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REGULACIÓN DE INSCRIPCIÓN AUTOMÁTICA, SERVICIO ELECTORAL Y SISTEMA DE VOTACIONES


El señor LETELIER (Vicepresidente).- Conforme a un acuerdo de Comités, corresponde ocuparse en el proyecto, en tercer trámite constitucional, sobre inscripción automática, Servicio Electoral y sistema de votaciones, con informe de las Comisiones de Gobierno, Descentralización y Regionalización y de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, unidas. La urgencia fue calificada de "discusión inmediata".
--Los antecedentes sobre el proyecto (7338-07) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En primer trámite, sesión 72ª, en 1 de diciembre de 2010.
En tercer trámite, sesión 81ª, en 14 de diciembre de 2011.
Informes de Comisión:
Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento: sesión 9ª, en 13 de abril de 2011.
Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento y de Gobierno, Descentralización y Regionalización, unidas (segundo): sesión 68ª, en 15 de noviembre de 2011.
Hacienda: sesión 68ª, en 15 de noviembre de 2011.
Gobierno, Descentralización y Regionalización y de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, unidas (tercer trámite): sesión 82ª, en 20 de diciembre de 2011.
Discusión:
Sesiones 15ª, en 4 de mayo de 2011 (queda pendiente su discusión en general); 16ª, en 10 de mayo de 2011 (se aprueba en general); 68ª, en 15 de noviembre de 2011 (se aprueba en particular).
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- El proyecto se presentó en esta Corporación, y, en el segundo trámite constitucional, la Cámara de Diputados efectuó diversas enmiendas a su texto, las cuales fueron aprobadas por la unanimidad de los miembros presentes de las Comisiones de Gobierno, Descentralización y Regionalización y de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado, unidas, salvo en lo referente a la supresión de los artículos octavo, noveno y décimo, que fue acordado por mayoría de votos.
La eliminación del artículo octavo se aprobó con los pronunciamientos favorables de los Honorables señores Orpis, Hernán Larraín, Bianchi, Kuschel y Pérez Varela, y los votos en contra de los Senadores señora Alvear y señores Sabag, Zaldívar (don Andrés) y Walker (don Patricio).
Por su parte, los artículos noveno y décimo se suprimieron con el pronunciamiento afirmativo de los Honorables señores Orpis, Hernán Larraín, Bianchi, Kuschel y Pérez Varela, y la abstención de los Senadores señora Alvear y señores Pizarro, Zaldívar (don Andrés) y Walker (don Patricio).
En caso de que la Sala acepte lo propuesto por las Comisiones unidas, las enmiendas recaídas en los artículos primero y segundo, permanentes, y 1°, 3° y 9°, transitorios, requerirán 21 votos favorables para su aprobación, por ser normas de rango orgánico constitucional.
El boletín comparado está a disposición de los señores Senadores en sus computadores.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- El proyecto se encuentra en tercer trámite constitucional.
Entiendo que, en general, existe la voluntad de despachar en una sola votación todas las enmiendas introducidas por la Cámara Baja, con excepción de la relativa al artículo octavo.
A fin de asegurar que se reúna el quórum requerido, las someteré a pronunciamiento.
En votación las modificaciones de la Cámara de Diputados, salvo la referente al artículo octavo.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Terminada la votación.
--Se aprueban (24 votos a favor y un pareo), dejándose constancia de que se reúne el quórum constitucional exigido.
Votaron las señoras Allende, Alvear, Rincón y Von Baer y los señores Bianchi, Chahuán, Coloma, Escalona, Frei (don Eduardo), García, García-Huidobro, Horvath, Larraín (don Hernán), Letelier, Muñoz Aburto, Orpis, Pérez Varela, Pizarro, Rossi, Ruiz-Esquide, Sabag, Uriarte, Walker (don Ignacio) y Walker (don Patricio).
No votó, por estar pareado, el señor Zaldívar (don Andrés).
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Gómez.
El señor GÓMEZ.- Señor Presidente, en el sistema electrónico no quedó registrada mi votación.
El señor TUMA.- Tampoco la mía.
El señor NAVARRO.- Lo mismo sucedió en mi caso, señor Presidente.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Se dejará constancia de las intenciones de voto afirmativo de los Senadores señores Gómez, Navarro y Tuma.
El asunto que ha sido objeto de discusión se refiere a los incentivos, lo cual se halla en los artículos octavo, noveno y décimo. Las modificaciones recaídas en estos últimos ya fueron votadas, de modo que solo falta pronunciarse respecto a la relativa al artículo octavo.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- En discusión la enmienda de la Cámara de Diputados al artículo octavo.
Tiene la palabra la Senadora señora Alvear.


La señora ALVEAR.- Señor Presidente, hoy en mañana, las Comisiones de Gobierno, Descentralización y Regionalización y de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, unidas, tratamos el proyecto que nos ocupa.
La verdad es que logramos un amplio consenso en la mayoría de las modificaciones introducidas por la Cámara de Diputados. Sin embargo, en el artículo octavo aprobado por el Senado se plantea, más que un incentivo, que las personas que concurran a votar tengan derecho a un descanso compensatorio, dentro de los tres meses siguientes al día de la votación, de común acuerdo con el empleador.
A mi juicio, la norma acordada originalmente por nuestra Corporación -después fue rechazada por la Cámara de Diputados- constituye un incentivo de importancia, dado que con el voto voluntario se busca fortalecer la participación de la mayor cantidad de ciudadanos en nuestro país.
Asimismo, hemos acogido con entusiasmo el compromiso del Gobierno en cuanto a concretar el voto de los chilenos en el exterior.
¿Qué nos interesa con la disposición en análisis, señor Presidente? Que más personas se motiven a sufragar.
Todos sabemos que en muchos países donde existe el voto voluntario el porcentaje de quienes concurren a las urnas es bajo. Y nosotros deseamos que, ojalá, lo haga la gran mayoría de los 5 millones de nuevos votantes que tendremos para las próximas elecciones municipales.
Por eso, nos parece relevante establecer este tipo de incentivos, porque, efectivamente, los trabajadores podrán disponer de un descanso compensatorio por el hecho de concurrir a sufragar.
Cabe recordar, señor Presidente, que en el Senado habíamos aprobado otros incentivos. Sin embargo, en aras de avanzar y despachar rápidamente esta iniciativa legal para que rija en las elecciones municipales de octubre próximo, resolvimos mantener solo el que contempla el artículo octavo.
En cuanto al argumento esgrimido en las Comisiones unidas, respecto a que esto podría retrasar la tramitación del proyecto al tener que ir al Tribunal Constitucional, debo aclarar que su texto contiene normas de carácter orgánico constitucional, por lo cual igual debe ser visto por dicho Tribunal.
En definitiva, hoy en la mañana las Comisiones unidas estudiaron las enmiendas introducidas por la Cámara de Diputados que ahora analizamos, y en caso de que se aprobara el artículo octavo en los términos en que lo acordó originalmente el Senado, sería posible constituir mañana la Comisión Mixta, y analizar su informe en la sesión ordinaria de la tarde.
Por lo tanto, no habría ningún retraso, porque su tramitación legislativa terminaría antes del 1° de febrero del 2012, con lo cual se respetaría el plazo legal requerido para que el voto voluntario rija en las próximas elecciones municipales.
He dicho.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Hernán Larraín.


El señor LARRAÍN.- Señor Presidente, en esta oportunidad no deseo entrar en la discusión de fondo de la iniciativa, porque ya la tuvimos en el primer trámite constitucional, cuando debatimos las indicaciones presentadas por un grupo de Senadores de la Concertación para incentivar a las personas, por distintos caminos, a sufragar.
En el contexto del voto voluntario, como una manera de generar entusiasmo cívico, pensando que existe poca educación, poco compromiso o que se corre un riesgo, se presentó una indicación que incorporaba tres artículos, que en su momento fueron muy discutidos y, finalmente, aprobados por mayoría en la Sala.
Sin embargo, la Cámara de Diputados los rechazó. Y quienes votaron en contra no lo hicieron necesariamente por estar en desacuerdo con su contenido, sino porque, en consideración a la necesidad de contar lo más pronto posible con la ley, prefirieron excluir aquellos aspectos que dieran motivo a discusión y que originaran ante el Tribunal Constitucional una acción que significara prolongar en forma indebida su tramitación. Ello, por cuanto esta, en razón del tiempo que la ley requiere a los efectos de su implementación, podría implicar una amenaza para su aplicación y, por lo tanto, que no tuviéramos inscripción automática en las elecciones municipales del próximo año.
Parto de la base de que, independiente de que algunos Senadores, legítimamente, no son partidarios del voto voluntario -ello ha quedado de manifiesto en el debate habido en el último tiempo-, este ya fue adoptado por el país y forma parte de nuestra Constitución. En consecuencia, no nos encontramos en el minuto adecuado para paralizar la inscripción automática, que posibilita el voto voluntario.
Además, si introducimos este tipo de incentivos, aunque sea uno solo, ya que por lo menos hemos avanzado, podremos abrir un espacio de debate en el Tribunal Constitucional que demore su decisión. Porque muchos Senadores pensamos que la iniciativa en examen es de dudosa constitucionalidad. Y si se aprueba, nos vamos a ver obligados a hacer presente una reserva de constitucionalidad, como dijimos, y a llevar la discusión pertinente ante dicho Tribunal.
Lo anterior puede prolongar el despacho del proyecto más allá de lo necesario. ¿Por qué? Porque para contar con inscripción automática el último plazo para promulgar la ley es el 1° de febrero.
En consecuencia, sin perjuicio de la legitimidad de la opinión de quienes desean establecer este y otros incentivos, solicito que no los incorporemos en la iniciativa que nos ocupa, para evitar el correspondiente debate en el Tribunal Constitucional que pondría en riesgo la promulgación de la ley en tiempo.
El Gobierno ha sido requerido no solo respecto al proyecto sobre voto de los chilenos en el exterior o del de educación cívica, como recién recordaba la Senadora Alvear -quien preside nuestra Comisión de Constitución-, sino que también, a solicitud nuestra y mía en particular, ha concordado en fijarle urgencia a una eventual iniciativa de ley que pudieran presentar los autores de la indicación que dio origen a las normas en comento. De manera que, si estas no son aprobadas e incorporadas en el texto y, por ende, se evita la formación de una Comisión Mixta, igual habrá tiempo para tratar y aprobar dicho proyecto, de ser esa la voluntad del Congreso, antes de la elección municipal.
Pero ello tiene un timing distinto. Y nosotros no queremos poner en riesgo la iniciativa de inscripción automática. De ahí que, más allá de entrar a la discusión de fondo, lo que realmente deseamos, a fin de asegurar este compromiso de que el Senado ha dado testimonio, es que no se aprueben las disposiciones mencionadas, no por las observaciones que algunos pudieran formular, sino por un sentido práctico.
Y ya que se plantea realizar esa discusión, ¡hagámosla con tiempo! Si esa normativa la despachamos en agosto o en septiembre del próximo año, podrá entrar a regir en las elecciones de octubre. Pero, si ahora ponemos en riesgo la inscripción automática por sacar adelante una disposición tendiente a concretar la idea que con legítimo derecho plantean algunos Senadores, nos vamos a arrepentir para siempre.
Entonces, por una razón estrictamente práctica y habida cuenta del compromiso del Gobierno de que una vez presentada esa iniciativa de ley le pondrá urgencia, lo que significará su despacho en 2, 3 o 4 meses -incluida la discusión sobre su constitucionalidad, si la hubiere-, estimo que hay suficientes garantías para quienes deseen insistir en ella.
Por consiguiente, anuncio que voy a apoyar la propuesta de las Comisiones unidas.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Pérez Varela.


El señor PÉREZ VARELA.- Señor Presidente, está llegando a su fin la tramitación de un proyecto relevante para nuestra vida democrática, pues implica incorporar a alrededor de 5 millones de personas al padrón electoral y, al mismo tiempo, rejuvenecerlo, ya que, según las cifras que tengo en mi poder, más de 4 millones de esos nuevos electores tienen entre 18 y 34 años de edad.
Por lo tanto, estamos dando un paso significativo para mejorar nuestra democracia, para hacerla más participativa y extraordinariamente inclusiva.
Lo anterior nos debe llevar a pensar, con bastante prudencia y profundidad, qué debemos hacer para lograr una mayor participación de la ciudadanía, teniendo presente que la inscripción automática va unida al voto voluntario.
Por eso, más allá de los motivos prácticos esgrimidos por el Senador Larraín -que comparto-, creo que en el Congreso tenemos que analizar, con mucho mayor capacidad de reflexión, qué hacer para mejorar la participación de los ciudadanos. Y, a lo mejor, en ese debate encontramos esta u otras medidas sobre las cuales sea menester legislar.
Ya se ha hablado, en la discusión al interior de las Comisiones unidas y aquí en la Sala, de la educación cívica. Y cuando se aprobó la última parte del proyecto, el Gobierno se comprometió a mandar como iniciativa legislativa un trabajo que se ha venido desarrollando con los distintos actores políticos y con especialistas en la materia.
Pero pueden surgir muchas otras cosas.
El mecanismo de otorgar un descanso compensatorio a quienes sufraguen ¿es un verdadero incentivo?
El trabajador que, en uso de la estructura jurídica del voto voluntario, no ejerza su derecho a sufragio y, por tanto, no tenga un sistema compensatorio, ¿no se va a sentir discriminado?
Y con relación a las proposiciones en orden a que quienes voten tengan derecho preferente, en caso de igualdad de condiciones, a obtener becas o a acceder a un cargo público, las personas que, conforme a la institucionalidad, decidan no votar -cosa que les estamos permitiendo al caminar hacia la voluntariedad- ¿no se van a sentir discriminadas?
Por ende, más allá de las razones prácticas mencionadas, nosotros, a partir de la aprobación de este proyecto; a partir de incorporar a casi 5 millones de electores al padrón electoral; a partir del rejuvenecimiento de este, deberemos ver con calma, con profundidad, con capacidad reflexiva, qué medidas reales tendremos que tomar para que los chilenos y las chilenas, y en especial los jóvenes, se sientan motivados a participar efectivamente en nuestros procesos electorales.
Estimo que ese aspecto no se agota con una medida en particular; no se agota con una proposición fruto del debate de este proyecto que, en verdad, ha sido importante y fecundo.
Pienso que la Cámara de Diputados resolvió adecuadamente el punto rechazando los artículos introducidos por el Senado. Pero se abre la posibilidad de que de aquí a septiembre podamos estudiar qué otras medidas es factible utilizar para que la estructura legal que rige la materia incentive a los chilenos y las chilenas a concurrir a los distintos centros de votación.
Un mero descanso compensatorio puede generar problemas de discriminación y no cumplir en forma apropiada con el objetivo de estimular a votar, que es lo que les interesa a los autores de la respectiva indicación que, bienintencionadamente, formularon aquí en el Senado.
Por los motivos expuestos, señor Presidente, llamo a la Sala a aprobar el texto despachado por la Cámara de Diputados y a trabajar, desde hoy hasta el mes de septiembre, por una legislación más completa, más compacta, más sistemática, que permita incentivar la participación ciudadana en los actos electorales.
He dicho.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Ministro Secretario General de la Presidencia.


El señor LARROULET (Ministro Secretario General de la Presidencia).- Señor Presidente, estamos culminando un proceso de trabajo donde el Honorable Senado ha cumplido un rol muy importante con relación al proyecto en debate, el cual permite, finalmente, la inscripción automática y, por tanto, la incorporación de aproximadamente 4,5 millones de chilenos al padrón electoral.
Además, esta iniciativa legal consagra muchas innovaciones en el sistema electoral. Por ejemplo, crea el Consejo Directivo del Servicio Electoral que estará integrado por cinco miembros propuestos por el Presidente de la República, previa aprobación de los tres quintos de los miembros en ejercicio del Senado, con lo cual también avanzamos hacia una modernización de la institucionalidad electoral del país.
Es muy importante -y en ello se ha centrado el esfuerzo del Ejecutivo y del Congreso Nacional- que esta ley rija para las elecciones municipales de alcaldes y concejales que se celebrarán en octubre del 2012, por lo cual su urgencia fue calificada de "discusión inmediata" durante el último tiempo, a fin de cumplir los plazos correspondientes.
De acuerdo a los tiempos necesarios para asegurarnos el buen funcionamiento de la inscripción automática -como se dijo durante el debate en esta Sala hace más o menos un mes y medio-, la ley respectiva debe publicarse el 1º de febrero del próximo año. A esa fecha estaremos cumpliendo con lo que el texto de esta iniciativa señala: se requieren 270 días para garantizar el buen funcionamiento del importante logro que el país está alcanzando, a través de los distintos pasos que dará el Servicio Electoral.
Quiero comentar que el 70 por ciento de los países de la OCDE tiene un mecanismo de inscripción automática y 82 por ciento de ellos cuenta con un sistema de voto voluntario. Y si uno analiza los últimos cincuenta años de vida electoral de esas naciones, podrá concluir que los niveles de participación de la ciudadanía son claramente superiores a los que nosotros mostramos hoy.
El padrón electoral -como todos sabemos- se ha envejecido. En la actualidad, solo 9 por ciento de la población joven se halla inscrita en los registros electorales, mientras que a principios de los 90 llegábamos a 36 por ciento.
En suma, el proyecto que nos ocupa significa un avance sustancial en lo que a todos nos convoca: el perfeccionamiento de la participación, el respaldo y el respeto por nuestras instituciones democráticas.
Sin embargo, como ya se planteó en este Hemiciclo, se han formulado varias inquietudes sobre distintos aspectos que se relacionan con el impacto que esta iniciativa puede tener en la participación ciudadana.
Por ello, dada su acción en los debates de este proyecto, el Ejecutivo hoy día quiere manifestar su preocupación, al igual como lo señaló en la reunión de las Comisiones unidas celebrada hoy en la mañana, en el sentido de que si bien creemos que el proyecto avanza sin duda alguna en la inscripción automática y comparte el resultado y el efecto que genera la reforma constitucional aprobada en el Gobierno de la entonces Presidenta Michelle Bachelet, cuya consecuencia fue consagrar el voto voluntario, también debemos progresar en ámbitos vinculados a la participación y a las salvaguardias que apunten en esa dirección.
Por eso, debo puntualizar expresamente que acogimos los planteamientos expresados en el Senado, en especial una indicación presentada en su momento por los Senadores señores Gómez, Walker (don Patricio) y Quintana, y las observaciones de otros miembros de las Comisiones de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento y de Gobierno, Descentralización y Regionalización, en orden a introducir un cambio a la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza.
Si se lee el artículo 29 de dicho cuerpo legal, podremos concordar en que claramente resulta insuficiente desde el punto de vista de lo que necesitamos en materia de educación cívica. Por eso, el Ejecutivo se compromete a enviar a más tardar en el mes de enero del próximo año -ya estamos ad portas de él- una indicación a ese proyecto, que nos permita avanzar en materia de educación cívica.
Asimismo, fue planteada hoy día en las Comisiones unidas la preocupación por el mal uso hecho por distintos sectores -no quiero mencionar a nadie en particular- de la influencia en el electorado respecto de su decisión voluntaria y secreta en el voto. Por ello, el Ejecutivo está abierto a considerar un aumento en las sanciones de aquellas prácticas.
Y, por último -como indicó el Senador señor Hernán Larraín-, también estamos dispuestos a estudiar nuevas propuestas que en esta línea se puedan realizar para que el Gobierno dé las prioridades correspondientes, con el objeto de que se puedan trabajar en el Congreso y, de esa manera, seguir perfeccionando nuestra institucionalidad.
No obstante, debo subrayar -en este aspecto quiero ser muy transparente y honesto- que para que la ley en proyecto se aplique en las próximas elecciones municipales requiere ser publicada -como dije- el 1º de febrero del 2012.
Debo informar asimismo que esta iniciativa legal se encuentra acompañada de otra muy transcendente que forma parte de la agenda de reformas democráticas impulsadas por el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera: el proyecto de ley sobre primarias que probablemente estará en tabla para la sesión de mañana de la Cámara de Diputados, lo que también es la consecuencia de un amplio consenso entre todos los sectores políticos.
Queremos que las normativas de ese proyecto estén en condiciones de ser aplicables para las elecciones municipales de octubre del 2012.
En suma, llevaremos al Tribunal Constitucional a lo menos dos iniciativas legales trascendentes durante el mes de enero que deben ser aprobadas a más tardar a fines del mismo mes, con la finalidad de que puedan ser aplicables en la elección municipal de octubre del 2012.
En vista del espíritu que se registró en la Cámara de Diputados a lo largo de la tramitación de ambos proyectos y del ánimo observado en las conversaciones que sostuve con la mayoría de los Senadores presentes para que ojalá en el día de hoy podamos respaldar las modificaciones de la Cámara de Diputados, espero que concurramos inmediatamente al Tribunal Constitucional con la importante iniciativa legal que nos ocupa.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Tuma.


El señor TUMA.- Señor Presidente, no son pocos los ciudadanos que no creyeron en el avance que este proyecto ha tenido, a pesar de que estamos a treinta días o poco más de que venza el plazo en que el Congreso Nacional debe despacharlo.
Muchos creíamos que jamás vería la luz una iniciativa legal que posibilitase, sin necesidad de acudir a un registro electoral, un procedimiento de inscripción automática para que todos los ciudadanos puedan, a partir de ese reconocimiento, concurrir, sin previo trámite, a elegir a las autoridades.
Me parece muy importante el compromiso asumido por el Ministro el día de hoy en materia de enseñanza. Porque la mayor parte de los ciudadanos -los inscritos que elegían y, con mayor razón, los que no elegían- no ha tenido muy claro cuáles son las facultades de un concejal, un alcalde, un diputado, un senador, un intendente. No lo saben. Y, por tanto, es indispensable que los electores -que ahora podrán votar sin trámite alguno y en forma voluntaria- cuenten con la información debida en cuanto a quién elegir y para qué.
A veces se distorsiona el rol de los representantes populares, porque se vota por alguien creyendo en una expectativa o en un rol que no posee. Por tanto, es indispensable reponer lo que regía en el Chile republicano: las clases de educación cívica, la capacitación a los ciudadanos respecto del significado de cada una de las autoridades.
El voto voluntario quiere decir que todos los ciudadanos están en igualdad de condiciones. Y deseo corregir a quienes han señalado que iniciativas como la compensación del medio día serían subsidios o incentivos. Al respecto, es preciso comparar la situación de igualdad de oportunidades del ciudadano que por ir a votar, sacrificarse, hacer cola y esperar, va a perder medio día en que podría ir a la playa, al campo, o quedarse en su casa descansando, con la de quien prefiere no participar en la elección y descansar. Es claro que ambos no están en igualdad de condiciones. Porque alguien puede decir que no acudirá a sufragar, que va a quedarse en su casa o que va a ir a la playa.
Lo lógico es compensar, lo que no constituye incentivo, sino la justa compensación a quien sacrifica un día de descanso -normalmente las elecciones se hacen los domingos-, para concurrir a las urnas. No lo entiendo como incentivo, sino como la igualdad de oportunidades entre todos los ciudadanos para elegir, voluntariamente, si van a votar o no. Porque, de no darse una compensación a quien hace un esfuerzo para participar en los comicios, sacrificando un día de descanso, en verdad se le está poniendo una barrera.
Lo del transporte también es muy importante. Porque la situación no es la misma para aquel que está a tres o diez cuadras del lugar de votación que aquel que se encuentra a 40 kilómetros y carece de locomoción propia. Este último puede querer ir a votar para hacer uso de su derecho, pero no tiene cómo llegar al local respectivo.
Por tanto, puede ser que algunos ciudadanos tengan la sede de votación muy cercana a su domicilio y otros tengan la dificultad de la lejanía del local y la ausencia de medios de transporte por ser festivo. De manera que el Estado también debe obligarse a colocar el transporte necesario, especialmente en los sectores rurales, que son los más afectados.
Invito al Ministro -quien ha planteado una serie de condiciones relativas a la democratización- a poner urgencia a los proyectos vinculados con las facultades de los consejeros regionales y con su elección.
Constituye una burla que los parlamentarios y también el Ejecutivo estemos incumpliendo el compromiso de avanzar en esa materia simultáneamente con esta iniciativa legal. Queremos elegir a alcaldes, concejales y a los consejeros regionales con inscripción automática y voto voluntario.
Como el Ministro va a tener la oportunidad de seguir interviniendo, lo insto a decirnos qué va a hacer con el compromiso en materia de transporte, para dar igualdad a todos en la votación, y qué va a hacer con el compromiso relativo a la elección de los consejeros regionales.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Patricio Walker.


El señor WALKER (don Patricio).- Señor Presidente, sin duda alguna, estamos dando un paso importante para rejuvenecer y revitalizar el padrón electoral y nuestra democracia, ya que en 1989 los menores de 30 años representaban el 30 por ciento del electorado y hoy en día, solamente el 9 por ciento.
Y qué bueno que 4,5 o 5 millones de chilenos puedan participar en las próximas elecciones.
Deseo dejar claro que queremos que la inscripción automática y el voto voluntario -ya aprobado- rijan a partir de las próximas elecciones municipales. Y tenemos plazo hasta el 1° de febrero para que esté publicada esta ley y, en consecuencia, podamos encuadrarnos dentro de los 270 días de plazo que se requieren.
En cuanto al riesgo de la no participación o de la baja participación y de la elitización del voto, quiero recordar la experiencia de Suecia, donde, como decía la Senadora Allende, a pesar de que el voto es voluntario, la gente participa. Pero en países de América Latina las personas participan menos que en naciones donde el sufragio es obligatorio.
Por eso, hemos planteado el incentivo mínimo del descanso compensatorio. Es decir, que a la persona que vota el domingo, en los próximos tres meses su empleador le tiene que dar media jornada libre.
Algunos dicen que eso es una discriminación arbitraria, que afecta la igualdad ante la ley, que sería inconstitucional. En mi opinión, no es así. Por ejemplo, en el caso de la conscripción militar en Chile -que en la práctica es voluntaria-, ella opera con incentivos: al joven que hace el Servicio Militar le dan subsidios, puntaje para la universidad, becas; en fin, diversos beneficios que no son discriminatorios, arbitrarios ni inconstitucionales. Porque la igualdad se mira en función de los que mantienen la misma conducta -tema relativo-, y no en relación con la generalidad. Y por supuesto en el caso en debate va a haber el mismo incentivo para todos los que sufraguen o participen en el acto electoral.
Esto no es un invento. Rige en Colombia, donde se buscó el incentivo, precisamente, para contrarrestar la baja participación de la ciudadanía.
A todos nos encantaría que la inmensa mayoría votara, como en el caso de Suecia, por un gran compromiso cívico, por una gran conciencia cívica; pero sabemos que eso es el ideal y, desgraciadamente, lo perfecto en este caso es enemigo de lo bueno.
Algunos se preguntan por qué establecer incentivos si es un deber ir a votar. Bueno, entonces para qué el voto voluntario, que ya fue aprobado.
En consecuencia, considero que no hay incompatibilidad entre ambos elementos.
Señor Presidente, estamos hablando de un incentivo general. Porque algunos Senadores han planteado que con el voto voluntario, única y exclusivamente, puede haber cohecho o incentivos particulares de algunos candidatos para que vayan a votar por ellos. Yo prefiero un incentivo general, donde no haya motivación económica y la posibilidad de acarrear a los votantes el día de la elección.
Claramente, todos estamos por la inscripción automática y el voto voluntario. Eso ya está aprobado. No hay discusión; y queremos que operen a partir de las próximas elecciones municipales.
Algunos han planteado que sería popular implementar la inscripción automática y el voto voluntario. Para mí eso no es lo importante. Pero, si entramos en esa lógica, yo creo que también es tremendamente popular que haya un descanso compensatorio. Es decir, a la persona que vota y que dedica una mañana completa a ello, que le den media jornada como descanso compensatorio.
De todos modos, el articulado del proyecto igual va al Tribunal Constitucional, porque es ley orgánica constitucional. En consecuencia, con aprobar esto no se retrasaría en nada el proceso.
Me alegro de que el Ministro se haya comprometido a patrocinar un proyecto para impulsar la educación cívica. ¡Qué bueno! Pero no de que no se haya comprometido a patrocinar una iniciativa que establezca el descanso compensatorio, por lo cual no vamos a contar con los incentivos necesarios para que efectivamente la gente vaya a votar, participe y se logre el objetivo que todos pretendemos: que exista más participación y no menos participación, que no se produzca elitización del voto. En la última elección, en La Pintana, de 10 mil jóvenes que podían emitir sufragio y cuyas edades iban de los 18 a los 19 años, votaron 200; en Las Condes, 4 mil. Eso es elitización y afecta la calidad de nuestra democracia.
He dicho.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Allende.


La señora ALLENDE.- Señor Presidente, desde hace algún tiempo, estamos tratando -y creo que tenemos coincidencia en el diagnóstico- de buscar los mecanismos para compensar lo que ha venido aconteciendo crecientemente en nuestro país. Mientras no contemos con inscripción automática -ahora, como todos sabemos, la inscripción es voluntaria- irá envejeciendo cada vez más el padrón electoral, pues muchos jóvenes, teniendo la edad y las condiciones para votar, no se inscriben. Las últimas elecciones nos han demostrado cómo ha ido disminuyendo el número de electores.
Aquello, claramente, afecta a la democracia, porque lo ideal es que participe la mayor cantidad posible. Y en ese sentido estamos completamente a favor del proyecto, que nos parece positivo.
Por otro lado, celebramos el anuncio del Ministro en cuanto a que mañana ya estará en condiciones de votarse en la Sala de la Cámara de Diputados la iniciativa sobre elecciones primarias. Creemos que es un muy buen instrumento, y lo felicito a él porque ello sea posible.
Ahora bien, comparto lo manifestado por el Senador Tuma en cuanto a que ojalá pudiéramos agregarle a eso la elección directa de los consejeros regionales.
Hay que acelerar esta materia y el mecanismo para hacerlo, señor Ministro, es la "discusión inmediata", puesto que, de lo contrario, se nos irá quedando atrás. Ella debiera ser tan válida como la de este proyecto para la próxima elección municipal.
Por cierto, no puedo dejar de mencionar -y es un debate que ya hemos tenido, pero, como el Ministro se refirió a algunos aspectos generales, no me es posible soslayarlo- que, en mi opinión, le haría bien a nuestra democracia si alguna vez incorporáramos la consulta o el plebiscito, así como también, obviamente, el compromiso adquirido por este Gobierno -espero que lo cumpla, como personalmente me lo dijo el Presidente Piñera en abril del año pasado- respecto del voto de los chilenos en el exterior.
Pienso que ya es hora de abordarlo, no darle más vueltas y no seguir con discusiones que no nos llevan a ningún lado, como la de las condiciones, algunas bastantes absurdas y claramente discriminatorias y elitistas. Llegó el momento de que los chilenos también puedan votar en el exterior, sin otra limitación que la de inscribirse en los respectivos consulados.
Por lo tanto, yo espero -está presente el Ministro- que ese compromiso se haga realidad y contemos con la correspondiente normativa, la cual no reviste la premura de este proyecto, necesario para la próxima elección municipal, pero de todas maneras queremos tener la garantía de que estará lista para la siguiente elección presidencial.
Dicho eso, señor Presidente, deseo precisar que la inscripción automática permitirá la incorporación de 4 o 5 millones de personas que ojalá ahora concurran a votar.
En un año en que hemos visto tantas demostraciones ciudadanas en las calles, confío en que esto sea una lección que sirva para darnos cuenta de que, en la medida en que se participa en un proceso eleccionario, este adquiere mayor legitimidad y hay un creciente grado de compromiso de las personas en cuanto a qué tipo de autoridades eligen y para qué las eligen.
En tal sentido, es de esperar que todas estas movilizaciones nos dejen aquella lección y los jóvenes entiendan que ya no tendrán que ir a inscribirse -lo estarán automáticamente- para usar la herramienta de la democracia, votando y decidiendo quiénes serán sus autoridades en todos los niveles: local, regional, presidencial.
Ahora bien, señor Presidente, yendo directamente a la materia que ahora está en debate, deseo señalar que me parece necesario que haya un compromiso del Gobierno en cuanto a facilitar el transporte de los electores. No es lo mismo facilitarlo a través de las gobernaciones, cuando el voto es obligatorio, que hacerlo ahora, cuando el voto será voluntario.
En consecuencia, le ruego al Ministro -que en este momento está conversando con un colega- que escuche este planteamiento, porque no es menor. Repito: no es lo mismo asegurar el transporte cuando el voto es obligatorio que hacerlo cuando el voto es voluntario. Por eso, espero que haya un compromiso del Gobierno, por la vía de las gobernaciones, en orden a garantizar el traslado de los ciudadanos, para que realmente exista igualdad. Todos sabemos que hay localidades rurales alejadas de los centros de votación donde los pobladores deben incurrir en un gasto para concurrir a sufragar.
Por otro lado, aquí se ha mencionado un hecho que, desgraciadamente, atentaría contra el más rápido despacho del proyecto. Al respecto, deseo manifestar con claridad mi total rechazo a aquellas insinuaciones según las cuales nosotros pretenderíamos dilatarlo. Es todo lo contrario. Varias veces -y al Ministro le consta- insistí en que se le pusiera "discusión inmediata", pues, de lo contrario, no saldría. Por tanto, la situación es al revés: nuestra posición -por lo menos la que yo he sustentado- ha sido la de apoyarlo.
En lo personal, me parece bastante razonable otorgar medio día de descanso a la gente que concurra a votar. Y, ¡ojo!, si participan varios millones más, el tiempo de espera en las colas se triplicará en comparación al que se observa en la actualidad, que es de dos o tres horas en los recintos más concurridos. Por consiguiente, habrá que contar con una organización bastante mejor.
En definitiva, señor Presidente, voy a votar a favor para que este proyecto salga lo antes posible, porque no quiero oír ninguna excusa, ¡ninguna!, ni siquiera la de su revisión por el Tribunal Constitucional, para tolerar una dilación que implique que la ley no esté publicada el 1° de febrero.
Por último, anuncio que me voy a adherir a la moción que se presentará y respecto de la cual esperamos tener patrocinio, a objeto de que efectivamente existan compensaciones para quienes concurran a sufragar.
Por supuesto, voy a votar a favor para facilitar el despacho de esta iniciativa.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Zaldívar.


El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente, creo que aquí hay algo claro: todos queremos que este proyecto sea despachado a la brevedad para que sus normas entren en aplicación en la próxima elección municipal.
Ahora bien, muchos -yo lo planteé varias veces- estiman que el voto voluntario no era lo mejor para el sistema electoral chileno. Sin embargo, es un tema ya resuelto. La experiencia en el mundo, salvo excepciones, demuestra que la participación ciudadana disminuye con esa modalidad.
No olvidemos que el año 88 se inscribieron voluntariamente 8 millones y medio de chilenos, para recuperar la democracia. En esta oportunidad se destaca la incorporación de 4 millones de electores; pero, en esa época -repito-, fueron más de 8 millones. Había voluntad de participación democrática.
Con el transcurso del tiempo el padrón se ha ido reduciendo. Efectivamente, se han marginado del derecho a votar más de 4 millones de chilenos, en especial gente joven. En mi opinión, la inscripción automática responde a esa situación, y me parece muy bien. Ojalá todo resulte como se espera.
Nosotros hemos planteado algunas observaciones y precauciones en cuanto a la forma en que se elaborará el nuevo padrón, el cual esperamos que sea lo menos impugnado posible en la próxima elección municipal. El Gobierno tendrá que asumir tal responsabilidad, por supuesto con el concurso de todos, para que aquel sea un padrón ejemplar, que permita mantener el prestigio electoral que ha exhibido nuestro país durante toda su historia cívica, donde los resultados se entregan en menos de dos o tres horas, en el caso de elecciones unipersonales, y en menos de tres o cuatro, si se trata de elecciones pluripersonales.
Yo soy partidario de otorgar, no incentivos, sino motivaciones para la participación, con el fin de evitar una baja concurrencia y hacer que el voto sea menos optativo.
Por eso, me pronuncié a favor del Artículo Octavo, que no contiene ningún incentivo; en el fondo, es el reconocimiento del sacrificio que realiza el ciudadano que va a votar y que no hace quien decide permanecer en su casa. Por lo tanto, la compensación de medio día es razonable y lógica.
Ahora, se ha dado el argumento -y respeto a los colegas que lo han utilizado, algunos de los cuales han señalado incluso que su deseo es facilitar el despacho de la iniciativa evitando el trámite de Comisión Mixta- de que el rechazo de la modificación propuesta por la Cámara de Diputados retrasaría la entrada en vigor de la ley porque eso significaría ir al Tribunal Constitucional. A ellos quiero decirles que el proyecto de todas maneras debe pasar por dicho órgano, pues sus normas, de rango orgánico, requieren una revisión de esa índole, de tal modo que serán los miembros del Tribunal los que deberán tomar las acciones necesarias para no ser responsables de que la normativa no se pueda aplicar.
Ahora, el Senador Hernán Larraín señalaba que a lo mejor esto iba a tener que ser objeto de un requerimiento constitucional. Si todos estamos de acuerdo y se aprueba la motivación -es decir, el Artículo Octavo-, les pido que no lo presenten y dejen que el Tribunal resuelva el asunto de acuerdo con su propia apreciación. No tiene para qué llegarse a un requerimiento.
Por lo tanto, si acaso se llega a aprobar esta disposición motivacional, de participación, desde ya le solicito a quien pretenda recurrir a dicho mecanismo que no lo haga.
Por lo demás, en la Cámara de Diputados se presentó, en el día de hoy, una moción que tiene por objeto establecer incentivos para votar. Así que yo le pido al Gobierno que haga efectivo su compromiso de darle su patrocinio -por supuesto, nosotros la apoyaremos-, a fin de lograr algo que es esencial en el sistema democrático: ampliar, motivar y facilitar la participación ciudadana.
Por otro lado, ¿cómo se transporta a la gente el día de la elección? ¿Cómo se la motiva a que vaya?
Ahí surge el tema de la educación cívica. Resulta absolutamente necesario que la población sepa qué significa elegir a un representante, así como las funciones que este cumple y los compromisos que adquiere con la ciudadanía.
Señor Presidente, yo me voy a abstener, con el objeto de evitar que alguien piense que mi idea es impedir la aprobación del proyecto. Pero, normalmente, yo hubiera votado por rechazar el informe de la Comisión y, en consecuencia, aprobar el Artículo Octavo, que considero bueno, conveniente y necesario, aunque tal vez insuficiente.
Gracias.
El señor CANTERO.- Pido la palabra, señor Presidente, para referirme a un punto de Reglamento.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- La tiene, Su Señoría.
El señor PIZARRO.- ¡Estamos en votación!
La señora ALLENDE.- ¡No!
El señor GIRARDI (Presidente).- Todavía no estamos en votación, señor Senador.
El señor CANTERO.- En nombre del Comité Independientes, solicito que, de ser posible, se abra la votación, sin perjuicio de mantener los tiempos.
El señor BIANCHI.- Me opongo, señor Presidente.
El señor GIRARDI (Presidente).- No hay acuerdo para abrir la votación.
Su compañero de Comité no lo permite.
Tiene la palabra el Senador señor Gómez.


El señor GÓMEZ.- Señor Presidente, hoy estamos votando uno de los cambios más trascendentales y de fondo en el ámbito político.
A mi juicio, el hecho de incorporar a casi 5 millones de votantes -personas que no han manifestado su opinión en elecciones- es uno de los cambios más revolucionarios que se va a producir en el tiempo y que va a obligar a la política a realizar ciertas reformas en cuanto al modo en que ella se practica y a lograr que la gente crea lo que plantea cada uno de los candidatos. Por eso, considero que es una de las transformaciones más relevantes en este ámbito.
Sin embargo, hay cosas que a uno le preocupan.
Lo importante es sacar una buena ley, no una ley apurada. Quiero decir que el Gobierno demoró seis meses en propiciar su discusión a raíz del voto de los chilenos en el extranjero. O sea, el proyecto lo podríamos haber sacado hace mucho tiempo si ese punto se hubiera resuelto con prontitud. Sin embargo, entiendo que el Gobierno se comprometió -y espero que cumpla- a que la iniciativa sobre voto de los chilenos en el exterior estaría vigente para las próximas elecciones presidenciales, porque ese fue el acuerdo a que se llegó durante la discusión que permitió continuar con el debate de la materia en estudio.
En cuanto al punto específico que estamos viendo ahora, pienso que una buena ley también debe contar con incentivos que permitan a los ciudadanos tener razones para emitir su sufragio. Y eso parte, primero, porque exista educación cívica. El Ministro dijo -¡qué bueno que así vaya a ser!- que se va a presentar un proyecto de ley que en definitiva facilitará su enseñanza. Hay que educar a los jóvenes para que sepan lo importante que es, en un sistema con inscripción automática y voto voluntario, manifestar la opinión, sobre todo cuando el sufragio de cada uno de ellos será determinante para elegir a quienes ocuparán cargos de senadores y diputados, de alcaldes y concejales y hasta de Presidente de la República.
Por lo tanto, es indispensable contar con educación cívica y me alegra que así lo haya entendido el Gobierno.
Sin embargo, hay otros temas que también han quedado fuera y que son muy relevantes, como las facilidades que hay que darle a la gente para que vaya a votar. Por eso, planteamos que era indispensable la gratuidad en la movilización el día de las elecciones. No se trata de acarrear personas, ni de que cada candidato agarre una micro y traslade a los votantes, sino de que el sistema de transporte funcione en forma gratuita durante la jornada, ya que, de lo contrario, los electores de escasos recursos deberán gastar 600 pesos de ida y 600 de vuelta para ir a votar, lo cual constituye una limitación.
Nos parece relevante que ello quede establecido como un incentivo, pues no significa regalar nada, sino facilitar la participación de quienes van a emitir su sufragio, cuestión que es muy trascendente.
Desgraciadamente, señor Presidente, estos temas no se resolvieron bien, aunque espero que sean considerados en leyes posteriores. Porque, si vamos a hacer un cambio estructural y de fondo, deben existir condiciones para que todos los chilenos voten. Si no, la votación disminuirá.
Hay dos cosas que me preocupan aún más, que también planteamos como indicaciones y que tampoco fueron aceptadas. Ellas tienen que ver con el aumento del gasto electoral.
Yo le quiero decir, señor Presidente, que con el actual sistema, para las elecciones presidenciales había un límite de gasto electoral de 5 mil 339 millones de pesos, monto que con la nueva inscripción subirá a 8 mil 110 millones de pesos. O sea, hay un aumento de 2 mil 771 millones de pesos para gastar en elecciones. Y esto hay que ampliarlo al resto de los procesos eleccionarios.
En el caso de la municipalidad de Antofagasta, actualmente el gasto límite asciende a 88 millones, cifra que con la nueva ley aumentará a 172 millones.
En consecuencia, esto en verdad debió haber sido resuelto con anterioridad, tal como se lo planteamos al Gobierno.
Ahora, a los independientes -aquí está presente el Senador Bianchi- les subieron a un 40 por ciento las firmas que requieren para poder participar en el sistema electoral.
Si bien nos parece muy importante generar este espacio, también lo es evitar que existan restricciones a quienes no forman parte de los grandes bloques políticos y que tienen capacidad o intención de participar en la política de una manera distinta.
A pesar de estar de acuerdo con dar incentivos, no tengo ninguna intención de que la tramitación del proyecto demore más. Por eso -se lo he dicho al Ministro-, existiendo voluntad de parte del Gobierno para cumplir lo que se ha manifestado tanto en la Sala como en la Comisión, consideramos valioso aprobar la iniciativa a fin de que se concrete el compromiso de ingresar el proyecto de ley que tiene que ver con educación cívica y para que se establezcan criterios claros respecto de ciertos incentivos que son relevantes.
En mi concepto, señor Ministro, el tema de la movilización es significativo. Para una familia que gana 150 mil o 200 mil pesos, el costo de acudir a votar es tremendamente alto, de manera que el Gobierno y todo el Estado pueden y deben buscar fórmulas para dar las mayores facilidades.
Con las prevenciones que he formulado, y porque no quiero que el proyecto se demore, así como tampoco que se ocupe el subterfugio de decir que estamos en contra de la inscripción automática y el voto voluntario, me pronunciaré a favor.
El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Pizarro.


El señor PIZARRO.- Señor Presidente, lo primero que quiero manifestar es que lamento mucho el rechazo de la Cámara de Diputados a la posibilidad de otorgar incentivos para que los ciudadanos puedan expresar su voto en forma voluntaria.
Digo esto porque el debate que tuvimos respecto de la inscripción automática prácticamente no generó mayor controversia. Todos estuvimos de acuerdo en posibilitarla con el objeto de incorporar al padrón electoral a todos aquellos chilenos y chilenas que voluntariamente habían decidido no inscribirse.
La discusión, entonces, se centra en torno a si el voto, una vez que se concreta la inscripción, debe ser voluntario u obligatorio.
Yo era partidario de la inscripción automática y el voto obligatorio. Sin embargo, se aprobó el voto voluntario, producto de la campaña y de compromisos asumidos. No es del caso repetir ahora ese debate.
Lo fundamental entonces es que, habiendo inscripción automática, posibilitemos que los chilenos vayan a votar. Eso significa otorgar las máximas facilidades para que, quienes voluntariamente quieran ir a sufragar el día de la elección, lo puedan hacer.
Y este proyecto de ley no garantiza ninguna de esas cosas, pues no establece -como se ha dicho acá- que se dispondrá de transporte para permitir el desplazamiento de aquellos chilenos y chilenas de los sectores rurales o más aislados, por ejemplo. Dado el costo que implica para cada persona, si no se provee de locomoción, en algunas zonas lisa y llanamente será imposible que esos electores lleguen a los locales de votación.
Por consiguiente, no estamos procurando las facilidades suficientes.
Esa es la razón por la cual los incentivos empiezan a adquirir sentido. Y el que se plantea en el artículo octavo, relativo a media jornada de descanso para los trabajadores dependientes, me parece elemental. Porque digamos las cosas como son: si el voto es obligatorio, los empleadores de toda faena, trabajo o servicio cuyos funcionarios se encuentran en operaciones el día de la elección, están obligados a darles facilidades a estos para ir a sufragar; en cambio, si es voluntario, no tienen por qué hacerlo.
Entonces, mi pregunta es: ¿qué va a pasar con la gente que trabaja en turnos mineros, en el sector de hotelería o en el área de servicios o de transportes? Aunque alguien quiera ir a votar, bastará que el patrón le diga, por distintas razones, que no irá y se acabó la factibilidad de que ese ciudadano pueda expresar voluntariamente su voto.
Ese es un problema gravísimo para nuestro sistema democrático.
Por lo tanto, se trata de que a todos aquellos que van a estar inscritos se les otorguen facilidades para ir a sufragar. Es ahí donde realmente se puede garantizar el principio de la voluntariedad. Eso es lo que posibilita su aplicación.
Porque aquí algunos han rasgado vestiduras con que se está violentando ese principio y con que no se puede obligar a las personas.
En esta misma Sala establecemos regulaciones y obligaciones a las personas y les prohibimos cualquier cosa. Sin embargo, no les damos facilidades para que puedan manifestar su voto en consciencia y de manera secreta.
Discrepo de aquellos colegas que se alegran por el proyecto de ley de primarias. Quiero decir con todas sus letras que es el mal menor.
Lo que me gustaría escuchar del Ministro es que el Gobierno se va a comprometer a modificar el binominal. Este es una camisa de fuerza, que tiene atragantada, atravesada, a la gente en un sistema que no posibilita la diversidad de candidatos, ni que los partidos lleven varios postulantes, ni que los independientes presenten las listas que quieran, ni que haya representatividad al momento de elegir.
¿Qué son las primarias? Estas vienen en solucionar el conflicto que se produce por los pocos espacios que hay en las listas para llevar candidatos.
Eso son.
Pero ese no puede ser el fin. El objetivo de un sistema electoral es posibilitar la participación ciudadana, la representatividad real de los distintos puntos de vista en una sociedad.
Como el Ministro "está pololeando" y no escucha mi exposición acerca de este tema -el Gobierno no ha oído-, voy a volver a insistir en que lo importante, señor Ministro, es el envío de un proyecto de ley que modifique el sistema electoral binominal. Sobre el particular, hemos visto voladores de luces, pero no hemos escuchado ningún compromiso en la Sala. Se han referido a esta materia el Presidente de la República y algunos Secretarios de Estado. Sin embargo, el Ministro Larroulet, el responsable legislativo, no ha dicho nada respecto de la única reforma electoral importante y fundamental para la democracia en nuestro país.
Así es que, yo por lo menos, voy a seguir la línea de abstenerme de votar en esta iniciativa. Tampoco he oído que el Ministro se comprometa a asumir como propio un proyecto que incluya el derecho a media jornada de descanso para aquellos trabajadores que votan.
El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Bianchi.


El señor BIANCHI.- Señor Presidente, he escuchado muy atentamente todas las intervenciones. La última, del Senador Pizarro, sin duda, me ha hecho mucho, mucho sentido. Y reclamo acá lo mismo que él, y que seguramente compartimos la gran mayoría: cuándo vamos a abordar de verdad una reforma al sistema binominal.
Quiero intentar reflexionar, por si alguien está viendo a esta hora este debate, sobre el esfuerzo que despliega un elector para ir a votar y cuál podría ser el incentivo.
Más allá del legítimo estímulo de otorgar media jornada libre a una persona si va a votar un día domingo, siento que, de una buena vez, el principal incentivo debería ser que la clase política recupere su credibilidad, renueve lo desgastado que se halla.
Eso son verdaderos estímulos.
El real incentivo es recoger el clamor de un país, de una ciudadanía que reclama por innúmeros temas. Porque, desgraciadamente, no hemos sido capaces ni de adelantarnos ni de atender sus demandas, lo cual nos han llevado en el último tiempo a desafortunados desencuentros.
Me parece que ese es el verdadero incentivo que cualquier elector, que cualquier chileno, va a preferir por sobre el estímulo que hemos debatido durante toda esta tarde.
En cuanto a que habrá 4 millones y medio de futuros electores, debo señalar, con sinceridad, que lo peor que uno puede hacer es mentirse a sí mismo, creerse su propia invención de que se va a incrementar el padrón electoral o de que va a aumentar el número de personas que irán a votar si sigue existiendo la misma clase política.
Por eso tiene tanto sentido, señor Presidente, una reforma al sistema binominal, que efectivamente oxigenaría.
Deseo aclarar que yo soy el que menos pretende entrabar este proyecto de ley. No obstante, como contiene normas que revisten rango orgánico constitucional, va a pasar sí o sí por el Tribunal Constitucional.
Voy a hacer reserva al respecto, porque en toda esta discusión no encontré jamás voluntad ni en el Gobierno ni, desafortunadamente, en muchos colegas para lograr lo que establece el artículo 18 de la Constitución: la igualdad entre independientes y personas que tienen militancia política.
Por eso, creo que hoy más que nunca estoy obligado a realizar esta presentación, pues no puedo dejar pasar una posibilidad como esta para hacer verdadera justicia; para intentar que existan iguales condiciones, que se abra esta posición tan cerrada, tan estrecha, donde unos pocos pueden participar y la gran mayoría carece de la opción de hacerlo.
De paso, agradezco una vez más la contribución que en esta materia ha hecho el Senador Gómez y también lo que acaba de señalar el Honorable señor Pizarro, quien me antecedió en el uso de la palabra.
Sin el ánimo de no querer avanzar, todo lo contrario, me reservaré el derecho de formular esta presentación al Tribunal Constitucional. Como de todos modos el proyecto tiene que pasar por el control de ese organismo, no se producirá un retraso en su tramitación debido a ella.
Reitero que un verdadero incentivo que apreciaría todo el país sería que la clase política se abocase a trabajar en los asuntos que nos reclama la ciudadanía y no a llevar a cabo discusiones estériles que no nos han permitido recuperar algo esencial en política: la credibilidad.
He dicho.
El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide; después, el Senador señor Orpis.


El señor RUIZ-ESQUIDE.- Señor Presidente, estimados colegas, voy a votar que sí, al igual que anteriormente, sobre la inscripción automática, que es una obligación, para que pongamos las cosas en perfecto castellano.
La inscripción automática es exactamente lo mismo que la inscripción obligatoria.
Segundo: pareciera que ahora todos estamos hablando de que el voto debería ser obligatorio, no obstante, hubo que votar que sea voluntario.
Eso es verdad. Así son los hechos políticos. No me arrepiento de haberme pronunciado en tal sentido, porque también tengo que cumplir las obligaciones que mi Partido y mi Comité me indican.
Tercero: no voy a votar a favor, de manera alguna y bajo ninguna circunstancia, los llamados "incentivos" para que la gente vaya a sufragar.
La democracia es algo que debemos hacer carne en el pueblo, a fin de que este comprenda su obligación en tanto ciudadanos con el resto de los compañeros de vida, de situación y de hábitat de un país.
Lo que estamos haciendo aquí, con distintos nombres y capotes, no es más que una compra de conciencia. Excúsenme que lo diga con tanta claridad. Yo sé que esa idea violenta a algunos de mis colegas, especialmente de mi Partido. Lo lamento mucho. Pero es hora de decir lo que uno siente y piensa dentro de la prudencia misma.
Sin embargo, también es cierto que no hay razón alguna para creer que una persona va a ir a votar porque se le ofrece medio día libre, y que no lo hará si no se lo dan.
Ahora, si el problema radica en el gasto que ello significa. En verdad, estamos hablando, según lo que he escuchado, de mil a mil 200 pesos, lo mismo que vale una cajetilla de cigarros, que pareciera ser tan importante para la gente.
Lo que ocurre es que todos en esta Sala hemos sido responsables de no abrir realmente el espacio a la conciencia democrática del pueblo de Chile. Hemos hecho -nuestros Gobiernos y el actual, con la participación de quien habla- una cosa triste: tratar de convencer a las personas con incentivos de otra naturaleza. Porque, aun cuando son más subalternos, la apariencia de lo que hoy se propone es mucho más legítima; pero, en la práctica, resulta exactamente lo mismo.
Un Senador consultó qué pasará con las empresas que no den facilidades para concurrir a votar. Yo respondo: démosle entonces carácter obligatorio al derecho a sufragar.
Asimismo, se ha hablado de la incidencia que ello tiene en la gente que posee menos dinero. Yo lo entiendo. Sé desde hace muchos años -¡muchos años, señores Senadores!-, porque lo he verificado, que la gente con más riqueza, por distintas razones, va más a votar. Por lo mismo, he visto perderse muchos gobiernos y candidatos progresistas en el tiempo que llevo en política.
Si lo anterior es efectivo, hagamos lo que corresponde: mejoremos los salarios y no otorguemos un reajuste mísero como el que se aprobó aquí.
Si se trata, en definitiva, de generar posibilidades para que las personas se entusiasmen en participar de las elecciones, entonces llevemos a cabo lo único que debemos hacer como políticos: abordar los temas que importan a la gente, en especial a los jóvenes.
A los estudiantes que salieron a la calle a protestar no les preocupa un día más o un día menos de licencia. ¡Perdónenme que se los diga! Si se trata de comprometerlos, levantemos su espíritu interesándonos en las cosas que a ellos les importan: la reforma educacional; lo que pasará con el cobre chileno; las utopías que son relevantes para la gente.
No nos quedemos siempre mirando los asuntos pequeños, pues, a la larga, no nos satisfacen y con ello no conseguimos ni un voto más ni uno menos.
Señor Presidente, termino diciendo, con franqueza -quiero ser muy claro, aunque ello cause molestias; normalmente no quiero incomodar a nadie, independiente de la persona-, que lo que estamos haciendo con las normas en comento es buscar la adhesión a la democracia simplemente mediante el ofrecimiento de un pedazo de descanso o de algo que se llama "incentivo".
Ya en la tarde de hoy en la Cámara de Diputados se presentaron otros proyectos de incentivo. Y mañana habrá nuevas cosas en el mismo sentido. Al final, vamos a tener un cohecho legalizado.
Por eso, señor Presidente, votaré en contra de la normativa.
El señor GIRARDI (Presidente).- Solicito autorización de la Sala para que el Senador señor Gómez asuma como Presidente accidental.
Acordado.
--Pasa a presidir la sesión el Honorable señor Gómez, en calidad de Presidente accidental.
El señor BIANCHI.- Abra la votación, señor Presidente.
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- ¿Hay disposición para iniciar la votación?
El señor NAVARRO.- No.
El señor LAGOS.- No, porque los Senadores se van a ir.
El señor BIANCHI.- Votemos.
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- Es que no todos están de acuerdo.
El señor WALKER (don Ignacio).- Sigamos con el debate.
La señora RINCÓN.- Sí.
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- Señoras y señores Senadores, aclaro que la solicitud para abrir la votación implica mantener los tiempos de los discursos.
El señor NAVARRO.- Es que los colegas se van a retirar.
El señor LAGOS.- Efectivamente. Si votan, luego se irán; no se quedarán al debate.
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- Entonces no hay acuerdo.
Tiene la palabra el Senador señor Orpis.


El señor ORPIS.- Señor Presidente, creo que el debate desarrollado en esta tarde es tremendamente válido.
Formo parte de los seis Senadores que votaron en contra del voto voluntario, aunque aprobé lo relativo a la inscripción automática.
Si se analiza lo que plantea el proyecto, se aprecia que estamos discutiendo no un incentivo, sino tres.
¿A qué apuntan estos? A limitar el voto voluntario; a obligar a ir a votar.
El artículo octavo da facilidades para el traslado al establecer el derecho a medio día libre.
¿Qué dice el artículo noveno? Que, en las listas para funciones públicas, se da preferencia, en condiciones de igualdad, a quienes hayan ido a votar. En el fondo, se está obligando a sufragar por la vía de este incentivo.
El artículo décimo también propone un estímulo preferente para los que votan a diferencia de quienes no lo hagan. Por lo tanto, de alguna manera el derecho a voto se está convirtiendo en obligatorio. En este caso, se discrimina entre quienes sufragan y los que no.
¿Por qué sucede esto? Porque existe temor respecto de lo que ocurrirá en la próxima elección con el voto voluntario.
No tengo la menor duda de que esta fronda de proyectos de ley que se está presentando en la Cámara de Diputados va a aumentar mucho más cuando se conozca el resultado de la próxima elección. Entonces veremos cómo baja el universo electoral que efectivamente participa.
Señor Presidente, por lo que he escuchado en el debate público y parlamentario, observo que muchos Senadores, Diputados, académicos y representantes de distintos ámbitos están llamando a reflexionar más a fondo sobre esta materia.
En consecuencia, manteniendo aquello en lo existe unanimidad: la inscripción automática, lo que deberíamos efectivamente reponer, más que los incentivos, es el debate acerca del voto obligatorio.
Ese es el tema de fondo.
Sin duda, tal discusión se va a producir mucho más profundamente después de la primera elección con el nuevo sistema.
En esta tarde, señor Presidente, estamos por facilitar que se materialice la inscripción automática. Sin embargo, advierto la tendencia, reflejada en el contenido de los artículos noveno y décimo y de las iniciativas parlamentarias presentadas recién en la Cámara de Diputados, a ir restringiendo, de manera indirecta, por la vía de los incentivos, la voluntariedad del voto.
¡Por qué mejor no afrontamos derechamente el debate sobre el voto obligatorio! Lo digo con mucha convicción, señor Presidente.
En mi opinión, en una sociedad las personas deben tener no solo derechos, sino también obligaciones y cargas. Lo mínimo para quienes asumen las mayores funciones públicas (Presidente de la República en el país, alcalde en una comuna) es obtener legitimidad en el cargo. Por eso resulta fundamental que las personas deban ir a votar.
La sociedad se llena de derechos en todos los ámbitos, pero carece de obligaciones. Creo que lo más relevante para un ciudadano es el deber de elegir a las propias autoridades.
Señor Presidente -y con esto concluyo-, todos los incentivos planteados solo reflejan una duda respecto de los efectos que provocará el voto voluntario. Por ello, tal como lo señalé, definitivamente estoy decidido a establecer la inscripción automática y a reponer el voto obligatorio.
He dicho.
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Honorable señor Quintana.


El señor QUINTANA.- Señor Presidente, no puedo estar más en desacuerdo con lo que planteó el Senador de la UDI señor Jaime Orpis con relación al intento de reponer el voto obligatorio. Y eso muestra que este es un debate bastante transversal y que, finalmente, aquí no existe una pelea entre progresistas y conservadores.
Acá debemos actuar con total convicción. Yo, si voy a dar mi aprobación, no será para facilitar el trámite, sino porque estoy absolutamente convencido de que esto, entre otras cosas, es lo que nuestro sistema democrático necesita.
Ahora, comparto lo que señaló el colega Pizarro. Se trata de un paso importante, pero lo sustancial es el cambio del sistema electoral, el cambio del sistema binominal. Mientras mantengamos este, por más que hayamos aprobado el voto voluntario, subsistirá un sinnúmero de inequidades.
Con la misma claridad, quiero manifestar que en abril de 2009, cuando acompañé a la Presidenta Bachelet a aprobar la reforma constitucional que establecía el voto voluntario (ello hacía necesario modificar la Ley Orgánica Constitucional respectiva -esto se ha prolongado más de la cuenta- para hacer viable lo que ahora se contiene en el proyecto en debate), lo hice con plena conciencia y convicción.
Por tanto, hoy día procede, al menos desde mi punto de vista, que otorguemos nuestra aprobación, fundamentalmente porque hay detrás de esta iniciativa una larga lucha.
Y por eso mi discrepancia con el Senador Orpis, pues soy de los que creen que el votar no es un deber.
¿Por qué tiene que serlo?
Deber es el pago de impuestos, insertar a los niños en el sistema escolar. Creo asimismo que, como sociedad, tenemos deberes en torno a la gratuidad de la educación pública, en fin.
Los deberes podrían ser muchos.
¿Pero quién dice que el votar es un deber?
El sufragio es la expresión política de la voluntad individual de las personas.
Dicho sea de paso, costó numerosas luchas conquistar ese derecho, por allá por 1789, en plena Revolución Francesa, y en 1848, cuando finalmente se consagra, pero no como imposición, no como imperativo, sino como prerrogativa, como facultad: lo ejerzo o no lo ejerzo.
Por eso comparto el planteamiento de la birmana premio nobel de la paz San Suu Kyi: "El pueblo tiene derecho a votar. Pero también lo tiene a no votar".
Señor Presidente, cuando se plantean incentivos para que la gente concurra a votar, no puedo menos que lamentar que la Derecha, en la discusión anterior que tuvimos en esta Sala, haya rechazado la educación cívica, para mi gusto el más importante de todos.
El incentivo que está quedando y que algunos quieren salvar es el menos relevante.
En mi concepto, insistir en medio día de descanso laboral compensatorio implica desvirtuar completamente el derecho a voto, con todo lo que conlleva.
Ahora bien, como a algunos les gusta mirar la realidad de Colombia solo en ciertas cosas, quiero subrayar que, 10 años después de que se implementó en dicho país la reforma que contenía el incentivo de medio día laboral, una fundación electoral de Nicaragua hizo un estudio donde se expresaba que no se habían dado los frutos esperados, por cuanto los índices de ausentismo y abstención en las urnas que se pretendía contrarrestar con aquella medida presentaban los mismos guarismos que una década antes.
O sea, el argumento es falso: en Colombia tampoco sirvió el referido incentivo.
Yo quisiera decir que de los 33 países de la OCDE, nuestros nuevos socios, solo 4, incluido Chile, tienen hoy día un sistema de voto obligatorio en la práctica. O sea, en la ley es voluntario, pero no hemos podido implementarlo hasta ahora.
Por lo tanto, si Diputados o Senadores plantean incentivos de esta índole o de otra, por esa vía están estableciendo discriminaciones con respecto al voto.
Además, se parte de un supuesto equivocado: el de que la inmensa mayoría de los votantes serían trabajadores.
A ratos olvidamos, señor Presidente, que estamos hablando de 4 millones 800 mil nuevos votantes, esencialmente jóvenes.
Siento, pues, que la clase política, con una decisión como esta, sigue chuteando el debate para más adelante.
Hoy día la responsabilidad es de los partidos. Por eso, a la lista de proyectos que plantea el Senador Pizarro yo agregaría uno modificatorio de la ley de partidos políticos, más moderna, con capacitación. Pero hagámonos cargo de que debemos hablarles fundamentalmente a los jóvenes incluidos en los 4 millones 800 mil nuevos votantes. Lo que ocurre es que estamos más acostumbrados a dirigirnos siempre al mismo auditorio.
Entonces, siento que se trata de incentivos que claramente desvirtúan nuestro sistema democrático. Porque en la práctica no vamos a tener voto obligatorio ni voto voluntario, sino un voto obligado, que para quienes lo impulsen será un "error no forzado".
Asumamos la incertidumbre que todo esto significa; asumamos los compromisos, y con convicción, tal como lo hicimos en 2009, empujemos este proyecto, pero no solo por lo que va a ocurrir en el Tribunal Constitucional, sino además porque tenemos la certeza de que Chile necesita un sistema que prevea el voto voluntario en los términos aquí expuestos.
He dicho.
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor Lagos.


El señor LAGOS.- Señor Presidente, en estos escasos 5 minutos, quiero decir primero que finalmente estamos aprobando una reforma política que va a tener consecuencias.
Esto no es el cambio de fecha de una elección; si trasladamos la segunda vuelta de enero a diciembre, lo que, en todo caso, es bueno. Se trata de una reforma real.
Faltan muchas otras, muy importantes; y las voy a mencionar.
Lo de ahora es un impacto que significará elevar el universo electoral a 8 millones 100 mil votantes, pues, de aprobarse este proyecto, se sumarán sobre 4 millones 700 mil.
Ciertamente, el voto será voluntario. Pero hoy también lo es: me inscribo y no sufrago. Esa es la verdad.
La ley en proyecto le introducirá a la política chilena un grado de incertidumbre que aplaudo y al que le doy la bienvenida. Y lo digo porque tengo convicción al respecto.
Conozco Chile. Hice campaña. Daba lo mismo que la gente que se frustró dos veces al día porque los buses del Transantiago no pasaban estuviera inscrita o no, pues igual generaba opinión. Quienes reciben por el AUGE remedios para la diabetes; aquellos que son sometidos a trasplantes; los que reciben una buena diálisis, se encuentren inscritos o no, también tienen opinión sobre la marcha del país. Y lo mismo ocurre con los jóvenes que estudian, con la señora que está en su casa trabajando, aunque sin recibir remuneración.
Entonces, lo que estábamos haciendo crecientemente era que cada vez menos chilenos fueran a las urnas a decir qué querían que ocurriera en Chile.
Por eso la inscripción automática es importante. Y, por lo mismo, yo la aplaudo.
Me gustarían otras reformas.
Me van a decir: "Otra vez con la cantinela".
Sí: la reforma del binominal es básica, porque se trata de un sistema excluyente, que no permite, por ejemplo, que una gran mayoría de personas se sienta representada en este Senado.
Siempre pongo como ejemplo al colega Chahuán y al Senador que habla en esta oportunidad: ¿los estudiantes de la Universidad de Playa Ancha se sienten representados por nosotros? Me asaltan dudas a ratos. Tal vez con un sistema proporcional ellos podrían tener el Senador que les gustara.
Estoy estirando el argumento, y espero hacerlo carne.
Sin embargo, señor Presidente, quiero decir que esta discusión parte de supuestos (y lo anoté): hablaron de "incentivos, motivaciones o compensaciones para hacer frente al voto voluntario".
Ante todo, aquí hubo una decisión del Congreso Nacional.
Yo lamento sinceramente que algunos hayan votado como lo hicieron y que hayamos debido tener acá comisarios para ver cómo se sufragaba.
Se me dice: "Hay que tener un incentivo, una motivación, un financiamiento, porque es un sacrificio. De lo contrario, la gente no irá a sufragar y los que más van a votar serán los ricos".
Mis amigos, me dan ganas de decirles: "¿Y ustedes pensaron eso cuando estaban dispuestos, para tener un gobierno de 4 años, a hipotecar el futuro?".
¡No, pues!
Entonces, siento que el voto voluntario sí es importante en Chile.
Eso es opinable. Nadie es bueno ni malo. Y las sociedades se dan la solución que quieren. Pero me parece contradictorio que, si digo que el voto es voluntario, al mismo tiempo sostenga que ir a sufragar envuelve un sacrificio.
¡No, pues!
Ahora va a depender de nosotros o de quienes nos remplacen entusiasmar a los 8 millones 100 mil inscritos para que vayan a pronunciarse.
Otra cosa es que alguien me diga "Quiero facilidades para votar".
Me las compro altiro.
Ley especial para que durante los días de elecciones haya en las calles más microbuses que de costumbre y dispongamos de mayores recursos para tener más lugares de votación.
Y ya tomamos medidas sobre el particular.
¿Qué resolvimos con respecto a los vocales? ¿No les asignamos 7 mil 500 pesos?
¿Alguien afirma que eso es cohecho? No. Se trata de dar facilidades para que quienes estarán cumpliendo un deber legal puedan, por ejemplo, comprar un almuerzo.
Entonces -con esto termino, señor Presidente; y le pido desde ya un minuto adicional-, deseo enfatizar que no comparto la afirmación de que votar es un sacrificio. Y nosotros y quienes nos sucedan deberemos hacer el sacrificio de sintonizar con los nuevos electores.
Por eso creo profundamente en el voto voluntario, señor Presidente.
Yo no soy tonto (o no creo serlo, ¡a pesar de parecerlo...!). Entonces, sé que en los sectores altos se inscribe más gente para sufragar. Pero eso es como tratar de tapar el sol con un dedo. Porque ya se dio el paso del voto voluntario, lo que, por lo demás, corresponde a aquello que la gran mayoría de la gente responde en las encuestas. Y ahora se procura introducir un nuevo elemento, a un costo que muchos no estamos dispuestos a aceptar: el derivado de otorgar un incentivo que puede provocar que la iniciativa se caiga.
Señor Presidente, la democracia no es gratis: cuesta. Y yo preferiría que invirtiéramos recursos en una ley de partidos políticos que les diera a estos financiamiento real y que, sobre todo, previera mecanismos de control del gasto electoral.
No se saca nada con tener financiamiento si después cada uno hace una rendición de cuentas que nadie chequea.
Por ejemplo, no es creíble que en la Quinta Región Costa, donde competí, quien gastó más plata, de acuerdo a las declaraciones presentadas, fue Ricardo Lagos Weber, con 380 millones, mientras Joaquín Lavín, que tapizó de propaganda la zona completa, declaró 360 millones, y Francisco Chahuán, quien publicitó tanto como ese ex candidato presidencial, 190 millones.
¡Eso es reírse de la legislación!
Entonces, no saco nada con ponerle lucas al sistema si no controlo la veracidad de lo que se declara.
Muchas gracias, señor Presidente.
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- Tiene la palabra la Honorable señora Rincón.


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, me gustaría que estuviéramos discutiendo una reforma al sistema político en serio. Siento que este debate, necesario, es una pequeña parte de todo lo que requerimos.
En esta Sala escuché hoy afirmaciones fuertes; muchas de ellas, dolorosas. He oído a un camarada una expresión que me duele. Todo ello me parece lamentable.
Cuando en la discusión legislativa se establece que votamos en el Senado incentivos como el descanso de medio día; la preferencia, ante igualdad de condiciones, en empleos públicos y en la adjudicación de becas educacionales, en fin, simplemente se está dando cuenta de la manera como motivamos la participación política de hombres y mujeres.
Este año hemos visto cómo en el debate nacional se instaló la indignación, la que se arrastraba por años. Y ella dice relación con discusiones que quienes estamos mandatados por la ciudadanía, por el pueblo, no hacemos en el Parlamento.
Esas discusiones tienen que ver con el trabajo justo y decente; con la calidad de vida en materia de educación, de salud, de vivienda; con la equidad en el país.
Nos conformamos con los macroindicadores, que muestran a un Chile de 15 mil dólares de ingreso per cápita, cuando los mismos datos dicen que 75 por ciento de nuestros trabajadores ganan menos de 300 mil pesos mensuales.
Señor Presidente, quienes apoyábamos los incentivos en comento lo hacíamos pensando en cómo estimular la participación ciudadana en las elecciones.
Y quiero ser clara al respecto.
No lo hacíamos para evitar la inscripción automática, porque ya se encuentra aprobada con los votos de todos los integrantes del Senado.
Tampoco, para demorar el trámite legislativo del proyecto de ley que nos ocupa, que -y aquí todos lo sabemos- debe ir de todas maneras al Tribunal Constitucional.
Por lo tanto, la norma pertinente, rechazada por muchos Senadores y Senadoras, no significaba un retardo adicional.
Pero más pena me da el hecho de que en la Cámara Alta se hayan opuesto a la educación cívica. Porque, finalmente, al proponerla estamos hablando de la falta de formación ciudadana existente en Chile.
Y recojo las últimas expresiones de quien me antecedió en el uso de la palabra, el colega Lagos, para señalar que necesitamos discutir en serio las reformas políticas, y dentro de ellas, por cierto, el financiamiento de los partidos.
Porque, probablemente, no tendremos financiamiento para nuestras próximas campañas por no estar dispuestos a mantener el statu quo de las pesqueras, del retail, de las farmacias, de un sinnúmero de empresarios que no lo hacen bien.
Estimo que esa discusión es urgente.
No es admisible que los partidos políticos no tengan financiamiento; que quien no disponga de dinero o no sea sujeto de crédito no pueda ser candidato.
Ese es un debate de fondo que no hacemos.
También es inaceptable que aún no discutamos en torno a la elección de consejeros regionales y a la reforma al sistema binominal -se trata de algo que nos preguntan todos; y fue una de las grandes virtudes del movimiento estudiantil haber puesto en el tapete esas cuestiones-, y que hoy día nos demoremos en una discusión que (¡perdónenme!) no tiene incompatibilidad alguna con el ejercicio del derecho a voto voluntario ni con la inscripción automática.
Lamento de verdad que no hayamos hecho el debate de fondo en esta iniciativa y que nos enfrascáramos en una discusión absurda respecto de incentivos que solo pretenden lograr más participación en un país donde cada día hay menos alicientes para respaldar la política y la actividad pública de quienes nos hallamos aquí.
He dicho.
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Honorable señor Sabag.


El señor SABAG.- Señor Presidente, no cabe duda de que este proyecto de ley ha concitado el interés de la inmensa mayoría del Parlamento. La Cámara de Diputados lo aprobó; el Senado ya lo había acogido en el primer trámite constitucional.
Todos queremos dar facilidades para que cuatro millones y medio a cinco millones de nuevos electores sean inscritos automáticamente, pues ello les permitirá participar en los próximos comicios de alcaldes y concejales.
Muchos hemos manifestado nuestro pleno acuerdo con la inscripción automática. Sin embargo, varios nos pronunciamos contra el voto voluntario cuando modificamos la Carta y también al aprobar este proyecto de ley en su primer trámite constitucional.
Eso ya pasó. Nosotros mantenemos nuestro punto de vista. Empero, no deseamos obstaculizar el despacho de la iniciativa en examen, que es pedido por la ciudadanía.
No me cabe duda de que, en el ánimo de depurar y sacar rápidamente este proyecto, se han ido quedando atrás cosas importantes; por ejemplo, el voto de los chilenos en el extranjero. El Ministro se comprometió a que se ponga urgencia a la iniciativa respectiva. También, a la referida a la educación cívica; muchos de nosotros la recibimos en nuestros primeros años de enseñanza, y ¡por Dios que nos abrió el abanico de cuanto significa ser chileno y participar en las diversas instituciones de la patria!
Esas dos cosas son fundamentales, señor Presidente.
El Ministro señaló, y con razón: "Nos apura que el proyecto sobre inscripción automática se despache ahora a fin de que los nuevos votantes puedan sufragar en las próximas elecciones de concejales y alcaldes. Al relativo al voto de los chilenos en el extranjero se le va a asignar urgencia, pero ellos votarán solo para elegir Presidente de la República, para lo cual quedan todavía más de dos años".
Es razonable. Y confiamos en lo que ese personero nos dijo.
Señor Presidente, nuestros procesos electorales se caracterizan por su transparencia. Y todos nos sentimos orgullosos de ello. Pero hay algo que debemos modificar, porque se registró un fraude burdo. Y espero que podamos hacerlo en las próximas iniciativas.
Me refiero al caso ocurrido en Talcahuano -todos lo recordamos-, en que se pretendió robar la votación del alcalde Leocán Portus. Y nadie pensaba que se podía repetir el acto, pero así se hizo, y el resultado fue matemáticamente el mismo. ¿Pero qué pasó en el Tribunal Electoral Regional? Cambiaron todos los sufragios y apareció otro señor ganando la elección de jefe comunal.
Por tal razón, ese fue el peor fraude registrado en nuestro país. Y espero que nunca más vuelva a ocurrir, porque fue una mancha grande en nuestro sistema electoral.
Aquí se señala que no es posible dar facilidades ni prestar apoyo para que los campesinos voten; que el Gobierno pondrá buses. ¡Pero si eso lo conocemos! ¿Cuántos comicios hemos visto en que este último ha quedado de mandar micros a los sectores rurales? ¡Y ha enviado uno solo a una comuna donde viven miles de campesinos!
Entonces, ahora se están tomando medidas para que nadie pueda ayudar a que los campesinos lleguen a votar libremente. El Gobierno no les coloca vehículos y tampoco permite que lo hagan otros. Es decir, se aplica la política del perro del hortelano: no lo realizan ellos ni quieren que otros puedan llevarlo a cabo.
Deseo consignar también, antes de terminar, que hemos escuchado a varios colegas. Mi amigo Mariano Ruiz-Esquide hacía presente que algunos se violentaban. Quisiera decirle que ese no es mi caso. Es más, me ha resultado muy grato ver cómo Su Señoría y los Senadores señora Allende y señores Rossi, Quintana y Lagos votan libremente.
¡No hay peor cosa para un parlamentario que se le obligue a pronunciarse en contra de su conciencia y voluntad! Nosotros llegamos aquí por el apoyo de la ciudadanía, para interpretarla, y, muchas veces, uno u otro grupo trata de mandar al resto de los Senadores. Quiero expresarles a esos Honorables colegas que me agrada que hagan uso de su libertad de conciencia y que me alegro mucho de que hayan votado como piensan en cada uno de los proyectos, especialmente en el que nos ocupa.
Gracias.
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- He pedido en dos oportunidades que se permita abrir la votación, y ahora voy a explicar por qué.
El Orden del Día termina a las 19:30. Como se encuentran inscritos 10 señores Senadores para usar de la palabra, el tiempo no sería suficiente. Si no se abre la votación, el proyecto quedará para mañana. Entonces, solicito unanimidad para acoger el planteamiento de la Mesa.
El señor CANTERO.- Que se abra.
El señor WALKER (don Ignacio).- Pero que sea posible intervenir.
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- ¿Hay acuerdo, entonces?
En votación.
--(Durante la votación).
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Senador señor Rossi.


El señor ROSSI.- Señor Presidente, quisiera partir con una frase que usted empleó al exponer su punto de vista: que este es un cambio revolucionario. Efectivamente, es muy profundo, de tremendas y desconocidas consecuencias.
Cuando digo "desconocidas consecuencias", no me refiero a que sospeche que la participación bajará, argumento que utilizan muchos para plantear la necesidad de reponer el voto obligatorio, sino a que la incertidumbre...
Voy a esperar que mi Honorable colega Ignacio Walker termine su conversación, señor Presidente.
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- Por favor, continúe, Su Señoría.
El señor ROSSI.- Lo que expreso obedece a que no deja de llamarme la atención -he escuchado muchas intervenciones y son sumamente legítimas- que se sostenga que en algún minuto determinado se tomó una decisión pensando en las elecciones; en que era lo que se requería; en que no teníamos otro camino; en que constituía un compromiso de campaña; en que era preciso suscribir un compromiso con los jóvenes, y una cantidad de argumentos que no valen nada, en verdad.
La salvedad es un cambio de opinión. Porque alguien podría manifestar, en efecto: "Dados todos los antecedentes que he recabado y habiendo leído textos de connotados cientistas políticos, me doy cuenta de que la voluntariedad del voto daña la democracia, por lo cual quiero transformarlo de nuevo en obligatorio". Eso es absolutamente legítimo. De hecho, los seres humanos pensantes, inteligentes, pueden cambiar de parecer cuando escuchan buenos argumentos.
Pero lo que no pueden señalarme -repito- es que era necesario decidir de esta manera porque se había contraído un compromiso; porque el Gobierno; porque las elecciones, etcétera.
Por eso, me quedo un poco con la posición del Senador señor Orpis, colega de circunscripción, porque por lo menos se pronunció siempre a favor del voto obligatorio.
Abrigo una convicción muy honda de que el voto voluntario es bueno. ¿Y por qué? Básicamente, porque el no sufragar -quiero plantearlo al revés- significa algo respecto de la mirada de un ciudadano en relación con su sistema político, "democrático". En el no sufragio también media una crítica muy profunda.
La democracia tiene que...
Esto ya es un poco de "bullying", señor Presidente.
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- Solicito a la Sala prestar atención.
El señor ROSSI.- Sé que mantenemos diferencias respecto de los incentivos, pero...
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- Pido escuchar las intervenciones, porque el mismo respeto que se solicita para la propia...
El señor ROSSI.- Mi Honorable colega Ignacio Walker es siempre muy bueno para escuchar y cuenta con grandes argumentos, en todo caso, respecto del voto obligatorio.
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- Les pido a los señores Senadores sentarse y no interrumpir...
El señor CANTERO.- Estamos muy atentos, señor Presidente.
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).-... la exposición del Honorable señor Rossi.
Puede proseguir, Su Señoría.
El señor ROSSI.- Muchas gracias, señor Presidente.
Así que mantengo, como decía, una convicción muy profunda de que el cambio le va a hacer bien a Chile y de que, finalmente, el desafío de la clase política, de todos los que trabajamos en la actividad pública, va a ser el de convocar a los jóvenes, el de seducir a la ciudadanía a interesarse en los procesos electorales.
Ahora, quiero también desmitificar algo que me parece superimportante. Porque al afirmarse que va a disminuir la participación; después, que ella zigzaguea; en seguida, que eso es normal, en fin, se genera la sensación de que con este sistema se podría experimentar una baja muy significativa.
Fíjense Sus Señorías en los países de la OCDE: de 33, solo 6 tienen voto forzado y 27, en cambio, voto voluntario, y, en este último caso, las tasas de participación no son bajas -lo conversamos con el Senador señor Quintana-, pues en Alemania es de 81 por ciento; en España, de 77 por ciento; en Francia, de 67 por ciento. Es falso, entonces, que la voluntariedad determine justamente la no participación de la gente.
Finalmente, creo que si estamos contemplando la voluntariedad, no podemos hacer obligatorio el sufragio. Me parece que cualquier tipo de incentivo vulnera el principio básico que la informa -porque podríamos llegar a plantear la entrega de una bicicleta que les ayudara a las personas a transportarse al lugar de votación-, que es la posibilidad de ejercer la libertad. Y si lo hubiera, es evidente que esta última se ve de alguna manera menoscabada.
Por eso, mantengo una cierta convicción respecto de esa materia.
En todo caso, cabe expresar, finalmente, que este es un muy buen día para la democracia y felicitar al Gobierno, al Ministro señor Larroulet. Es de esperar que avancemos también en otras cosas, como los plebiscitos; el cambio de sistema electoral, lo que es fundamental; las primarias abiertas.
Solo deseo consignar que el Partido Socialista organizó primarias el domingo antepasado, en un hecho inédito -es la primera colectividad política que lo hace-: voluntarias, abiertas, vinculantes. Y en 10 comunas registramos una participación tremendamente importante. En muchas de ellas se llegó a cerca del 10 por ciento del padrón electoral. Y puedo dar un dato más significativo: el 90 por ciento de la gente que votó no es militante del Partido Socialista. Creo que es un dato interesante para la reflexión.
Gracias.
El señor GÓMEZ (Presidente accidental).- Para los efectos de la votación, pronunciarse en contra es para mantener el Artículo Octavo y hacerlo a favor es para rechazarlo. Ello, para que quede claro.
Tiene la palabra el Honorable señor Coloma.


El señor COLOMA.- Señor Presidente, quisiera hacer a esta hora un recuerdo, una reflexión y una afirmación.
El recuerdo tiene que ver con que este es un proyecto de larga data -no nació ayer ni con este Congreso, sino que se relaciona con varios anteriores- y con que lo que estamos presenciando es reflejo del funcionamiento de la democracia.
La primera vez que intervine en el Hemiciclo sobre el tema expuse mi posición. Estimo que el voto se halla mucho más vinculado a los deberes que a los derechos. Y lo considero de verdad. Mantengo una concepción democrática o republicana que va en esa línea.
Incluso señalé, adicionalmente, que me parecía que la forma más conveniente de mejorar en verdad la participación, con seriedad, era generar un sistema de inscripción voluntaria, en el cual uno pudiera desinscribirse, si lo estimaba del caso, y con voto obligatorio. A mi juicio, eso armonizaba adecuadamente el sistema republicano con el representativo y era una correcta afirmación de la validación de los derechos.
Pero en la democracia y en la vida a veces se puede convencer y a veces no. Y, en su momento, se dieron primero votaciones en el Congreso y después en la instancia interna del Partido, en las que uno sigue las mayorías, obviamente.
Mas no quiero que no se entienda, por lo menos, lo que es la posición personal, la cual, en la instancia histórica, puede tenderse a descontextualizar, en ocasiones.
En seguida, la reflexión es que no me ha gustado, en general, la forma como se ha tramitado el proyecto, ni en los Gobiernos pasados ni en el actual. Pienso que el uso de las urgencias por razones electorales -en particular, en la Administración anterior- no puede ser nada más lejano de lo que juzgo que deben ser los temas permanentes de Chile. Este es uno de ellos, mucho más importante que los impuestos, porque tiene que ver con las instituciones. Y creo que ello merecía una reflexión distinta, al igual que en el último período, donde no entiendo cómo un asunto de esta naturaleza es tratado con "discusión inmediata". Por lo menos el Senador que habla era partidario de haberlo planteado en términos muy diferentes.
Y la afirmación, señor Presidente, es que, aprobado lo que se expone, sostener la validez del Artículo Octavo, en este caso, es completamente kafkiano, por contradecirse exactamente toda la discusión de fondo que se dio en la instancia respectiva, algo que es importante y que se vincula con el sentido del derecho y deber del voto. Me parece este último un debate lo más legítimo y transversal que hay, y tiene que ver con la forma como se asumen las responsabilidades o los derechos públicos. ¡Cómo no va a hallarse justificado que ello tenga lugar!
A partir de una opción que es plantear el voto en los términos que aquí se señalan, me parece que la inclusión de un sistema de incentivo, como la jornada de descanso para los que sí sufraguen y el restarla a quienes no lo hagan, es una violación evidente del sentido republicano y de los derechos de los ciudadanos. Y no puedo entenderlo habiéndose tomado la decisión a la que se llegó.
Entonces, despejadas las cuestiones anteriores, no de la mejor forma, no con los mejores sistemas, no con los mejores tiempos -pero la vida es así-, y abocados al punto específico de que se trata, formulo un llamado al sentido común, a la lógica, a una ilación respecto de lo que queremos generar. Porque si, al final, se opta por el sentido del derecho, por la voluntariedad, lo que no se puede hacer es coaccionar simultáneamente con la sujeción a un determinado beneficio, resultando completamente insólito el caso de los artículos Noveno y Décimo, como veíamos.
Pero también aquí existe una matriz de una contradicción vital. Y las que me inquietan son las contradicciones de esa índole. Porque eso, en definitiva, origina resultados muy negativos, obviamente.
Sobre la base del recuerdo que he querido hacer, de la reflexión respecto del procedimiento, deseo afirmar que, desde mi perspectiva, el Artículo Octavo es profundamente contradictorio con la discusión realizada y lo determinado en el sentido genérico de la votación. Y, por eso, voy a votar en contra de esa norma y a favor de la eliminación, en la esperanza de que la coherencia por lo menos llegue al final de la discusión del proyecto.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Ignacio Walker.


El señor WALKER (don Ignacio).- Señor Presidente, para qué vamos a volver al debate de fondo. Claramente, perdimos la batalla legislativa los partidarios del voto obligatorio. El Senador que habla no era parlamentario en ese momento, pero en 2009 se aprobó, como sabemos, una reforma constitucional que estableció el voto voluntario. Y creo que ese es un gran error, que va a pesarnos durante muchas décadas, porque, desgraciadamente, una reforma constitucional o político-institucional es bastante irreversible. Por lo tanto, es preciso acostumbrarse a la idea de que vamos a tener voto voluntario, y esa es una mala noticia para la República y, especialmente, para quienes tenemos una concepción republicana de la democracia.
En lo personal, soy partidario de inscripción automática, sufragio obligatorio y desafiliación voluntaria, o, en subsidio, de la posibilidad de dejar constancia de que una persona no va a votar o participar en algún acto electoral, lo que sería mi margen de voluntariedad. Ello, a partir de la convicción de que la democracia -insisto-, bajo una concepción republicana, se halla compuesta de derechos, pero también de deberes y responsabilidades.
La educación básica y media, señor Presidente, es obligatoria. No es voluntaria. ¿Cuál es la pregunta? ¿Que se eduquen los que quieren? No, pues. Que se eduquen todos, en básica y media. En una perspectiva histórica, eso ha sido visto como una conquista republicana. Nadie podría afirmar que se está atentando contra los derechos y libertades individuales desde el momento en que establecemos una educación obligatoria.
Lo mismo vale para el voto. El sufragio es y debiera ser un derecho y también una responsabilidad.
Entonces, estamos tomando una decisión acertada en materia de inscripción automática. Entiendo que media unanimidad al respecto. La estamos impulsando para que exista un padrón universal por el hecho de cumplirse 18 años. Es una gran noticia para el país. Pero, tratándose del voto voluntario, no vaya a ser cosa de que terminemos borrando con el codo lo escrito con la mano, y esa es una mala noticia para el país.
En cuanto a la inscripción automática acompañada del voto voluntario, en general soy contrario a la idea de incentivos -porque, si se establece la voluntariedad, este último camino constituye una opción-, salvo uno, respecto del cual me he convencido de que es muy necesario, que es la posibilidad del medio día de descanso como compensación justa, razonable, a las personas que sufragaron.
¿Por qué? Porque la evidencia empírica -hablo como cientista político- demuestra, invariablemente, que el voto voluntario causa dos efectos.
El primero de ellos es una baja participación electoral. Invito al Senador señor Rossi a observar las Américas, no solo América Latina, que es nuestro barrio, nuestro vecindario, de donde somos. Todos los estudios demuestran que donde se establece el voto voluntario hay baja participación electoral. Ejemplos: Colombia, Guatemala y Estados Unidos, paradigmas del sufragio voluntario en las Américas.
¿Cuánta gente vota en esos países? Entre 40 y 50 por ciento. Ahí está la evidencia empírica de nuestro barrio, de nuestro vecindario.
En cambio, en Brasil, Uruguay, Argentina, donde se aplica el voto obligatorio, ¿cuánta gente vota? Entre 80 y 90 por ciento.
Por lo tanto, para quienes creemos en una ciudadanía de alta intensidad, el sufragio obligatorio presenta esa ventaja.
Segundo efecto del voto voluntario: subrepresentación de los sectores populares. Existe evidencia empírica en la Ciencia Política de que, cuando rige ese sistema, participan más los sectores altos y medios-altos, y menos los sectores bajos y medios-bajos.
Por lo tanto, el incentivo modesto de medio día de descanso compensatorio estimula especialmente el voto de los sectores populares, que estarán subrepresentados en el sistema político.
Queda pendiente lo relativo a la educación cívica -valoro el compromiso del Ministro al respecto- y al sufragio de los chilenos en el exterior.
Para terminar, señor Presidente, me referiré a una materia que varios han mencionado.
El punto de fondo radica en el sistema binominal. La crisis de representación en Chile está relacionada con la existencia de ese sistema. Falta por tratar el tema de las supermayorías, de los "quórums calificados" que significan un veto para las minorías.
Cinco parlamentarios de la Democracia Cristiana presentamos nueve reformas político-institucionales a los tres Ministros políticos hace cinco meses. Ministro Larroulet, no hemos recibido respuesta a esas propuestas. Esperamos tenerla en tiempo y en forma.
He dicho.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Lily Pérez.


La señora PÉREZ (doña Lily).- Señor Presidente, por lo menos para mí es un día muy importante, porque tengo convicción total respecto a la inscripción automática y, sobre todo, al voto voluntario.
Me siento orgullosa, además, de que mi Gobierno, el que yo apoyo, se haya jugado por este proyecto de ley, lo haya empujado con fuerza, lo haya incorporado a su Programa y lo esté sacando adelante.
Me siento orgullosa, también, de escuchar en la Sala muchas intervenciones de apoyo, porque esta materia es muy transversal y tiene que ver con los principios sustentados por cada uno.
Para mí, el voto ha de ser ejercido como un derecho, no como una obligación. No es deber del Estado el impulsar a la gente a sufragar. El no querer votar o desear abstenerse es sinónimo de no querer participar en la elección. Por esa razón, no le tengo miedo a la abstención.
Seguramente, hay elecciones de alcaldes o concejales -yo fui concejal- que, de pronto, motivan muchísimo a la gente de determinada comuna, porque ahí se juega el todo por el todo. O bien, de parlamentarios, donde tener un Diputado o determinada Diputada, un Senador o determinada Senadora, ¡por Dios! que le cambia la vida a la ciudadanía. Y para qué hablar de la elección de un Presidente o una Presidenta de la República. A veces, nuestro país se juega por completo en cada cambio de Gobierno.
Por tal motivo, estimo muy relevante lo que estamos votando.
Obviamente, respeto las distintas posiciones. Me parece que todas son muy interesantes y que los argumentos son muy atendibles. Pero crear incentivos le quita, en efecto, voluntariedad al voto. Por lo mismo, tampoco comparto que existan incentivos, de ninguna especie. A mi juicio, su ejercicio debe ser lo más libre posible.
De otro lado, señor Presidente, considero que a la política le hace bastante falta un remezón de verdad, una movida de piso en serio.
La reforma política de inscripción automática y de voto voluntario, por sí misma, no será suficiente si no la unimos a un paquete de reformas políticas que vaya más allá y que limite la reelección permanente de los representantes populares.
Estimo que la reelección consecutiva de personas que llevan muchos períodos en el Senado, la Cámara de Diputados, las alcaldías y los concejos municipales no permite el tiraje de la chimenea, ni que más gente joven y más mujeres ingresen a la política.
Repito: hay que moverle el piso a la política.
También es una deuda pendiente el voto de los chilenos en el exterior.
De otra parte, se debe modificar el sistema binominal. Porque, además de estar agotado -no lo digo solo ahora, sino desde hace muchos años-, es perverso en sí mismo, por la lógica de competencia que hace imperar al interior de los pactos.
Por último, debo agregar que, efectivamente, comparto algunos de los planteamientos del Senador Bianchi.
Yo fui una de las cinco personas que votaron en contra de la iniciativa de ley que obligaba a quienes desearan postular como independientes en la próxima elección -que serán las municipales- a desvincularse un año antes de su celebración del partido político en que militaran.
A mi juicio, en nuestro país se habla mucho de incentivar a la gente a participar en política, pero se le impide ser elegida y hacerse elegir. Lo importante es que los partidos políticos motiven a la ciudadanía a integrar esas colectividades, a trabajar en las campañas electorales no solo mientras estas duren, sino también durante todo el tiempo, generando y buscando liderazgos.
Pienso que se le debe mover el piso a la política con reformas políticas de fondo, que generen incertezas, porque en política las incertezas son una buena noticia.
Jamás hay que temerle a la democracia. Porque, con o sin sistema binominal, un buen candidato o una buena candidata, que tenga llegada a la gente, que sea creíble, que genere confianza y que cumpla sus compromisos, siempre será elegido o elegida. Las personas que se aferran al actual sistema son, precisamente, quienes más susto le tienen a la democracia.
Por lo mismo, considero importante que hoy -con esto concluyo- se dé este primer paso.
Como señalé, señor Presidente, me siento muy orgullosa de que nuestro Gobierno haya impulsado esta iniciativa y que estemos por sacar adelante la inscripción automática y el voto voluntario.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Pido el asentimiento de la Sala para que el Honorable señor Tuma asuma como Presidente accidental, por un momento, para que yo pueda intervenir.
Acordado.
--Pasa a dirigir la sesión el Senador señor Tuma, en calidad de Presidente accidental.
El señor TUMA (Presidente accidental).- Tiene la palabra el Honorable señor Letelier.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, el debate sobre la inscripción automática se contaminó, por desgracia, con el referente al voto voluntario u obligatorio.
Todos estamos de acuerdo en que el actual sistema de inscripción en los Registros Electorales es arcaico e ineficiente y en que desincentiva la inscripción. Resulta difícil disponer de tiempo para registrarse en ellos, debido a que, por regla general, sus oficinas no están siempre abiertas durante la semana.
Por consiguiente, actualmente existe enorme consenso en avanzar en la inscripción automática, que es uno de los requisitos fundamentales para fortalecer nuestra democracia.
Donde no hay acuerdo, al parecer, es en cuanto a si la democracia requiere ciudadanos activos o pasivos, a qué es mejor para ella.
Hay otra forma de plantear lo anterior: ¿Vivir en sociedad impone obligaciones para, a su vez, recibir derechos?
Creo que en sociedad -nuestra especie vive así- uno tiene deberes y derechos.
Por ende, la pregunta es cuáles son los deberes de un ciudadano respecto del colectivo: ¿Es suficiente con pagar impuestos? ¿Es suficiente con este gravamen colectivo para financiar la producción de bienes públicos?
A mi juicio, no. Es una condición necesaria, pero no basta con ello. Al Estado le asiste el deber colectivo de producir bienes públicos, y para eso requiere políticas del mismo carácter. Y, en tanto somos signatarios de convenciones internacionales, tenemos obligaciones no solamente internas, sino también colectivas para producir bienes públicos.
Hay peticiones para subsidios de vivienda; hay demandas estudiantiles. Pero me pregunto: ¿cuántos de esos maravillosos jóvenes que marcharon este año pidiendo reforma educacional, gratuidad de la enseñanza, se hallan inscritos en los registros electorales? Según algunos estudios, a lo menos 7 de cada 10 no lo están.
Y, curiosamente, quienes lograron provocar un debate societal se han marginado, en forma voluntaria, de ser decisorios en él.
A mí me preocupa eso. Y me parece, señor Presidente, que el concepto sobre la libertad que usaron un par de colegas -no quiero que esto se entienda como algo ofensivo- es absolutamente falaz. No hay libertad en abstracto, porque los ciudadanos no son iguales entre sí.
¿Cuál es la libertad de un ciudadano con 4 hijos que gana 180 mil pesos mensuales? ¿Tiene la posibilidad de elegir dónde vivir? ¿Tiene la posibilidad real de elegir dónde estudian sus hijos? ¿Tiene la posibilidad real de decidir dónde, con quién o cuándo trabaja? ¡No!
No es así la vida. No es así el contexto social en el que vivimos.
Las libertades son relativas a la condición histórica, material, cultural de una sociedad y del lugar de ella donde uno está inserto.
Los seres humanos no eligen en qué cuna nacen. Hay cierto determinismo, dirán algunos. ¡Sí, es probable! Lo único que sí es claro es que ese concepto de libertad al cual algunos apelan al hablar del voto voluntario esconde, a mi juicio, otra cosa: una falacia tremenda. Porque no todos los ciudadanos pueden tomar en la misma forma la decisión de si votan o no votan. Y para todos no es igual si la mayoría vota o no vota.
¿Queremos una sociedad con ciudadanos activos o nos da lo mismo? Lo que yo percibo, señor Presidente, es que hay personas que, con calculadora en mano, prefieren a ciudadanos no activos; que prefieren este concepto del voto voluntario que suena bonito: ¡el de conquistar con los proyectos y las propuestas las voluntades ciudadanas! Pero que esconde -sin querer queriendo, dirían algunos, y en esto me hago parte del análisis realizado por el Senador Ignacio Walker, en su calidad de cientista político- lo que le conviene a la sociedad.
¿Y qué pasa cuando hay voluntariedad de voto? Que la sociedad tiende a elitizarse; las políticas públicas tienden a elitizarse. Y eso, muchas veces, lleva a la inestabilidad en países en desarrollo, como el nuestro; en lugar de generar estabilidad, provoca dificultades. Y creo que la historia lo va a demostrar así.
Señor Presidente, me hago corresponsable de haber llegado a este punto. Porque la reforma constitucional se votó en un momento inadecuado: en medio de una contienda electoral presidencial, donde se tomaron decisiones sin la madurez y el reposo necesarios.
Repito que asumo mi cuota de responsabilidad en eso.
Y al momento de explicar por qué me voy a pronunciar como lo haré, termino diciendo: "Sí, soy partidario del voto obligatorio".
Y en forma derivada, hablo de los incentivos, no como lo efectuaron aquí algunos Senadores, que en privado los calificaron de cohecho, de estímulos perversos.
Señor Presidente, me pregunto nuevamente: ¿nos interesan los ciudadanos activos? ¿Nos da igual un ciudadano activo que uno pasivo?
Creo en el sistema de incentivos. Y votaré en esa línea en esta ocasión.
Entiendo que el Ejecutivo se ha comprometido a que se realice ese debate y, si es necesario, a patrocinar, con todos sus elementos, el respectivo proyecto.
Espero que ello ocurra. Porque, en lo personal, creo que a quienes conforman el Ejecutivo no les gustan los incentivos; que políticamente prefieren el voto voluntario, pues les parece más atractivo que no participen todos.
En efecto, hay quienes prefieren -es legítimo- una democracia que cuente con la participación de algunos, no de todos. Y esto tiene que ver con la historia de Chile.
¡Si recién hace 50 años a los analfabetos se les permitió votar!
¡Si recién hace 60 años las mujeres adquirieron el derecho a sufragio!
Somos una sociedad que históricamente ha preferido que las élites tomen las decisiones.
Por lo mismo, señor Presidente, en Chile nunca ha habido una Asamblea Constituyente. ¡Es el único país de América Latina que nunca les ha consultado a los ciudadanos el acuerdo institucional en el cual vivimos! ¡Nunca! Y creo que la actitud que hoy estamos evidenciando forma parte de una corriente que refleja una de las debilidades de nuestra democracia.
Voto a favor del artículo, para mantener el incentivo que consigna.
El señor TUMA (Presidente accidental).- Tiene la palabra, para fundamentar su voto, el Honorable señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, habíamos autorizado abrir la votación manteniendo los tiempos de las intervenciones.
El señor TUMA (Presidente accidental).- Si bien la Sala autorizó la apertura de la votación, todos los señores Senadores han respetado los cinco minutos reglamentarios para fundar su pronunciamiento.
El señor NAVARRO.- No voy a dar más esa autorización.
Haré uso de mi facultad como Comité en tal sentido.
El señor TUMA (Presidente accidental).- Su Señoría puede ocupar diez minutos, si lo desea.
El señor NAVARRO.- Señor Presidente, ¿voto voluntario e inscripción automática? Por cierto, ¡sí! Lo dijimos. Además, así piensa la mayoría de los chilenos. Y 4,7 millones de jóvenes van a sufragar.
Algunos están asustados. Hay incertidumbre. ¿Cómo van a votar esos 4,7 millones de personas? ¡Nadie lo sabe! Todas las estadísticas señalan que se dividirán conforme a la campana de Gauss: en forma más o menos normal; que nadie debiera asustarse.
Sin embargo, claramente, vamos a tener la posibilidad de una revolución electoral. Se los dije a los jóvenes en Concepción; se los dije a los jóvenes en Santiago. ¡La verdad es que quienes deseaban hacer la revolución en las calles, lo cual no fue posible, tendrán que optar por la revolución electoral!
Porque, si hay algo que los políticos tememos, es el castigo electoral. Y el 80 por ciento de los chilenos quería gratuidad en la educación.
Deseo expresarles a aquellos que aún demandan una educación gratuita, como yo y muchos otros, que el plebiscito para la gratuidad en educación; que el plebiscito para reformar el sistema binominal; que el plebiscito para una nueva Constitución; que el plebiscito para cambiar las isapres y crear una AFP estatal tendrá lugar el 11 de noviembre del 2013, en la elección presidencial.
Para ello, es preciso tener claridad: el voto premia y el voto castiga.
¡Esa es la gracia!
Y el voto de los grandes empresarios, como Luksic, vale igual que el del último empleado de cualquier municipio rural. En ambos casos, el sufragio que emiten vale lo mismo.
Sin embargo, efectivamente existen enormes desigualdades, que provocan que no todos se acerquen a la participación ciudadana o electoral de modo similar. En Las Condes, el 53,3 por ciento de los jóvenes de 18 y 19 años vota; en La Pintana, el 3,2. Y todos los especialistas coinciden en que los muchachos de mayores ingresos sufragan mucho más que los de menores ingresos.
Por lo tanto, no existe igualdad. Hay diferenciación cultural; hay diferenciación educativa. Y, por eso, señor Presidente, me extraña que haya tanto debate sobre la -entre comillas- perversidad de los incentivos.
Yo soy partidario de los incentivos para que la gente concurra a votar. Porque, en definitiva, en el país existe un doble estándar: hay incentivos para los médicos rurales, como la asignación de zona, para que se vayan a trabajar lejos; hay incentivos para el servicio militar; hay incentivos para la investigación y el desarrollo; hay incentivos para la inversión; hay incentivos para el ahorro; hay incentivos para la inversión extranjera, como el decreto ley N° 600; hay incentivos para comprar; hay incentivos para el crédito (la propaganda es un incentivo permanente).
Para todo, y particularmente en una economía neoliberal, sostenemos que debe haber incentivo, a fin de exista una mayor participación en el mercado.
Entonces, ¿por qué no aceptar que también exista incentivo para la participación democrática?
Cuando discutimos el proyecto sobre plebiscitos comunales, voté en contra de que se aumentaran de 5 a 10 por ciento las firmas para posibilitar la realización de un plebiscito y de que se cargara a los vecinos el pago de su costo.
Quiero abrir las puertas a la participación ciudadana. Y los incentivos, en este caso, ¡son bienvenidos!
Se trata de incentivos -digámoslo francamente- voluntarios. ¡No son obligatorios! Si el ciudadano quiere se toma el medio día de descanso; si el ciudadano quiere hace uso de su derecho, en igualdad de condiciones, a un empleo público.
Reitero: son incentivos voluntarios. Y la inmensa mayoría de los electores quizás no los va a utilizar. Pero sí, quienes consideren que tienen derecho a ejercer uno de ellos en las mismas condiciones.
En cuanto a los deberes y derechos, es un deber votar y los incentivos constituyen un derecho de los ciudadanos.
Me preocupa que la Derecha haya votado en contra de la educación cívica, porque si sostiene que no hay la necesidad de incentivos, cabe preguntar, entonces, cómo educar a los jóvenes, particularmente a los que provienen de los sectores de menores ingresos.
La Derecha rechazó la educación cívica. Eso me hace recordar el debate sobre la educación primaria obligatoria en 1920, cuando el Partido Agrario Laborista, el latifundismo y la aristocracia de la época vaticinaban que los campos se iban a despoblar y que se terminaría la mano de obra para trabajar la tierra.
¡Se asustan con la participación ciudadana!
Pienso que el voto voluntario y la inscripción automática harán bien a la democracia, porque Chile va a contar con un batallón electoral de 4,7 millones de personas que, cuando descubran la fuerza de su voto, entenderán la capacidad transformadora de la democracia y de la participación.
¡Y cuando la ejerzan, que tiemblen los que tengan que temblar, pues tendrán que rendir cuentas!
Señor Presidente, hasta ahora el voto es cautivo. El binominal -como decía la Senadora Lily Pérez- hace que el mayor adversario no sea el candidato del frente, sino el compañero de lista. Y, por tanto, como sostuvo el ex Presidente Lagos, este sistema terminará destruyendo a la política y a los partidos, ya que, en definitiva, hace que 66 por ciento sea igual a 33 por ciento.
Cuando me ha correspondido informar sobre este tema en el resto del mundo, nadie lo cree. ¿En qué otro país hay un sistema binominal como el nuestro donde el que obtiene 66 por ciento es igual al que saca 33? ¡Eso solo existe en Chile y hay que cambiarlo!
Claramente, este proyecto representa un paso revolucionario. ¡Inscripción automática y voto voluntario es un paso revolucionario!
Y considero que Chile está preparado, entonces, para llevar adelante el debate de fondo.
¡Nueva Constitución ahora para dejar atrás la Carta pinochetista que no se aprobó mediante plebiscito, que no permite elegir a los intendentes, que no establece referéndum revocatorio, que no ofrece participación a los indígenas ni da garantía alguna para que los ciudadanos puedan expresarse!
Señor Presidente, voto a favor de la inscripción automática, del voto voluntario y de los incentivos, porque estos últimos son estímulos que generan equidad, más aún cuando algunos sectores de la población se animarán a sufragar por ese incentivo, en circunstancias de que otros no lo harán ni lo reclamarán.
Por ejemplo, los gerentes generales no utilizarán esos incentivos, pero sí los modestos trabajadores van a poder reclamar su medio día libre. Y si esos incentivos son necesarios para propiciar mayor participación, bienvenidos, pues, al final del día, el voto se ejerce en conciencia y es secreto.
Basta que los trabajadores pidan a su jefe que les dé permiso para ir a votar. Y los viejos votan en conciencia. Nosotros les decimos a ellos que si les ofrecen regalos reciban todo lo que les den y, después, voten en conciencia, porque el voto es secreto.
Por lo tanto, pensar que el voto de ese electorado será manejado mediante estos incentivos constituye un error. La inmensa mayoría de los que sí tienen educación cívica tal vez no los van a usar, pero un importante sector de la población -el más humilde, el de menor educación- se motivarán a utilizarlos y, por tanto, tendremos una democracia mucho más participativa y amplia.
Voto a favor de la inscripción automática, del voto voluntario y de los incentivos para impulsar a los chilenos a participar en las votaciones.
¡Nueva Constitución, ahora!
¡Patagonia sin represas!
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor García-Huidobro.


El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- Señor Presidente, en primer lugar, valoro la altura con que se ha realizado el debate.
Estamos llegando al término de un proceso bastante complejo y comparto la opinión de mi compañero de circunscripción, en el sentido de que este debate fue puesto en medio de un momento electoral, lo cual no le hace bien a la democracia porque, de alguna manera, los incentivos no son de mucha reflexión.
Por ello, pienso que cada Senador tiene gran parte de razón en todos los argumentos vertidos aquí.
Por otro lado, señor Presidente, quiero entender que cuando se habla de inscripción automática, nos estamos refiriendo a inscripción forzada. Se dice que podrán votar todos. ¡Claro! Pero hoy día es bastante fácil inscribirse, y puedo asegurar que es más rápido el trámite en los registros electorales que ir a votar.
Por lo tanto, sostener que la gente no se inscribe por esa razón es erróneo y responde a una cuestión mucho más profunda. En ese sentido, el problema no se está tomando con la seriedad que corresponde.
En la UDI asumimos hace un tiempo una decisión que consistía en inscripción, voto y desafiliación voluntarios. Desgraciadamente, esa idea no prosperó.
Sin embargo, acordamos un programa presidencial y, en esa línea, estamos cumpliendo con él a través del proceso legislativo que termina con este proyecto en su tercer trámite constitucional, con el cual aseguramos inscripción automática y voto voluntario, pero no desafiliación voluntaria. Es decir, en ese esquema el país va a avanzar.
Por otra parte, señor Presidente, lamento que, al hablar de un sistema de votación voluntaria, libre y soberano, no medie incentivo alguno para ejercer ese derecho.
Cabe destacar que tampoco hay restricciones, por cuanto hoy día la ley vigente -desafortunadamente el Senador Pizarro, quien planteó este problema no se encuentra en la Sala- no impone prohibiciones para votar a las personas que trabajan.
Por lo general, nuestras elecciones se desarrollan en días festivos. Todos los chilenos, exceptuando algunos casos de servicios de emergencia, pueden ejercer su voto sin dificultades.
El artículo 155 de la Ley Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios -normativa vigente y que no se ha derogado- dispone claramente: "Ninguna autoridad o empleador podrá exigir servicio o trabajo alguno que impida votar a los electores.". (La norma queda igual).
"En aquellas actividades que deban necesariamente realizarse el día en que se celebrare una elección o plebiscito, los trabajadores podrán ausentarse durante dos horas, a fin de que puedan sufragar, sin descuento de sus remuneraciones.".
En consecuencia, está vigente un permiso legal para que los trabajadores vayan a votar y, en ese sentido, no se advierte riesgo que amenace esa situación.
En cuanto a los vocales, el artículo 156 del referido cuerpo legal consagra: "Los empleadores deberán conceder los permisos necesarios, sin descuento de remuneraciones, a los trabajadores que sean designados vocales de Mesas Receptoras de Sufragios, miembros de Colegios Escrutadores o delegado de la Junta Electoral.".
Por lo tanto, queda absolutamente resguardada la posibilidad de que los trabajadores puedan acudir a sufragar.
El debate que viene, sin duda, se centrará en el sistema electoral. Nuestro país cuenta con tres modelos: el uninominal, para elegir al Presidente de la República y los alcaldes; el binominal, el cual rige para los parlamentarios y el proporcional que se utiliza en los comicios de concejales.
Pero ¿qué ocurre? Curiosamente, en Chile participan más electores en el sistema binominal que en el proporcional.
Si Sus Señorías estudian las cifras, se encontrarán que en ese ámbito la participación es mayor -y no quiero meter el sistema uninominal con que se elige al Presidente de la República, porque trata de una situación distinta-, lo cual, sin duda, es un asunto que amerita ser producto de debate.
Como anunció el Presidente de la República, esta discusión requerirá mucha altura de miras por tratarse de un asunto complejo y que -lo advierto al señor Ministro- no veo fácil. Y lo afirma un parlamentario que fue capaz de romper el sistema electoral binominal como muchos otros en la Cámara de Diputados y algunos en el Senado.
Me parece que ese debate será muy interesante, pues se darán razones de todos lados.
Por ello, opino que el sistema electoral binominal da estabilidad al país. El proporcional, a nivel de concejales, es prudente y razonable; y, en cuanto al uninominal, no veo otra posibilidad para elegir Presidente de la República o alcaldes.
Anuncio mi voto positivo en este artículo.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Carlos Larraín.


El señor LARRAÍN (don Carlos).- Señor Presidente, los artículos octavo, noveno y décimo que se discuten en esta oportunidad, a mi entender, contradicen frontalmente el presupuesto subyacente en la modificación constitucional que estableció la voluntariedad del voto. Esto se halla incorporado en nuestro ordenamiento constitucional y no está en cuestión.
El propósito de crear estos llamados "incentivos" traduce un temor latente que aquí ha sido invocado de manera oblicua: que la voluntariedad del voto genera indiferencia y pasividad. Algunos Senadores han ido más lejos y han asegurado que en lugar de votar más gente va a votar menos. El tiempo va a decir cuál es la apreciación acertada.
No puedo dejar pasar la referencia hecha por varios en cuanto a las circunstancias en que se aprobó la modificación constitucional. Se ha afirmado que se hizo en un clima inadecuado por haberse planteado en período preelectoral. Y eso es efectivo. De pronto se legisla sin tener en cuenta el futuro del país y las instituciones constitucionales y sociales. Las que tienen que ver con la forma en que se vive son de difícil recuperación posterior.
Tampoco puedo dejar de lamentar las urgencias y contraurgencias que han presidido el proceso durante este Gobierno. Estas materias no se pueden manejar como si fueran un yoyó. Tendría que hacerse con más reflexión y frialdad y mayor profundidad técnica. En fin, es un poco tarde para quejarse. Estamos enfrentados a esta decisión hoy día sobre los artículos octavo, noveno y décimo de la propuesta legal.
Efectivamente, cuando se votan estos temas de fondo, muchos se guían por eslóganes y por lugares comunes: la supuesta apertura, la democratización universal , con lo cual se desploma la última valla que tendría el impulso participativo de la gente, en circunstancias de que en realidad el interés de muchas personas por ello hoy día francamente no se vislumbra por ninguna parte.
Quienes votaron por dar carácter voluntario al voto de cada ciudadano y hoy día quieren introducir incentivos tangibles, como los previstos en los mencionados artículos, incurren en una contradicción verdaderamente muy aguda.
Los Senadores de estas bancadas, en especial los de Renovación Nacional, tenemos derecho a pedir más consecuencia. Los que votaron por la voluntariedad tenían que aceptar que ella fuera absoluta, completa, irredargüible.
El voto voluntario hoy día no debe ser enturbiado. No parece conveniente que se ponga en cuestión la efectiva perfección de la voluntariedad del voto incorporada en la Constitución. De otro modo, tendríamos que hacer una suerte de reserva de constitucionalidad.
Estimamos nosotros -y yo, en lo particular- que esta es una dupla: el derecho universal a votar de manera libre y voluntaria debe ser protegido por el sistema legislativo; la voluntariedad ha de ser eficaz y completa.
Estimo que introducir las nociones que aquí se han discutido pondría en duda, precisamente, esa voluntariedad. No sería una buena cosa en esta etapa de la discusión.
Lo que hoy es una norma constitucional debe ser acatada en su integridad. Quienes votaron a favor de la voluntariedad del voto -yo no lo hice, no pertenecía a esta Cámara- deben enfrentar las consecuencias, como lo ha señalado el Senador Letelier hace poco rato. Él, al menos, dijo que aceptaba la consecuencia de sus actos propios, lo que en política no suele verse.
Por estas razones, votaré que sí, lo que equivale, según entiendo, a rechazar los incentivos consignados en los artículos octavo, noveno y décimo del proyecto.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra, por último, el Senador señor Chahuán.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, las reformas políticas como la impulsada en esta ocasión por el Gobierno del Presidente Piñera son necesarias y urgentes. Ello, porque el sistema político necesita oxigenarse, dejar de mirarse el ombligo y dar cabida, escuchar adecuadamente a esos 4 millones 700 mil chilenos que no han sentido interés en participar en los procesos electorales.
Esta incorporación es la más grande ocurrida en la historia de nuestro país. Y, por supuesto, genera incerteza. ¡En buena hora! Los actores políticos van a tener que reencantar a la ciudadanía para los efectos de que concurra a votar. Y, naturalmente, las temáticas van a cambiar. Los actores políticos van a tener el desafío de plantearse frente a grupos etarios que no estaban en el debate público: los sectores más jóvenes, que han dado una lección respecto a cómo son capaces de poner un tema en el debate nacional, como fue el caso de la educación este año.
Estas reformas políticas las está impulsando este Gobierno, mi Gobierno, el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera. Y en buena hora se ha develado -nosotros lo sostuvimos hace tres años en la Cámara de Diputados- que parlamentarios de la Concertación señalaban en público que eran partidarios de la voluntariedad del voto, pero, en privado, hacían ver su temor de que en las zonas agrícolas habría pocos electores. Y algunos partidos -entre ellos, la Democracia Cristiana- han sostenido derechamente ser partidarios de la inscripción automática con voto obligatorio.
La reforma constitucional que se aprobó fue de Senadores de la Coalición, de Renovación Nacional. Y este proyecto ha sido impulsado finalmente por el Presidente Sebastián Piñera, frente a la incredulidad de muchos.
Algunos sostenían que el Primer Mandatario no se iba a atrever a que en la próxima elección municipal hubiese efectivamente inscripción automática y voto voluntario. Y estamos acelerando todo el proceso para que ello ocurra, a fin de que los ciudadanos libremente se entusiasmen, se motiven, sueñen y sean capaces de concurrir a las urnas y sufragar.
Esto es relevante. Pero, claramente, la inscripción automática y el voto voluntario no constituyen la única reforma. El Gobierno del Presidente Piñera ha puesto sobre la mesa otra: las primarias. El dar mayor poder al ciudadano o empoderarlo es una cuestión de fondo.
Y no queda ahí: el propio partido del Presidente ha señalado, a través de su mesa directiva, que está dispuesto a estudiar, entre otras, la modificación al sistema de gobierno. Se trata de ser capaces de abordar, en forma responsable, con altura, la posibilidad de ir evolucionando de un sistema excesivamente presidencialista como el actual a uno semipresidencial, donde haya mayor contrapeso de los poderes públicos, una mayor fiscalización y control de la ciudadanía respecto de los actos del Ejecutivo y del Parlamento, con mayor poder de este último en relación con los poderes casi omnímodos que hoy día tiene el Jefe de Estado.
Esta agenda libertaria, esta agenda de participación ciudadana, esta agenda que tiende a oxigenar el sistema político no fue impulsada por los Gobiernos de la Concertación, aunque lo prometieron en muchos de sus programas. Ha sido este Gobierno el que está respetando la palabra empeñada, y lo va a seguir haciendo. Va a cumplir su Programa de la "A" a la "Z". Los temas de participación ciudadana, las iniciativas que tienden a refrescar el sistema político y a dar poder al ciudadano están en primera línea.
Nosotros hemos propuesto otros proyectos. ¿Por qué no? El límite a la reelección indefinida de los diputados, senadores, alcaldes y concejales es uno de ellos. Lamentablemente, el proyecto respectivo lo perdimos por dos votos en la Cámara de Diputados -¡por dos votos!-, porque no alcanzamos el quórum. Y espero que mi Gobierno, el Gobierno del Presidente Piñera, lo ponga sobre la mesa.
Entonces, tenemos inscripción automática, voto voluntario y se establecerá un sistema de elecciones primarias que va a permitir que los ciudadanos se pronuncien respecto de cuáles son los mejores candidatos, aquellos que pueden cautivar sus sueños, sus aspiraciones.
Por supuesto, se van a analizar fórmulas para reestudiar nuestro régimen político. Esto igualmente estará sobre la mesa.
Y ha sido mi Partido, Renovación Nacional, el que ha relanzado la comisión, a cargo del Senador Baldo Prokurica, que el año 2007 entregó una propuesta al Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet...
El señor LARRAÍN (don Carlos).- Fue el año 2006.
El señor CHAHUÁN.- ...el 2006, sin que hasta ahora haya habido alguna respuesta.
Ajustes al sistema electoral: ¡los propuso Renovación Nacional! Ajustes al sistema binominal: ¡ni una respuesta por parte de los Gobiernos de la Concertación!
¡Pero el actual Gobierno, señores Senadores, va a cambiar la historia!
¡El actual Gobierno va a dar mayor participación ciudadana y cumplirá con la palabra empeñada!
He dicho.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Ha pedido la palabra el señor Ministro.
Puede hacer uso de ella.


El señor LARROULET (Ministro Secretario General de la Presidencia).- Señor Presidente, por su intermedio, quiero agradecer, en nombre del Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, las intervenciones de las señoras Senadoras y los señores Senadores, que demuestran un enorme respaldo a esta iniciativa de inscripción automática y voto voluntario.
Como dijeron quienes me antecedieron, estamos, sin lugar a dudas, frente a un momento histórico. Termina el tercer trámite de esta legislación, que se traducirá en un incremento de aproximadamente 55 por ciento del padrón electoral.
En la historia de Chile solo ha habido un episodio similar, el año 1952, cuando se permitió el voto femenino en las elecciones parlamentarias y presidenciales, que también significó un aumento de 55 por ciento en los registros electorales.
Por lo tanto, estamos ante un hecho que, con toda rigurosidad, puede ser calificado de histórico, el cual implicará una inyección de renovación y optimismo en la acción política, como, igualmente, de mayor valorización de la actividad política, tan importante para una democracia.
Considero, además, que el voto voluntario va a acercar a los parlamentarios, los alcaldes, los concejales y a los distintos actores políticos con la ciudadanía, lo cual interesa, por sobre todas las cosas, al Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, para que se tomen en cuenta los problemas de la población, relacionados con la delincuencia, la educación, etcétera.
Por eso, estamos muy satisfechos con el resultado de este debate y de las votaciones efectuadas.
Queremos agradecer al Senado, a la Cámara de Diputados y a cada uno de los integrantes de ambas Cámaras, en particular a los parlamentarios que hicieron un esfuerzo muy importante por llegar a este momento.
He dicho.
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Terminada la votación.
--Se acoge la enmienda propuesta por la Cámara de Diputados y, por consiguiente, se suprime el Artículo Octavo del proyecto (25 votos a favor, 8 en contra y 3 abstenciones).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Pérez (doña Lily) y Von Baer y los señores Bianchi, Cantero, Chahuán, Coloma, Escalona, García, García-Huidobro, Girardi, Gómez, Horvath, Kuschel, Lagos, Larraín (don Hernán), Larraín (don Carlos), Muñoz Aburto, Orpis, Pérez Varela, Prokurica, Quintana, Rossi, Ruiz-Esquide y Uriarte.
Votaron por la negativa la señora Rincón y los señores Frei (don Eduardo), Letelier, Navarro, Pizarro, Sabag, Tuma y Walker (don Ignacio).
Se abstuvieron la señora Alvear y los señores Walker (don Patricio) y Zaldívar (don Andrés).
El señor LETELIER (Vicepresidente).- Queda despachado el proyecto sobre inscripción automática y voto voluntario.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).