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REGULACIÓN SOBRE DIETA PARLAMENTARIA Y OTRAS REMUNERACIONES DEL SECTOR PÚBLICO


El señor ELIZALDE.- Señora Presidenta, voy a votar a favor de este proyecto -así lo hice en general, y así lo haré ahora en particular- por cuanto me parece fundamental que en Chile avancemos en varios ámbitos.
En primer lugar, hay una sensación generalizada de ver a la política como una actividad de privilegios y no como una actividad de servicio público. Por tanto, debemos dar una señal clara en cuanto a que, efectivamente, la política volverá a ser lo que debe ser en esencia, una actividad de servicio público, para que quienes nos desempeñamos en ella, sobre la base de nuestras convicciones, trabajemos para elevar la calidad de vida de nuestros compatriotas y generar una mejor forma de convivencia entre todas y todos.
Por eso, el tema de la dieta no es irrelevante, sino fundamental. Pero, al mismo tiempo, resulta imprescindible que quien determine su monto sea un órgano externo y no los incumbentes, quienes podemos tener interés en uno u otro sentido. De ahí que me parece que este proyecto va en la senda adecuada, porque, precisamente, radica su fijación en una entidad ajena, lo cual me parece fundamental.
Ahora, este debate debe ir relacionado con la valoración pública que la ciudadanía tiene en la labor que realiza el Congreso Nacional. Y, lamentablemente, en Chile no existe una evaluación positiva, por distintas razones. Hay una responsabilidad propia, por errores que se han cometido; muchas veces espectáculos que se dan en el debate político y que son cubiertos por los medios de comunicación generan una imagen que no se adecua a la verdadera labor que realiza el Parlamento. Pero también existen prejuicios. Y es más fácil destruir un átomo que un prejuicio.
Esta es una actividad que está en tela de juicio por parte de los ciudadanos. Por tanto, se debe realizar un doble esfuerzo: para que se tome conciencia de lo que representa la labor legislativa, y, al mismo tiempo, para evitar cometer errores que contribuyan a fortalecer una imagen muchas veces negativa.
En ese contexto, son varias las propuestas que se han planteado. Por ejemplo, la reducción del número de parlamentarios. Pero creo que eso no va en la senda adecuada porque, si atentamos contra la representatividad y la diversidad de la sociedad chilena en el Congreso Nacional, no contribuiremos a que la política desarrolle una actividad de representación que es fundamental.
Prefiero que todos los sectores políticos, todas las sensibilidades y todas las visiones del país se hallen representadas en el Parlamento, a que haya algunos que señalen que no lo están y eso genere un cuestionamiento respecto de la labor democrática y de la función que desarrolla esta institución, esencial para la democracia.
Voy a votar a favor de esta iniciativa, la cual debe sumarse a otras que son importantes para ir en la senda de la recuperación del prestigio que ha de tener esta noble actividad, aunque la principal responsabilidad se halla radicada en quienes formamos parte de este Congreso. Debemos dar el ejemplo para, precisamente, recuperar ese prestigio, imprescindible para la legitimidad de esta institución.
He dicho.