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ENTREGA DE BONO SOLIDARIO DE ALIMENTOS


El señor ESCALONA (Presidente).- Corresponde tratar el proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que concede un bono solidario de alimentos a los beneficiarios que indica, con informe de la Comisión de Hacienda y urgencia calificada de "discusión inmediata".
--Los antecedentes sobre el proyecto (8337-05) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 23ª, en 6 de junio de 2012.
Informe de Comisión:
Hacienda: sesión 24ª, en 12 de junio de 2012.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- El objetivo principal de la iniciativa que se debatirá es conceder el bono solidario en comento, dándose con ello cumplimiento a lo expresado en el mensaje presidencial del 21 mayo del año en curso.
La Comisión de Hacienda discutió este proyecto en general y particular a la vez, conforme a lo dispuesto en el artículo 127 del Reglamento, y aprobó la idea de legislar por la unanimidad de sus miembros, Senadores señora Rincón y señores Frei, García, Lagos y Novoa.
En cuanto a la discusión en particular, realizó diversas enmiendas, las que aprobó por unanimidad.
Sus Señorías tienen a la vista un boletín comparado que consigna, en la tercera columna, las modificaciones propuestas por el referido órgano técnico, y en la cuarta, el texto que resultaría si ellas fueran aprobadas.
El señor ESCALONA (Presidente).- En discusión general y particular.
Ofrezco la palabra.
Ofrezco la palabra.
Cerrado el debate.
En votación.
El señor LAGOS.- ¡Pedí la palabra, señor Presidente!
--(Durante la votación).
El señor ESCALONA (Presidente).- Para fundar su voto, tiene la palabra el Honorable señor Lagos.
El señor PIZARRO.- ¡En discusión, pues, señor Presidente!
¿Por qué está tan apurado?
El señor ESCALONA (Presidente).- Ofrecí la palabra dos veces, y nadie la pidió.
Ahora la solicitó el Senador Lagos, quien puede hacer uso de ella por cinco minutos para fundar su voto.


El señor LAGOS.- Señor Presidente, tal como en la Comisión de Hacienda, concurriré con mi voto a la aprobación de este proyecto, que otorga un bono para ir en ayuda de las familias más necesitadas de Chile y que deben enfrentar alzas en los precios de los alimentos que, dados su canasta de consumo y los niveles de ingreso, las afectan de manera más significativa que a varios otros connacionales.
Solo tengo dos alcances, que deseo dejar para la discusión.
Primero: se va haciendo un hábito el otorgamiento de bonos para resolver problemas.
De este Gobierno, me parece que este es el segundo o el tercero. Entiendo que en el de la Presidenta Bachelet hubo dos de similar naturaleza.
En mi concepto, debe pensarse más en políticas públicas de mayor plazo que en bonos anuales.
Segundo -es el punto que más me interesa señalar acá; y lo he planteado en otras oportunidades-: en este caso, al menos capto la racionalidad de la relación entre un bono y el gasto de 200 millones de dólares en un grupo de chilenos. Y estimo que tiene un asidero: "Aumenta el precio de los alimentos; en consecuencia, pondré más recursos y voy a subsidiar a las familias más modestas".
Sin embargo, debo recordar que no siempre ha sido así en esta Administración. Y quiero que quede en actas que discrepo profundamente de una política populista rayana -considero- en la práctica cuestionable de diseñar un bono nueve meses antes de poder pagarlo, como ocurrió durante la última campaña presidencial. En efecto, en junio de 2009 se dijo que, por las circunstancias de crisis que había, se les iba a dar a los chilenos, a partir de marzo del 2010, un bono; y su costo ascendió a 320 millones de dólares.
Esa es una mala política pública. Entre otras razones, porque nueve meses antes no estaba claro si se iba a necesitar el referido bono. Y se prestó para otras cosas.
Pero lo más grave es que tras actuarse así, de manera irresponsable, debió cumplirse el compromiso contraído, en circunstancias de que entremedio se registró un terremoto y, por tanto, se necesitaron recursos para hacer frente a la reconstrucción. Y terminamos haciendo una reforma tributaria.
Señor Presidente, estimo que este bono tiene un asidero. Me habría gustado que el criterio del IPC de la canasta de alimentos se aplicara tal vez al ingreso ético familiar. El Ministro dio su argumento hoy en la Comisión de Hacienda. Pero, en la cuestión más de fondo, pienso que los bonos no constituyen la forma más adecuada de resolver todas nuestras políticas públicas. Y el de marzo de 2010 fue una pésima señal que dio la clase política, seguramente con la conformidad de haberse ganado una elección presidencial.
El señor ESCALONA (Presidente).- Para fundar su voto, tiene la palabra la Honorable señora Rincón.


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, sin lugar a dudas, esta iniciativa, tal como lo dijo el Senador Lagos, se enmarca dentro de una decisión política del Gobierno. Sin embargo, preocupa que el mecanismo usado se transforme en una práctica.
Hace algunos días escuchábamos a Benito Baranda hablar de que la gente más pobre de nuestro país pide, no caridad, sino oportunidades; de que quiere tener la posibilidad de salir de la pobreza, no a punta de subsidios y ayudas estatales, sino a partir de la entrega de herramientas que le permitan acceder a remuneraciones justas.
Ese tema se halla instalado en el debate nacional, donde existen distintas posiciones.
Hemos escuchado al colega Carlos Larraín expresar que el ingreso mínimo debiera ser de 200 mil pesos.
La verdad es que uno, recordando las palabras de Monseñor Goic, tendría que señalar que aquello es parte de un debate que el país debe sostener; que tendríamos que ser capaces de llegar, de aquí al 2014, con un ingreso mínimo de al menos 250 mil pesos.
Y tiene que ver con esto, señor Presidente, porque el fundamento del Primer Mandatario el 21 de mayo último para anunciar el bono en comento dice relación básicamente con que a las personas más modestas de nuestro país no les alcanzan los ingresos para satisfacer sus necesidades básicas.
Para el 40 por ciento más vulnerable de los chilenos -y esto lo dice el informe de los Ministerios de Planificación y de Hacienda mostrado hoy en la Comisión- los alimentos representan 34 por ciento de su gasto total mensual. Y cuando uno observa el incremento que ha experimentado el precio de aquellos -según el Ministro de Agricultura, no debido a la sequía, sino a la colusión de los vendedores finales-, obviamente, se da cuenta de que se requiere una ayuda para esas familias. Pero -y ahí coincido con el Senador Lagos y me sumo a sus palabras- no puede ser a punta de bonos.
Eso debemos cambiarlo en nuestro país. Y tenemos que hacerlo por la vía de tener remuneraciones justas, que es algo a lo que nos invitó la Iglesia católica hace ya bastante tiempo; que es algo que ha sido tema de campaña presidencial en más de una oportunidad, y que, por cierto, es algo que obedece a las políticas públicas con que deberíamos contar.
En ese mismo sentido, echamos de menos la discusión de una reforma tributaria justa y adecuada.
Hay distintas propuestas sobre el particular. Una de ellas -la hemos trabajado con un conjunto de expertos- dice que en materia de alimentos (al menos no elaborados), de medicamentos y de herramientas en el ámbito cultural debiéramos rebajar el IVA al menos a 10 por ciento. Y lo manifiesto porque, claramente, con este proyecto de ley el Gobierno reconoce las carencias que sufre un segmento de nuestra población y pretende, a través de una decisión política, enfrentarlas con un bono.
Empero, ese problema no se resuelve con una medida por una sola vez y transitoria: la solución debe ser parte de una política pública consistente y permanente en el tiempo.
Por ello, me sumo a lo expresado por algunos colegas en cuanto a la necesidad de afrontar un ingreso mínimo decente, justo y equitativo, y dejar de lado estas políticas, que se asientan en la asistencialidad y no son parte de lo que la sociedad reclama, no como caridad, sino como justicia social.
Voto, sin perjuicio de aquello, a favor de esta iniciativa.
El señor ESCALONA (Presidente).- Hay siete inscritos. Y lo informo a la Sala para que no exista nerviosismo porque no se otorga el uso de la palabra.
Senador señor García-Huidobro.


El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- Señor Presidente, en primer lugar, valoro el envío de este bono, que fue anunciado por el Primer Mandatario el 21 de mayo último.
Cuando uno compara el aumento del IPC de los alimentos con el IPC general, observa que aquel es casi tres veces superior.
En consecuencia, reviste suma importancia valorar lo que significa la entrega del bono, más todavía cuando estamos entrando al invierno.
Por eso, me extraña lo planteado por algunos parlamentarios de la Concertación en cuanto a su rechazo a los bonos. ¡Pero me da la impresión de que van a votar a favor...!
Sin duda, lo ideal es que exista el máximo de ingresos para la gente más vulnerable.
En esa línea, es destacable no solo que se entreguen 40 mil pesos a cada familia, sino también que se adicionen 7 mil 500 pesos por carga.
Valoro también la eliminación del tope fijado originalmente sobre la base de la Ficha de Protección Social (nos acompañan esta tarde el Ministro Lavín y el titular de Hacienda), porque dicho instrumento presenta una serie de inconvenientes que habrían dejado a muchas personas fuera del beneficio al determinarse el límite de 11 mil y tantos puntos. Gracias a tal supresión, cualquier persona con Ficha de Protección Social accederá al bono solidario de alimentos.
En tal sentido, creo que, ante situaciones excepcionales de necesidad, el Estado tiene que apoyar a los más vulnerables.
Por consiguiente, me extraña mucho la posición asumida por algunos Senadores.
Porque el bono de invierno que entregó la Presidenta Bachelet era necesario.
Asimismo, el país requería el bono de marzo, que en definitiva se aprobó. Y no imaginé a alguien votando contra él.
Ahora, creo que no van a rechazar el bono solidario de alimentos, pues en la Cámara de Diputados la aprobación fue unánime.
Se trata, pues, de un esfuerzo que se hace justamente en función del alza experimentada por los precios de los alimentos.
Si los bonos son necesarios, hay que otorgarlos, sobre todo para ayudar a aquellos que sufren debido a su precaria situación económica.
Es valorable igualmente el ingreso ético familiar, complemento indispensable para quienes se hallan en situación de pobreza.
En tal sentido, con todo orgullo, voy a votar favorablemente. Y ojalá que no haya indicaciones, para que el proyecto quede despachado hoy y, de este modo, en los primeros días de julio el IPS entregue el beneficio al millón 900 mil familias que lo aguardan a lo largo de nuestro país.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra la Honorable señora Lily Pérez.


La señora PÉREZ (doña Lily).- Señor Presidente, me da un poco de pena oír aquí, en esta Sala, a algunos Senadores que argumentan que cuando los bonos se entregaban en Administraciones anteriores constituían una medida de política pública y que cuando los otorga el Gobierno del Presidente Piñera son una medida populista.
Esta es una medida de realidad. Se trata de un instrumento que puede utilizar cualquier Gobierno cuando las necesidades de las familias son superiores a los argumentos de la macroeconomía.
Por esa razón el Presidente Piñera anunció este bono el 21 de mayo último. Y cuando asumió, posterremoto, y entregó el bono de marzo de 2010 -quiero recordarlo, pues acá se ha criticado su entrega-, lo hizo precisamente por el problema que sufrió nuestro país a raíz de ese fenómeno de la naturaleza, para aliviar sobre todo a las personas más desposeídas, que de alguna manera fueron las más afectadas en sus viviendas y por la muerte de familiares.
En consecuencia, me parece importante destacar hoy que este es un instrumento que se utiliza a través de la Cartera de Desarrollo Social -saludo al Ministro señor Lavín, aquí presente- y que se trata de un trabajo que data de mucho tiempo. No constituye una sola herramienta, sino que se conjuga con otras que entrega esa Secretaría de Estado para ir en ayuda de las familias que más lo necesitan: con el bono de alimentos se va a comprender en el invierno a alrededor de un millón 900 mil. Es decir, el impacto de la medida dice relación con más de nueve millones y medio de personas, sobre la base de un promedio de cuatro integrantes, aproximadamente, por cada grupo familiar. Se está llegando, entonces, a una gran cantidad de chilenos.
Qué duda cabe de que en el año en curso, además, se ha registrado una sequía espantosa, la cual ha encarecido los alimentos. Sobre todo quienes representamos aquí a zonas agrícolas, como es mi caso, sabemos perfectamente cómo ha subido el costo de la vida, en especial en ese rubro.
Por tales razones, el bono no solo exhibe fundamentos en términos de su utilización como una herramienta económica y de política pública, sino que también presenta antecedentes demostrativos de que su empleo es eficaz con respecto a la gente que lo necesita.
Y quiero concluir señalando que el instrumento que nos ocupa se ha convertido en un derecho que las personas han ido adquiriendo poco a poco, pero que asimismo va de la mano con deberes. El señor Ministro mencionaba días atrás la importancia de que los hijos de las mujeres beneficiarias, los de todas las que reciben subsidio familiar, registren el control del niño sano al día. Ese es un deber de las madres -e igualmente de los padres, lo que se requiere recordar-, quienes tienen que preocuparse de que los pequeños reciban también la protección y atención de salud que el Estado les otorga. Por lo tanto, median derechos y deberes.
Mi Honorable colega García-Huidobro me recuerda que además es necesario destacar lo relativo a la educación. Antiguamente, los padres, a lo mejor, podían no enviar a sus hijos a estudiar. Hoy día es preciso que lo hagan, como parte de los deberes que tienen para con ellos y también respecto del Estado, que les otorga beneficios sociales.
Y este último ha de velar por que la educación sea de calidad y, obviamente, en resguardo de los niños, tal como lo contempla la ley promulgada hoy día por el Presidente de la República al disponer un registro de pedófilos y la inhabilidad perpetua para ejercer funciones cerca de menores de edad en relación con aquellos que han cometido un delito tan horrible.
Voto a favor, en consecuencia, del bono de alimentos anunciado por el Gobierno y que se somete ahora a la consideración de la Sala.
Me parece muy importante precisar que es una herramienta más de política pública, no la única. Como es evidente, las otras son a mediano y largo plazos, en términos de capacitar a las personas, darles educación y, por supuesto, aliviar a quienes más lo necesitan.
He dicho.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor García.


El señor GARCÍA.- Señor Presidente, voy a aprobar la iniciativa por ser verdad que las familias, particularmente las más vulnerables, han tenido que hacer frente, durante el último año, a un mayor costo de los alimentos. Las cifras indican que el de la canasta básica aumentó en un 11,3 por ciento en el período entre el 31 de marzo de 2011 y el 31 de marzo de 2012, mientras que el índice de precios al consumidor -considera, por supuesto, las variaciones en el valor de otros productos- lo hizo solo en un 3,8 por ciento.
Por eso, es del todo razonable y de toda justicia ir en apoyo de un millón 900 mil familias y de más de 2 millones de cargas familiares menores de 18 años que se van a beneficiar con el bono.
A mi juicio, es también una manera de demostrar nuestra sensibilidad. Lo hace así el Gobierno del Presidente Piñera. Estoy seguro de que en el Senado de la República verificaremos otro tanto y de que asimismo manifestaremos nuestra preocupación frente a los problemas del diario vivir que enfrentan las familias más vulnerables, más necesitadas.
Señor Presidente, estimados colegas, se ha criticado el llamado "bono marzo" de 2010. Deseo consignar que las razones para otorgarlo fueron las mismas que se tuvieron presentes para entregar dos en el año 2009 y uno en el año 2008.
El señor LAGOS.- ¡Pero se anunciaron 9 meses antes!
El señor GARCÍA.- La situación de crisis significó en 2009 que el producto interno bruto, en lugar de aumentar, disminuyera en forma significativa. En marzo de 2010 registrábamos todavía secuelas, expresadas en cifras tan concretas como la de un desempleo del 9 por ciento. Entonces, creo que, así como el bono de que se trata es legítimo y necesario, también lo fue el de marzo de 2010.
Gracias.
El señor ESCALONA (Presidente).- Puede intervenir el Senador señor Zaldívar.


El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente, me parece que todos vamos a acoger el proyecto. El bono favorecerá a un sector que está siendo afectado por algo que todos reconocemos hoy día, cual es un alza en el precio de los alimentos que excede del índice general.
En el Gobierno de la Presidenta Bachelet se dispuso una medida similar, efectivamente, en 2008 y 2009. En el primero de esos años, el monto fue un poco más generoso que el actual, pues recuerdo que ascendió a 40 mil pesos por carga.
El punto no es ese, sin embargo, sino que se trata de una especie de subsidio a gente que vive hoy día en una situación compleja, difícil, por el alza de los alimentos, como lo dice el propio enunciado de la iniciativa.
Deseo recordarle al Senado, en tal sentido, que no es la primera vez que debatimos sobre el asunto y que sería bueno establecer una política pública consistente y permanente. Cuando concurrieran todos estos elementos, el Estado podría ir automáticamente en auxilio del sector que requiere apoyo por el alza de los precios de los alimentos u otras contingencias.
Ahora bien, cuando discutimos el llamado "ingreso ético familiar" -en el Senado le cambiamos el nombre y en el Diario Oficial no se respetó después lo que aprobamos, empleándose la misma denominación con la que vino primitivamente, hecho que quiero recalcar también-, no se hizo caso de nuestro planteamiento en orden a que el reajuste de las asignaciones condicionadas para las familias de extrema pobreza se hiciera precisamente de acuerdo con el índice del precio de los alimentos, con el calificado como "IPC de los pobres". Se mantuvo en dicho proyecto, en consecuencia, el cálculo sobre la base del IPC general. A mi juicio, cometimos un error, ya que la misma razón por la cual estamos dando hoy día el bono de emergencia mediaba para contemplar un sistema de reajuste diferente respecto del ingreso ético que se estaría entregando a una familia en extrema pobreza.
Lo otro de lo cual quisiera dejar constancia es que estimo que se registra una falencia en el proyecto, con relación a algunos sectores que van a quedar desprotegidos. Por ejemplo, no van a tener derecho al bono, a pesar de ser cargas familiares, el discapacitado de cualquier edad y el hijo mayor de 18 años y menor de 24 que sea estudiante. Llamo la atención sobre el particular, porque, si ello es posible corregirlo, sería de justicia hacerlo y entregarles el beneficio.
Por último, el financiamiento del bono se obtiene con la venta de activos del Tesoro Público. Ello no se contempla en la Ley de Presupuestos. Constituye un gasto extra, de manera que se encuentra fuera de esa normativa que nosotros mismos aprobamos en su momento. Sería bueno saber exactamente cuáles son los que se van a liquidar o a vender. Desde luego, me parece muy bien que un gasto de esta naturaleza se financie.
Esas son mis consideraciones, señor Presidente.
En resumen, creo que es necesario otorgar el bono, aunque se podrían corregir los defectos que he señalado.
Muchas gracias.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Bianchi.


El señor BIANCHI.- Señor Presidente, me reuní hace un par de semanas con el Ministro señor Lavín para manifestarle la preocupación de muchos habitantes de la Región de Magallanes por el hecho de que sus fichas de Protección Social cambiaron de manera completamente abrupta y, de 2 mil o 3 mil puntos, pasaron a 13 mil o 14 mil. Y, obviamente, uno empieza a darse cuenta de que, en definitiva, por más que existan estos programas sociales, las personas quedan completamente fuera de la posibilidad de acceder a ellos.
En la mañana les preguntamos a los señores Ministros de Hacienda y de Desarrollo Social si será o no exigible el puntaje respectivo. Y es importante saberlo: se requiere la Ficha de Protección Social para poder obtener el bono de 40 mil pesos por familia, más el beneficio aparejado de 7 mil 500 pesos por cada menor de 18 años que se atiende en la salud primaria, que asiste al colegio, etcétera. Entonces, ese "bendito" instrumento, por primera vez, ya no va a presentar la espantosa discriminación que uno ha observado habitualmente, con mucha pena, y que determina la exclusión.
Otra de las consultas que les formulé fue si los adultos mayores quedarían fuera de la percepción de los 40 mil pesos. Y el Ministro señor Lavín me respondió -ojalá pueda ratificarlo cuando haga uso de la palabra- que eso es efectivo en el caso de aquellos que reciben actualmente el bono de invierno. Ello es así, por desgracia. Es bueno decir la verdad.
Si presentáramos una indicación al respecto, sería totalmente inadmisible. Por lo tanto, más allá de mi deseo de que la cuestión se pudiera resolver, no podemos hacer más. Desafortunadamente, esos adultos mayores, que no reciben una gran pensión, sino una bastante reducida, y quedan comprendidos en el bono de invierno, no contarán con el beneficio de que se trata. Y deseo subrayar el punto para insistirle al señor Ministro en la conveniencia de que en las futuras medidas que pudieran existir en esta línea no se repitiese una situación tan injusta para ese sector.
Otro aspecto relevante es que aquí se considera una canasta de alimentos, pero, una vez más, no se observa que a lo largo de Chile existan otras de valores distintos. No cuesta lo mismo una en Tierra del Fuego, en Última Esperanza, en Magallanes, en Aysén, en Arica, en Iquique, en la Quinta Región, que en aquellas donde hay ferias y mejores accesos para productos básicos de alimentación de un menor precio. Y eso usted lo experimenta, señor Presidente, en la circunscripción que representa, donde se da una situación muy parecida a la que me toca vivir en la mía. Por lo tanto, cuando se contemple una canasta especial, debiera tenerse en cuenta que el costo de la vida en algunas Regiones es al menos un 30 por ciento más caro que en el resto del país.
El Senador que habla participa gustoso, por supuesto, en la aprobación del bono que nos ocupa. El no otorgamiento choca con una realidad: el beneficio es urgente hoy día para muchas familias.
El señor ESCALONA (Presidente).- Vi que el Ministro señor Lavín tomó nota de todo lo que usted solicitó, Su Señoría, pero no el otro...
El señor BIANCHI.- ¡El que corta...!
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Tuma.


El señor TUMA.- Señor Presidente, hace algunos días despachamos en la Sala el denominado "ingreso ético familiar", y, por distintas razones, tuvo lugar un debate respecto al nombre. Pero, en definitiva, la materia corresponde a lo que la Presidenta Bachelet inició como una política de Estado llamada "de protección social", la cual significó tanto éxito no solo desde el punto de vista del ingreso de las familias de más escasos recursos, sino también de carácter político para la Primera Mandataria.
Deseo hacer presente que, cuando existe una sociedad donde un conjunto muy grande de familias carecen de otra vía para satisfacer sus necesidades, resulta indispensable, urgente, que el Estado promueva este tipo de instrumentos. Voy a votar con entusiasmo a favor del bono, que hará tanto bien, que será tan bien recibido por las más modestas familias del país.
Aquí se argumentó que el índice de precios de los alimentos había experimentado un aumento del orden del 11 por ciento y que las remuneraciones de los trabajadores han perdido poder adquisitivo. Pero el beneficio en examen se entregará por una sola vez: en julio. ¿Y qué vamos a hacer en agosto, en septiembre, en octubre?
Ello formará parte del debate sobre el ingreso mínimo. El bono, en promedio, importará alrededor de 70 mil pesos por familia, y, respecto de aquel otro monto, hacemos referencia a un incremento de 8 mil, 10 mil, 15 mil, 20 mil pesos. Es decir, creo que la discusión actual tiene que ser coherente con la que llevaremos a cabo en ese momento.
En seguida, la entrega del beneficio de que se trata se hace de la misma manera como el Congreso aprobó recientemente el incentivo al retiro. Esto último obedeció al hecho de regir un sistema previsional que impide la voluntariedad en la jubilación, pues las pensiones son de hambre. Por eso el Estado otorga un aporte. Lo mismo estamos haciendo ahora: concedemos un bono para compensar el hecho de que el modelo económico no satisface las necesidades mínimas de un porcentaje muy importante de la población. En efecto, aquí vamos a favorecer a cerca del 44 por ciento de las familias de Chile, lo que significa reconocer que la estructura que hemos construido no proporciona las condiciones suficientes para garantizarles una vida digna.
Por tal razón, me parece que hemos estado eludiendo el debate de fondo, el cual tiene que ver con una política pública tendiente a una transformación más profunda, con miras a un modelo menos concentrador, más equitativo, más distributivo, con mayores oportunidades. Mientras eso no ocurra, no resolveremos la gran cantidad de carencias de miles de familias.
Felicito por la presentación del proyecto y la celebro, pero creo que este no solo es necesario y urgente, sino también complementario a muchas otras acciones que el Estado debe efectuar en profundidad para reformar el actual modelo, tan insatisfactorio para la inmensa mayoría de los chilenos.
He dicho.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Sabag.


El señor SABAG.- Señor Presidente, siempre resulta muy grato aprobar beneficios para la gente más modesta y necesitada de nuestro país, más aún cuando se dan los requisitos y el Estado posee los recursos suficientes para hacerlo. Distinto sería estar otorgándolos si el país no contara con medios adecuados o aquello se hiciera sobre la base de deuda o crédito, porque al final eso termina reventando, como lo hemos visto en numerosos lugares del mundo.
Por lo tanto, es posible dar este beneficio -por voluntad, naturalmente, del Presidente de la República- a 1 millón 900 mil familias, sin que su otorgamiento quede limitado por los puntajes obtenidos en las fichas socioeconómicas, lo que me alegra bastante, pues a veces muchas personas quedan fuera por pequeñas diferencias.
A lo anterior se agrega un monto de 7 mil 500 pesos por cada carga familiar, las que alcanzan a 2 millones 700 mil.
El costo fiscal total llega a 99 mil 506 millones de pesos, de los cuales 96 mil 632 millones van en forma directa a los beneficiarios. El saldo, equivalente a 2 mil 874 millones, corresponde a gastos administrativos.
Eso es lo que cuesta prestar esta ayuda a gente que realmente la merece.
Estos recursos -los del bono propiamente tal más los adicionales por carga- llevarán gran alegría y significarán un alivio para casi 2 millones de hogares de nuestro país.
Todos sabemos que el costo de la vida ha subido fuertemente en los meses recientes, sobre todo las verduras y la fruta. Las causas son conocidas. Y es evidente que para la gente que vive de un salario estrecho o de una pensión cualquier alza desequilibra su presupuesto.
Por eso, resulta muy oportuna la medida tomada por el Presidente y su Gobierno en cuanto a otorgar este beneficio, al que, por supuesto, nosotros le queremos dar nuestro visto bueno para que se convierta en realidad lo antes posible.
Y vuelvo a señalar que ello, gracias a Dios, se hace con recursos propios del Estado, fruto de la venta de activos financieros incorporados al Tesoro Público, partida que cuenta con miles de millones de dólares de reserva y a la cual, desde luego, se cargará este gasto, tan importante para la gente más modesta de nuestro país.
En consecuencia, señor Presidente, anuncio mi voto favorable -al igual que lo será, creo, el del resto de mis colegas- a una medida que va en beneficio directo de los sectores más vulnerables y que constituye una inyección a la vena para los más necesitados.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Quintana.


El señor QUINTANA.- Señor Presidente, la verdad es que si uno observa la cuenta del 21 de mayo pasado, los principales anuncios con los cuales el país se quedó, por alguna razón -diversa, seguramente-, comienzan a ver la luz en estos últimos días. Uno de ellos lo vimos ayer con una puesta en escena en el canal de Chacao relativa al puente que lo cruzaría. Me parece que su materialización probablemente va a tomar más de un gobierno, porque su construcción depende de muchos factores externos y no solo de la voluntad política, que, por cierto, es importante.
Por otro lado, está este bono, que me parece muy bien que se dé en forma rápida, porque -como varios colegas han señalado- tendrá un impacto efectivo, real, especialmente en las comunas pobres del país. Tal como planteó el Senador Tuma, en la Región de La Araucanía gran cantidad de adultos mayores también se verán beneficiados.
Además, esta asignación debe ser mirada en un contexto bastante más amplio. Por eso, tampoco hay que escandalizarse por el debate que aquí se realiza. Si esta iniciativa responde o no a una política pública es una interrogante que con mayor razón valida y legitima la discusión, más aún cuando lo más probable es que en la próxima evaluación de la pobreza tengamos malas noticias. El Ministro Lavín, quien nos acompaña, sabe muy bien que, a diferencia de lo que señaló el Gobierno apenas asumió el 2010 ("todo se está haciendo mal y en adelante las cifras empezarán a mejorar"), ahora, en régimen, las cosas no vienen bien en la encuesta CASEN.
Por esa razón, considero que herramientas como esta -que, aunque representan una ayuda, no permiten, por sí solas, salir a la gente de su situación de pobreza- constituyen buenas iniciativas.
El tema político -que algunos Senadores han planteado y que no debe sorprendernos- apunta a que este beneficio debe inscribirse en una política mucho más amplia. Por cierto, la Presidenta Bachelet también dio bonos, pero lo hizo en contextos muy claros: el sistema Chile Crece Contigo; leyes definidas; programas de protección social; entregas más o menos conocidas en el tiempo (se sabía cuándo venían). Lo ideal es que estos bonos aparezcan lo más lejos de un período electoral.
Sin embargo, si uno mira la política social del actual Gobierno, ve que hoy existe bastante improvisación. En este caso, el bono fue anunciado tres días después de haberse aprobado en el Senado el proyecto que creaba -como muy bien corrigió el Senador Zaldívar- las asignaciones condicionadas a familias de extrema pobreza e incentivaba la empleabilidad de la mujer, que el Ejecutivo insistió en inscribir en el Diario Oficial -así aparece en la ley- con el nombre de Ingreso Ético Familiar. No sé si será realmente ético o no, pues, en mi opinión, se trata de una palabra un tanto más grande.
Lo cierto es que en materia de políticas sociales, que es lo que debiésemos analizar acá, uno ve improvisación, señor Presidente.
En el caso del posnatal, con todo lo que mejoró en esta Corporación, en la actualidad muchísimas mujeres no lo están recibiendo por no reunir los meses mínimos de contratación efectiva que se les pide. Y eso nos lo señalan en todos los lugares que recorremos.
En cuanto al bono Bodas de Oro, en la última Cuenta el Presidente Piñera anunció que viene un sistema correctivo para su entrega. El Gobierno ha asumido ese compromiso y es bueno reconocerlo. Incluso, algunos pensaron que el perdón expresado por el Primer Mandatario tenía que ver con eso, porque nunca quedó muy claro a qué apuntaba. Pero es bueno rectificar esa política, pues, de lo contrario, a las parejas que hoy están cumpliendo 50 o 52 años de matrimonio les van a entregar el dinero recién el 2014.
Respecto a la eliminación del 7 por ciento de cotización para salud de los adultos mayores, del que tanto se ha hablado, acá se manifestó hasta la saciedad que no generaría problemas en el momento de comprar bonos. Y todos sabemos que está provocando variadas dificultades, a pesar de que el FONASA aseguró que no las habría. Hoy, muchos adultos mayores enfrentan problemas al momento de hacer uso de su derecho a elegir dónde comprar sus bonos. Y aprovecho la presencia del Ministro de Salud para hacer presente este tema, que es muy sentido. Entiendo que el Ejecutivo ha tomado nota del problema, que habrá que corregir.
El punto es que se está rectificando bastante la política social, lo que a uno le hace pensar que quizá existe improvisación.
Sin embargo, me parece que nadie se puede restar de esta iniciativa, que considero importante, ya que llegará a un número muy relevante de familias, no solo de extrema pobreza, sino también, me atrevería a decir, de clase media -de clase media baja, por cierto-. En este caso sí tenemos clase media baja que se verá beneficiada. Porque en el proyecto de perfeccionamiento tributario...
El señor ESCALONA (Presidente).- Terminó su tiempo, señor Senador.
El señor QUINTANA.- Le pido un minuto más, señor Presidente.
El señor ESCALONA (Presidente).- Puede continuar.
El señor QUINTANA.- Muchas gracias.
Como decía, en el proyecto de perfeccionamiento tributario también se señala que se beneficiará a la clase media. Sin embargo, en ese caso estamos hablando de personas con altísimos ingresos que en nada se asimilan a lo que es la verdadera clase media.
Con todo, reitero lo que varios Senadores han expresado: la conveniencia de que estos temas no se contaminen con las elecciones y de que la entrega de bonos de este tipo quede establecida en un cronograma determinado. En este caso, las variaciones económicas actuales -el Índice de Precios al Consumidor, en especial el "IPC de los pobres", que supera largamente al normal por el alza de los principales alimentos-, así como los múltiples problemas que están enfrentando las familias más pobres, en el sur y en todo Chile, ameritan un beneficio como el que se va a entregar en el mes de julio.
Por eso, voto a favor.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Allende.


La señora ALLENDE.- Señor Presidente, en primer lugar, anuncio mi voto favorable a este proyecto.
Estimo que Gobiernos como el del Presidente Piñera se ven en la necesidad de otorgar un bono cuando ven la situación de la canasta de alimentos, que sube día a día, empujada, entre otros factores, por la dramática situación de sequía que hemos vivido en el país -independientemente de lo que vaya a llover en estas 48 horas-, la que, ciertamente, ha afectado la producción agrícola y elevado el precio de los comestibles de manera muy fuerte.
Así que lo primero que quiero hacer es anunciar mi voto favorable a este proyecto, entendiendo que el bono que concede viene a llenar una necesidad importante y a ayudar a las familias de menores recursos, que son las que más sufren por estas alzas en el precio de los alimentos.
Además, el propio Presidente de la República anunció que este bono iba a favorecer a todas las familias que contaran con Ficha de Protección Social, cualquiera que fuera su puntaje.
Aprovecho esta oportunidad para señalar que sigue habiendo muchos reclamos con relación a ese instrumento. Yo sé que el Gobierno está proponiendo cambios, mayor rigor, en fin. Pero la verdad es que todos en nuestras Regiones recibimos quejas de la gente por la aplicación arbitraria o el resultado final de la encuesta. Y ello es muy grave, porque si las personas no consiguen la calificación necesaria, quedan impedidas de acceder a los subsidios que se entregan, que pueden ser muy importantes, como los que se otorgan en los casos del agua y la luz.
Es un asunto no bien resuelto todavía y que se viene arrastrando desde hace tiempo. Y ya es hora de que se tome muy en serio -está el Ministro presente en la Sala- lo relativo a la Ficha de Protección Social.
Tampoco puedo dejar de mencionar que, si bien estoy de acuerdo con este bono, creo que debe relacionarse con una cuestión de fondo, que tendremos oportunidad de discutir cuando nos aboquemos al ingreso mínimo, respecto del cual espero que logremos consensuar una cantidad que sea decente.
Ya sabemos de antemano lo que se nos va a argumentar: la crisis mundial. Claramente, estamos viviendo un momento de crisis. La situación europea es muy compleja. Pero -lo planteo una vez más- ¿hasta cuándo hacemos pagar a la gente de menos recursos, a nuestros trabajadores, una situación que obviamente ellos no generaron, sino que fue provocada por las inmobiliarias, por burbujas o especulaciones financieras, por la banca? Uno se pregunta por qué siempre se recurre al mismo argumento y por qué siempre terminan pagando los que menos tienen.
Espero que cuando discutamos el salario mínimo no caigamos de nuevo en lo mismo.
Además, entiendo el malestar y la frustración que se siente cuando aparece en la prensa -el Ministro Larraín se encuentra presente en la Sala- que el Servicio de Impuestos Internos le ha condonado a Johnson's 77 mil millones de pesos en intereses y multas.
Podrá ser legal -yo no digo que no lo sea-, pero la pregunta apunta a su legitimidad. ¿Es legítimo que nos gastemos 130 millones de dólares para condonarle intereses y multas a Johnson's?
Mientras tanto, debemos acudir a este bono para tratar de darles cierta protección a las familias con menos ingresos. Estamos hablando de casi 2 millones de familias que se van a beneficiar con su otorgamiento.
Ante ello, lo menos que uno puede hacer es pedir que se revise el criterio con que se efectuó tal condonación. Porque, si fue para mantener la fuente laboral de sus trabajadores, ¡ni para un niño de pecho! ¡Francamente!
Creo que ya es hora de que en este país nos tomemos un poquito en serio a quién queremos beneficiar, quiénes son realmente el objeto primordial de nuestras políticas públicas. ¡Cómo no va a ser un contrasentido el que, por un lado, tratemos de proteger a la gente de menos recursos entregándole un bono de estas características -ya anuncié nuestro voto favorable al proyecto-, y por el otro, aparezcan noticias como la que acabo de señalar!
Por lo tanto, junto con reiterar mi inquietud por la Ficha de Protección de Social y por la condonación de 77 mil millones de pesos, deseo expresar mi deseo de contar con una política más sustantiva a la hora de discutir el monto del ingreso mínimo.
Antes de terminar, no puedo dejar de mencionar -se ha adelantado preliminarmente; así por lo menos ha trascendido en la prensa, y algo ya mencionó el Senador Quintana- que probablemente esta vez las cifras arrojen un aumento de la pobreza.
No podría dejar de manifestar lo doloroso que fue cuando el Presidente Piñera, al entregar los resultados de la Encuesta CASEN 2009, con mucho bombo anunció que, por primera vez en 20 años, había aumentado el índice de pobreza en Chile, pasando del 13 al 15 por ciento.
Pero hubo dos factores que deliberadamente se omitieron: primero, el hecho de que el trabajo en terreno se llevó a cabo durante la peor crisis económica mundial desde el año 1930, y segundo, el gran aumento en el precio de los alimentos -es lo que se plantea ahora-, que elevó el valor de la canasta básica.
Es un círculo. Ahora estamos volviendo al tema del aumento de dicha canasta, que nos obliga a dar este bono.
Entonces, hoy sí se considera ese elemento.
Y otro factor que se omitió fue el informe técnico de la CEPAL, que siempre se acompaña en estos casos, el cual desvirtuó la cifra entregada.
Termino señalando que, si lo que ha trascendido a través de la prensa es cierto, esta vez, sin que omitan factores, tendríamos que reconocer, con tristeza, que sí está aumentando la pobreza en nuestro país. Pero en la otra oportunidad -repito- se omitieron elementos. Y, a pesar de que los resultados fueron corregidos por la CEPAL, ello sirvió para afirmar que habían fracasado las políticas sociales implementadas por la Presidenta de la época.
Pues bien, espero que ahora no se diga que hubo manipulación, y que se nos dé una buena explicación de por qué está aumentado la pobreza.
He dicho.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Chahuán.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, Honorable Sala, esta intervención, básicamente, tiene por objeto justificar mi voto favorable al proyecto de ley del Gobierno del Presidente Sebastián Piñera.
Quiero aprovechar de saludar y felicitar a los Ministros Joaquín Lavín y Felipe Larraín por esta iniciativa, que busca atender a los sectores más vulnerables. Estamos hablando de sectores que han sido golpeados con dureza, fundamentalmente por el IPC, en particular en lo que dice relación con el alza de los alimentos.
Entre el 31 de marzo de 2011 e igual fecha del presente año, el Índice de Precios al Consumidor subió 3,8 por ciento, en circunstancias de que el valor de los alimentos experimentó un incremento de 10,4 por ciento durante el mismo período, mientras que la canasta básica de alimentos aumentó en 11,3 por ciento.
De ahí que esta medida del Gobierno del Presidente Piñera persigue que las buenas condiciones económicas que muestra el país -las cifras macroeconómicas, especialmente en materia de crecimiento y tasas de desempleo- permeen también a los sectores más vulnerables.
Es importante señalar que en el caso de las familias que pertenecen al 40 por ciento socioeconómicamente más vulnerable de la población, el gasto en alimentos representa el 34 por ciento del presupuesto familiar. Por tanto, un alza en ese rubro, así como en el precio del transporte público, repercute directamente en las condiciones de vida de los sectores más desprotegidos.
Por eso, aplaudo esta medida del Gobierno del Presidente Piñera, asistida por el Ministro Lavín, que busca entregar un bono de 40 mil pesos por familia -cifra que se incrementa en 7 mil 500 pesos por cada integrante menor de 18 años-, el cual se halla dirigido, fundamentalmente, a aquellas familias que se encuentren percibiendo, al 31 de marzo de 2012, la bonificación al ingreso ético familiar o que hayan tenido, a la misma fecha, uno o más beneficiarios del subsidio familiar o de las asignaciones familiar o maternal.
Resulta interesante destacar que el 80 por ciento de las familias del país cuenta con Ficha de Protección Social, ya que, al no establecer tope el Gobierno respecto del puntaje para obtener los beneficios, al final el bono será recibido por alrededor de 1 millón 900 mil familias. Estamos hablando de cerca de 2 millones 700 mil menores.
Felicito una vez más al Gobierno del Presidente Piñera, pues justamente se trata de atender, a través de este bono solidario de alimentación, las necesidades de los sectores más vulnerables, que se han visto afectados por el "IPC de los pobres", donde un alza en el precio de los alimentos y del transporte público resulta muy incidente.
Adicionalmente, me voy a referir a la intervención de la Senadora Allende.
En mi caso, la visión respecto de las cifras que va a arrojar la encuesta CASEN es distinta. Creo que por primera vez vamos a revertir el incremento de las brechas que hoy existen en nuestro país entre los que tienen más y los que tienen menos. Y tal disminución -que seguramente se verá reflejada en el mencionado instrumento- no solo dice relación a que se ha abierto una sociedad de oportunidades, donde la baja considerable en las cifras de desempleo demuestra que es un elemento determinante para que las familias puedan abandonar su condición de pobreza, sino, además, a que el Gobierno del Presidente Piñera se ha hecho cargo de los factores más gravitantes que afectan el presupuesto de los sectores más vulnerables.
Estamos hablando, en primer lugar, del subsidio al transporte público. Acá, un proyecto de ley de la actual Administración busca establecer una subvención permanente no solo para el Transantiago, sino también para el servicio que se brinda en Regiones.
Pero, asimismo, se ha preocupado del sostenido mayor precio experimentado en los alimentos. Por primera vez en siete meses, en mayo se quebró dicha tendencia. Por lo tanto, hemos visto que hay un buen manejo macroeconómico, lo que ha permitido detener las alzas de los últimos tiempos, situación que afecta a la gente más modesta.
Por lo anterior, quiero destacar el esfuerzo y empuje del Gobierno del Presidente Piñera, y felicitar a los Ministros señores Larraín y Lavín por la presente iniciativa.
Por supuesto que vamos a votar a favor del proyecto.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Letelier.
No se encuentra en la Sala.
Tiene la palabra el Honorable señor Espina.


El señor ESPINA.- Señor Presidente, quiero hacer dos reflexiones políticas en relación con el proyecto de ley que nos ocupa.
En primer lugar, me alegra la situación actual de Chile cuando observo lo que está ocurriendo, a esta misma hora probablemente, en países como España, cuyos Gobiernos, hasta hace un tiempo, eran alabados y visitados por haber obtenido un gran desarrollo para su población.
Y me contenta, sobre todo, que familias humildes reciban el bono de alimentación de 40 mil pesos, más 7 mil 500 por hijo -lo que llegará a 1 millón 900 mil familias y a 2 millones 700 mil menores-, pero también el hecho de que Chile y el Gobierno lo puedan realizar.
Porque ocurre que en Europa, en este momento, se están bajando las remuneraciones a los funcionarios públicos, recortándoles los recursos a las universidades y a otros establecimientos educacionales y pidiéndole a Alemania, que los rescate. Y son países que fueron gobernados por la Izquierda y que, en definitiva, con sus políticas irresponsables, muchas veces asistencialistas, generaron crisis económicas profundas, más allá de que comparto lo dicho por una señora Senadora en el sentido de que seguramente una gran especulación en el sector de la vivienda también contribuyó al fracaso.
Pero considero muy importante que en Chile se tome conciencia de la diferencia que hay entre vivir en un país que crea 700 mil puestos de trabajo -la mejor política social que existe- y naciones que hoy tienen 25, 30, 40 por ciento de cesantes; y que posibilita 100 mil emprendedores nuevos en dos años, pequeñas pymes, contra otros que destruyen empleos todos los días y aumentan la desocupación.
Por lo tanto, señor Presidente, felicito al Gobierno, porque demuestra una gran sensibilidad social frente a las familias más humildes, y congratulo especialmente al Ministro señor Lavín.
Cuando un Gobierno es capaz de mezclar los incentivos económicos y los estímulos para salir adelante, generar empleos, sacar el Ingreso Ético Familiar, tener mayor número de emprendedores, disminuir considerablemente los impuestos a las pymes (con la reforma tributaria, aquellas que alcancen menos de mil millones de pesos de ventas al año no pagarán impuesto de primera categoría, lo cual no se había hecho en décadas), todo lo que me alegra por Chile y su Gobierno, pero, sobre todo, por la gente.
Es bueno refrescar la memoria para darnos cuenta de la realidad que vivimos frente a la de países que impusieron un asistencialismo exagerado y estados de bienestar, y terminaron en la ruina.
Asimismo, quiero felicitar a nuestros adversarios políticos que ayudaron en el presente proyecto. Y lo hago con toda hidalguía. Escuché al Honorable señor Andrés Zaldívar, quien ha hecho observaciones muy legítimas.
Y lo digo especialmente en un día como hoy, porque no puedo dejar de mencionar -el Senado es una Cámara de análisis político- que el Presidente del PPD ha resuelto, con su actitud, impedir llevar adelante una política de entendimientos y de acuerdos en materia legislativa que son buenos para todos los chilenos.
El señor PROKURICA.- ¡Hay que aplaudirlo...!
El señor ESPINA.- Y ahí radica la diferencia de cómo se construye un país, señor Presidente.
Porque yo podré tener muchas diferencias políticas con el señor Presidente del Senado -probablemente, muchos encontrones-, pero la voluntad y el ánimo de llevar adelante entendimientos en materias de salud, tributarias, de educación, bienvenidos sean.
Y esa oposición prestigia a la política.
Pero las actuaciones del Presidente del PPD, recién electo, al señalar que con el Gobierno no quiere tener vínculo, trato ni relación alguna, porque considera que su rol es oponerse tajantemente a lo que hace el Ejecutivo, desprestigian la política y nos llevan a contar con un país donde muchos proyectos de ley, que podrían sacarse en forma rápida, se estancan.
Quiero terminar señalando que valoro lo hecho por los parlamentarios de la Concertación que contribuyen a enriquecer las iniciativas legales -lo que no significa que no mantengamos diferencias-, y rechazo la actitud de obstrucción y de negación al diálogo, a los acuerdos, cosa contraria a lo que prestigió al Congreso a contar del año 90, con Senadores de Gobierno y Oposición -a muchos de los cuales les hemos rendido, incluso, homenaje porque han fallecido-, que permitieron construir un país muy distinto a aquel de las divisiones que existía hasta antes de esa fecha.
Voto a favor.
El señor ESCALONA (Presidente).- Ha solicitado la palabra el Ministro señor Lavín. Pero solo puede hacer uso de ella -ya que estamos en votación- para rectificar algún concepto.
¡De manera que si quiere rectificar los dichos del Senador señor Espina se la puedo conceder...!
El señor PROKURICA.- ¿Quiere rectificar al Senador señor Espina?
El señor ESCALONA (Presidente).- ¿No? Muy bien. Es muy prudente el señor Ministro.
Tiene la palabra el Senador señor Letelier.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, antes de referirme al proyecto en análisis, solo quiero recordar que alguien usó el concepto de "camorra", el que fue poco afortunado. Y me encantaría escuchar aquí que se reconoce aquello. Porque uno tiene que predicar y también practicar.
Soy de aquellos que creen que, por lo menos, el diálogo es parte intrínseca de nuestro trabajo y de nuestra responsabilidad republicana. Dentro del marco de la legítima diferencia, nunca debemos permitir que se deteriore, más allá de las pasiones, el respeto entre nosotros. Y que tratemos de evitar los calificativos que, a veces, el ímpetu genera.
Señor Presidente, sobre el proyecto de ley en análisis, debo decir que soy partidario de que el país tenga un instrumento permanente de bonificación, para cerrar las brechas de desigualdad existentes.
La herramienta de redistribución debería ser constante hasta lograr los coeficientes de Gini y otros parámetros objetivos. No me gustan los bonos que aparecen y desaparecen.
Esa es mi única crítica de fondo a este tipo de estructuración. Los arbolitos de Pascua que armamos, a veces, con Chile Solidario 2.0, el llamado "ingreso ético" y este bono de alimentos. Me molesta el nombre -debo reconocerlo-, por ser poco afortunado.
Pero, independiente de eso, soy partidario de un instrumento de redistribución del ingreso. Y son varias las formas de hacerlo. Una consiste en fortalecer el mundo del trabajo; otra es a través de las políticas fiscales, entre ellas, la tributaria. Y también tenemos el bono que nos ocupa, que constituye, sin duda, un mecanismo concreto de reasignación de recursos.
Me asisten dos preocupaciones -más allá del nombre- respecto del proyecto en análisis. Insisto: me gustaría que fuera un tipo de instrumento permanente.
En primer lugar, me parece un error exigir la Ficha de Protección Social como parámetro. Si vamos a incluir a todas las personas con cargas familiares o que reciben asignación familiar, ese debería ser el parámetro. Al incluir el de la Ficha de Protección Social, se dejará fuera a gente de la clase media emergente que necesita el bono pero que nunca ha sacado dicha ficha. Probablemente, en la Región que represento, producto del terremoto, más gente lo hizo. Pero en otras zonas quizás no.
Estimo que se incurre en un error conceptual en ese punto. En nada ayuda a la focalización la Ficha de Protección Social. Constituye simplemente una barrera de entrada. Reitero: en nada permite focalizar. Y desafío a que se nos demuestre eso. El recibir asignación familiar debe ser el parámetro: percibir ingresos de 480 mil pesos hacia abajo, con carga familiar.
En segundo término, se deja fuera a adultos discapacitados, quienes, pese a encontrarse en niveles de pobreza, no reciben SUF ni asignación familiar, porque son solos o no pertenecen al grupo de adultos mayores. Pienso que con eso se está haciendo un ahorro que no corresponde. Se trata de un público objetivo, de un conjunto de familias de esfuerzo y de clase media emergente, pero quedan marginados por los parámetros que se consideran.
A lo menos en los dos puntos mencionados tengo una crítica conceptual hacia el proyecto. Porque estimo que con ese ahorro hacemos mucho daño y que es poco lo que se economiza en términos prácticos.
Respecto al instrumento, no cabe duda de que la mejor forma de ayudar a las familias es mejorando sus ingresos.
Llevaremos adelante el debate acerca del sueldo mínimo, de los ingresos que debe recibir un trabajador, una familia de trabajo. Y sin duda esa discusión resulta más sustantiva que este bono, que ayuda a redistribuir, pero siempre es mejor hacerlo a través de mejores ingresos permanentes para las familias. En eso, en mi opinión, hay una tremenda tarea pendiente.
Y me gustaría que en las bancas de enfrente -sobre todo en el Ejecutivo- no se vaya por el anuncio de flexibilización laboral. Para algunos de nosotros el principal instrumento para cerrar las brechas y enfrentar el alza de alimentos lo constituyen los ingresos permanentes. Pero ha trascendido que el Gobierno -no manda la iniciativa aún-, quiere un proyecto destinado a que frente a situaciones económicas complejas, el ajuste se realice por el lado del mundo del trabajo y por la flexibilidad de los sueldos. Y, cuando advierto esto, considero que la política de bonos planteada por el Ejecutivo es, por cierto, distinta conceptualmente a lo que la Concertación ha sostenido. Nosotros somos partidarios de una política de protección social de redistribución más permanente. Y es diferente también, porque aquí se plantea una bonificación, pero se precariza el trabajo en situaciones delicadas, y creo que eso es un tema complejo.
Voto a favor.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro. No se encuentra en la Sala.
Ofrezco la palabra al Senador señor Rossi.


El señor ROSSI.- Señor Presidente, ante todo, deseo señalar que me parecen tremendamente injustas las expresiones del Senador señor Espina respecto del Honorable señor Quintana.
El señor PROKURICA.- Injusto pero verdadero.
El señor ROSSI.- Porque no considero sano utilizar de esa manera declaraciones vertidas por miembros de la coalición contraria, más aún cuando se está hablando justamente de avanzar en ciertos acuerdos, como me parece que era el espíritu inicial del planteamiento del Senador Espina. De hecho, creo que la Comisión de Educación avanzó mucho, pese a la demora del Gobierno en enviar los proyectos, durante la Presidencia del Senador Quintana.
En cuanto a la iniciativa que nos ocupa -creo que todo el mundo ya lo ha mencionado-, estimo positivo que el universo de beneficiarios se determine mediante la Ficha de Protección Social, porque se trata de un elemento que evita discrecionalidad y falta de objetividad o parcialidad que muchas veces se da respecto de la entrega de estos beneficios. Hoy en día la gente que posee tal Ficha sabe que le llegará este bono. En consecuencia, desde ese punto de vista, estimo que es un buen mecanismo.
Otro aspecto importante -lo manifestó el Senador Andrés Zaldívar- radica en que hubiese querido incluir también a los mayores de 18 años y menores de 24 que estudian, pues son cargas.
Sin embargo, en general, considero que nos encontramos ante un buen proyecto.
Los bonos nunca van a ser parte de una política pública permanente. Estos responden a una coyuntura determinada. Aquí ocurrió algo que no había sucedido antes. En otras ocasiones hemos visto que los alimentos tienden a bajar. Desde 2009, 2008 y poco antes, estos empezaron a subir y a subir. Y el IPC en los alimentos -que golpea con fuerza a quienes poseen menos capacidad de ahorro- evidentemente ha hecho que gente que se encontraba en situación de pobreza pasara a la extrema pobreza, o que quienes no estaban en situación de pobreza pasaran a dicho estado. Y esto sucede especialmente en Regiones como la que represento, en donde hay que indexar el flete. El incremento de este ítem se relaciona con el aumento del costo de los combustibles. Muchas veces, por el valor del flete, el precio de los alimentos se encuentra condicionado hasta en 20 o 30 por ciento. Entonces, ha habido un impacto muy importante en la capacidad adquisitiva de las familias de más escasos recursos y de clase media producto del incremento del IPC en los alimentos.
Y de alguna manera esta es una variable que permite llegar con este proyecto a quienes queremos.
Ahora bien, como mencioné, lo propuesto no es parte de una política pública permanente. Por lo tanto, lo analizo en su contexto y en su mérito. Hoy día se justifica. Evidentemente, uno no desea un festival de bonos bajo ningún Gobierno.
Y, sinceramente, tenemos que hacer un esfuerzo. El Senador Chahuán está muy optimista respecto de algunos indicadores de redistribución que vienen en la próxima encuesta. Yo soy más bien pesimista. Creo que en Chile la desigualdad se va profundizando. Y lamentablemente quizás nos estamos farreando una oportunidad hoy día con la discusión de la reforma tributaria del Gobierno, en orden a dotarla de un criterio redistributivo. Tengo en mi poder los datos del impacto redistributivo de los distintos gravámenes. Y después de los impuestos el índice de Gini es peor que antes de ellos. O sea, en Chile hay más igualdad antes que después de los impuestos. O, dicho de otra manera, después de ellos, nuestro país es más desigual.
Entonces, algo está pasando.
Como se ha dicho, hay que analizar el IVA, que es tremendamente regresivo. En algunas propuestas se plantea una modificación de tal tributo. Hay que revisar lo relativo al impuesto a la renta y a otras gabelas. Con ello tendremos una herramienta que nos permitiría avanzar hacia la construcción de una sociedad más igualitaria. Porque el principal problema de Chile no es la pobreza, sino la tremenda desigualdad, que genera una gran irritación, una crisis finalmente de la institucionalidad, porque la ciudadanía ve que la clase política, el Gobierno, el Estado en su conjunto, no son capaces de avanzar en mejorar las condiciones de las distintas familias.
Por otro lado, resulta fundamental progresar en una reforma educacional, si queremos políticas públicas permanentes.
En esa materia le cabe más responsabilidad al Gobierno, que es el que ha de impulsar la agenda de cambio. Y aprovecho esta ocasión -muchos no han hablado solo del proyecto- para plantear una preocupación que ya manifesté al Ministro de Hacienda en una conversación. Se ha anunciado mucho el proyecto sobre fortalecimiento de la educación pública. En la actualidad, la matrícula de la educación pública está bajando del 30 por ciento, y en algunas comunas, del 25 e, incluso, del 20 por ciento. Y todos los años, sobre todo cuando hay movilizaciones sociales, decimos que tenemos que abordar este tema, pero al final no lo hacemos.
En materia laboral, lo mismo.
¿Cómo se consiguen mayores condiciones de igualdad? Con una reforma tributaria, con una reforma educacional y con una reforma laboral.
Sin embargo, el Gobierno envía un proyecto de ley que permite bajar el sueldo en situación de crisis; o sea, se precariza más el empleo. Por tanto, creo que tal señal es bastante inadecuada.
Con todo, aprobaremos la iniciativa que nos ocupa, porque el bono propuesto -insisto- se justifica.
Y reitero que un bono jamás podrá ser parte de una política social permanente, por razones bastante obvias. Algunas ya las he entregado.
He dicho.
El señor ESCALONA (Presidente).- El Senador señor Navarro le cede la preferencia para intervenir al Honorable señor Ruiz-Esquide, ¡ya que nos hemos informado por Twitter que hay mucha expectativa en su intervención...!
Tiene la palabra, Su Señoría.
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Su sentido del humor me honra, señor Presidente.
¡Pero la verdad es que no hay nada que cederme porque yo había pedido lo mío...!
El señor ESCALONA (Presidente).- Señor Senador, me refiero al orden para el uso de la palabra, no al derecho a intervenir, pues efectivamente le corresponde.


El señor RUIZ-ESQUIDE.- Señor Presidente, estimados colegas, voy a aprobar la iniciativa. Sería absurdo no hacerlo cuando gran cantidad de personas espera este bono de 40 mil pesos.
Sin embargo, quiero dejar constancia en el Senado de mi pensamiento más de largo plazo en materia de economía, aunque no soy especialista ni mucho menos.
Siempre he sido contrario a los bonos -¡siempre!-, tanto cuando los dimos nosotros como Concertación como cuando lo hicieron otros Gobiernos en los que fui de Oposición.
La entrega de tal beneficio es percibida por la gente que lo recibe como una suerte de caridad muy hermosa, y quien lo otorga adquiere para aquella un sentimiento y un sentido de prioridad, y de amor, y, además, de sujeción.
Ese es el punto central.
En el contexto político, cabe considerar no solo el bono que se da, sino también este en comparación a otras cosas, a otros acuerdos, a otros impuestos, a otras formas de redistribución de la riqueza. La política que lleva a cabo el Gobierno en ese ámbito no es la adecuada, aunque reconocemos muchas iniciativas buenas. No se pueden negar. De hecho, el Ministro de Hacienda me señaló que mañana su Cartera hará observaciones relativas a la política de bancos. Y me alegraría mucho conocerlas.
En todo caso, señor Presidente, en tres minutos no es posible hacer una argumentación muy larga sobre la materia. Y no me refiero a lo que ha sucedido o no al interior de la Concertación. Eso es otro cantar.
¿Cómo toma la persona beneficiada el otorgamiento de este bono de 40 mil pesos? ¿Le cambia la vida? ¿Frente a ello, acaso no se siente frustrada y golpeada cuando a una empresa se le condonan impuestos o se le concede una rebaja tributaria, que equivale prácticamente a la mitad del costo de dicha bonificación, según han dicho los Ministros en conversaciones que hemos sostenido?
¿Qué pasa cuando la gente se da cuenta de que la diferencia de ingresos en nuestro país es tan extraordinariamente grande que no se condice con repartir un bono de 40 mil pesos? Alguien me dirá: "Claro, porque usted no lo recibe y no lo necesita". Es cierto. ¡Pero sabemos lo que piensan las personas! ¡Porque los parlamentarios de la Oposición no andamos en la luna!
Y la verdad no es exclusiva del Gobierno como para que algunos de sus parlamentarios se refieran a nosotros con tanta fuerza y de modo grosero. Lo señalo con franqueza. En tal juicio no incluyo a los Ministros porque, al menos a los que están en la Sala, no los he escuchado hablar de nosotros de esa manera.
El señor PROKURICA.- ¿Está seguro...?
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Sí, Su Señoría. Pero parlamentarios sí lo han hecho, y algunos son de su Partido.
El señor PROKURICA.- No lo creo.
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Entonces, señor Presidente, esta no es una política que me vuelva loco ni me satisfaga. Más aún, me parece que hay otros mecanismos por los cuales se puede hacer algo por la revalorización de las personas que nada tienen.
¡La caridad, sí; pero después de que haya justicia! Y ello no es posible con las diferencias tan inmensas que existen. Aquí siempre se habla de los deciles o de los quintiles. ¿Por qué no tomamos como parámetro el rango entre quien gana más y quien gana menos en Chile? Se van a encontrar con una cifra que -le agradecería al Ministro de Hacienda que me ayude en este punto-, de acuerdo a los datos entregados por el Banco Central, Impuestos Internos, etcétera, es de uno a 2 mil años.
En tales condiciones, sería torpe no entregar un bono como el propuesto por el Gobierno. Pero no hagamos de su otorgamiento una especie de epifanía en materia económica, porque, francamente, no lo es.
Me gustaría que hubiera políticas que cambiaran de verdad la situación actual. Se dice: "Ahora tenemos mucho dinero". ¡Claro! ¡Si el Gobierno anterior dejó 18 mil millones de dólares! Alguien preguntará: "¿Para qué se reservaron tantos recursos?". Pues, para financiar medidas más ambiciosas. Pero ellas no se llevan a cabo.
Por eso reclamo.
El señor ESCALONA (Presidente).- De acuerdo al artículo 114 del Reglamento, el Honorable señor Quintana ha solicitado hacer uso de la palabra para ejercer el derecho de vindicación.
El señor PROKURICA.- Señor Presidente, un asunto reglamentario.
El señor ESCALONA (Presidente).- Luego veremos el tema de Reglamento.
Tiene la palabra el Senador señor Quintana.


El señor QUINTANA.- Gracias, señor Presidente.
El artículo 114 del Reglamento es muy claro. Tengo derecho a vindicarme.
He sido aludido por el Senador Espina en un debate que no guarda mucha relación con lo que ocurre en el ámbito político. La presente discusión se refiere a una materia de carácter social.
Quiero reiterar -todavía no figura en las pantallas la votación- que me pronuncié a favor de este proyecto, porque es bueno para Chile, al igual como lo he hecho en un sinnúmero de iniciativas beneficiosas para nuestro país que no necesitaban acuerdos previos.
Además, como Presidente del Partido Por la Democracia, debo señalar que mi colectividad respalda los acuerdos, pero los que son serios. No sé si a estos se refería el colega Espina -por su intermedio, señor Presidente- cuando aludió a otra época. Desconozco si hablaba de cuando había comisiones legislativas funcionando en el edificio Diego Portales, con algunos funcionarios que hacían las leyes en reemplazo del Congreso. O tal vez evocaba el tiempo de los Senadores designados. Entonces no había respeto por los partidos políticos.
Yo pido respeto en general. Soy muy respetuoso de las decisiones colectivas de los partidos.
Un diálogo o un acuerdo debe edificarse sobre pilares sólidos y firmes. No basta simplemente declarar: "Queremos acuerdos para Chile", por muy popular que ello parezca.
Hoy día el 80 por ciento de los chilenos quiere educación gratuita; sin embargo, "no se oye, padre". Y nadie podría señalar que, cuando ejercí la Presidencia de la Comisión de Educación, mi rol fue obstruccionista. Muy por el contrario. Tres Ministros pueden dar fe de ello, y uno de estos se encuentra presente, ahora como titular de otra Cartera.
El 80 por ciento de los chilenos hoy día dice "No a HidroAysén", y el Gobierno toma el camino de financiar la carretera eléctrica a los empresarios.
El 80 por ciento de los chilenos expresa "No al binominal". Ante ello, me gustaría saber si la base de cualquier acuerdo significará que el Ejecutivo o los parlamentarios que lo apoyan pondrán una hoja de ruta para modificar dicho sistema, como lo desea la gran mayoría de los chilenos.
Yo no estoy para el "gatopardismo", para el eufemismo, para hacer como que las cosas cambian, cuando todo sigue igual.
No fui Senador en otro tiempo. Asumí tal responsabilidad en esta época, cuando efectivamente la política se encuentra muy desconectada de la ciudadanía. Y es probable que las razones de ello sean bien distintas de las que se esgrimen.
Siento que nuestro deber es, por cierto, generar las condiciones para alcanzar acuerdos, pero acuerdos serios. No se trata de decir que vamos a avanzar para quedar, finalmente, en el punto de partida.
Me pregunto si hay voluntad de diálogo cuando la Derecha hoy se resta de apoyar la formación de una Comisión investigadora por el caso Johnson´s.
En fin, las señales, en general, son sumamente contradictorias.
Por lo tanto, sigamos avanzando con este proyecto y con los que vengan. Y cuando haya condiciones para un acuerdo que realmente beneficie a los chilenos, no a un sector en particular ni a un Gobierno específico, lo apoyaremos. No estamos en situación de crisis, de catástrofe en el país.
Eso es cuanto quiero señalar, señor Presidente. Y agradezco al colega Rossi por la referencia que hizo a mi persona.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Navarro.
El señor NAVARRO.- Gracias, señor Presidente.
El señor ESCALONA (Presidente).- Perdón, señor Senador.
El Honorable señor Prokurica había pedido intervenir para una cuestión de Reglamento.
El señor NAVARRO.- No tengo problema.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra, Su Señoría.


El señor PROKURICA.- Señor Presidente, reclamo por la forma como se ha aplicado el Reglamento.
En mi opinión, el colega Espina señaló de la actitud del Senador Quintana lo mismo, ni más ni menos, que este ha dicho en público.
El artículo 114 expresa: "Cuando la referencia dañe el buen nombre de alguna de las personas señaladas en el artículo 109...". No creo que lo manifestado haya afectado el buen nombre del aludido.
El Senador Quintana -recién elegido Presidente del PPD-, al negarse a que usted, señor Presidente, sea negociador y abra un diálogo con el Gobierno y con el resto de los parlamentarios, se hace un daño a sí mismo y al sistema democrático. En contraste, nosotros, que fuimos Oposición por mucho tiempo, planteamos la democracia de los acuerdos y apoyamos al Ejecutivo en todas las materias que beneficiaban a Chile.
En cambio, aquí hay una persona que asume la presidencia de un partido para obstruir el diálogo. Y eso me parece siempre malo.
El señor ESCALONA (Presidente).- En todo caso, el inciso segundo del artículo 114 del Reglamento es de una interpretación que debe considerarse en la reflexión sobre el punto.
El señor PROKURICA.- Así es. Léalo, señor Presidente.
El señor ESCALONA (Presidente).- Dice: "Cuando la referencia dañe el buen nombre de alguna de las personas señaladas en el artículo 109, ésta tendrá derecho a usar de la palabra con preferencia a fin de vindicarse, para lo cual dispondrá hasta de diez minutos, en cualquiera parte de la misma o de otra sesión, sea ésta ordinaria, extraordinaria o especial".
Concordará conmigo, Honorable señor Prokurica, que la redacción de esta disposición es eminentemente interpretativa.
El Senador señor Quintana estimó que se había dañado su buen nombre...
El señor PROKURICA.- ¡El daño se lo produce él mismo!
El señor ESCALONA (Presidente).-... y que tenía derecho a vindicarse.
Por eso se le permitió hacer uso del derecho establecido en la norma reglamentaria mencionada.
Tiene la palabra el Senador señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, el diálogo y los acuerdos siempre van a ser necesarios para construir democracia. Sin embargo, soy de los que piensan que la llamada "democracia de los acuerdos" se utilizó a tal límite que sus frutos beneficiaron a una sola de las partes, la que hoy día está en el Gobierno.
Demasiados acuerdos tampoco son buenos, porque a veces terminan confundiendo los proyectos. Creo que la ciudadanía, en un momento dado, también tiene que diferenciar a unos de otros.
Eso no significa que no haya diálogo.
El Senador Quintana ha planteado una crítica a la forma en que se logran los acuerdos. Siento que esto se va a resolver. Si hay voluntad de diálogo en el Gobierno, aquello se subsanará -espero- cuando haya que elaborar proyectos en conjunto.
En el que ahora nos ocupa no hubo necesidad de consenso previo. ¡Estamos todos de acuerdo! En otras materias, tenemos diferencias: por ejemplo, en lo relativo al término del sistema binominal, al voto de los chilenos en el extranjero o a las reformas constitucionales. En tales asuntos, Gobierno y Oposición estarán sometidos a prueba respecto de la capacidad de concordar.
Sin embargo, como estamos en una "monarquía presidencial", es el Ejecutivo el que "la lleva" para impulsar cualquier política de acuerdo. El resto somos súbditos y debemos someternos.
Señor Presidente, quiero pedir que la entrega de este bono no tenga ningún resabio de letra chica. Aprovecho la presencia del Ministro Mañalich para señalar que, cuando aprobamos la eliminación del descuento de 7 por ciento de cotización de salud a los pensionados, no se nos advirtió que estos iban a pasar de la categoría B a la A, de indigentes, y que, por ello, no podrían obtener bonos para ser atendidos por especialistas.
Eso sucedió. Más allá de las explicaciones del Director del FONASA, lo descrito constituyó un efecto colateral indeseado.
Es preciso evitar que este tipo de políticas, de un carácter más bien específico, afecte derechos ya establecidos, como aconteció con el término del descuento mencionado o cuando resolvimos que era necesario incentivar a las personas para que terminaran su cuarto medio, pues, luego de hacer el esfuerzo y cursarlo, perdían beneficios al subir su puntaje en la ficha social.
Esperamos que no pase algo similar con este bono, que tiende a compensar alzas ya aplicadas.
En el fondo, la gente no va a tener más plata disponible. Como se consigna en el mensaje de la iniciativa, distintos factores han incidido en el aumento de precios de los alimentos. Y toda la literatura mundial en este ámbito señala que van a seguir subiendo, por cuanto los costos de producción y de venta van a ser mayores.
Al respecto, el informe de la Comisión contiene cifras relevantes sobre cuánto han subido algunos productos de la canasta familiar al mes de abril de 2012: las papas, 55,2 por ciento; el zapallo, 37,4; las naranjas, 29,4; las manzanas, 23,9; la carne de vacuno, 12,4; la leche, 10,4; el pan, 6,8.
Para el 40 por ciento más vulnerable de los chilenos, los alimentos representan un 34 por ciento del gasto total mensual: para el primer quintil, 36,4; para el segundo, 31,8.
El bono busca compensar las alzas. ¡No es dinero adicional! Los precios subieron. Se afectó la capacidad adquisitiva de los sectores de menores ingresos.
Por lo tanto, señor Presidente, vamos a apoyar el proyecto, que -reitero- tiende a compensar el aumento de precios de los productos de primera necesidad. Así, la gente podrá mantener un adecuado nivel de alimentación.
Además, es bueno señalar que, aparte del bono, las familias beneficiarias percibirán 7.500 pesos por cada hijo menor de 18 años. Según el informe, 350.800 familias (sin hijos) obtendrán 40 mil pesos; 981 familias (con 7 hijos), 92.500 pesos; 445 familias (con 8 o más hijos), 100 mil pesos.
Esto es positivo, pero en ningún caso definitorio.
Yo aspiro a que enfrentemos el debate sobre el ingreso mínimo ético, que ha propuesto la Iglesia Católica, de 250 mil pesos mensuales.
Próximamente viene la discusión del sueldo mínimo. Y el Parlamento de nuevo estará sometido a una presión que yo considero inaceptable. Todos los sectores que ganan el salario mínimo nos van a estar mirando cuando votemos el guarismo: cuánto va a subir, a cuánto vamos a llegar.
¿Otorgar este bono significa que el ingreso mínimo va a tener un incremento de 3 o 5 por ciento?
Señor Presidente, aprovecho la presencia del Ministro de Hacienda, señor Felipe Larraín, quien será parte de aquel debate, para manifestar que los esfuerzos debieran haberse concentrado no en el otorgamiento del bono de 40 mil pesos, sino en mejorar el salario mínimo.
En todo caso, como al Ejecutivo es al que le corresponde fijar dicho aumento, todos los años tenemos solo dos opciones para votar: aprobarlo o rebajarlo. Porque, si lo rechazamos, la gente se queda sin ningún tipo de reajuste durante un año.
Pero la discusión sobre el ridículo incremento, que a veces ha significado un alza de 500 pesos...
El señor ESCALONA (Presidente).- Concluyó su tiempo, señor Senador.
Le otorgaré un minuto adicional para que termine.
El señor NAVARRO.- Solo quiero agregar que se avecina un debate muy importante. Espero que lo abordemos con altura de miras, pese a las conocidas limitaciones del Parlamento en esa materia. Ojalá en tal ocasión tengamos la puntería mucho más alta, para que este bono de 40 mil pesos se considere un aporte separado.
Confío en que el Gobierno lo distribuirá de manera efectiva, con las salvedades que he hecho. El Ministro Lavín, que es bastante eficiente en estos temas, lo puede hacer.
Voto a favor del proyecto, señor Presidente, con la esperanza de que este beneficio sea reivindicado con un monto adecuado de sueldo mínimo. Ojalá la entrega del bono de 40 mil pesos no implique una justificación para no incrementar el salario mínimo en la cantidad que corresponde, que los trabajadores anhelan recibir en forma permanente y no como bono.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
El señor ESCALONA (Presidente).- Ha solicitado la palabra el Ministro señor Mañalich.
Le recuerdo que el uso de ella durante la votación es solo para rectificar los dichos de algún parlamentario.
Tiene la palabra.


El señor MAÑALICH (Ministro de Salud).- Señor Presidente, no puedo dejar de rectificar un gravísimo error cometido recién por el Senador Navarro al aludir a la tremenda ley que eliminó el descuento de 7 por ciento de cotización de salud a los pensionados.
Dicho cuerpo legal no tiene letra chica. Señala claramente que lo subsidiado por el Estado es la cotización de salud. Se le restituye a cada beneficiario el porcentaje correspondiente al descuento para salud. Por tanto, esta cotización se traslada al sistema asegurador que la persona tenía antes de acogerse al descuento del 7 por ciento. En consecuencia, ninguno de los beneficiarios ha cambiado de categoría en el FONASA.
Probablemente, la confusión se genera porque, como se sabe, en la ley que dio origen al pilar solidario se definió que los beneficiarios de la pensión básica solidaria no tienen derecho a asignación familiar y son indigentes. Y por lo tanto, quedan automáticamente adscritos al grupo A de Fonasa, sin posibilidad de acceder a los bonos de libre elección. Y nosotros aspiramos a corregir ese grave error de la ley promulgada en 2008.
Deseo precisar que aquí se ha incurrido en una equivocación al afirmar que, producto de la implementación de la ley que beneficia a quienes cotizaban obligadamente el 7 por ciento para salud, estos perdieron el derecho a seguir adquiriendo bonos de libre elección. Tal derecho no ha sido conculcado. Se halla explícitamente establecido en el articulado que aquel se mantiene y que las personas pueden seguir accediendo al beneficio de la libre elección de que gozaban antes de la entrada en vigencia de la ley que reduce, anula o termina con dicha cotización obligatoria.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Pérez Varela.


El señor PÉREZ VARELA.- Señor Presidente, tal como se ha expresado en el debate, el proyecto constituye una compensación al alza -más allá de lo razonable- de los alimentos. Con ello, el Gobierno del Presidente Piñera muestra claramente un sentido social, el cual está impregnado en una serie de otras iniciativas que se hallan muy lejos de la improvisación a que han hecho referencia algunos señores Senadores de la Concertación.
Por el contrario, uno aprecia en una serie de medidas de distinta naturaleza, que tocan diferentes ámbitos de la vida de cualquier ciudadano, el firme propósito de buscar los sectores más vulnerables, más pobres, más carenciados, para ayudarlos con políticas permanentes.
Entre ellas, figuran el término del descuento del 7 por ciento a que hizo mención el Ministro Mañalich; la extensión del posnatal; el financiamiento de la educación superior; el aumento de la subvención escolar; los incrementos significativos de recursos para las Regiones; las nuevas políticas en materia habitacional. Es decir, un conjunto de medidas direccionadas a ir en ayuda de las personas de más escasos recursos y de sectores medios, a fin de mejorar su calidad de vida y alejarlas de la situación de indigencia y pobreza en que se encuentran.
Por lo tanto, el proyecto de ley, que hoy día tiene un masivo respaldo en el Senado, al igual como ocurrió en la Cámara de Diputados, es lo que el propio texto menciona: una compensación. Porque el alza de los alimentos ha estado por sobre el incremento del costo de la vida, lo que se refleja en el IPC.
Y como aquí se busca que, conforme a nuestro sistema económico social, haya pleno empleo y una baja inflación, se precisa compensar a las personas de los sectores medios y más vulnerables.
Sin embargo, lo importante no es solo la decisión de compensar, sino también que el Gobierno pueda hacerlo.
¿Por qué a menos de 10 o 15 días de anunciada la medida el Estado puede -a partir del 5 de julio próximo- empezar a entregar dicho bono a más de 2 millones 700 mil personas, sin generar dificultad alguna en el Presupuesto nacional? Porque la economía y las finanzas públicas se han llevado de manera ordenada y adecuada, permitiendo que el Estado de Chile vaya en ayuda de esas familias.
Ese es el elemento fundamental que nosotros debemos valorar el día de hoy.
Uno se pregunta: ¿Cuántos Estados o Gobiernos pueden realizar ese tipo de políticas? ¿Cuántos pueden implementar el Ingreso Ético Familiar; rebajar el 7 por ciento de la cotización en salud de los pensionados; aumentar en 6 meses el posnatal; mejorar el financiamiento de la educación superior, e incrementar la subvención escolar y los fondos para las Regiones? ¿Cuántos Gobiernos en el mundo tienen la posibilidad de llevar a cabo esa tarea en beneficio de las grandes mayorías nacionales?
Esa es, a mi juicio, la valoración que, en este momento, se le debe dar a tales medidas. No hay duda de que los bonos no son políticas públicas permanentes. Y no lo pueden ser porque responden siempre a determinada coyuntura. Lo importante es que los Gobiernos tengan un manejo ordenado para que al enfrentar esa situación difícil puedan responder, de la manera más rápida posible, a los ciudadanos que verdaderamente lo requieren.
Cuando a las familias con 3 o 4 hijos se les entregue el bono solidario, se les estará compensando en forma significativa el esfuerzo que han debido hacer durante 2012 por el alza de los alimentos.
Reitero: más allá del bono mismo, valoro la capacidad del Gobierno para responder con celeridad, con prontitud, con una compensación que muchas familias están anhelando.
Por lo tanto, al votar a favor del proyecto y recibir este un respaldo mayoritario aquí, en el Senado, estamos expresando un reconocimiento a la rapidez con que un Gobierno puede ir en ayuda de sus ciudadanos.
He dicho.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Orpis.


El señor ORPIS.- Señor Presidente, si bien no iba a intervenir en el debate, al menos deseo dejar planteadas algunas reflexiones.
Evidentemente, el proyecto obedece a una coyuntura. Y frente a una de ellas, como es el descalce entre el valor de los alimentos y el del IPC, el Gobierno reacciona y crea este bono solidario, particularmente para los sectores más humildes, los cuales han observado un impacto en la canasta familiar.
Y es posible adoptar dicha medida porque, como señalaba el Senador Pérez Varela, estamos ante un país ordenado. Y no lo está recién ahora, sino desde hace mucho tiempo. Eso habla muy bien no solo de las actuales autoridades económicas, sino también de las anteriores.
En todo caso, quise intervenir dado que en el transcurso del debate me ha quedado la sensación de que en el mundo no pasa nada, de que el mundo está creciendo. Por lo tanto, las políticas públicas, los proyectos de ley y las demandas sociales se plantean como si nos halláramos en una situación normal. Y ello no es solamente producto de la discusión de hoy día, sino que muchas veces lo advierto en el ambiente.
Sin embargo, esa no es la realidad que se está viviendo, señor Presidente.
Por el contrario, pienso que como parlamentarios deberíamos tener una enorme preocupación. Deberíamos celebrar sesiones especiales con el objeto de profundizar qué está ocurriendo, de analizar el impacto que puede experimentar el país, particularmente en materia económica. Y tiene que estar preparado no solo el Gobierno, sino también el mundo político y el Estado de Chile. Porque frente a situaciones que pueden producirse -es una vorágine que va cambiando prácticamente hora a hora, día a día-, tenemos que hallarnos preparados para enfrentarlas.
Y si eso llega a suceder -ojalá no ocurra-, debemos tener la capacidad política para saber hacer frente a situaciones transitorias y superarlas como corresponde. Y eso no puede quedar ajeno al debate que estamos realizando respecto a una serie de iniciativas legales.
Simplemente llamaría a actuar con prontitud, como se ha procedido con este proyecto ante un problema coyuntural, pero también es menester ser extremadamente prudentes. Porque basta con que el precio del cobre tenga una baja sustantiva, para que la situación cambie en forma radical. Eso debemos tenerlo muy presente y asumirlo todos los sectores políticos. Y probablemente se requerirá mucho coraje político para enfrentar ese tipo de eventos. Pero hay que hacerlo a fin de evitar lo ocurrido en otros países del mundo.
Chile ha actuado con responsabilidad. Ha habido responsabilidad a nivel de Gobierno y de parlamentarios, tanto del oficialismo como de la Oposición.
En ese escenario, si llega a producirse una situación como la descrita -ojalá no ocurra-, espero que estemos a la altura de las circunstancias. Esos temas no pueden permanecer ajenos a nuestro debate.
He dicho.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Coloma.


El señor COLOMA.- Señor Presidente, si hay algo claro en estos dos años y medio de Gobierno, es la forma que nuestras autoridades han elegido para combatir la pobreza -probablemente el flagelo más grave de una sociedad-, que es muy distinta del sistema utilizado por otros países, incluso de prácticas que se habían hecho casi periódicas en Chile.
Ha sido, más bien, una lógica de velar por el crecimiento donde no lo había, de buscar crear empleo donde parecía que íbamos en el sentido inverso, de fomentar la inversión, de favorecer el emprendimiento.
O sea, aquí hay una política clara, de largo plazo en términos de ir a las causas que generan la pobreza.
Porque la pobreza es, al final -y creo que muchos lo compartimos-, el requerimiento ético más importante del servicio público. Y probablemente, por la coyuntura original, hubiera sido mucho más fácil haberla enfrentado transformando en generales normas excepcionales, como son los bonos.
Por eso, genera una cierta sorpresa a algunos el hecho de que hoy día se esté planteando, por la vía de la excepción -y ese es el mérito, a mi juicio, de la propuesta-, una política pública de esta naturaleza.
Y me gusta que estos bonos se planteen como excepcionales. No me agradaría que fueran la estrategia general. Porque creo que precisamente lo que dura, lo que ayuda en un país grande, como me imagino todos coincidimos, son los aumentos del crecimiento, del empleo, de la inversión, del emprendimiento.
Me parece bien que incluso políticas sociales que van dirigidas a la extrema pobreza, al hueso de lo que éticamente nosotros siempre debemos abordar, lleven contenida la lógica de la superación y se beneficie a la madre que busca encontrar un trabajo o se subsidie de mejor forma a un niño que cumpla determinadas metas educacionales como parte de su compromiso de cambio de vida.
Ese es el camino que debemos seguir si queremos derrotar la pobreza y que el mundo de las oportunidades nivele la cancha. Y ese es el tema de fondo.
Si hoy día lo hacemos en forma excepcional es porque estamos ante una situación excepcional. Ello constituye el mérito de esta discusión. No es porque sea la época A, B o C o porque corresponda debido a que los años pasados se hizo así o asá; es porque existe la convicción de que dada la situación económica del mundo de hoy, particularmente en lo que se refiere a los alimentos, uno tiene que hacer un gesto hacia los más pobres, pero sin perder el rumbo. Yo no sería partidario -aunque desde el punto de vista electoral probablemente sería muy grato- de vivir dando bonos. Pero sí entiendo que hay momentos de excepción, y creo que la seriedad está en tener esa visión, que nos permite ahora avanzar en esta línea.
Y eso es porque estamos en un país que puede hacerlo, como lo han dicho en forma preclara los Senadores Pérez Varela y Orpis. Son pocas las naciones que hoy día se hallan en condiciones de implementar una medida como esta. Lo que pasa es que esto hay que repetirlo más, porque da la sensación de que es como natural, como obvio. No, son muy pocos los países que pueden hacerlo. En muchas otras partes se están restringiendo los salarios. O sea, el Estado está pidiendo bonos de los particulares para poder enfrentar una crisis internacional como la actual. Y hoy día, si nosotros podemos concretar esta política, es porque no hemos desviado el camino.
Por eso me importa tanto esta reflexión de la vía excepcional, de las circunstancias que se han logrado dar y no desentenderse de la situación que hoy día está viviendo el mundo. De repente yo coincido: hay algunos parlamentarios que parecieran creer que estamos en Jauja, que no ha pasado nada y que dicen: "Bueno, esto lo vamos a hacer ahora pero esperemos cuando venga la discusión del salario mínimo, esperemos cuando venga el reajuste, que no sea piñufla", etcétera. No, si podemos trabajar y tener estos resultados, es porque hemos sido serios.
Entonces, sigamos siendo serios y no pensemos que este es un paso como una catapulta donde el entregar por el entregar va a ser la regla general.
Por eso, señor Presidente, me alegro por este bono, porque era importante y porque es excepcional.
He dicho.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor ESCALONA (Presidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (37 votos afirmativos) y, por no haberse presentado indicaciones, queda aprobado también en particular y despachado en este trámite.
Votaron las señoras Allende, Alvear, Pérez (doña Lily), Rincón y Von Baer y los señores Bianchi, Cantero, Chahuán, Coloma, Escalona, Espina, Frei (don Eduardo), García, García-Huidobro, Girardi, Gómez, Horvath, Kuschel, Lagos, Larraín (don Hernán), Larraín (don Carlos), Letelier, Muñoz Aburto, Navarro, Novoa, Orpis, Pérez Varela, Pizarro, Prokurica, Quintana, Rossi, Ruiz-Esquide, Sabag, Tuma, Walker (don Ignacio), Walker (don Patricio) y Zaldívar (don Andrés).
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra el señor Ministro de Hacienda.
El señor LARRAÍN (Ministro de Hacienda).- Señor Presidente, no deseo hacer rectificaciones en esta oportunidad, pero sí agradecer el apoyo que ha prestado el Senado a esta iniciativa y las expresiones -no todas- que se han vertido acá.
Gracias.
El señor ESCALONA (Presidente).- Tiene la palabra el señor Ministro de Desarrollo Social.
El señor LAVÍN (Ministro de Desarrollo Social).- Señor Presidente, quiero agradecer al Senado por la aprobación rápida de este proyecto, que es muy importante. Necesitamos once días hábiles desde el momento de la promulgación de la ley hasta que se entregue este bono, así que esperamos comenzar a pagarlo el día 5 de julio.
Muchas gracias.
El señor ESCALONA (Presidente).- A ustedes, señores Ministros.