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REGULACIÓN DE MATRIMONIO DE PAREJAS DEL MISMO SEXO EN IGUALDAD DE CONDICIONES


El señor ELIZALDE.- Señor Presidente, a veces nos preguntamos qué se entiende por progreso, desarrollo, o evolución. Si miramos en perspectiva lo que representa realmente la evolución humana, el progreso y el desarrollo, no tienen que ver con el avance de las tecnologías, que por cierto revisten importancia, sino con la forma en que nos relacionamos entre las personas y con el establecimiento de relaciones más simétricas, más igualitarias, sobre la base del reconocimiento a la dignidad y los derechos de todas y todos.
En ese contexto, la humanidad ha sido testigo, y también protagonista, de causas emblemáticas. En siglos pasados, por ejemplo, para erradicar la esclavitud. Hoy, muchos se preguntan cómo pudo haber personas en su tiempo que se oponían a erradicar, a prohibir la esclavitud. En la mente de una persona del siglo XXI resulta inconcebible una institución de esa naturaleza.
Lo que estamos votando hoy día tiene un rasgo similar. En muy poco tiempo más habrá quienes se preguntarán cómo hubo en Chile personas que se opusieron a que existiera el matrimonio igualitario.
Como Ministro de la Presidenta Bachelet me tocó encabezar una ley emblemática, que estableció el Acuerdo de Unión Civil, lo que fue un primer paso. Era la primera legislación que no discriminaba. Lo menciono porque había quienes planteaban que esta debía ser una institución solo para las parejas homosexuales. Y hubo quienes sostuvimos que era necesaria una institución para todo tipo de parejas, sin distingo entre unos y otros, precisamente como una señal de que en Chile debíamos erradicar toda forma de discriminación.
El matrimonio igualitario posee un sentido similar.
Se relaciona con cómo reconocemos la diversidad como el principal valor de nuestro país, y cómo avanzamos hacia una forma en que respetemos esa dignidad; no solo en que se tolera la diferencia, sino que se constituye en un elemento de respeto.
Sin lugar a dudas, este es un avance civilizatorio, fundamental, para construir una sociedad más humana, en que aprendamos a respetarnos de mejor forma entre unos y otros.
Y este paso no sería posible sin la lucha que durante décadas han dado precisamente los movimientos vinculados a la diversidad. Al principio, incomprendidos; al principio, sin contar con el apoyo explícito de ningún sector político, y que poco a poco han sido capaces de generar consciencia y un cambio cultural fundamental para establecer relaciones, insisto, de carácter más humano.
Por eso, yo quiero hacer un reconocimiento a los grupos que representan esa diversidad que hoy día nos acompañan. Su coraje y su valentía sin duda han sido admirables, y, sobre todo, su perseverancia para ir promoviendo este cambio cultural.
Hoy Chile da un pequeño paso, tal como se dio a fines de los noventa cuando se puso fin a la distinción entre los hijos concebidos dentro y fuera del matrimonio. Había quienes argumentaban que esa distinción tenía sentido, como si hubiera que responsabilizar a los niños por el acto de procreación del cual ellos no habían formado parte, al que no habían sido invitados, del cual no habían sido partícipes.
En este país se llegaba al absurdo de que un hijo concebido fuera del matrimonio no podía estudiar en la Escuela Militar, que lleva el nombre de un hijo natural: el General Libertador Bernardo O'Higgins.
Y después vino la Ley de Divorcio. También hubo quienes se opusieron. Senadores que en su condición de Diputados votaron en contra -¡lo que son las cosas de la vida...!- poco tiempo después contraían segundas nupcias. La vida les enseñó que su intolerancia no tenía sentido, y aprendieron de su propia experiencia luego de oponerse a legislar respecto del divorcio.
Pues bien, hoy damos un paso en ese mismo sentido.
Por eso, y lo digo con convicción, yo voto a favor, y estoy orgulloso de la señal que hoy día va a dar el Senado de la República a nuestro país.
Hay muchas tareas pendientes. Todavía somos víctimas de prejuicios. Tenemos que abrir nuestra mente y superar, sin duda, a través de cambios culturales, estos prejuicios de los cuales todos somos parte.
Pero el paso que hoy día damos es importante para construir una nueva forma de relacionarnos entre unos y otros.
Reitero la felicitación a los grupos que han encabezado esta causa y, sobre todo, quiero agradecerles lo que han hecho. Les agradezco los años de lucha en esta materia, porque han ayudado a que Chile cambie; han ayudado a que todos, todas, todes cambiemos. Por tanto, creo que merecen un reconocimiento ante la importante decisión que el Senado de la República está adoptando esta tarde.
Voto a favor del matrimonio igualitario.
--(Aplausos en tribunas).