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NORMAS PARA DEFENSA DE LA LIBRE COMPETENCIA


El señor QUINTEROS.- Señor Presidente, quiero destacar tres aspectos como fundamento de mi voto a favor de este proyecto.
En primer lugar, subrayo que se trata de una medida potente para poner freno a los abusos de empresas que vulneran las normas de la libre competencia y provocan la justa indignación de la ciudadanía.
La gente está cansada de estos atropellos, especialmente cuando provienen de grandes grupos económicos y afectan al comercio de productos de primera necesidad, como los medicamentos o la carne de pollos, entre otros.
El daño que se les provoca a los consumidores, sobre todo a los más pobres, no puede ser tolerado y debe combatirse con penas ejemplares.
Empero, el proyecto que estamos aprobando no cumple solo un rol punitivo, sino que también está llamado a provocar un efecto positivo en la actividad económica.
Mucho se ha hablado de los problemas que tiene nuestra economía para impulsar su reactivación, y se alude al lento incremento de nuestra productividad o a los problemas de competitividad y de confianza.
No obstante, si miramos con más detención, afloran otras responsabilidades.
Detrás de nuestra baja productividad, un factor relevante está dado por el retraso en la innovación. Buena parte de lo que se hace en este ámbito proviene del sector público, mientras la inversión de las empresas en este rubro es bajísima.
Uno se pregunta por qué nuestras empresas invierten tan poco en innovación.
Tal vez la respuesta a esa interrogante la encontremos en los sucesivos escándalos que ha ido conociendo la opinión pública y que hablan de la acción más o menos generalizada de algunas empresas para coludirse.
Podría sostenerse que para muchas empresas, hasta ahora, ha resultado más rentable la colusión que la innovación.
La colusión puede conllevar pingües ganancias, pero representa estancamiento y cero innovación, justamente porque no hay incentivos para ser más competitivos.
El proyecto que nos ocupa busca que las empresas se desenvuelvan en el marco de una sana competencia, que pongan el foco en la innovación y no en la trampa.
Por último, en tiempos en que se habla mucho de la importancia de la confianza en el clima de los negocios, principalmente para los nuevos emprendimientos y las inversiones, hay que decir que este proyecto apunta a recuperar las confianzas de los actores económicos.
Porque nadie invierte para enfrentar un cartel o, al menos, hay que contar con espaldas más fuertes.
Es obvio que la desconfianza no se genera solo por problemas de transparencia y probidad del Estado.
La opacidad y la corrupción del sector privado son una realidad aún más evidente que la del sector público, pero de la que lógicamente se habla mucho menos.
El daño que provoca la colusión no queda reducido a las paredes del supermercado o a los bolsillos del consumidor.
Hay un deterioro en la credibilidad de todo el sistema y de todas las instituciones, públicas y privadas.
Existen perjuicios a los accionistas y a los millones de cotizantes de las AFP. Se afecta a la entrada de nuevos inversionistas; a la credibilidad de las instituciones fiscalizadoras; a la transparencia del sistema; a la eficacia de nuestra justicia, e inclusive, a nuestra propia seguridad.
Basta recordar todos los discursos que se pronunciaron para cuestionar la "Agenda corta antidelincuencia" fundándose en que los delitos de cuello y corbata, como la colusión, terminan sin sanción.
Yo no comparto ese punto de vista. Así como no tuve dudas para apoyar el aumento de penas tratándose de delitos como el robo, tampoco las tengo para aprobar el incremento sustantivo de las sanciones a ejecutivos y dueños de empresas que se coludan.
Los poderosos también pueden enfrentar la cárcel. Los abusos no deben terminar en la impunidad.
Si esta señal logra llegar a los distintos agentes económicos y, sobre todo, al común de la gente, entonces habremos dado un paso importante para alentar a los verdaderos emprendedores; para recomponer la resquebrajada confianza; para restablecer el delicado equilibrio, que está en la base de una sociedad más moderna, más inclusiva y más justa.