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CONFORMACIÓN DE PACTOS ELECTORALES DE INDEPENDIENTES Y PARIDAD DE GÉNERO EN INTEGRACIÓN DE ÓRGANO CONSTITUYENTE


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, acordado el camino institucional para enfrentar la crisis política que vive el país, resulta fundamental generar confianza en la ciudadanía para que esta participe masivamente en el proceso constituyente.
Por un lado, esto se logra dando respuestas reales, de fondo, a las principales demandas sociales planteadas por la gente, como previsión, salud, educación e ingresos, y por otra parte, estableciendo condiciones que aseguren la mayor equidad y legitimidad en la elección de la convención.
Equidad, para que todos quienes tengan interés, propuestas y voluntad puedan postular a formar parte de la convención en igualdad de condiciones respecto de los partidos políticos.
Legitimidad, para que el cuerpo de convencionales electos sea realmente representativo de la diversidad del país.
Todos conocemos la desconfianza que hoy existe en el sistema político. Podremos estar de acuerdo o en desacuerdo con este fenómeno, pero la realidad es innegable.
Si los convencionales son elegidos con las mismas reglas actualmente vigentes para la elección de Diputados, muy probablemente se reproducirá el mismo resultado. Se requiere, por tanto, modificar estas normas, al menos en materia de participación de independientes y elección efectiva de mujeres y representantes de pueblos originarios.
La convención solo la elegiremos una vez. Nunca en nuestra historia hemos elegido una. Cobra sentido que se rija por normas especiales y reproduzca lo más fielmente posible a nuestra sociedad.
Por ello, se requiere que los convencionales no solo sean representativos de hombres y mujeres; deben ser hombres y mujeres, en la misma proporción que los sexos tienen en la sociedad, es decir, en forma paritaria.
Es cierto, en una democracia representativa, como la conocemos hasta hoy, los partidos políticos constituyen la principal herramienta para canalizar la participación de los ciudadanos en los temas públicos, y que la preferencia marcada por la gente es el único factor para determinar los cargos a elegir. Todo esto es válido y perfectamente legítimo, pero las actuales condiciones exigen ir más allá.
La democracia se ha debilitado y se encuentra en crisis a nivel global. Su amenaza ya no solo proviene de la acción de líderes autoritarios y populistas, que han existido siempre, sino del desapego y desencanto del simple ciudadano, que percibe que la voluntad de la gente se encuentra mediatizada por otros poderes o intereses de grandes empresas, organismos internacionales u otras potencias.
Por lo mismo, para salvar la democracia, para recuperar la confianza en ella, debemos renovarla e innovar en todos aquellos mecanismos que nos permitan asegurar una mayor participación, mayor adhesión y compromiso de las personas con sus instituciones.
Lo que se pretende no es condenar a los partidos a su desaparición, mucho menos a aquellos que cuentan con una presencia importante a lo largo del territorio y de nuestra historia. El involucramiento de nuevos sectores, hasta ahora sin partido, estoy seguro de que oxigenará a la política.
Tampoco se busca satisfacer un capricho de moda. La demanda de paridad emerge de un movimiento que lleva décadas en nuestro país, luchando para superar la desigualdad y los patrones culturales que limitan y condicionan el rol de la mujer en la sociedad.
En definitiva, señora Presidenta, esta reforma va en el camino de recuperar la confianza de los ciudadanos, y este es un objetivo de la máxima importancia, porque es la base misma sobre la cual descansa nuestro orden social y político.
Voto a favor de permitir la conformación de pactos electorales de independientes y de garantizar la paridad de género en la conformación del órgano constituyente.
He dicho.