suficiente.
Hoy considerábamos en la Comisión de Salud que probablemente convendría hacer una nueva segunda discusión en ese órgano técnico, pues nos gustaría revisar varios aspectos desde la perspectiva de la salud pública, de los mensajes por emitir, de la buena condición de la población, sobre todo en el caso de jóvenes y de niños.
Porque cabe recordar que en la iniciativa tuvimos que conciliar dos objetivos. Y, por eso, la vimos en las Comisiones de Agricultura y de Salud, unidas.
Ya se ha señalado que la actividad de que se trata es importante, desde el punto de vista económico. Existe una diferencia con el tabaco. Sea que se fume un cigarrillo o una cajetilla o tres, ello hace daño. Y lo más probable es que a la persona le provoque cáncer o le genere una enfermedad.
El consumo moderado y responsable de alcohol no genera un problema. Eso es justamente lo que tenemos que ser capaces de instalar desde las distintas perspectivas planteadas acá, o desde los diferentes espacios o entes, o desde los programas educativos, ámbito en el que cabe entregar información y formación a nuestros niños y jóvenes.
Efectivamente se advierten hoy día mensajes contradictorios. El ejemplo que siempre reiteramos es el de la actividad deportiva, en la que se observan -sobre todo, por el momento que se vive- figuras que son modelos para la juventud, pero a la par se halla el alcohol.
O sucede que en los domingos, en una actividad familiar, o los sábados, en espacios que deberían dedicarse al deporte, se termina, muchas veces, en un consumo excesivo.
Y en ello incide, obviamente, la publicidad. Por eso es que buscamos regular la forma en que esta última asocia las imágenes de lo positivo, de lo saludable, con situaciones que pueden generar un consumo excesivo e irresponsable.
Algunos aspectos me siguen llamando la atención. Por ejemplo, la publicidad de bebidas alcohólicas en televisión solo podrá realizarse entre las veintidós y las seis horas, de acuerdo con el texto. Sin embargo, en el caso de las radios, se prohíbe "entre las dieciséis y las dieciocho".
Entonces, uno reflexiona que es un poquito raro que en la televisión seamos tan restrictivos, medio en el que se sigue, además, una práctica respecto de programas destinados, por sus contenidos, a mayores de edad. Sin embargo, la limitación es solo entre las dieciséis y las dieciocho en la radio, que está encendida en establecimientos y en la casa y la escucha todo el mundo, incluidos los niños.
Me habría gustado que primara más bien una visión desde la salud y no intereses que probablemente hay detrás, los que tienen que ver con un cambio cultural.
Se comprende incluso la exigencia de la etiqueta. Nos han planteado -sobre todo, empresas más pequeñas- que puede significar un costo. Cabe considerar que este último es menor cuando se analiza el asunto desde la perspectiva del beneficio para la salud pública y de lo que hemos tratado de hacer con un poco de dificultad, que es conciliar ese interés con una actividad económica legítima.
Ojalá avancemos. El proyecto ha estado en la tabla durante varias sesiones. Las diferencias que mantengamos sobre algunos puntos probablemente se van a expresar en nuestra votación. La idea es completar el trámite legislativo.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Guillier.


El señor GUILLIER.- Señor Presidente, el proyecto se hace cargo de la necesidad de tener más presencia en la prevención del consumo de drogas, que es una debilidad mencionada por varios de nuestros legisladores, y, por consiguiente, debemos apuntar fundamentalmente a la posibilidad que nos ofrecen la educación y, en especial en el caso de que se trata, la publicidad.
La virtud de la iniciativa -y voy de inmediato a la consideración particular del artículo 1°- es que establece la obligación de advertir al potencial consumidor de alcohol de los riesgos en que incurre cuando no controla los límites.
Ahora, el texto, que es producto de un trabajo bastante acucioso -se requiere aprobar y votar seis artículos permanentes y el transitorio-, resulta interesante porque se asegura que la advertencia presente una formalidad mínima que garantice el cumplimiento del propósito que se persigue. Y, por eso, en una disposición larga, detallada, se establecen condiciones para que el mensaje llegue, como las que dicen relación con el tamaño mínimo de la letra.
Por otro lado, se hace referencia a los contenidos y se le ofrecen al productor o al importador alternativas de mensajes de advertencia, como el relativo al alcohol y el embarazo, al alcohol y la conducción de vehículos motorizados, y al alcohol y el daño que genera en el desarrollo físico e intelectual de menores.
Adicionalmente, la norma exhibe otros beneficios, como el de ponerse en la situación de los analfabetos funcionales y exigir no solo mensajes escritos, sino también advertencias gráficas visibles que definan las condiciones generales, de manera de asegurar el cumplimiento del objetivo y de reforzar el mensaje escrito.
En cuanto al contenido de la etiqueta, se contemplan responsabilidades para el productor o fabricante de productos nacionales y para el importador, cuando se trate de bebidas alcohólicas procedentes de otros países, caso en el cual "la advertencia deberá realizarse por medio de etiquetas autoadheridas al envase, de manera que no puedan ser despegadas fácilmente", que es uno de los problemas básicos en muchos productos.
También se cubre lo atinente a la publicidad, que no tiene por qué ser necesariamente negativa. La percepción de la opinión pública es que induce al consumo y que su propósito es solo comercial. La verdad es que la ética publicitaria también incluye la posibilidad de utilizar tal recurso comunicacional para advertir sobre las formas de consumo de un producto, sobre todo cuando este reviste algún tipo de riesgo. Por esa razón, a la publicidad audiovisual también se le fijan condiciones, lo mismo que a los avisos radiales. Y asimismo se definen las exigencias de aquella que tiene lugar en calles, carreteras y rutas turísticas.
Finalmente, el artículo 1° se hace cargo de la fiscalización, que es la gran debilidad de los proyectos cuando se trata de resguardar la salud pública. Determina que esa función es de la competencia del Ministerio del rubro, sin perjuicio de las atribuciones que les corresponden a otros organismos, como el Ministerio de Agricultura o los servicios públicos que tienen que proteger la salud de la población o su seguridad.
Creo que la disposición, siendo extremadamente larga, en realidad, no peca de exceso, ya que acota todos los marcos de los elementos que deben reunir las advertencias sobre el consumo de alcohol que habrán de contener los productos ofrecidos en el mercado, sea por productores nacionales, sea por importadores.
Por las razones mencionadas, estoy muy de acuerdo con el artículo 1°, a pesar de que pueda sonar un poco excesiva y redundante su redacción, y me parece que, dadas nuestras prácticas culturales de buscar el resquicio a la ley, en este caso se vuelve oportuno.
Gracias.
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quinteros.


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, seré muy breve.
Todos los colegas que me precedieron en el uso de la palabra han destacado la importancia que revisten las advertencias acerca de lo que produce el alcohol. Pero creo que ya hemos discutido bastante el tema. El proyecto lleva ocho años en el Parlamento y comparto la idea de que sea priorizado, votado y, de una vez por todas, aprobado.
Para qué redundar en todo lo que se ha dicho: lo que significa beber en exceso o la falta de advertencia en los envases. Es repetir lo mismo que se ha señalado.
Por eso, pido que, en lo posible, se priorice la iniciativa de manera que en las próximas sesiones se coloque en los primeros lugares de la tabla.
Nada más, señor Presidente. --Queda pendiente la discusión particular del proyecto.