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DECLARACIÓN DE 19 Y 20 DE SEPTIEMBRE DE 2010 COMO FERIADOS OBLIGATORIOS E IRRENUNCIABLES PARA TRABAJADORES DEL COMERCIO


El señor PIZARRO (Presidente).- Corresponde proseguir la discusión de los dos proyectos de ley, en segundo trámite constitucional, que establecen, por una sola vez, como feriados obligatorios e irrenunciables para los trabajadores dependientes del comercio los días 19 y 20 de septiembre de 2010 y 19 de septiembre de 2010, respectivamente, con sendos informes de la Comisión de Trabajo y Previsión Social.
--Los antecedentes sobre el primer proyecto (7082-13) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 45ª, en 31 de agosto de 2010.
Informe de Comisión:
Trabajo y Previsión Social, sesión 47ª, en 7 de septiembre de 2010.
Discusión:
Sesión 47ª, en 7 de septiembre de 2010 (queda para segunda discusión).
--Los antecedentes sobre el segundo proyecto (7066-13) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 45ª, en 31 de agosto de 2010.
Informe de Comisión:
Trabajo y Previsión Social, sesión 47ª, en 7 de septiembre de 2010.
Discusión:
Sesión 47ª, en 7 de septiembre de 2010 (queda para segunda discusión).
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN (Secretario General).- Cabe recordar que en la sesión ordinaria de ayer se solicitó segunda discusión respecto de estas dos iniciativas.
El señor PIZARRO (Presidente).- Hago presente a la Sala que existe un acuerdo para que el pronunciamiento se realice con fundamentación de voto y para que, en caso de que se presenten indicaciones -han llegado dos a la Mesa-, se discutan y después se proceda a la votación.
En la segunda discusión, tiene la palabra la señora Ministra.

La señora MERINO (Ministra del Trabajo y Previsión Social).- Señor Presidente, el Bicentenario es una fecha especial para todos nosotros, y queremos celebrarlo con nuestras familias y estar unidos como país.
Por eso, en el mes de julio pasado el Gobierno propuso al Congreso Nacional (en definitiva se aprobó) la extensión de los feriados para todos los trabajadores con motivo de la celebración del Bicentenario de nuestra Independencia.
En consecuencia, serán festivos los días 17, 18, 19 y 20 de septiembre.
Sin embargo, debemos compatibilizar las ganas de celebrar con la necesidad de mantener funcionando los servicios. Por eso, miles de personas deberán laborar igual en tales fechas: en los hospitales; en las farmacias; en los restaurantes, para que vayamos a celebrar; en el transporte público y otros servicios, de modo que podamos disfrutar de las Fiestas Patrias como corresponde.
En el caso de los trabajadores del comercio, según la legislación vigente el 18 de septiembre es un feriado irrenunciable, pero el resto de los días festivos tienen que laborar.
Las mociones que estamos analizando apuntan a hacer extensivo el carácter de irrenunciables a los feriados del 19 y/o 19 y 20 de septiembre. Ello significaría que ningún local comercial donde se atendiera público con la concurrencia de personal dependiente podría funcionar en tres días continuos -sí les sería posible hacerlo a quienes desarrollan esa actividad por cuenta propia-; esto es, el 18, 19 y 20 de septiembre.
Eso nos preocupa.
En efecto, el pequeño comercio (por ejemplo, las panaderías, las carnicerías) realiza buenas ventas en estas fechas, y si se aprueban los dos días feriados irrenunciables propuestos, más el del 18 de septiembre, se verá perjudicado, lo mismo que las personas que durante estas festividades concurren a hacer sus compras a esa clase de locales.
Al mismo tiempo, es una realidad no discutida que los trabajadores de menores ingresos podrían tener problemas para abastecerse en forma anticipada a las festividades de septiembre, considerando que las últimas compras deberían realizarse el día 17, hasta las 7 de la tarde, y que recién podrían comprar de nuevo el 21, cuando tengamos que volver a trabajar, lo que, obviamente, complica más la situación.
Asimismo, es del todo necesario dejar en claro en esta Sala que las zonas turísticas se verían fuertemente afectadas, por dos razones:
De una parte, el gran número de personas que se espera que se traslade a otras zonas no tendría lugares expeditos donde comprar sus alimentos y otros bienes de consumo familiar relevantes. Y de otra, al no poder funcionar, el comercio se vería impedido de hacer buenas ventas aprovechando la alta cantidad de visitantes.
Estoy hablando de comunas que carecen de grandes oportunidades de obtener buenos ingresos y que siempre esperan estas fechas para realizar mejores ventas.
Pienso en los pequeños comerciantes de las zonas costeras, muchos de los cuales fueron afectados por el terremoto, que verían mermada una oportunidad para vender si declaramos irrenunciables los mencionados días feriados.
Por ello, el Gobierno ha propuesto, a través de dos indicaciones, un mecanismo que permita compatibilizar la capacidad de todos los sectores de celebrar el Bicentenario, con el reconocimiento del mayor sacrificio y entrega de los trabajadores del comercio que se desempeñen en estos días festivos.
La proposición consiste en que ellos tengan dos días de feriado irrenunciable: el 18 y 19 de septiembre. Además, respecto de quienes deban laborar los días 17 y 20, se ha considerado compensar su sacrificio con un pago equivalente al de las horas extraordinarias, es decir, con un recargo de 50 por ciento por cada hora trabajada.
--(Manifestaciones en tribunas).
Es importante destacar que dicho recargo es sin perjuicio de las compensaciones a que ellos tendrán derecho en la semana siguiente por efecto de haber laborado en esos dos días festivos.
En resumen, con las indicaciones del Gobierno, los trabajadores del comercio podrán lograr lo siguiente:
Derecho a descanso los días 18 y 19 de septiembre;
b) Si laboran el 17 y el 20, sus remuneraciones se recargarán como si se tratara de horas extras.
c) En la semana siguiente dispondrán de dos días más de descanso o, en caso de trabajar esos días, tendrán derecho a un recargo adicional al ya comentado.
El efecto de esta propuesta también va en beneficio de los trabajadores del comercio en orden a que la mayor ganancia esperada, especialmente en los establecimientos medianos y pequeños, redundará en mejores comisiones y remuneraciones, sobre todo en las ciudades y los lugares más turísticos.
Creemos que con esta propuesta se resguarda el derecho de celebración de los trabajadores del comercio, pero al mismo tiempo se reconoce la dignidad de ellos, cuyo sacrificio permite que la población pueda desenvolverse de manera normal en una festividad larga como la que nos aguarda.
Por eso presentamos las indicaciones, y esperamos que sean aprobadas.
Entendemos que la gente desea celebrar. Sin embargo, ello debe compatibilizarse con la necesidad de que todos los servicios estén disponibles. Habrá muchas personas que deberán trabajar para que podamos festejar como corresponde.
Estamos ciertos de que la gente del comercio realiza un esfuerzo especial, y por eso la estamos compensando con horas extras.
También reconocemos que se requiere realizar un estudio acerca de cómo se les paga a los dependientes del comercio por trabajar en domingo. Para ellos estos días son como cualquiera de la semana. Pero es diferente laborar un domingo, un festivo, que hacerlo en otro día.
En tal sentido, hay un compromiso del Gobierno en cuanto a estudiar el modo de compensarlos adecuadamente. Y traeremos el respectivo proyecto al Parlamento durante este año.
Muchas gracias.
--(Manifestaciones en tribunas).

El señor PIZARRO (Presidente).- Por favor, les recuerdo a quienes se encuentran en las tribunas que está prohibido manifestarse a favor o en contra, así como hacer ruido. Pueden expresarse pero en silencio. No hay problema si escriben una palabra en un cartel o que sé yo.
No queremos tener algún tipo de inconveniente que impida el desarrollo normal de la sesión.
Muchas gracias.
Debo hacer presente a la Sala que, según lo acordado, hay que pronunciarse sobre las indicaciones que se presenten. Y el Ejecutivo ha formulado dos, las cuales fueron explicitadas por la señora Ministra.
Por lo tanto, se procederá a votar la primera indicación. Si es aprobada, reemplazará a la parte pertinente del proyecto que declara al 19 y al 20 de septiembre de este año como feriados obligatorios e irrenunciables. De no serlo, habría que pronunciarse acerca de la iniciativa, y en caso de que esta fuera acogida, ya no sería necesario discutir el proyecto que solo declara feriado el día 19.
Ese es el orden que seguiremos.
Conforme a lo acordado, se abrirá la votación con respecto a la indicación presentada por el Ejecutivo, y cada señor Senador dispondrá de hasta cinco minutos para fundamentar su pronunciamiento.
En votación la indicación.
--(Durante la votación).
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Bianchi para fundar el voto.


El señor BIANCHI.- Señor Presidente, quiero partir de la misma manera en que lo hice el día de ayer: dándome el gusto personal de anteponer al ser humano por sobre lo económico.
En segundo lugar, deseo señalar que, si existe una preocupación en cuanto a dónde vamos a comprar el pan, por si no se sabe hacer este alimento en casa -que queda muy sabroso, entre otras cosas-, debo decir que las empresas o las panificadoras pueden perfectamente elaborarlo. Lo que no se les permite es venderlo.
Por lo tanto, podrían distribuirlo a los locales de barrios, a los markets, etcétera. Y de esa forma se solucionaría el problema.
Ahora bien, señor Presidente, deseo entregar el siguiente argumento.
Quiero colocar en una mano el aporte económico recién mencionado por el Gobierno, y en la otra, lo que significa que la trabajadora o el trabajador permanezca durante esas horas con su familia.
La persona que percibe un sueldo de 172 mil pesos mensuales gana 955 pesos por hora. Por consiguiente, si hoy esta se recargara en 50 por ciento, tendría en una mano los 12 mil 892 pesos que se le pagarían por ese día de trabajo, y en la otra, las nueve horas que podría permanecer con su familia.
¡Qué pesa más, señor Presidente: estar con la familia o ganar tal cantidad en ese día feriado!
Siento que en esta oportunidad debemos privilegiar el aspecto humano. En lo económico, es perfectamente posible resolver el asunto. ¡Si en esto no hay caos, señor Presidente!
Y quiero agregar algo más.
Hoy presentamos una moción, que fue remitida a la Comisión de Trabajo y Previsión Social. Ello, después de haber visto las mayores atrocidades que se cometen con un sector de trabajadores comprendido por mujeres, hombres, adultos mayores, personas con discapacidad. Me refiero a los propineros.
¡A los propineros, señor Presidente, se les cobra arriendo por trabajar!
¡A los propineros, señor Presidente, se los obliga a tener un seguro de vida de cargo de ellos!
¡A los propineros de los grandes supermercados, señor Presidente, se les exige comprar su uniforme! Y no pueden cruzar la línea de la caja porque, si lo hacen, pasan a ser trabajadores de la empresa.
¿Y sabe, señor Presidente, quién contrata a los propineros? Un joven, quien los recluta y les cobra por desarrollar ahí su actividad.
¡Entonces, de una buena vez, comencemos como país a darles una calidad distinta a nuestros trabajadores! Tengamos un discurso coherente en esta materia.
Y quiero reiterar el argumento que entregué recién: si me dan a elegir entre recibir 12 mil 892 pesos o estar nueve horas con mi familia, no me pierdo ni un segundo.
Repito lo mismo de ayer:
¡Voto a favor de la gente!
¡Voto por el 19 y por el 20 como días irrenunciables para todos los trabajadores de nuestro país!
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra para fundamentar el voto el Senador señor García.


El señor GARCÍA.- Señor Presidente, en las intervenciones de ayer se hicieron numerosas denuncias sobre los abusos que se cometen en contra de trabajadores del comercio, particularmente, en las grandes multitiendas y supermercados.
Lamentable y dolorosamente eso es así.
En varios supermercados y multitiendas -probablemente, no en todos- se abusa mucho con los empleados. Pero eso no lo vamos a compensar con un día feriado irrenunciable. La única manera de hacerlo sería con una debida fiscalización y con la adopción de las sanciones que correspondan.
Yo represento a la Región de La Araucanía sur. Y, de acuerdo con la última Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional, ella posee los más altos niveles de pobreza. Por tanto, lo que necesita son empleos -mientras más, mejor-, porque, al mismo tiempo, tiene una de las mayores tasas de desempleo.
La legislación que se nos propone resulta en extremo centralista. No tengo inconveniente en que cierren las grandes tiendas, los malls y los supermercados de la Región Metropolitana. Pero, de manera responsable, no puedo votar a favor de una iniciativa que obligará al cierre del comercio en Cunco, en Curarrehue, en Pucón, en Villarrica, en Toltén, en Carahue, en Puerto Saavedra, pues se trata de zonas esencialmente turísticas que han colocado todas sus fichas en esa actividad.
Cómo podría yo decir a la gente que irá desde Santiago a Pucón que haga sus compras en un supermercado de la capital, porque en Pucón o en Villarrica no va a encontrar supermercado ni centro comercial abiertos para satisfacer las necesidades familiares durante ese fin de semana largo.
¡No, señor Presidente y estimados colegas!
¡Así no construimos Regiones más grandes! ¡Así no desarrollamos una economía más grande! ¡Así no les brindamos mejores oportunidades a nuestros trabajadores!
¡Estamos equivocando el método!
¡La única forma de dar más trabajo es con mayores fuentes laborales! ¡Lo reclamo con fuerza, con emoción, con pasión, porque en mi Región se están viviendo días muy difíciles! Y sé que lo que sucede en ella también ocurre en otras comunas pequeñas.
¿Vamos a dejar a Concón sin abastecimiento? ¿Vamos a dejar a las comunas costeras del Litoral Central sin abastecimiento? ¿Vamos a dejar a Dichato sin abastecimiento ese fin de semana largo? ¡No, señor Presidente! No me parece justo ni para los habitantes de esas localidades ni para quienes pasarán esos días en ellas.
Es verdad que estamos pidiendo a los trabajadores del comercio un sacrificio especial. También es cierto que, particularmente por los casos que conozco, en la Región Metropolitana, se producen abusos. Pero busquemos otra forma de superar las dificultades y de terminar con ellos. No me parece bien, desde ningún punto de vista, la situación que señalaba ayer la Honorable señora Alvear -a quien le encuentro toda la razón- respecto del reportaje de televisión referido a que algunos conductores del Transantiago que deben usar pañales, al igual que las cajeras en los supermercados.
¡Eso constituye abuso aquí y en todas partes del mundo, lo que no podemos permitir! Sin embargo, no se soluciona mediante un día feriado.
Por último, demos festivo en la Región Metropolitana -no tengo problemas-, pero no destruyamos el incipiente turismo que están desarrollando las comunas de las Regiones más apartadas y más pobres del país.
--(Manifestaciones en tribunas).

El señor PIZARRO (Presidente).- Pido a los que se hallan tribunas que estén tranquilos durante el debate y que no hagan ruidos, porque así van a escuchar mejor y se van a cansar menos.
Como algunos señores Senadores han preguntado, debo señalar que está en votación la indicación del Ejecutivo.
Quienes estén de acuerdo con ella, votan sí y los contrarios, no.
Tiene la palabra para fundamentar el voto el Senador señor Tuma.


El señor TUMA.- Señor Presidente, voy a intervenir sobre el proyecto, ya que ayer no pude estar presente por prescripción médica.
Deseo hacer una reflexión en cuanto a que algo bueno está ocurriendo en Chile: junto al Bicentenario, nos estamos dando el tiempo para realizar en el Senado un debate sobre el problema laboral.
¿Qué incentivo tenían esta Corporación y el Gobierno para efectuar la discusión ahora? No solamente por encontrarse ya aprobados 4 días festivos ni porque ambas Cámaras compartieran la necesidad de agregar dos feriados irrenunciables en las Fiestas Patrias, sino porque hay un desequilibrio enorme en la normativa laboral vigente. Como se ha demostrado en varias intervenciones, se producen abusos en este y en otros sectores, pero no hemos sido capaces de legislar sobre la materia.
Estamos discutiendo -es el segundo día que lo hacemos- sobre un aspecto que, si bien resulta relevante, es tangencial a la importancia de establecer un equilibrio en la legislación laboral.
El debate se relaciona con los derechos de los trabajadores del comercio para descansar los días 19 y 20 de septiembre. Pero me gustaría mucho que discutiéramos sobre sus derechos en relación con la jornada laboral.
La Ministra del Trabajo presentó una indicación para remunerar en forma extraordinaria y compensar económicamente a esas personas por no poder participar junto con sus familias en la celebración del Bicentenario.
Al igual que el Honorable señor García, soy Senador por la Novena sur, que también es turística. Por eso, quiero que los trabajadores de Cunco, de Curarrehue, de Melipeuco, de Pucón, de Villarrica, tengan la oportunidad de gozar con sus seres queridos no solo estos días del Bicentenario, sino todos los domingos y festivos del año, lo que ahora no pueden hacer.
A ellos se les pide un sacrificio con ocasión del Bicentenario. Ello resulta muy injusto, porque lo hacen en forma permanente todos los domingos.
Reitero que lo debemos hacer es un debate profundo sobre la legislación laboral.
Me alegro de que la señora Ministra haya dicho que va a estudiar la factibilidad de modificar el régimen de feriado. Pero habría que mejorar no solamente la situación de los trabajadores del comercio, sino la de todos. Si el país requiere que una actividad funcione, ¿qué compensación podemos entregarles? Ninguna, porque no ha habido capacidad de negociación. Pero ahora la hemos logrado para que el Ejecutivo presentara una indicación que permita a los trabajadores del comercio y a los ya excepcionados de trabajar los festivos recibir una compensación económica.
No ha habido voluntad de parte del Gobierno para modificar la legislación laboral en el pasado ni ahora, ni tampoco la habrá en el futuro.
Por esa razón, considero meritorio dar una señal respecto de la importancia que implica reconocer la dignidad de los trabajadores del comercio y de sus familias, porque, al igual que el resto de los chilenos, también tienen derecho a celebrar el Bicentenario.
Por eso, señor Presidente, voy a rechazar la indicación y a votar a favor de los dos días irrenunciables.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide.


El señor RUIZ-ESQUIDE.- Señor Presidente, estimados colegas, creo que este es un debate -según se ha señalado en varias oportunidades- de gran necesidad, porque hace muchos años que ronda entre nosotros la disyuntiva de cómo enfrentar un modelo capitalista en el cual se pueda conciliar el derecho de las personas, su seguridad y, sobre todo, la igualdad frente a todas las ventajas comparativas y a todos sus derechos y deberes.
Soy hijo de un hombre que dedicó su vida entera a un comercio muy pequeño en la ciudad de Talcahuano. Tal actividad en aquellos años era muy distinta a la de ahora; constituía casi una empresa familiar. No se producían dificultades en cuanto a que las personas fueran abusadas en su trabajo o en su condición de dependientes con poca remuneración. Esta era baja. Fue creciendo poco a poco hasta los años 50 ó 60, cuando se produjo la gran emergencia de los gremios de clase media, como se calificaba a los sectores estatales y a los dependientes del comercio, entre otros.
Señor Presidente, hoy nos encontramos, por primera vez, en una discusión clara. Y no me refiero solo a la que se produce en el Congreso Nacional. Fuimos Gobierno hasta hace poco tiempo; y sabemos cuáles son las obligaciones de un parlamentario oficialista. Lo comprendo: muchos no quisieran votar, pero lo tendrán que hacer. Pero, en verdad, este es el único debate que hemos tenido para decidir entre dos modos de sociedad: la centrada en el ser humano, con todas las discusiones y las dificultades que pueda tener, y la prohijada por el dinero, donde lo que importa es ganar, triunfar, tener cada vez más y no ser más, como dice el filósofo Maritain.
Entonces, en estas condiciones, lo que ha hecho el Gobierno en su indicación es una propuesta muy tentadora para muchos dependientes, obviamente. Pero lo que está claro es que, en definitiva, es una oferta de carácter típicamente monetario, olvidando cuáles son los derechos y ventajas de una concepción en donde prima la relación humana, la familia y no un eventual mayor ingreso económico.
El mundo en que se desempeñan los dependientes de los supermercados está enfrentando una situación que nunca se vivió antiguamente.
Y creo que además la propuesta del Gobierno es vergonzante para las personas que quieran o puedan eventualmente recibirla: "No trabaje o trabaje si quiere. Yo le pago entonces más". Pero a las grandes empresas subirles 50 ó 150 por ciento por el día extraordinario, según señalaba un señor Senador que me antecedió en el uso de la palabra, es algo mínimo comparado con los ingresos que los diarios publican. Reconozco que, por obligación o por las tareas que hemos impuesto a las empresas, ellas nunca en un año habían ganado tanto como ahora. Además, que no puedan hacer lo que están realizando o lo que les estamos pidiendo efectuar, me parece que agravia la relación con los trabajadores y su vida familiar.
Y una última reflexión que tiene acento anecdótico: entre tantas críticas hechas a las grandes empresas hay una que nunca se menciona. Desde el año 1929 existe, por iniciativa de un Senador conservador de aquel entonces, la "Ley de la Silla", consignada en el Código del Trabajo.
Si se hace una pregunta a 100 personas, responderán que esa legislación no se cumple.
En estas condiciones, no aprobaré una sola idea ni del proyecto ni de la indicación. Por lo tanto, los rechazo.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Andrés Zaldívar.


El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente, creo que si la iniciativa la hubiéramos analizado en forma más racional durante un tiempo respecto de lo que preocupa realmente a los trabajadores, la discusión sería otra y más profunda.
Quiero decir con toda franqueza que, frente a la propuesta de los dos feriados declarados irrenunciables para los días 19 y 20 -así se los dije incluso a algunos dirigentes del comercio-, desde un principio tuve la convicción de que debía ser solo el 19.
Y la razón por la cual me movía en ese sentido obedecía más que nada a la información que se me había entregado en dos o tres pequeñas comunas rurales de la Región que represento, donde la gente de la Cámara de Comercio Minorista me hizo presente diversas dificultades que se producirían en cuanto al abastecimiento en ellas. Y yo consideré que algunos argumentos tenían bastante peso. Especialmente, hablaron del abastecimiento del pan. Las amasanderías que funcionan en comunas son normalmente pequeñas fábricas donde trabajan cinco, seis o siete personas que abastecen una zona con 2 a 3 mil habitantes.
En cuanto al comercio, se dijo que, si bien algunos almacenes de tipo familiar son los menos, en esos pueblos se han instalado pequeños supermercados en los cuales laboran personas que no son familiares sino dependientes contratados. Y, por lo tanto, tales establecimientos que abastecen a la población también quedarían impedidos de funcionar durante cuatro días.
Esas razones, fundamentalmente, me llevaban al convencimiento de que en las grandes ciudades el problema de los cuatro días feriados no sería considerable. En la Región Metropolitana afectarán principalmente a los supermercados durante los días festivos irrenunciables.
Según entiendo, en las grandes tiendas de Santiago -no sé si en provincias-, por convenio colectivo, ya tienen como irrenunciable el 19. Por lo tanto, el proyecto implicaría solo el 20.
El tema, principalmente, está radicado en los grandes supermercados del país.
El argumento del Senador señor García respecto de las comunas también lo lleva a uno hacer esa reflexión.
Sin embargo, después del debate de ayer y de que el Gobierno nada dijera sobre el tema ni planteara por qué tenía una determinada posición, nos viene a pedir que nosotros resolvamos la situación. Y hasta el día de hoy yo no conozco su parecer, salvo lo que me han dicho en los pasillos los Ministros, quienes se me acercaron a darme información y a hacerme algunos planteamientos.
Por todo eso, he llegado a la convicción -por lo demás es una norma única, de tipo excepcional, que otorga cuatro días feriados con motivo del Bicentenario- de que votaré a favor de los dos días irrenunciables.
En todo caso, espero que para otra oportunidad en el Parlamento discutamos lo referente a las relaciones laborales con mucha más diligencia e información y podamos llegar a tener una legislación que no necesite normas de excepción.
Hoy se nos ha presentado una indicación que yo valoro -ya se la había escuchado al Senador señor Allamand hace algún tiempo-, mediante la cual se propone que el trabajador que preste servicios en los días feriados referidos reciba una remuneración adicional. En mi opinión, hay que tratar tal asunto, pero establecerlo como norma permanente, no solo con motivo del Bicentenario: que se tenga derecho a esa compensación económica cada vez que se labore en día feriado. Si legislamos así, no habrá que debatir estas materias en forma esporádica, cada vez que se presente una ocasión especial.
Hace poco en el Parlamento discutimos sobre la cantidad de feriados que debían darse a propósito del Bicentenario. En esa oportunidad unos plantearon un día y otros, dos. Y el Gobierno no puso orden al respecto. Hoy, tampoco. Algunos parlamentarios oficialistas, aun cuando sea de modo excepcional, están a favor de declarar irrenunciables los dos días. Y me parece bien. Por tanto, si el Ejecutivo quiere pedirnos que actuemos distinto, primero le sugiero ordenar su propia votación.
En tales condiciones, voy a ser coherente con mi pensamiento y con la reflexión que he hecho. Por ello, voto a favor de declarar feriados irrenunciables los días 19 y 20 de septiembre de este año.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Novoa.


El señor NOVOA.- Señor Presidente, hace unos minutos la señora Ministra del Trabajo explicó los fundamentos de la indicación que presentó. Probablemente, el Senador Zaldívar no estaba en la Sala en ese momento. En todo caso, la indicación del Gobierno explicita su posición.
Más allá de eso, a mi juicio, el debate efectuado aquí ha sido completamente sesgado y errado. Todo se ha planteado desde el punto de vista de los supermercados y suponiendo que nosotros estamos defendiendo los intereses de las grandes empresas.
Sin dármelas de economista ni mucho menos, considero que lo más probable es que los supermercados vendan en septiembre prácticamente lo mismo que en otros meses, porque la gente que tiene la posibilidad y consume en grandes cantidades comprará con anticipación y guardará en su casa la carne, las verduras, la fruta.
Sin embargo, el proyecto que nos ocupa no está hecho para los supermercados, sino para todo el comercio, con excepción, entre otros, de los casinos de juego y los cabarés. ¡Porque pareciera que estos establecimientos son tan importantes que nunca pueden parar...!
El punto está en los problemas que origina la iniciativa, que establece la irrenunciabilidad de estos feriados. La señora Ministra del Trabajo y el Senador señor García señalaron tales inconvenientes, los que se relacionan con la gran cantidad de pequeños y medianos locales comerciales que deberán cerrar.
Las dificultades las sufrirán las personas que no podrán ir de compras el 16 o el 17 de septiembre a fin de abastecerse no solo para los cuatro días de Fiestas Patrias, sino también para la semana siguiente, pues el 21, cuando reabran los negocios, la gente estará trabajando. Además, se producirá un problema para los turistas que lleguen el 17 a sus destinos en Regiones sin la posibilidad de ir directamente a hacer las compras, ya que al día siguiente estará todo cerrado.
Quizás todo esto se hizo valer tardíamente. Pero la verdad es que en el debate de ayer no se expresó una visión más panorámica, más comprensiva de la situación. El comercio no se constituye solo de grandes supermercados, sino también de una enorme cantidad de pequeños y medianos negocios.
Además, la iniciativa va a afectar igualmente a la Región Metropolitana, específicamente a quienes no pueden ir a abastecerse a los grandes supermercados y deben comprar la carne, los pollos, la verdura en los locales de barrio, que no funcionarán.
En mi opinión, el debate de ayer -reitero- fue tremendamente sesgado. Independiente de las razones que existan para evitar los abusos que se cometen, se está legislando para un solo sector. Sin embargo, los abusos no se corrigen tomando una mala decisión y tampoco ignorando la realidad de miles y miles de otros chilenos.
Voto a favor de la indicación, pues otorga la posibilidad de que las personas se abastezcan al menos el día 20.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Muñoz Aburto.


El señor MUÑOZ ABURTO.- Señor Presidente, Honorables colegas, las intervenciones de ayer y las que he escuchado esta tarde me dan doblemente la razón para votar a favor de los días 19 y 20 de septiembre de 2010 como feriados obligatorios e irrenunciables y, por ende, en contra de la indicación presentada por el Ejecutivo. Esta, que trata de compensar económicamente a quienes deban trabajar el 17 y el 20 de dicho mes, es fruto de la improvisación, de la desesperación.
Sin embargo, esa no ha sido la única propuesta que ha circulado hoy día por los pasillos del Senado. Si se hubieran planteado con la debida antelación, a lo mejor podríamos haberlas analizado y debatido, pero con los trabajadores del comercio.
La indicación que nos ocupa, como ya lo han manifestado algunos Senadores que me han antecedido en el uso de la palabra, no satisface siquiera las expectativas económicas de dichos trabajadores.
Además, estos feriados favorecen a todos los dependientes del comercio del país, no solo a los de la Región Metropolitana. Pensar lo contrario es un error, una equivocación. No beneficia únicamente a quienes prestan sus servicios en supermercados, a pesar de que los hay desde Arica a Magallanes, sino también, por ejemplo, a esa única trabajadora de mi Región que debe atender los días domingo y que gana el salario mínimo de 172 mil pesos.
En esas personas tenemos que pensar.
Se está legislando, por esta vez en forma excepcional, para todos los trabajadores del comercio, porque, como se indicó ayer, es el sector más castigado, más menospreciado por los dueños de las grandes cadenas.
Y lo que se dijo en la sesión pasada no es nuevo. Todos los parlamentarios lo saben. Dos comisiones investigadoras de la Cámara de Diputados dieron cuenta de los abusos que se cometen en contra de los empleados del comercio, los mismos abusos que se señalaron ayer. ¿Por qué no hay sindicalización fuerte? ¿Por qué no hay negociación colectiva? ¿Por qué no hay pago de gratificaciones? Porque no hemos sido lo suficientemente capaces ni atrevidos -y asumo mi responsabilidad en ello por ser partidario y miembro de los Gobiernos anteriores de la Concertación- para modificar o eliminar el concepto de empresa de nuestro Código del Trabajo.
Por eso los dependientes del comercio siguen siendo perjudicados día a día.
Los cuatro feriados de Fiestas Patrias, señor Presidente, les permitirán a esos trabajadores, por esta única vez, reencontrarse con sus familias, con sus hijos, con sus parientes. Y algunos que viven en el centro del país, en la Capital, como dijo ayer la Senadora Ximena Rincón, podrán desplazarse hacia el sur y ver la realidad de compatriotas que tanto han sufrido después del 27 de febrero.
Por todas esas razones y porque las que dio el Ejecutivo -ya las había conocido a través de los medios de comunicación- no lograron convencerme, voto en contra de la indicación.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Allamand.


El señor ALLAMAND.- Señor Presidente, estimados colegas, quiero retrotraer el debate, que hoy ha sido bastante más sereno que el de ayer, a una sesión de hace apenas dos meses; exactamente, a la del 29 de junio.
Ese día el Senado conoció un proyecto de ley de la Cámara de Diputados que establecía la irrenunciabilidad de cuatro días del feriado Bicentenario.
En esa oportunidad la Comisión de Gobierno, integrada por los Senadores señores Sabag, Zaldívar, Bianchi, Rossi y Pérez Varela, rechazó en forma tajante la irrenunciabilidad extendida fuera del día 18. Curiosamente, todos los colegas que ahora han planteado que esta es una cuestión de principios en aquella ocasión no dijeron absolutamente nada.
Tengo aquí la lista de todos los Senadores de la Concertación que en ese momento...
--(Manifestaciones en tribunas).
Señor Presidente, ¿va a dejar que la "barra brava" continúe...?
El señor ESPINA.- ¡Si este es el Senado, señores!
El señor PIZARRO (Presidente).- Le pido a Su Señoría que se dirija a la Presidencia y no al público.
Por última vez le solicito a la gente de las tribunas que se mantenga en absoluto silencio.
Si ustedes exigen respeto, señores, deben ser capaces de respetar.
Prosiga, Su Señoría.
El señor ALLAMAND.- Muchas gracias, señor Presidente.
Decía que en aquella oportunidad se discutió exactamente lo mismo que ahora. Pero, paradójicamente, los puntos de vista de los Honorables colegas de la Concertación fueron diametralmente opuestos a los de ahora; estaban en las antípodas de la posición en que se encuentran hoy.
Por ejemplo, acabo de escuchar con mucha atención al Senador Muñoz Aburto exponer y explicar por qué es partidario de extender la irrenunciabilidad a los feriados de los días 19 y 20 de septiembre de este año.
Yo le quiero recordar al colega lo que sostuvo hace dos meses: como "en Chile ya existe la costumbre de proveerse de alimentos en los supermercados durante los feriados" y esto "puede provocar problemas de desabastecimiento (...), la mejor forma" -textual- "de resarcir a los trabajadores del sector comercio consiste en (...) entregarles un incentivo, un porcentaje de su sueldo por horas extraordinarias". Es decir, su argumento de aquella oportunidad es exactamente favorable a la indicación que hoy día presenta el Ejecutivo y que Su Señoría recién votó en contra.
¿El Honorable señor Muñoz Aburto era el único que opinaba así? ¡No! En mi pequeña lista tengo, además, a los Senadores señores Tuma, Letelier y Rossi y señora Allende. ¡Y todos sostenían lo mismo!
Señor Presidente, entiendo que pueda producirse estos abruptos cambios de opinión, pero lo que resulta más difícil de comprender es que se plantee esto como cuestión de principios.
Es clarísimo que aquí hubo un cambio de parecer y resulta evidente qué ha provocado.
Pero vamos al fondo del asunto.
¿Quiénes son los perjudicados con esta iniciativa? A mi juicio, hay dos sectores afectados.
Los primeros -no quiero extenderme en esto, pues el Senador señor García ya lo explicó- van a ser los consumidores, quienes se verán enfrentados a una situación compleja.
Los otros son los pequeños comercios.
¡Miren el absurdo que estamos generando en este punto!
Como manifestó el Honorable señor Novoa, este no es un problema de los grandes supermercados. Estamos legislando lo siguiente: si en una población cualquiera una persona tiene un pequeño negocio y lo atiende junto con su señora y su hijo, puede abrir; pero si muro por medio hay otro negocio de similares características, atendido por su dueña y dos trabajadores -es decir, ahí se da empleo-, ese local debe cerrar.
Señor Presidente, el Senado debiera ser el lugar de la racionalidad. ¿Puede alguien sostener aquí que es correcto establecer una cosa tan absurda como la que estoy señalando? O sea, el comerciante que trabaja por sí mismo puede abrir, pero el que contrata a una persona, no.
Estamos legislando en forma completamente irracional.
Al margen de eso, hay que abordar el tema de fondo.
El Senador Zaldívar hizo presente que el Gobierno había actuado con tardanza en esta materia. Y yo estoy de acuerdo con Su Señoría. Pero no porque se haya procedido de forma tardía cabe generar tales efectos nocivos.
Arriba de la mesa hay una indicación que recoge la opinión de muchos señores Senadores, quienes la expresaron en su oportunidad y, además, firmaron un proyecto de acuerdo en esa misma dirección. Entonces, ¿por qué rechazarla hoy día?
Más aún, el propio Ejecutivo ha manifestado, como lo señalé ayer, estar dispuesto a legislar sobre el fondo del asunto. Somos varios los parlamentarios, de Gobierno y de Oposición, que creemos que debiera haber, en los casos de los festivos y de los feriados, siempre, en toda circunstancia, un pago extraordinario, porque el esfuerzo es adicional.
Pero, más allá de las presiones, más allá del griterío, esto no obedece a ninguna racionalidad. Tan así es que los señores Senadores de la Concertación están pronunciándose hoy día en forma exactamente inversa a los argumentos que formularon hace pocas semanas.
¡Cómo va a ser razonable, cómo va a ser serio que este Senado el 29 de junio haya considerado inconveniente, por unanimidad, extender la irrenunciabilidad y ahora piense exactamente lo contrario! ¡Y no se da ningún antecedente nuevo!
¡Cómo no va a haber un mínimo de racionalidad y de coherencia para los efectos de legislar!
Creo, señor Presidente, que todavía existe espacio para no perjudicar a las personas, a los consumidores, a los pequeños comerciantes, y para resarcir adecuadamente a los trabajadores dependientes del comercio.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor García.


El señor GARCÍA.- Señor Presidente, le pido que suspenda la sesión por cinco minutos y que convoque a reunión de Comités.
Su Señoría sabe la razón.
El señor PIZARRO (Presidente).- Lo haré cuando termine la votación, señor Senador.
El señor GARCÍA.- ¡No, Presidente! ¡Tiene que ser ahora!
El señor PIZARRO (Presidente).- Estamos en votación.
El señor GARCÍA.- ¡Tiene que ser ahora!
¡No será la primera vez que se suspenda la sesión durante una votación!
¡En mi calidad de Comité, no puedo permitir que se les falte el respeto a los Senadores que están interviniendo! ¡Y usted, como Presidente del Senado, tampoco lo debe tolerar! ¡Y bien sabe que se le ha faltado gravemente el respeto al Senador Andrés Allamand recién...
La señora MATTHEI.- ¡Y a todos los demás!
El señor GARCÍA.- ¡Y a todos los demás!
La señora MATTHEI.- Todos en las tribunas se dan vuelta, empiezan a toser, y creen que con eso nos van a amedrentar.

El señor PIZARRO (Presidente).- Senador señor García, usted sabe que hay un Reglamento que debemos cumplir. Iniciada una votación, no puedo suspenderla.
Ayer su Comité hizo uso de una norma reglamentaria, y yo no dije absolutamente nada, porque estaba en su derecho.
Además, el Reglamento le permite adoptar alguna medida en contra de la Mesa si no le gusta la forma como conduce el debate.
En consecuencia, voy a suspender la sesión una vez terminada la votación.
Tiene la palabra el Senador señor Coloma.


El señor COLOMA.- Señor Presidente, en todos los proyectos de ley, quienes en función de la democracia representamos a las personas debemos tener claro, para tomar cualquier decisión, lo que significa la armonía permanente de tres factores: la importancia de la comunidad, la importancia del sector laboral y la importancia de los emprendedores.
A mi juicio, ese es un criterio acuciante, difícil, y hace que no siempre la tarea parlamentaria sea grata.
Si votáramos siempre por lo que aplauden las tribunas, seríamos demagogos.
Aquí hay que ser serios y pensar en Chile con mayúsculas, y no por el aplauso del momento o por tratar de obtener un resultado a corto plazo.
En estas ocasiones uno tiene que ser fiel al juramento de respetar la Constitución, las leyes y el bien común. Y pocas veces me ha tocado hacer uso de la palabra, aunque sea simplemente para fundar el voto, tan consciente de esta realidad.
Señor Presidente, como pocos, siento que el Bicentenario tiene que ser celebrado. Pero también, permanentemente, he impulsado medidas de fondo destinadas a cuidar a la familia chilena. Así que no me siento cómodo cuando algunos se consideran acreedores de la familia, como si un feriado hiciera la diferencia entre respetarla o no. Mucho más importante que aquello es preocuparse por el tamaño de las viviendas que se les entregan, que no sobrepasan los 35 metros cuadrados promedio, creyendo que con eso se hace familia, por el hecho, simplemente, de sumar propietarios.
Así que no me siento deudor, ni en materia de Bicentenario, ni de familia, porque he cumplido lealmente con mi deber de velar por una y otra causa.
Con esa misma convicción, pienso que aprobar el proyecto original, que muchos parlamentarios habían rechazado hace dos meses -como ha recordado acertadamente el Senador señor Allamand- y que hoy día se han dado una "vuelta de carnero", desde un punto de vista de país -les pido que pensemos en el país con mayúscula-, claramente genera un problema mayor.
Quiero plantear solo cuatro elementos.
El primero de ellos me parece fundamental.
Soy Senador por una zona que estuvo inactiva por el terremoto, y uno siente la angustia de la paralización y del desabastecimiento. Y tal situación no es cosa de libros, de manuales o de teorías: lo vivimos dramáticamente hace seis meses. Entonces, no diviso motivo alguno, que no sea la fuerza mayor, para que, en forma razonada, sin exigencia imposible, se impida que el país aparezca normalmente abastecido.
Y perdone, señor Presidente, pero tres días de desabastecimiento constituye un problema, particularmente en la zona que represento, donde el empleo es precario y se verá afectado el sector turismo. Precisamente, estos son los momentos que generan una ayuda importante a la familia chilena, de la que tanto se ha hablado esta tarde y que tan poco se hace por cuidarla el resto del año.
En segundo lugar, señor Presidente, me parece que aquí se obliga a los más pobres a incurrir en gastos extraordinarios para abastecerse en forma anticipada. Lamentablemente -tal vez no es el problema de muchos de los presentes-, no todos los hogares chilenos se hallan en condiciones de aprovisionarse por varios días, pues no disponen de refrigeradores ni de la capacidad adecuada para enfrentar lo que debería ser un espacio de entendimiento entre compatriotas.
Por otra parte, desde la perspectiva del empleo, ayer estuve en la Región que represento, donde se me acercaron muchos pequeños comerciantes para decirme que esta propuesta arruinaba sus vidas, ¡arruinaba sus vidas! -lo voy a subrayar-, porque ese es el drama que experimentarán muchas personas en distintas zonas en Chile.
Espero, señor Presidente, que quienes se hallan en las tribunas respeten y dejen opinar en un sentido u otro.
Como decía, probablemente otras regiones no tienen ese problema. Pero aquí hay una esperanza y un espíritu de poder trabajar y desarrollarse que me parecen adecuados. Y no se trata solo de los pequeños comerciantes, pues me parece fundamental no hacer abstracción de los emprendedores. Porque pareciera que todos los supermercados son deplorables, sin importar su tamaño. No sé en qué país uno vive. Habrá buenos y malos establecimientos, pero no generemos una caza de brujas, como si de repente hubiesen aparecido personas con absoluta insensibilidad de todo lo que tiene que ver con nuestro futuro.
Asimismo, estimo que la iniciativa abre espacios a un elemento que siempre ha sido malo, que es la especulación. Obviamente, de aprobarse el proyecto, esta se producirá durante los próximos días, por lo que, desde el punto de vista parlamentario, nosotros deberíamos abordar en consecuencia el tema y dar facilidades a la gente.
En definitiva, no se está actuando con sentido común, ni tampoco en orden a darle facilidades a las personas. Y eso es lo que reclamo en el Senado, porque, lamentablemente, la demagogia se sobrepone a lo que deben ser, en mi opinión -tal vez otros piensen legítimamente distinto-, los intereses del país.
Me parece que los oídos tienen que estar abiertos. El Ejecutivo ha hecho un máximo esfuerzo en esta instancia y ha presentado una indicación razonable, que, desde el punto de vista ciudadano, goza de gran aceptación; que, desde la perspectiva laboral, tiene sentido, y que, desde el punto de vista del país, es importante.
Por eso, señor Presidente, voto a favor de la indicación, y, eventualmente, me pronunciaré en contra del proyecto, porque pienso que daña gravemente a Chile.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Gómez.


El señor GÓMEZ.- Señor Presidente, hace tiempo que en el Senado no teníamos un debate tan intenso, en el que se efectúan premoniciones de catástrofes, de desabastecimiento, de dolor, cuando, en realidad, por primera vez en 100 años se van a juntar cuatro días de feriado que favorecen a todos los trabajadores, excepto a algunos. Entonces, se produce una cosa insólita.
El señor Senador que me precedió en el uso de la palabra dijo que algunos se dieron una "vuelta de carnero". Y pienso que es bueno hacerlo, porque ser carnero y persistir en lo bruto es, aun, peor.
Es probable que, en ese debate muchos hayamos tenido opiniones divergentes, pero hoy día enfrentamos un asunto distinto.
Quiero referirme a algo que me parece fundamental: el respeto que tengo por el Honorable señor Allamand. Y lo digo con toda claridad, porque tiene pantalones para dar su opinión, aun cuando quienes se hallan en las tribunas estén en su contra. Manifiesta su pensamiento desde la perspectiva de lo que significa esta medida -según él- para el país. Y creo que eso hay que valorarlo. No me asiste motivo alguno para pensar que lo hace de mala fe, sino que es su punto de vista. Y si bien estoy absolutamente en desacuerdo con lo que señala, ese es su razonamiento al respecto.
¿Y por qué lo digo? Porque el señor Senador tiene la valentía y pantalones para expresar que el responsable de lo que está pasando hoy aquí es el Gobierno, que ha sido incapaz de buscar y de llegar a acuerdos con nosotros para tomar una resolución correcta.
Ayer emplazamos a la señora Ministra del Trabajo y al señor Ministro del Interior para que adoptaran una posición. Pero el Honorable señor Allamand tuvo que usar sus facultades y pedir segunda discusión para suspender el debate, y continuar ahora tratando el proyecto en estas condiciones.
Por lo tanto, el responsable de lo que está ocurriendo hoy en cuanto a si va a cerrar o no el comercio, o si los pequeños comerciantes tendrán o no problemas, es el Gobierno por su incapacidad de llegar a acuerdos políticos a tiempo.
Yo respaldé al Senador señor Allamand cuando presentó su propuesta anterior. Pero nadie lo escuchó. No hubo ninguna posibilidad real de discutirla. Hoy día tampoco. Y el Ejecutivo, a última hora, nos presenta una indicación para solucionar un problema irresoluble, al menos desde nuestro punto de vista.
Nosotros vamos a apoyar que en Chile exista igualdad entre los trabajadores en cuanto al feriado. Y si se aprueba para todos, deberá incluirse también a los del comercio.
Votaremos en contra de la indicación de la señora Ministra y del Gobierno, y nos pronunciaremos a favor de los feriados del 19 y 20 de septiembre. Y eso, señor Presidente, hay que decirlo con claridad.
Si aquí hubiese habido un acuerdo político, esta situación se habría resuelto sin ninguna dificultad, y no se estaría insinuando que habrá caos y que poco menos se producirá un desastre en el país. No va a ser así. Los pequeños comerciantes igual van a abrir sus locales; los panaderos venderán pan, y, por último, todo Chile hará lo que está diciendo el señor Presidente de la República: celebrar el Bicentenario en unidad.
Sin embargo, se pretende evitar que todos los trabajadores lo puedan festejar. La gente que está en las tribunas es tan pobre como los más pobres que se han defendido aquí, porque todos sabemos cuánto ganan los empleados de los supermercados. En definitiva, los únicos afectados son los grandes empresarios, porque no van a poder abrir sus negocios. Pero los pequeños comerciantes no tendrán problemas.
Y, para terminar, señor Presidente, reitero que el único responsable aquí es el Gobierno.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Longueira.


El señor LONGUEIRA.- Señor Presidente, no era mi ánimo intervenir en esta discusión, pero luego de la sesión de ayer y de lo que se ha expresado en la de hoy, quiero dejar testimonio de las razones por las cuales voy a respaldar la iniciativa del Ejecutivo.
Para ello, deseo recordar el debate original que nos llevó a esta iniciativa, y es precisamente el proyecto que aprobamos hace algún tiempo, que estableció dos feriados adicionales para el Bicentenario: el viernes 17 y el lunes 20 de septiembre.
En esa discusión -tal como lo dijo el Senador señor Allamand- se estableció la irrenunciabilidad de ese par de días como feriados.
Fue unánime la opinión de rechazo a instaurar dos días de feriado, no solo en la Sala, sino también en los medios de comunicación muchos se manifestaron contrarios a ello.
Argumenté en esa ocasión.
Cuando el Ejecutivo le consultó a la UDI la posición, quedamos todos en libertad de acción. Así lo acordamos, porque es un tema muy opinable. En lo personal, creía que el Bicentenario merecía dos días feriados, como finalmente acordaron las mayorías.
El que hayamos aprobado esos dos días generó dos proyectos de ley.
Al respecto, quiero señalar, en forma muy honesta, que yo era partidario de los dos días. Y me encuentro en el peor de los mundos, porque, finalmente, por cumplir mi palabra cambié mi voto.
Al consultarnos el Ejecutivo manifesté, dado que Senadores de la Concertación habían comprometido su voto para un día adicional, que también concurriría a esa decisión.
Pero frente al espectáculo que hemos visto entre ayer y hoy, prefiero honrar mi palabra y no cambiar mi pronunciamiento, como era originalmente mi voluntad.
Porque, a mi juicio, nada de lo que se ha dicho aquí tiene validez. Nos hallamos votando si establecemos excepcionalmente en el Bicentenario dos días en que los trabajadores del comercio no trabajarán.
Si se hubiera hecho con anticipación, los efectos serían menores de los que creo que van a acontecer de aprobarse tardíamente esto. Pero prefiero honrar la palabra, ser serio a popular.
Creo que esta es de las peores sesiones que se han llevado a cabo en el Senado desde que lo integro. Siempre pensé que esta era una instancia de reflexión, de acuerdo. Lamentablemente, a partir especialmente desde que la Concertación está en la Oposición, ha dejado de serlo. La verdad es que lo que une siempre cuando se encuentra en la Oposición es la demagogia. Ojalá aparezcan líderes en ese conglomerado político que puedan llegar a acuerdos, que estén dispuestos a pagar costos políticos y no a buscar siempre los aplausos fáciles.
¿Qué ha pasado entre el proyecto anterior y el de ahora? Que hay gente en la galería.
Por eso, siempre he dicho que la única razón por la cual soy partidario de que el Congreso se quede en Valparaíso es porque es más difícil llenar la galería. Mientras menos concurrencia haya en ella, mejor será para el país. Porque vamos a legislar en serio, y no para la galería.
Y digo esto ante la gente que hoy se halla en las tribunas. Porque no da más título en representación de los trabajadores a los que voten por un feriado más. Muy por el contrario.
Gobernaron 20 años, señor Presidente.
Cuando uno escucha la cantidad de atrocidades que se han dicho en esta Sala, quisiera preguntar a los que están votando por otro día feriado: ¡dónde estuvieron esos 20 años!
Entonces, en la vida uno tiene que optar si actúa con rectitud y mirarse al espejo, a la cara, con honradez. Yo prefiero la tranquilidad de ser impopular, pero también de votar en conciencia y cumplir mi palabra.
Esa es la razón por la cual voy a respaldar la indicación presentada por el Ejecutivo.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Girardi.


El señor GIRARDI.- Señor Presidente, me parece que este es un debate totalmente interesante, que habla del país que queremos construir y los problemas que tenemos.
Yo no diría que es ser populista estar en determinada posición.
El Senador Allamand nos señaló que casi todas las encuestas que tenían favorecían más bien la opción distinta, la que ellos representan, y que lo que nos hallamos en este lado estaríamos más bien votando contra lo que piensa la mayoría.
Creo de verdad que esta es una cuestión de principios. Para muchos no es un asunto de acomodo, de poner el termómetro y ver qué está pensando la gente, sino que tiene que ver con convicciones.
Yo pienso que acá debatimos acerca de la igualdad, de intentar que en nuestro país no persista la discriminación.
Estamos tratando de homologar un derecho que tienen algunos trabajadores para todos los trabajadores.
Ciertos Senadores se planteaban cómo a la gente que quiere viajar, hacer turismo, la íbamos a dejar a la intemperie, sin poder casi sobrevivir en esos días.
Bueno, yo deseo hacer la pregunta inversa, porque todas las cosas tienen dos puntos de vista: ¿cómo vamos a dejar a esos miles de trabajadores, a sus familias, sin la posibilidad de tener un día festivo, o de gozar, como todos los demás trabajadores, del Bicentenario que celebrará nuestro país?
¿De qué estamos hablando? ¿Cuántos trabajadores, cuántas mujeres y hombres que son jefes o jefas de hogar? Una cifra cercana al millón 200 mil personas. No me parece una cuestión menor.
Estamos hablando de cerca de 500 mil trabajadores del retail, de las grandes tiendas. No creo que sea un asunto menor.
Chile es un país solidario.
Y quiero hacer un llamado al resto de nuestros compatriotas, a los que pueden verse afectados, a ser solidarios con una parte importante del país. Porque una parte de sus trabajadores -que nunca tienen domingos, pues en general no se les respeta- tendrá hoy ese beneficio.
Pido a los chilenos y chilenas que nos organicemos. Hay tiempo suficiente. No creo que exista ningún tipo de situación anómala.
¡Por favor, esto no es lo mismo que un terremoto! Un terremoto no se previene. Ni siquiera tuvimos un sistema de alerta temprana cuando ocurrió. Aquí tendríamos un súper sistema de alerta: con anticipación cada compatriota sabrá que en esos días en Chile imperará un criterio de igualdad, de no discriminación. Y los que pueden sentirse o estar afectados tendrán la posibilidad de ser solidarios para con una parte importante del país, que no tiene o no puede gozar de estos beneficios.
Señor Presidente, consecuencias hay muchas. Porque aquí a algunos siempre les gusta poner solo el énfasis en las cuestiones de crecimiento, de rentabilidad (la de unos pocos). Los mayores afectados no serán los de comunas populares, pobres, pequeñas. Porque allí existen muchos negocios familiares.
Creo que las grandes consecuencias son que nuestro país tiene una de las mayores tasas y prevalencia de consumo de benzodiazepina, de angustia en las mujeres, de disfunciones sexuales en hombres y mujeres, de droga. Y después nos preguntamos por qué.
¿No tendrá que ver con el tipo de sociedad en que vivimos, que ha erradicado los principios y valores de comunidad, de solidaridad, y que ha puesto demasiado énfasis en otras cuestiones, como la rentabilidad o el "dios mercado" al cual todos deben someterse?
Señor Presidente, aquí -y quiero decirlo- habrá verdaderamente grandes beneficiados. Y deseo invitar a esos grandes beneficiados de aprobarse estos feriados: las ferias libres de este país. Se trata de empresas familiares, decenas de miles que venden productos saludables, no comida chatarra. Ellas tendrán una gran responsabilidad.
No es cierto que habrá desabastecimiento. Las ferias libres van a funcionar. Existen en todas las comunas populares. A lo mejor, en Lo Barnechea y en Las Condes habrá menos, y tendrán que prepararse más allí.
Me parece que serán una excelente alternativa, que por lo demás en otros países se protege. En otras naciones se impide la instalación de grandes malls, de grandes tiendas en los barrios, en los centros de las ciudades, y se los obliga a estar en las periferias, para hacer lo que naturalmente ocurrirá acá: dar oportunidad a los pequeños comerciantes, a los negocios familiares, a las ferias libres.
Me pregunto si existe justicia también dentro de los sistemas.
Pienso que los dueños de la mayoría de estas tiendas donde sus trabajadores hoy gozarán de estos feriados también se los tomarán. Y habrá, entonces, también justicia intrasistema. Porque trabajadores, gerentes y dueños tendrán hoy día la misma oportunidad.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Espina.


El señor ESPINA.- Señor Presidente, en primer lugar, lamento que el Senado haya perdido -por responsabilidades compartidas, incluyendo al Gobierno- la posibilidad de gestar acuerdos.
Creo que la diferencia entre la Cámara de Diputados y nuestra Corporación -muchos de nosotros fuimos miembros también de esa otra rama legislativa- es que el Senado tenía la capacidad, aunque fuera en la hora undécima, de gestar acuerdos, que sirvieron mucho al país. De manera que siento mucho que la propuesta del Gobierno, que me parece razonable y correcta, la rechacen los parlamentarios de la Concertación, como se ha podido escuchar hasta ahora.
En segundo término, creo que el proyecto que nos ocupa ha permitido abrir debate, que espero no se agote después del Bicentenario, sobre dos materias que están muy presentes en la sociedad chilena: los abusos que se producen con los derechos de los consumidores en los bancos, en las empresas de retail, que ha quedado de manifiesto y que un grupo de parlamentarios hemos estado poniendo arriba de la mesa para que se resuelvan definitivamente; y, también, la protección de los derechos laborales, que entre otras cosas quedó de manifiesto a raíz de la dramática situación que están viviendo hoy día los mineros del norte del país.
Se trata de dos materias en las que hemos tenido que avanzar y sobre las cuales debemos legislar hacia el futuro.
Señor Presidente, si el argumento es el de que se ha de trabajar un domingo o un feriado, el Parlamento tiene que resolver si en tales días se laborará o no.
Ese es el problema de fondo.
No se diga, entonces, que aquello obedece a una cuestión de principios, porque el domingo siguiente al del feriado los empleados del comercio concurrirán igualmente a trabajar.
Por lo tanto, la sociedad chilena debe determinar si quiere que todos los negocios se hallen cerrados los domingos.
Eso es factible. Pero ahí estriba lo medular del debate en lo permanente.
Ahora, si existiera coherencia en los argumentos que he escuchado a algunos parlamentarios de la Concertación, ellos tendrían que presentar una indicación para que el 17 tampoco se trabajara.
Me cuesta entender, señor Presidente, que la misma razón aducida a propósito del feriado del 20 de septiembre, día que será irrenunciable, no sea válida para el 17. Porque, de ese modo, el trabajador al que le toca turno este último día queda en desventaja.
En consecuencia, no puede considerarse coherente que por un lado se argumente que se procura que nadie labore en el feriado del día 20 y por otro se olvide que el 17 ocurre exactamente lo mismo y debe trabajarse.
Señor Presidente, la propuesta del Gobierno es razonable, pues establece que hay dos feriados irrenunciables y que quienes laboren el 17 y el 20 de septiembre quedarán sujetos a dos situaciones: podrán reemplazar esos días de descanso con posterioridad y, simultáneamente, recibirán 50 por ciento adicional por laborar en ambas fechas.
Me parece que el Gobierno ha tratado de buscar un acuerdo o una aproximación razonable y correcta al problema surgido.
Señor Presidente, solo me resta señalar que en mi circunscripción, la de La Araucanía norte, que lamentablemente hoy se encuentra en la noticia por una situación dramática que está ocurriendo en ella, no tenemos cadenas de supermercados, ni grandes empresas del retail; allí hay únicamente pequeños locales comerciales, algunos atendidos por sus dueños y otros que cuentan con tres o cuatro trabajadores. Por tanto, de aprobarse el proyecto tal como está, en varias de sus comunas se generará una situación extraordinariamente compleja para quienes deseen disfrutar del Bicentenario, porque algunos provienen de zonas rurales donde cuentan con uno o dos almacenes pequeños, lo que les dificultará las compras necesarias para festejar las Fiestas Patrias como corresponde.
Entonces, meter en un mismo saco las grandes cadenas de supermercado y los pequeños locales comerciales me parece absolutamente incorrecto.
Señor Presidente, la propuesta del Gobierno está bien hecha; es razonable, equilibrada, y constituye una buena oportunidad para avanzar en una materia compleja. Si no se acoge, estaremos descuidando a un sector importante de la población, que merece iguales atención y protección que quienes trabajan hoy en los supermercados.
Por esa razón, apoyo la propuesta del Ejecutivo.
El señor PIZARRO (Presidente).-Tiene la palabra el Honorable señor Escalona.


El señor ESCALONA.- Señor Presidente, lamento que los parlamentarios de Gobierno hayan sufrido una falta de respeto en esta sesión. Y podría expresarles mis excusas, aunque nunca nos las manifestaron cuando ellos mismos nos faltaban el respeto a nosotros.
Yo siento que es necesario decir las cosas como son. Uno debe buscar la verdad siempre, independiente de si le conviene o no.
Acá, del mal uso de la tribuna se abusó muchas veces. Es cosa de recordar, por ejemplo, cuando se traía a los deudores habitacionales, y otras situaciones.
Por consiguiente, entendamos que la relación tiene que ser entre iguales. No podemos acomodar el mundo a nuestra exclusiva conveniencia.
Yo, Senador Allamand, le doy mis excusas. Pero nunca escuché las suyas cuando me insultaban a mí desde las tribunas.
Creo que ese es un punto clave.
Y tampoco corresponde -por eso me inscribí para intervenir; porque no pensaba hacerlo- que, a fin de tratar de convencer a la Oposición para que tome el punto de vista de ustedes -lo digo por intermedio del señor Presidente-, se nos insulte señalando que estamos acá motivados por la demagogia, o por el populismo,...
La señora ALLENDE.- Por las vueltas de carnero.
El señor ESCALONA.-...o por las vueltas de carnero, en fin.
Porque seamos claros: este proyecto se votó primero en la Cámara de Diputados; en esa Corporación las bancadas oficialistas son mayoría.
Por consiguiente, acá se incurre en un manoseo de la situación.
Aquí hay una responsabilidad política inequívoca del bloque al que le corresponde gobernar.
Más aún -permítanme decírselo con toda franqueza, aunque el tiempo ya se me escapa-: la idea del feriado del día 20 fue del Presidente de la República.
¡Esto no comenzó por nosotros!
Quiero expresarlo con mucha sinceridad: el ofrecimiento de días feriados con fines de popularidad de corto plazo no empezó en la Concertación, estimados Senadores oficialistas.
Sé que a ustedes les molesta que les diga estas cosas. Pero fue así: nosotros no comenzamos con este ejercicio.
Por lo tanto, que ahora nos ofendan con las afirmaciones que, voluntaria o involuntariamente, están haciendo me parece un despropósito, una distorsión de la forma como han ocurrido las cosas.
Ahora, en cuanto a los feriados, no es la única vez que en estos seis meses se ha buscado popularidad antes que atender el bien común del país.
No es el momento de realizar el debate -pero llegará el día en que habrá que hacerlo- en torno a si gobernar significa exclusivamente efectuar anuncios para aumentar la popularidad de quien gobierna.
Así que asumamos la realidad del proceso de la forma como partió. Y en él los trabajadores del comercio y sus representantes han ganado el apoyo mayoritario de la opinión pública al reclamar una reparación y un derecho que hoy considero imposible evitar.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, nosotros pensábamos que íbamos a tener un Ejecutivo proactivo. Y como no lo es, deben pagar el costo las bancadas de la Oposición.
Ese es el precio de ser Gobierno, Y hoy lo asumió el Senador Allamand.
Yo entiendo que las bancas oficialistas deben cumplir su rol. Pero todo tiene un límite.
Dicen que este proyecto perjudicará a los pobres; dañará a los pequeños empresarios, y, en definitiva, afectará los intereses del país.
El colega Longueira nos acusa de estar haciendo demagogia porque deseamos darles un día más de descanso a los trabajadores. ¡Un mísero día en 200 años (no en 20 años como dicen algunos Senadores)!
Cada vez que debatimos una materia económica, los que gustan de la globalización, del libremercadismo, nos señalan entre los países emprendedores y nos ponen a la par de naciones de Europa, de Oceanía. Pero sucede que allá se trabaja 35 horas semanales. Y quien visita alguna de ellas puede observar que los domingos todo el comercio se halla cerrado, pues ese día no se trabaja.
La señora MATTHEI.- ¿Y China...?
El señor NAVARRO.- China es otro ejemplo.
Entonces, uno reflexiona. Porque felicitamos a los países de Europa por su desarrollo económico; por su economía social; porque en ellos hay una jornada de 35 horas semanales, los trabajadores se desarrollan con mayor igualdad y, por ende, las diferencias remuneracionales son menores y los derechos laborales se hallan protegidos. Pero cuando en Chile pretendemos mayor equidad, se nos señala que aquí se trabaja poco, en circunstancias de que está demostrado que somos uno de los países del mundo con más horas laborales semanales acumuladas.
Considero, pues, que este debate es un poco surrealista. Seguramente, en 20, 30 ó 50 años más -ojalá sean menos- se dirá: "¡Cómo el Senado pudo gastar dos días para discutir si se les otorgaba o no un día más de feriado a los trabajadores!".
Recuerdo que en esta misma Cámara, allá por 1920, cuando se debatía la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria, algunos partidos señalaban que los campos iban a quedar desiertos si los pobres debían terminar el sexto básico. "¡No habrá quién los trabaje!", decían. Y se oponían a que se aprobara ese nivel de educación.
Son las visiones contemporáneas de gente con una mirada bastante limitada, señor Presidente.
Pues bien, espero que en el futuro se diga: "El Senado debatió y, después de la discusión, dio paso al entendimiento de que el trabajo no lo es todo y de que hay trabajar para vivir y no vivir para trabajar".
Entonces, planteado el debate, debemos hacernos cargo de la necesidad de innovar. Y si tal es el punto de partida para que el Gobierno actúe anticipadamente frente a estas materias y mantenga en el tiempo todo lo que ha ofrecido hoy a los efectos de consagrar mejoras para los trabajadores, bienvenido.
Yo, por cierto, voy a sostener mi rechazo a un solo día feriado. Estoy porque se otorguen el 19 y el 20, con la salvedad -y se lo he comentado a los Diputados- de las panaderías, cuyos representantes han manifestado inquietud al respecto.
Creo que los expendios pequeños podrán producir y vender pan. Me habría gustado presentar una indicación sobre el particular. Sin embargo, dicen que no hay tiempo. No quiero, pues, retrasar el despacho de la iniciativa pertinente, porque podríamos agotar un plazo parlamentario que es estrecho y con ello abrir la posibilidad de que la iniciativa se caiga.
Creo además, señor Presidente, que hay que hacerle modificaciones profundas a nuestra legislación laboral. Se requieren reformas de verdad revolucionarios, como lo han expresado el Ministro Lavín y el propio Presidente Piñera.
Algunos se asustan. Pero Chile -reitero- necesita cambios revolucionarios en materia laboral para ponernos al día, particularmente en una ecuación muy simple: cuando se trabaja más, se gana más.
Esa es la negociación colectiva, a la cual accede hoy solo el 6 por ciento de los trabajadores. Wal-Mart, Lider, las grandes cadenas aplastan a sus empleados: les crean sindicatos paralelos y, en definitiva, persiguen a los existentes para destruirlos.
Hoy día hay más sindicatos, pero de mucho menor peso, porque se ha diseñado una legislación para ello.
En mi caso, intentaron sacarme del Senado por marchar con los trabajadores en una protesta nacional contra el modelo económico. Fui al Tribunal Constitucional. Y Ségolène Royal, a la sazón candidata a la Presidencia de Francia, me decía: "¡No logro comprender cómo en Chile se pretende destituir a un Senador por marchar con los trabajadores!". En Europa, a los parlamentarios que no están con los trabajadores los saca de sus cargos la ciudadanía.
En tal sentido, señor Presidente, voto a favor de la irrenunciabilidad de los feriados del 19 y 20 de septiembre.
¡Patagonia sin represas!
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra la Honorable señora Rincón.


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, una de las características que la ciudadanía valora altamente es la de aquellos que en política dicen lo que piensan. Pero valora mucho más a quienes no solo dicen lo que piensan, sino que también hacen lo que dicen.
A qué viene lo anterior, se preguntará Su Señoría: a que en estos dos días hemos visto y escuchado cosas distintas.
El Gobierno ha sostenido que en esta materia respetará la opinión del Parlamento.
Debo recordar que la Cámara de Diputados ya aprobó en forma mayoritaria el proyecto que ahora conoce el Senado.
Sin embargo, dicho aquello -"respeto a la decisión del Congreso"-, ayer el Ejecutivo trató de cambiar la iniciativa a través de conversaciones, llevadas por la Ministra del Trabajo, con distintos parlamentarios. Y hoy nos presentan finalmente una indicación que es, como se ha dicho, al menos tardía.
En la prensa recogimos -y lo manifesté ayer- la afirmación de un alto ejecutivo que señalaba que la mejor manera de arruinarles el Bicentenario a los chilenos era declarando irrenunciables los feriados del 19 y 20 de septiembre.
En verdad, señor Presidente, muchos de los presentes en la Sala creemos que nuestros trabajadores se merecen un respiro.
Estamos hablando de trabajadores a los que todos nosotros (al menos todas nosotras) les conocemos la cara. Vamos al supermercado, y los saludamos, los miramos a los ojos y -por lo menos es mi caso- intercambiamos más de una palabra. No son números que podamos guardar y archivar en nuestros computadores. Detrás de ellos hay familias de esfuerzo que mes a mes hacen tremendos sacrificios para salir adelante. Algunos terminan su jornada agotados y casi sin tiempo para compartir en el hogar. En el caso de las mujeres, llegan a su casa tarde a cocinar, lavar y planchar; no puedo asegurar que lo hagan -y perdónenme por la afirmación- hombres y mujeres, pero sí casi todas ellas.
Y si decir estas cosas es populista, pues ¡Bien por el populismo!
Si decir que en el Bicentenario todos debemos hacer esfuerzos solidarios para que la gran mayoría descanse, ¡Bien por el populismo!
Si decir que los chilenos deben prevenir y hacer sus compras con anticipación, creo que vale la pena el populismo.
Señor Presidente, he escuchado con asombro la aseveración de que las familias no tendrán espacio en sus refrigeradores para guardar tantos alimentos.
Solo quiero expresar que con seguridad los refrigeradores de los hogares más sencillos de nuestro país disponen de espacio suficiente, pues normalmente se requieren grandes esfuerzos para llenarlos, ya que en ellos siempre hay pocos alimentos.
Queridos Senadores, se ha sostenido -he recibido llamadas telefónicas sobre el particular- que las lechugas se pudrirán en los supermercados. Estoy segura de que, con el poder de planificación de los altos ejecutivos de las empresas del sector, eso no ocurrirá.
Asimismo, que las familias no dispondrán de pan fresco para el choripán (también me lo han dicho telefónicamente). Pero ello -y las dueñas de casa lo sabemos- puede ser evitado con una planificación adecuada. Y todos sabemos que durante estas fiestas se multiplican los hornos de barro para hacer empanadas caseras y pan amasado.
Pienso, señor Presidente, que el panorama descrito está lejos de ser realidad.
Finalmente, pido que la memoria se ocupe con igualdad, pues solo se recuerdan algunas cosas o parte de la historia.
En efecto, parlamentarios de la Concertación pidieron que el 17 de septiembre fuera feriado, pues, por Estatuto Administrativo y negociación colectiva, se iba a trabajar medio día en la gran mayoría de los casos y, por tanto, agregar medio día más no parecía un exceso. Pero el Gobierno no acogió esa iniciativa. Parecía que el placer de ser dueño de la pelota no podía dejarse de lado. Entonces, no hubo espacio para eso y, en su defecto, se innovó con el día 20.
Pero no solo aquello. Solicitamos que se retirara el proyecto pertinente y que, además, se revisara la idea de hacer irrenunciable, por única vez, el día 19. Eso tampoco fue acogido.
¿Qué ocurrió? 17, 18, 19 y 20 de septiembre, feriados. ¡Viva el Bicentenario! Y hoy discutimos si el 19 y el 20 son asimismo feriados irrenunciables para todos.
Es verdad -lo han dicho acá varios Senadores-: lo hicimos mal. No obstante, sin lugar a dudas, el que peor lo ha hecho es el oficialismo, por su tozudez y su porfía.
Pero todo en la vida es por algo. Y hoy develamos nuestras prioridades.
Las nuestras: la familia, la igualdad, la solidaridad y una alta dosis de planificación y eficiencia.
¡Nuestros trabajadores lo merecen!
Le pregunté a la Ministra, al terminar la sesión especial de esta mañana, qué opinaba el Gobierno. Y me dijo que no querían 19 y 20 como feriados irrenunciables.
¿Los motivos? Debo suponerlos. El ya expresado por los Senadores del oficialismo: el caos. ¿Y debo suponer también que hay que agregar las lechugas y el pan para el choripán...?
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Pérez.


La señora PÉREZ (doña Lily).- Señor Presidente, me rebela un poco escuchar esta tarde en la Sala un debate que parece más bien propio de culpas políticas; una discusión política, a veces teórica, donde algunos -no todos, por cierto- abusan un poquito de las posiciones en las cuales se encuentran.
Porque el proyecto de ley que nos convoca dice relación a una materia, a mi entender, tremendamente opinable, vinculada al criterio de cada persona que debe tomar una decisión y a la conciencia con que vota cada Senador o Senadora.
Señalo lo anterior porque, a pesar de que no podría votar en contra de la indicación presentada por el Gobierno -mi Gobierno-, tampoco la voy a apoyar, pues soy partidaria de los dos días irrenunciables.
Al respecto, mantengo lo que expresé ayer, porque creo que cuando se dice algo es preciso cumplirlo.
Y, desde ese punto de vista, en la medida en que se trata de mi Gobierno, me parece necesario pedirle, ya que está presente la señora Ministra, que la indicación respecto de los días feriados se discuta en un proyecto de ley profundo -podemos tomarnos el tiempo para ello-, en el que realmente se aumente lo que se le paga a la gente que trabaja en días feriados. Estimo que eso es relevante.
Pero lo que nos convoca hoy día a votar -y fue un debate que comenzamos en la tarde de ayer- dice relación a otra cosa, no a la indicación a que he hecho referencia: lisa y llanamente, a cuál es la postura de esta Corporación con respecto a dar los dos días irrenunciables.
Mi Honorable colega Andrés Zaldívar expresó que algo que lo hizo cambiar su opinión es que uno de ellos corresponde precisamente a un domingo.
Tal como muchos chilenos van a poder disfrutar su feriado el 20 de septiembre y teniendo en cuenta que el del comercio es un sector de trabajadores que definitivamente enfrenta exigencias mucho más fuertes que otros, estimo muy importante, por lo tanto, que demos una señal de apoyo al segundo día como feriado irrenunciable.
Y, por esa razón, señor Presidente, creo que han sido sumamente valiosas las discusiones de ayer y de hoy día.
Pero también me rebela muchísimo el pensamiento de que el punto dé pie, finalmente, para posiciones antagónicas de Gobierno y de Oposición. Porque la Senadora que habla es de Gobierno, pero se halla a favor de los dos días irrenunciables. Y representa también a mucha gente que comparte la misma idea.
Considero que se trata de cuestiones opinables, que tienen que ver con la conciencia de cada uno. En un Bicentenario como el que se celebra en este mes de septiembre, que ha dado lugar a numerosos anuncios con respecto a diversos festejos en cada una de las Regiones, a múltiples actividades que incluso ha organizado el propio Gobierno, juzgo sinceramente que resulta significativo el mensaje que demos acerca de cómo se va a celebrar.
El comercio detallista, las ferias, van a poder abrir sus puertas. El comercio local atendido por sus propietarios, también.
Y quisiera agregar que a la Senadora señora Rincón, al parecer, la llamó alguien que también lo hizo conmigo. A propósito del ejemplo de la lechuga, una persona me hizo presente que tal verdura se podía quemar después de tres días seguidos en un supermercado cerrado. Pero en uno de esos grandes establecimientos -no me refiero a los pequeños- las lechugas se pagan sesenta días después, y si están quemadas, la devuelven.
Opino que en este tipo de debate tenemos que considerar no solamente los aspectos antagónicos, sino también lo que creemos y pensamos, y anteponer la necesidad de expresar nuestro criterio en forma honesta, clara y transparente. A mi juicio, lo que ha presentado hoy día el Gobierno es tremendamente bien intencionado, y no comparto el que algunos señores Senadores de la Oposición lo fustiguen por esa razón.
Porque es verdad lo observado por mi Honorable colega Allamand: es algo que se pudo hacer de una forma distinta. Pero, finalmente, las cosas llegaron a este punto.
Me parece -y lo digo de corazón y con convicción total-, que tenemos que dar los dos días feriados irrenunciables.
He dicho.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Rossi.


El señor ROSSI.- Señor Presidente, intervine ayer, pero como he escuchado muy atentamente ahora a algunos miembros de esta Corporación, en particular al Senador señor Allamand, me parece conveniente formular una aclaración, primero, respecto de votar de acuerdo con la tribuna o la "galucha", como la han llamado acá.
Distintos integrantes del Gobierno me llamaron hoy día en la mañana para darme a conocer que en La Moneda contaban con encuestas en el sentido de que 75 u 80 por ciento de los chilenos se hallaban en contra del feriado irrenunciable, porque la gente quiere ir al mall, a la multitienda y al supermercado.
Entonces, cabe preguntarse si se piensa que quienes somos partidarios de votar a favor de la irrenunciabilidad de los dos días lo haremos por un afán populista o por quedar bien con los trabajadores de las multitiendas, del retail o de los supermercados.
Repito: el Gobierno ha utilizado el argumento de que la ciudadanía quiere ir el 19 y el 20 de septiembre al supermercado, al mall, porque desea adquirir lechugas frescas y, a lo mejor, porque no tiene otro paseo más entretenido.
En consecuencia, cuidado con un fundamento de esa índole, porque podría ser empleado exactamente a la inversa.
Segundo, el Senador señor Allamand mezcló dos cosas distintas. Porque lo que se votó en la Comisión de Gobierno en esa otra ocasión fue si se querían uno o dos días feriados. Eso es muy diferente de la irrenunciabilidad.
Creo que todos saben que los feriados que presentan ese último carácter son el 1º de enero, el 25 de diciembre, el 1º de mayo y el 18 de septiembre. Entonces, es perfectamente razonable que un feriado lo sea para todos. Si son dos, como en el caso que nos ocupa -y es lo que nos anima a votar a favor de la irrenunciabilidad-, ello debe favorecer a toda la gente, sin discriminación, sin excepción, y también al comercio. Lo que es bueno para algunos es bueno para todos. Por lo tanto, es totalmente distinto pronunciarse entre el 17 de septiembre y el 17 y el 20 de septiembre, o bien, respecto de la irrenunciabilidad de los feriados.
Deseo subrayar que la que actúa con una encuesta en la mano es más bien la propia Administración actual. Solo quiero poner el ejemplo de Barrancones.
El principal argumento empleado por el Gobierno -acabo de referirme a Barrancones con relación al populismo- fue que se plantea una situación excepcional, que la medida es por una sola vez, que se trata del Bicentenario. Con ese mismo criterio, lo que estamos sosteniendo es simplemente que, por una sola vez, de manera excepcional, por el Bicentenario, queremos que la familia chilena, incluidos los trabajadores del comercio, goce de ambos días feriados.
Insisto: si hubiera sido un solo día, no estaríamos discutiendo. Pero resulta que son dos, y deseamos que todas las personas puedan disfrutar de ellos.
El Senador señor Allamand también reconoció -y lo felicito por ello- quién es el culpable justamente por no resolver estos problemas. Expresó: "El Gobierno hizo mal las cosas".
La autocrítica es buena, en todo caso. Habla muy bien de Su Señoría.
Pero, además, es preciso consignar que el Gobierno no acogió la idea de mi Honorable colega, muy buena, en orden a pagar mejor los domingos. ¿Cómo va a ser igual trabajar uno de esos días que un lunes? Es el único que tiene la facultad para presentar una iniciativa como esa y no ha querido hacerlo.
Finalmente, deseo recordar que gracias a la Concertación existen hoy día dos domingos de descanso, no solo uno, en el comercio, en el retail. Ello no se logró precisamente con el apoyo de la Derecha.
Gracias.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Quintana.


El señor QUINTANA.- Señor Presidente, al igual como lo expuse ayer, creo que no tiene mucho sentido, si median una indicación y un proyecto distinto, acotado a un segmento de los trabajadores, el intento de confundir el debate con el que sostuvimos en julio. Porque ahí se trataba de otra cosa: más bien de lo que el país perdía, de cuáles eran los sectores que se iban a ver beneficiados.
Y, para ser justos también, en esa última oportunidad no estuvo presente la cuestión de la irrenunciabilidad. Y el señor Senador lo sabe.
El señor ALLAMAND.- ¿Me permite una interrupción, Honorable colega?
El señor QUINTANA.- El que habló de la irrenunciabilidad fue el Senador señor Navarro. El punto no fue parte de la discusión general que mantuvimos en esa ocasión.
Y si hoy día nos hallamos abocados a este debate es porque, en materia de derechos laborales, se incluye el segmento de que se trata. Pero no es el único sector de los trabajadores que claramente sufre una serie de desigualdades en su regulación.
Aquí se ha expresado que el apoyo a los dos días feriados irrenunciables es una irracionalidad. ¡Lo único que ha faltado afirmar es que constituiría una catástrofe y que, por lo tanto, casi sería preciso decretar el 2 por ciento constitucional...! ¡Ello, para hacer referencia a la "gran crisis" que experimentará el país en ocho días más, en circunstancias de que tenemos tiempo de sobra para ponernos de acuerdo y para que las familias se organicen...!
También se ha aludido a las familias de más escasos recursos. Cabe recordar que ellas, a propósito de las transferencias monetarias que alguien mencionó, solo han recibido un bono durante el año: el de marzo. No habrá otros. Para los pensionados tampoco. O sea, mucha gente no se encuentra en condiciones económicas óptimas para pasar las fiestas.
Asimismo, es pertinente consignar que los sectores de menos ingresos no van todas las semanas al supermercado. Porque son, por cierto, estos establecimientos los que podríamos incluir dentro de una categoría que fuese objeto de una mayor discusión, no así los malls, pues no imagino a las familias paseando por ellos en los días de fiesta del Bicentenario.
Me parece que ese no es el punto central.
Por otra parte, señor Presidente, es evidente que, como lo expresaron muy bien los Senadores señores Allamand y Espina, el Gobierno cometió errores. Hubo una desatención respecto de la materia, al menos, en la Cámara de Diputados.
Me confirmó recién mi Honorable colega Muñoz Aburto que el asunto no constituyó una cuestión en la Comisión de Trabajo, aparte de la discusión de las normativas.
Desconozco si en algún momento la señora Ministra recibió a los gremios agrupados en la corporación de sindicatos de trabajadores del comercio. Entiendo que no.
Entonces, venimos a preocuparnos del problema a última hora, a ocho días de los feriados. ¡Eso se llama improvisación!
El Gobierno tomó distancia del tema desde el primer momento, hasta ayer, cuando no utilizó los micrófonos en el Senado.
Por lo tanto, cuando se guarda silencio, cuando no se aprecia una preocupación, no se posible esperar un resultado distinto al que hoy día probablemente se registrará.
Insisto: no tendrá lugar una catástrofe, ni una calamidad, ni un desabastecimiento. Habrá sectores que ganarán, como el de las ferias libres, y otro, importante, que es el comercio que nunca lo logra: el del almacén de barrio.
¡Y cuidado con lo que se ha advertido aquí en orden a que el microempresario con dos trabajadores va a perder! No es así. Solo tendrá que darles libre y cumplir la regla general. Tendrá que atender el propio dueño.
¡Lo que pasa es que no imagino al dueño del Líder haciéndolo con su familia...!
Esa es la diferencia.
Muchos sectores se verán beneficiados: el turismo, los restaurantes, los pubs, los centros de espectáculos, las ferias libres, el expendio de combustibles, las farmacias de turno. No se trata de que el país quedará desierto y nadie andará en la calle, no se podrá salir y el desabastecimiento será total. La gente tendrá tiempo suficiente para organizarse.
Por último, rechazaré la indicación, como se lo dije a la señora Ministra, y reafirmaré mi voto por la irrenunciabilidad de ambos feriados, porque la primera sigue en la excepcionalidad, en lo que existe hoy, pero no da cuenta de un derecho fundamental, como lo hizo presente mi Honorable colega Lily Pérez. En mi opinión, ese es el punto.
Si se hubiera presentado una indicación distinta, más bien en la línea de que todos los feriados que se trabajen deberán pagarse con un recargo de 50 por ciento, pero no del sueldo base ni de las horas extras, sino de la remuneración mínima, definitivamente estaríamos resolviendo una cuestión más de fondo, que es la del descanso dominical.
He dicho.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Orpis.


El señor ORPIS.- Señor Presidente, seré muy breve.
Creo que, en general, debemos ser equilibrados en lo que respecta a los feriados. Independiente de que nos encontremos o no en el Bicentenario, si algo ha caracterizado al Congreso en los últimos años es estar legislando permanentemente sobre ese punto.
Dicho lo anterior, señor Presidente, siempre he estado de acuerdo con dar un día feriado adicional. Únicamente deseaba exponer un solo aspecto que, a mi juicio, no ha sido abordado en el debate. Se ha expresado, como argumento, que no pueden existir trabajadores de primera y de segunda categoría. Desde mi punto de vista, el proyecto de ley los estaría consagrando, sin embargo.
En efecto, no veo por qué quienes se desempeñan en clubes realizan una labor tan indispensable que no es posible comprenderla en los feriados,...
El señor NAVARRO.- ¡Incluyámoslos!
El señor ORPIS.- ... como tampoco la de lugares de esparcimiento como restaurantes, cines, espectáculos en vivo, discotecas, pubs, cabarés, casinos de juegos y otros legalmente autorizados. Esas personas tendrán que trabajar, y nadie ha dicho algo respecto de ellas.
El señor GIRARDI.- ¡Presente la indicación respectiva, señor Senador...!
El señor ORPIS.- Entonces, la iniciativa en debate mantiene exactamente la misma discriminación y amerita los mismos fundamentos que se han dado. Entiendo que toda esa gente también tiene familia y que muchos laboran en la noche, etcétera. Es decir, en ese caso son aplicables los mismos argumentos que hemos escuchado aquí respecto de los trabajadores del comercio, con la diferencia de que en los días en cuestión ese otro sector tendrá que trabajar.
¡Y nada se ha planteado al respecto, porque, seguramente, representantes de los afectados no están presentes en las tribunas!
He dicho.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Ignacio Walker.


El señor WALKER (don Ignacio).- Señor Presidente, cuando el Honorable señor Longueira dice: "No tenía pensado intervenir", siempre se genera un gran silencio y uno piensa: "Aquí viene grande". Y así es, porque constantemente Su Señoría tiene planteamientos muy inteligentes que compartir con nosotros.
Francamente, el Senador que habla no iba a hacerlo, pero al conocer sus expresiones, me sentí incentivado a cambiar de parecer.
La señora PÉREZ (doña Lily).- ¡Provocado!
El señor WALKER (don Ignacio).- Porque siempre lo escucho con mucho respeto, al igual que a mis Honorables colegas Allamand, Matthei, y, en general, a los demás, algunos de ellos en su momento Diputados.
Por supuesto, también a la Senadora señora Lily Pérez.
Soy de aquellos que mantenían dudas sobre el asunto en examen, pues me parece completamente opinable. Tanto es así que, por lo menos en nuestro caso -y estimo que en el de todos-, no caben órdenes de partido. Y, por cierto, no lo señalo como Presidente del Partido Demócrata Cristiano, sino a título individual.
Pero debo señalar, con igual claridad, que ayer, tras conocer los argumentos vertidos en la Sala, me convencí de que resulta conveniente votar a favor de los dos feriados irrenunciables, porque estimo que fueron objeto de mejores razones. Se expusieron buenos fundamentos en un sentido y otro. De hecho, se observaron dos concepciones detrás de una discusión que parece ser tan inocente como la que hemos sostenido. Mas estimo de mayor solidez la posición a que hago referencia.
Entonces, con mucho cariño y enorme respeto, quiero hacerle presente al Honorable señor Longueira que no me parece que esta sea una discusión entre los que votan en conciencia y en forma limpia, entre comillas, y los que lo hacen para complacer a la galería, también entre comillas. Creo que ni Su Señoría mismo piensa de esa manera, por el respeto que nos debemos entre nosotros.
Muchas veces, durante mi vida parlamentaria, he votado causas impopulares. En realidad, perdí la cuenta. Y felicito a quienes han argumentado aparentemente contra la corriente -aun cuando me caben dudas respecto de cuál es: dónde está la mayoría y dónde la minoría- o, por lo menos, contra la galería. Eso tiene valor. No obstante, resulta obvio que quienes no pensamos en esa forma tenemos derecho a concluir que se hallan equivocados.
A mi juicio, todos nos pronunciamos en conciencia. Por lo tanto, este no es un día bochornoso para el Senado o el Congreso. Esa es una afirmación exagerada.
De hecho, ¿cuándo uno vota en conciencia y cuándo lo hace para complacer a la mayoría? Por ejemplo -y lo digo con total respeto-, ¿el Presidente Piñera decidió en conciencia o lo hizo para complacer a la mayoría cuando se opuso a la idea de un indulto general? ¿Decidió en conciencia o lo hizo para complacer a la mayoría cuando se opuso a la construcción de la termoeléctrica en Punta de Choros? Me da la impresión -lo digo solo como hipótesis- de que puede haber mediado alguna encuesta. Mas ni siquiera juzgo sus intenciones.
Los políticos siempre nos hallamos tensionados de alguna manera entre lo que nos dicta nuestra conciencia y lo que estimamos que complace a la mayoría. Por lo tanto, no juzguemos intenciones; actuemos con respeto, tal como lo hemos hecho ayer y hoy; asumamos cada uno nuestra responsabilidad.
Tratemos más bien de desdramatizar un debate importante como el que nos ocupa. Me parece que la cuestión va más allá de si se dispone o no feriado, de si media o no la irrenunciabilidad.
Y, sobre todo -con esto termino-, creo que la gran conclusión que yo por lo menos saco, el gran consenso que emerge de la interesante discusión que hemos tenido en la sesión ordinaria pasada y en la de hoy es la necesidad de proteger en mejor forma la dignidad y los derechos de los trabajadores.
Lo ocurrido en la mina San José hace algunas semanas y lo acontecido ayer con la explosión de un camión en Antofagasta son campanazos de alerta que -como expresó el Senador señor Andrés Zaldívar- deben hacernos reaccionar para llevar a cabo un debate sustantivo -tanto como el que estamos desarrollando- a fin de ver cómo hacer frente a la tremenda precariedad laboral existente en el país.
Por eso, votaré a favor del proyecto que otorga dos días de feriado irrenunciable a los dependientes del comercio.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Lagos.


El señor LAGOS.- Señor Presidente, yo usé de la palabra sobre la materia en la sesión anterior, de modo que no tengo mucho que agregar. Solamente me haré cargo de algunos puntos planteados aquí.
Me cuento entre quienes consideran útil la presente discusión -es importante confrontar visiones-, la que, al final, es también de carácter valórico. Y ella se traducirá esta tarde en una acción política, porque cada uno de los que han expresado su opinión acá apretará el botón del sistema de votaciones para pronunciarse sobre si aprueba o rechaza los dos feriados irrenunciables en cuestión.
Todos hemos expuesto nuestros argumentos. Algunos los atribuyen a populismo, por escuchar a la galería; otros, a las encuestas. Yo creo que son concepciones distintas que nos marcan a lo largo de nuestra trayectoria.
He revisado lo efectuado en esta área en los últimos veinte años. Pues bien -como expresó el Senador García- ¿dónde estábamos hace dos décadas?
El colega Longueira, por su parte, preguntaba qué había pasado para que en veinte años no nos hubiéramos preocupado de estos asuntos.
Pues bien, en veinte años ha sido un puro sector el que ha empujado el carro para dar cuenta de la subcontratación.
Ha sido un sector el que ha puesto el problema de las temporeras arriba de la mesa.
Ha sido un sector el que ha tratado de modificar la legislación laboral a fin de que cuando los trabajadores del comercio mantengan una huelga legal no sean reemplazados.
Ha sido un sector el que ha dado una lucha creciente por la no discriminación, incluida, por supuesto, la de la mujer.
Y todo eso tiene que ver con una sociedad un poco más justa y un poco más humana.
Aquí el tema de fondo no son los dos días de feriado obligatorio e irrenunciable, sino, en último término, dónde nos paramos, qué hacemos para tener una sociedad algo más justa.
En el debate pasado mencionamos como ejemplo algo que cala hondo: qué pasaba los 24 de diciembre en Chile hasta seis años atrás. ¿Hasta qué hora se trabajaba en el comercio la víspera de Navidad? ¡Hasta las 11 de la noche! -hoy eso no ocurre- y los argumentos eran los mismos: "Es que si se cierra antes habrá pérdida económica; habrá gente que trabaje menos; están los empaquetadores...".
¡Siempre hay argumentos de esa naturaleza! Pero uno tiene que privilegiar lo que considera mejor, no lo óptimo; no solo la coherencia.
El Senador Orpis manifestó que había que ser coherente: por qué no solicitar también el viernes si pedíamos el lunes.
El Senador Espina dijo: "Hay que ser coherente, o sea, que no se trabaje ningún domingo".
¡No! Se trata de ir avanzando para tener algo mejor.
Señor Presidente, lo que a mí me preocupa en esta materia -lo expresé ayer y lo reitero- es lo planteado con relación al precedente.
Algunos no quieren apoyar la concesión de estos feriados en razón del precedente que se sentaría. ¿Por qué? ¡Si faltan cien años para el tricentenario!
En verdad, no se quiere establecer los conceptos de igualdad en el trato y de no discriminación.
Señor Presidente, antes de terminar quiero hacer presente algo que también señalé en su momento: ayer intervinimos en el debate únicamente nosotros. Los representantes del Ejecutivo se quedaron callados. En la Sala había tres Secretarios de Estado -descarto al Ministro Lavín porque el asunto es ajeno a su Cartera- que podían haber hablado: la Ministra Merino y los Ministros Larroulet y Hinzpeter. ¡Ninguno dijo nada!
Y lo único que hizo el oficialismo el día de ayer -¡lo único! porque participaron menos que hoy- fue pedir que se suspendiera la votación. Eso se llama improvisación.
No se entregó ningún argumento. Los que hablamos fuimos nosotros. Afortunadamente, así convencimos, entre otros, al Senador Ignacio Walker, porque los fundamentos fueron buenos.
A mi juicio, acá hay una responsabilidad del Gobierno. Porque -suscribo lo dicho por el Senador Escalona- ¿cómo partió esto? ¿Quién propuso el feriado adicional del día 20? ¿Qué pasó en la Cámara de Diputados? ¿Qué bloque tiene mayoría ahí?
Antes del inicio de esta sesión -es bueno socializar las cosas-, ¿qué se comentaba en los pasillos?: "Hay indicaciones del Gobierno". Y me dije -excúsenme por el coloquialismo-: "Chupalla, quizás viene una indicación tan buena que va a generar consenso". Y, dados los rumores, pensé que a lo mejor se proponía como feriados el 18 y el 19 irrenunciables para siempre; el pago del trabajo de los domingos también para siempre y, además, dos días festivos para el tricentenario, en cien años más.
¡Eso pensé yo!
Entonces, como ahora he visto -no lo digo en forma irónica- tanta sensibilidad acerca del asunto y vamos a votar (los dados ya están echados; nadie va a cambiar su opinión), veremos qué pasa con el resultado.
Pero esperaría que el próximo martes el Ejecutivo presentara una proposición para hacer irrenunciable el feriado del 19 de septiembre a partir del año venidero.
A propósito, en 2011 el 19 cae en día lunes y el 18, en domingo.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra la Honorable señora Allende.


La señora ALLENDE.- Señor Presidente, efectivamente, yo no solo usé de la palabra en la sesión de ayer, sino que fui la primera persona que intervino. Es más, cuando, para mi sorpresa, el Senador Allamand planteó que debatiéramos entonces pero que votáramos hoy -ejerciendo un derecho que, obviamente, nadie le cuestiona-, con todo respeto le pedí que reconsiderara esa posición. Ello, porque no entendía por qué razón, si se discutía la materia y teníamos la oportunidad de escuchar y de exponer los distintos razonamientos, solicitaba que se votara hoy.
Me hubiese gustado que los integrantes de la Oposición expresaran sus ideas. No fue así, con excepción del Senador Allamand y de la colega Lily Pérez, además del Senador Carlos Bianchi, quien recalcó muy bien su condición de independiente.
Pero, en definitiva, de la Coalición por el Cambio solo escuchamos al autor de la propuesta y a la Senadora mencionada, quien con mucha claridad dio a conocer su posición personal, que no tiene por qué ser la opinión oficialista. Ella manifestó lo que siente y lo ha defendido también hoy.
En verdad, lo que más me llamó la atención fue la actitud de los tres Ministros que se encontraban en la Sala. Tuvieron la oportunidad de hablar, pero guardaron silencio.
Con relación al público que algunos despectivamente llaman "galucha" o "galería" -esto me parece una falta de respeto-, compuesto por los trabajadores que asisten a las tribunas para oír el debate, creo que debiéramos hacer un ejercicio democrático de lección cívica. No me parece adecuado que hagan manifestaciones, porque eso va en contra de la ocasión cívica de escuchar al Parlamento ganada por la democracia.
Pues bien, lo único que pedían ayer los trabajadores que se encuentran en las tribunas -no en la "galucha"- era que se votaran los proyectos, pero no se accedió; que los representantes del Gobierno hablaran, lo que tampoco ocurrió. Ello me asombra.
Señor Presidente, no voy a repetir lo que señalé ayer. Creo que fue bastante claro.
Deseaba expresar que lamentaba que el Senador Allamand no hubiera atendido mi petición. Pero, pensándolo bien, en realidad ya no lo lamento. ¿Por qué? Porque hemos obligado a -comillas- "entregar argumentos que no se dieron ayer". El oficialismo los ha dado a conocer ahora, lo cual es más propio de la democracia.
Además, me alegra que el Gobierno haya hecho un esfuerzo, aunque tardío e insuficiente, al enviar dos indicaciones.
Y tiene razón el Senador Espina. A veces es positivo lograr acuerdos. Valoro eso. Pero esta tarde no hay condiciones para ello.
Dejo planteado el desafío.
Estos dos días han servido para reconocer las enormes injusticias que vive la población laboral. O si no, que lo digan los 33 trabajadores que se hallan atrapados en la mina San José. O si no, que lo digan quienes prestan servicios particularmente en las empresas del retail -como aquí se ha señalado, en la Cámara de Diputados elaboramos dos informes bastante exhaustivos al respecto-, donde a diario se cometen abusos que no tienen nombre. Y en eso nos cabe responsabilidad a todos nosotros.
Lo único que pido es que después de esta sesión no nos quedemos solo con la satisfacción de decir: "Hemos logrado algo que es importante para un sector que claramente ha sido discriminado". Preocupémonos de dignificar y hacer respetar el mundo laboral.
Ojalá la señora Ministra -se lo planteo por su intermedio, señor Presidente- recoja lo que se ha expresado y estudie una fórmula permanente (no solo para salir del paso ahora) a fin de remunerar a los trabajadores que se hallan obligados a laborar en días festivos.
Y que conste que, en la actualidad, quienes se desempeñan como dependientes del comercio disponen de dos domingos libres al mes, porque antes ni siquiera tenían eso. ¡Cuánto nos costó establecerlo! ¡Son solo dos domingos! La compensación que se les da es absolutamente insuficiente. Y en ese sentido hemos manifestado que realmente no les damos espacio para la convivencia familiar, que es tan importante.
Por lo tanto, espero -a eso apunta la discusión- que el Gobierno tome la iniciativa y demuestre que no solo persigue salir del paso, que tiene un interés real en la materia y, en consecuencia, que se reparará la injusticia que hoy se comete.
--(Aplausos en tribunas).
El señor PIZARRO (Presidente).- ¡Silencio, por favor!
El señor HOFFMANN (Secretario General).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor PIZARRO (Presidente).- Terminada la votación.
--Se rechaza la indicación del Ejecutivo (20 votos contra 14).
Votaron por la negativa las señoras Allende, Alvear y Rincón y los señores Bianchi, Escalona, Frei (don Eduardo), Girardi, Gómez, Lagos, Letelier, Muñoz Aburto, Navarro, Pizarro, Quintana, Rossi, Ruiz-Esquide, Tuma, Walker (don Ignacio), Walker (don Patricio) y Zaldívar (don Andrés).
Votaron por la afirmativa la señora Matthei y los señores Allamand, Chahuán, Coloma, Espina, García, Horvath, Kuschel, Larraín, Longueira, Novoa, Orpis, Pérez Varela y Prokurica.

El señor PIZARRO (Presidente).- Corresponde votar el primer proyecto, que declara los días 19 y 20 de septiembre de 2010 feriados obligatorios e irrenunciables para los trabajadores dependientes del comercio.
Si le pareciera a la Sala, podríamos aprobarlo con la misma votación anterior, pero al revés.
El señor LARRAÍN.- Que se vote, señor Presidente.
El señor PIZARRO (Presidente).- Muy bien.
Quienes estén de acuerdo votan "sí". Los que estén en contra, "no".
En votación.
El señor HOFFMANN (Secretario General).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor PIZARRO (Presidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (21 votos contra 13).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Alvear, Pérez (doña Lily) y Rincón y los señores Bianchi, Escalona, Frei (don Eduardo), Girardi, Gómez, Lagos, Letelier, Muñoz Aburto, Navarro, Pizarro, Quintana, Rossi, Ruiz-Esquide, Tuma, Walker (don Ignacio), Walker (don Patricio) y Zaldívar (don Andrés).
Votaron por la negativa los señores Allamand, Chahuán, Coloma, Espina, García, Horvath, Kuschel, Larraín, Longueira, Novoa, Orpis, Pérez Varela y Prokurica.
--(Aplausos en tribunas).

El señor PIZARRO (Presidente).- Ha llegado a la Mesa una indicación, a la que le dará lectura el señor Secretario General.

El señor HOFFMANN (Secretario General).- Está suscrita por los Senadores señores García, Allamand, Chahuán, Espina y Kuschel, y es para agregar al artículo único del proyecto, pasando el punto final a ser punto seguido, lo siguiente:
"Se exceptúan de esta irrenunciabilidad las zonas de interés turístico y los centros de interés turístico declarados por el Servicio Nacional de Turismo y las comunas que, en ciertos períodos del año, reciben un flujo significativo de población flotante por razones de turismo, según lo dispone el reglamento para la aplicación del artículo 38 del DL N° 3.063, de 1979, modificado por el artículo 1° de la ley 20.237, dictado por la Subsecretaría de Desarrollo Regional.".

El señor PIZARRO (Presidente).- ¿Mantiene la indicación, Senador señor García?
El señor COLOMA.- ¡Pero eso es ofensivo...!
El señor PIZARRO (Presidente).- No se ría, Su Señoría. Estoy formulando la pregunta en serio, porque la indicación, en los términos en que se presenta, incluye a más de ciento y tantas comunas del país. Entonces, en la práctica...
El señor COLOMA.- El Senador la plantea así. Usted, señor Presidente, no puede opinar sobre eso. No proceden los comentarios.
El señor PIZARRO (Presidente).- Me asiste ese derecho. Por ello hice la pregunta.
¡No se ponga nervioso, Su Señoría...!
Tiene la palabra el Honorable señor García.


El señor GARCÍA.- Señor Presidente, mantengo la indicación, porque el hablar de "zonas de interés turístico" no es un mero capricho de los municipios o de la Dirección Nacional de Turismo: se trata de zonas o centros de interés turístico declarados así en documentos publicados en el Diario Oficial.
Entre ellos están las declaraciones de zonas de interés turístico de isla Tenglo y caleta Angelmó.
Como centros de interés turístico, cabe mencionar los siguientes: Arica, casco histórico de Valparaíso, lago General Carrera, río Futaleufú, San José de Maipo, salto del Laja, área de San Pedro de Atacama, Pucón, Villarrica, Bahía Cisnes, Pica, salar del Huasco, volcán Ojos del Salado, Panguipulli, río Puelo, Cochamó, cuenca del lago Lleulleu, lago Lanalhue, comuna de Colchane, cordillera de Chillán, laguna del Laja, valle de Elqui, Batuco.
Y también se encuentran las comunas que, para efectos de la distribución del Fondo Común Municipal, han sido declaradas zonas de interés turístico: Putre, Pica, Pozo Almonte, San Pedro de Atacama, Chañaral, Alto del Carmen, Coquimbo, La Serena, Paihuano, Olmué, Puchuncaví, Juan Fernández, San Antonio, Isla de Pascua, Doñihue, Pichilemu, Las Cabras, Lolol, Molina, Licantén, San Clemente, Colbún, San Fabián, Pinto, Ninhue, Antuco, Cabrero, Quillón, Cobquecura, Santa Juana, Coronel, Tomé, Contulmo, Angol, Valdivia, Futrono, Corral, Panguipulli, Lago Ranco, Castro, Ancud, Quemchi, Quellón, Chaitén, Hualaihué, Futaleufú, Palena, Coyhaique, Aysén, Cisnes, Guaitecas, Natales, Torres del Paine, Porvenir, Navarino, Pirque, Alhué e Isla de Maipo.
Señor Presidente, deseo insistir en que la mayoría de esas comunas tienen cifradas sus esperanzas de prosperidad y desarrollo social en el turismo. Negarles el que puedan abastecer a sus visitantes en debida forma es atentar contra una de las actividades que constituyen pilares de nuestro desarrollo económico y social: el turismo.
Por eso, a pesar del apuro de algunos Honorables colegas, porque soy Presidente de la Comisión de Economía y porque conozco los problemas que han afectado este año al turismo a raíz del terremoto y el maremoto, creo que el comercio de esas zonas debe funcionar para abastecer a los visitantes durante las próximas festividades.
Gracias.

El señor PIZARRO (Presidente).- Conforme a lo acordado, se pondrá en votación la indicación.
Quienes estén a favor de ella deben votar "sí"; los que estén en contra, "no".
En votación.
El señor HOFFMANN (Secretario General).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor PIZARRO (Presidente).- Terminada la votación.
--Se rechaza la indicación (18 votos contra 14), y el proyecto queda aprobado en particular y despachado en este trámite.
Votaron por la negativa las señoras Allende, Alvear y Rincón y los señores Bianchi, Escalona, Frei (don Eduardo), Girardi, Gómez, Lagos, Letelier, Muñoz Aburto, Navarro, Pizarro, Quintana, Rossi, Tuma, Walker (don Ignacio) y Walker (don Patricio).
Votaron por la afirmativa los señores Allamand, Chahuán, Coloma, Espina, García, Horvath, Kuschel, Larraín, Longueira, Novoa, Orpis, Pérez Varela, Prokurica y Sabag.
--(Manifestaciones en tribunas).