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REPÚBLICA DE CHILE
SESIONES DEL CONGRESO NACIONAL
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 337ª, EXTRAORDINARIA
Sesión Conjunta del Senado y de la Cámara de Diputados, en 17 de abril de 1998, para recibir al Presidente de los Estados Unidos de América, Excelentísimo señor William Clinton
(De 11:44 a 12:25)
PRESIDENCIA DEL SEÑOR ANDRÉS ZALDÍVAR, PRESIDENTE DEL SENADO
SECRETARIO, EL DEL SENADO, SEÑOR JOSÉ LUIS LAGOS LÓPEZ
(Integran también la Mesa el Presidente de la Cámara de Diputados, señor Gutenberg Martínez Ocamica y el Secretario de la misma
Corporación, señor Carlos Loyola Opazo)
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VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
I. ASISTENCIA
Asistieron los Senadores señores:
--Aburto Ochoa, Marcos
--Bitar Chacra, Sergio
--Boeninger Kausel, Edgardo
--Bombal Otaegui, Carlos
--Canessa Robert, Julio
--Chadwick Piñera, Andrés
--Cordero Rusque, Fernando
--Díez Urzúa, Sergio
--Errázuriz Talavera, Francisco Javier
--Fernández Fernández, Sergio
--Foxley Rioseco, Alejandro
--Frei Ruiz-Tagle, Carmen
--Gazmuri Mujica, Jaime
--Hamilton Depassier, Juan
--Horvath Kiss, Antonio
--Lagos Cosgrove, Julio
--Larraín Fernández, Hernán
--Lavandero Illanes, Jorge
--Martínez Busch, Jorge
--Novoa Vásquez, Jovino
--Ominami Pascual, Carlos
--Páez Verdugo, Sergio
--Parra Muñoz, Augusto
--Pérez Walker, Ignacio
--Ríos Santander, Mario
--Romero Pizarro, Sergio
--Ruiz De Giorgio, José
--Ruiz-Esquide Jara, Mariano
--Silva Cimma, Enrique
--Stange Oelckers, Rodolfo
--Urenda Zegers, Beltrán
--Valdés Subercaseaux, Gabriel
--Vega Hidalgo, Ramón
--Viera-Gallo Quesney, José Antonio
--Zaldívar Larraín, Andrés
Y los Diputados señores:
--Acuña Cisternas, Mario
--Alessandri Valdés, Gustavo
--Álvarez-Salamanca Büchi, Pedro P.
--Álvarez Zenteno, Rodrigo
--Allende Bussi, Isabel
--Arratia Valdebenito, Rafael
--Bartolucci Johnston, Francisco
--Bustos Huerta, Manuel
--Caminondo Sáez, Carlos
--Caraball Martínez, Eliana
--Ceroni Fuentes, Guillermo
--Coloma Correa, Juan Antonio
--Cristi Marfil, María Angélica
--Delmastro Naso, Roberto
--Díaz Del Río, Eduardo
--Dittborn Cordúa, Julio
--Encina Moriamez, Francisco
--Errázuriz Eguiguren, Maximiano
--Galilea Carrillo, Pablo
--García-Huidobro Sanfuentes, Alejandro
--Gutiérrez Román, Homero
--Hales Dib, Patricio
--Ibáñez Santa María, Gonzalo
--Jarpa Wevar, Carlos Abel
--Jeame Barrueto, Víctor
--Jiménez Villavicencio, Jaime
--Kuschel Silva, Carlos Ignacio
--Leay Morán, Cristian
--Letelier Morel, Juan Pablo
--Letelier Norambuena, Felipe
--Longton Guerrero, Arturo
--Longueira Montes, Pablo
--Lorenzini Basso, Pablo
--Luksic Sandoval, Zarco
--Martínez Ocamica, Gutenberg
--Masferrer Pellizzari, Juan
--Melero Abaroa, Patricio
--Molina Sanhueza, Darío
--Montes Cisternas, Carlos
--Mora Longa, Waldo
--Moreira Barros, Iván
--Mulet Martínez, Jaime
--Muñoz Aburto, Pedro
--Muñoz D'Albora, Adriana
--Naranjo Ortiz, Jaime
--Navarro Brain, Alejandro
--Núñez Valenzuela, Juan
--Ojeda Uribe, Sergio
--Olivares Zepeda, Carlos
--Orpis Bouchón, Jaime
--Ortiz Novoa, José Miguel
--Ovalle Ovalle, María Victoria
--Palma Irarrázaval, Andrés
--Paya Mira, Darío
--Pérez Lobos, Aníbal
--Pérez San Martín, Lily
--Prochelle Aguilar, Marina
--Recondo Lavanderos, Carlos
--Reyes Alvarado, Víctor
--Rincón González, Ricardo
--Riveros Marín, Edgardo
--Rocha Manrique, Jaime
--Rojas Molina, Manuel
--Saa Díaz, María Antonieta
--Salas de la Fuente, Edmundo
--Sciaraffia Estrada, Antonella
--Seguel Molina, Rodolfo
--Urrutia Cárdenas, Salvador
--Valenzuela Herrera, Felipe
--Van Rysselberghe Varela, Enrique
--Vargas Lyng, Alfonso
--Venegas Rubio, Samuel
--Vilches Guzmán, Carlos
--Villouta Concha, Edmundo
--Walker Prieto, Ignacio
--Walker Prieto, Patricio
Concurrieron, además, los señores Ministros de Defensa Nacional; Secretario General de la Presidencia; Secretario General de Gobierno; de Economía, Fomento y Reconstrucción; de Vivienda y Urbanismo; de Transportes y Telecomunicaciones, y Directora del Servicio Nacional de la Mujer.
Actúa de Secretario del Congreso Pleno el Secretario del Senado, señor José Luis Lagos López.
El Honorable Cuerpo Diplomático asiste representado por los siguientes Embajadores:
De la Santa Sede, Reverendísimo Monseñor Piero Biggio; de Filipinas, señor Rodolfo Arizala; de Jordania, señor Atef Halasa; de Dinamarca, señor Ole Woehlers Olsen; de Egipto, señor Mohamed Talaat Selmy; de Rumania, señor Vasile Dan; de Panamá, señor Bruno Vicente Garisto M.; de Indonesia, señor Noor Handono; de Finlandia, señor Risto Yuhani Kauppi; de Croacia, señor Franjo Anton Blasevic; de Líbano señor Assoud Chafic El Maalouf; de Sudáfrica, señor Casper S. C. Venter; de China, señor Wang Chengjia; de Nueva Zelandia, señor David Grant Mc Kee; de India, señor Ram Mohan; de Federación de Rusia, señor Alexei Kvasov; de Noruega, señor Martin Tore Biorndal; de Marruecos, señor Abdel Latif Alqui; de Turquía, señor Sadi Calislar; de Orden de Malta, señor Alessandro Bizzanni; de Israel, señor Ori Noi; de Alemania, señor Horst Palenberg; de Países Bajos, señor Johan Ferdinand Von Muhlen; de Suiza, señor Hans Peter Eisman; de Francia, señor Jean Michel Gaussot; de Tailandia, señor Busba Bunnag, de Hungría señor Thomas Toth; de Unión Europea, señor Lorenzo Anton Santos; de Palestina, señor Hussein Abdel Khaliq; de Suecia, señor Hakan Grangvist; de Polonia, señor Daniel Passent; de Portugal, señor Ruis Alex Alves, y de Siria, señor Serri Haj Ibrahimi
Por los Encargados de Negocios Ad Interim:
De República Checa, señor Pavel Sustak; de Yugoslavia, señor Svetislav Rajevic, y de Nicaragua, señora María J. Lagos de Cardenal.
Asimismo, asistieron los representantes de los siguientes organismos internacionales:
De la Organización Internacional para las Migraciones, señor Günther Müssig; del Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social, señor Arturo Núñez del Prado; de la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos, señor Augusto Galli Gigli; del Centro Interamericano de Enseñanza Estadística, señor Juan G. Espinoza C.; del Centro Latinoamericano de Demografía, señor Reynaldo Bajraj; de la Oficina Regional de la UNESCO, señora Ana L. Machado Pinherio; de la Organización Panamericana de la Salud y Organización Mundial de la Salud, señor Raúl José Penna Melo; de la Comisión Económica para la América Latina, señor José Ocampo; del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, señor José Nagel Amaro; del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, señor Carlos Castillo E., y de la Universidad de Toronto, señor Antonio Urrutia Aninat.
Finalmente, se encuentran presentes el Contralor General de la República, señor Arturo Aylwin Azócar; el Comandante en Jefe del Ejército, Teniente General, señor Ricardo Izurieta Caffarena;el Comandante en Jefe subrogante de la Armada, Vicealmirante señor Hernán Couyoumdjian Bergamali; el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, General del Aire señor Fernando Rojas Vender; el General Director de Carabineros, General señor Manuel Ugarte Soto; el Presidente del Banco Central, señor Carlos Massad Abud; la Ministra del Tribunal Constitucional, señora Luz Bulnes Aldunate; el Ministro del Tribunal Constitucional, señor Hernán Alvarez García; el Ministro del Tribunal Constitucional, señor Juan Colombo Campbell; el Intendente de la Quinta Región, señor Gabriel Aldoney Vargas; el Gobernador de Valparaíso, señor Luis Bork Vega; el Presidente de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, señor Domingo Yurac Soto;el Alcalde de Valparaíso, señor Hernán Pinto Miranda; el Alcalde de Viña del Mar, señor Rodrigo González Torres, y altas autoridades civiles y militares.


LLEGADA DEL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
A las 11:26 llega al recinto del Congreso Nacional Su Excelencia el Presidente de los Estados Unidos de América, señor William Clinton, acompañado por el Embajador de los Estados Unidos en Chile, señor Gabriel Guerra Mondragón. Además, por su Comitiva Oficia, integrada por la Primera Dama, señora Hillary Clinton; la Secretaria de Estado, señor Madeleine Albright; el Secretario de Educación, señor Richard W. Riley; el Asistente del Presidente y Subsecretario General de Gobierno, señor John Podesta; el Consejero del Presidente y Representante Especial para las Américas, señor Thomas F. clarty; el Consejero del Presidente, señor Doug Sosnik; los Congresistas señores Lee Hamilton, Sander Levin, Robert Portman, Ruben Hinojosa y Ciro Rodríguez; el Gobernador de Puerto Rico, señor Pedro Rossello; el Asistente del Presidente para Asuntos de Seguridad Nacional, señor Samuel Berger; el Asistente del Presidente y Consejero Adjunto, señor Bruce Lindsey; la Asistente del Presidente y Secretaria General de la Primera Dama, señora Melanne Verveer; la Secretaria General de la Secrataría de Estado, señora Elaine Shocas; el Representante Permanente de los Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos, señor Victor Marrero; el Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Interamericanos, señor Jeffrey Davidow; la Viceasistente Adjunta y Directora de la Oficina del Presidente, señora Nancy Hernreich; el Asistente Adjunto del Presidente para Asuntos de Seguridad Nacional, Jim Steinberg; el Teniente General de la Fuerza Aérea y Asistente Especial del Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, señor Robert H. Fogelsong; el Asistente Especial del Presidente y Director de Planificación Estratégica del Consejo Nacional de Seguridad, señor Antony Blinken; el Asistente Especial del Presidente para Asuntos de Política Económica Internacional, señor Lael Brainard; el Director para Asuntos Interamericanos del Consejo Nacional de Seguridad, señor Patrick de Souza; el Director para Asuntos Interamericanos del Consejo Nacional de Seguridad, señor Theodore Piccone; la Vicesecretaria de Defensa Adjunta para Asuntos Interamericanos, señora María Fernández; la Directora Adjunta Responsable de Programas y Asuntos de la Casa Blanca, señora Laura Graham, y la Directora Adjunta de la Avanzada de la Casa Blanca, señora Jaycee Pribulsky.
En el acceso es recibido por el Embajador, Coordinador con el Congreso Nacional, señor Mariano Fontecilla de Santiago Concha, en la entrada principal del Salón de Honor lo recibe la Comisión de Reja (compuesta por los Senadores señores Fernando Cordero Rusque, Jaime Gazmuri Mujica, Julio Lagos Cosgrove y Rodolfo Stange Oelckers, y por los Diputados señora Lily Pérez San Martín y los señores Rafael Arratia Valdebenito, Pablo Galilea Carrillo, Victor Jeame Barrueto, Juan Pablo Letelier Morel, Patricio Melero Abaroa y Edmundo Villouta Concha), que lo acompaña hasta el Pórtico del Salón de Honor, en el que lo reciben la Comisión de Pórtico (integrada por los Senadores Francisco Javier Errázuriz Talavera, Juan Hamilton Depassier y Sergio Romero Pizarro, y los Diputados señorita María Antonieta Saa Díaz y los señores Carlos Raconto Lavanderos, Victor Reyes Alvarado, Manuel Rojas Molina, Edmundo Salas de la Fuente, Samuel Venegas Rubio y Carlos Vilches Guzmán) y los Presidentes del Senado de la Cámara de Diputados, señores Andrés Zaldívar Larraín y Gutenberg Martínez Ocamica, respectivamente.

II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 11:44, en presencia de 33 señores Senadores y 76 señores Diputados.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- En el nombre de Dios, se abre esta Sesión Conjunta del Congreso Nacional, que tiene por objeto recibir y dar la bienvenida a Su Excelencia el Presidente de los Estados Unidos de América, señor William J. Clinton.

III. RECEPCIÓN A PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA.

El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente del Senado).- Excelentísimo señor William J. Clinton, Presidente de los Estados Unidos de América, y señora Hillary Rodham Clinton; señores representantes del Congreso de Estados Unidos y delegación de ese país; Honorable señor Gutenberg Martínez, Presidente de la Cámara de Diputados; señores Senadores y Diputados; señores Ministros; señor Decano del Cuerpo Diplomático; señores Embajadores; señores Jefes de Misión y de Organismos Internacionales; autoridades civiles, religiosas y militares, señoras y señores:
Hace poco más de un año, en sesión solemne, el Congreso de Estados Unidos abrió las puertas al Presidente de Chile, don Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Fue, ciertamente, una ocasión y una tribuna privilegiada, desde donde nuestro Primer Mandatario tuvo la oportunidad de dirigirse a todo el pueblo norteamericano a través de sus congresistas.
Chile, señor Presidente, es un país amante de la democracia. Ella es parte esencial de nuestra tradición histórica y de nuestra cultura. Nada fue más doloroso para nuestro pueblo que verla interrumpida, pero nada más grato que reconquistarla. Para esto, los chilenos hemos realizado sacrificios. Hemos aprendido también que su conservación requiere de una permanente actitud de tolerancia y respeto, y que su perfeccionamiento demanda madurez y persistencia.
No podría, Excelentísimo señor Clinton, dejar pasar la oportunidad, como Presidente del Senado, para agradecer desde esta tribuna -en esta ocasión tan especial- al pueblo norteamericano y a sus dirigentes, por su solidaridad, su aliento y apoyo en los momentos difíciles para la recuperación de la democracia. Ello ha fortalecido los vínculos entre nuestras naciones y, me atrevería a decir, ha dado vida a una alianza, con raíces profundas, en la defensa internacional de la libertad y de los derechos de las personas en todas partes del mundo.
La defensa de la democracia y la protección de los derechos humanos son elementos fundamentales de nuestra política exterior. A Chile y a los chilenos nos ha costado mucho superar las divisiones. La población ha aprendido el valor de estos principios y nos ha obligado a los Parlamentarios a explorar nuevos caminos y a buscar los consensos necesarios para que nada amenace a la democracia representativa, nada erosione el respeto por los derechos de las personas.
Me atrevería a decir que Chile y Estados Unidos comparten una alianza basada en su adhesión a los principios básicos antes enunciados.
Chile ha encontrado, señor Presidente, un camino singular para consolidar su democracia y su paz interna. Ha instituido las bases de un sistema económico moderno, con tasas de crecimiento cercanas al 7 por ciento anual. Ha logrado reducir la inflación y el desempleo. Desde 1990 se ha puesto el acento en la inversión social, de manera que los más desposeídos también se beneficien del crecimiento económico. En estos ocho años de democracia, Chile ha progresado y ha experimentado una importante y trascendente transformación.
No sólo está cambiando nuestro paisaje económico, sino que también está cambiando nuestro rostro social. Pero estamos conscientes de que falta mucho más por hacer.
Nuestro desafío frente al nuevo milenio es proyectar un Estado moderno y eficiente; una educación accesible, de calidad y con equidad para todos nuestros jóvenes; un sistema de salud moderno; un sistema judicial que garantice la igualdad de todos los ciudadanos; una geografía amable y humana, con un medio ambiente sano, y un sistema económico que, valorando la iniciativa privada, al mismo tiempo privilegie el desarrollo integral de cada ciudadano, eliminando las injusticias sociales y la pobreza, que hoy día afecta a tantos miles y miles de personas.
Chile cree y practica el libre comercio y está convencido de sus beneficios para todos los pueblos. En este contexto, promovemos la eliminación de las barreras al comercio, y hemos estado junto a nuestros productores cuando estimamos que han sido discriminados en los mercados extranjeros. Somos decididamente contrarios a las acciones unilaterales de los Estados que pongan trabas al libre intercambio comercial.
El establecimiento del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) es un objetivo que apoyamos y consideramos necesario para avanzar hacia la integración hemisférica. Esperamos y deseamos que la II Cumbre de las Américas -que se inaugura mañana- avance en este logro.
En una economía globalizada e interdependiente, nuestro país ha adoptado una política de apertura comercial que promueve el regionalismo abierto.
Chile ha suscrito acuerdos de libre comercio con la mayoría de los países miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración; se ha incorporado como miembro asociado al MERCOSUR; participa en el Consejo Económico del Asia Pacífico; suscribió un amplio Acuerdo de Libre Comercio con Canadá; con ocasión de esta Cumbre ha profundizado otro con México, y recientemente ha iniciado negociaciones con la Unión Europea.
Este Parlamento ha apoyado decididamente esa política comercial, y ha indicado que favorecerá también la negociación de un Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos. Entendemos, sin embargo, que en vuestro país el Congreso todavía no ha encontrado el consenso necesario para la definición de este importante tema, pero tenemos absoluta confianza de que ello se logrará.
Como Parlamentarios, instamos a nuestros Gobiernos a cooperar en la lucha contra el narcotráfico. Debemos erradicar la producción de drogas y su consumo, a través de políticas de cooperación que integren la labor de nuestras policías y de los sistemas judiciales.
Los desafíos ambientales son comunes hoy para todas las naciones. En tal sentido, las políticas de control del medio ambiente deben ser drásticas, cuidando -eso sí- de que éstas no se utilicen como una forma de dumping a los países en vías de desarrollo.
El terrorismo es otro flagelo que afecta a nuestras sociedades y que amenaza con hacerse cada vez más sofisticado. La cooperación internacional para enfrentarlo es más necesaria que nunca.
Apoyamos el fomento de la paz a través de medidas de confianza mutua y de la suscripción de instrumentos internacionales eficaces que permitan la convivencia pacífica entre los pueblos. Apoyamos, asimismo, las acciones destinadas a evitar conflictos o poner término a los existentes en el marco de las resoluciones e intervenciones de las Naciones Unidas.
Todo lo anterior es importante. Pero aún más relevante es entender que lo político y lo diplomático representan sólo una parte de las relaciones profundas entre nuestros pueblos, y que éstas crecen y se fortalecen de mil maneras diversas. Cada día son más los estudiantes, los empresarios, los artistas, los trabajadores que se mueven entre nuestros países; cada día son más numerosos los canales de televisión abiertos que unen a ambos pueblos; los contactos por Internet; los vuelos; los barcos llenos de contenedores, los miles de productos circulando por el mundo. De esto surge una marea que, como prueba la historia, es irrefrenable.
Lo expuesto crea una enorme responsabilidad a quienes hemos recibido la confianza de la ciudadanía como dirigentes políticos. Tenemos la obligación de dar un cauce creativo a ese impulso irresistible. Debemos adecuar las instituciones para los tiempos que vienen. La historia tiene su propia dinámica, y no espera. Su desafío se hace aún más patente a las puertas del nuevo milenio. Hay, señor Presidente, sueños y aspiraciones legítimas de quienes quieren vivir como corresponde a seres creados por Dios a su imagen y semejanza.
La humanidad anhela vivir con dignidad, con justicia y con libertad; desea ser parte de una comunidad de seres libres y respetados.
Excelentísimo señor Clinton: el Presidente John F. Kennedy, en los años 60, nos convocó a la Alianza para el Progreso, una gran cruzada para abrir mayores espacios de justicia social y libertad en nuestro continente. Usted, en el fondo, relanzó también esta Alianza al promover la I Cumbre de las Américas, realizada en Miami en 1994 y que permitió, por primera vez, que los 34 líderes democráticamente elegidos del hemisferio se comprometieran con una agenda común, proyectando así las bases para enfrentar ese gran desafío.
Esperamos que la II Cumbre de las Américas (que se inaugura mañana en Chile) pueda y deba ser el camino para perfeccionar y modernizar nuestras democracias, nuestras instituciones y nuestras economías, para responder así a los sueños y aspiraciones de nuestros pueblos.
Muchas gracias.
--(Aplausos).

El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente del Senado).- Tiene la palabra el señor Presidente de la Cámara de Diputados.

El señor MARTÍNEZ (Presidente de la Cámara de Diputados).- Excelentísimo señor William Clinton, Presidente de los Estados Unidos de América, señora Hillary de Clinton y Honorable delegación estadounidense; señor Presidente del Senado de la República de Chile; señor Decano del Cuerpo Diplomático; señores Embajadores; señores Jefes de Misiones Diplomáticas y de Organismos Internacionales acreditados ante nuestro Gobierno; señores Ministros de Estado; señores Senadores y Diputados de la República de Chile; señores representantes estadounidenses; autoridades civiles, religiosas y militares; señoras y señores:
Constituye un orgullo y un privilegio para la Cámara de Diputados de Chile recibir al señor Presidente de los Estados Unidos de América. Su visita reviste, sin duda, un significado histórico, no sólo al seguir la tradición de sus antecesores que han llegado a esta sede de la soberanía popular, sino por el hecho de ser ésta la primera que Vuestra Excelencia realiza a un Parlamento de América del Sur.
A lo largo de su historia, Chile ha sentido un profundo aprecio por el credo de libertad que los Padres Fundadores de vuestro país plasmaron en la Declaración de Independencia de 1776. Que los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y que la soberanía de la nación se expresa en los órganos representativos de la voluntad popular, constituyen principios que han orientado a los demócratas de esta tierra aun en los momentos más aciagos de nuestra historia, y otorgan el marco adecuado al acto solemne que hoy celebramos con ocasión de vuestra visita.
Señor Presidente, éste es un pueblo emprendedor, que sufre, lucha y vence constantemente a la adversidad, y que, con acuerdos y también con conflictos, ha construido su propia transición, una transición de la cual se siente orgulloso: nuestra transición a la democracia. Somos y queremos ser más emprendedores para lograr mayor crecimiento, democracia y equidad en nuestra nación.
Por eso, valoramos sus esfuerzos en favor de una aun mayor y mejor relación. En los diálogos y acuerdos de estos días y en los del futuro con nuestro país, sepa usted, señor Presidente, que encontrará creatividad, defensa leal de nuestros intereses, espíritu de competitividad como nación, pero, por sobre todo, una voluntad de entendimiento responsable, serio y duradero.
Usted, señor Presidente, llega en una ocasión que, por supuesto, es muy señalada y especial. Chile abre sus puertas para celebrar la Segunda Cumbre de las Américas. Éste es el marco adecuado para que nuestro continente se reúna a reflexionar en torno de los temas más urgentes que inquietan y afectan el porvenir de nuestra América. En tiempos de globalización, y situados en el umbral del tercer milenio, nuestros Estados no pueden continuar enclaustrados en la vieja concepción del Estado-Nación de carácter autárquico. Por ello, la iniciativa lanzada en Miami por Vuestra Excelencia de una "Sociedad de las Américas" cobra hoy día todo su vigor.
Nuestro continente afronta horas decisivas para definirse respecto de su propia identidad y capacidad para resolver problemas de una magnitud que superan todo esfuerzo individual. Construir sociedades en las que realmente exista la igualdad de oportunidades para todos nuestros pueblos es también un desafío y una exigencia de la globalización.
Pero, con entera franqueza y sinceridad, creo que, más que eso, construir sociedades verdaderamente humanas, que superen las sensaciones de inseguridad e incertidumbre que comienzan a experimentar muchos de nuestros ciudadanos, representa la obligación quizás más central para los políticos de estos tiempos.
Es en este contexto que valoramos profundamente los esfuerzos que usted, señor Presidente, ha realizado para que toda América abra un espacio amplio y equilibrado de desarrollo mediante una zona de libre comercio que se extienda desde Alaska hasta Tierra del Fuego. Del mismo modo, apreciamos la prioridad que usted ha dado a las relaciones con América Latina, tendiendo puentes de acercamiento en una zona en la que, por mucho tiempo, pesaron las desconfianzas y asimetrías provenientes de los diferentes niveles de desarrollo y de poder. Hoy se avizora la consolidación de una era de entendimiento entre las naciones de América, fundadas en el común esfuerzo por crear relaciones económicas armónicas y estables, para poder tener presencia como países de la región en el comercio mundial. En esta tarea, la permanente preocupación de Vuestra Excelencia ha sido un aporte valioso que hoy se renueva con su palabra entre nosotros.
Señor Presidente, valoramos su presencia en este Salón de Honor. No sólo compartimos los ideales de justicia, libertad y democracia y la necesidad de que éstos sean afianzados y perfeccionados permanentemente; también materializamos en nuestra casa un orden político republicano que comprende la existencia del sistema bicameral, y que se sustenta sobre la base de considerar a la política como una actividad noble y propia de todos los hombres de buena voluntad.
En el marco de esta común tradición histórica, la Cámara de Diputados le expresa a usted, señor Presidente, su más cordial bienvenida.
Muchas gracias.
--(Aplausos).

El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Tiene la palabra el Excelentísimo señor Presidente de los Estados Unidos de América, don William J. Clinton.

The President of the United States (MR. CLINTON).- Thank you very much. To the President of the Senate, the President of the Chamber of Deputies, to the members of the Senate and the Chamber of Deputies, members of the Chilean Cabinet, members of the diplomatic corps, my fellow Americans including members of our administration, members of Congress, the Governor of Puerto Rico, ladies and gentlemen. First let me thank you for the warm reception that Hillary and I, the Secretary of State, Secretary of Education and our entire delegation has received not only here, but by the people of Chile.
We are honored to be in this great nation, a place of marvelous gifts and well-earned accomplishments. Visitors here marvel at the beauty and extraordinary contrast of your landscape, from the desert north to the towering ranges of the Andes, to the mysteries of Easter Island to the southern beaches where penguins brave Antarctic winds.
Your culture moves the world in poetry and prose and music and dance, in theater and films, haunted by the spirits of the past, enriched by dreams of the future. Your Nobel Prize winning poets, Gabriela Mistral and Pablo Neruda, have moved readers everywhere. Neruda's rhythms still come alive on every continent; his echo still heard in internationally Chilean works like the novels of Jose Donoso and Antonio Skarmeta.
Your economic success is admired the world over. Indeed, more and more other nations, whether developed or developing, want to be able to learn from your example. But over and above all those gifts and achievements, Chile possesses something older than the achievements, and perhaps even more valuable than nature's gifts -- your devotion to freedom and democracy, a long and proud tradition.
Not so very long ago now, freedom-loving people everywhere in the world cheered and cheered when the people of Chile bravely reclaimed their democratic heritage. Our hemisphere's longing for democracy goes all the way back to George Washington and Simon Bolivar. Today we work to claim its full blessings, for a strong democracy honors all its people, respecting their dignity and fundamental rights, giving them the responsibility to govern, demanding that they tolerate each other's differences in an honorable fashion.
It honors its children, giving all of them the opportunity to learn so that they can live their dreams. It honors its poor, its ill, its elderly, offering them support, leaving no one without hope. It honors entrepreneurs with efficient and honest government, offering the chance to create prosperity. It honors its writers, its artists, and its press, ensuring freedom of expression, no matter, and perhaps especially, when it is painful to hear. It honors its soldiers for their commitment to defend the people, not to rule them. This principle was strongly championed by Diego Portales early in Chile's history.
Democracy is never perfect, but because it is open and free, it is always perfectible. In the words of our President Franklin Roosevelt, who tried so hard to be a good neighbor to Latin America, democracy is a never-ending seeking for better things.
At different points in this century, many nations of the Americas lost their democracy. Some of them lost it more than once. No one loves freedom more than those who have had it and lost it. No one prizes it more than those who have lost it and regained it. I know here I am in a room full of people who love freedom.
--(Aplausos)
Freedom's victory now has been won throughout the Americas. With a single exception, the day the of the dictators is over. The 21st century will be a century of democracy. To those anywhere in the America who would seek to take away people's precious liberties once again, or rule through violence and terror once again, let us reaffirm President Alywin's historic words at Santiago Stadium, "nunca mas." Never again.
--(Aplausos)
This commitment has now gone beyond those words; it is written into solemn compacts among the nations of our hemisphere. Here in Chile in 1991, the members of the Organization of American States unanimously adopted a commitment that we will stand together to defend democracy wherever it is threatened. And last year the OAS amended its founding charter so that member nations may actually suspend any regime that overthrows a government elected by its people.
We have backed our words with actions. In Haiti, nations from across the Americas, joined by others, participated in the United Nations' sponsored effort to restore a democracy that had been stolen by military force. Nations of this hemisphere stood with the people of Paraguay to preserve democracy when it was threatened there in 1996. A message should be clear to all: We have made a decision that in this hemisphere, that people govern.
Now, having resolved to protect democracy, we must now do much, much more to perfect democracy. And we must do it throughout our hemisphere.
Free elections are democracy's essential first step, but not its last. And strong democracies deliver real benefits to their people. Across the Americas, there are still too many citizens who exercise their right to vote, but, after the election is over, feel few benefits from the decisions made by their officials. This kind of popular frustration can fuel the ambitions of democracy's foes. As Chileans understand perhaps more clearly than any of their fellow Americans, there must be a second generation of reforms beyond free elections and free markets, because for democracy to thrive people must know that everyone who is willing to work will have a fair chance to share in the bounty of the nation.
Leaders must ensure that the political system, the legal system, the economic system are not rigged to favor those who already have much, but instead give everyone a stake in shaping the future. A strong and thriving democracy requires, therefore, strengthening the rule of law, the independence of judges, the professionalism of police, for justice must be honest.
It requires a strong and independent legislature to represent all the people, even when on occasion, they do not do what the President would like them to do. It requires a constant campaign against corruption so that public contracts are awarded based on merit and not bribes. It requires bank and securities' regulation to permit growth while guarding against cheaters and collapses. It requires a credit system, not only for those who are obviously successful, but for enterprising people no matter how poor or remote their conditions. It requires a robust, free press that can raises serious questions and publish without censorship or fear.
A strong democracy also requires protecting the environment and attacking threats to it. It requires good schools and good health care. It requires protecting the rights of workers, standing up for the rights of women and children and minorities, fighting the drugs and crime and terrorism that eat away at democracy's foundations, reaching out across all sectors of society, from the corporate executive to the grass-roots activists to the working family -- again, to ensure that everyone has a stake in shaping the future.
Tomorrow, democratically-elected leaders will assemble in Santiago for the second Summit of the Americas to launch the next steps in our united efforts to build strong democracies that deliver for all our peoples.
Chile is a shining star in America's constellation stable and resilient with budget surpluses, a high savings rate, a high growth rate, low unemployment, and low inflation. But Chile also is trying to do more to give everyone that precious stake in the future.
In his first address after taking office, President Frei pledged to work for all of Chile's people, and he has. Poverty has been cut in half compared to 1990 levels. The quality of education has improved, especially in poorer areas. Yesterday President and Mrs. Frei took Hillary and I to a neighborhood in Santiago where we talked to ordinary citizens who had benefited from educational opportunities and business opportunities in ways that enabled them to change their lives. Your citizens are working hard to protect the environment, although just like those of us in my country, we've still got a ways to go.
The success of this nation goes beyond your borders. As President Frei noted last year in Washington, Chile was once known as the "end of the Earth." Now it is known as the forefront of progress -- a leader for peace and justice and prosperity; a leader in this hemisphere and throughout the world.
I thank you for what democratic Chile has done to promote peace in El Salvador, Haiti, Bosnia, the Persian Gulf, between Peru and Ecuador. Your country served on the United Nations Security Council. You have taken the initiative to attack corruption and crime across the Americas. For all that, I thank you.
--(Aplausos)
In the future we must work together as we have in the past -indeed, as we have from the beginning- to strengthen our democracies and brighten our people's lives and broaden our children's futures. The friendship between the United States and Chile goes back to 1810, when our still young nation recognized your independence. Our friendship was off to a good start, but in all the long years and ups and downs, it has never been stronger or broader than it is today.
We are your largest trading partner, and trade between us has grown at an average of 13 percent a year since 1993. We want and will resolutely pursue a free trade agreement that includes our two nations. And I will not be satisfied until we achieve that goal.
--(Aplausos)
Chile and the United States must be full partners in the 21st century. We must also be full partners with like-minded democracies throughout our region. Tomorrow we will take a big step toward that full partnership as we begin the historic effort envisioned four years ago at the first Summit of the Americas in Miami, to create a free trade area of the Americas by 2005. Meanwhile, as all of us know, the private sector is visibly proceeding as if it had already happened -- expanding trade and investment, building successful joint enterprises in everything from mining to insurance to retailing.
We know that more trade and commerce will increase our collective prosperity. But we must resolve, again I say, to pursue that second level of reforms to ensure that prosperity is widely shared. As President Frei has repeatedly said, clearly, for every nation, education is the key. More than ever before as nations and as individuals, our destiny depends upon what we know and how quickly we can learn, in a world where the volume of knowledge is doubling every 5 years. Strong schools can give children the skills they need; it can also encourage their dreams. It can give people the power to overcome the inequalities between rich and poor. It can give nations the opportunity to fulfill their destiny.
President Frei and I have committed ourselves to work together and to learn from each other to improve the quality and the reach of education in both our nations. All of us -- all of us -- should apply our best efforts to that until we have done much better than we are doing now in every nation of the Americas.
As we travel into the 21st century, Chile can continue to rely on the United States as a friend and an ally. We have a great stake in your continuing success. You make the hemisphere safer and more prosperous. You are a strong partner in meeting our common challenges in this hemisphere and throughout the world.
Indeed, we welcome the growing strength of all nations that believe in freedom and human dignity and work for a brighter future for their people, so that the partnership between our two people, as we will see at the Summit of the Americas, is really part of a larger community of values sweeping across our hemisphere. As we all come together this weekend, we do so to make democracy work in ways that our people can feel; to advance the fight against common threats and for wider economic opportunity and deeper democracy. In the words of Neruda, our dreams become one.
On this very day, a consortium of universities from Chile, the United States, and other nations starts work on a powerful new telescope in northern Chile. Their astronomers will look up to the heavens, gazing deep into outer space and, therefore, deep into the past, so that they can learn things which will help us all to build a brighter future.
We must never forget our past, but we must use it. We must not use it to open old wounds or to rest on the laurels of escape from its worst moments, but, instead, to quicken our imagination of a better tomorrow and to propel us toward it.
Together, let us resolve that when this summit is done, the leaders of the United States and Chile will not rest until we have shined the light of freedom and lit the spark of hope in every corner of our nations, in every part of our hemisphere. That is a worthy mission for the new century in the new millennium for two people who have loved freedom for a long, long time.
Thank you very much.
--(Aplausos)
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--La versión en español del discurso del señor Presidente de los Estados Unidos es la siguiente:

El señor CLINTON (Presidente de los Estados Unidos).- Señor Presidente del Senado; señor Presidente de la Cámara de Diputados; integrantes del Parlamento; miembros del Gabinete; Ministros de Estado; miembros del Cuerpo Diplomático; miembros de la Delegación de los Estados Unidos; miembros del Congreso de mi país; Gobernador de Puerto Rico; señoras y señores:
En primer lugar, permítanme agradecerles la calurosa recepción que Hillary y yo, la Secretaria de Estado, el Secretario de Educación y toda nuestra Delegación hemos recibido, no solamente aquí, sino también de todo el pueblo chileno.
Constituye un alto honor para nosotros estar en esta gran nación, lugar lleno de maravillosos dones y grandes logros. Los visitantes aquí se asombran con la belleza y los extraordinarios contrastes de sus paisajes, desde los desiertos en el norte, la Cordillera de los Andes, pasando por los misterios de la Isla de Pascua y hasta las playas del sur, donde los pingüinos desafían los vientos de la Antártida.
La cultura chilena emociona a todo el mundo, con la poesía, la prosa, la música, el baile, el teatro y el cine, rondados por los espíritus del pasado, pero enriquecidos por los sueños del futuro.
Sus poetas, ganadores del Premio Nobel, Gabriela Mistral y Pablo Neruda, han inspirado a los lectores de todo el mundo. Las palabras y las cadencias de Neruda se hacen vivos en todos los continentes. Y se escuchan sus ecos en obras chilenas, internacionalmente reconocidas, como las novelas de José Donoso y Antonio Skármeta.
El éxito económico de Chile se admira en todo el mundo. De hecho, cada vez más, otras naciones, sean en desarrollo o desarrolladas, quieren aprender del ejemplo de Chile. Pero, más allá de todos esos dones y todos esos logros, vustro país posee algo que es más antiguo que los logros, y algo tal vez más valioso que los dones de la Naturaleza: su dedicación a la libertad y a la democracia, una larga y orgullosa tradición.
Hace no demasiado tiempo, la gente que ama la libertad en todas partes vitoreó cuando el pueblo chileno, con valor, reclamó su patrimonio democrático.
Las ansias de democracia en todo el hemisferio se remontan a George Washington y Simón Bolívar. Hoy trabajamos para reclamar sus bendiciones plenas. Porque una democracia fuerte honra a todo su pueblo. Honra a sus ciudadanos, respetando su dignidad y sus derechos, dándoles la responsabilidad de gobernarse, exigiendo que se toleren las diferencias entre sí en forma honorable. Honra a sus niños, brindándoles a todos la oportunidad de aprender, para que puedan hacer realidad sus sueños. Honra a sus pobres, a sus enfermos, a sus ancianos, ofreciéndoles apoyo, sin dejar a nadie sin esperanzas. Honra a los empresarios con un gobierno eficiente y honesto, ofreciéndoles la oportunidad de crear prosperidad. Honra a sus escritores, a sus artistas y a su prensa, asegurando la libertad de expresión, y, tal vez lo más especial, incluso en los momentos más dolorosos. Honra a sus soldados por su compromiso para defender al pueblo, y no para ser su mandatario. Éste fue un principio que defendió vigorosamente Diego Portales en la historia de Chile.
La democracia nunca es perfecta; pero, como es abierta y libre, siempre se puede perfeccionar. Como dijera nuestro Presidente Franklin Delano Roosevelt, quien trató de ser muy buen vecino con Latinoamérica, la democracia es una búsqueda constante e interminable de cosas mejores.
En diversos momentos de este siglo, muchas naciones de las Américas perdieron su democracia. Algunas la perdieron más de una vez. Nadie ama más la libertad que aquellos que la han tenido y la han perdido. Nadie la valora más que quienes la han perdido y la han vuelto a reconquistar. Yo lo sé, porque estoy en un salón lleno de gente que ama la libertad.
--(Aplausos).
Ahora la victoria de la libertad se ha ganado en todas las Américas, salvo una excepción. Ha terminado el día de los dictadores. El siglo XXI será un siglo de democracia. Para aquellos que en cualquier parte de las Américas deseen quitar a los pueblos nuevamente la preciada libertad o gobernar por medio de la violencia y el terror, reafirmamos las históricas palabras del Presidente Aylwin: "Nunca más".
--(Aplausos).
Este compromiso ahora ha ido más allá de las palabras. Se encuentra ya en los acuerdos solemnes establecidos entre las naciones de nuestro hemisferio. Aquí, en Chile, en 1991, los miembros de la Organización de Estados Americanos, en forma unánime, adoptaron el compromiso de permanecer unidos para defender la democracia donde quiera que se halle amenazada. El año pasado la OEA enmendó su Carta fundadora para que los países miembros puedan suspender cualquier régimen que derroque a un Gobierno elegido por su pueblo.
Hemos respaldado nuestras palabras con acciones. En Haití, naciones de todas las Américas, junto con otras, participaron en el esfuerzo auspiciado por las Naciones Unidas para restaurar una democracia que había sido robada por las fuerzas militares. Las naciones de este hemisferio se unieron al pueblo de Paraguay para preservar la democracia en este país, cuando ésta se encontró amenazada en 1996.
Ese mensaje debe ser claro para todos: hemos tomado la decisión de que, en este hemisferio, el pueblo gobierna.
Ahora bien, habiendo decidido proteger la democracia, debemos hacer muchísimo más por perfeccionarla, y debemos hacerlo en todo nuestro hemisferio.
Las elecciones libres conforman el primer paso esencial de la democracia, pero no el último. Las democracias fuertes ofrecen beneficios reales a sus pueblos. En todas las Américas hay demasiados ciudadanos que ejercitan el poder del voto; pero, después de concluidas las elecciones, perciben que no reciben los beneficios de las decisiones que toman sus gobernantes. Este tipo de frustración popular puede alimentar las ambiciones de los enemigos de la democracia. Como comprenden -tal vez, mejor Chile que otros países de las Américas-, debe haber una segunda generación de reformas, más allá de las libres elecciones y de los libres mercados. Porque, para que pueda funcionar la democracia, el pueblo debe saber que todos los que desean trabajar van a tener una real oportunidad de prosperar. Los líderes deben asegurarse de que los sistemas político, legal, económico, no estén corrompidos para favorecer a quienes ya tienen mucho, sino que aseguren que todos tengan una participación en el futuro.
Una democracia fuerte y próspera requiere, por lo tanto, fortalecer el Estado de Derecho, la independencia judicial, el profesionalismo de la policía, a fin de que la justicia sea sincera. Precisa contar con una legislatura fuerte, independiente, que represente a todo el pueblo, incluso cuando a veces no haga lo que el Presidente desea. Necesita que exista una campaña constante contra la corrupción, de modo que los contratos públicos se adjudiquen sobre la base del mérito, y no del soborno. Exige una reglamentación de bancos, para permitir el crecimiento, salvaguardarse contra los colapsos, e involucra un sistema de préstamos no sólo para los exitosos, sino también para las personas que desean trabajar, sin importar su pobreza o lo lejano de su ubicación. Requiere de una prensa libre, sin censura y sin temor. Una democracia fuerte también significa proteger el medio ambiente y atacar las amenazas que se ciernen sobre él; contar con más escuelas y buen servicio de salud; proteger los derechos de los trabajadores, de las mujeres, de los niños y de las minorías; combatir la droga, el crimen, el terrorismo y las fuerzas que socavan los fundamentos de la democracia; y llegar a todos los sectores de la sociedad, desde el Ejecutivo, al empresario, al activista de una unidad básica y de una familia trabajadora, para que todos participen en moldear el futuro.
Mañana, los líderes elegidos democráticamente se reunirán en Santiago con motivo de la Segunda Cumbre de las Américas, a fin de avanzar en los siguientes pasos en nuestro esfuerzo unido por construir democracias fuertes que cumplan con todos nuestros pueblos.
Chile es una estrella muy especial en la constelación de las Américas, por el superávit en su balanza de pagos, bajo desempleo, baja inflación, alto crecimiento económico y comercio. Sin embargo, Chile está tratando de ser aún más, para ofrecer a todos esa participación en el futuro.
La primera vez que habló después de asumir el mando de la nación, el Presidente Frei prometió trabajar para todos los chilenos, y lo ha hecho. Se ha reducido a la mitad la pobreza; la calidad de la educación ha mejorado, especialmente en los sectores más pobres. Ayer, el Presidente Frei y su señora nos llevaron a mí y a mi señora a un barrio de Santiago, donde hablamos con ciudadanos que se habían beneficiado con las oportunidades de educación y de trabajo, lo cual les permitió cambiar sus vidas.
Los ciudadanos chilenos trabajan por proteger el medio ambiente. En mi país sucede lo mismo; pero nos queda mucho por hacer.
El éxito de esta nación va más allá de sus fronteras. Chile -como lo señaló el Presidente Frei el año pasado en Washington-, alguna vez, se conoció como el fin del mundo. Ahora es conocido por estar en la delantera, la vanguardia del progreso; por ser líder de la paz, de la justicia y la prosperidad, en este hemisferio y en todo el mundo.
Les doy las gracias por lo que ha hecho Chile en democracia: promover la paz en El Salvador, Haití, Bosnia, el Golfo Pérsico y entre Perú y Ecuador. Vuestro país ha servido en el Consejo de Seguridad de la ONU, y se ha adoptado la iniciativa de atacar la corrupción y el crimen en todas las Américas. Por todo esto, les doy las gracias.
--(Aplausos).
En el futuro debemos trabajar juntos -como lo hemos realizado en el pasado y como, de hecho, lo hemos efectuado desde el principio- en fortalecer nuestras democracias, mejorar las vidas de nuestros pueblos, ampliar el futuro de nuestros hijos.
La amistad entre Estados Unidos y Chile se remonta a 1810, cuando nuestro país, aún joven, reconoció la independencia chilena. Nuestra amistad comenzó muy bien; pero en todos estos largos años de altos y bajos jamás ha sido más fuerte y más amplia que ahora.
Somos el socio comercial más grande de Chile, y desde 1993 esto ha crecido en 13 por ciento al año. Queremos lograr un acuerdo de libre comercio que incluya a nuestros dos países. Y yo no quedaré satisfecho hasta alcanzar ese objetivo.
--(Aplausos).
Chile y Estados Unidos deben ser socios plenos en el siglo XXI. También debemos ser socios plenos con otras democracias en toda nuestra región. Mañana vamos a dar un paso decisivo para lograr esa asociación plena, al comenzar el esfuerzo histórico vislumbrado hace cuatro años en la Primera Cumbre de las Américas, realizada en Miami, de crear un área de libre comercio de las Américas para el año 2005. Mientras tanto, como todos sabemos, el sector privado está muy activo, como si ello ya se hubiera dado, expandiendo el comercio y las inversiones, los mercados, con empresas conjuntas, en todo el ámbito desde la minería, a los seguros y al comercio minorista. Sabemos que el mayor comercio va a ayudar a nuestra prosperidad, pero debemos decidir -como dije antes- lograr ese segundo nivel de reformas para asegurar que la prosperidad se comparta plenamente. Como ha dicho una y otra vez el Presidente Frei claramente, para todos los países la clave es la educación.
Más que nunca, los países y las personas de nuestros países dependen de un destino según lo que saben, donde vemos que lo que hay que aprender se duplica todos los años. Las escuelas fuertes pueden ofrecer capacidades a nuestros niños y, también, pueden alentar sus sueños; pueden ofrecer a la gente la posibilidad de sobrellevar las diferencias entre ricos y pobres, y ofrecen a los países la oportunidad de cumplir su destino.
El Presidente Frei y yo nos hemos comprometido a trabajar juntos para aprender el uno del otro y mejorar la calidad y el alcance de la educación en nuestros dos países. Todos, todos debemos aplicar nuestros mejores esfuerzos para lograrlo, hasta haber hecho mucho más en este sentido que nunca jamás en todas las Américas.
Al ingresar en el siglo XXI, Chile puede seguir dependiendo de los Estados Unidos como amigo y como aliado. Tenemos mucho en juego en el éxito continuo de Chile. Ustedes hacen que éste sea un hemisferio más seguro y más próspero. Chile es un fuerte socio para cumplir con nuestros desafíos comunes en este hemisferio en todo el mundo. De hecho, vemos con beneplácito la fuerza creciente de todos los países que creen en la libertad y en la dignidad humana y quieren lograr un mejor futuro para todo su pueblo. De modo que la asociación entre nuestros dos pueblos, como vamos a ver en la Cumbre de las Américas, en realidad forma parte de una comunidad mayor de valores que comprende a todo nuestro hemisferio.
Al unirse todos nuestros pueblos este fin de semana, lo hacemos para que la democracia funcione de forma que la gente pueda palpar el logro de mayores oportunidades económicas y mejores democracias. Como dijera Neruda: "Nuestros sueños se hacen uno".
Este mismísimo día un consorcio de universidades de Chile, de los Estados Unidos y de otros países comienza a trabajar en un telescopio muy poderoso y nuevo en el norte de Chile. Ahí los astrónomos van a mirar a los cielos tratando de llegar al espacio exterior y, de esa forma, al pasado para aprender cosas que nos ayuden a todos a construir un futuro mejor.
No debemos olvidar jamás nuestro pasado. Pero debemos utilizarlo, aprovecharlo, no para abrir las viejas heridas o para descansar en los laureles del escapismo de los peores momentos, sino para impulsarnos hacia un mañana mejor.
Juntos decidamos que, cuando termine esta Cumbre, los líderes de los Estados Unidos y de Chile no van a descansar hasta haber llevado la luz de la libertad y de la esperanza a todos los rincones de nuestras naciones, en todo nuestro hemisferio. Es una misión que debemos emprender en el nuevo siglo y el nuevo milenio para dos pueblos que han amado la libertad durante tanto, tanto tiempo.
Muchas gracias.
--(Aplausos).

El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Gracias, señor Presidente Clinton, por su mensaje, como también por la presencia de su señora esposa y de su comitiva.
Habiéndose cumplido su objetivo, se levanta la sesión.
--Se levantó a las 12:25.
Manuel Ocaña Vergara,
Jefe de la Redacción