Click acá para ir directamente al contenido
LÍMITE A REELECCIÓN DE PARLAMENTARIOS, ALCALDES, CONSEJEROS REGIONALES Y CONCEJALES


El señor NAVARRO.- Señor Presidente, estamos debatiendo un proyecto para limitar la reelección de autoridades, a raíz de una crítica que se ha planteado al sistema con relación a cómo se ha generado el Parlamento.
En todo caso, la responsabilidad de dicha crítica no se encuentra en el Congreso.
Las normas que rigen el proceso de elección parlamentaria se fijaron en una Constitución, la cual no contó con participación democrática (tres generales y un almirante). Se generó gracias a un acuerdo político pero dentro de un clima muy complejo: saliendo de una dictadura.
Entonces se instaló un sistema único en el mundo: el binominal, mediante el cual 33 por ciento era igual a 66 por ciento, produciendo una distorsión, una anomalía, una situación absolutamente descompensada, en el pronunciamiento de la soberanía popular.
Dicho sistema -maligno, perverso- sacrificó la legitimidad democrática en pos de la estabilidad política.
Este largo andar ha devenido en crisis: crisis de legitimidad, crisis de participación, crisis de representación.
De esto último padece hoy el Congreso Nacional. Ello se expresa en que solo cuatro de cada diez chilenos vota en las elecciones para determinar quiénes llegan a este Hemiciclo. Es decir, ¡el 60 por ciento de los chilenos no quiere participar o no puede!
Por lo tanto, lo primero es asumir que estamos en una crisis de participación, de legitimidad y de representación.
En ese sentido el problema global de la política no es entre Izquierda y Derecha; no es entre Gobierno y Oposición; no es entre liberales y conservadores. Es entre ciudadanía e institucionalidad.
A la ciudadanía le da exactamente lo mismo -se lo digo al colega Víctor Pérez, por su intermedio, señor Presidente- si será reelecto un Senador de la UDI o un Senador del MAS. Como aquella tiene una bronca acumulada con la política, no distingue a unos y otros, solo ve rostros de poder. No identifica bien de dónde provienen, pero percibe que representan el poder.
Por eso, señor Presidente, ante esta crisis profunda el Parlamento ha de efectuar un aporte. El Gobierno ya lo hizo cuando la Presidenta sacó completamente a su equipo político y descabezó al equipo económico.
Esa acción, que causó dolor, dio una señal clara de que se quiere enmendar las cosas.
La ciudadanía está expectante respecto de cómo actuará el Congreso, de si hará un acto de contrición, de si enviará una señal que le posibilite advertir que los parlamentarios han entendido que esta situación de cuestionamiento, de descrédito, debe comenzar a ser subsanada.
Se eligió el camino de limitar la reelección. Pudo haber sido otro, pero se escogió este.
Señor Presidente, el año 2003 en la Sala de la Cámara de Diputados se aprobaron las donaciones secretas a las campañas y no se estableció la pérdida del cargo para el parlamentario.
En esa oportunidad advertimos -fuimos tratados de desleales, de díscolos, de traidores- que ese sistema era perverso, que legitimaba y legalizaba la intromisión del dinero en la política.
A pesar de eso, la normativa se aprobó igual.
Como dije, hemos resuelto que el acto de contrición que la ciudadanía nos está pidiendo lo haremos sobre la base de limitar nuestro mandato.
El sistema binominal y, particularmente, medidas como el castigo a los independientes posibilitaron la falta de legitimidad. Es cierto: competimos para ser elegidos; sin embargo, la mayoría no participa.
La Comisión Engel propuso 236 medidas.
Si las cumpliéramos -pedí en más de una ocasión en este mismo Hemiciclo que fueran vinculantes-; si le hiciéramos caso al informe del Consejo Asesor Presidencial, 173 alcaldes y 91 parlamentarios no podrían ir a la reelección en 2017.
Hay planteado un debate sobre la efectividad del cambio.
En México -ya se señaló- no existe reelección, y el resultado ha sido un desastre: alta rotación, escasa preparación, gran inexperiencia. Están de vuelta. El 85 por ciento de sus parlamentarios no tiene experiencia legislativa.
Ciertamente, ello en nada se compara con el Senado de Estados Unidos, donde 26 de sus miembros son multimillonarios que acaparan fortunas por 195 mil millones de dólares, que equivalen a lo que percibe el 43 por ciento más modesto de la población, es decir, cerca de 50 millones de estadounidenses.
Allí también existe el dinero. Y hay reelección infinita, indefinida.
El problema, entonces, radica en el camino elegido.
Tenemos distorsionada la presencia de parlamentarios en ambas Cámaras por el sistema binominal.
Ese sistema no le permitía a la gente participar en igualdad, con derecho a elegir y ser elegido.
Se vino la crisis.
¿Cómo salimos de ella? La Presidenta pagó el costo.
La ley que nos proponen dice que en diez años más veremos el resultado de esta medida, en el caso de los Senadores y Diputados.
Me parece un período muy largo.
Señor Presidente, el numeral 1 del artículo único del proyecto propone sustituir el inciso segundo del artículo 51 de la Constitución por el siguiente: "Las elecciones de diputados y de senadores se efectuarán conjuntamente. Los senadores podrán ser reelegidos sucesivamente en el cargo sólo por una vez; los diputados podrán ser reelegidos sucesivamente en el cargo hasta por dos períodos.".
Eso abre la posibilidad de que haya un período de descanso y de que, después, la persona vuelva a ser elegida por la misma cantidad de tiempo. Es decir, un Diputado dura tres períodos en su cargo; deja pasar cuatro años, y se postula de nuevo para estar 12 años más. Lo mismo ocurriría con los Senadores.
La norma dispone que "podrán ser reelegidos sucesivamente".
Si existe alternancia entre Diputado y Senador o si media un período de receso, se retoma todo el proceso.
Si esa fuera la norma permanente, ¿cuál sería, entonces, la señal de contrición?
Yo habría preferido una normativa que estableciera por única vez la retroactividad.
Le pregunté al Secretario del Senado dónde está la norma de la ley en proyecto que impide la retroactividad; por qué no podemos limitar la reelección a tres períodos para los Diputados y a dos para los Senadores a partir de hoy y decir: "Se limita ahora, y la norma definitiva la discutiremos cuando tengamos una nueva Constitución; que la ciudadanía decida".
Porque nuestra principal limitante en este debate es que somos incumbentes: en la crisis, en la decisión que nos afecta directamente.
Quisimos evitar que determináramos nuestros sueldos, y creamos una Comisión especial. Hoy los parlamentarios en Chile no deciden cuánto ganan: el Consejo Resolutivo de Asignaciones Parlamentarias lo hace.
Pero, en este caso, la ciudadanía observa que los incumbentes deben resolver sobre sí mismos: "¿Quieren que siga? ¿Quieren que pare?".
Carecemos de legitimidad para opinar sobre esta materia.
Señor Presidente, creo tanto en hacer efectiva la no reelección en diez años más, como incluso (es lo que pienso) en una ley que permita establecer la retroactividad y limitar ahora -¡ahora!- la reelección a tres períodos como máximo para los Diputados y a dos para los Senadores, lo que provocaría el recambio de 91 parlamentarios.
Lo que hay aquí es una decisión adoptada entre cuatro paredes. No hubo debate con la ciudadanía; no le hemos dado la oportunidad de participar.
Siento que solo una nueva Carta, y en particular una Asamblea Constituyente, pueden determinar el mecanismo que los chilenos quieren para elegir parlamentarios y permitir su reelección.
Entonces, no me gusta el proyecto como viene planteado; no tendrá efectividad ni impacto.
Yo habría querido -espero debatir sobre esta materia, pues se va a pedir segunda discusión- una ley que permita la limitación ipso facto, ahora; que se sienta y duela ahora...
El señor TUMA.- ¡Para todos!
El señor NAVARRO.- O sea, que no haya reelección.
Algunos dicen: "Claro, yo tendría un período y medio totalmente disponible".
Hay que interrumpir el período parlamentario. Y esta es una posición del Movimiento Amplio y Social (MAS); lo discutimos.
Si no, como hay elecciones el 2017, algunos tendríamos hasta el 2021.
Yo manifiesto mi completa disposición a que el período llegue hasta el 2017, independiente de que falten algunos años para completar el mandato. Pero lo que no podemos hacer...
El señor WALKER, don Patricio (Presidente).- Continúe, señor Senador.
El señor NAVARRO.-... es dictar una norma que regirá en diez años más y todo va a continuar igual.
Yo digo: una norma que limite la reelección a tres períodos para los Diputados y a dos para los Senadores a partir de 2017 por única vez, y que luego la Constitución, tras un debate ciudadano amplio, no de este mismo poder parlamentario, defina la norma general.
Es decir, cuando se fije la normativa que aúne el sentimiento del Chile del futuro allí se discutirá, no por nosotros mismos.
Lo señalo porque, a mi entender, no tenemos ahora legitimidad para legislar y autorregularnos a través de una legislación que la ciudadanía va a rechazar.
De aprobarse la ley en proyecto, no surtirá ningún efecto en el mejoramiento de la imagen del Congreso; no habrá ningún resultado respecto de lo que la ciudadanía espera, y nos habremos autoimpuesto una limitación que podría ser muy antidemocrática, pues la gente tiene el derecho a elegir y ser elegida.
Estoy por la alternativa que indiqué, señor Presidente.
Me voy a abstener en este proyecto.