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ESTADO DE AVANCE DE RECONSTRUCCIÓN TRAS TERREMOTO DE 27 DE FEBRERO DE 2010


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, estimados colegas, a más de un año de ocurrida la catástrofe del 27 de febrero de 2010, nuestra Corporación ha citado a una sesión especial con la finalidad de analizar el estado de avance del actual proceso de reconstrucción en las Regiones afectadas por el terremoto.
Durante el 2010 el Senado aprobó la conformación de una Comisión Especial integrada por Senadores de todas las bancadas y presidida por el Honorable señor Ruiz-Esquide. Desgraciadamente, la Comisión nunca contó con el apoyo del Ejecutivo: solicitó en reiteradas oportunidades la presencia de Ministros de Estado, los cuales no asistieron y se transformó más en una reunión entre nosotros para compartir visiones de la reconstrucción que en una instancia de intercambio de opiniones con el Ejecutivo sobre lo que se hace en esta materia.
La actitud del Gobierno ante dicha Comisión me parece solo comparable a la manera en que se ha llevado adelante el proceso de reconstrucción: sin escuchar a nadie, sin dar explicaciones de nada, con poca claridad de lo que se está haciendo y sin un plan maestro que lleve adelante una tarea tan importante como es reconstruir la zona centro sur del país.
Como dato adicional, debo dar a conocer que la encuesta realizada en la Región del Maule en febrero de este año señala que 73 por ciento de la ciudadanía cree que el proceso ha sido lento o muy lento, y 82 por ciento sostiene desconocer los planes de reconstrucción. Y a esa percepción ciudadana debemos agregar los reparos no menores realizados por la Contraloría General de la República en distintos ámbitos y por montos no pequeños.
Quiero en esta intervención hacer un análisis desapasionado y lo más objetivo posible de esta materia, tratando de reconocer los puntos que me parecen positivos, relevar los aspectos que han sido mal manejados y hacer propuestas en lo cual queda mucho por hacer.
Como Senadora por la Región del Maule Sur, durante el año que llevo en el cargo me ha tocado ver muy de cerca el enorme sufrimiento de miles de personas que vieron no solo sus casas en el suelo, sino también sus sueños y anhelos de un mejor futuro desplomados.
En enero de este año, los Ministros de Vivienda y de Planificación dieron a conocer los resultados de la Encuesta Post Terremoto. Respecto de la pobreza, el estudio mostró un aumento en relación con la encuesta CASEN de diciembre de 2009, donde 16,4 por ciento de la población se ubicaba en dicha condición. En mayo del 2010, el guarismo subió a 19,4 por ciento. Estos tres puntos porcentuales reflejan que en Chile la pobreza aumentó de 2,5 millones a 3 millones de personas. A su vez, quienes se hallan en extrema pobreza escalaron de 620 mil a 700 mil.
Lo anterior me parece especialmente triste. Durante los 20 años de Gobierno de la Concertación, se avanzó sistemáticamente en derrotar la pobreza y la extrema pobreza, por lo que el que haya aumentado el número de pobres -como consecuencia del terremoto y no del accionar del Gobierno- es una muy mala noticia para todos.
Recuperar el terreno perdido en esta materia y luego avanzar con más fuerza aún es tarea de todos: del Gobierno y de la Oposición, de empresarios y trabajadores, del Estado y también de privados. No obstante, es el Estado el que debe garantizar que el proceso de reconstrucción se lleve adelante con igualdad de oportunidades para todos los chilenos.
Entre los puntos por destacar en el proceso de reconstrucción -y muchas de las cosas dichas en esta sesión avalan aquello-, creo que, en materia agrícola, obras públicas y educación, el análisis indica que se va en la línea y el ritmo correctos.
En la Región que represento, eminentemente agrícola, han vuelto a funcionar los canales de regadío y se han reparado los embalses. Me parece que en este tema se ha trabajado bien, con un Ministro cercano que ha sabido escuchar opiniones y puntos de vista diversos en esta materia y sin enojarse.
No me refiero -por no ser este el tema que nos convoca-, a las 25 promesas incumplidas con el agro del Presidente Sebastián Piñera.
Otro punto positivo ha sido el restablecimiento de la conectividad y la red vial a lo largo del país, aunque no en forma óptima. En efecto, todas las semanas recorro miles de kilómetros por las carreteras y caminos secundarios de mi Región y sé que se ha recuperado la conectividad pero no el estándar de calidad existente antes del 27 de febrero. Luego de un sismo tan grande como el que tuvimos, me parece que se trabajó rápido para solucionar el problema que nos aquejaba.
No puedo dejar de destacar lo logrado en el ámbito del Ministerio de Educación y de hacer un reconocimiento al aporte de las empresas privadas para restablecer la infraestructura en este sector. Ejemplo de ello, entre muchos otros, es la reciente inauguración del Liceo Politécnico de Cauquenes, obra materializada gracias al aporte de una de aquellas.
También cabe mencionar lo que se hizo con el aporte de las empresas privadas en el ámbito de las caletas pesqueras.
Por último, más allá del aprovechamiento mediático que algunos quisieron hacer con la alarma de tsunami del 11 de marzo recién pasado como consecuencia del terremoto en Japón, creo que el Gobierno actuó como debía: evacuar de manera preventiva y eficiente las zonas costeras del país, protegiendo la seguridad de los miles de chilenos que las habitan.
A pesar de las críticas, me parece que hizo lo correcto, y bien.
Así como este año he destacado lo que me parece positivo en el proceso, también he señalado con fuerza la lentitud que se observa en infraestructura de salud y habitacional en las zonas afectadas.
En materia de vivienda -y esto no es personal-, se habló en el Maule de 53 mil subsidios, pero todavía no se conoce si estos fueron efectivamente entregados; y las familias solo tienen un papel, sin la mínima esperanza de ver construidas sus casas en breve plazo.
El avance de la reconstrucción es demasiado lento, señor Presidente. Y la gente sigue esperando del Gobierno las soluciones reales que prometió: trabajo, eficiencia, 24/7 -no entiendo este concepto; quizás se quería hablar de 24 por 7-, y varios otros compromisos que brillan por su ausencia. Ello nos impone el deber moral de pedir que se cumpla de una vez por todas la palabra empeñada ante los chilenos en la última campaña presidencial.
No es propio de un Gobierno de excelencia utilizar los programas tradicionales de subsidios, creados para situaciones de normalidad, y hacerles adaptaciones para enfrentar una situación de emergencia y anormalidad.
Sí, ahora servía la misma política que tantas veces criticó la coalición que ahora es gobernante. Y no solo eso, pues aquella era la base de la reconstrucción nacional.
Claramente, el marco operacional no fue el adecuado y las consecuencias no han tardado en hacerse presente.
También debo señalar que, pese a que se usó la política vigente, el Gobierno demoró más de un mes en hacer oficial el llamado plan de reconstrucción. Después de ello, debió realizar no una, sino decenas de modificaciones para adaptarlo a la realidad posterremoto.
Podría enumerar varias de ellas.
Se han hecho tantos cambios y nuevas exigencias que hoy y en el futuro miles de chilenos que perdieron sus casas no tendrán la calidad de damnificados, no por haber recibido sus nuevas viviendas, sino por no estar en condiciones de cumplir las nuevas normativas de lo que constituye una reconstrucción inadecuada.
Un ejemplo, señor Presidente: la resolución exenta N° 6064, de 24 de septiembre del 2010, establece nuevas exigencias para los damnificados no propietarios, quienes debían volver a adjuntar documentos o modificar sus postulaciones. Tienen que presentar ahora contratos de arriendo anteriores al 27-F, cuentas de consumo a su nombre, declaración jurada simple del postulante y del propietario de la casa. Pese al fin loable de la modificación, se cambian las reglas del juego siete meses después del terremoto para los damnificados no propietarios.
¿Por qué se espera tanto tiempo para modificar las reglas del juego?
Este es uno de varios ejemplos que, en honor al tiempo, no explicitaré, pero que, obviamente, haré llegar, por escrito, a través del señor Presidente del Senado, a la Ministra del ramo.
Pero creo que todos los Senadores presentes en la Sala saben que para que resulte eficaz cualquier política pública debe necesariamente gozar de estabilidad en el tiempo, condición que el señalado plan ciertamente no cumple, ya que, a medida que se han pasado los días, se adicionan requisitos; se cambian algunos y se eliminan otros, causando incertidumbre en los funcionarios del MINVU, del SERVIU, en las EGIS, en los municipios y con mayor y lamentable razón, en los damnificados.
En materia de vivienda, un último comentario: no más show ni pirotecnia.
Hemos visto cómo se entregan casas que se levantaron antes del terremoto y en el Gobierno anterior, presentadas como parte del plan de reconstrucción.
Hemos visto cómo, con total discrecionalidad, se les entrega a familias de Talca un subsidio de 680 UF (me alegro por ellos), y al resto de los damnificados, 380. No molesta lo primero; indigna lo segundo.
Hemos visto cómo se presenta como primera casa del plan de reconstrucción una vivienda que no ha sido certificada por el SERVIU.
También nos preocupa la lentitud que se observa en el sector salud: mientras el Presidente Piñera manifestó en diciembre que todas las camas estaban recuperadas, el Director del Servicio de Salud del Maule -hay testimonios de prensa al respecto- sostuvo que en el Maule eso era imposible. De hecho, aún hay falta de camas. A mayor abundancia de datos, el hospital de Cauquenes funciona a un tercio de su capacidad, y el de Parral, con la primera gran lluvia del año, quedó inundado, lo que dejó al descubierto las paupérrimas condiciones en que trabajan sus profesionales, asistentes y auxiliares, cuestión que no apareció en ninguno de los autocomplacientes balances del Ministerio de Salud, pero que ayer millones de compatriotas pudieron apreciar en las potentes imágenes de la televisión nacional.
Dos cosas más: esta realidad no es nueva. Viene desde el terremoto de febrero. Y si bien son urgentes los ultra anunciados hospitales de construcción acelerada, lo que se necesita son soluciones definitivas, como las que ya se están levantando en Curicó, Talca y en el Maule norte, donde no se han escatimado recursos para dar respuesta a una necesidad real, la misma que existe en el Maule sur -como diría Serrat- y que necesita con urgencia ser satisfecha.
Hemos hecho ingentes esfuerzos para ser escuchados por el Gobierno en aquellos aspectos que consideramos insuficientes. Tenemos propuestas, y las hemos hecho; pero la mayoría de las veces no fuimos oídos. Y lo más triste es que, en algunos casos, hemos sido incluso ignorados y hasta ofendidos. Eso fue lo que se hizo al calificar de ineficientes a los alcaldes de San Javier y de Parral cuando reclamaron por la lentitud y falta de respuesta del Ejecutivo.
Muchos personeros de Gobierno han criticado a los Senadores de Oposición por ser poco propositivos, lo que me parece, por decir lo menos, injusto. Desde un principio, tras el terremoto y tsunami, hicimos numerosas propuestas, las cuales pasaron a formar parte del informe de la Comisión Especial de Reconstrucción del Senado.
Agradezco el ánimo con que dicha Comisión ha trabajado. Por ejemplo, en becas para estudiantes de educación superior; en aumento del monto de los subsidios habitacionales; en la Agencia Nacional de Reconstrucción, todo lo cual fue planteado por los presidentes de partidos.
Quiero detenerme en una propuesta que parece necesaria, justa y urgente.
Señor Presidente, nos preocupa la reconstrucción en vastos sectores rurales que no son comercialmente atractivos para las empresas y que, por tanto, están siendo postergados no por el Gobierno, sino por el mercado. Proponemos, en consecuencia, que el Ejecutivo disponga un aumento en el monto del subsidio habitacional rural, de manera de incentivar la construcción de casas en el mundo campesino, tanto o más afectado por el terremoto que las áreas urbanas. Incluso, sugerimos acoger lo sugerido por la Cámara Chilena de la Construcción, logrando, quizás, un gran acuerdo que la involucre y la haga participe de este proceso, y con ello dar respuesta a las demandas de los damnificados.
Señor Presidente, hace unos días me recibió el Coordinador Nacional de Reconstrucción Urbana, señor Pablo Allard. Concurrí acompañando a la directiva del Comité Habitacional de calle Yungay, de Cauquenes. Ellos, no yo, relataron cómo personas de más de 80 años siguen viviendo en galpones, bajo condiciones precarias, sin recibir hasta la fecha una mediagua.
En muchos sectores de nuestro territorio la emergencia no ha terminado.
Queremos sumarnos a este proceso, colaborar. Pero para ello necesitamos ser escuchados, señor Presidente.