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OTORGAMIENTO DE BONO SOLIDARIO A FAMILIAS DE MENORES INGRESOS


El señor PIZARRO (Presidente).- Proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que otorga un bono solidario a las familias de menores ingresos, con urgencia calificada de "discusión inmediata".
--Los antecedentes sobre el proyecto (6852-05) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 2ª, en 17 de marzo de 2010.
Informe de Comisión:
Hacienda (verbal), sesión 2ª, en 17 de marzo de 2010.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.


El señor HOFFMANN (Secretario General).- El objetivo principal de la iniciativa es otorgar, por una sola vez, un bono extraordinario de 40 mil pesos a los beneficiarios del subsidio familiar y de la asignación familiar o maternal que tengan un ingreso mensual o inferior a 457 mil 954 pesos.
Asimismo, tendrán derecho a un bono por familia los registrados en el sistema denominado "Chile Solidario".
La Comisión de Hacienda aprobó este proyecto por la unanimidad de quienes la integraron, Senadores señora Matthei y señores Escalona, García, Lagos y Sabag.
Corresponde tener presente que el inciso tercero del artículo 1° tiene el carácter de norma orgánica constitucional, por lo que su aprobación requiere 22 votos.
El señor PIZARRO (Presidente).- Solicito autorización para que ingresen a la Sala los Subsecretarios de Hacienda, de Previsión Social y el General de la Presidencia y la señora Directora de Presupuestos.
--Se accede.
El señor PIZARRO (Presidente).- En discusión general y particular el proyecto.
Tiene la palabra la Senadora señora Matthei, quien presidió la Comisión de Hacienda.


La señora MATTHEI.- Señor Presidente, la iniciativa concede un bono, por única vez, de 40 mil pesos a los beneficiarios de subsidio familiar (SUF), cuyos causantes son aproximadamente 2 millones de personas; a los que reciben asignación familiar, que son cerca de 2 millones, y, además, a las personas registradas en el programa "Chile Solidario", que son las más pobres de todas y que suman alrededor de 105 mil individuos.
Por lo tanto, se trata específicamente de 4 millones 123 mil personas. El número de beneficiarios es cerca de 2 millones, entre los cuales hay que mencionar a los padres de familia.
El diseño de este bono es idéntico al concedido en agosto del año 2009, durante el Gobierno de la Presidenta Bachelet. Sigue exactamente los mismos criterios. Se aplicará a una nómina actualizada, con datos a diciembre de 2009. En aquella época, las listas solo contenían información a abril de ese año. En el intertanto, ha aumentado, marginalmente, el número de adscritos al subsidio único familiar, y disminuido, marginalmente también, el total de quienes perciben asignación familiar, básicamente por el incremento que han tenido los sueldos.
Recordemos que las personas que reciben asignación familiar son aquellas que tienen un sueldo igual o menor a 458 mil pesos.
El bono podría empezar a pagarse a fines de marzo, si es que se aprueba hoy la iniciativa. Tiene un costo de 165 mil millones de pesos.
Cabe señalar que la Partida del Tesoro Público, de acuerdo a la Ley de Presupuestos de 2010, consignaba 168 mil millones de pesos de libre disponibilidad. Es decir, el bono se "comerá" prácticamente todo ese dinero establecido en la Ley de Presupuestos para este año.
El 65 por ciento de ese monto va a personas que se hallan en los dos primeros quintiles, es decir, al 40 por ciento más pobre de la población; y el 35 por ciento, a quienes se encuentran en los dos siguientes tramos, esto es, entre el 41 y el 80 por ciento más pobre de los chilenos.
De otro lado, se formularon diversas preguntas en la Comisión. Por ejemplo, si se podía instituir este bono para ser recibido de manera permanente en marzo de cada año, dado que las necesidades en dicho mes son siempre iguales. Sin embargo, se explicó que tal beneficio obedece a la crisis financiera vivida el año pasado, la cual originó un aumento importante del desempleo, situación que, obviamente, esperamos que se revierta.
Por lo tanto, respecto de cualquier criterio para ir en ayuda de la gente más pobre, se piensa más bien considerar la idea de la entrega de un beneficio según el ingreso ético familiar en lugar del otorgamiento de un bono como el de ahora en marzo. Con ello, probablemente se desee llegar en mejor forma a las personas que más lo necesiten, conforme a un ingreso ético familiar en el que se estudie cuánto dinero ingresa a cada familia por diversas vías, y también cuáles son las necesidades de acuerdo al número de personas que la integran.
Se consultó además si se podía entregar un bono mayor para las zonas afectadas. Y la respuesta fue que tales áreas abarcan seis Regiones. En ellas se concentra aproximadamente el 80 por ciento de la población nacional. Por lo tanto, aumentar el beneficio de 40 mil a 100 mil pesos a ese porcentaje de personas representaba, en el fondo, más del doble del costo del bono original.
Además, se explicó que a la gente que resultó más afectada por el terremoto y el maremoto se piensa ayudarla más bien con programas de emergencia, de acuerdo a sus necesidades, en vez de darle un beneficio que no discrimina según el tipo y cantidad del perjuicio sufrido. No es igual el daño que pudieron sufrir las personas de la Quinta Región (donde tampoco fue uniforme) que las de la Séptima.
Por eso, se ha preferido llegar a la gente con programas específicos según sus requerimientos y en atención a los problemas que le generaron el terremoto y el maremoto.
Señor Presidente, dado que un bono similar se aprobó en dos ocasiones durante el Gobierno de la Presidenta Bachelet y que el actual sigue exactamente los mismos lineamientos, creo que con la explicación entregada basta para que los señores Senadores puedan formarse su opinión al respecto.
Es cuanto puedo informar.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Escalona.


El señor ESCALONA.- Señor Presidente, vale la pena señalar que esta es la primera ocasión en que el nuevo equipo de Ministros del área económica y social se halla presente en una sesión del Senado. Por tanto, corresponde que nosotros, en nuestra condición de Partidos de Oposición y en señal de buena voluntad democrática, les deseemos éxito en su trabajo, que no cabe ninguna duda será arduo y difícil.
Ahora, llegar a la altura del ex Ministro Andrés Velasco y sus asesores no será fácil. Pero nosotros, con el mejor de los anhelos, esperamos que se puedan acercar a esa valla.
Al mismo tiempo, les deseamos el mayor de los éxitos a los ex colegas parlamentarios, señores Álvarez y Alvarado, ahora en su condición de Subsecretarios.
De otro lado, nosotros pusimos de manifiesto en el curso del debate en la Comisión nuestra preocupación, porque, de manera voluntaria o involuntaria, el mensaje del Presidente de la República vincula este bono a la catástrofe natural que afectó al país en la madrugada del 27 de febrero.
Sobre el particular, se precisó que con dicho beneficio el Ejecutivo estaba dando cumplimiento a un compromiso de la campaña electoral última. Y lo asumimos así. Porque, en efecto, se materializa lo prometido en aquella por el entonces abanderado Sebastián Piñera.
Sin embargo, nosotros no podíamos aceptar que la iniciativa, de acuerdo a lo señalado en el mensaje, sea considerada como la primera relativa a la reconstrucción del país después de la catástrofe.
En tal sentido, parece lógico que no se haya incluido un bono para las familias de las zonas afectadas por el terremoto. Pero a nosotros nos parece enteramente razonable que se hubiese considerado, con independencia del costo.
Por otro lado, se señaló que el 80 por ciento del país estaría afectado por el cataclismo ocurrido. En efecto, geográficamente es así. Pero no cabe duda de que socialmente ello no es efectivo.
Por lo tanto, no nos gusta que se abuse de ese porcentaje.
En realidad, aquí estamos hablando aproximadamente de la mitad de las familias chilenas de las Regiones afectadas. Hay una parte muy importante de ellas que, por sus propias condiciones de vida, no se vieron tan perjudicadas por el grado de dureza con que se manifestó la Naturaleza.
En consecuencia, en cualquier tipo de medición que se realice, ya sea a través de la Ficha de Protección Social o del registro de emergencia que anunció el Ministro de Planificación en el debate de la Comisión, no cabe duda alguna de que aquí se trata de varios centenares de miles de familias que efectivamente necesitan de manera urgente el aporte del Estado para poder hacer frente a la catástrofe vivida.
Entonces, no tenemos dificultad en votar a favor de un proyecto que mejora las condiciones de consumo de las familias más pobres a lo largo y ancho del país. Pero no queremos hacernos parte de una imagen ante la opinión pública, en el sentido de que aquí estamos iniciando las medidas para enfrentar las consecuencias del terremoto. Eso no es así. Y ello quedó claro en el trabajo efectuado por la Comisión de Hacienda.
Por lo tanto, nos hemos permitido proponer que el Ejecutivo pueda urgentemente estudiar medidas en esa dirección. Estamos convencidos de que el país cuenta con recursos para hacer frente a la emergencia.
De hecho, cuando se inició la crisis internacional, todas las fuerzas políticas, tanto de Gobierno como de Oposición de la época, fuimos convocadas a tratar un paquete de reactivación por un valor de más de 4 mil millones de dólares, que todos respaldamos, que significaba un esfuerzo adicional del Estado.
Nos parece que ese esfuerzo adicional deberá hacerse efectivo de nuevo, a propósito del trabajo de reconstrucción que la situación exige. Y es probable que tenga que ser superior al programa de reactivación económica de enero de 2009.
No creemos que esa tarea deba asumirse con una simple disminución del gasto social en algunas áreas. Es decir, no pensamos que sea adecuada la vía exclusiva de la reasignación del gasto presupuestario, por medio de la cual se restan recursos a los pobres de una parte del país para beneficiar a los afectados por el terremoto en otra.
Estamos convencidos de que el Estado tendrá que efectuar un aporte adicional. Y, en tal sentido, nos hemos atrevido a hacer presentes nuestra voluntad y disposición para apoyar en el Congreso Nacional la aplicación de medidas complementarias, como la de aprobar legislativamente el aumento del royalty a la gran minería del cobre, que puede efectivamente concurrir con un volumen importante de recursos para establecer el fondo de reconstrucción.
Hemos también señalado con mucha franqueza aquí que el solo camino del aumento de beneficios tributarios para que grandes empresarios o grupos económicos puedan hacer donaciones no nos parece que sea el más eficaz. Porque muchas veces aquello se confunde con simples medidas efectistas de publicidad que van en beneficio de algunos grandes conglomerados económicos. Y la opinión pública ni siquiera se entera de la realización de esos desembolsos, con los consecuentes beneficios tributarios.
De esa forma, no encontramos adecuado reiterar de manera exclusiva las donaciones como una especie de "viga maestra", porque por esa senda se estaría también indirectamente achicando el Estado.
Dicho de otra forma, señor Presidente, aquí el Gobierno debe tomar una decisión política que es ineludible: aumentar el rol del Estado; en el fondo, asumir su responsabilidad en beneficio del bien común en una sociedad como la nuestra. Y, en consecuencia, tendrá que tomar las medidas para allegar los recursos necesarios a fin de configurar el fondo de reconstrucción que permita levantar hospitales, escuelas, viviendas, como una forma de hacer frente a la catástrofe, evitando así, entre otros peligros, que se pueda producir en el curso de las próximas semanas una crisis sanitaria en los sectores más afectados.
Para eso, el Gobierno tiene la voluntad de colaboración de los Partidos de la Concertación, pero no para achicar el Estado ni para dar la sensación de que se concurre en apoyo de los damnificados cuando en realidad eso no es así. Y la redacción poco coherente del mensaje así lo refleja: por una parte, el proyecto se vincula a la reconstrucción y, por otra, no.
Para poner en práctica políticas públicas en esas materias son esenciales la coherencia y la transparencia.
Por eso manifestamos nuestra preocupación frente a lo dicho en la Comisión por el Ministro de Planificación respecto de la Ficha de Protección Social. Nos parece que no porque haya habido terremoto y maremoto dicho instrumento se debe simplemente suprimir. Por el contrario, se puede complementar perfectamente con la Ficha de Emergencia a que se refirió dicha autoridad.
No cabe ninguna duda de que las herramientas de política pública que han demostrado ser eficaces en este ámbito tendrán que mantenerse, entre otras razones, porque son claves para asegurar transparencia y confianza pública en las medidas que se lleven adelante.
En suma, señor Presidente, concurriremos con nuestros votos a favor, inspirados en esa voluntad de transparencia.
Acá, en rigor, la Administración está cumpliendo una promesa hecha en la campaña electoral.
Nosotros esperamos que en las próximas semanas el Ejecutivo sí cuente con lo que hoy no tiene: un plan de reconstrucción que enfrente de verdad, con medidas de fondo y estructurales, los problemas generados por la tremenda catástrofe que remeció al país el 27 de febrero en la madrugada.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Rincón.


La señora RINCÓN.- Señor Presidente, en el relato hecho por la Presidenta de la Comisión de Hacienda, no se señaló que también se le preguntó al Ministro cómo se compatibilizará el bono con la realidad de las familias que al 31 de diciembre de 2009 no figuraban en el listado de personas que podían acceder a este beneficio y que ahora, producto del terremoto del 27 de febrero, claramente han quedado en una situación económica que hace que debieran ser consideradas.
El mensaje consigna que el proyecto es el cumplimiento de una promesa electoral -nosotros sabíamos que tendríamos que discutirlo en el Parlamento-, y se nos ha dicho que es solo eso, que no constituye una medida para enfrentar la situación que afecta a muchos de nuestros compatriotas a raíz del terremoto del 27 de febrero.
Sin embargo, en el mismo mensaje se expresa, contradictoriamente, que esta es la primera de muchas medidas para abordar el problema de las miles de familias que se han visto afectadas por la catástrofe.
Tal como plantea la iniciativa en el artículo 1° respecto de que habrá un plazo para reclamar por el no otorgamiento del bono, creo que el Ejecutivo debió haber pensado en la posibilidad de que las familias que no estaban consideradas en el beneficio al 31 de diciembre de 2009 tuvieran plazo para ser incorporadas dado su cambio de situación luego de lo vivido el 27 de febrero pasado.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra la Senadora señora Alvear.


La señora ALVEAR.- Señor Presidente, al leer el mensaje del proyecto observo, tal como aquí se ha señalado, que en realidad se consignan dos versiones en torno a la necesidad de plantear dicho bono: primero, el cumplimiento de un compromiso de campaña que el ahora Presidente de la República con mucha claridad formuló en su momento, y segundo, el establecimiento de la primera medida a raíz de la crisis por la catástrofe que vivió el país el 27 de febrero de este año.
Quiero ser muy franca: lo primero se satisface -efectivamente, con la iniciativa se cumple una promesa electoral-; sin embargo, en lo segundo, cabe hacer notar que la situación del país posterremoto es muy distinta de la que se vivió durante los meses de campaña.
Por ello, reconozco que me habría gustado muchísimo que en el mensaje, además del cumplimiento de un compromiso -me parece muy bien honrar la palabra-, se hubiese considerado el nuevo escenario nacional.
Debieron tenerse presentes dos elementos muy importantes: primero, un bono adicional para las Regiones más afectadas -no para todos sus habitantes, sino para los más vulnerables- y segundo, la situación de personas que hoy día no están en la Ficha de Protección Social, pero que, fruto del terremoto y del tsunami ocurrido el 27 de febrero, han pasado a una condición de extrema vulnerabilidad, convirtiéndose, probablemente, en los más pobres del país, porque han quedado absolutamente sin nada.
Frente a ello, señor Presidente, estimo muy importante que rápidamente se realice un trabajo para fortalecer la Ficha de Protección Social.
Escuché decir a un miembro de la Comisión de Hacienda -yo no formo parte de ella y no participé en la discusión- que el Ministro de Planificación ha pensado en otra herramienta. Imagino que en la sesión especial citada para tratar estos asuntos tendremos la ocasión de conocer las propuestas.
Sin embargo, desde ya adelanto que me gustaría que la Ficha de Protección Social reflejara la realidad de muchas familias que se ven afectadas por situaciones de emergencia grave. Además, espero que se ajuste su enfoque para incluir a las personas que lo necesitan en atención al ingreso familiar que perciben.
Señor Presidente, desde luego apoyaré la iniciativa en debate, porque, entre nada y 40 mil pesos, efectivamente estos constituyen una gran ayuda.
Sin embargo, me habría gustado -insisto- que existiesen recursos adicionales para las personas que han sido afectadas tan fuertemente por la catástrofe del 27 de febrero pasado.
También espero que, entre las iniciativas legales que el Gobierno ha anunciado, se puedan incluir las que hemos propuesto algunos parlamentarios, con el objeto de ayudar a las víctimas a paliar su situación a la brevedad. Ojalá aquellas sean recogidas para avanzar rápidamente en la reconstrucción del país.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor García.


El señor GARCÍA.- Señor Presidente, en primer lugar, me sumo a las palabras del Senador señor Escalona: también saludo, felicito y deseo éxito a los Ministros y Subsecretarios presentes en la Sala y a la señora Directora de Presupuestos, quienes han venido por primera vez a este Hemiciclo para participar en la tramitación del primer proyecto del Presidente Piñera. Por supuesto, quienes integramos la Coalición por el Cambio les deseamos el mayor de los éxitos. Queremos que el Gobierno -y estamos seguros de ello- lo haga muy bien, en beneficio de todos los chilenos, como fue el compromiso de campaña del ahora Primer Mandatario.
En segundo término, me referiré a otra frase del Senador señor Escalona: la referida a que el país tiene los recursos para hacer frente a la emergencia. Esto lo repitió también muchas veces el ex Ministro de Hacienda don Andrés Velasco, antes de dejar su cargo.
Y es cierto. El país cuenta con alrededor de 12 mil millones de dólares en el Fondo de Estabilización Económica y Social, y llegado el momento, parte de esos dineros podrá destinarse a las tareas de reconstrucción.
Sin embargo, cabe tener presente que el país registra un déficit presupuestario en pesos muy relevante y que no es tan simple convertir los dólares en pesos. Porque con ello provocamos una fuerte caída del dólar, lo que desincentiva las exportaciones y hace más competitivas las importaciones. Así, dejamos de estimular las industrias y las actividades económicas que están llamadas a sustituir las importaciones. Como efecto de lo anterior, se produce una baja en el empleo y un alza en las tasas de interés.
Entonces, no resulta tan fácil afirmar que los recursos están disponibles. Porque no se encuentran en pesos, sino en dólares. Y si de la noche a la mañana los convirtiéramos en pesos, provocaríamos un daño gigantesco a los agentes productivos y a los trabajadores del país.
Por lo tanto, yo siento que la actitud del nuevo equipo económico y social del Gobierno es extraordinariamente responsable: hacer las cosas bien, de manera tal de asumir no solo la tarea de la reconstrucción, sino también la de poner en pie a tantas actividades productivas que, fruto de la crisis financiera internacional, se vieron tremendamente afectadas, en particular durante el año 2009, como quedó demostrado cuando el desempleo alcanzó los dos dígitos.
Señor Presidente, me parece del todo razonable que la Ficha de Protección Social se use en los programas sociales y que se emplee una herramienta distinta para identificar a las personas afectadas por el terremoto y posterior maremoto. Porque ambos instrumentos pueden complementarse.
Tuve la oportunidad de recorrer mi Región, la de La Araucanía, y me encontré con una sorpresa francamente increíble: cómo la naturaleza discriminó para afectar a unos y no a otros. En zonas rurales, por ejemplo, hay viviendas derrumbadas en todo un sector, pero al otro lado del camino no se ve ninguna casa destruida.
¿Por qué actúa así la naturaleza? No sabría responder.
Pero sí sé que sería profundamente injusto darles a todos los habitantes de las Regiones más siniestradas un "bono marzo" de 80 mil pesos, en circunstancias de que algunos resultaron damnificados y otros no.
Considero de la mayor justicia identificar a los verdaderos afectados por la catástrofe y focalizar en ellos las políticas de reconstrucción.
¡Hay tanto por hacer!
Tenemos que reconstruir lo dañado por el terremoto y el maremoto: viviendas, fuentes laborales, pequeñas y medianas empresas, nuestros hospitales, nuestras escuelas, nuestras carreteras. Debemos repavimentar cientos o, probablemente, miles de kilómetros de calles.
En eso consistirá precisamente el plan de reconstrucción que el Gobierno anunciará al Congreso en los próximos días, una vez que se tenga el diagnóstico completo de la situación.
Quiero reiterar, señor Presidente, algo que dije en la sesión especial que llevamos a efecto aquí, en el Senado, con la asistencia del entonces Ministro del Interior, señor Edmundo Pérez Yoma, para analizar por primera vez los efectos del terremoto y del maremoto.
Yo represento a La Araucanía, una Región que no está en las noticias, las cuales se han concentrado en las Regiones del Maule y del Biobío. Pues bien, debo hacer presente que el hospital de Angol está en el suelo y que el de Temuco -el único de alta complejidad en toda la Región y que normalmente atendía a un millón de personas- funciona con un tercio de su capacidad.
Por lo tanto, aun cuando no figura en las noticias, nuestra Región se halla igualmente afectada por la catástrofe -no tanto, ¡gracias a Dios!, como la del Maule y la del Biobío- y enfrenta graves problemas.
En La Barra, Queule y Puerto Saavedra hay pescadores artesanales que perdieron sus embarcaciones. Y será necesario reponérselas, porque constituyen la herramienta con que se procuran el sustento.
Gran cantidad de viviendas rurales están destruidas.
Muchos pozos no coinciden con sus norias. Por consiguiente, miles de familias se encuentran sin agua.
La totalidad de los sistemas de agua potable rural se hallan en el suelo.
En consecuencia, creo que en los planes de reconstrucción deben considerarse todas las Regiones que registran daños con motivo de la tragedia. Si bien es menester atender con prioridad a las del Maule y del Biobío, donde los perjuicios son de una dimensión imposible de detallar en esta Sala, cabe tener en cuenta que también sufrieron daños la Región de Valparaíso, la del Libertador Bernardo O¿Higgins, la Metropolitana y -como dije- la de La Araucanía.
Por eso, me parece mucho más razonable que identifiquemos a las personas verdaderamente afectadas por el terremoto y el maremoto, y que confeccionemos programas focalizados en ellas, para que puedan superar su situación. Quizás lo más urgente sea proveer viviendas; reponer las fuentes de trabajo, y garantizar la atención de salud, de educación, etcétera.
Señor Presidente, cuando se alzan voces -lo digo con el mayor afecto- a fin de preguntar por qué no se da un bono para las zonas golpeadas por la catástrofe, pensando solo en las Regiones del Maule y del Biobío, no se considera que la tramitación y eventual aprobación de la iniciativa pertinente con seguridad habrían demorado varias semanas. Porque en tal caso yo, como representante de la Región de La Araucanía, habría pedido que quienes se encuentren damnificados en esta también fueran incluidos en ese bono diferenciado. Y no me cabe duda alguna de que los Honorables señores Chadwick y Letelier habrían requerido lo mismo para la Sexta Región, al igual que los Senadores de la Quinta y los de la Metropolitana.
Por consiguiente, concuerdo con la forma como el Gobierno presentó el texto en debate.
Por ello, con mucho agrado votaré favorablemente el primer proyecto del Presidente Sebastián Piñera.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Bianchi.


El señor BIANCHI.- Señor Presidente, escuché atentamente la intervención del Senador Escalona, quien señaló que esta tarde estamos dando cumplimiento a una promesa hecha durante la campaña presidencial.
No sé si eso sea hoy lo relevante.
Lo que sí importa es que el Senado está otorgando su total respaldo a familias que se hallan en estado de vulnerabilidad; que fueron absolutamente afectadas por el terremoto y el maremoto, y que han visto empeorar su situación, que ya era compleja.
Se ha planteado que debiera concederse un bono adicional al comprometido en la campaña electoral.
A mi juicio, con el proyecto en debate, primero, se cumple lo prometido, y segundo, se comienza a resolver, al menos en parte, la crisis que vive mucha gente a lo largo del territorio.
Obviamente, uno espera que el Gobierno, en la fecha más próxima posible, entregue un diagnóstico global de lo que ha significado la situación posterremoto que afectó a casi todo el país.
Por lo tanto, anuncio que votaré a favor de la iniciativa, no para materializar un compromiso de campaña -esto no es lo que a mí me convoca y motiva a pronunciarme afirmativamente-, sino para dar una respuesta concreta a la gente mediante la entrega de un bono que ayudará a resolver en parte la dramática situación que viven muchas familias.
El problema que me preocupa es otro, señor Presidente.
No asistí a la reunión que esta tarde celebró la Comisión de Hacienda, en la cual, según entiendo, el señor Ministro de Planificación expresó que se iba a buscar una fórmula distinta de la Ficha de Protección Social.
Dicho instrumento, en mi concepto, debe ser completamente reformulado. Su objetivo es medir el grado de vulnerabilidad de las personas. En la actualidad se usa para desarrollar programas de vivienda, salud, alimentación de nuestros jóvenes en lo que va quedando de la educación pública, y también para otorgar subsidios. Y estoy seguro también de que hoy es la base para determinar y detectar cuáles son las familias más vulnerables que recibirán el beneficio en cuestión.
En tal sentido, hay muchísima incertidumbre, porque entiendo que después del terremoto los municipios no han hecho el catastro y las encuestas que se requieren para definir qué familias se hallan en situación de crisis máxima, a fin de que puedan acceder al bono en comento.
Entonces, lo primero que quiero pedir al Ejecutivo es que prontamente, en los próximos días, busque la manera de realizar un catastro a través de los distintas entidades edilicias, con el objeto de recoger las carencias de las familias que quedaron en total desprotección después del sismo y que requieren ser sumadas a las que se han señalado. Se trata de hallar la forma de lograr que el bono que hoy estamos entregando pueda ser incrementado, de suerte que resuelva el problema de las personas que se han visto afectadas.
Por otro lado, debo señalar que no estoy dispuesto -y no lo estaré- a aumentar impuestos que acaben perjudicando a la ya complicada clase media. No es dable que este sector social -y con esto no descubro nada nuevo, pues constituye un tema que nos ha convocado en muchísimas discusiones- termine hoy día pagando esta crisis.
Tampoco soy partidario de que a las Regiones que no se vieron afectadas por la catástrofe -me refiero a las extremas-, aun cuando debemos ser solidarios ante una situación tan complicada como la que enfrentamos, se les quite parte de su presupuesto ya bastante limitado para intentar compensar los gastos.
Obviamente voy a estar disponible para explorar la forma como las grandes empresas mineras puedan pagar un royalty mayor, un impuesto más elevado. En esa línea, tengo absoluta disposición para que las empresas que generan importantes utilidades paguen mayores tributos, pero no aceptaré que la ya afligida clase media sea más afectada.
En consecuencia, concurro con mi voto favorable a la iniciativa, y me sumo a las expresiones vertidas por diversos señores Senadores que me han antecedido en el uso de la palabra, en el sentido de desear a las nuevas autoridades que tengan éxito en sus funciones.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Sabag.


El señor SABAG.- Señor Presidente, también quiero saludar a la señora Ministra del Trabajo; a los señores Ministros de Estado; a la señora Directora de Presupuestos y a los señores Subsecretarios que nos acompañan en esta oportunidad, especialmente a los entonces Diputados señores Claudio Alvarado y Rodrigo Álvarez, con quienes trabajamos largos años en la Comisión Especial Mixta de Presupuestos. Les deseo a todos ellos el mayor de los éxitos y les aseguro que, en la medida de nuestras posibilidades, les prestaremos el máximo apoyo.
El mensaje que nos envía el Ejecutivo parte haciendo referencia al bono y posteriormente alude a los hechos que hemos vivido a contar del 27 de febrero recién pasado: el terremoto que afectó a una extensa zona del país.
Aquel dice textualmente en uno de sus párrafos que "hemos decidido que el primer proyecto de ley de mi administración se haga cargo de uno de los compromisos más sensibles" -yo agregaría "y más productivos"- "asumidos en la pasada campaña electoral: el otorgamiento de un Bono Marzo Solidario a las familias más vulnerables y a aquellas pertenecientes a la clase media necesitada, de manera que puedan afrontar con mayor entereza los gastos que el comienzo de cada año les demanda.".
Esa es la verdad.
Se trata del primer compromiso adquirido durante la campaña que el Gobierno está cumpliendo -me alegra que ocurra así-, cuyo costo asciende a 164 mil 931 millones de pesos.
Es mi deber manifestar que nosotros dejamos en el Presupuesto de la Nación una provisión de libre disponibilidad de 168 mil millones de pesos.
El Gobierno del Presidente Piñera y sus Ministros decidieron entregar esos recursos mediante el presente bono, razón por la cual se los consumieron casi por completo. Es su decisión. A lo mejor, podrían haber destinado esos dineros a otros fines, pero ellos lo decidieron así para cumplir una promesa. ¡En buena hora! Nosotros los apoyaremos sin mayor problema.
No cabe duda de que el bono en cuestión se atraviesa con las inesperadas circunstancias que vive el país originadas por el terremoto. Las nuevas autoridades lo señalan en su mensaje y es imposible que nosotros no hagamos referencia a ello en este debate, por cuanto hoy día forma parte de nuestra mayor preocupación.
Es evidente que en el Senado, en la Cámara de Diputados y en muchos sectores han surgido numerosas ideas respecto al bono. Unos sugieren aumentarlo a 100 mil pesos para las zonas afectadas; otros proponen que se entregue en forma permanente. Siempre somos muy iluminados para pedir cosas, pero el encargado de manejar las finanzas públicas debe analizar de dónde sacamos los recursos para cumplir con cada una de las peticiones y cuánto significa cada una de ellas.
Los Gobiernos de la Concertación, que nosotros encabezamos y apoyamos durante veinte años, siempre actuaron con seriedad y responsabilidad. Por ello, entregamos la economía nacional en una situación óptima, inmejorable con relación a otros países, sobre todo después de una severa y gravísima crisis económica que afectó a todo el mundo. A nosotros también nos perjudicó y tuvimos un déficit de 4,5 por ciento en el Presupuesto durante el 2009.
Además, hemos dejado reservas, activos superiores a 16 mil millones de dólares. Es decir, ante los gastos extraordinarios que se vienen, Chile está "paradito" y es acreedor neto del mundo para enfrentar la actual situación de la mejor forma posible.
Asimismo, tenemos la disposición para apoyar y respaldar las diversas iniciativas legales. Dejamos en la Ley de Presupuestos una autorización que permite endeudarse por más de 7 mil millones de dólares. En fin. ¡Y frente a todo lo que sea necesario ahí vamos a estar con nuestros votos y nuestro apoyo!
Yo represento a una de las zonas que han resultado fuertemente golpeadas: la Región del Biobío. Comprendo también que la Séptima, la Sexta, la Novena -de la que habló mi amigo el Honorable señor García-, la Metropolitana -a la cual se refirió la Senadora señora Alvear- y la Quinta Regiones también han sido afectadas, unas en menor y otras en mayor magnitud.
Sin embargo, debemos coincidir en que el país fue fuertemente golpeado por esta catástrofe.
¡Y todos, en forma solidaria, debemos concurrir a ponerlo de pie lo antes posible, actuando unidos, apoyando a nuestras autoridades para salir de la tremenda tragedia que vivimos!
Nosotros representamos a la gente, al pueblo en cada una de las circunscripciones electorales. ¡Estamos aquí para servir a la patria y a sus habitantes! Las necesidades y problemas que ellos enfrentan hoy no tienen colores políticos. Por eso, nuestra voluntad es servir, ayudar, apoyar, respaldar todo lo que sea necesario para colocar de pie a Chile.
¡Y desde aquí les decimos a nuestros compatriotas: "Cuenten con nuestro cariño, con nuestra comprensión, con nuestro apoyo y con nuestro respaldo."!
Se ha dicho durante el transcurso del debate que la televisión levanta numerosas figuras y nombres. Eso acontece también con mucha frecuencia en la política. Los candidatos que carecen de posibilidades de salir en ese medio de comunicación son desconocidos. Igual situación ha ocurrido con esta tragedia. ¡Dichato, Cobquecura, Talcahuano, Vega de Itata, Constitución, Linares! ¡Esas ciudades son las que se conocen! ¿Y cuántos poblados interiores, que nunca han sido exhibidos en la televisión, se encuentran completamente destruidos? ¡Quirihue: dos mil viviendas destruidas! ¡Todos son pueblos antiguos: Yumbel, Rere, Río Claro, Tomeco y tantos otros tienen más de 400 años de existencia! ¡Puras casas de adobe, con techos de teja y una altura de cinco o seis metros, que han soportado tres o cuatro terremotos!
Yo me pregunto: "Pero, ¿por qué tan altas las viviendas?" ¡Eso hizo que se derrumbaran todas! Llegó el fin de la era de los adobes y de las tejas. Hay que reconstruirlas.
A lo mejor esa gente, por ser propietaria, no califica como de extrema pobreza. ¡Pero lo perdieron todo! ¡El día de mañana debemos generosamente apoyarlos, con un subsidio o con un crédito blando! ¡Son chilenos que también han quedado sumidos en el dolor, en la pérdida de su hogar! ¡Hoy día se encuentran en carpas! ¡Necesitamos llegar con viviendas de emergencia para cubrirlos de las lluvias! ¡De emergencia! ¡Porque la solución definitiva evidentemente demorará uno o dos años!
¡Ahí ha de estar nuestra voluntad, del Ejecutivo, del Parlamento! ¡Todos unidos para actuar con generosidad y grandeza, para reponernos y colocarnos nuevamente de pie y decirle a nuestro país: "Progresamos, tuvimos grandes adelantos, gran respetabilidad en todo el mundo; nos llegó esta catástrofe, pero nos vamos a modernizar; seguramente esas casas viejas deberán reemplazarse por otras más modernas, más acogedoras, no serán las mismas de antes, pero Chile se va a modernizar"! ¡Y eso es lo que queremos!
Nos encontramos ante una confusión. Ya lo manifestaba el señor Ministro, a quien tuve la oportunidad de escuchar en la Comisión, y seguramente también lo señalará en la Sala: ese es otro tema.
Hoy estamos hablando del bono. A lo mejor muchas personas que lo recibirán no sufrieron ningún perjuicio. ¡Qué injusticia con los que fueron dañados, quienes percibirán el mismo monto! ¡Pero son cosas distintas! ¡A lo mejor se llegará a ellos con planes especiales para las zonas golpeadas por el sismo! ¡Ahí se entregará focalizado, el beneficio irá directo a las zonas terremoteadas! Comprendemos eso y estaremos atentos, a fin de apoyar y respaldar los futuros programas de reconstrucción que nos expongan.
En tal sentido, el Ministro mencionaba que la próxima semana habrá una sesión especial en la que seguramente el Ejecutivo traerá más estructuradas las diversas medidas para salir del flagelo con que ha sido golpeado hoy nuestro país.
Con agrado apoyaremos este bono de 40 mil pesos. Se trata de una promesa, y nosotros honramos las promesas. ¡La política a veces se desprestigia porque durante los procesos electorales se ofrece este mundo y el otro, y después se olvida, después no se cumple! ¡Por eso se desprestigia esta noble función de servicio público: "Ahí están los políticos ofreciendo este mundo y el otro y después no cumplen nada"!
¡Quiero colaborar con mi voto, porque este es un compromiso contraído con el país, y yo apoyo el cumplimiento de los compromisos políticos! Pero, así como respaldo este beneficio, también estaré atento para que las otras promesas se concreten. Porque la política no es solo palabra, sino honrar los compromisos que se adoptan con la ciudadanía.
Por lo anterior, voto a favor del proyecto, y ojalá que los recursos lleguen lo antes posible a la gente necesitada del país.

El señor PIZARRO (Presidente).- Señores Senadores, el Comité Independientes solicitó abrir la votación. Sugiero que lo hagamos respetando los diez minutos de intervención a quienes se encuentran inscritos.
El señor LARRAÍN.- Los quince.
El señor NAVARRO.- Quince.
El señor PIZARRO (Presidente).- Si le parece a la Sala, procederemos según he señalado.
El señor LARRAÍN.- Que se otorgue el tiempo reglamentario.
El señor NAVARRO.- Es de quince minutos.
El señor PIZARRO (Presidente).- Por eso propongo una situación intermedia.
El señor LETELIER.- Que sean diez.
La señora ALLENDE.- Sí, diez.
El señor PIZARRO (Presidente).- Eso es lo que estoy planteando. Porque si se abre la votación el tiempo bajará a cinco minutos, y hay varios colegas que quizás necesitan seis.
Si le parece a la Sala, se otorgarán diez minutos.
El señor LARRAÍN.- Por esta vez.
El señor PIZARRO (Presidente).- Acordado.
En votación.
--(Durante la votación).
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Rossi.


El señor ROSSI.- Señor Presidente, ante todo, quiero saludar y desear éxito al equipo económico, encabezado por el Ministro de Hacienda, a la Ministra del Trabajo, a la Directora de Presupuestos, al Ministro de Planificación, y en particular a nuestros ex colegas Claudio Alvarado y Rodrigo Álvarez, con quienes tuve la ocasión de compartir el trabajo en la Cámara de Diputados durante mucho tiempo, en varias Comisiones, de hecho.
En verdad, estamos discutiendo respecto del famoso "bono marzo", pero pareciera que el debate se refiere a la reconstrucción.
Llama la atención que, más que intenciones, no conozcamos propuestas concretas sobre la reconstrucción. Esperamos que en la sesión especial que solicitamos para el próximo martes se informe acerca de las propuestas del Gobierno, los planteamientos específicos sobre la ley de emergencia, de la ley de reconstrucción. Nos interesa mucho lo de los nuevos beneficios tributarios y la modificación a la Ley de Donaciones. Esto de que el gasto tributario sea una expresión de solidaridad y de que el sector privado pueda diseñar las políticas públicas y focalizar los recursos no me parece, porque quienes participamos en las elecciones somos nosotros y no el sector privado, los empresarios.
En cuanto al llamado a la unidad nacional para la reconstrucción, considero muy importante tener la capacidad de diálogo, de generar espacios de encuentro, de debate, para acoger propuestas. Porque, si hemos planteado nuestra disponibilidad a colaborar con el nuevo Gobierno en la reconstrucción nacional -que es la tarea de todo chileno, y por cierto de cualquier político, de cualquier servidor público-, nos hubiese gustado mucho más que nuestros planteamientos fueran acogidos en algún lugar.
El presente proyecto no ha sido modificado en absoluto. Y siento que incluso tampoco, en el fondo, le gusta mucho a la Senadora Matthei, porque desprendo que ella prefiere hacer políticas públicas sociales más permanentes, y no mediante el simple reparto de plata en campaña, dado que efectivamente no siempre se focalizan bien los recursos.
Ha quedado del todo demostrado que hoy no hay dinero disponible. Porque se ha dicho que se acabaron los fondos de libre disponibilidad para ir en ayuda de la gente que perdió incluso los 40 mil pesos que va a recibir, toda vez que ya los gastó. Por eso, una de las razones por las cuales aprobaremos este bono, que beneficia a todas las familias vulnerables de Chile, es porque ya se gastaron la plata. La gente de las zonas afectadas compró útiles escolares y la ropa necesaria para que sus hijos asistan al colegio, pero eso yace bajo los escombros o se lo llevó el mar.
En consecuencia, cuando se dice que este es el primer proyecto de una serie relativos a reconstrucción, ello es falso. Nos encontramos ante una simple promesa de campaña que no focaliza de manera progresiva y adecuada los recursos.
Es más, hoy el Gobierno reconoce que no cuenta con dinero para otorgar un bono adicional a quienes lo perdieron todo.
Y queda absolutamente demostrado que la iniciativa en debate no tiene nada que ver con la reconstrucción, porque, si uno la analiza, constata que no atiende la especial situación vivida con el terremoto, pues no se hace cargo, por ejemplo, de evaluar de manera diferenciada la vulnerabilidad posterior a aquel. No aborda el cambio socioeconómico drástico de muchas familias que no calificaban para percibir este beneficio por carga familiar y que hoy perdieron su casa, sus bienes y su fuente de trabajo, las cuales no recibirán el bono. Por consiguiente, la iniciativa no considera la situación de la catástrofe. Es simplemente una promesa de campaña.
Por tanto, no nos confundamos. No se trata del primer proyecto sobre reconstrucción. Es más, incluso el mismo informe señala -lo decía muy bien la Senadora Matthei- que es exactamente igual a las iniciativas que envió la Presidenta Bachelet en enero y agosto de 2009. Pero ello se hizo en un escenario de crisis económica.
Con el objeto de justificar el bono hoy, además de mencionar que forma parte de las medidas para la reconstrucción -lo que claramente hemos descartado, por todos los antecedentes mencionados, porque el proyecto no se adapta a la nueva realidad, ni siquiera entrega ayuda adicional a quienes lo perdieron todo-, se dice que estamos frente a la parte terminal de la crisis. A lo mejor esa también es una justificación para el bono que se está otorgando.
Entonces, creo que resulta bien importante que seamos francos al discutir un proyecto de ley. Estamos ante un bono que se prometió en la campaña. Obviamente, lo hizo el Presidente actual. Nosotros concurrimos a apoyarlo porque esta plata ya se la gastaron los chilenos y las chilenas.
Nos hubiese gustado mucho, incluso aunque se hubieran rechazado las propuestas de aumentar los beneficios a las zonas afectadas y otras mencionadas por algunos colegas que me antecedieron, que existiera un espacio para discutir, para debatir. Porque si queremos realmente lograr unidad nacional en la reconstrucción, se tiene que saber escuchar nuestros planteamientos. Y de hecho tenemos equipos, profesionales, técnicos que están formulando propuestas en esta materia.
Señalo lo anterior porque tampoco da lo mismo qué tipo de reconstrucción queremos. Si deseamos la de 1985, con más franquicias tributarias para las empresas constructoras, como la exención del IVA, que hasta hoy queremos eliminar, o privatizando empresas so pretexto de que necesitamos plata para la reconstrucción, o postergando la cartera de inversiones en salud para el resto de las Regiones (por ejemplo, que no se levante un hospital en Alto Hospicio porque hay que reconstruir otro), en vez de llevar adelante una reforma tributaria, duplicando el royalty, para que las grandes empresas mineras paguen efectivamente lo que corresponde, en fin.
Cuando debatamos lo concerniente a la reconstrucción -porque hoy nos encontramos discutiendo la entrega de un bono, y vamos a votar favorablemente-, en la cual se requerirá mucha participación ciudadana, estará en juego una cuestión tremendamente significativa, vinculada con el país que deseamos construir: si el mismo que teníamos antes del 27 de febrero último o uno distinto, más solidario.
Ahora, señor Presidente, quiero hacer una reflexión a propósito de las intervenciones relacionadas con el rol del sector privado.
Importa mucho que en la reconstrucción haya solidaridad. Y esta tiene que venir desde el Estado; desde la sociedad civil, como parte de él, y también desde el sector privado. Pero hay que tener bastante cuidado con que, en último término, las políticas públicas empiecen a ser diseñadas desde lugares que no sean los de quienes ganan democráticamente las elecciones y ocupan La Moneda y el Parlamento.
Por eso, revestirá gran importancia el debate que se dé acá acerca de algunos proyectos de ley, como el que modifica la Ley de Donaciones, anunciado por el Presidente Piñera.
Esperamos -con esto concluyo- que exista una actitud distinta a los efectos de generar espacios para el debate, para el diálogo, y que haya capacidad para acoger los planteamientos que se formulen.
En esta oportunidad efectuamos proposiciones muy serias, muy responsables, por la evidente necesidad de hacer un esfuerzo mayor en pro de quienes lo perdieron todo.
Es claro que, en el caso de la gente del sur, los 40 mil pesos yacen bajo los escombros -como ya expresé- o se fueron al mar.
Por consiguiente, este proyecto de ley no forma parte de ninguna medida vinculada con la reconstrucción.
Insisto en que lo votaremos a favor. Y esperamos tener un debate profundo -porque la materia es compleja-, ojalá con mucha participación y gran altura de miras, la próxima semana, cuando vengan a esta Sala, a solicitud de los Senadores de la Concertación, todos los Ministros encargados de las diversas áreas de la reconstrucción.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Lagos.

El señor LAGOS.- Señor Presidente, aprovecho la ocasión para saludar a mis colegas y, también, al flamante equipo de Gobierno que nos acompaña en esta sesión.
Quiero ser muy directo: nos encontramos discutiendo el primer proyecto de ley de la Administración del Presidente Sebastián Piñera, y lo que se está haciendo es, básicamente, dar cumplimiento a un compromiso de campaña.
Muchos de quienes me antecedieron en el uso de la palabra señalaron claramente que aquí se está honrando un compromiso, que esto enaltece a la política, etcétera.
Debo puntualizar que ese compromiso de campaña no guarda relación alguna con el drama vivido por miles de chilenas y chilenos a partir del 27 de febrero reciente.
Se trata de un bono que no tiene vinculación con el terremoto ni en su origen ni menos en el mensaje que acompaña al proyecto respectivo, que se envió con "Discusión Inmediata".
En su origen -aquellos que tienen buena memoria lo recordarán-, el referido compromiso surgió, en el fragor de una lucha política, de una candidatura presidencial que en julio de 2009 -a más de ocho meses de llegar eventualmente al Gobierno quien lo contrajo- lo planteó como necesario para enfrentar la crisis internacional.
Los que estuvimos en medio de aquella lucha política expresamos nuestro parecer sobre la mencionada medida. Indicamos el daño que hacía, a juicio de muchos de nosotros, formular ese tipo de propuestas durante una contienda presidencial. Varios manifestamos -sigo creyéndolo- que resultaba difícil determinar con tanta antelación la necesidad del bono en cuestión, por lo que era del caso anunciarlo solo si se llegaba al Gobierno y se estaba ante circunstancias que hicieran aconsejable otorgarlo. Y consideramos, lisa y llanamente, que hacer un planteamiento sobre la materia era una forma de echar a perder más en nuestro país la política, que a ratos se encuentra bastante alicaída.
Tampoco el bono tiene que ver con el terremoto a partir del mismo mensaje (no voy a leerlo; cada uno lo tiene en su pupitre). Dicho documento habla del sismo, pero no señala ninguna medida que identifique algo concreto para hacer frente a lo que sufren muchos compatriotas a partir del 27 de febrero último.
Pero yo no soy ingenuo, señor Presidente. Me doy cuenta de que nadie en esta Sala va a pronunciarse contra la iniciativa que nos ocupa. Y concurriré con mi voto favorable, tal como respaldé una proposición similar, pero de bastante mejor calidad, que formulamos en el fragor de la campaña presidencial. Me refiero al bono de carácter permanente, aunque con monto más reducido, que sinceraba lo que indica el proyecto que analiza esta tarde el Senado: que en marzo miles de familias chilenas enfrentan gastos distintos, algunas haciendo frente al endeudamiento constante que tienen con casas comerciales; otras, al endeudamiento derivado de las fiestas de fin de año; otras, al endeudamiento emanado de las vacaciones, y otras, al endeudamiento proveniente de los numerosos gastos propios de ese mes.
Y, enfrentando tal realidad, en otra visión de la política, se propuso un bono permanente, pero no en billetes, destinado a subsidiar mediante la entrega de útiles y uniformes, para evitar que alguien pudiera creer -nunca falta el mal pensado- que se estaba induciendo el voto de los electores.
Esa fue la diferencia, señor Presidente. Y voy a votar sin complejos, por aquella razón. Pero no lo haré engañado en cuanto a que se trata de un bono para enfrentar la reconstrucción, la emergencia. Porque no distingue -así se desprende del proyecto- entre quienes, hallándose en el 40 por ciento de los chilenos más pobres, lo están pasando mal en Iquique, en Arica o en Alto Hospicio; aquellos que perdieron sus casas en Dichato o en Iloca; los que viven en la Región que representa el Senador señor García, y quienes perdieron sus viviendas en San Antonio (más de 300 familias en Ojos de Mar) o en Viña del Mar (ocho blocs).
Por eso, no hay que llamarse a engaño. Apoyaremos este proyecto, pues va a ayudar, pero no para afrontar los efectos del terremoto.
Se ha hablado de la reconstrucción. Y ella no es neutra, señor Presidente.
La forma como vamos a reconstruir hará aflorar las visiones distintas que tenemos sobre Chile.
La manera de financiar la reconstrucción va a poner de manifiesto diferentes visiones. Algunos tal vez querrán que simplemente se eche mano a las reservas internacionales. Otros, a los recursos adicionales que tendremos este año producto del alza del precio del cobre.
Paréntesis: se ha hablado mucho de las finanzas fiscales. ¡Nunca, en la historia de Chile, se han entregado finanzas fiscales más saludables para la economía nacional que las heredadas del Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet!
El Presupuesto fue calculado sobre la base de un precio del cobre de alrededor de 2,7 dólares la libra. Está en 3,3 dólares, y nada dice que vaya a disminuir. Solo por este concepto se aportarán al Fisco más de 4 mil millones de dólares.
Sí: hubo un déficit en 2009. Empero, si promediamos los cuatro años del Gobierno de la Presidenta Bachelet, podemos hablar de un superávit gigantesco. Y en los primeros tres años se acumuló más de 21 por ciento de él.
Entonces, vamos a disponer de los recursos, señor Presidente.
Pero es diferente. Y lo entiendo: si aumenta el precio del cobre y tenemos más dólares, al liquidarlos generaremos un problema adicional.
Pero no engañemos a la opinión pública: no es que no haya recursos; habrá más plata. Otra cosa es cómo hacemos para que macroeconómicamente no se perjudique a los chilenos.
Es distinto decir que el Ministro de Hacienda tiene un tremendo desafío -y vamos a acompañarlo para que lo supere- a sostener que no hay plata y preguntar "Cómo lo hacemos para enfrentar la inflación".
Eso, de nuevo, mueve a engaño. Y, cuando hablamos de la reconstrucción, no es indiferente.
Señor Presidente, se ha anunciado un proyecto modificatorio de la Ley de Donaciones. Y la discusión será muy dura. Porque muchos entendemos que para financiar la reconstrucción no puede achicarse el aparato del Estado.
Yo creo en el Estado. Por tanto, me opondré a que se reduzca su tamaño para que algunos hagan una donación que tal vez efectuarán de todas maneras.
Ahora, sin pecar de populista, debo expresar que para reunir los más de 30 mil millones de pesos que se recaudaron con "Don Francisco" no hizo falta una Ley de Donaciones especial, diferente de la que ya tenemos: cuando se quiere donar, se puede.
Las franquicias tributarias de 1985 han tomado más de veinte años. Y no me digan que se siguen justificando como en su oportunidad, cuando se produjo el terremoto.
Tenemos una misión distinta, señor Presidente. Porque la reconstrucción implica determinar, no solo cómo la financiamos, sino también qué reconstruimos.
¿Qué vamos a reconstruir en Concepción, en Talca? ¿Recuperaremos el valor patrimonial de lo que se cayó o vamos a hacer un análisis corto para decir que es mejor poner una casa canadiense?
¿Les pediremos a los abuelitos que no tienen dinero para recuperar sus viviendas y quizá no califican para el subsidio que vendan cuanto queda de ellas y se vayan a vivir a otro lugar?
¿Quién va a dirimir aquello?
Al respecto puede haber incluso una grave circulación inmobiliaria en cuanto al futuro.
¿Qué haremos con la pesca artesanal?
Se mencionó aquí a los pescadores artesanales: a lo largo de la costa chilena, perdieron su fuente de ingresos (aparejos, botes).
Pues bien: ¿no será oportuno, como medida de emergencia en la reconstrucción, adelantar de una buena vez la discusión de la iniciativa modificatoria de la Ley General de Pesca, que se halla prevista para el año 2012?
¿Qué vamos a privilegiar cuando hablemos de reconstrucción nacional?
¿Los hospitales?
Si se prioriza respecto de los que se cayeron, ¿los que había que arreglar quedarán postergados?
¿La educación?
Uno quiere conocer las respuestas, señor Presidente.
Yo espero -porque soy optimista: me van a enterrar con una sonrisa en el rostro- que, al contestar tales interrogantes, el Gobierno sea generoso e inteligente para entender que hay que hacerlo de manera conjunta.
No sé si se llamará a comisiones (porque escuché declaraciones en el sentido de que no sirven, de que hay que salir a la calle a trabajar).
Quiero saber si antes de meter un buldócer a una casa en San Antonio, en el centro de Talca o en Concepción adoptaremos un criterio acerca de qué vamos a reconstruir y cómo lo haremos.
Para eso, espero que el Gobierno, que ha anunciado el pronto envío de proyectos de ley de emergencia y de reconstrucción nacional -dos instrumentos distintos-, concurra a consultar, a fin de que todos podamos participar y demos a conocer la forma como creemos que se debe resolver el problema.
No hay espacios para populismos, señor Presidente.
Voy a apoyar esta iniciativa. Pero no me engaño en cuanto a que lo que queda pendiente es lo grueso, lo fundamental.
El señor PIZARRO (Presidente).- Señores Senadores, cometí un error al no darle la palabra al señor Ministro de Hacienda antes de comenzar la votación.
Por tanto, tiene la palabra el Ministro señor Larraín.
El señor LETELIER.- Con la venia de la Sala, señor Presidente.


El señor LARRAÍN (Ministro de Hacienda).- Señor Presidente, en primer lugar, quiero agradecer las palabras de acogida que me han expresado los señores Senadores en este lugar.
Ayer tuve el honor de llegar por primera vez al Congreso Nacional como Ministro de Hacienda del Gobierno del Presidente Piñera.
Lo primero que hice durante la tarde en la Cámara de Diputados, antes de reunirme con su Comisión de Hacienda, fue juntarme con los jefes de bancada de la Concertación y con el representante del Partido Comunista para intercambiar ideas sobre el proyecto del "bono marzo"; escuchar sus planteamientos; explicar lo que se estaba proponiendo, y entender que existía un marco de respeto a los efectos de manifestar las discrepancias. Y nos gustaría continuar con esta política.
Después tuvimos una sesión de trabajo en la Comisión de Hacienda de dicha rama del Parlamento, donde hubo ese mismo ánimo. Allí, como Sus Señorías saben, se aprobó por 12 votos a favor y una abstención la iniciativa, la cual fue despachada hoy en forma unánime por la Sala.
Luego de mis palabras de agradecimiento, señor Presidente, quiero referirme a algunos de los temas planteados.
En primer término, creo que todos somos conscientes -no hay dos opiniones- de que el proyecto de ley del "bono marzo" no busca apoyar o ayudar a las personas que han sufrido los efectos del terremoto. Ese no es el fin.
Se trata de un compromiso que tomó el Presidente en la época en que era candidato.
A la vez, es un beneficio bastante focalizado, pues llega a los sectores más vulnerables de la población y a la clase media.
Además, no discrimina por Región. Consideramos esta posibilidad. Pero, aparte el problema de ver a qué Regiones se podía entregar -esto habría generado una discusión importante-, estaba el hecho de que incrementar el monto de 40 mil a 100 mil pesos -como se propuso- solo en la Séptima y Octava Regiones significaba el uso de recursos adicionales por 98 millones de dólares, con la salvedad de que no estaba claro -sin duda, no lo estaba- que todos los beneficiarios de ambas Regiones hubieran sufrido los efectos del terremoto (dentro de ese grupo hay gente muy afectada y otra que no lo está).
Por lo tanto, lo que resta -en eso también estamos de acuerdo- es identificar a las personas afectadas para poder llegar a ellas en forma precisa, focalizada, como se ha planteado acá.
Ese es el trabajo que se está efectuando en este momento. Esperamos concretarlo en el plazo más corto posible y, como Sus Señorías lo solicitaron, venir acá el martes de la semana próxima a plantear en forma específica los primeros proyectos destinados directamente a superar la emergencia y la reconstrucción.
En términos bien puntuales, y a modo de ejemplo, puedo mencionar que habrá iniciativas -se están precisando en estos días- que buscarán ayudar a los pescadores artesanales que han perdido no solo algún familiar, algún ser querido, sino también sus implementos de trabajo (sus botes, en fin); proyectos especiales para ayudar a los propietarios de una vivienda social que se ha perdido o que se encuentra muy dañada; proyectos de empleo de emergencia para las Regiones particularmente afectadas.
Al respecto, por cierto, haremos esfuerzos -también se ha mencionado acá- en cuanto a la forma de financiar el paquete.
El primero lo estamos desplegando a nivel del sector público, en el Presupuesto de 2010, donde tenemos algún espacio de ajuste.
Como ha planteado el Presidente Piñera, se va a formar un Fondo de Reconstrucción. Y estamos buscando ahorrar donde sea factible para depositar en él los recursos pertinentes a fin de usarlos con posterioridad para ayudar a los damnificados.
También vamos a utilizar otros mecanismos (lo hemos hablado). Tenemos disponibilidad de financiamiento externo. Además, podemos endeudarnos internamente.
Hemos dejado abierto el análisis de alternativas tributarias. No me voy a referir a ningún impuesto específico, pero sí debo puntualizar que existen posibilidades para levantar recursos por esa vía, que estamos analizando.
Y vamos a cuidar los efectos -a veces, en el fragor de la batalla, se tiende a olvidarlos-, porque no queremos salir con un paquete de ayuda que provoque un daño colateral significativo a la actividad económica del país, a muchas Regiones, a varias pymes y a personas que viven de la agricultura y de la industria principalmente (muchísimos empresarios y gente ligada a la actividad agrícola industrial, y algunos pequeños mineros, para quienes el tipo de cambio constituye una variable central).
Pero tampoco podemos entusiasmarnos con la emisión de deuda en el mercado interno, porque eso traería, si extremáramos el mecanismo, un efecto -también indeseado- sobre las tasas de interés y provocaría un flujo de capitales hacia nuestro país.
Por consiguiente, vamos a tener que ser muy cuidadosos.
Entonces, quiero decir que estamos trabajando.
Señor Presidente, respecto a la situación de hoy, creo que existe bastante acuerdo en lo que significa este bono. Se trata -y deseo connotarlo- de algo más que un compromiso de campaña, porque tiene una razón de ser en la crisis que vivió la economía chilena en 2009 y que justificó los proyectos sobre bonos que ese año presentó al Congreso la Presidenta Bachelet. Y, a nuestro entender, tal hecho también justifica el planteamiento de un bono, porque estamos viviendo todavía una situación donde el desempleo, que llegó a alrededor de 11 por ciento de la población -casi 800 mil personas-, se encuentra en torno al 9 por ciento y en que habremos de enfrentar los meses de invierno, que son los más duros en materia estacional de ocupación.
Entonces, señor Presidente, considero que aquí existe una justificación.
Se absorbe una cantidad notable de recursos: casi todos los de libre disponibilidad, sin considerar los otros 150 millones de dólares, que exigen una reasignación y que también se contemplan en la Ley de Presupuestos.
Por consiguiente, en la idea de no extenderme y de permitir que siga la sesión, quiero terminar agradeciendo la discusión habida aquí.
Por cierto, he anotado cuidadosamente los comentarios hechos, las propuestas formuladas y las inquietudes expuestas.
Muchas gracias, señor Presidente.
El señor PIZARRO (Presidente).- Doy excusas por la omisión. Y le agradezco a la Sala su venia para permitir que el señor Ministro de Hacienda interviniera durante la votación.
Tiene la palabra la Honorable señora Allende.


La señora ALLENDE.- Señor Presidente, en primer término, quiero saludar a las nuevas autoridades, en particular a mis ex colegas Diputados señores Claudio Alvarado y Rodrigo Álvarez.
Considero importante que a nuestro país le vaya bien, especialmente en el contexto en que estamos viviendo, por la situación dramática y difícil en que se encuentran muchas familias.
Ahora, yendo de manera específica a lo dicho aquí -también lo ha reconocido el Ministro de Hacienda-, está claro que se trata de un compromiso de campaña que hoy se cumple en un escenario muy dramático y particular. Y, como recordaba muy bien mi colega Ricardo Lagos Weber, ese compromiso surgió casi 8 meses antes de los comicios. Y muchos lo estimamos bastante cercano a un carácter un tanto electoral.
Ahora, quiero recordar que durante la Administración de la Presidenta Bachelet -y es muy importante darse cuenta de ello- se aplicó por primera vez el beneficio, el cual pasó a ser histórico, con el fin de mitigar los efectos de una tremenda crisis internacional. Dicho fenómeno no lo provocamos nosotros, desde luego, pero sí sufrimos sus embates, y significó que el bono se entregara en dos ocasiones: en enero y en agosto de 2009, algo que no se había hecho antes. Sobre la base de la carga familiar, este se proporcionó, como se ha dicho, a los beneficiarios de asignación familiar, de asignación maternal o de subsidio familiar, y también, en el caso de los sectores más pobres de Chile Solidario, por familia.
Ello demostró una de las facetas que la ciudadanía ha apreciado. Y es una de las razones por las cuales ostentamos hoy el récord histórico, no solo de haber elegido a la primera Presidenta de la República, sino, además, de que esta haya terminado su mandato con 84 por ciento de adhesión. Porque, entre otras cosas, ella tuvo la capacidad de entender que en nuestro país era necesaria una red de protección social. Esta última todavía no es suficiente, y espero que las nuevas autoridades entiendan que no solo no se debe desarticular, sino que es preciso profundizarla y ampliarla.
Nosotros asimismo manifestamos durante la campaña, encabezada por nuestro candidato, Honorable colega y ex Presidente Frei -hoy presente en la Sala-, el deseo de que dicha red se extendiera a sectores no incluidos en los primeros momentos. Porque cuando la Concertación, con toda legitimidad, asumió el primer Gobierno democrático, se registraba -la memoria a veces es frágil- casi 40 por ciento de gente en situación de pobreza. Por eso, nos focalizamos hacia ese sector y todas nuestras políticas se encaminaron siempre a abordar la situación de los chilenos con menos recursos.
Me alegro, entonces, de que la Presidenta Bachelet, ante la crisis internacional, se preocupara del otorgamiento del bono. Pero, por cierto, no fue lo único que se contempló en lo que concebimos como una red de protección social.
Estamos viviendo ahora la nueva situación. Aquí se ha dicho que constituye una promesa que se cumple. Ello nos parece bien, como asimismo que el señor Ministro lo haya reconocido con toda claridad, dentro del nuevo contexto, por supuesto. Porque no podríamos tomar jamás la iniciativa en debate como el primer proyecto que aborda el problema del terremoto y de la catástrofe sufrida por el país. Sin perjuicio de que no se efectúa ninguna distinción, habría sido imposible presentarla de esa manera.
Es más, considero importante cumplir las promesas de campaña. Pero si no se tratara de eso y se hubiese planteado algo que específicamente apuntara más bien hacia lo que se está viviendo y beneficiado a quienes lo necesitan, pienso que la gente lo habría entendido muy bien.
Cuando hemos expresado, una y otra vez, que estamos disponibles para todo lo que sea la reconstrucción, que vamos a apoyar todo lo que haga falta para ir en beneficio de los afectados, la verdad es que a veces molesta cuando se escucha decir, a pesar de nuestra reiteración, que pareciera que no estamos preocupados o que tiene que inhibirnos, en una democracia como la que estamos viviendo, el hecho de mantener preocupaciones, inquietudes. A mi juicio, señalar las cosas -incluso, en voz relativamente alta- obedece a que es preciso consignarlas, con respeto pero, a la vez, con claridad.
La que nos ocupa es una promesa de campaña que se cumple, de lo cual me alegro. Pero ha habido otras que no han corrido la misma suerte, entre las cuales se incluye -lamento consignarlo en forma bien determinada, sin que la cuestión implique insensibilidad hacia quienes están sufriendo- el anuncio del candidato presidencial señor Piñera, formulado una y otra vez, de que la venta de acciones de LAN iba a estar lista el 11 de marzo. No fue así.
Y no solo no fue así, sino que el retraso en la operación importa hoy 400 millones de dólares. Ello es más de lo que cuesta hoy el bono que va a beneficiar a 4 millones de chilenos correspondientes al 40 por ciento más pobre de la población.
Cuando hago presente lo anterior, no quiero que se oponga que nosotros estamos mirando la política con pequeñez: estamos haciendo presente un hecho real indesmentible.
Se formularon promesas con mucho énfasis, una y otra vez, cuando expusimos la posibilidad de un conflicto de interés, cuando destacamos que en una democracia es preciso tener mucha claridad y hacer una separación en el ámbito a que hago referencia, particularmente cuando se ostenta nada menos que la investidura de Presidente de la República.
Por lo demás, no fuimos los únicos que lo representamos. También lo hicieron, en su momento, hasta parlamentarios de la Alianza por Chile, hoy día en el Gobierno.
En consecuencia, no quisiera que se respondiese, cuando se señalan cosas como la que menciono, que una vez más median el resentimiento, la pequeñez. ¡No! ¡Si nosotros tenemos claro que perdimos la elección -ello es responsabilidad nuestra- y que la ciudadanía se inclinó por otra opción! ¡Pero también tenemos claro que la prioridad del país es la reconstrucción y que existe motivo para muchas preocupaciones, que mantenemos!
Comparto bastante lo que manifestó el Honorable señor Lagos en cuanto a que no nos da lo mismo la manera como se va a enfrentar el problema. Por eso, celebro que en la sesión especial del martes próximo todas las nuevas autoridades puedan informarnos cómo van a abordar e iniciar el proceso que se avecina, que tenemos sumamente claro que es complejo. En efecto, se registró un terremoto, seguido de un maremoto, lo que afectó, lamentablemente, a una parte importante de nuestro territorio. Otras veces, en cambio, el fenómeno ha sido focalizado. Es algo que sabemos.
Pero también quiero subrayar que el sismo ha servido para develar el país que tenemos, y una vez más podemos darnos cuenta de la vulnerabilidad de la familia. No solo aludo a los sectores más pobres, sino, en general, a una ciudadanía que se siente hoy bastante impotente frente a algunas empresas inmobiliarias, ya que no todas han querido asumir su responsabilidad y muchas de ellas han mantenido el más profundo de los silencios.
Quisiera escuchar más en la Sala sobre lo que señalo, porque de verdad considero vergonzoso que esas entidades simplemente no se hayan hecho cargo del drama de sectores medios y medios emergentes que han realizado un tremendo esfuerzo y han comprado viviendas que cuestan 2 mil o 2 mil 500 unidades de fomento, e incluso más.
¡Cómo no va a ser dramático que colapsen algunos edificios construidos hace menos de 2 años! También lo es ver la impotencia de gente que con frecuencia tiene que observar que se envía a personas que, con una mirada rápida, sostienen que no se han registrado daños estructurales y que se efectuarán los arreglos del caso, en circunstancias de que se necesita mucho rigor y claridad para hacer una evaluación de esa naturaleza.
Lo que es daño estructural revestirá ese carácter, desde luego. Lo que no lo es, enhorabuena si es posible arreglarlo. Pero no cabe opinar de buenas a primeras para defender antes que nada una solución que no represente un costo tremendo para las inmobiliarias.
Quería llamar la atención sobre el particular, porque me parece que, para los efectos de la confianza de la ciudadanía, nos hace mucha falta entender que Chile requiere un Estado presente y que vele por el bien común; que se cuente con una mayor capacidad de fiscalización; que las ordenanzas y leyes, como las del Ministerio de Vivienda y otras, sean aplicadas de acuerdo con los estándares.
Y, por supuesto, un país como el nuestro, que sabemos que va a hallarse siempre ante el riesgo de sismos -y, además, de maremotos, como ha quedado demostrado-, también demanda algo que parece habernos sorprendido y respecto de lo cual a todos nos corresponde un grado de responsabilidad importante, pues parece que no hemos sido capaces de crear una red de comunicación alternativa.
Para concluir, insisto en que el sismo ha develado al país. Llamo, entonces, a que ojalá entre todos nos percatemos de lo que se está viviendo, para que podamos ayudar efectivamente a todos los necesitados.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Letelier.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, quiero sumarme a los deseos de éxito personal para los señores Ministros que nos acompañan y para la señora Directora de Presupuestos, quien ha sido una acompañante habitual en el trabajo en el Congreso Nacional durante estos años. Les damos la bienvenida en una nueva función tremendamente importante para el país.
Permítaseme formular un comentario general: es preciso cuidar el clima de la política, en particular en este tiempo. No hacerlo puede llevarnos por un mal camino. Y hacerlo para los debates venideros es sobre todo responsabilidad del Gobierno, a mi juicio.
¿Por qué lo digo? Porque escuché a mi Honorable colega y amigo García hacer referencia al déficit presupuestario, a lo que puedo responder que este fue cubierto, el año pasado, con el Fondo de Estabilización Económica. Asimismo, en estos días me impuse de una crítica velada tendiente a insinuar que el Gobierno de la Presidenta Bachelet, en el ejercicio de sus funciones legales, ejecutó parte del Presupuesto. Estimo que estos dos tipos de lógica no ayudan al clima político que necesitamos para la discusión futura.
Y quiero dejar planteado lo anterior porque, además del respeto que todos nos merecemos, también debemos ser muy responsables, en la medida en que el país nos requiere para construir acuerdos nacionales importantes.
Por lo tanto, llego al debate sobre el bono con un buen ánimo, pero no puedo dejar de manifestar que los argumentos citados, que percibo como pequeñeces, pueden llevar a un clima que no nos ayuda en esta coyuntura.
Mi segundo comentario general me gustaría planteárselo al Ministro señor Larroulet, quien se encuentra ausente. Sé que constituye una cuestión no imputable al señor Ministro de Hacienda, quien nos acompaña, ni a la señora Directora de Presupuestos.
Nosotros no somos los responsables de que en las ideas matrices de la iniciativa se hayan mencionado la crisis y el terremoto. La confusión de los dos temas no ha obedecido a ese último Secretario de Estado, pero tampoco a nosotros.
Quiero dejar constancia de ello -conocemos experiencias de esta índole, pues a veces nos pasó-, porque el debate sobre la emergencia, sobre el desastre que hemos vivido, es grande.
Por mi parte, represento a una Región brutalmente golpeada, con más de 30 mil viviendas en el suelo, con mucha gente en situación de calle y donde hasta el día de hoy no se cuenta con recursos, porque el Gobierno central no le ha girado al gobierno regional la plata para comprar mediaguas. Eso angustia.
Entendemos que nos hallamos ante una responsabilidad de todos. Cabe recordar la Operación Invierno, para resolver los problemas de calle, para definir una situación de ingreso en el caso de la gente más golpeada. Me refiero a la gente, no a las Regiones, porque en estas algunas personas enfrentaron esa dificultad. Son las menos, pero es algo dramático. Y es en relación con ellas que se necesita una política de ingreso, tal como se hizo en el Gobierno de la Presidenta Bachelet con las familias afectadas por el desastre de Chaitén y otros.
También tendremos que definir políticas de empleo con el objeto de mantener la reactivación de la economía. Ello dice relación a un tremendo peligro que corremos en esta coyuntura. Me sumo a la preocupación del señor Ministro de Hacienda respecto de la destrucción de parte del aparato productivo del país.
Entiendo que la próxima semana podremos ocuparnos en el tema. Lo dejo hasta ahí.
Quiero entrar al debate en sí.
El proyecto en estudio es igual al que discutimos un tiempo atrás. Por eso, voy a criticar las mismas cosas. Y si se lee la Versión Oficial se advertirá que repito. No media una intencionalidad en contra del Gobierno.
La iniciativa se halla construida sobre la base de un tremendo error. Es una buena idea con falencias, presentándose en este caso una adicional. Y voy a explicar por qué.
Primero, la cobertura. Y no me refiero a que el bono es necesario para las personas afectadas por el terremoto. Podremos contar con la ficha de emergencia, como lo ha expuesto el titular del MIDEPLAN, y, quizás, definir un tipo de ingreso a partir de abril o cuando tengamos un instrumento; pero no aludo a eso, sino a que muchos chilenos cuyo ingreso es inferior a 457 mil pesos, que tienen hijos, que registran cargas, se hallan al margen del beneficio.
Represento a una Región donde existen demasiadas personas excluidas. No todos los temporeros del país se encuentran comprendidos en los términos del proyecto, debido a la naturaleza de su empleo, de sus contratos, y por cuestiones estructurales determinantes de que no siempre, dada la transitoriedad de sus labores, cobren la asignación familiar. Ese es un dato que hemos venido mencionando en forma insistente.
No se incluye a los trabajadores independientes de las ferias, los taxis colectivos, el transporte. No se comprende a todos, sino a algunos. Se plantea un problema. Y no lo digo porque vaya a votar en contra de la iniciativa, sino porque media una dificultad real de focalización que se traduce en que alguna gente está quedando fuera.
Si se emplearan parámetros complementarios, adicionales, como el de quienes se hallan en los colegios, lo que se traduce en un registro conocido, público y digitalizado, y el de quienes están en FONADIS, que corresponden a familias que ganan menos de 457 mil pesos y presentan hijos discapacitados, todos los cuales no entran en el beneficio, podría asegurarse una cobertura más afinada.
En mi opinión, se trata de un ámbito en que se requiere precisar y mejorar el proyecto. Lo digo de manera constructiva. La situación actual no es justa, porque muchas personas incluso ganan 300 mil pesos, tienen cargas familiares, pero no están institucionalizadas, no están incorporadas al sistema.
Lo que señalo constituye un desafío, porque soy partidario de que el instrumento en análisis sea permanente, que se otorgue todos los años en el mes de marzo, tal como se hace en otros países.
Un segundo punto, muy complicado, dice relación a la fecha de corte: el 31 de diciembre de 2009.
La ficha de protección social cambia brutalmente hoy respecto del 26 de febrero, porque varió el factor de habitabilidad, que es parte de ella, del mismo modo que se modificó el ingreso de muchas personas.
Enfrentamos una dificultad real. A mi juicio, no nos dimos el tiempo necesario para discutir mejor el asunto.
Entiendo que exista un compromiso electoral, que el Gobierno quiera cumplir la primera de las cien medidas que anunció. Pero la fecha del 31 de diciembre de 2009 va a plantear una situación de inequidad. Quiero, por lo menos, dejar constancia de ello, porque deberíamos pensar en mecanismos de compensación. Cabe considerar el caso de las personas que hoy son beneficiarias del subsidio único familiar y que no lo eran en diciembre recién pasado; el de aquellas cuyo nivel de ingresos cayó y hoy reciben menos de 400 mil pesos, que podrían tener cargas familiares, y el de las que recién van a comenzar a cobrar el seguro de cesantía, ya que si lo estuvieran percibiendo podrían usarlo. Pero, como se estableció la fecha mencionada, se presentan ciertos vacíos.
Ello lo expongo porque esta inyección o transferencia de recursos públicos ayuda en gran medida a muchas familias.
Al terminar mis palabras, quiero dejar establecido que quienes sugerimos que el bono fuera mayor para los que sufrieron los efectos directos del terremoto nunca hicimos referencia a todas las Regiones. ¡Nunca! La idea ha sido focalizar los recursos en gente que se encuentra en situación de calle, en condiciones dramáticas.
Esperamos que se pueda hacer una propuesta de ingresos para las personas que han sufrido una pérdida patrimonial brutal y que se idee un instrumento para tal efecto. Confío en que el señor titular del MIDEPLAN esté pensando precisamente en eso para poder llegar a una buena solución.
He dicho.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Quintana.


El señor QUINTANA.- Señor Presidente, quiero, en primer lugar, saludar la presencia del señor Ministro de Hacienda, de los otros señores Secretarios de Estado y de la señora Directora de Presupuestos, y felicitarlos, además de desearles éxito a ellos y al Gobierno del Presidente Piñera.
Y quiero ser muy claro en esto. Lo dijo recién la Senadora señora Allende: aquí no hay pequeñez. Lo que nos motiva -por supuesto, cada uno en su rol- es poder apoyar no solo la reconstrucción, derivada del terremoto del 27 de febrero pasado, sino también todas las iniciativas que impulsen o reimpulsen el desarrollo de Chile, que ya no será para 2018, sino para un poquito más adelante.
Por lo tanto, tendremos que debatir en el futuro qué pasa y cuál va a ser nuestro rol en la OCDE. No digo que nos van a echar de ese organismo, pero algo pasará respecto de un país que pierde productividad, competitividad, y baja su crecimiento. Debemos discutir qué sucederá con nuestros socios en ese concierto internacional tan importante y del cual todos nos sentimos muy orgullosos.
Repito que aquí no media una pequeñez. Tampoco un desalojo. Desalojo es, tal vez, lo que se ha visto durante la última hora en la Cámara de Diputados. Pero no acá.
Por mi parte, creo que el señor Ministro de Hacienda ha puesto las cosas en su lugar, ha favorecido el debate, al formular dos afirmaciones.
Primero, que el proyecto en análisis corresponde a un compromiso de campaña asumido por el Presidente de la República cuando era candidato (lo dice el mensaje, pero de manera muy tangencial).
Segundo, que valora el bono otorgado por la Presidenta Bachelet, en condiciones similares -por no decir idénticas-, hace exactamente un año.
Seguramente, ese beneficio de un año atrás algo tendrá que haber incidido en el aumento del gasto público, que algunos personeros del Gobierno han criticado al aseverar que el déficit obedece a que se malgastó la plata.
Por eso, me alegra que el Ministro señale que valora ese bono idéntico al actual.
En consecuencia, para ir encauzando el debate, luego de la intervención del Ministro de Hacienda, quiero decir que, a estas alturas, el problema no es el bono, sino la forma como se nos presentó la iniciativa que lo establece.
Nosotros tenemos el deber de ser acuciosos, de revisar prolijamente los proyectos. Y los considerandos del que nos ocupa, ¡claro que no nos dejan conformes! Porque bien se ha expresado acá que se trata de uno de los compromisos del Presidente Piñera. Habrá otros que probablemente, como señaló la Honorable señora Allende, no van a pasar por el Senado, por el Congreso, y esperamos que se cumplan pronto. Pero este no puede ser presentado en los términos en que se hace.
Aquí se habla de "crisis económica", de "pérdida de productividad". ¡Por supuesto! ¡Si ese mismo diagnóstico lo hizo un año atrás la Presidenta Bachelet! Y los beneficiarios del presente bono son exactamente los mismos: Chile Solidario, cargas familiares, Subsidio Único Familiar, subsidios maternales, en fin. Alcanza a igual número de personas.
Por lo tanto, se trata de un compromiso legítimo, de campaña. ¿Y qué oposición en el mundo ayuda, con esta facilidad, en las primeras sesiones, a sacar adelante un compromiso de campaña de un Presidente de la otra trinchera?
Esas son las cosas que hoy tenemos que mirar; pues, de hacerlo, será mucho más fácil entendernos.
En la iniciativa en discusión se nos dice que la medida propuesta se halla vinculada al Ingreso Ético Familiar.
¡Por favor! En el mes de octubre deberemos debatir sobre el aumento del salario mínimo, y no se trata de un bono ocasional. El que nos ocupa, en cambio, sí lo es -hasta donde tengo entendido-; no es permanente, como lo han afirmado reiteradamente los señores Senadores. Y cuando se habla de un Ingreso Ético Familiar en los términos en que nos lo planteó Monseñor Goic hace dos años -con quien, desde luego, manifiesto mi completo acuerdo-, nos estamos refiriendo a algo permanente, no ocasional.
Entonces, no confundamos las cosas. Evidentemente, hay un problema de redacción en este proyecto de ley tan importante, el primero de la Administración Piñera, que hoy día se somete a nuestro conocimiento: no puede plantearse un bono ocasional aludiendo al Ingreso Ético Familiar.
De otro lado, hay una inconsistencia mayor. Muchos Honorables colegas, tanto de Gobierno como de Oposición, hablan de que la justificación de este beneficio se encuentra en el terremoto del 27 de febrero. Como habrán advertido quienes han leído en detalle el mensaje, 60 por ciento de la argumentación está construida sobre esa base.
¡Pero aquí no se focaliza! ¡El bono va a llegar igual a los habitantes de las Regiones del Maule, del Biobío -y en buena hora, porque lo necesitan-, que al de otras que no resultaron afectadas! Y para quienes han perdido sus enseres, sus viviendas, o han tenido que sepultar a un familiar, 40 mil pesos ayudan, pero no permiten ni siquiera cubrir los gastos funerarios.
Por supuesto, hay otras comunas -yo represento a la Región de La Araucanía- que también han sido profundamente dañadas: Angol, Renaico, Traiguén. Un hospital destruido, como el de Angol, no va a poder ser utilizado; y 35 por ciento de las viviendas se encuentran con graves daños, ya con decreto de demolición.
En estos días debemos debatir qué tipo de construcción vamos a hacer en el futuro. Y, por eso, es muy importante la sesión del próximo martes.
Entonces, señor Presidente, no cabe plantear aquí que el bono es la respuesta a uno de los aspectos fundamentales del terremoto -así indica el proyecto-, cuando no se focaliza, cuando no hay claridad acerca de cuáles son las comunas más afectadas, cuando se otorga sin ninguna distinción.
Reitero: el problema no es el bono sino cómo se nos presenta, y nosotros debemos ser rigurosos con los proyectos que estudiamos.
Por supuesto, como todos han señalado, vamos a aprobar el beneficio en análisis. Porque sin duda es un paliativo y ayudará a un número importante de familias.
Pero el terremoto será objeto de otro debate, y esperamos que podamos realizarlo con el mismo entusiasmo e interés de los Ministros que hoy nos acompañan.
Voto que sí.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Tuma.


El señor TUMA.- Señor Presidente, la red de protección social instaurada por la Presidenta Bachelet durante su mandato consideró, sin tener en vista su elección popular, dos bonos de 40 mil pesos, más otras muchas medidas que apuntaron, de verdad, a crear un sistema que permita atender a buena parte de los chilenos que generalmente lo pasan muy mal.
Cuando el entonces candidato Sebastián Piñera, en medio de una pugna electoral, se comprometió a entregar un bono, desconocía lo que iba a ocurrir. Además, todavía no se había aprobado el proyecto de Ley de Presupuestos. Pero durante su discusión en la Comisión Especial Mixta -aprovecho de saludar a las autoridades económicas, y en particular a nuestros ex colegas Diputados, los señores Álvarez y Alvarado, con quienes durante tanto tiempo trabajamos en la Comisión de Hacienda-, le entregamos al futuro Gobierno un monto de 450 millones de dólares de libre disposición.
Eso se hizo sin saber quién sería elegido como Presidente, porque el beneficio que nos ocupa es un compromiso de campaña no solo de Sebastián Piñera, sino también de Eduardo Frei, aunque el de este último consideraba un bono estructurado en función de las necesidades de los meses de marzo.
¿Qué va a pasar el próximo año? ¿Van a sacar marzo del calendario? Porque nada se dice en la iniciativa respecto de si el beneficio será permanente o no.
Como sea, el presente proyecto es un compromiso de campaña de todo el mundo político, y sin duda hay que apoyarlo, ojalá por unanimidad. Así lo voy a hacer y daré mi respaldo a todas las medidas que signifiquen ir en ayuda de la reconstrucción. Y pienso que un Gobierno de unidad nacional debe hacernos sentir a todos llamados a colaborar en esta gesta, en la reconstrucción del país, en el apoyo a los damnificados.
Como señalé con anterioridad, cuando se anunció el bono se desconocía que íbamos a enfrentar un contexto como el actual, en que somos víctimas de uno de los sismos más grandes en la historia del mundo.
Por tanto, muchos desearíamos que su monto fuera más elevado, para atender las mayores necesidades de los afectados. Sin embargo, el Ejecutivo tiene la facultad privativa de decir "sí" o "no". De todas maneras -reitero-, nosotros votaremos a favor del proyecto tal como ha sido presentado.
Sin perjuicio de ello, quiero expresar que estamos lejos de atender las emergencias en forma adecuada. Y, si bien es cierto, el beneficio no considera el terremoto, el mensaje sí lo hace. Ello nos obliga a los parlamentarios a anticipar el debate que se producirá el próximo martes, cuando los Ministros expongan acerca de las medidas que se llevan a cabo para hacer frente a la emergencia.
Ahora, no cabe duda de que el diagnóstico tiene que ver con cuál será la medicina. Y, sinceramente, señor Presidente, siento que no es posible que el Gobierno pueda llegar con un diagnóstico asertivo si en los recorridos que realicé por mi Región, al igual que el Senador señor García, he observado que los municipios no han tenido la capacidad, ni en recursos humanos ni materiales, para hacer de verdad un levantamiento de los daños, de la más diversa consideración. Alguien señaló: "Mire, aquí los daños son solo en vivienda". Pero no dicen relación únicamente a este ámbito, sino también a elementos productivos, caminos, defensas ribereñas.
¿Eso no se va a considerar?
Estoy seguro de que el conjunto de medidas que la ciudadanía afectada espera del Ejecutivo no será ni lo completo ni lo asertivo ni lo focalizado que se requiere si no disponemos de una encuesta que recoja la verdadera realidad de los damnificados en todo el territorio nacional.
Por eso, me atrevo a formularles una sugerencia a los señores Ministros de Planificación y de Hacienda, que no cuesta un peso.
Nunca han estado dadas todas las condiciones, como hasta ahora, para que el Gobierno reciba solidaridad y apoyo nacional a fin de convocar a los ciudadanos a esta gesta, a esta cruzada, destinada a ayudar en esta emergencia a Chile.
Cada cierto número de años -me parece que diez- el Instituto Nacional de Estadísticas realiza una encuesta y convoca a miles de voluntarios -personas calificadas, profesionales- a fin de que vayan casa por casa, en todo el territorio nacional, peinando las Regiones, los distritos, para saber qué pasa en cada hogar: cuántos integrantes lo componen, qué edad tienen, qué religión profesan, cuál es su nivel educacional, en fin.
¿Por qué no hacemos un levantamiento, señores Ministros, respecto de lo ocurrido de verdad en las zonas afectadas por la catástrofe?
La diversidad del daño no se conocerá sino mucho tiempo después, a menos que efectuemos una gesta de tal naturaleza.
Al igual como se hace en los censos, durante un fin de semana se podría ayudar a los municipios que no disponen de personal y que ni siquiera han tenido la capacidad de llevar ayuda a familias que aún no saben con certeza si en la noche dormirán bajo un techo impermeable o si podrán alimentarse con 3 comidas calientes y cuyos jefes de hogar tuvieron empleo hasta el 27 de febrero.
Esas personas seguramente recibirán el bono de 40 mil pesos. Pero están viviendo en carpas y no son capaces de generar recursos.
Por eso, aquí hay que implementar un programa de empleo atingente al diagnóstico que se pueda efectuar. Y deseo insistir en que no disponemos de uno asertivo, porque no hemos realizado un levantamiento efectivo de información sobre lo que sucede en cada comuna del país.
Conozco la ficha Alfa y sé que las municipalidades, dada la urgencia por demandar ayuda, hacen una solicitud por un conjunto estimativo de daños en la comuna o por un número aproximado de familias afectadas. Pero no se está dimensionando efectivamente la diversidad del deterioro ni se están aplicando los instrumentos que permiten focalizar la asistencia de manera adecuada.
Señor Presidente, expreso toda mi voluntad a favor de cualquier iniciativa que vaya en la dirección de apoyar en la reconstrucción al Gobierno, a fin de que, si de verdad quiere ayudar a los damnificados, pueda convocar a los voluntarios de Chile para atender a esta demanda.
Hoy nos debe preocupar llevar a cabo el diagnóstico asertivo al que me referí.
Pero no basta con eso. Su realización va a costar dinero. Y se deberá sacar de las arcas fiscales que dispongan de recursos. Puede que no los haya en la cantidad suficiente o, como alguien anunció aquí, que el fantasma de la inflación lleve a señalar: "No es necesario apurarnos en dar una solución, porque podría hacer daño traer la plata a Chile".
Ello es posible. Y comparto tal apreciación.
Sin embargo, también concuerdo con lo planteado por el Senador señor Lagos en orden a ser creativos. Podemos hacer compatible la utilización de nuestros recursos con impedir que ello incentive el crecimiento de la inflación. Es decir, podemos hacer compatible el uso de los dineros necesarios para ir en ayuda de los damnificados con la aplicación de medidas macroeconómicas que aseguren que no exista inflación.
Por último, un ingreso cuantioso puede ser generado a través del royalty. Y podría presentarse un proyecto de ley a fin de que las mineras paguen de verdad lo que corresponde.
Señor Presidente, votaré a favor de la iniciativa.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra la Honorable señora Lily Pérez.


La señora PÉREZ (doña Lily).- Señor Presidente, también deseo saludar al señor Ministro de Hacienda, a la señora Ministra del Trabajo, a la señora Directora de Presupuestos y a los señores Subsecretarios que nos acompañan esta tarde.
Quiero mencionar tres puntos.
Primero, el señor Ministro de Hacienda ha sido tremendamente preciso con respecto al mensaje.
No observo, sinceramente, ninguna contradicción en su contenido. Lo que hace es fijar el contexto en el cual el Presidente de la República envía la iniciativa que otorga un bono solidario. Y para nadie es una sorpresa el terremoto y el maremoto que hemos sufrido.
Además, dentro de aquel contexto también sitúa algunos instrumentos económicos discutidos largamente.
Quiero recordar que, junto con la Directora de Presupuestos que nos acompaña, participamos en el Consejo Asesor Presidencial para el Trabajo y la Equidad. En él se analizaron, entre otras materias, el sueldo mínimo ético, el ingreso ético familiar, distintos bonos, subsidios especiales, cuyo cruce hacía posible una focalización en los sectores más vulnerables del país, de modo de no dejar afuera a muchos grupos que, previo al terremoto, estaban ajenos a la medición de vulnerabilidad.
En segundo término, debemos ser realistas.
El Presidente Piñera pudo perfectamente haber dejado sin efecto el otorgamiento del bono que comprometió durante su campaña. El país entero lo habría entendido considerando la realidad en que nos encontramos, toda vez que, según se indica, el piso mínimo para la reconstrucción puede superar los 30 mil millones de dólares.
Aquí el punto es otro.
El Gobierno, capitaneado por su Ministro de Hacienda, Felipe Larraín -quien nos acompaña esta tarde-, ha emprendido un enorme esfuerzo para ser consecuente y macizo con lo que manifestó y ha resuelto entregar el llamado "bono de marzo", cuyo costo alcanza a cerca de 320 millones de dólares.
Ello constituye un esfuerzo adicional a fin de darle solidez no solo a un compromiso de campaña, sino también al momento que vive Chile.
En tercer lugar, señor Presidente, considero razonable lo planteado aquí, en la Sala, en el sentido de que hay que efectuar nuevas mediciones.
Estoy convencida de que el nuevo Ministro de Planificación tiene absoluta claridad de que los informes que existen son completamente insuficientes en cuanto al levantamiento de la información actual.
A nuestro juicio, los diagnósticos con respecto a la realidad de las Regiones heredados del Gobierno saliente resultan del todo limitados. Porque, digámoslo con fuerza: este es un terremoto bastante mentiroso.
Por ejemplo, en la circunscripción Quinta Cordillera de la Región de Valparaíso -que represento en el Senado-, gracias a Dios no hubo personas fallecidas que lamentar. Sin embargo, existe gran cantidad de viviendas que por fuera parecen no haber sufrido daño alguno, pero que, por el deterioro habido en su interior, quedaron prácticamente inhabitables.
Entonces, recabar esa información no resulta tan simple. No se hace en seis días de Gobierno ni tampoco en quince, porque también deben participar los municipios, las gobernaciones y las intendencias correspondientes.
Por lo mismo, señor Presidente, estimo que haber situado el contexto del mensaje que acompaña al proyecto era importante, y le agradezco al señor Ministro de Hacienda por su información.
Además, lo que hoy nos convoca es votar favorablemente el bono que se propone. El país nos observa, la gente lo necesita con urgencia. Y, de ser aprobado ahora -así va a ser-, podría comenzar a ser distribuido a fines de marzo.
Sin embargo, hay dos discusiones pendientes.
Una la sostendremos en la sesión especial del próximo martes, para la cual ya hemos sido citados. Incluso, los Ministros concurrirán encabezados por el propio titular del Interior, Rodrigo Hinzpeter, precisamente para abrir un debate acerca de qué instrumentos se aplicarán, cómo podemos focalizar y, asimismo, para que no sea discrecional la entrega de los recursos destinados a la reconstrucción.
Obviamente, es lo que pretendemos todos en la Sala.
Pero, al mismo tiempo, considero muy importante manifestar que el punto no radica en si realmente el bono tiene que ver o no con una promesa de campaña.
Insisto: Chile nos está mirando y nos exige altura de miras a fin de realizar una discusión que le entregue a la gente una pequeña -muy pequeña- satisfacción. Además, este bono incluye a un segmento relevante de nuestra clase media, que se ha empobrecido durante muchos años y que por bastante tiempo no tuvo acceso a este tipo de beneficios.
Yo comparto que hay sectores que quedan fuera del otorgamiento del presente bono, por ejemplo, los temporeros (mujeres, en su mayoría). Pero no solo de este, sino también de los anteriores que concedió el Gobierno saliente, porque nunca se modificó la norma pertinente.
Se trata de un asunto de especial relevancia -nos acompaña la señora Ministra del Trabajo-, y en algún minuto lo deberemos abordar. Sobre este punto le cabe una enorme tarea a la nueva Administración.
Para finalizar, señor Presidente, obviamente anuncio mi voto favorable al proyecto y, al mismo tiempo, les agradezco a los señores Ministros de Hacienda y de Planificación, a la señora Ministra del Trabajo, a la señora Directora de Presupuestos y a los señores Subsecretarios por habernos acompañado esta tarde.
Voto a favor.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Longueira.


El señor LONGUEIRA.- Señor Presidente, no tenía intención de hablar en un debate que suponíamos bastante más fácil y breve. Pero a todos nos cuesta asumir los diferentes roles que nos corresponden luego de la última elección. A los Senadores de enfrente, saber el tipo de Oposición que serán, y a los de este lado, saber defender a nuestro Gobierno.
No obstante, Sus Señorías han sido muy delicados al saludar cariñosamente a cada uno de los Ministros, y me sumo a ello.
Pero, con posterioridad, han deslizado críticas y comentarios que nos deben llamar a reflexión.
Porque lo único serio que tendríamos que haber postulado la clase política y quienes conformamos el Parlamento, a lo mejor debió haber sido mantener el bono en las zonas afectadas y reducirlo en aquellas que no han sufrido el rigor del terremoto.
No he visto que nadie lo haya planteado. Cada uno -según lo observado en la prensa- argumenta en el sentido de que el bono sea de 100 mil pesos para las zonas damnificadas. Al respecto, deseo señalar -y quiero ser muy franco- que eso es casi populismo.
Se pudo haber criticado esta medida cuando se anunció durante la campaña presidencial; pero, en una situación como la actual, no se puede hacer planteamientos de tal naturaleza. En efecto, el desastre tiene al país conmovido por un dolor profundo. El costo para reparar los daños se estima en 30 mil millones de dólares.
En verdad, lo serio habría sido eso.
Yo por lo menos quiero informar que se me consultó. Estuve dispuesto a poner la cara para que la ayuda se focalice bien. Porque estamos gastando más de 300 millones de dólares en un bono para una circunstancia completamente distinta de la que había al momento del ofrecimiento.
Si no hubiera tenido mensaje el proyecto en debate, a lo mejor ya estaría despachado hace mucho rato. En los veinte años que llevo de parlamentario, nunca me había tocado ver que se hablara una y otra vez del mensaje y no de la iniciativa misma. Es algo muy curioso.
Pero de algo tenía que agarrarse la Oposición.
Esto me recuerda la anécdota del elefante y la mosca que lo pica: todos hablaron de esta mosca y no de aquel. O sea, aquí se ha hablado del mensaje diciéndose que en él el beneficio que se otorga está vinculado al terremoto.
Sobre el particular, quiero ser muy claro: el bono está en un contexto. Y creo que con su entrega se cumple un compromiso, lo cual, a mi juicio, honra a la clase política chilena. La prestigia el hecho de que un compromiso de campaña electoral -anunciado en un contexto de recesión y que los chilenos necesitan- se cumpla pese a los requerimientos de recursos económicos del país. Eso ennoblece a la política chilena y, por cierto, a la autoridad y al Presidente de la República.
Pero, como el mensaje vinculó este beneficio a una realidad tremenda, se aprovechó tal circunstancia para deslizar críticas y pequeñeces, aunque dichas en un muy buen tono. Sin embargo, señor Presidente, en verdad hay que valorar enormemente el que se haya honrado la palabra empeñada, no obstante la difícil situación que hoy en día vive el país.
Quiero señalar, además, que me alegro de que el Gobierno no haya hecho demagogia, asumiendo muchos de los planteamientos señalados hechos para entregar bonos de 100 mil pesos, porque sería una pésima focalización. En las Regiones no se da la misma realidad en las familias; y es evidente que lo que debe venir es una focalización.
Deseo recordar que este Gobierno no cumple ni una semana de gestión: lleva seis días. Por lo tanto, esto hay que ubicarlo en el contexto de que él recién se está instalando y que va a llevar a cabo cambios muy profundos.
Por lo tanto, todo lo planteado aquí el Gobierno lo está evaluando y tomando decisiones. Yo soy testigo de ello, porque dos de mis hijos estuvieron cinco días en la zona siniestrada colaborando con MIDEPLAN para levantar efectivamente a los damnificados, en los cuales hay que focalizar el gasto. Porque tampoco está vigente en esas áreas la Ficha de Protección Social, instrumento que tiene otro objetivo.
Por eso, también quiero señalar -no deseo que pase esta sesión sin expresarlo- que me satisface que esté a cargo de solucionar la indigencia y la focalización del gasto Felipe Kast, hijo de aquel que inició en Chile, en 1973, junto con Sergio Molina, la verdadera erradicación de la pobreza en nuestro país. Me refiero a Miguel Kast, quien puso en práctica políticas públicas, haciendo el mapa de la extrema pobreza. La sociedad chilena, en todo este tiempo, ha sido capaz de profundizar tal sistema a través de la red de protección social que ha culminado en el Gobierno de la Presidenta Bachelet.
Ojalá actuemos con seriedad para focalizar los gastos del país, a fin de que los recursos lleguen efectivamente a los más necesitados. Es imposible dirigirlos a aquellos que están sufriendo hoy día en las zonas afectadas sin que se haga previamente un buen diagnóstico. Y es absurdo estar pidiendo a un Gobierno recién instalado que en menos de una semana haga un levantamiento y tome las medidas que aquí se exigen. Porque, obviamente, se pueden malgastar muchos recursos si no tenemos esa información.
Por lo tanto, señor Presidente, he querido de alguna forma señalar que el único error de este proyecto es que tuvo mensaje. Porque no sé de qué se habría hablado en esta sesión si no hubiera sido acompañado de ese texto. Hace rato que habríamos terminado su despacho -el cual es esperado por todos los chilenos-, aprobando el "bono de marzo" en forma unánime.
No tenía el ánimo de intervenir en esta sesión. Lo he hecho porque creo que la clase política chilena, los políticos, nosotros, tenemos un desafío enorme. Porque la gente quiere que actuemos con grandeza, y con verdadera grandeza.
Pienso que la Oposición tiene un desafío enorme. Nosotros, cuando cumplimos ese rol, actuamos con altura de miras en muchos momentos en que el país lo requirió. Y ojalá que la Concertación actúe así durante este período, porque se requiere unidad nacional; se requiere focalizar bien los gastos; se requiere tramitar con prontitud aquellos proyectos de ley que serán sometidos a nuestra consideración, sin perjuicio de la discusión que sobre ellos tengamos. Por cierto, cada uno tiene el legítimo derecho, en democracia, a plantear sus puntos de vista. Ojalá cuidemos el lenguaje y las actitudes, porque de lo contrario, con estas peleas y con pequeñeces la única que va a salir perjudicada será la clase política chilena, haciéndole un daño enorme a nuestra democracia.
Estimo que no solo tienen un desafío aquellos con responsabilidades en el Gobierno central del país para atender a los chilenos que están viviendo el drama de un terremoto de la magnitud que todos conocemos.
Pero hay algo que sí quiero decir, que es producto de la experiencia: a lo mejor, en la Oposición, algunos dirán: "No tenemos que ser tan colaboradores como fue la Derecha con nuestro Gobierno". Debo recordar que nosotros estuvimos 20 años en la Oposición. Entonces, tal vez adopten una actitud distinta.
Considero muy importante que no dañemos la política ni el servicio público. Tenemos que colaborar sinceramente; hacer todos los esfuerzos.
Por eso, quiero que se entienda que este bono se halla en el contexto del terremoto. Porque se discutió si el monto por entregar debía ser menor en aquellas Regiones que no fueron afectadas.
Me gustaría saber si en tal caso habrían hablado del mensaje o se hubieran referido a los artículos en que se redujera el bono en las Regiones no damnificadas.
Pero creo que un país serio, con una clase política de iguales características, debe respaldar una iniciativa que focalice mejor el gasto para enfrentar una emergencia que, por cierto, nadie tenía calculada. Se ofreció este compromiso en un contexto distinto, en el de una recesión y en un mes -tal como aquí se ha dicho- en que la clase media y los sectores más vulnerables tienen muchos gastos.
Por lo tanto, a mi juicio, el mensaje recoge el momento en que se está dando el bono. Y debe valorarse, porque con su entrega se honra la palabra y se cumple un compromiso que se hizo a todos los chilenos, sin dejar de considerar que tendremos que enfrentar con muchos recursos las demandas que nos va a exigir atender a las familias de las zonas más afectadas del país.
Por todo esto, señor Presidente, quiero no solamente anunciar mi voto a favor, sino señalar que lo hago con el mayor de los agrados, porque el cumplimiento de un compromiso se pudo evitar, como aquí se ha manifestado. Pero se ha honrado la palabra, lo que en política tiene un valor enorme.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Navarro.


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, coincido con el Senador Longueira en que el debate debe centrarse en la oportunidad del anuncio de los bonos.
Creo que efectivamente ha habido algo de populismo al pretender un bono aumentado y parejo, sin discriminar ni hacer un previo diagnóstico. En ello hay un cierto dejo de populismo.
Pero el ofrecimiento del bono se anunció con nueve meses de anticipación. Como no hay bola de cristal que pueda predecir el futuro, ello tuvo un sesgo de irresponsabilidad.
En definitiva, lo que hoy día estamos discutiendo es un bono de 40 mil pesos, que yo voy a votar a favor.
Con Piñera o con Bachelet igual hubiéramos tenido bono en marzo. Lo dijimos durante la campaña presidencial. El beneficio, sin que se asocie a un bono de reconstrucción, es parte de un compromiso de la campaña electoral.
Y que hoy día 300 millones de dólares no estén en las arcas fiscales para un proceso de reconstrucción más planificado no es una responsabilidad de quienes estamos hoy en la Oposición, sino de quien lo prometió. Por lo tanto, si el Ministro de Hacienda no cuenta con esa cantidad, debe financiarla, porque el Presidente Piñera prometió, y tiene que cumplir.
Pero, señor Ministro, lo vamos a ayudar para que haya fondos adicionales, recursos frescos, para suplir ese déficit provocado por una promesa de campaña. Porque debemos ordenar las platas fiscales, a fin de poder cubrir lo que va a implicar la reconstrucción.
Desde mi punto de vista, se requiere abrir debate sobre cómo vamos a enfrentar la reconstrucción. Y en eso, lamentablemente, ha habido un mal comienzo.
Lo sucedido en la Cámara de Diputados -según conversábamos hoy día en el Senado- fue un mal comienzo político, que está tensionando las relaciones. Yo espero que el problema se supere. Hay plazo hasta el martes. No es el modo ni la señal que el país quiere del Senado ni de la Cámara de Diputados.
Soy partidario de una integración proporcional, de manera que efectivamente se dé lo que todo el mundo espera: unidad nacional para enfrentar la reconstrucción. Y lo que ha hecho la otra rama del Parlamento no va en esa línea, como tampoco el pasar la máquina aplanadora a la Oposición y quedarse con todo. Espero que el Senado no se contamine. Pero, en verdad, ha habido problemas y vamos a tener que saber enfrentarlos.
Por cierto, quiero saludar a los señores Rodrigo Álvarez y Claudio Alvarado. Vamos a apoyarlos en todo lo que podamos, difiriendo lealmente en lo que haya que diferir, con una Oposición constructiva, decidida, pero honesta con los intereses colectivos.
Espero que se mantenga el respeto que hemos tenido en la discusión de este primer proyecto de ley del nuevo Gobierno. El debate pudo haberse evitado, pero había que hacerlo.
La iniciativa en análisis la voy a votar a favor, aunque debo declarar que resulta insuficiente. Y ojalá la señora Ministra del Trabajo y otros Secretarios de Estado pudieran estar en la Región del Biobío, o en la del Maule, donde la situación es dramática: ni siquiera hay circulante. Están paralizados Petrox y Huachipato. No hay industria pesquera. Desapareció ASMAR. No existe el centro comercial. No hay actividad pesquera artesanal. No se dispone de dinero. Desapareció Talcahuano. Se observan severos daños en otras comunas, como Penco y Tomé, y en miles de pequeñas localidades de Ñuble, como planteó el Senador señor Sabag.
En ese sentido, uno podría pensar en la posibilidad de un bono diferenciado, porque la gente en mi Región es más pobre. Se le dará este bono de 40 mil pesos por carga familiar, pero ya lo tiene gastado o, en definitiva, no va a resultar suficiente, por cuanto su condición es diferente de la que tenía cuando el beneficio fue anunciado, y cuando, por cierto, la finalidad del mismo era parte de un compromiso político.
Ha cambiado la situación. Y el bono de ahora es igual a los de agosto y enero del 2009. Lo dijo la Senadora Matthei. Pero las condiciones son otras. Y ahí es donde surge el elemento base de este debate: hay condiciones diferentes y el bono se mantiene igual.
Por eso, es importante comprometer al Gobierno en cuanto a decir si este bono va a ser idéntico a los ya mencionados, porque la realidad actual es completamente distinta; a que adopte una política para enfrentar la reconstrucción que dé cuenta de aquello. Y eso significa, señor Ministro, que vamos a necesitar tratos especiales en las Regiones afectadas, que se refieran, por ejemplo, al pago de las patentes y de los dividendos, sin que se permita a los bancos rematar casas. Como la gente no tiene empleo, no puede cumplir, pero no pueden rematarles sus viviendas.
Espero que el señor Ministro nos pueda decir cuándo va a ingresar el proyecto de ley respectivo; cuánto es lo que vamos a destinar, y de dónde vamos a sacar los recursos. Porque, en definitiva, hay disposición para apoyar el royalty minero.
No era necesario un terremoto para discutir lo relacionado a tal materia. Lo dijimos durante mucho tiempo. Sin embargo, tiene que haber una política fiscal e impositiva relativamente acorde con lo que el país produce. Y si vamos a discutir el royalty minero por un terremoto, alguno podría sostener que este es bienvenido. Es decir, una gran desgracia fue la única manera de poner tal asunto en debate.
Creo que eso pudo haberse resuelto hace mucho tiempo. Es necesario realizarlo ahora. Vamos a apoyar lo que se proponga, según sean las condiciones.
La pregunta que queda en el aire es si efectivamente vamos a requerir o no apoyo internacional. Tenemos que recurrir al endeudamiento. Debemos elevar los impuestos. En verdad, va a ser una suma de varios factores, pero lo importante es hacerlo con prontitud.
Quiero abogar por que los daños en mi Región sean suficientemente evaluados. Y tengo que decir, con plena responsabilidad: al inicio se subestimó el siniestro producido, y aún se sigue subdimensionando.
Según el informe de la Organización Panamericana de la Salud, recogido del Ministerio del Interior, de fecha 9 de marzo del 2010, hay 421 muertos; 758 mil personas sin agua; cientos de escuelas con severos daños; miles de seres humanos viviendo en carpas, sin contar con los elementos básicos.
La crisis se mantiene. Y claramente se requiere discutir sobre cómo se van a enfrentar estos problemas.
¡Bienvenido el bono de 40 mil pesos! Lo votaremos a favor.
Estimo que el debate comenzará cuando terminemos esta votación. Es preciso saber cuándo vamos a disponer de los recursos necesarios para enfrentar la desgracia profunda vivida por Chile y, particularmente, por la Región del Biobío. En Talcahuano, reitero, este bono va a servir, pero será insuficiente.
Y de allí que me hubiera gustado discutir no el bono de marzo, sino lo referente a la reconstrucción inmediata. Porque los miles de cesantes de la Región del Biobío necesitan un bono laboral que les permita subsistir hasta recuperarse. Como no hay industria pesquera, ni barcos ni pesca artesanal, se cae el sistema en su conjunto. Como no existe actividad en Huachipato, son miles los que no trabajan. Eso va a requerir, por cierto, bonos diferenciados, focalizados y localizados. Y el debate correspondiente debe hacerse con la mayor prontitud.
El Senado acordó formar una Comisión Especial para enfrentar la discusión de los proyectos de ley respecto al sismo y al maremoto. Espero que ese organismo cumpla en la forma más eficiente posible su labor. Esa voluntad positiva existe. El señor Ministro de Hacienda lo debe saber. Pero también queremos conocer cuáles en definitiva van a ser las propuestas para financiar el plan correspondiente. Y ojalá sean las adecuadas para resolver la situación en el menor plazo.
Nos interesa que el sector privado se involucre. Está puesta a prueba la capacidad de gestión pública y empresarial del Presidente Piñera. Nos importa igualmente que se considere a las organizaciones sin fines de lucro, pero también que haya la debida fiscalización. Deseamos que el aparato del Estado cumpla su rol, y particularmente que sea activo.
Quienes administran se van a encontrar con una pesada carga. Como decía el Senador señor Longueira, se aprende a ser Gobierno y Oposición. Pero todos necesitamos un aprendizaje rápido para evitar el lastre que significa el retardo de proyectos de ley por ese concepto. Y en tal sentido espero que la oposición de la Concertación y del MAS sea la adecuada y que el Gobierno afine a sus Ministerios y se ponga a trabajar.
Voto a favor de la iniciativa en debate, quedando a la espera de la que se presente sobre reconstrucción, que pensamos apoyar de manera decidida, para ir en auxilio y rescate de los miles y miles de afectados por el terremoto, el maremoto y el sismo social que, lamentablemente, hubo en la Región del Biobío y en la del Maule, de manera principal.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Zaldívar.


El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente, al igual que lo han hecho algunos Senadores, por supuesto vamos a sumarnos al saludo a las nuevas autoridades -Ministros, Subsecretarios, Directora de Presupuestos- y también desearles éxito. Creo que lo van a necesitar, y mucho, porque la tarea que tienen por delante es bastante difícil, pero será en bien del país en su conjunto.
El desastre sufrido por Chile nos ha hecho cambiar seguramente la visión que todos teníamos del futuro, unos desde el Gobierno y otros desde la Oposición.
Hoy me felicito del debate suscitado aquí. Creo que con ello estamos demostrando -en eso no coincido con el Senador Longueira-, con referencia o no al mensaje, que se debe tener cierta apertura, para que nos podamos expresar -con error o sin error-, sin que ello merezca una crítica o haya un desmedro de nuestras palabras.
Pero hay que llamar la atención del país en cuanto a que el Parlamento ha tomado todas las medidas necesarias como para que el proyecto enviado hace 48 horas sea ley lo antes posible.
Estoy de acuerdo en que hoy día el Senado está cumpliendo su función.
Respecto del bono, me parece muy bien el envío de esta iniciativa. Me parece legítimo. Sin embargo, es cierto lo dicho aquí por alguno de los Senadores en el sentido de que el Gobierno podría haber señalado que, atendidas las circunstancias excepcionales, iba a revisar la promesa y anunciar que no se encontraba en condiciones de dar tal ayuda. Pudo haberlo hecho, y, seguramente, con posterioridad haberse sometido al juicio ciudadano si procedía bien o mal. Pero el asumirlo creo que es un mérito.
Además, considero que no se debe confundir este beneficio con lo que se requiere para ir en apoyo de la gente que ha sufrido los efectos del terremoto y el maremoto del 27 de febrero. Hay que diferenciar.
El bono es positivo. Si bien no va a llegar a todos los sectores -el no incluir a los temporeros y temporeras es un error-, debiéramos haber buscado la manera de solucionar tal problema. Pero se beneficiarán 4 millones de chilenos y un millón 200 mil familias, que van a tener un ingreso adicional, para poder afrontar gastos extraordinarios y deudas.
Por lo tanto, este proyecto de ley va a cumplir un objetivo social, el mismo que se inició en el Gobierno de la Presidenta Bachelet (recordemos que este tipo de bono se ha entregado ya en dos ocasiones).
Dada mi experiencia de muchos años como titular de la Cartera de Hacienda, le sugiero al señor Ministro que tome nota de lo siguiente: habrá que estudiar la forma de hacer permanente dicho beneficio. Porque en el próximo tiempo, por razones como las que hemos escuchado (gastos de marzo, en fin), el problema va a plantearse.
En consecuencia, desde ya cabe advertir que debiera incluirse tal punto en la agenda y analizarse la manera de convertir el bono en una medida con finalidad social permanente.
A mi juicio, nadie se va a negar a legislar sobre la materia. De esa forma, no estaremos cada año discutiendo si se da o no se da el beneficio.
Ahora bien, debiéramos separar el debate sobre el bono de los efectos provocados por el terremoto y el maremoto. Pero, sinceramente, es imposible no hablar de la catástrofe. Todos los Senadores que han hecho uso de la palabra, incluso el propio Ministro, se han referido a la catástrofe y a lo que ella ha significado.
La tarea que tenemos por delante es de tal magnitud que nosotros mismos no la imaginamos. Muchas veces, después de visitar mi Región, los medios de comunicación me han preguntado: "¿Y cuál es su visión? ¿Qué vio?". Y yo he respondido: "En realidad, no tengo palabras para expresar la profundidad del daño producido a miles y miles de familias chilenas".
Por eso, cuando analicemos las medidas que nos presente el Gobierno, todos tendremos que colaborar a fin de despachar los mejores proyectos para ir en auxilio de esos compatriotas.
Discutiremos algo importante.
Efectivamente, el terremoto nos afectó a todos.
Las viviendas en los campos sufrieron un daño inmenso en los sectores pobres. Debemos tomar nota de ello y hacer un esfuerzo muy grande para crear subsidios o aumentar los existentes para la vivienda rural con el objeto de reemplazar las casas que se cayeron en las Regiones afectadas, como ocurrió en la que represento.
En el mundo rural casi el 80 por ciento de las viviendas -la mayoría son de adobe- deberán ser sustituidas.
Pero eso no es todo.
En los centros urbanos el daño en las viviendas sociales fue menor que en las que podríamos llamar "de los sectores tradicionales de clase media" o "de la clase media trabajadora". Se trata de casas antiguas, heredadas por la familia; de casonas con bastante superficie y muchas veces con poca densidad por habitación. ¡Están todas en el suelo!
Esa gente ha perdido el patrimonio de una vida y de varias generaciones. Tendremos que ver también cómo darle una mano.
En ese punto hay que abordar otro asunto.
Yo confío mucho en la labor que desarrollará el Ministro de Planificación, señor Felipe Kast. Creo, por lo que conozco de su trayectoria, que tiene bastante habilidad y capacidad para desempeñarse bien.
Habrá que revisar la Ficha de Protección Social, porque con ella mucha gente no puede acceder a los beneficios. Lo hemos visto en los subsidios para Mejoramiento y Ampliación de Viviendas, que han sido de gran provecho para muchas familias. Las personas de la llamada "clase media trabajadora" quedan al margen de ese aporte. Algunas incluso me han dicho: "Yo preferiría abandonar mi casa e irme a un campamento para optar a una vivienda social y conseguir un proyecto de ampliación".
Ese aspecto también deberá ser abordado cuando discutamos los proyectos relativos a la reconstrucción del país.
El Senador señor Larraín representa a una circunscripción similar a la mía, en cuanto a la naturaleza de los centros urbanos, los pueblos, las pequeñas comunas de 15 a 30 mil habitantes, que suelen estar rodeadas por 20 a 40 poblados compuestos por 30 a 40 viviendas. ¡Esas comunas han quedado destruidas! Podría nombrar cada una de ellas. ¡Talca también está en el suelo! Y se derrumbaron no solo las viviendas, sino también los pequeños comercios, tan propios de ese tipo de comunas. Salvo en Talca y Curicó, las principales ciudades de la Región, no existen malls ni grandes tiendas. Solo hay pequeños comercios. ¡Y sus dueños lo perdieron todo!
Por lo tanto, cuando discutamos sobre tales materias -disculpen que me refiera a ello, pero ya nos metimos en el tema- tendremos que ver cómo darle una mano al pequeño empresario que lo perdió todo: su capital de trabajo y su local. ¡Se trata de personas que llevaban 30 a 40 años con su actividad y que ahora ven su negocio en el suelo! ¡Se quedaron sin mercadería, sin nada!
También habrá que preocuparse por el sector pesquero. ¡Ahí se ha sufrido dramáticamente la pérdida de vidas humanas y de implementos de trabajo! A esa gente también hay que brindarle un respaldo.
En consecuencia, durante la tramitación de los proyectos pertinentes tendremos que hacer un análisis a fondo para efectuar una radiografía del daño provocado por el terremoto y el maremoto, y ver qué solución les damos a los damnificados. Ellos no esperan un debate político de nuestra parte, ni que cada uno se ponga en su trinchera, sino que juntos entreguemos una respuesta a lo que necesitan, que les devolvamos algo de lo que tenían antes de la tragedia natural, para poder seguir trabajando y viviendo en el país.
Voto que sí.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Muñoz Aburto.


El señor MUÑOZ ABURTO.- Señor Presidente, me sumo al saludo fraterno expresado por diversos Senadores a los Ministros y Subsecretarios y a la señora Directora de Presupuestos. En forma muy especial, deseo que mis amigos ex Diputados señores Claudio Alvarado y Rodrigo Álvarez -coterráneo mío- tengan mucha suerte y gocen de gran respaldo en la ardua labor que el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera les ha encomendado.
Como señalaron otros colegas, el tenor del mensaje provocó una discusión extensa e intensa. A lo mejor nos hemos adelantado al debate que habrá de la sesión especial de la próxima semana, en la cual se abordarán las medidas que el Ejecutivo implementará para la reconstrucción del país y para ayudar a los millones de chilenas y chilenos que están sufriendo los efectos tan dramáticos del terremoto y maremoto del 27 de febrero pasado.
De una u otra forma, en Chile todos se han visto afectados por la catástrofe. Muchos de quienes vivimos en las Regiones donde -por suerte o gracias a la Divina Providencia- no se sufrieron sus efectos tenemos hijos, nietos, amigos, amigas que habitan en los sectores tan duramente maltratados por la naturaleza.
No cabe duda de que aprobaremos el bono en comento. Así íbamos a proceder antes de la emergencia. Y con mayor razón vamos a hacerlo, cuando ella se ha presentado, pues tal beneficio permitirá paliar en parte los efectos tan duros que están enfrentando millones de compatriotas en la zona terremoteada.
Quiero rescatar algo que se señala en el mensaje, que quizás generó confusión. Algunos Senadores no lo han mencionado.
En dicho texto se reconoce que en nuestro país hay niveles de desigualdad social, pobreza y sectores vulnerables, y que, por ello, el ahora Presidente Sebastián Piñera prometió durante la campaña electoral otorgar un bono extraordinario de 40 mil pesos por carga familiar. Este se suma a otros ya entregados, con el mismo objetivo, en el Gobierno de la ex Presidenta Michelle Bachelet.
Evidentemente, hay Regiones que no sufrieron los efectos del terremoto y del maremoto; por ende, no enfrentan los problemas originados por la emergencia del 27 de febrero.
Sin embargo, pido a los Ministros y Subsecretarios presentes en la Sala que estudien, de manera cuidadosa y con los datos en la mano, la medida que busca recortar los presupuestos de los gobiernos regionales. Ojalá ello no ocurriera, porque los habitantes de tales Regiones, en especial los de Magallanes, son solidarios con los del resto del país que sufren en este momento.
Cabe referirse a la paralización de ciertas obras símbolo en algunos lugares del territorio.
En Magallanes, por ejemplo, se encuentran pendientes el término de las obras del Hospital Regional de Punta Arenas, la implementación de su Centro Oncológico y la construcción de los hospitales de Porvenir y de Puerto Natales, que figuraban en los programas de las dos principales candidaturas presidenciales.
Nosotros, como magallánicos solidarios, entenderíamos que se produjera un retardo en la construcción de los establecimientos de salud mencionados. Esperamos que los señores Ministros informen en la Región involucrada si habrá demora o no en tales proyectos, producto de la emergencia que se vive a raíz del terremoto y maremoto del 27 de febrero.
Voto a favor del proyecto.
Los Senadores de estas bancas, como miembros e integrantes de una Oposición leal, constructiva y propositiva, estamos dispuestos a estudiar, de acuerdo con el mérito de sus antecedentes, todos los instrumentos legales y administrativos que se nos hagan llegar y que tengan por finalidad ayudar a los millones de chilenos y chilenas que hoy día están sufriendo, como asimismo, las medidas tendientes a apoyar la reconstrucción de las ciudades y los pueblos que han desaparecido.
Son innumerables las localidades que no se mencionan en los medios de comunicación y que, sin embargo, han quedado destruidas.
Nosotros, como Oposición, respaldaremos toda iniciativa tendiente a contribuir a la reconstrucción.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Patricio Walker.


El señor WALKER (don Patricio).- Señor Presidente, me sumo a las felicitaciones para las nuevas autoridades. Son personas capaces, con vocación de servicio. Conozco al titular de Hacienda y a algunos Subsecretarios, con quienes hemos sido colegas. Sin duda serán grandes Ministros, grandes Subsecretarios en el nuevo Gobierno.
Es muy importante analizar con cierta altura de miras todo lo relativo al terremoto y a los efectos que ha generado.
Lamentablemente, siento que de un lado y otro ha habido críticas y comentarios -en la prensa, no en esta sesión- injustos.
Se sostuvo que el Ministerio de Hacienda del Gobierno anterior gastó mucha plata, en circunstancias de que todos sabíamos que se estaba aplicando una política contracíclica y que, por tanto, era obvio que en el último año se gastaría más.
Cabe destacar que la Administración saliente dejó al actual Gobierno en inmejorables condiciones para enfrentar las secuelas de la catástrofe.
Se requieren muchos recursos. Se dice que el plan de reconstrucción costará 30 mil millones de dólares. Y hay 16 mil millones de dólares ya disponibles.
Por otra parte, me parece juicioso, prudente y de buen criterio no tomar la decisión de liquidar los fondos que están en dólares, para evitar que caigan la competitividad y el tipo de cambio, para no afectar la inflación, etcétera.
Con todo, tales fondos hoy día están disponibles gracias a los recursos, a las reservas, a los bonos, a las platas que se han ahorrado.
Se puede utilizar la fórmula del endeudamiento, la que no es traumática. Nuestro riesgo país es bajísimo y prácticamente no tenemos deuda pública. Esto constituye una buena noticia.
En consecuencia, me alegro de que el Gobierno cuente con una batería de posibilidades gracias a que la Administración anterior dejó la situación fiscal bastante sana.
Señor Presidente, me siento con la obligación moral de transmitir un asunto que me preocupa.
Todos concordamos en que se deben privilegiar las políticas y los dineros para concretar un plan de reconstrucción en beneficio de quienes más han sufrido por el terremoto y el maremoto.
Pero permítanme pasar un recado.
En la Región de Aysén, que tengo el honor de representar en el Senado, existe la siguiente inquietud.
Hace dos años hubo en Puerto Aysén un terremoto y un maremoto, situación por la cual el Gobierno de la Presidenta Bachelet asumió compromisos que se están implementando. Por ejemplo, se prometió la construcción de un nuevo hospital en esa comuna, por la sencilla razón de que allí las prestaciones de salud son de cuarta a quinta categoría. Y aprobamos en la Ley de Presupuestos los fondos para levantar dicho establecimiento.
Lo mismo se hizo para edificar un polideportivo en Puerto Aysén. En esta ciudad llueve el 95 por ciento de los días del año; hay índices altísimos de suicidio y de depresión, y existen problemas de sedentarismo. Por todo ello, resulta fundamental contar con ese recinto deportivo.
¿Por qué hablo de un escenario local, que probablemente no obedezca a la realidad nacional que estamos analizando hoy día? Porque el día de mañana se va a exigir al Gobierno que cumpla todos los compromisos que contraiga en materia de normalización de la situación, de control de la emergencia y del plan de reconstrucción. Con esa misma lógica, pido al Ejecutivo, con mucha firmeza y respeto, que se concreten las promesas que se hicieron después del terremoto y maremoto ocurridos en la Región de Aysén.
Hoy existe temor al respecto.
Hemos conversado con el Senador señor Horvath y coincidimos en que la construcción del hospital debe seguir siendo una prioridad. Pasó mucho tiempo antes de que se empezara a entregar el financiamiento pertinente.
Y lo mismo cabe observar para el caso del polideportivo.
En consecuencia, señor Presidente, por su intermedio, solicito al Ministro de Hacienda, a la Directora de Presupuestos y a los Subsecretarios presentes en la Sala que ojalá nos den la garantía y la tranquilidad de que esos compromisos se van a materializar.
Yo me alegro mucho de que acá se haya señalado que el gran argumento para aprobar el proyecto que entrega este bono -beneficiará a más de 2 millones de familias, sobre 4 millones de causantes- es que la palabra vale y las promesas se cumplen.
El Presidente Piñera, cuando era candidato, en la Región de Aysén se comprometió a crear la Beca Patagonia y el salario mínimo regionalizado; a nivelar la asignación de zona para los funcionarios públicos; a mejorar la conectividad terrestre, y a proporcionar atención de salud de primera categoría, objetivos muy loables que compartimos con él y que esperamos se cumplan.
¿Por qué? Porque, sin perjuicio de que resulta imprescindible apoyar a las Regiones que están sufriendo una situación de adversidad, de carácter excepcional, la Región de Aysén vive permanentemente en un estado de tales características, porque carece de conectividad terrestre con el resto del país y porque todo es más caro y mucho más difícil.
Por eso, con la misma lógica que aprobaremos la asignación de este bono, queremos pedirle al Ministro de Hacienda que ojalá nos dé las garantías necesarias, en el sentido de que esos compromisos se van a cumplir, especialmente los derivados del maremoto y terremoto que afectaron a la comuna de Puerto Aysén.
Finalmente, reitero mis felicitaciones a los Ministros de Estado y a los Subsecretarios que hoy día nos acompañan, con algunos de los cuales mantenemos una gran amistad y de quienes tengo el mejor concepto.
He dicho.
El señor GÓMEZ (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Larraín.


El señor LARRAÍN.- Señor Presidente, también me sumo a las congratulaciones expresadas al equipo de Ministros y Subsecretarios, y a la señora Directora de Presupuestos que hoy nos acompañan.
Pero, además, debo felicitarlos por cuanto han sido muy estoicos y soportaron con más fuerza que muchos integrantes de esta Corporación, quienes se han retirado de la Sala, pues el cansancio ocasionado por el arduo trabajo legislativo los ha obligado a abandonarla. Sin embargo, ellos siguen aquí presentes en forma muy activa y eso merece ser destacado.
Yo pensé, señor Presidente, que la presente sesión sería muy breve, porque su objetivo es claro y, por tanto, se erigiría como un acto menor en términos de las expresiones. Pero, por el contrario, ha sido muy larga.
A mí se me ocurre que, por las ganas de ser Oposición, nuestros amigos de las bancadas de enfrente han tratado, a propósito de escopeta, de pasar uno que otro aviso en forma más o menos directa.
Mientras el Honorable señor Longueira manifestó que esta ha sido una discusión basada en el mensaje del Ejecutivo, mi impresión es que ella se ha centrado en la parte de él que no leyeron quienes han intervenido en el debate. Porque si se hubiesen dado el trabajo de hacerlo, habrían tenido una solución, una respuesta y una actitud distintas.
Por ello, considero que este es un acto fallido de la Oposición, como primera expresión. Y espero que mejoren la marca, porque sé lo que cuesta ser oposición responsable y constructiva. A nosotros nos costó, pero lo hicimos. Y creo que bien, dentro de todo.
Así que les deseamos éxito, estimados colegas, pero les sugiero que se preparen un poco mejor.
¿Por qué se los digo? Porque aquí se ha sostenido que el proyecto en debate confunde el terremoto con el objetivo propio que persigue. Pero el mensaje no dice eso, sino lo siguiente: "Es por ello que hemos decidido que el primer proyecto de ley de mi administración se haga cargo de uno de los compromisos más sensibles asumidos en la pasada campaña electoral: el otorgamiento de un Bono Marzo Solidario a las familias más vulnerables y a aquellas pertenecientes a la clase media necesitada, de manera que puedan afrontar con mayor entereza los gastos que el comienzo de cada año les demanda.".
¡Eso es lo que dice el mensaje! No es una improvisación que se nos ocurra ahora para tratar de salvar la situación.
Cuando el candidato Sebastián Piñera anunció el otorgamiento de este bono, fue criticado por algunos ciudadanos, como lo recordaba el Senador señor Lagos, entonces candidato al Senado...
El señor NAVARRO.- ¡Ex Ministro!
El señor LAGOS.- ¡Ciudadano!
El señor LARRAÍN.- Sin embargo, esta idea fue asumida después por el candidato Eduardo Frei, quien planteó que este beneficio no solo debería entregarse este mes, sino los marzos de todos los años. Es decir, se formularon críticas a un postulante a la Presidencia de la República por proponer cosas, pero el que ofreció más no fue objeto de ellas.
Pero, da lo mismo. No es el tema que ahora nos convoca.
El punto central es que aquí se está cumpliendo un compromiso, a pesar de que se podría haber revisado, como bien se manifestó aquí.
¿Y qué ocurre? Lo sostuvo acertadamente el Honorable señor Andrés Zaldívar: aquí hay un contexto. ¿O ustedes, señores Senadores, pretenden que el bono no se hubiese entregado dentro del nuevo contexto en el que nos encontramos? ¡El nuevo contexto es que hubo un terremoto, pues! Y una iniciativa legal de esta naturaleza no podía ignorar dicha circunstancia. ¡Eso es lo que dice el mensaje! "FUNDAMENTOS DE LA INICIATIVA" "El contexto en el que asume el nuevo gobierno". ¡Y ese es el de un terremoto!
No obstante, el Gobierno resuelve entregar el beneficio, porque forma parte del compromiso con las familias más vulnerables en un momento clave y todavía no salimos de los efectos de la crisis económica. Y, en seguida, el mensaje indica que "nuestro compromiso con los sectores más vulnerables cobra un nuevo significado luego de la catástrofe natural que nos ha afectado". ¡Por cierto que se valida aún más!
Algunos sostienen que el bono debió haber sido diferenciado. ¡Pero, por favor! ¡Si lo hubiésemos concentrado solo en las Regiones afectadas por el terremoto se habría cometido una tremenda injusticia!
Yo represento a una de las Regiones más siniestradas: la zona del Maule sur. El Maule norte -como bien recordaba el Honorable señor Andrés Zaldívar- también fue objeto de un daño enorme. Pero, ¿qué porcentaje de habitantes sufrió un efecto devastador? ¿Un 40 por ciento? ¿Un 50 por ciento? ¿Y le queríamos entregar a la otra porción, dentro de los que contempla el proyecto, un bono solidario diferente? ¡Por cierto que eso no correspondía! Se habría cometido una injusticia.
Sin embargo, ahora sí necesitamos un proyecto que apunte, en forma focalizada, a la reconstrucción.
¡Eso es lo que termina señalando el mensaje que -como digo- al parecer no se leyó! Cito: "Luego de hacer un catastro de los afectados, la magnitud de los daños y las principales deficiencias de infraestructura y servicios que afectan a las regiones, estableceremos las principales medidas destinadas a atenuar, solucionar y superar esas carencias.".
Es decir, queda claro que se debe diseñar un catastro -lo pidió el Senador señor Tuma-, un registro de los daños. Lo está haciendo el MIDEPLAN en forma muy extensa, con el apoyo de todas las instituciones municipales y otras existentes. Y, sobre esa base, vamos a formular propuestas, las cuales no se pueden improvisar.
En ese sentido, me parece que esta larga sesión no era necesaria, más aún cuando celebraremos una especial destinada a la catástrofe en sí misma. Vamos a oír al Gobierno qué nos tiene que decir; cómo ha dimensionado el desastre; cuáles serán los caminos que tomará. Y aquí los Senadores tendremos la oportunidad de aportar.
Por ello, quiero invitar a mis colegas a que lo hagamos de esa manera.
Si bien siempre hay tiempo para la diversidad, hoy día es el tiempo para la unidad, cada uno desde su perspectiva, como es lógico. Y aparecerán, en el trasfondo de nuestras propuestas para asumir la reconstrucción, distintas formas de enfrentar el problema.
Tratemos de sumar los mayores esfuerzos. Eso es lo que debemos hacer y, además, lo que la gente espera de nosotros.
Al igual que Sus Señorías, yo también tengo algunas ideas. No sé si el Gobierno las acogerá todas. Él debe arbitrar, dentro de las numerosas propuestas que va a recibir y de las que él mismo elabore, cuál es el mejor camino. El Ejecutivo nos escuchará a todos.
Pero el lugar donde eso debe hacerse es el Congreso Nacional, porque si nosotros buscamos vías alternativas para lograr un entendimiento con el Gobierno desvalorizamos el rol legislativo y la función del Parlamento.
Me parece que debemos asumir el punto desde esa perspectiva.
Por ello, invito a mis Honorables colegas a que trabajemos en ese afán con la mayor unidad, porque el país lo requiere y no se espera algo distinto de nosotros: la mayor rapidez, el máximo buen criterio, la mejor voluntad por lograr el bien común de los más afectados y, dentro de ellos, aquellos que realmente lo necesitan.
¿Hasta dónde vamos a llegar? Es muy difícil saberlo porque no solo han resultado afectados fuertemente los estratos más vulnerables, sino también sectores medios y medios bajos, a los cuales debemos tenderles una mano. Probablemente ella no será del mismo tamaño que la que extenderemos a los primeros, pero habrá que buscar una manera de darles una respuesta y prestarles una ayuda a todos.
Seguramente el Estado no estará en condiciones de apoyar a todos por igual, como uno quisiera. Nosotros también tenemos que aprender a hacernos cargo de los propios problemas.
En resumen, señor Presidente, más allá de la ironía, pienso que hoy día no era el minuto para estrenar un estilo opositor, sino el momento para hacer rápida cuenta del compromiso explicitado en el mensaje del Ejecutivo, el cual más fuerza cobra aún luego de la catástrofe que, por cierto, enfrentaremos con un plan especial, que estudiaremos más adelante y que traduciremos en distintas leyes.
Por todas esas consideraciones, con el mayor entusiasmo, voto que sí.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Espina.
Les recuerdo que quedan cuatro inscritos antes de levantar la sesión y que nos hallamos en votación.


El señor ESPINA.- Señor Presidente, en primer lugar, me parece bien que este debate se produzca, porque si el Senado, frente a un tema de esta naturaleza, no va a poder debatir aspectos vinculados al bono, creo que se está desvirtuando su rol. La Cámara Alta debe discutir, analizar estas materias, y ello es parte de su labor.
Por supuesto, felicito a los Ministros y a las Ministras. Y no solo eso, sino que además los apoyo resuelta e incondicionalmente, sin perjuicio de aquellos puntos que uno pudiera plantearles legítimamente en su momento, a los efectos de que su gestión sea más positiva.
Señor Presidente, en esta sesión me pasa algo especial, pues hay argumentos formulados por los parlamentarios de la Concertación que comparto. Participo de lo que ha manifestado el Senador Lagos. Me parece que le asiste todo el derecho de plantear que el proceso de reconstrucción del país después del terremoto se tiene que llevar adelante considerando la opinión, los puntos de vista y la visión de quienes representan a un amplio sector de chilenos y que además poseen la experiencia de haber gobernado el país. Comparto también la evaluación hecha por el Senador Patricio Walker, lo señalado por el Senador Zaldívar, que está presente. Y en cuanto al Senador Navarro, respecto del cual si bien tengo diferencias en muchos aspectos, valoro que diga las cosas en forma frontal, derecha y que no haya doble lectura ni doble interpretación de lo que piensa.
Sin embargo, creo que en la Concertación deben adoptar una definición acerca de la forma como se enfrentará esta etapa del país.
Por un lado, veo señores Senadores que formulan argumentos que encuentro legítimos y válidos. Preocuparse del rol del Estado es legítimo. Plantear si el proceso de reconstrucción se hará prescindiendo o no del Estado también lo es. Noto una posición y una actitud que se encuentra a la altura de la magnitud de la catástrofe que se ha producido en Chile. Y me alegra que se pueda construir una mayoría en esa lógica.
Pero al mismo tiempo -reitero abiertamente que valoro muchos de los planteamientos efectuados por la Concertación, porque me siento interpretado por ellos o los comparto- he visto algunas líneas argumentales que, en verdad, dejan mucho que desear.
En efecto, utilizar como argumento -ya lo he mencionado y no lo repetiré- el mensaje, de si el bono era un compromiso de campaña o el error que se dé cuenta del contexto en el que asume el nuevo Gobierno, francamente no creo que esté a la altura de lo que de manera habitual uno escucha, ve y analiza en el Senado. En primer lugar, porque los argumentos no son verdaderos, dado que -ya lo explicaron los Senadores que me antecedieron- es obvio que se describe un contexto y simultáneamente se señala -lo que es correcto- que se trataba de un compromiso de campaña. Y si se necesitaba el bono antes del terremoto, con mayor razón después de él, para los aproximadamente cuatro millones de niños chilenos y sus familias que lo recibirán.
Me alegro de la sesión citada para el próximo martes. Creo que debiéramos aprovecharla bien, pues tengo la impresión de que la magnitud del terremoto no se ha dimensionado. Existe un drama tremendo en las vidas que se han perdido, en las 500 mil o más viviendas destruidas. Pero además hay un grave problema de infraestructura, de aparato productivo. Me parece que no se ha tomado en consideración el hecho de que nos encontramos ante la catástrofe más grande que la naturaleza ha provocado en nuestro país. Y pienso que sus efectos no se resolverán en uno, dos o tres años. No será así.
Asimismo, estimo que se trata de un terremoto mentiroso. Porque en algunos lugares y zonas fue devastador, desgarrador a la vista, y en otras áreas al parecer ello no es así, pero detrás de la fachada de una casa hay un hogar destruido. Y yo lo aprecio en mi propia Región, la Novena. Uno ve ciudades como Angol, en la que si se escarba un poquito más adentro se da cuenta de que el terremoto ha sido devastador.
Por lo tanto, la magnitud del impacto es más grave de lo que nosotros creemos. Y en las oportunidades en que he hablado con los Ministros les he manifestado que espero que develen absolutamente la profundidad de lo que estamos enfrentando.
Por otra parte, considero que esta catástrofe servirá para terminar con un debate artificial instalado en el último tiempo.
Algunos creen que quienes somos partidarios de la Coalición por el Cambio y el propio Presidente Piñera queremos un Estado más chico. Y otros piensan que deseamos una especie de empresa privada desbocada. Eso no es verdad.
Los efectos del terremoto se superarán con un Estado activo, eficiente, que haga bien su trabajo, y que se necesita. Porque hay roles que el Estado no puede eludir. Más que preocuparse de lo que este no hace, es preciso estar pendientes de que haga bien lo que hace y que lo que deba hacer lo incorpore dentro de las políticas públicas que ha de desarrollar.
Pero las consecuencias del terremoto no las superaremos si no existe una participación de la empresa privada, a la cual no se la puede estar poniendo permanentemente en una especie de paredón de la duda. Porque no es correcto. Se precisa en forma urgente su activa y decidida participación y su dinamismo para superar la presente situación. Y lo mismo sucede respecto del Estado. Y si existe ineficiencia en este último, es menester sancionarla, corregirla, denunciarla y se debe mejorar su funcionamiento. Y si la hay por parte de la empresa privada, igual. Si empresarios privados en forma inescrupulosa aprovechan los efectos del terremoto, tienen que ser duramente sancionados.
Sin embargo, noto un sesgo. Porque pareciera ser que cada vez que se habla de la empresa privada se estuviera haciendo referencia a un grupo de personas que lo único que quiere siempre es solo enriquecerse y perjudicar al resto de los chilenos. Y eso no es verdad. Porque gran parte de la empresa privada chilena hace su pega bien.
Por lo tanto, se va a terminar con una dicotomía que no es real en el mundo moderno. Se necesita un Estado eficiente y que haga bien su pega. Y simultáneamente se requiere una empresa privada eficiente. Y, si no actúan así, tendrán que atenerse a las consecuencias.
Deseo plantear una última materia.
Si no hay un consenso político, ni con empresa privada, ni con Estado ni con Ministros eficientes se superarán los efectos del terremoto. Porque al final quienes sociabilizan las ideas, quienes tienen que explicar a la ciudadanía los alcances y el sentido de los planes son los Senadores y los Diputados. Y ese es un rol que hay que reivindicar fuertemente.
Por eso, si el Presidente decía antes del terremoto que quería un Gobierno de unidad para fijar políticas de Estado permanentes, hoy con mayor razón resulta evidente que el Ejecutivo necesita el concurso de buena fe de los parlamentarios de la Concertación. No solo se les pide, se les necesita. Porque habrá medidas que requerirán decisiones políticas respecto de las cuales o demostramos que actuamos con una política de Estado o generamos un debate que impedirá levantar el país mucho antes o en el tiempo necesario.
En consecuencia, reitero la invitación a que discrepemos abierta, clara y categóricamente acerca de lo que no compartamos, pero también a que construyamos los consensos indispensables para fijar una política de Estado y a asumir realmente el rol que nos corresponde como Senado en el proceso para levantar a nuestro país.
Muchas gracias.
Voto que sí.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Orpis.


El señor ORPIS.- Señor Presidente, sean mis primeras palabras para saludar al Ministro de Hacienda, al Ministro Felipe Kast, a los ex colegas parlamentarios y hoy Subsecretarios Claudio Alvarado y Rodrigo Álvarez, a la Directora de Presupuestos y a la Ministra del Trabajo. A todos les deseo éxito en su gestión.
Iré directo al fondo del asunto. No quiero detenerme en el mensaje, acerca del cual ya ha habido mucho debate y mucha explicación. Solo me remitiré a un aspecto de él. Hace cinco años, la Región de Tarapacá fue devastada, particularmente en el altiplano. Han transcurrido cinco años y el diez por ciento de la reconstrucción se encuentra pendiente. Y siento que ello casi ha pasado a ser una deuda histórica a partir del fenómeno que estamos viviendo ahora; va a pasar a segundo plano. Pero quedarán los pasivos, que allí están.
¿Qué rescato yo del mensaje, señor Presidente? Que los diagnósticos y los catastros -en eso consistió el error cometido en Tarapacá-fueron malos. Y después, durante el desarrollo de la reconstrucción, pasó un año y medio a dos sin que se hicieran las actualizaciones del caso. Transcurría el tiempo, y después de un año aparecía gente que vivía en carpa en medio del altiplano, ¡con las temperaturas allí imperantes!
Por lo tanto, me cuesta pensar que, dada la magnitud del daño producido ahora, se le exija al nuevo Gobierno que en seis días tenga listo un catastro. Simplemente, eso es absurdo.
Sí, considero fundamental contar con un catastro bien hecho, con un diagnóstico bien elaborado, porque eso es muy condicionante para la solución del problema.
También he escuchado los comentarios hechos durante el debate. Por ejemplo, lo planteado por el Senador señor Patricio Walker a propósito del tsunami habido en Aysén.
Se ha hablado de lo ocurrido en la Región de Tarapacá.
Asimismo, de lo acontecido en Tocopilla. Y aquí está el Senador señor Cantero, con quien hace algunos días veíamos en un diario una información en cuanto a que allí todavía están las mediaguas instaladas a raíz del terremoto.
Entonces, cuando empiezo a revisar la historia de Chile, veo algo que no logro entender hasta ahora.
Chile acaba de ingresar a la OCDE. Ello significa que tenemos políticas públicas de segunda generación, no de primera generación.
Aquí se han esbozado los impactos que tendrá en las Regiones una catástrofe de la naturaleza de la recién registrada. Lo más probable es que bajen los presupuestos regionales. El efecto no va a ser neutro.
En nuestro país sufrimos permanentemente catástrofes. Basta analizar lo ocurrido en los últimos diez años.
Estoy seguro de que una de las respuestas frente al reciente terremoto será la creación de un fondo de reconstrucción.
Empero, mi reflexión discurre sobre la base de que, siendo este un país de catástrofes constantes, debemos disponer de un fondo de reconstrucción permanente.
Se van a discutir alzas tributarias. Aquí se ha planteado lo relativo al royalty, etcétera.
Si vamos a entrar a políticas de segunda generación en una nación que vive en catástrofe, para mí la única medida lógica, ante una situación continua, es establecer un fondo de reconstrucción permanente, precisamente para concurrir con una herramienta eficaz cuando acontecen hechos de ese tipo y evitar distorsiones desde los puntos de vista tributario y fiscal.
Me parece que, al final, el único juicio sensato extraíble de esta experiencia y de todas las que hemos vivido con anterioridad es plantear directamente, más allá de los instrumentos concretos relacionados con el reciente terremoto, la creación en Chile de un fondo permanente de reconstrucción, a fin de contar con los recursos necesarios cuando se presentan eventos de tal índole, que son constantes, y no ir dejando cosas pendientes.
Espero, señor Presidente, que en la sesión del martes venidero podamos avanzar en las soluciones. Pero, a manera de conclusión con respecto al último terremoto, me gustaría, como política de segunda generación, que hubiera un fondo de reconstrucción permanente para las próximas catástrofes.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Chahuán.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, felicito el nombramiento de los nuevos Ministros que están trabajando hasta estas horas en el Congreso Nacional para el despacho de un proyecto de ley de envergadura y de importancia social.
También felicito a los Subsecretarios señores Rodrigo Álvarez y Claudio Alvarado, dos ex colegas Diputados, quienes, por su capacidad e inteligencia, se destacaron en la Cámara Baja, a la que prestigiaron. Y no me cabe duda de que en sus nuevas labores también van a descollar.
Asimismo, felicito el cumplimiento de la palabra empeñada cuando el candidato Sebastián Piñera, en plena campaña electoral, señaló que era necesario y justo, para enfrentar la crisis financiera que vivía nuestro país el año recién pasado, otorgar un bono de 40 mil pesos, a un costo de 165 mil millones de pesos, cifra que de alguna manera copaba los fondos de libre disposición del Ejecutivo y que claramente iba en ayuda de 4 millones de chilenos y chilenas: 2 millones de familias; los dos quintiles más pobres, en el 65 por ciento del bono, y el 35 por ciento restante, para los dos siguientes quintiles, llegando, por tanto, a los sectores medios y medios bajos.
Este es, a no dudarlo, un proyecto de ley que además se hace cargo de aspectos muy importantes. Por ejemplo, el establecimiento de un mecanismo para que el beneficio llegue al destinatario cuando media la obligación de pagar pensión de alimentos, evitándose así las dificultades ocurridas con anteriores bonos, las cuales provocaron el colapso de los juzgados de familia.
La entrega de este bono tan significativo, señor Presidente, no puede desvincularse de la situación que hemos debido enfrentar como país.
¿Hay alguna manera de que la decisión del Gobierno del Presidente Sebastián Piñera de entregar el bono sea desvinculada de la catástrofe más relevante y dura registrada en la historia de nuestro país, que ha afectado al pequeño comercio; que dañó 500 mil viviendas; que hizo perder cuatro años de políticas habitacionales exitosas de los Gobiernos de la Concertación, las cuales implicaron la construcción de 120 mil viviendas anuales; que hace lamentar el fallecimiento de cerca de mil personas; que deja a mucha gente sin acceso mínimo a la salud, a la educación?
Por tanto, hay un contexto en que el Presidente de la República cumple la palabra empeñada y le da al país una señal potente.
En tal sentido, el Gobierno, al que represento con orgullo en el Senado, ha dicho: "Debemos hacer un gesto".
Esta Administración, pues, estará marcada por el sello de la reconstrucción, tal como le tocó a la del Presidente Jorge Alessandri. Y también -esperamos-, por un sello de unidad nacional que ojalá nos permita ser más frontales y decirnos las cosas como se debe, sin buscar argucias, sin ideologismos; en que podamos poner sobre la mesa y en nuestros pechos el interés superior de la nación.
Aquello involucra, igualmente, desafíos nuevos: focalizar el gasto público; ver cómo enfrentar una catástrofe que al Estado le costará 30 mil millones de dólares y en la que los seguros podrán cubrir entre 5 mil y 8 mil millones.
Entonces, habrá que tomar decisiones de envergadura, en las que al Senado le corresponderá participar: endeudamiento público, endeudamiento externo del Estado, uso de nuestras reservas.
Esas son decisiones de Estado. Y espero que las adoptemos con altura, sin buscar ventajas de corto aliento.
Asimismo, habrá que hacer más eficiente el Estado; focalizar el gasto público en quienes lo necesitan realmente, y, por cierto, actualizar la Ficha de Protección Social.
Los desafíos son múltiples. Pero esperamos estar a la altura.
Mi Región se ha visto afectada, señor Presidente.
La isla de Juan Fernández se halla seriamente dañada.
La provincia de San Antonio fue la más devastada: cerca de 3 mil 800 viviendas tuvieron daños de consideración. En la comuna de Cartagena se encuentra especialmente perjudicada la población Arellano; la he estado visitando, y he colaborado con gente que realmente necesita ayuda y muchas veces sufre de desesperanza.
En consecuencia, señor Presidente, quiero connotar que nuestra aprobación al bono de marzo debe significar una señal de esperanza.
Chile necesita ver a sus autoridades políticas unidas tras los objetivos de llevar auxilio a mucha gente.
Me parece indispensable restablecer las confianzas en las autoridades, en el respeto a la palabra empeñada; igualmente, llevar expresiones de aliento, de consuelo, sobre todo a quienes perdieron seres queridos, y dar una señal de esperanza en que otro Chile es posible.
Para ello se requiere unión.
Por eso, voto que sí a esta iniciativa del Presidente Sebastián Piñera.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Horvath.


El señor HORVATH.- Señor Presidente, en primer lugar, deseo sumarme a la bienvenida al equipo económico-social de trabajo -el Ministro de Hacienda, la Ministra del Trabajo, el Ministro de Planificación, los tres Subsecretarios y la Directora de Presupuestos-, que ha estado estoicamente en esta Sala.
Porque debo informar que durante el desarrollo de esta sesión ya hemos tenido dos réplicas: una, de 5.2 grados, en la Región de Aysén, y otra, de 5.1 grados, en Isla de Pascua.
Eso demuestra la diversidad y la dinámica de nuestro país.
Por otro lado, en forma breve, quiero destacar la generosidad del Gobierno y del Presidente de la República al poner prácticamente la totalidad de sus fondos de libre disposición para cumplir este compromiso social.
En segundo término, debo manifestar que los compromisos contraídos en la campaña de Sebastián Piñera, en este nuevo escenario de desastre nacional entre Valparaíso y La Araucanía, son posibles de cumplir ajustándolos en cada una de las Regiones del país.
El Senador Patricio Walker señaló compromisos suscritos por la Presidenta Bachelet.
La verdad es que esos son los puntos más álgidos y de mayor necesidad en la Región de Aysén. Por lo tanto, también están en los compromisos de Sebastián Piñera.
Y los menciono rápidamente: mejor educación y Beca Patagonia para jóvenes sin oportunidad de seguir estudios superiores en la Región; camino por etapas hacia Puerto Montt; especialidades médicas mínimas; creación de empleos, y disminución de la delincuencia.
Pero eso se puede cumplir con mejor gestión; con uso más adecuado de los fondos públicos; postergando ciertos proyectos; realizando los ajustes correspondientes (algunas pavimentaciones no serán tan urgentes; falta de variantes que no deja a nadie desconectado); haciendo las obras por etapas, lo que significa, además, incorporar una cantidad importante de empresas regionales medianas y chicas en la actividad, situación que no debe asustar al sector público por la mayor carga administrativa.
Por cierto, también es factible lograr aquello a través de la reactivación económica del país. Y aquí estamos hablando de todo Chile: el damnificado y el solidario.
Sí quiero referirme, señor Presidente, a la Ficha de Protección Social.
Ese instrumento tiene una vulnerabilidad. Se trata de personas a las que avala una asistente, una trabajadora social, quien recoge la información. Y lo cierto es que más de una vez uno ha detectado la inexistencia de correlación entre la vulnerabilidad social y el puntaje que entrega esa Ficha.
En tal sentido, estimamos que hay que hacer un trabajo bastante importante.
Existen soluciones simples, entre otras medidas. Por ejemplo, que el profesional que avala la información responda por ello con su firma. Así, las cosas serán bastante más consistentes.
Creemos, señor Presidente, que este proyecto responde al compromiso contraído. Y, como bien expresa el mensaje, también se abre al trabajo para poder cumplir con las personas afectadas y con la solidaridad de todo el país.
El señor PIZARRO (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Gómez, último orador inscrito.


El señor GÓMEZ.- Señor Presidente, había tomado la decisión de no hablar. Empero, considero relevante precisar algunos puntos.
Aquí se ha demostrado nítidamente cómo hemos sido y cómo seremos en cuanto oposición al Gobierno de Sebastián Piñera.
Los parlamentarios de la Concertación hemos escuchado con atención lo que se ha discutido en el Senado; hemos formulado nuestras proposiciones, y hemos sido claros para decir que, cuando planteamos la posibilidad de dar bonos diferenciados, no era una cuestión de populismo, sino simplemente de realidad, de ver cómo focalizar en mejor forma.
Hablamos con el Ministro Larroulet; no lo hemos hecho con el titular de Hacienda, pero probablemente se va a focalizar la ayuda, y de buena manera.
Se necesitan 60 mil mediaguas. Se podrán fabricar solo 20 mil con algunos recursos. No sabemos cómo se hará el resto. Y es importante plantearlo con precisión.
Nosotros, como Oposición, vamos a decir las cosas claramente y de frente, cuando nos parezcan bien y cuando nos parezcan mal.
No nos gusta que nos den lecciones sobre lo que estamos discutiendo. Todos los parlamentarios leemos claramente cada mensaje; preparamos bien nuestras intervenciones; decimos las cosas de frente. Y seguiremos actuando así.
Cuando el Gobierno presente proyectos que no nos parezcan adecuados, vamos a votarlos en contra. Y esa va a ser una oposición de frente.
Y quiero decirlo con toda claridad: antes de que Sebastián Piñera asumiera, los cuatro Presidentes de los partidos de la Concertación nos sentamos a conversar con él a raíz de la catástrofe que se había producido en Chile. Le dijimos: "Vamos a apoyar todos los proyectos que vayan en beneficio de la gente, que sean bien establecidos".
Se lo expresamos mucho antes de que asumiera.
Le señalamos, además, que estábamos dispuestos a discutir las iniciativas con anterioridad.
Lo propio hicimos los Presidentes de los partidos de la Concertación con la Oposición de la época y con los institutos ligados a ella.
¡Hasta hoy -lo digo aquí, en el Senado- no hemos sido convocados a analizar ningún proyecto de ley del Ejecutivo: ni el referido a las donaciones, ni el relativo a la reconstrucción, ni el que otorga este bono de 40 mil pesos!
Por lo tanto, hemos sido colaboradores; seguiremos siéndolo; estamos en la mejor disposición. Pero necesitamos que este "Gobierno de Unidad" que se ha proclamado de alguna manera escuche y atienda claramente lo que los parlamentarios de Oposición tenemos que decir hoy día.
Porque no es cuestión de populismo, señor Presidente.
Oímos de algunos dirigentes de Derecha palabras muy poco inteligentes en el proceso en que nos hallamos. Porque ninguno de los parlamentarios que han intervenido ha tenido actitud populista alguna. Cada uno de nosotros se ha sentado aquí a apoyar este proyecto, porque nos parece correcto, y a formular las observaciones del caso.
Por último, debo expresarle al señor Ministro de Hacienda que en el norte de Chile hay preocupación, pues se ha dicho que se van a realizar readecuaciones presupuestarias.
Hace un tiempo sufrimos allí un tremendo terremoto. Recibieron sus efectos María Elena, Tocopilla, Antofagasta. Muchos tuvieron grandes dificultades.
De verdad, señor Ministro, esperamos que no se hagan recortes en el caso de esa zona, que está siendo reconstruida. Porque debemos tener presente que, así como hoy existe una tragedia en el sur de nuestro país, hace algún tiempo también hubo una en el norte.
Esperamos, entonces, que de ninguna manera se apliquen recortes presupuestarios en nuestra zona.
El señor HOFFMANN (Secretario General).- ¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
El señor PIZARRO (Presidente).- Terminada la votación.
--Se aprueba en general el proyecto (36 votos favorables); no habiéndose formulado indicaciones, se aprueba también en particular, y queda despachado en este trámite.
Votaron las señoras Allende, Alvear, Matthei, Pérez (doña Lily) y Rincón y los señores Allamand, Bianchi, Cantero, Chadwick, Chahuán, Coloma, Escalona, Espina, Frei (don Eduardo), García, Girardi, Gómez, Horvath, Lagos, Larraín, Letelier, Longueira, Muñoz Aburto, Navarro, Novoa, Orpis, Pérez Varela, Pizarro, Prokurica, Quintana, Rossi, Sabag, Tuma, Walker (don Ignacio), Walker (don Patricio) y Zaldívar (don Andrés).
El señor PIZARRO (Presidente).- Antes de que continúe la sesión, quiero expresarles nuestros agradecimientos a los señores Ministros.
Además, hago extensivos los saludos del Senado al Subsecretario de Previsión Social, señor Augusto Iglesias.
El señor ALVARADO (Subsecretario General de la Presidencia)- ¿Puedo decir algo, señor Presidente?
El señor PIZARRO (Presidente).- La única forma en que puedo darle la palabra, estando presente el titular de la Cartera respectiva, es con la venia de la Sala.
El señor CANTERO.- De acuerdo, señor Presidente.
El señor PIZARRO (Presidente).- ¿Les parece a Sus Señorías?
Acordado.
Tiene la palabra, señor Subsecretario.


El señor ALVARADO (Subsecretario General de la Presidencia).- Señor Presidente, solo quiero agradecerles a las señoras Senadoras y a los señores Senadores por permitir nuestro ingreso a la Sala, así como también por la forma, disposición y voluntad con que se sacó adelante el proyecto, el cual, sin lugar a dudas, beneficiará a muchas familias que seguramente esperan ansiosas la noticia de que el bono fue aprobado.
El señor PIZARRO (Presidente).- Terminado el Orden del Día.