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REPÚBLICA DE CHILE
DIARIO DE SESIONES DEL SENADO
PUBLICACIÓN OFICIAL
LEGISLATURA 356ª
Sesión 6ª, en miércoles 2 de abril de 2008
Especial
(De 11:55 a 14:13)
PRESIDENCIA DE LOS SEÑORES ADOLFO ZALDÍVAR LARRAÍN, PRESIDENTE,
Y BALDO PROKURICA PROKURICA, VICEPRESIDENTE
SECRETARIO, EL SEÑOR CARLOS HOFFMANN CONTRERAS, TITULAR
____________________
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
I. ASISTENCIA
Asistieron los señores:
--Allamand Zavala, Andrés
--Alvear Valenzuela, Soledad
--Arancibia Reyes, Jorge
--Ávila Contreras, Nelson
--Bianchi Chelech, Carlos
--Cantero Ojeda, Carlos
--Chadwick Piñera, Andrés
--Coloma Correa, Juan Antonio
--Escalona Medina, Camilo
--Espina Otero, Alberto
--Flores Labra, Fernando
--Frei Ruiz-Tagle, Eduardo
--García Ruminot, José
--Gazmuri Mujica, Jaime
--Gómez Urrutia, José Antonio
--Horvath Kiss, Antonio
--Larraín Fernández, Hernán
--Longueira Montes, Pablo
--Matthei Fornet, Evelyn
--Muñoz Aburto, Pedro
--Naranjo Ortiz, Jaime
--Novoa Vásquez, Jovino
--Ominami Pascual, Carlos
--Orpis Bouchón, Jaime
--Pérez Varela, Victor
--Pizarro Soto, Jorge
--Prokurica Prokurica, Baldo
--Romero Pizarro, Sergio
--Ruiz-Esquide Jara, Mariano
--Zaldívar Larraín, Adolfo
Concurrieron, además, la Ministra de Hacienda subrogante, señora María Olivia Recart Herrera; los Ministros Secretario General de la Presidencia, señor Antonio Viera-Gallo Quesney; de Economía, Fomento y Reconstrucción, señor Hugo Lavados Montes; de Trabajo y Previsión Social, señor Osvaldo Andrade Lara y la Ministra de Agricultura, señora Marigen Hornkohl Venegas. Asisten, asimismo, el Presidente del Banco Central, señor José De Gregorio Rebeco; el Gerente de Estudios del Banco Central, señor Pablo García Silva, y el Asesor del Banco Central, señor Fernando Coulon Deudal.
Actuó de Secretario el señor Carlos Hoffmann Contreras, y de Prosecretario, el señor José Luis Alliende Leiva.
II. APERTURA DE LA SESIÓN
--Se abrió la sesión a las 11:55, en presencia de 13 señores Senadores.
El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- En el nombre de Dios, se abre la sesión.
III. ORDEN DEL DÍA
SITUACIÓN DEL TIPO DE CAMBIO

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Esta sesión tiene por objeto analizar la situación del tipo de cambio y, como consecuencia de ello, según entiendo, tratar algo más.
Como ella fue solicitada por el Senador señor Romero, se acordó que Su Señoría use de la palabra en primer lugar por 12 minutos, y después lo hagan los respectivos Comités.
Hemos debido adecuar el tiempo a objeto de que los Ministros y el Presidente del Banco Central respondan nuestras inquietudes, las cuales, según mi opinión, son las de la comunidad.
Por encargo del Presidente del Instituto Emisor, pido la anuencia del Senado para que ingresen a la Sala los señores Pablo García Silva, Gerente de División Estudios del Banco Central, y Fernando Coulon Denral, asesor de dicho organismo.
--Se accede.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Naranjo.

El señor NARANJO.- Señor Presidente, imagino que el tiempo del Senador Romero será imputado a Renovación Nacional.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- No, Su Señoría.
Los Comités acordaron la siguiente distribución: Mixto, 12 minutos; Unión Demócrata Independiente, 16 minutos; Renovación Nacional, 14 minutos; Independientes, 12 minutos; Socialista, 16 minutos, y Demócrata Cristiano, 12 minutos. Además, los señores Ministros y el Presidente del Banco Central dispondrán de 10 minutos, respectivamente, lo que da un total de 114 minutos, con lo que casi coparíamos las dos horas destinadas a esta sesión.

El señor NARANJO.- Señor Presidente, deseo preguntar cuál va a ser el procedimiento para el uso de la palabra en las sesiones especiales. Es necesario tenerlo claro hacia adelante, porque antes no era así.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Así lo decidieron los Comités, señor Senador, los que pueden hacer este tipo de regulaciones cuando hay unanimidad.
Tiene la palabra el Honorable señor Gómez.

El señor GÓMEZ.- Señor Presidente, ¿los Partidos por la Democracia y Radical Social Demócrata no podrán intervenir?

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Sí, señor Senador, dentro del Comité Mixto, el cual dispone de 12 minutos, según lo convenido.
Tiene la palabra el Honorable señor Romero, por 12 minutos.


El señor ROMERO.- Señor Presidente, con fundada preocupación realizamos esta sesión especial no solo porque nos encontramos frente a una de las denominadas "crisis económicas más serias de los últimos 30 años", sino también por las reacciones que ha tenido la autoridad para enfrentarlas.
Quienes las están sufriendo con mayor fuerza son los que creyeron en una estrategia de desarrollo basada en el comercio exterior abierto y competitivo. En este largo camino, variados actores y sectores han debido sortear los distintos eventos de una dura libertad económica, aumentando la productividad, incrementando la eficiencia, desarrollando nuevos productos y mercados y, particularmente, innovando.
Se han conquistado mercados y se han ganado duras batallas en la permanente competencia que involucra la libertad. Sin embargo, para lo que nadie probablemente estuvo preparado fue para el destino que hoy sufre el tipo de cambio, y que sin duda no ha dependido de los afectados, sino que, por el contrario, ellos son sus víctimas.
Pequeños y medianos productores de las más variadas actividades exportadoras -hoy representadas en las tribunas por sus dirigentes- están simplemente esperando que la crisis se resuelva de manera favorable y se les permita subsistir y desarrollar sus negocios para revertir el creciente desempleo que ya se viene advirtiendo desde los últimos tres meses, especialmente en trabajadores de temporada.
No fueron ellos los que han provocado el inusitado precio del cobre ni tampoco son los responsables de la crisis prime -ya que algunos le hicieron un upgrade a la subprime- o del enorme diferencial de tasas de la Reserva Federal y del Banco Central.
Los productores y sus colaboradores tampoco son culpables de los conflictos portuarios, de los excesos regulatorios, de la inflexibilidad laboral o de la creciente agitación que los amenaza.
Ellos sí se hacen responsables de haber iniciado actividades económicas, que han dado mucho trabajo y creado miles de nuevas fuentes de empleo, así como de haber contribuido a la capacitación de sus colaboradores o al mejoramiento de las condiciones laborales de sus empresas, para lo cual debieron afrontar ingentes inversiones.
Saludo con especial respeto y admiración a quienes hoy nos acompañan en las tribunas, pues simbolizan a las más variadas actividades productivas y exportadoras del país. Aquí se encuentran representados los fruticultores, los salmoneros, los vitivinicultores, los palteros, los exportadores manufactureros y todos aquellos que de un modo u otro se vinculan con el quehacer del comercio exterior.
Sin embargo, es un hecho de connotación mundial que la divisa norteamericana ha sufrido una fuerte y severa depreciación, lo que ha llevado a "un absurdo valor del peso", según un economista, quien además afirma que esta no es la crisis del dólar, sino de nuestra moneda.
Las autoridades, al enfrenar tal situación, recomiendan "actuar con cautela"; pero, con este simple expediente de actuar de ese modo, muchos productores, en silencio, están yendo "cautelosamente a la quiebra", como decía un cartel en Requínoa, sin que nadie se perturbe ni moleste.
Pero vamos al tema de fondo.
El economista Patricio Arrau sostiene: "Hasta hace muy poco tiempo atrás, para la mayoría de los economistas el mercado cambiario funcionaba bien, tenía toda la información relevante y pocos economistas enfatizábamos la necesidad de cuestionar ese dogma... Los mercados cambiarios necesitan de guía porque no se trata de un activo más. Se trata de un precio macroeconómico clave. Ante la ausencia de guía en estas materias los mercados financieros no tienen más remedio que mirar para el cielo. Si salen "manchas solares" el peso sube y si se esconden el peso baja... Es evidente que todas estas variables sí tienen una incidencia en el equilibrio de largo plazo del peso medido en dólares y afectan el equilibrio de una economía, pero en ningún caso pueden explicar las excesivas oscilaciones que van mucho más allá de los fundamentos económicos. Un mercado cambiario a la deriva no funciona bien. La ausencia de una guía o ancla de largo plazo para el tipo de cambio es la pata coja del modelo económico chileno.
"A diferencia de lo que ocurría un par de décadas atrás, la intervención en el mercado cambiario no tiene nada que ver con la inflación. Cuando no hay mercado financiero profundo la intervención causa inflación. No es el caso de Chile. Tanto el Banco Central como el Ministerio de Hacienda pueden intervenir. De hecho en los países en desarrollo es el Tesoro Público el que lo hace. Lo que se requiere es la colocación de papeles en pesos o unidades de fomento, que escasean enormemente, y retirar los dólares que sobran. La combinación actual de pesos y dólares no es deseable por el mercado como portafolio para mantener la riqueza y eso hace que el peso escale como la "espuma". El Banco Central y el Tesoro son los únicos emisores a costo soberano de los pesos chilenos que escasean en el mercado. Se valora el anuncio del Ministerio de Hacienda de que se colocarán US$ 1.200 millones de papeles en unidades de fomento. Quién sabe dónde estaría el peso sin ese anuncio y sin la creación de los fondos en dólares en el exterior. Mayor información respecto a las operaciones cambiarias del Fisco es un complemento a los avances en materia de los fondos en el exterior. Por otra parte, el mercado le ha tomado el pulso al nuevo Consejo del instituto emisor. Se conoce la aversión del actual Presidente a la intervención cambiaria desde su tiempo en la Vicepresidencia. Es necesario que el nuevo Consejo sorprenda al mercado y anuncie la colocación de un importante monto de papeles en pesos, retirando dólares. Antes que las ideas añejas se tomen la agenda y se busque refugio en encajes o controles de capitales," -dice Arrau- "es necesaria una enérgica intervención coordinada de Hacienda y el Banco Central".
Pero esto no es todo.
El Doctor en Economía señor Sebastián Edwards -que sepamos no es sastre ni hace milagros- viene reiterando hace ya tiempo que "sin la acción del Banco Central, el dólar podría seguir cayendo y sería costoso". A su juicio, la baja del tipo de cambio ha llegado a ser de un nivel tal que se requiere urgentemente que el Instituto Emisor adopte una medida rápida y certera. Incluso, ha dicho que "en términos de cantidad no hay que tener timidez; la intervención debe ser cuantiosa".
No quisiera seguir relatando lo que piensa el economista Edwards, sino solo decir que concuerdo con él en que "se están despilfarrando 20 años de crecimiento económico".
El ex presidente del Banco Central, señor Roberto Zahler, es también muy crítico de la actual situación.
Señor Presidente, solicité la celebración de esta sesión antes del viernes de la semana pasada, cuando fuimos testigos de una multitudinaria, respetuosa, pero, a la vez, angustiante concentración de productores y trabajadores agrícolas, quienes, entre ruidosos bocinazos de los transportistas que pasaban por el lugar adhiriendo al acto, nos pedían que intercediéramos ante las autoridades económicas. Y es lo que estamos haciendo no solo en nombre de ellos, sino también en el de miles de chilenos que esperan una reacción de la autoridad, pero que hasta ahora han recibido únicamente declaraciones, algunas con cierto dejo de arrogancia y otras planteando medidas que nadie entiende muy bien.
¿Cómo explicar a los agricultores que lo ofrecido por el señor Ministro de Hacienda de cancelar sus impuestos en dólares puede ser creíble, si tienen pérdidas y no utilidades? Algunas personas de mi Región insertan su angustia en los medios de prensa, declarando que solo su cónyuge no está hoy día hipotecada.
Seamos cuidadosos en las respuestas que se den. Veamos lo que está sucediendo con nuestros vecinos, que tienen desabastecido Buenos Aires y otras grandes ciudades argentinas por la incomprensión y el desprecio que muestra la autoridad hacia los sectores rurales.
¡Cuántas veces hemos señalado en esta Sala que mientras no haya igualdad de oportunidades para todos, no habrá verdadera equidad en Chile!
La pobreza rural no se soluciona con palabras ni con promesas vacías. Y mientras nuestra juventud no reciba la misma educación en el campo que en las ciudades o no disponga de acceso a la banda ancha y al pavimento, simplemente, no estamos descentralizando ni regionalizando nada.
Señores Ministros, autoridades del Banco Central, todos debiéramos imitar a la señora Presidenta de la República y reconocer con humildad los errores cuando se cometen; pero hay que enmendarlos y no hacernos creer que para repararlos hay que efectuar milagros.
¡No, señores! No es necesario tener esos atributos para realizar una oportuna y adecuada corrección de un mercado cambiario que se halla a la deriva. Se requieren buenos sastres para cortar bien la tela y que ella se convierta en un buen terno.
Desahogando la situación, disminuyendo el gasto público, aliviando los precios internacionales del petróleo, eliminando o rebajando en forma realmente seria el impuesto específico a los combustibles, traería múltiples beneficios.
Para el Instituto Libertad y Desarrollo, un aporte importante al aumento de los precios en la economía chilena es producto del alza en el precio del petróleo y sus efectos indirectos en el valor de la energía, del transporte y los costos de producción de los bienes alimenticios. Eliminar el impuesto específico tendría un impacto de aproximadamente 1,5 por ciento del IPC. Es decir, si el Banco Central tiene proyectada una inflación de 4,5 por ciento para el presente año, la sola medida de disminuir el impuesto específico conduciría a la meta permanente del 3 por ciento que se ha trazado.
Con ello cambiarían las expectativas entre las tasas de interés internacionales y las nuestras, lo que implicaría un incremento del tipo de cambio.
Todo lo anterior, como hemos dicho, flexibilizaría el mercado laboral, eliminaría las trabas innecesarias a iniciativas de emprendimiento y de competitividad, y así mejoraría el tipo de cambio real.
Todos los días algún economista expresa su preocupación. Hoy es Salvador Valdés, del Centro de Estudios Públicos, quien en "El Mercurio" opina en igual sentido, aboga por la reducción, aún transitoria, del impuesto específico y plantea un subsidio a la compra de seguros de cambio.
Por su parte, Cristian Correa nos expone un creativo mecanismo de respaldo a los exportadores, considerando un dólar referencial de 520 pesos, estudio que haré llegar a la Comisión de Hacienda.
A su turno, Joseph Ramos señala: "en síntesis se puede y se debe intervenir el tipo de cambio. No hacerlo es convertir este período de bonanza en los precios internacionales de nuestras principales materias primas en un zapato chino, de crecimiento constreñido, para el resto de nuestra economía".
Señor Presidente, concluyo mi intervención solicitando, por su intermedio, el acuerdo de la Sala para que la Comisión de Hacienda, que preside el Senador Eduardo Frei, incluya en su agenda el tema central de esta sesión, a fin de concentrar en esa instancia las iniciativas e ideas que en esta o en otras oportunidades se viertan.
Para ello y ante la ausencia del señor Ministro de Hacienda -que lamentamos-, los Comités acordamos ayer que la Comisión de Hacienda, en su primera sesión, reciba las observaciones de ese Secretario de Estado a los planteamientos formulados en esta ocasión, y que las sesiones que celebre sobre esta materia...

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Ha concluido su tiempo, señor Senador.

El señor ROMERO.- Voy a utilizar un minuto del de Renovación Nacional, señor Presidente.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Está bien.
Puede continuar, Su Señoría.

El señor ROMERO.- Como decía, los Comités acordaron también que las sesiones sobre esta materia se realicen como Comisión ampliada y sus debates tengan lugar en la Sala, para que sean conocidos por todos los chilenos.
Señor Presidente, los verbos que hoy deben conjugarse son "afrontar" y "resolver".
No hay más espacio para la duda y la indecisión, si no queremos retroceder lo que Chile ha avanzado.
El verbo es "decidir" y no "dudar".
--(Aplausos en tribunas)

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Solicito a quienes nos acompañan en las tribunas que se abstengan de hacer manifestaciones en un sentido u otro.
Al Comité Renovación Nacional le restan, en consecuencia, 13 minutos.
Tiene la palabra el Honorable señor Ominami, quien hará uso del tiempo del Comité Mixto, de los partidos Por la Democracia y Radical Social Demócrata.

El señor OMINAMI (Vicepresidente).- Señor Presidente, tengo entendido que dispongo de 12 minutos.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Así es, Su Señoría.

El señor OMINAMI (Vicepresidente).- El tiempo del Comité Socialista será utilizado por otros Senadores de esta colectividad.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Muy bien.

El señor OMINAMI (Vicepresidente).- Señor Presidente, celebro que se haya convocado a esta sesión. La esperábamos hace tiempo.
Muchas personas advertimos con bastante anticipación que la economía nacional estaba atravesando por una situación compleja, difícil. De modo que este diagnóstico no es de las últimas semanas, sino que se viene realizando hace ya varios años.
En 2008, por segundo año consecutivo, es probable que el IPC supere la tasa de crecimiento del Producto. Posiblemente tengamos una inflación por sobre el 4 por ciento y una tasa de crecimiento del Producto en alrededor del mismo porcentaje e incluso inferior.
Claramente, Chile está creciendo a un ritmo inferior al de su Producto potencial, quedándose atrás con relación a otros países de la región. El año pasado estuvimos en el lugar 14 del ranquin de América Latina, no obstante las condiciones internacionales globalmente favorables para nosotros.
Un solo dato al respecto: si uno hace una comparación que involucre un tiempo más largo -para no hacerla solo anual- y toma el período 1998-2007, prácticamente una década, se va a encontrar con que la tasa de crecimiento del Producto de Chile alcanzó a 3,8 por ciento. Esto es, un porcentaje ligeramente superior a la del Producto conjunto de América Latina, que para ese mismo lapso llegó a 3,4 por ciento.
A mi juicio, es muy cierto lo señalado por el señor Ministro de Hacienda en cuanto a que Chile está blindado durante los próximos años para enfrentar una crisis clásica de su balanza de pagos. Un país que a fines de año terminará con excedentes en torno a los 30 mil millones de dólares, tiene efectivamente un "colchón" muy sólido para hacer frente a ese tipo de situaciones.
El problema, señor Presidente, es otro, y se refiere a que se ha producido un grave deterioro cambiario. El tipo de cambio peso-dólar de las últimas semanas ha estado en los niveles más bajos desde finales de los años noventa. Si solo tomamos como referencia lo ocurrido durante este año, el peso se ha apreciado casi en 12 por ciento. Y de acuerdo a las estadísticas internacionales, la chilena es la moneda más apreciada respecto del dólar que todas las del resto del mundo.
Esa es la situación que tenemos en el país.
Me parece bastante evidente -y comparto lo que acaba de decir el señor Senador que me antecedió en el uso de la palabra- que el deterioro cambiario anticipa un tipo de crisis, pero distinta de las que enfrentamos en el pasado. Esta es más sibilina, menos visible, más contrastada. Porque hay algunas personas que, en virtud del deterioro cambiario, pueden viajar al extranjero, beneficiarse de importaciones baratas, renovar sus automóviles (existe una proliferación de autos de lujo en Chile como nunca antes se había visto). Hay un sector que se beneficia del bajo precio del dólar. Ello es bien conocido.
Pero, en lo fundamental, estamos creando las condiciones para una crisis que será extremadamente dañina. ¿Por qué? Por razones bastante evidentes, que los gremios han planteado con mucha fuerza.
Esto es muy delicado. Resulta enormemente difícil acceder al mercado internacional. No es fácil para un pequeño o mediano productor introducirse en las cadenas comerciales internacionales ni colocar sus productos en el exterior. Y ¡por Dios! que es fácil salir.
Se trata de personas que no operan con los márgenes de rentabilidad de quienes producen commodities, como el cobre, el oro o la celulosa, cuyos precios internacionales les permiten resistir. A lo mejor, el dólar desciende a niveles aún más bajos, y seguiremos exportando ese tipo de productos. Pero Chile no puede vivir solamente del cobre y de la celulosa, sino de una estructura mucho más diversificada. Y eso es lo que está en cuestión.
La crisis productiva antes señalada también anticipa una involución muy negativa desde el punto de vista del empleo. Habíamos mantenido una buena curva de disminución del desempleo durante los últimos años. Pero hoy, ella comienza a involucionar y resulta del todo previsible que se registrará un aumento del desempleo derivado de la situación que describimos. Y ello se va a expresar en diversas Regiones que concentran estas actividades productivas, las que sufrirán el impacto de la crisis.
Pero hay más.
Existe una dimensión que ha sido poco discutida en el país y que me parece extremadamente grave. Y deseo entregar dos datos.
El endeudamiento externo privado de Chile alcanza una cifra superior a los 50 mil millones de dólares; no obstante que la deuda externa pública está prácticamente extinguida, y lo que se mantiene es, simplemente, por razones técnicas.
Sin embargo, más grave aún es que en 2007 el endeudamiento externo privado haya aumentado en más de 7 mil millones de dólares, lo cual representa un incremento de 200 por ciento en comparación al registrado en 2006.
¿Por qué ocurre esto? Por una razón muy sencilla. Existe un diferencial de tasas de interés interna y externa de más de cien por ciento. Registramos una tasa de interés externa en torno a 3 por ciento, y una interna de sobre 6 por ciento. Y ello hace conveniente endeudarse en el exterior.
¿Qué significa lo anterior? Una situación interna bastante delicada, que tiene mucho que ver con la "enfermedad holandesa" y con muchos elementos sobre los cuales sería extenso intervenir aquí. Por ello, solo deseo plantear lo siguiente.
Todo el mundo concuerda en que la economía internacional presenta graves nubarrones. Hace algunas semanas intervine en la Sala para dar cuenta de las conclusiones de un seminario organizado por la OCDE, donde hice presente que los expertos coinciden en que las cosas vienen mal en el ámbito internacional; en que el sistema financiero norteamericano está experimentando una situación extremadamente compleja; en que los "inteligentes" que inventaron lo que denominaron -sofisticada o elegantemente- "productos estructurados", colocando dentro de ellos a las hipotecas subprime, generaron una burbuja financiera que se acaba de romper con consecuencias muy graves para el sistema financiero norteamericano y, en general, para el internacional.
Asimismo, indiqué que los principales bancos del país perdieron en un par de meses no menos de un tercio de su capital. ¿Qué va a provocar esto? Un gran apretón financiero internacional, que repercutirá en igual medida -como saben los empresarios que me escuchan desde las tribunas- en las empresas fuertemente endeudadas en el exterior. Porque los 7 mil millones de dólares de endeudamiento adicional de 2007 tendrán que pagarse, y, cuando venga el apretón financiero, tal situación va a crujir.
En consecuencia, tendremos ¿ya lo mencioné- una crisis bien sibilina. Porque, desde el punto de vista macro, el país dispone de 30 mil millones de dólares en excedentes, pero al mismo tiempo sus empresas se encuentran endeudadas hasta el cuello.
Pienso que se están creando -como señalé- las condiciones para el estallido de crisis productivas en diferentes sectores. No tengo tiempo para referirme a ellos, por lo que solo quiero mencionar a la fruticultura, donde se ha realizado un tremendo esfuerzo. Existen 70 a 100 nuevas viñas que no operan con altísimos márgenes de rentabilidad, para las cuales pasar de un dólar a 600 pesos, a uno a 440, puede ser simplemente mortal.
Eso está aconteciendo en el país. Desde ese punto de vista, es fundamental abrir una discusión que nos permita contar con un diagnóstico afinado, sobre lo cual me gustaría discutir -en buena- con el Presidente del Banco Central.
Estimo que el Instituto Emisor confunde dos elementos que se parecen, pero que son distintos. Una cosa es el IPC actual, y otra diferente, la inflación. Y dicha entidad, por ley, debe responder ante esta última.
No quiero cometer la pesadez de recordar la discusión que sostuvimos hace algún tiempo acerca de los objetivos del Banco Central. En esa ocasión, desde estas bancadas planteamos la necesidad de que este, manteniendo sus objetivos, realizara lo que hoy todos le piden: que, junto con resguardar la inflación y el sistema de pagos externos, tuviera una mirada más amplia -como lo hace la Reserva Federal- sobre la productividad, el crecimiento, el empleo. Desgraciadamente, quienes defendimos tal postura fuimos derrotados en esa oportunidad, y no obtuvimos los apoyos requeridos para sacarla adelante.
Quizás, como resultado de este debate, podamos retomar la discusión habida en esa ocasión, pero en términos distintos.
Me explico.
Hoy día se denomina inflación a un cambio en la estructura de precios relativos. Cuando 100 a 200 millones de chinos comienzan a consumir leche o trigo, se produce una variación en la estructura de precios relativos en el mundo. Y a ello se debió la inflación, o una parte muy importante de ella, acaecida a finales del año pasado.
Por tanto, si el Banco Central, si la autoridad económica desea evitar que siga subiendo el precio del pan, no tiene sentido que trate de hacerlo aumentando y aumentando la tasa de interés. Ello no disminuirá su valor y terminará poniendo en cuestión 20, 25, 30 años de esfuerzo en la diversificación de nuestra estructura productiva.
Ese es el punto de fondo, el que es muy importante. Debemos ponernos de acuerdo en el diagnóstico.
En el minuto que me resta, señor Presidente, quiero exponer lo siguiente: el Banco Central debe romper una cierta asimetría entre mirarle mucho la cara al mundo financiero, y poco al productivo. Con lo realizado durante este tiempo, se ha otorgado una certeza prácticamente absoluta a los especuladores para operar en Chile. En el último tiempo, ninguno de ellos ha perdido un peso al utilizar el diferencial de las tasas de interés. Todos han ganado.
Señor Presidente, como mi tiempo está por expirar, ¿puedo utilizar los cinco minutos que le corresponden al Comité Independientes?

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- No hay inconveniente, si dicho Comité lo autoriza.

El señor BIANCHI.- Con todo agrado.

El señor OMINAMI.- Gracias, Senador señor Bianchi.
Como decía, el Banco Central debe romper la asimetría, y así se lo hemos manifestado en otras ocasiones. Ello puede resultar molesto, pero es la verdad.
Cuando el dólar experimentó una evolución exactamente a la inversa y superó los 700 pesos, lo cual produjo una situación muy difícil que amenazó a las empresas endeudadas en esa divisa, el Instituto Emisor no tuvo ninguna duda y no le tembló la mano para intervenir.
Pedimos que se actúe con simetría. No vamos a resolver todos los problemas cambiarios. Sabemos que estos tienen distintos orígenes. Por un lado, está lo relacionado con el precio del cobre; por otro, el de la celulosa, etcétera. Pero entre la actitud pasiva que se asume hoy, en orden a afirmarse en la ortodoxia del cambio libre libre, y el buscar desplazarse -como se hizo equivocadamente a principios de los 80- hacia la teoría del cambio fijo, existe un amplio espectro de posibilidades.
Me parece que es preciso buscar una fórmula que provoque que los especuladores tengan más incertidumbre, que algunos se queden entrampados y se tomen los dedos, y que los productores abriguen mayor certeza.
Ello es perfectamente posible.
En seguida, deseo terminar haciendo cinco proposiciones.
La primera apunta a que el Banco Central busque -no tiene por qué anunciarlo aquí, pues sería absurdo- salir de una cierta ortodoxia que nos está haciendo mal. Comparto plenamente las citas que se han hecho de economistas como don Patricio Arrau, Sebastián Edwards o Joseph Ramos.
Quiero hacer notar, modestamente, que, salvo Sebastián Edwards que en alguna época perteneció a nuestro mundo, Patricio Arrau y Joseph Ramos son economistas con los cuales nosotros trabajamos en forma permanente y que, durante estos años, desgraciadamente no han sido oídos en nuestro país.
Por lo tanto, me parece muy bien que desde las bancadas de la Oposición hoy día se escuche y se cite profusamente a dichos expertos. Eso habla bien de nuestra capacidad de diálogo y de entendimiento.
Mi segunda propuesta es la siguiente. Cuando discutimos sobre el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos nos pusimos en la actual circunstancia. Y está planteada la posibilidad de que, en un momento de crisis, Chile invoque una situación difícil desde el punto de vista productivo -probablemente la Honorable señora Alvear sabe más que el Senador que habla respecto de este asunto-. Considero absolutamente factible introducir de manera transitoria (por un año) un mecanismo de encaje que reduzca la rentabilidad de los capitales de corto plazo que ingresan al país.
En tercer lugar, opino que con los excedentes fiscales es perfectamente posible generar un mecanismo crediticio que entregue algún tipo de compensación a los exportadores que están al borde de salir del mercado internacional y a punto de irse a la quiebra con sus actividades productivas, con motivo de las heladas, de la sequía, del aumento de precios por la crisis energética. Me parece totalmente viable -como se ha hecho en otras ocasiones- generar una línea de crédito en esa dirección.
La cuarta proposición -ya la hemos discutido- se refiere a que hagamos un uso más inteligente de los excedentes de los cuales disponemos. No se trata de traerlos a Chile, porque terminaríamos provocando un daño respecto del valor del dólar. Pero sí podemos realizar un conjunto de cosas afuera que mejoren el capital humano, que terminen con la brecha digital, que permitan efectuar una gran campaña tendiente a mejorar la imagen internacional del país.
Se me dice que hoy día se han tomado las decisiones para llevar a cabo una campaña de imagen de Chile por un total de 6 ó 7 millones de dólares. ¡Eso es ridículo, señor Presidente! ¡Chile puede invertir en ella 40, 50 millones de dólares sin problemas!

El señor NARANJO.- ¡Cien millones!

El señor OMINAMI.- ¡Y cien también! No resolvería todos los problemas a los productores, pero los ayudaría mucho. Ello podría contribuir a que puedan ir a las ferias, entrar en contacto con otros productores. Eso es posible. Hay que tener imaginación y un mínimo de audacia. No se trata de que nos gastemos los 30 mil millones de dólares de excedentes, pero no resulta admisible que la principal inversión del país sea poner nuestra plata en bonos del Tesoro norteamericano.
Por último, pienso que hay que recuperar algo fundamental: la política fiscal de Chile.
--(Aplausos en las tribunas).

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Pido a las personas que nos acompañan en las tribunas que se abstengan de hacer manifestaciones.
Tiene la palabra, por el Comité Unión Demócrata Independiente, el Honorable señor Coloma por dieciséis minutos.

El señor COLOMA.- Señor Presidente, compartiré el tiempo con los Senadores señores Larraín y Chadwick, quienes intervendrán después de mi exposición.
Hace treinta años -o un poquito más-, Chile era un país monoproductor y mucho más pobre que ahora. Todos los economistas y servidores públicos constataron que esa realidad no podía seguir en el tiempo.
Por eso, hace tres décadas se hizo un esfuerzo gigantesco para cambiar el sentido de país monoproductor y ser capaz de abrirse al mundo, de ir a nuevos mercados, de usar la imaginación, de crear, de convencer de que se podía mucho más.
Y las dos claves de ese cambio tuvieron que ver con generar aranceles bajos y parejos -cosa que era muy difícil- y con mantener un dólar competitivo; incluso en ese tiempo se habló de una divisa relativamente alta.
Eso fue una revolución.
Si uno mira los indicadores que Chile exhibía en aquella época, se da cuenta de que no tienen nada que ver con los actuales, porque en ese momento se pensó, se soñó con ese país distinto, cuestión que se ha mantenido para darle una identidad nacional completamente diferente.
Y digo esto porque, de pronto, el panorama cambió.
Hoy día, ese mismo sector exportador, no minero, pujante, entusiasta, creador de empleo y riqueza, que hizo la diferencia entre el Chile de antes y el de ahora, vive una profunda crisis. Y es obvio.
Cuando uno de los dos parámetros clave para llevar adelante esta revolución falla y, de repente, en los términos de intercambio el peso pasa a ser la moneda más apreciada del mundo (top one), hasta en 25 por ciento en el último período; cuando uno se da cuenta de que hace cuatro años generar una UF costaba algo más de 20 dólares y hoy día vale 45 dólares (eso fija los grados de endeudamiento versus los de ingreso, para efectos de hacerse cargo de ese endeudamiento), se logra entender la naturaleza de este problema.
La actual situación, señor Presidente, está generando -debo ser claro- un efecto dramático en los precios de mercado (se está perdiendo competencia) y en los precios de inversión, y ha explotado el desempleo en los sectores agrícolas del país.
Yo invito a los señores Senadores a que miren la encuesta del INE que apareció ayer. Ella nos revela -¡claro!- que el desempleo subió un poco. Pero lo que no dice, porque hay que entrar a sus páginas internas, es cuánto subió o bajó en las zonas agrícolas. ¡En la Sexta Región, creció un 140 por ciento en el mismo trimestre! ¡En la Séptima Región, un 47 por ciento; en la Novena Región, un 23 por ciento!
Entonces, ¿qué tipo de país estamos construyendo? ¿Adónde vamos? ¿Hacia la nación minera de antes? Porque, hasta donde yo entiendo, con el actual precio del dólar solo resiste la minería. ¡No resiste nada más! ¡Y volveremos a ser un país importador y minero igual que hace 40 ó 50 años!
Francamente, pienso que la actual situación no da para más. ¿Por qué ocurre? Algo hay de depreciación objetiva del dólar. Pero eso no justifica lo que hoy día estamos explicando.
A mi juicio, lo que está ocurriendo aquí es un evidente desaceleramiento de largo plazo. Ello coarta toda posibilidad de crecimiento, y se ha generado un mundo de especulaciones por el hecho de controlar la inflación a través de la tasa de interés.
Estuve leyendo la columna del economista Joseph Ramos quien sostiene, con razón, que si uno proyecta cuál debería ser el precio real de largo plazo del dólar -lo que es muy complejo- debería considerar dos parámetros.
Uno consiste en ver qué pasa si se asimila al precio de largo plazo del cobre que los informes del Banco Central establecen como posibles. Y si uno hiciera ese mismo ejercicio, estaríamos hablando de un dólar a 600 pesos.
Sin embargo, hay otra fórmula. ¿A cuánto asciende ese tipo de cambio real en relación con nuestros principales socios comerciales? Si uno calcula ese equivalente, el dólar costaría 590 pesos.
En consecuencia, adicionalmente a las medidas adoptadas por el Banco Central, que debe estar preocupado de la inflación -es parte de su rol-, se ha producido una diferencia en la tasa de interés que genera espacio para la especulación. No olvidemos que, según la información con la que contamos, hasta el 10 de marzo del presente año han entrado mil 200 millones de dólares solo por concepto de la diferencia de tasa de interés, fenómeno que colapsa cualquier competitividad.
En resumen, señor Presidente, siento de verdad que esta situación no resiste más. El Gobierno puede hacer más cosas y no mirar de la galería la crisis, como si fuera indiferente a sus efectos.
Asimismo, hay otro factor: el gasto público. El Gobierno puede perfectamente eliminar el impuesto específico a los combustibles. Dicen que el pequeño cambio que se hizo al respecto influyó en una baja de 0,4 por ciento en la inflación; si dicho tributo se suprime por completo, la disminución puede ser de 1,6 por ciento. Y, obviamente, dicha reducción repercute en el tipo de cambio.
Por otra parte, es preciso crear mercados profundos del tipo de cambio.
El Gobierno hasta ahora ha hecho lo mínimo en una circunstancia que requiere lo máximo. Y eso, sin duda, genera un desalineamiento dramático respecto de la competitividad.
Asimismo, creo que el Banco Central puede hacer mucho más. Me parece que el encaje de corto plazo es una herramienta perfectamente legítima y útil para evitar la especulación. Hasta ahora no se ha aplicado. ¡Bueno, entonces, no nos extrañemos de que hay 3 mil, 4 mil ó 5 mil millones de dólares que entran y salen en 24, 48 ó 72 horas, impactando el precio del dólar exportador!
Por último, entendiendo que está por cumplirse el tiempo que se me ha asignado, quiero hacer algunas preguntas muy de fondo: ¿qué más tiene que pasar para que el Banco Central intervenga en el mercado del dólar? ¿Qué más? Si no es ahora, ¿cuándo? ¿Vamos a esperar que terminen las exportaciones no mineras? ¿Vamos a esperar el colapso total? ¿Vamos a esperar que Chile sea solamente un país monoproductor?
Yo, por lo menos, me resisto. Y no se puede seguir mirando el problema como si fuera indiferente.
¡Aquí está en juego el destino de Chile!
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Reitero a las personas presentes en las tribunas que deben abstenerse de hacer manifestaciones.
Le quedan tres minutos al Comité Unión Demócrata Independiente.
Tiene la palabra el Honorable señor Larraín.

El señor LARRAÍN.- Intervendré después, señor Presidente.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- En ese caso, tiene la palabra el Honorable señor Chadwick.

El señor CHADWICK.- Señor Presidente, en el escaso tiempo de que dispongo, me sumo a todo lo dicho acá por los Honorables señores Romero y Coloma -comparto sus análisis económicos y las medidas que propusieron-, y también, de algún modo, a la intervención del Senador señor Ominami, que, a mi juicio, va en la línea correcta.
En lo personal, quiero centrarme en un punto. Y, pese a no ser estrictamente económico, me parece importante traerlo a colación, porque tiene que ver con el meollo del problema que enfrentamos hoy.
Me refiero a las declaraciones formuladas hace pocos días por nuestras autoridades económicas, y en concreto, por el Ministro de Hacienda, quien señaló respecto de este problema que ellos no son "sastres" ni están para "hacer trajes a la medida".
¿Qué traslucen esas palabras? Que hay un sector del país, el exportador agrícola, que está formulando un planteamiento ilegítimo e injusto, que solo busca privilegios o beneficios.
Se equivoca el Ministro de Hacienda. Nadie le pide que sea sastre ni que haga trajes a la medida. Solo se le exige que cumpla una labor fundamental de toda autoridad: ser constructor del bien común. Y este no se construye sobre la base de medidas que benefician a unos a costa del perjuicio o daño que se les causa a otros, sino buscando el bien de cada uno de los miembros de nuestra sociedad.
Por eso, no voy a entrar en el análisis económico. Porque es factible debatir durante mucho tiempo si respecto del precio del dólar pueden ser más eficaces las medidas A o las B; si los problemas obedecen a nubarrones externos o a temporales internos. No. Aquí hay un hecho que nadie puede discutir: que el sector exportador de Chile, y especialmente el agrícola, está viviendo una crisis terminal, profunda, gravísima, y que el valor del dólar registrado en Chile desde hace mucho tiempo trae como única consecuencia que ese sector no puede subsistir.
Estamos hablando, señor Presidente, de un sector que ha hecho aportes gigantescos al país. En 2005 creaba más de 40 mil nuevas fuentes de trabajo al año. Pues bien: en 2006 y 2007 se han perdido 52 mil. En la Sexta Región, que represento en el Senado -¡y levanto la voz con la mayor fuerza posible!-, en el último trimestre del año en curso el desempleo ha aumentado en 140 por ciento.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Concluyó su tiempo, señor Senador.

El señor CHADWICK.- Termino, señor Presidente, señalando una sola cosa: ¡lo que aquí se está planteando es una exigencia de justicia, de bien común, no de trajes a la medida, y requiere soluciones urgentes para el empleo y el desarrollo de nuestra gente, de nuestra sociedad!
--(Aplausos en tribunas).

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- En el turno del Comité Socialista, voy a dar la palabra al Honorable señor Gazmuri, por 16 minutos.

El señor GAZMURI.- Ocuparé solo 8, señor Presidente. Los restantes los va a usar el Senador señor Naranjo.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Ustedes los distribuirán de acuerdo a su leal saber y entender.
Tiene la palabra Su Señoría.

El señor GAZMURI.- Señor Presidente, en primer lugar, suscribo en lo esencial la intervención que hizo aquí el Senador señor Ominami. Y hay muchos elementos comunes con lo expresado por algunos colegas de la Alianza por Chile. De modo que solo quiero enfatizar dos o tres aspectos.
Lo primero: es evidente que estamos ante una crisis distinta -no es ni fiscal, ni de cuentas externas, ni de balance, etcétera-, donde el riesgo complejo es que no puedan seguir compitiendo sectores de nuestra economía que son competitivos en el mediano y largo plazos; que ha costado mucho construir desde el punto de vista de sus capacidades tecnológicas, de su inserción en los mercados, en fin, y que, por tormentas coyunturales, pueden ser desplazados de nuestro paisaje productivo. Y eso va a generar problemas económicos y sociales muy graves. De alguna manera, ya los está causando. Pero no quiero hacer más hincapié sobre el particular.
Yo, como Senador por una Región cuya vocación central es su capacidad de convertirse en un gran polo agroindustrial y vitivinícola, puedo señalar que estamos enfrentando problemas todos los días, salvo en el sector de la celulosa y la madera. Y, obviamente, como suele ocurrir en las crisis productivas, las dificultades mayores las sufren los medianos y los pequeños. Porque las grandes empresas o las multinacionales tienen espaldas para enfrentar situaciones coyunturales con más facilidad.
Se agrava la situación porque por primera vez en muchos años se produce una contradicción entre la política monetaria y la fiscal. Ambas están completamente desalineadas. Mientras la política fiscal hace, a mi juicio, un esfuerzo sustantivo por mantener un nivel de gasto necesario y adecuado, por disponer de un cúmulo de reservas como nunca antes en nuestra historia, precisamente para no presionar el dólar a la baja, la política monetaria extiende la invitación para que nos veamos invadidos de moneda extranjera.
Yo no entiendo esa política del Banco Central. Aquí, hace ya un año, estuvo el Presidente de entonces, don Vittorio Corbo.
Todos los analistas dicen que la inflación que estamos viviendo se debe centralmente a causas externas -altísimos precios del petróleo, elevado valor del dólar, de alimentos y granos-; a causas estacionales, como la sequía del año pasado, que afectó a precios de hortalizas y otros productos. No estamos con una economía sobrecalentada. Por favor: ¿dónde? ¡Si estamos bajando las expectativas de crecimiento!
Entonces, siendo externas las causas, el alza excesiva de la tasa de interés y la brecha con la norteamericana no van a ser eficaces para detener la inflación. Podrán subir aquella a 9 u 8 por ciento. ¡Pero no van a bajar el precio del petróleo, ni el de los granos, ni el de los alimentos! ¡Tampoco va a llover el año pasado¿!
O sea, aquí hay un punto muy central. Y esto tiene que ver también con la política del Consejo del Instituto Emisor.
Y, ya que estamos haciendo propuestas, yo insisto: tenemos que estudiar la reforma del mandato del Banco Central. Porque aquí nos hallamos ante un problema institucional.
Cuando se nos dice que el Instituto Emisor solo responde en política monetaria e inflación, yo por lo menos -y esto lo hemos planteado estas bancas desde hace muchos años- pienso que, sin alterar su autonomía, que es un capital ganado por la institucionalidad económica de nuestro país, sí hay que modificar sus misiones.
En tal sentido, no me parecen exageradas las misiones de la Reserva Federal. Su función básica: conducción de la política monetaria en los Estados Unidos, con la orientación de mantener el máximo nivel de empleo, estabilidad de precios y tasas moderadas de largo plazo.
Esa me parece una orientación razonable, de la cual el Banco Central debiera venir a darnos cuenta también. Pero hoy día no tiene la obligación institucional de responder por los efectos que sus políticas monetarias puedan provocar en el empleo.
Finalmente, esbozaré dos ideas.
Aquí será necesario revisar la política cambiaria. Yo entiendo que es complejo. Pero mantener la política actual no es sostenible, salvo que queramos profundizar la crisis productiva.
No estoy proponiendo cambio fijo. Empero, si tenemos política fiscal contracíclica, yo pregunto: ¿qué nos impide, incluso desde el punto de vista teórico, tener política cambiaria contracíclica, con instrumentos adecuados?
Se ha establecido en el país -y creo que es un gran asunto- una política fiscal contracíclica. Y eso a veces es objeto de críticas, e incluso de incomprensiones. Porque la gente dice: "¡Cómo tienen tantos dólares afuera y no los gastan, cuando aquí hay tantos pobres!" Pero eso tiene un sentido: en una economía abierta como la nuestra, en un mundo de incertidumbre financiera, si no existe cierto control de la política monetaria, no se puede sostener una estrategia de desarrollo diversificada, productiva, socialmente integrada, etcétera.
Entonces, el desafío es mayor, pues hemos estado invadidos de cierta ortodoxia económica en todos lados. Y yo tengo la impresión de que esa ortodoxia no sirve para la actual crisis. Lo dicen todas las voces; surge desde los lugares más insospechados.
Entonces, opino que debemos aguzar la imaginación. Creo posible diseñar una política contracíclica responsable en materia cambiaria. Y ello debe estar en el centro de nuestros futuros debates.
Finalmente, concuerdo en que el Gobierno también tiene que extremar la imaginación y ser más proactivo.
Se han hecho cosas. Pienso que el tema cambiario no es responsabilidad principal del Ejecutivo. A ese respecto, debemos crear un acuerdo nacional para generar una política monetaria contracíclica. Y el Gobierno tiene que ser más activo, porque hemos de ir en auxilio -y podemos hacerlo- de los sectores coyunturalmente más desprotegidos y vulnerables.
--(Aplausos en tribunas).

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Naranjo.

El señor NARANJO.- Solicito que antes haga uso de su tiempo el Comité Demócrata Cristiano.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- ¿Hay acuerdo?
Conforme.
En el turno del Comité Demócrata Cristiano, tiene la palabra el Honorable señor Frei, por 12 minutos.

El señor FREI (don Eduardo).- Señor Presidente, considero muy importante este debate, que sin duda debe proseguir. Y, por cierto, acojo las palabras del Senador señor Romero a este respecto.
En todo caso, puedo informar que la Comisión de Hacienda ya discutió el tema esta mañana; y tenemos programadas a lo menos dos sesiones plenarias, porque en 12 minutos resulta difícil referirse a diversas materias: agricultura, energía, en fin.
Me parece relevante que todos los sectores tengan hoy un diagnóstico y una estimación real de la situación que afecta a nuestro país: el tipo de cambio está desacoplado del nivel de precios; el diferencial de tasas Chile versus Estados Unidos es muy alto y va a continuar creciendo, en función de lo que dijo la Reserva Federal en cuanto a que la tasa seguirá bajando en los próximos meses.
Se ha expresado también que debe evitarse un desajuste macro mayor que cambie la estructura productiva del país; que dejar caer la tasa de cambio es dañino y costoso para Chile; que se están afectando las exportaciones no tradicionales y aquellas con valor agregado. Y todo eso, en un mix complejo: dólar bajo, alza de mano de obra (medido en tasa dólar, el aumento ha sido superior a 45 por ciento); alto precio de insumos; freno en inversiones; incremento del desempleo y de la inflación. Ello significa pérdida de competitividad país, producto también de una mayor carga regulatoria y de una pérdida de flexibilidad, y básicamente, hoy, del elevado incremento de los precios de la energía.
Lo de la energía se viene arrastrando desde 2003, cuando discutimos aquí la Ley Corta II, ocasión en que dijimos que al final todo se iba a ajustar por precio. Y seguimos dilatando nuestras inversiones, y vienen señores de afuera a darnos lecciones en cuanto a que no podemos construir centrales hidráulicas, en circunstancias de que en estos días hemos escuchado que Brasil, Argentina y Bolivia inician una serie de proyectos por más de 12 mil megavatios (cinco veces las represas de Aisén). Y ayer el Presidente de Ecuador declaró -ello ratifica la conversación que tuvimos hace pocos días durante su visita al Senado- que va a comenzar dos proyectos -uno por mil quinientos megavatios y otro por mil- para resolver problemas de servicio, a pesar de que ese país tiene petróleo.
En fin, el gran tema ahora es si se actúa o no se actúa.
Tenemos un diagnóstico compartido. Hemos escuchado las expresiones de autoridades, de analistas, de economistas. Hemos oído a la Reserva Federal hablar reiteradamente. Y los analistas dicen en Estados Unidos que la FED está preparando su retirada del mandato sobre la inflación, para enfocarse únicamente en liberar a ese país de una recesión. Y el mismo día que bajan 0,75 para llegar a la tasa de 2,25 el Presidente de Estados Unidos y el Presidente de la FED señalaron: "Se hará cualquier cosa para evitar la recesión". O sea, ahí se ve claramente el propósito del Banco Central y del Gobierno de realizar un cambio y enfrentar con una política de shock la crisis que afecta a esa nación.
Adicionalmente, el lunes se dijo en la prensa -aún no he tenido oportunidad de leer el discurso del Secretario del Tesoro- que Estados Unidos buscaba dar mayor poder a la Reserva Federal. Y sale un listado de las materias que ha analizado el Departamento del Tesoro. Se expresa que, en función de las últimas crisis, se tomarán medidas para ampliar muy fuertemente el mandato del Banco Central.
De otro lado, todos conocemos los volúmenes de recursos invertidos. Los Bancos Centrales de Inglaterra, de Suiza y de Canadá han inyectado cifras que superan los 400 a 500 mil millones de dólares.
La pregunta es: ¿podemos este año correr el riesgo de tener una tasa alta y seguir subiéndola para detener la inflación?
En el mercado internacional, y especialmente en Estados Unidos, están procediendo exactamente al revés.
Podríamos estar desacoplados el año 2008. Si ambos Bancos Centrales tuvieran razón y sus medidas fueran exitosas, podríamos estar desacoplados el 2009, pero al revés: nosotros subiendo la tasa, porque controlamos la inflación; ellos, evitando la recesión, van a controlar la inflación y comenzarían a subir las tasas. O sea, tendríamos desacople el año 2008 y el 2009.
Entonces, la situación es compleja. Hemos escuchado -y concuerdo con lo expresado por varios señores Senadores- a varios economistas que han llegado a decir: "Metamos ruido. Desalentemos a los especuladores. Hagamos una intervención cuantiosa, muy pragmática, con anuncios claros, incluyendo lo del encaje", etcétera.
Entonces, tenemos el diagnóstico. De lo que se trata ahora, en este momento, es de que las autoridades del Banco Central y del Ministerio de Hacienda cuenten con una batería de instrumentos. No hay una solución milagrosa, no existe "la acción" que pueda resolver el problema. Se requiere una batería de decisiones y de actitudes, para observar la realidad y enfrentarla.
Como decía muy bien hace pocos días un destacado productor, estamos en un país muy rico, pero con productores muy pobres.
Durante la última semana regional tuve oportunidad de recorrer toda la Décima Región. Me encontré con que, entre otros sectores, el de los productores de leche, que venía muy bien, hoy, a raíz de la sequía, está enfrentando dificultades cada vez más grandes.
En resumen -como dije-, vamos a trabajar en la Comisión de Hacienda para formular propuestas. El tipo de cambio es un elemento clave para la asignación de recursos, tal como lo son la tasa de interés o el balance fiscal.
Chile se ha definido como una economía exportadora, pero su mercado propio es pequeño. Y nuestro país fomenta el libre comercio entre las naciones.
Por lo tanto, el flujo de capitales financieros de corto plazo le hace mal a nuestra estrategia exportadora. Lo ocurrido con el tipo de cambio perjudica al sector real de la economía, sin beneficios claros para la estabilidad de precios.
Conclusión -lo mismo que señalé al comienzo-: el tipo de cambio está desacoplado del nivel de precios.
Hay a lo menos doce medidas. Y podríamos revisar las expresiones de los economistas tanto chilenos como extranjeros.
Se habla de temas a discutir, analizar y resolver, como se ha manifestado aquí: intervención masiva del Banco Central, sin anuncio previo, financiada con emisión de bonos en UF (bien hecho, sería un gran negocio); apertura de ventanilla de venta de opciones cambiarias por parte del Banco Central; posibilidad de que más actores paguen sus impuestos en dólares (entiendo que viene un proyecto sobre la materia); emisión de deuda fiscal en moneda local para ahorrar afuera todos los ingresos en dólares; posibilidad de que las Fuerzas Armadas, por ejemplo, prepaguen sus compromisos en moneda extranjera; acceso a los agricultores a financiamiento y a pago en dólares (hoy lo tienen las grandes compañías); posibilidad de que en la Operación Renta 2008 todos los contribuyentes paguen sus impuestos en dólares por una única vez; creación de un impuesto -podría ser una medida legislativa susceptible de análisis- a la entrada de moneda extranjera que vincule su monto con el plazo de ingreso (menos gravoso si el tiempo es mayor), variable en el tiempo, según diferenciales de las tasas de interés, comparando la doméstica con la internacional.
Creo que esta sesión es importante, porque, como se ha dicho aquí, grandes sectores -el de la agricultura y otros, como los exportadores no tradicionales- están atravesando un momento difícil.
No actuar significaría estar cambiando de alguna manera la matriz o estructura productiva del país.
Por lo tanto, si media un diagnóstico compartido -señores Senadores de todas las bancadas han expresado su opinión en la Sala y hemos escuchado hasta la saciedad a los economistas, de todos los sectores y de todas las visiones-, es preciso intervenir, adoptar las medidas necesarias y enfrentar la situación asumiendo que no será de corto plazo, porque la crisis subprime de Estados Unidos es muy grande.
Sobre esta última situación apareció una noticia muy impresionante: "En EE.UU. banca comercial clásica representa solo 1/5 del sistema financiero". Por eso hemos visto a la Fed salir a rescatar incluso a bancos de inversión.
Entonces, uno observa cómo se está actuando en todas partes. ¿Podemos hacer algo? ¿Tenemos que intervenir? Ello es indudable.
¿Hay una medida única que adoptar? No. Pero existe una batería de posibilidades.
¿Debe ser una tarea solo del Banco Central? No. El Instituto Emisor debe abordar lo relativo al tipo de cambio y otras acciones, y, al mismo tiempo, Hacienda debe jugar un rol mucho más activo en este caso.
Reitero, señor Presidente, que la Comisión de Hacienda trabajará en el asunto y formulará una propuesta muy concreta a la Sala en el curso de las próximas dos sesiones.
Pero aquí se trata no solo de enfrentar la cuestión, sino de una actitud: que los especuladores, el mercado internacional y el interno sientan que el Banco Central y el Ministerio de Hacienda, como sucede en todos los países, harán todo lo necesario para evitar que el daño provocado por la crisis aumente en el sector productivo.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Tiene la palabra la Honorable señora Alvear, por los dos minutos que restan al Comité Demócrata Cristiano.

La señora ALVEAR.- Señor Presidente, es evidente que en el escaso tiempo de que dispongo no haré un diagnóstico de la situación actual, que ya conocemos, pues aquí varios señores Senadores se han referido a ello.
Sin embargo, resulta importante destacar que el efecto final generado por el conjunto de hechos que estamos viviendo en el país se traduce, a la larga, en bajas tasas de crecimiento, en menor dinamismo. Y mi principal preocupación es la posibilidad de que siga aumentando el índice de desempleo.
En el plano agrícola, a la situación del dólar se debe sumar el problema de la sequía. Y, adicionalmente, enfrentamos dificultades energéticas. Sabemos que ha habido avances relevantes en estas materias, pero creemos que aún se puede hacer más.
La ciudadanía experimenta una sensación de la que debemos hacernos cargo, en el sentido de que estamos pasando por un momento difícil, hecho que, por lo demás, fue reafirmado por el propio Ministro de Hacienda en una intervención pública la semana pasada.
En consecuencia, responsablemente, y considerando que somos personas dedicadas al servicio público y que integramos el Senado, quiero ser muy clara: no podemos cruzarnos de brazos. Debemos ser audaces, capaces de tomar decisiones que pueden ser complejas. Existe un abanico de alternativas que ha señalado el Honorable señor Frei.
Deseo recordar que Ricardo Hausmann, ex economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, decía que no era coincidencia que Chile comenzara a perder su acelerado crecimiento económico justo cuando liberó por completo su tipo de cambio.
Señor Presidente, serán los expertos los que en definitiva tomen las decisiones adecuadas, pero, como dirigente política, quiero decir que se deben adoptar ya.
--(Aplausos en tribunas).

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Naranjo, por los ocho minutos restantes del Comité Socialista.

El señor NARANJO.- Señor Presidente, creo que, como pocas veces, en esta Corporación existe prácticamente unanimidad acerca de la situación que afecta al sector productivo. No es común ni habitual que se registre una opinión tan similar frente a un problema como el que nos ocupa.
Y lo digo porque no es la primera vez que se aborda el asunto en la Sala. En esta oportunidad, uno esperaría que quienes no desean escuchar ojalá lo hicieran; que quienes han tenido los oídos muy tapados en ocasiones anteriores percibieran esta vez que no solo se trata de una cuestión que están planteando los sectores productivos, sino también el mundo político, en toda su diversidad; y que la presente sesión no se transformara solamente en una serie de exposiciones muy profundas -hemos escuchado posiciones muy versadas, como la del Honorable señor Ominami- y en un juego meramente pedagógico y teórico.
Y sería deseable que se obtuviera un resultado práctico, porque los productores y los empresarios que nos acompañan hoy día desde las tribunas, al ver la unanimidad generada entre los distintos sectores políticos, pensarán -y con razón- que ahora sí se tomará en cuenta lo que exponemos.
Señor Presidente, represento a un sector agrícola, como muchos otros parlamentarios presentes. Y todos sabemos que la agricultura es la base de las economías en nuestras Regiones. Pero ya intuimos y "olfateamos" que las cifras de desempleo -como bien se indicó aquí- anuncian que la cosa viene mal en materia de trabajo.
Es cierto -debo reconocerlo- que los precios internacionales de determinados rubros agrícolas no han estado malos y nos han acompañado, porque si se hubieran encontrado en rangos normales la situación sería verdaderamente angustiante. Felizmente, hasta el momento la realidad es la descrita. ¿Hasta cuándo? No lo sé.
Lo anterior ha hecho que la intensidad de la crisis no se manifieste en diversas expresiones. Porque, respecto del sector agrícola, hicimos una opción, en general, como país. Recuerdo muy bien, cuando partí en un cargo parlamentario, haber escuchado al Ministro de Hacienda de la época, señor Alejandro Foxley, hablar de que no podíamos seguir haciendo las veces de un navegante solitario por el mundo, de que era necesario integrarse a la globalización y de que se requería bajar aranceles. Y muchos, en algún momento, aceptamos tal propuesta a regañadientes, no muy convencidos. Pero, al final, todas las fuerzas políticas se inclinaron por un modelo exportador. Y nos embarcamos en ello y estuvimos dispuestos a ceder posiciones y a firmar tratados de libre comercio con distintas zonas del mundo. Porque esa fue la alternativa escogida. Y resulta que ahora tal esquema se halla en una crisis.
Entonces, cabe preguntarse: ¿acaso perdimos el tiempo? ¿Todas las fuerzas políticas del país estaban tan equivocadas, hasta el punto de que muchos renunciamos a cosas en las que creíamos al acoger tal mecanismo?
¡A lo mejor, una institución como el Banco Central tiene otra opción de desarrollo para el país! ¡A lo mejor, ese organismo y sus consejeros pueden ofrecer una alternativa exportadora distinta de la que acordaron todas las fuerzas políticas! En tal caso, sería bueno conocer su opinión, porque tal vez podría convencernos de que nuestra decisión fue errónea.
Por mi parte, tengo la impresión de que no pudimos estar todos tan equivocados cuando hemos conocido los éxitos y logros del modelo exportador. ¡Ello lo hemos visto traducido en mejoras sustantivas en el nivel de vida de la población!
Por eso, señor Presidente, no logro entender el problema.
Y fui de aquellos -y reconozco mi pecado- que se convencían con los gráficos hasta cuando el dólar llegó a 600 pesos. Porque venían el Presidente del Banco Central y el Ministro de Hacienda a exhibir diversos indicadores. Mi conclusión era: "Claro, está bien". Pero si la divisa bajó a 550 pesos, y después, a menos de 500, ya esos gráficos no valen nada. Es decir, no traten de convencernos...
--(Aplausos en tribunas).
... con la argumentación: "Mire, si usted ve la perspectiva histórica del precio del dólar y deflacta aquí", etcétera.
¡Felizmente, no nos han acusado de ser gasfitters! ¡Felizmente, no ha salido nadie con el exabrupto: "¡Que se coman las vacas!"! Ojalá que no se le ocurra ese tipo de cosas a alguna de estas autoridades. Por fortuna, han sido moderados en el lenguaje.
Mas tenemos un sector agrícola con problemas de rentabilidad serios y donde comienza a registrarse una fuerte caída en el empleo; tenemos un sector agrícola con dificultades energéticas graves; tenemos un sector agrícola al que hoy le afecta la sequía; tenemos un sector agrícola al que le han subido los fertilizantes a precios desorbitados. ¿Y vamos a quedarnos de brazos cruzados, señor Presidente, con todo el impacto que ello provoca desde la Región Metropolitana al sur, donde la agricultura es la base y ha sido el soporte del modelo exportador?
¡Porque todos nos hemos jactado y enorgullecido diciendo, como muy bien se ha señalado aquí, que dejamos de ser monoexportadores!
Pero, con la visión que de repente uno percibe en algunas autoridades de Hacienda o con la tozudez -por decir lo menos-, la ceguera, la sordera del Banco Central, se va a destruir el modelo exportador y de desarrollo del país.
¿Y quién va a responder luego por 20 años de inversión? ¡Porque el Presidente del Banco Central y los consejeros después se van a ir!
Hemos dicho que el modelo exportador que diseñamos es la gran opción de Chile para dejar atrás el subdesarrollo. Y resulta que nos estamos farreando lo que hace algún tiempo nosotros mismos dijimos que era la gran palanca para salir de la pobreza y crecer hacia el siglo XXI.
¿Vamos a ser tan irresponsables todos?
Espero que esta no sea una sesión académica y que lo que aquí han señalado todas las fuerzas políticas, prácticamente al unísono, todas de acuerdo, en el sentido de que es preciso hacer algo sea escuchado alguna vez por los sordos y que alguna vez vean los ciegos que no quieren hacerlo.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Ruego a los asistentes en las tribunas abstenerse de hacer manifestaciones.
En el tiempo del Comité Renovación Nacional, tiene la palabra el Senador señor García, por trece minutos.

El señor GARCÍA.- Señor Presidente, esta sesión solicitada por el Honorable señor Romero es tremendamente útil, necesaria, y debemos tratar de que también sea oportuna. Porque la situación -como aquí se ha dicho- simplemente ya no da para más.
No podemos seguir pretendiendo que nuestros exportadores y sustituidores de importaciones compitan con un dólar que se deprecia día a día, mientras los costos internos suben.
En el mundo agrícola nadie se explica, por ejemplo, el hecho de que, a pesar de que ha bajado el precio del dólar, las semillas certificadas provenientes del extranjero y todos los insumos importados hayan subido en 100 y 200 por ciento. Cuando ese sector debiera haberse favorecido con la baja en el precio de la divisa, curiosamente ello no ocurre y debe enfrentar costos cada día más altos.
Pero la voluntad que se expresa en el Congreso tiene que manifestarse cuando vengan -esperamos todos que pronto- las medidas concretas, las cuales, en mi opinión, deben apuntar a disminuir los costos. Y cuando lo digo me refiero principalmente a reducir determinados impuestos, que no significan otra cosa que costos para los sectores productivos.
Aquí se hace mucha fuerza en responsabilizar al Banco Central. Creo que este puede actuar y que debe hacerlo para ayudar. Pero si no hay coordinación entre esa entidad y el Ministerio de Hacienda, créanme, señores Senadores, que no vamos a obtener buenos resultados. Porque el Instituto Emisor dispone de una sola herramienta para controlar la inflación: la tasa de interés. Y precisamente lo que no queremos es que ella siga aumentando, porque, en la medida en que lo hace, más grande es la diferencia con Estados Unidos y mayor el ingreso de dólares.
Aquí se propone, por ejemplo, que se aplique una suerte de encaje a los "capitales golondrina". Pero todos sabemos que, de acuerdo al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, eso no es posible; que Chile renunció a esa herramienta.
Por lo tanto, no necesariamente se puede llevar a cabo en su totalidad las recetas que aquí se dan.
Sí creo factible bajar el impuesto a los combustibles. Y ello, completamente, no en forma parcial, tímida, como lo ha hecho el Ministerio de Hacienda en las últimas semanas.
No se debe seguir subiendo el impuesto territorial o las contribuciones de bienes raíces, porque eso es solo costo para los productores agrícolas. Debemos terminar con el impuesto de timbres y estampillas por ser contrario al emprendimiento. Y algo muy importante es que tenemos que estar dispuestos a disminuir los tributos a la inversión.
Aquí se escucha muchas veces a numerosos parlamentarios decir: "Las empresas pagan poco impuesto, de modo que es preciso subirlo.". Y eso no es más que aumentar lo que grava a la inversión.
Por consiguiente, si queremos ser coherentes; si queremos que Chile mantenga su capacidad productiva; si queremos que el país conserve los mercados que tanto le ha costado conquistar, el Estado va a tener que ponerse fuerte por la vía de reducir los impuestos que hoy día constituyen costo, para que, de esa manera, podamos enfrentar la situación del dólar, que, dicho sea de paso, tampoco sabemos cuánto va a durar.
Se había señalado que el precio del cobre iba a ser cosa de unos meses. Después, que sería cuestión de un año. Ya llevamos dos años, siendo probable que completemos tres, y en realidad desconocemos por cuánto tiempo -producto del crecimiento de China, entre otras razones- el valor será cercano a 4 dólares la libra o superior.
Entonces, posiblemente vamos a tener un exceso de dólares durante un período más prolongado del que inicialmente consideraron los diferentes analistas. Y si eso va a ser así, deberemos prepararnos también para enfrentar por más tiempo el bajo precio de la divisa.
Creo que la forma más correcta de hacerlo es -repito- disminuyendo los costos. Y cuando hablo de ello estoy pensando justamente en los impuestos que afectan a la actividad productiva.
También considero que necesitamos tranquilidad en el sector laboral. Requerimos que las reglas del juego sean claras y se cumplan. Porque si permanentemente enfrentamos explosiones sociales y, por ejemplo, huelgas en los subcontratistas; si además dejamos de cumplir con las fechas de entrega de los contratos por paros en distintos sectores laborales, igualmente estamos destruyendo las bases de nuestro sistema de exportaciones y generando al país un enorme daño.
Lo decía muy bien el Honorable señor Frei: se plantea un debate en relación con la energía. Chile necesita aumentar su potencial energético del orden de 10 por ciento cada año. Es decir, en menos de diez años necesitamos duplicar nuestra capacidad de producción de energía, entre otras cosas para que esta -que ha subido tanto de precio y va a seguir subiendo- no continúe presionando las tarifas y los costos internos de nuestros productores.
Pero aquí todavía estamos en una discusión sobre si se construyen las centrales en Aisén o no. Nuestras carreteras se encuentran plagadas de unos letreros grandes, bonitos, bastante caros, que dicen: "No a las represas en Aisén".
Me pregunto quién paga esa propaganda, quién está invirtiendo para crear conciencia en la gente de que no se deben construir las represas en Aisén. ¿Es algún chileno? ¿Es algún extranjero? ¿Se ha investigado quién está detrás de dicha campaña?
Yo soy partidario de aprovechar los bienes que nos ha dado la naturaleza, con inteligencia, con sabiduría. ¡Nadie quiere destruir el medioambiente! Pero, ¡por Dios!, si disponemos en abundancia del recurso agua, no lo desaprovechemos y no encarezcamos artificialmente el valor de la electricidad y el de la energía, porque eso no significa actuar con inteligencia.
Termino, señor Presidente, expresando mi preocupación por este asunto. Con el Senador señor Espina representamos a la Región de La Araucanía, que se encuentra tremendamente empobrecida. Y lo mismo puede afirmar el Honorable señor Allamand respecto de una parte de la Región de Los Lagos.
Allí vive la mayoría de los campesinos de origen mapuche, quienes, obviamente, quieren que se haga realidad el legítimo derecho que les asiste a mejorar su calidad de vida. Sin embargo, si no nos ponemos de acuerdo nosotros -Gobierno y Parlamento, incluyendo además al Banco Central-, nos vamos a seguir dando vueltas en una discusión estéril. Y el tiempo ya se acabó, señor Presidente.
--(Aplausos en tribunas).

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- En los cuatro minutos que restan al Comité Renovación Nacional, tiene la palabra el Honorable señor Larraín.

El señor LARRAÍN.- Agradezco la deferencia de los colegas de Renovación Nacional.
Señor Presidente, dado el escaso tiempo con que cuento, deseo hacer, en realidad ya a modo de conclusiones, tres afirmaciones y luego una propuesta.
La primera afirmación que surge del debate -compartida por todos-, es que a raíz de la baja del precio del dólar se ha producido una crisis de proporciones en nuestra economía, simplemente porque el tipo de cambio es la señal que se ha dado al sector exportador, que es el que ha transformado la economía chilena en los últimos veinte años.
Lo que se está haciendo -dejar caer al sector exportador - implica terminar con esa transformación y la amenaza de volver a malos ciclos económicos, a la pobreza a que estábamos condenados hasta que se corrigió una antigua política.
La segunda afirmación, que emana también de lo que aquí se ha podido apreciar y de los análisis de numerosos economistas de distintas tendencias, es que existen alternativas para intervenir y que pueden modificar la situación que hoy está viviendo nuestra economía.
No es la indiferencia ni la pasividad la que va a permitir resolver el punto, sino la acción, la voluntad real de las autoridades responsables del área para revertir el ciclo actual.
La tercera afirmación es la siguiente.
Aquí hay dos actores responsables, que son los que tienen que demostrar al país que se puede hacer algo y asumir el compromiso que Chile entero les está gritando: el Banco Central y también el Ministro de Hacienda, el Ministerio de Hacienda en general.
Me parece que en ellos radica el asumir e interpretar el sentimiento general de dar soluciones técnicas a la crisis.
Resulta inaceptable que los personeros del Banco Central digan: "Sí, tal vez, algún día se pueda intervenir, cuando se den las condiciones". Porque eso se señaló cuando el dólar estaba a 520 pesos, cuando estaba a 480 y cuando estaba a 430.
¿Cuándo van a intervenir? ¿Cuándo van a hacer algo que no sea contemplar lo que ocurre? ¿Cuando se acabe el sector exportador en Chile?
Y el Ministerio de Hacienda también puede intervenir. Porque no estamos solamente ante el problema del tipo de cambio, sino también frente al de los factores que influyen en la competitividad de las empresas. Ambos elementos ayudan y es factible adoptar a su respecto varias de las medidas aquí mencionadas.
Lo que queremos saber es si en ellos hay voluntad o no para hacer algo. Porque estimamos que, hasta la fecha, ha habido nula voluntad. Al contrario, mantener la tasa de interés en el nivel en que se encuentra obviamente constituye un incentivo para que el dólar siga en una espiral descendente.
Por las razones expuestas, y considerando que hay consenso en que esta crisis económica afecta gravemente al sector exportador, en que existen diversas alternativas para enfrentarla, y en que los dos órganos señalados no la han asumido debidamente, sugiero que el Senado ejerza un rol protagónico y, como ya se planteó, encomiende a la Comisión de Hacienda o forme una Comisión especial que monitoree la situación, presione a los actores involucrados y represente los intereses de los chilenos y la opinión de los expertos y de los técnicos hasta que se encuentre una solución.
Pido a la Sala no conformarnos solo con el debate efectuado en esta sesión, sino que adoptemos un acuerdo mediante el cual, recogiendo las inquietudes de los chilenos, nos comprometamos a monitorear la crisis hasta que el Banco Central, el Ministerio de Hacienda y todos quienes corresponda adopten medidas y entreguen respuestas reales a la ciudadanía. No podemos, simplemente, desahogarnos a través de una mera discusión.
Sigamos, mantengámonos vigilantes y no descansemos hasta que se resuelva el problema.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).

El señor PROKURICA (Vicepresidente).- En el tiempo del Comité Independientes, tiene la palabra, hasta por siete minutos, el Honorable señor Zaldívar.

El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).- Señor Presidente, quiero partir haciendo mía la parte final de la intervención del Senador señor Larraín. Creo que es fundamental.
Aquí no estamos ante un problema del Gobierno o del Parlamento, ni de las fuerzas de la Oposición o de la Concertación, sino de todos los chilenos y del futuro de la nación. Por tanto, lo que cabe, lo que la gente espera, lo que el país necesita, es una respuesta completa, integral, política, a la crisis por la que se atraviesa y que debemos resolver.
Por eso, propongo que la Comisión de Hacienda del Senado -tal como plantearon los Honorables señores Frei y Romero- se constituya en un órgano ampliado, de carácter permanente, que se aboque a estudiar la situación y haga un seguimiento de ella escuchando a todos los actores, para entregar al Ejecutivo un informe con nuestras conclusiones, a fin de que, en definitiva, se adopten las medidas pertinentes.
Ese es el acuerdo que propongo.
En segundo lugar, hay algo que también me preocupa: la afirmación del Ministro de Hacienda, días atrás, en orden a que van a venir meses difíciles que complicarán el futuro crecimiento del país. Esperábamos que, junto con esa afirmación, indicara soluciones para impedir aquello. Y eso no se ha hecho.
Lo que más me inquieta es que la crisis era absolutamente previsible. Porque el bajo valor del dólar y el hecho de que el cobre llegara a los niveles de precio actuales nos deberían haber llevado a concluir que eso iba a tener repercusiones en los resultados económicos nacionales.
Lo mismo se puede decir respecto del precio del petróleo, con todo lo que ello significa para la economía interna y, por consiguiente, para la inflación, que ha aumentado bastante.
¿Por qué no se hizo nada al respecto? ¿Acaso las autoridades económicas del Gobierno no son competentes? ¡Son competentes! Cada una de ellas se encuentra revestida de títulos, doctorados y otros méritos que nos permiten asegurar que poseen toda la competencia académica para adoptar las prevenciones del caso.
¿Por qué no lo hicieron?
Además, hoy vemos que existe unanimidad, existe convergencia, tanto en los partidarios del Gobierno como en sus opositores, acerca de las medidas que se deben adoptar.
¿Qué los detiene, entonces?
El Senador señor Chadwick afirmó algo que es clave. ¿A quién le corresponde, quién es el rector del bien común? ¿Qué debe pasar para que esa exigencia, que tenemos quienes hemos sido elegidos para gobernar, se cumpla?
¡Yo no sé qué se espera! Porque la verdad es que, de seguir por el camino que vamos, las consecuencias para el país pueden ser realmente funestas.
Aquí no se trata de un experimento económico que pueda tener éxito o no, sino de la suerte del desarrollo de Chile, que implica a millones de personas. Y uno no entiende por qué no se adoptan las medidas.
Por eso, creo que la referida Comisión tiene que llenar un vacío.
Además, voy a decir lo siguiente, con toda responsabilidad. Había un acuerdo unánime ante un planteamiento del Senador señor Romero, para convocar a esta sesión. Lo sabía el Gobierno. Pero ayer, a última hora, el Ministro de Hacienda, quizás por razones justificadas desde su punto de vista, declinó venir. El asunto es que ahora, cuando se discute un tema relacionado con los intereses del país, él no está presente.
Por lo tanto, el Senado, la más alta Corporación que tiene la nación para expresarse, hoy no cuenta con la presencia del Ministro de Hacienda.
Yo lo lamento, porque creo que es grave para nuestra relación, pero sobre todo es grave para Chile, para los chilenos. Me alegra, sí, que esté el Presidente del Banco Central, pues entre todos vamos a tener que encontrar una solución.
Señor Presidente, cuando hace un tiempo algunos criticamos la forma en que se venía aplicando la política económica, fuimos descalificados. Por eso, me contenta que en esta oportunidad Senadores de la Concertación se sumen a lo que otros manifestamos antes. Ojalá que ahora no les ocurra lo mismo a ellos. Lo digo por Chile, por los chilenos, para que, de una vez por todas, aquí se sirva a los intereses superiores del país con la trascendencia que estos requieren.
Este no es un problema de los productores, no es un problema de más o menos empresas, no es solo un problema del desarrollo o de un modelo de desarrollo. Aquí está de por medio nuestro futuro. Y yo espero que el señor Ministro de Hacienda y todas las autoridades del Gobierno entiendan de verdad lo que hay que resolver y no haya escapismos para tomar resoluciones.
Esto no da para más, señor Presidente. Y las medidas tienen que ser adoptadas ahora, pues, de no ser así, las consecuencias serán realmente dramáticas.
Construir cuesta mucho; destruir no cuesta nada. Y creo que nuestro país no se merece tener que volver a levantarse sobre el esfuerzo de tantos sacrificios. Y esto, señor Presidente, debe entenderse de una vez por todas.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).

El señor PROKURICA (Vicepresidente).- De acuerdo a lo convenido en la reunión de Comités, tiene la palabra el señor Presidente del Banco Central, por 10 minutos.

El señor DE GREGORIO (Presidente del Banco Central).- Señor Presidente del Senado, señoras y señores Senadores:
Sin perjuicio de recoger las inquietudes aquí planteadas, a las que sin duda me voy a referir, quiero señalar que para esta ocasión preparamos un documento sobre la materia, el cual, por razones obvias, no voy a exponer. Entiendo que está siendo repartido; y, en todo caso, podrá ser consultado en nuestra página web.
Quiero, sí, abordar algunos puntos específicos del mencionado texto, pues tienen mucho que ver con las observaciones que aquí se han formulado.
Aunque está claro, parto por decir que la situación económica internacional es muy compleja. En Estados Unidos se desarrolla una crisis financiera de una profundidad y extensión que aún no conocemos, y con insospechadas ramificaciones al resto de la economía mundial. El escenario es altamente incierto y está plagado de riesgos.
En el ámbito interno también estamos enfrentando una coyuntura muy compleja desde el punto de vista macroeconómico. Vivimos un período que combina al mismo tiempo inflación alta, un tipo de cambio muy apreciado y un debilitamiento de la actividad económica. Y eso, sin duda, es preocupante.
Me sumo al consenso de que estamos frente a una situación bastante complicada, pero nuestro rol es tomar decisiones efectivas para salvar esas dificultades.
En este contexto, es evidente que hay muchos problemas en sectores específicos, y en particular en el sector exportador, cuyos precios en dólares no han subido. Muchos de los que se dedican a esa actividad han sufrido una merma significativa en sus ingresos.
Quiero comenzar hablando sobre la depreciación global del dólar, que es el primer punto que, en mi opinión, deberíamos tener presente para entender lo que está pasando.
La evolución reciente del peso es parte de una tendencia general de depreciación del dólar norteamericano, que se anticipaba como resultado de la corrección de desbalances globales insostenibles.
Si quieren ver el gráfico, este se halla en la página 3.
La de Estados Unidos parecía ser la realidad de un país emergente, por el exceso de gasto por sobre su producto. Y la manera en que eso se corrige es con una depreciación de su moneda -tal como a nosotros nos ocurrió en muchas oportunidades- y con una desaceleración de su economía.
Entonces, aquí hay un fenómeno global de depreciación del dólar.
Chile ha sido una de las naciones más afectadas y, a la vez, una de las que presentan mayor apreciación durante el año 2008. Si se toma una perspectiva más larga, se verá que, sin lugar a dudas, a todos los países les está ocurriendo algo similar. Y esto es muy importante, porque tal tendencia se encuentra presente en aquellos que han seguido variados cursos de política monetaria y han tomado diversas acciones en el mercado cambiario.
Nosotros hemos estado bastante atentos a lo que dicen los analistas; los leemos y los discutimos. Incluso, muchas veces les preguntamos sobre sus inquietudes y mantenemos conversaciones con algunos muy destacados.
Pero también somos seguidores de lo que hacen otras economías que enfrentan dificultades parecidas a las nuestras. Podemos decir que se han tomado numerosas acciones en materia de control de capital, en materia de intervención. En algunos casos han resultado, y en otros han sido bastante inefectivas.
¿Quiénes han logrado sortear el problema? Países muy ligados a Estados Unidos, como México, cuya economía está estrechamente vinculada con la norteamericana y cuya moneda se mueve muy cercana al dólar.
Las que se han depreciado son las economías que presentan serios problemas macroeconómicos o que se hallan fuera, financieramente, del resto del mundo. Esto, que también nos pasó a nosotros, es lo que les ha sucedido a países vecinos. En momentos en que no hay flujos de capitales, en que no hay integración, por supuesto se registran dificultades para crecer y desarrollarse.
Adicionalmente a lo que pasa con el movimiento global del dólar, nosotros debemos ver qué otros factores se hallan detrás de esto respecto de la economía chilena. Y ahí, por cierto, el primer candidato son los términos de intercambio.
Un primer elemento que uno tiene que considerar es la significativa alza en los términos de intercambio. Es decir, la razón entre los precios de lo que exportamos versus los precios de lo que importamos. En particular, Chile ha sido, entre los países no petroleros, uno de los que han obtenido más ganancias en términos de intercambio a nivel mundial, principalmente por el alza del precio del cobre. Y sabemos que esto significa una apreciación de su tipo de cambio real.
Los invito a mirar el cuadro de la página 7, donde se puede observar la evolución del tipo de cambio real desde el año 2003 hasta el 2007. Nosotros medimos el tipo de cambio real hasta la última cifra que tenemos, para no obviar lo acontecido en estos meses. Llegamos hasta febrero del 2008. Y tomamos la ganancia en términos de intercambio entre el 2003 y el 2007.
En esta muestra de países, Chile es el que aparece con más ganancias en términos de intercambio: más de 60 por ciento. No obstante, si bien su apreciación ha sido importante, no es de las mayores, como las que han alcanzado Noruega, Colombia, Canadá y otras naciones ubicadas en el gráfico a la izquierda de la situación chilena.
¿Qué indica eso? Que Chile ha tenido una ganancia en términos de intercambio, que ha tenido una apreciación real, y que sus políticas macroeconómicas -un tipo de cambio flexible y una regla que permite ahorrar los excesos por sobre niveles de largo plazo en fondos externos- han logrado mitigar en parte el fenómeno descrito.
Voy a pasar al tema de diferenciales de tasas y flujos de capitales, absolutamente central en toda la discusión que hemos tenido y que genera efectos.
El grueso de los países ha experimentado una ampliación de su diferencial con Estados Unidos, porque no son los países del resto del mundo quienes han movido su tasa, sino la FED, que agresivamente ha bajado la suya. Desde nuestro último informe de política monetaria, nosotros no hemos movido la tasa. La FED, en cambio, la ha bajado en dos puntos porcentuales.
La página 8 muestra nuestra historia de diferenciales de tasas de interés.
Da la impresión de que los cuatro puntos que tenemos hoy son una cosa nueva. Pero tuvimos diferenciales de más de cinco puntos y de dos dígitos durante la década de los 90. A uno no le llama la atención, entonces, que en ese contexto, de tan grandes diferenciales, se aplicaran controles de capital y hubiera una banda y una fuerte intervención cambiaria, porque esos diferenciales eran bastante difíciles de sostener.
En la actualidad, tenemos diferenciales que, sin duda, han fortalecido el peso, pero no son una cuestión inusitada, para nada, respecto de lo que ha sido nuestra historia económica.
Hemos estado tratando de coordinar con el Senador señor Frei una invitación al Banco Central. Y nos gustaría hablar y profundizar más acerca de temas como el flujo de capitales, porque son tremendamente complejos y poseen gran cantidad de aristas. Y se tendría que hacer más allá del tiempo destinado a esta sesión.
Lo primero que deseo citar son las entradas de capitales.
Si se observa el gráfico, se aprecia que Chile experimenta salidas cuantiosas de capital.
El nuestro no es un país que en el neto le estén especulando. Ello no significa que no haya movimientos especulativos.
Hemos comprobado en el último tiempo muchas salidas y entradas de capital. En el neto hay más salidas que entradas, porque tenemos un superávit en la cuenta corriente y porque el Fisco está ahorrando excedentes.
Pero el año pasado -esto es parte de una pregunta que formuló el Senador señor Ominami- hubo un aumento del endeudamiento externo del sector privado. Parte de él fue compensación en el sistema bancario por la salida al exterior de las AFP. ¿Qué ocurrió? Se ampliaron los límites. En agosto de 2007, las AFP salieron a invertir afuera. ¿Cómo se financia eso? Toman depósitos que tienen en el sistema bancario y los invierten en el extranjero. ¿Qué sucede como contrapartida? Los bancos pierden depósitos. ¿Y qué hicieron estos últimos para completar aquellos depósitos? Se endeudaron externamente. Si no lo hubieran hecho, habría habido una comprensión del crédito sustancial en la economía chilena, pues estábamos sacando una parte importante de fuente de financiamiento.
Este es uno de los elementos que quiero destacar. Hay otros que también explican el endeudamiento externo, como el aumento en los volúmenes de comercio. Porque buena parte de ese crédito es comercial. Podemos seguir y proveer muchos más antecedentes respecto de esto.
Un subproducto de la flotación cambiaria, que en Chile ha sido importante en el último tiempo, lo constituye el desarrollo de mercados de coberturas. Hoy se da un mercado muy profundo de coberturas cambiarias, lo que resulta positivo, porque les permite protegerse a muchos actores. Nosotros no somos quienes para decirles cuándo ni cómo hacerlo. Lo que proveemos es la infraestructura para que las empresas tomen sus mejores decisiones.
Sin embargo, también en esos mercados es factible especular. Allí entran tanto quienes quieren hacer cobertura como agentes que pueden estar tomando posiciones descubiertas. Y no hay manera de distinguirlos. Son posiciones descubiertas, porque desean especular generalmente al poseer percepciones distintas a las del mercado.
Lo importante es que los agentes locales -se aprecia en el gráfico- son quienes han estado cubriendo el riesgo cambiario a través de la venta de dólares y los agentes externos han estado en el neto comprando esos dólares. Entonces, tampoco es posible concluir de aquí que esas actividades son meramente especulativas y no que haya cobertura, como la que efectúan, por ejemplo, los inversionistas institucionales.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- ¿Desea más tiempo, señor De Gregorio?

El señor DE GREGORIO (Presidente del Banco Central).- Sí, señor Presidente.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Le damos todo el que necesite. Ojalá que en lo que resta nos entregue medidas concretas.
--(Aplausos en tribunas).

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- ¿Cuánto tiempo requiere?

El señor DE GREGORIO (Presidente del Banco Central).- Puedo terminar en diez minutos.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- ¿Habría acuerdo de la Sala para prorrogar la sesión hasta las 14:10?
Acordado.
Puede continuar, señor Presidente.

El señor DE GREGORIO (Presidente del Banco Central).- Con todo, nosotros hemos señalado que no descartamos que haya una sobrerreacción de mercado. Podemos hablar de los diferenciales de tasa de interés, de lo que está pasando con los términos de intercambio, de la depreciación del dólar en los mercados mundiales. Pero tampoco es posible descartar que haya sobrerreacción. Ello depende mucho del período que estemos tomando. En un principio sostuvimos que podemos explicar con fenómenos de corto plazo lo que sucede con los movimientos, con dos tercios más o menos de la apreciación más reciente del dólar, con la fortaleza del peso.
Sin embargo, en la coyuntura actual no conocemos el efecto de la depreciación del dólar sobre la inflación internacional futura. Lo planteó el Senador señor Naranjo: parte de la inflación internacional en los precios de algunos productos sin duda compensa lo del dólar. Pero ese es un movimiento de conjunto que está ocurriendo en la economía mundial. Y en la actual coyuntura no conocemos el efecto de la depreciación del dólar sobre la inflación internacional futura y el tipo de cambio real de los Estados Unidos en el largo plazo. Por tanto, todavía no sabemos con exactitud las presiones que van a provenir del dólar norteamericano sobre las monedas del resto del mundo.
No voy a detenerme en enfatizar las fortalezas tanto macroeconómicas como financieras de nuestra economía, que reportamos en el informe de estabilidad financiera presentado al Senado. Pero creo que también resulta importante destacar que, luego de una historia de crisis externas, agravadas en Chile por rigideces cambiarias, hoy hemos consolidado un régimen de flotación cambiaria, que no es de total libertad, pues el tipo de cambio se ve afectado con los movimientos de tasas de interés que el Banco Central va determinando. A esto me referiré más adelante.
En la actual coyuntura, no hemos descartado la intervención. De más está decir que estas cosas no se anuncian ni se señala tampoco cuál va a ser la regla exacta, porque ese es otro esquema de política cambiaria. Pero sin duda evaluamos de forma permanente tanto los costos como los beneficios y la efectividad de estas medidas, ya que no queremos tomar decisiones apresuradas que debiliten nuestro esquema de política macroeconómica.
Tampoco podemos olvidar que la tasa de inflación en Chile está elevada. De más está mencionar el costo que ello implica para los hogares chilenos. En los últimos meses, con el aumento habido en la canasta alimenticia y con el alza de la UF, que afecta a los endeudados en dicha unidad, nos hemos dado cuenta de lo costosa que resulta la inflación. Y no necesito abundar sobre el particular.
Efectivamente -lo hemos dicho en el informe de política monetaria-, tal como lo destacaba el Senador señor Ominami, nosotros no afectamos el precio del trigo o del petróleo con nuestras decisiones de política monetaria, pero sí la propagación de estos shocks al resto de la economía.
Y el gran riesgo que enfrentamos hoy radica en que, si cejamos en el esfuerzo de control inflacionario, las expectativas se nos desanclan, pierde credibilidad nuestra meta y terminaríamos con un proceso de espiral inflacionario, no como los que tuvimos hace muchos años, pero sí tremendamente costoso.
Y en eso quiero ser también muy enfático. Porque hemos vivido y hemos visto que muchas experiencias de descontrol inflacionario llevan a políticas monetarias mucho más agresivas. El ejemplo más gráfico lo constituye el de Estados Unidos en los años 70, que terminó con una tremenda recesión cuando su inflación llegó incluso a los dos dígitos. Quisieron controlarla. Y eso también tiene efectos mucho más severos y graves en la situación cambiaria.
Sabemos que hay riesgo. Cuando tomamos nuestra decisión de política monetaria, miramos el tipo de cambio y el nivel de actividad. Hemos expuesto en los últimos dos comunicados que las presiones desinflacionarias de la apreciación del peso han sido un factor que ha quitado presión sobre la política monetaria. Dicho de otra manera -esto también lo hemos mencionado en reiteradas ocasiones-, si el tipo de cambio no se encontrara en la situación actual, la tasa de interés probablemente sería mucho más alta. Y la primera intervención que considera un banco central es cómo afecta sus tasas de interés.
Insisto en que estos son los elementos que nosotros tomamos en cuenta para adoptar nuestra decisión de política monetaria.
Un ambiente de mayor debilidad económica en la actividad a la vez quita presión sobre las tasas. Esto se relaciona con un comentario que también se nos hacía. Entendemos que hay fenómenos que no controlamos, y lo hemos reportado en el informe de política monetaria. Pero damos un plazo para que nuestra proyección en dos años vuelva a la meta. No lo hacemos en un año ni en seis meses. Ello, porque sabemos que implica costos en términos de actividad -lo que tiene efecto financiero- y porque la idea es no sobrerreaccionar a shocks que se pueden deshacer solos en ese tiempo.
No obstante, hemos visto -el Senador señor Ominami lo destacaba- cambios en precios relativos altamente persistentes, severos y agudos en la economía mundial. Y probablemente debemos hacer ese ajuste. Seguramente el precio de los alimentos, por efecto de China y por muchos otros fenómenos, va a ser más alto. Lo que hemos de evitar -lo planteamos en nuestro lenguaje- son los efectos indeseados de segunda vuelta. Habrá propagación, habrá mayor aumento de precios. Por eso esperamos dos años. Pero queremos mantener ancladas la economía, nuestra credibilidad y la inflación.
Chile es una economía abierta y pequeña. Lo dije la semana pasada en una reunión de ASEXMA: no existe experiencia alguna en la que el desarrollo no se haya conseguido mediante una integración al mundo. Así, el comercio internacional, y en particular las exportaciones, son un motor de desarrollo. En los últimos días hemos sido insistentes en expresar nuestra preocupación por las dificultades que atraviesa el sector exportador, sus empresas y los miles de trabajadores que en ellas trabajan. Pero también lo hemos sido en manifestar nuestra preocupación por quienes sufren los efectos del aumento de la inflación.
El objetivo del Banco Central, consagrado en el artículo 3º de su ley orgánica constitucional, es velar por la estabilidad de precios y la estabilidad financiera. Pero la misma ley establece que todo esto lo debemos hacer en el marco de los lineamientos generales de los objetivos del Gobierno, que son el bienestar y el progreso de la ciudadanía.
El propósito del Instituto Emisor -que me honro en presidir- y del Consejo que lo dirige es dar un marco de estabilidad al desarrollo. Tiene como papel fundamental asegurar que nuestra economía pueda absorber, con los menores costos posibles, escenarios internacionales aún más adversos que el actual. Y seguiremos comprometidos en esa labor. Estamos ciertos de que las decisiones de política que vamos adoptando son coherentes con el progreso nacional.
Quiero dedicar algunos minutos a respuestas de ciertas preguntas que pudieron haber parecido incompletas.
Creo haber dicho que nosotros entendemos que hay una diferencia entre el nivel de precios y la inflación. Precisamente por eso tenemos una tasa de política monetaria menor que la inflación actual. Eso no significa que nuestra tasa de interés real sea negativa, como podrían decir quienes confunden IPC con inflación, porque estamos mirando cuál es la inflación futura. Y nuestra tasa de política monetaria, si hubiéramos estado mirando únicamente la inflación, sería bastante alta.
El Honorable señor Coloma y varios otros señores Senadores lo dijeron, pero quiero enfatizarlo: ¿qué más tiene que pasar para que el Banco Central intervenga? Consideramos muy relevante estar seguros de que existe un desalineamiento importante y de que la intervención será efectiva.
Hemos visto muchos países que solo han alimentado especulación con sus intervenciones. Por lo general, no me gusta realizar comentarios como analista y empezar a decir: "Miren a este país y a este otro". Es cosa de mirar en la región o a muchas otras naciones que, por una razón bastante justificada, efectúan intervenciones que resultan inefectivas y que pueden alentar la especulación.
Nosotros nos queremos reservar un trascendente instrumento de política. Pero no deseamos dejarlo en desuso por desprestigio.
El Honorable señor Gazmuri se refería a una política cambiaria contracíclica.
Lo que se tiene es una política monetaria contracíclica. Y cuando se ven estos tipos de tendencias, se actúa. Y quiero ser bien claro: de lo que dijimos en nuestro último informe de política monetaria, nos desviamos precisamente porque estábamos observando variaciones en el nivel de actividad y en el tipo de cambio. En nuestro último comunicado mantuvimos abierta la posibilidad de un alza en la tasa de interés. Pero, sin duda, si uno hubiera proyectado en diciembre lo que pasaría, y lo que nosotros dijimos en nuestro informe de política monetaria, sería una política más dura.
Quiero hacer un comentario -tal vez el Senador señor Frei lo expresó en forma muy gráfica- sobre lo ocurrido en Estados Unidos.
Tampoco se trata de que uno empiece a evaluar las medidas. Tengo mi opinión personal, pero no me corresponde decir qué están haciendo en esa nación. Sin embargo, uno ve sus argumentos y la razón de sus intervenciones.
Tanto los bancos centrales europeos como de manera muy importante la FED están proveyendo liquidez de manera masiva. Han cambiado lo que hacían en forma habitual: dar liquidez a bancos envueltos con depósitos. Y han ido a bancos de inversión y han fijado una agresiva baja tasa de interés. Ellos mismos lo manifestaron: tienen riesgos inflacionarios. Pero, ¿qué están haciendo? Evitan el riesgo de una crisis financiera mayor o, en sus propias palabras, de una disrupción del sistema de pagos que pueda provocar un colapso más grande en la economía de Estados Unidos.
Si nosotros viéramos que nos hallamos ante una situación de ese estilo en materia de estabilidad financiera, de colapso de la actividad, sin duda que tomaríamos medidas mucho más agresivas. Uno tiene que saber graduar sus decisiones de política económica al respecto.
Nosotros enfrentamos un período de debilitamiento; nuestro sector exportador está teniendo problemas. Hay complicaciones en el ámbito cambiario. Pero también debemos mantener el ancla inflacionaria, porque el riesgo es bastante importante.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Tiene la palabra la señora Subsecretaria de Hacienda.

La señora RECART (Ministra de Hacienda subrogante).- Señor Presidente, en realidad, asisto a esta sesión en calidad de Ministra de Hacienda subrogante, pues el titular se encuentra en viaje a Londres con la Presidenta de la República. Por lo tanto, doy excusas frente a lo planteado por el señor Presidente del Senado de por qué no se encuentra presente.
En primer término, quiero formular un planteamiento bien general.
En mi opinión, hay dos maneras de enfrentar un análisis serio de asuntos no solo económicos, sino de temas-país. Y quiero hacerlo con un elemento gráfico.
Una forma sería tomar una camioneta y meterse en la mitad del desierto durante la filmación de una película del Agente 007, salir en primera plana de un diario y por cinco minutos gozar de una pequeña fama efímera.
La otra -que, a mi juicio, representa al país que estamos construyendo- es una a través de la cual podemos dialogar, edificar y aportar a una nación en la que todos participamos. Y podemos tener conversaciones distintas y opiniones diversas sobre materias no sólo económicas, y con mucho respeto, con mucha altura de miras y con un comportamiento socialmente ético.
A raíz de esto último, recojo de modo muy favorable la opinión aquí entregada en el sentido de que sigamos discutiendo esta materia, que tiene profundidad y cuyo análisis necesita la realización de más sesiones especiales de la Comisión de Hacienda.
Creemos que se trata de una oportunidad valiosa para escuchar con más detención opiniones técnicas de diversos analistas que, por lo demás, tienen pareceres muy distintos respecto de la batería de medidas que se deben adoptar.
Señor Presidente, en época de turbulencia económica hay que tener cuidado, porque lo que uno haga puede producir un efecto insospechado.
En la actualidad, sabemos que el mundo enfrenta una coyuntura difícil; que el precio del petróleo está subiendo. Pero el Gobierno no se ha cruzado de brazos. Hemos enfrentado las distintas coyunturas presentadas con una batería de medidas de corto, mediano y largo plazo.
Para algunos, tales prevenciones resultarán insuficientes; para otros, quizás podríamos hacer más. ¡Discutamos! Estamos abiertos a escuchar.
En un ámbito de respeto, siempre estaremos disponibles a recibir sugerencias y opiniones en cuanto a lo que podemos hacer.
Ahora, en términos específicos de la razón por la cual nos citó el Honorable Senado, deseo decir que uno de los elementos fundamentales en cuanto a responsabilidad básica es tener una política fiscal no solo saludable, sino también responsable, transparente.
Considero que los Gobiernos de la Concertación -y este en particular- con creces han dado muestras de seguir profundizando en la línea de contar con políticas fiscales saludables, transparentes y sustentables.
Hoy día, por dar un ejemplo, la regla de superávit estructural o el ahorro de excedentes en el exterior constituyen muestras de la responsabilidad con la que hicimos frente al problema de la política fiscal. Nosotros no vamos a comprometer gastos que en el futuro no podamos mantener.
Y no solo la política fiscal debe ser responsable. Además, tiene que preocuparse de la competitividad del país.
En el escaso tiempo con que contamos daré algunas muestras de que muchas de las medidas sugeridas en esta sesión ya se están implementando o discutiendo en el ámbito del Parlamento.
En este momento se encuentra el ahorro de fondos en el extranjero; está también la emisión de la deuda en pesos, aprobada en el Presupuesto de este año. En la Cámara Baja se halla para el debate el pago de impuestos en dólares, que al parecer de algunos no afectará.
Tenemos cifras; las cuales demuestran que la nuestra constituye una medida en extremo importante, que va "a la vena" de un problema puntual y coyuntural de los exportadores.
Además, ese paquete de medidas permite no liquidar hoy dólares en el mercado nacional, y frena su liquidación en el mercado.
Por lo breve del tiempo, no quiero que esto parezca un resumen ejecutivo ni una presentación de gráfico, pero nuestra economía hoy se halla preparada para enfrentar las turbulencias internacionales. Está más preparada que nunca para hacer frente a períodos inestables en la coyuntura internacional. Hoy día tenemos acceso a más y mejores mercados, y contamos con un marco de estabilidad y de buenas políticas, implementadas desde el año 90 hasta la fecha.
Pero seguimos experimentando desafíos de largo plazo. Temas relacionados con la innovación, la educación, el acceso a mercados, la productividad siguen siendo desafíos. Y estamos trabajando en lograr acuerdos para continuar avanzando en esos planos.
Somos conscientes de que existen realidades distintas al interior de cada sector exportador. Y así como hay muchos sectores que en la actualidad gozan de buenos precios internacionales, que tienen acceso a nuevos mercados debido a nuestra creciente integración económica, que venden sus productos en divisas que no han sufrido grandes cambios con respecto al peso, sabemos también que hay sectores exportadores que se encuentran en una situación más compleja y más difícil.
A ellos el Gobierno no los ha dejado ni los dejará botados. Hemos implementado políticas públicas que van en su directo apoyo.
Señor Presidente, el tiempo que me queda se lo cedo al Ministro de Economía, don Hugo Lavados, y a la Ministra de Agricultura, doña Marigen Hornkohl.
Muchas gracias.

EL señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Tiene la palabra el señor Ministro de Economía por los tres minutos que restan.

El señor LARRAÍN.- ¡Déle más tiempo, señor Presidente!

EL señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Si le parece a la Sala, se le concederán más minutos.
Acordado.

El señor LAVADOS (Ministro de Economía, Fomento y Reconstrucción).- Gracias, señor Presidente.
En tres minutos, por cierto, no es posible hacer un desarrollo sobre el tema que nos ocupa. Por lo tanto, el disponer de más tiempo resulta mucho más útil.
Estamos absolutamente de acuerdo en que la situación actual es compleja y seria, y así ha sido señalado, por lo demás. Sin embargo, no participamos de la idea de que hoy día se esté enfrentando una crisis terminal del sector exportador. Hay matices y diferencias. En todo caso, debo decir que sí estamos muy ocupados en tomar medidas -y seguirán adoptándose- para apoyar fundamentalmente a los sectores y a las personas que se han visto más afectadas por una situación que -insisto- es muy compleja y seria.
Sin embargo, no podemos tomar medidas que sean contradictorias entre sí.
Se dice que es necesario tener una política fiscal más responsable y disminuir el gasto; pero por otra parte se habla de reducir impuestos. Si alguien nos explica cómo se puede hacer eso en forma simultánea, seríamos extremadamente felices de poder lograr¿

El señor COLOMA.- ¡Con los 20 mil millones¿!

El señor LAVADOS (Ministro de Economía, Fomento y Reconstrucción).- ¿la cuadratura del círculo.
En definitiva, lo que estamos haciendo es, básicamente, influir sobre los costos de las empresas que se hallan en una situación más desmedrada. Así, hemos bajado tributos, como el impuesto de timbres y estampillas, y generado incentivos a la inversión. Incluso se está discutiendo un proyecto que incrementa incentivos a la inversión en capital fijo hasta en 8 por ciento, sobre todo para las empresas de menor tamaño. Recientemente se aumentaron los recursos disponibles del FOGAPE y del FOGAIN, lo cual mejora de manera sustancial el acceso al crédito.
Estamos convencidos de que dichas medidas todavía no son suficientes. Y, desde ese punto de vista -tal como lo dijo la Ministra de Hacienda subrogante-, nos encontramos más que disponibles para participar y conversar en los debates de la Comisión de Hacienda del Honorable Senado, de modo tal de considerar en mejor forma las iniciativas y las propuestas, partiendo por profundizar en la real situación por la que atravesamos.
Respecto del sector agrícola, la Ministra del ramo se halla mejor preparada para dar a conocer cuál es la visión que existe desde el Gobierno en relación con dicho ámbito y las medidas que se están desarrollando.

EL señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Tiene la palabra la señora Ministra de Agricultura.

La señora HORNKOHL (Ministra de Agricultura).- Señor Presidente, en primer lugar, quiero decir que, por cierto, comparto profundamente muchas cosas que se han expresado acá, en particular el hecho de que si para el conjunto de la economía chilena el tipo de cambio es una variable importante, desde luego, es especialmente relevante para la agricultura, que no solo hoy día constituye un gran motor de desarrollo de nuestra economía, sino que también es, por excelencia, productora de bienes transables.
Sin embargo, debo reconocer que la agricultura en la actualidad se encuentra sometida a la situación que conocemos; pero tampoco se puede hablar de una crisis terminal.
Me parece importante -como aquí se ha expresado- atender a la lógica del bien común. Y en este sentido, debo señalar que hemos trabajado intensamente con los propios agricultores y con todos los organismos del caso, así como también con los parlamentarios, para poder abordar el desafío que se nos presenta. Este implica analizar diversos factores: las turbulencias internacionales, los aspectos climáticos, las iniciativas relacionadas fundamentalmente con la competitividad de este sector tan importante como es la agricultura en Chile, tanto a mediano como a largo plazo.
Eso nos obliga, entonces, a continuar trabajando para hacer de nuestro país una potencia alimentaria y evitar poner en riesgo algo que hemos obtenido en conjunto. Ello, focalizando tareas en torno a la pyme exportadora y, particularmente, a la agricultura familiar campesina.
En ese sentido, quiero enumerar la cantidad de acciones que se han implementado, que se están desarrollando y que seguiremos efectuando, gracias a los aportes que puedan surgir o que emanen del Parlamento, como asimismo al trabajo mancomunado con Hacienda.
Más allá de los 22 mil millones de pesos que ya están disponibles para la agricultura y para nuestro país, a objeto de enfrentar los factores climáticos, concretamente la sequía, quiero decir que en este minuto hemos tomado una decisión fundamental en torno a materias más bien estructurales de la agricultura relacionadas con el riego.
Sabemos muy bien que hoy día el presupuesto para el año 2008 implica una importante cantidad de recursos financieros destinados a la aplicación de la Ley de Riego (29 mil millones de pesos). Pero vamos a aumentar esa cifra a 40 mil millones de pesos, a fin de implementar totalmente aquella normativa.
Creo que esa es una buena noticia para Chile y quiero compartirla con ustedes.
Pero, al mismo tiempo, también sabemos que se requiere infraestructura para pensar el país a largo plazo. Y por esa razón decidimos duplicar los recursos para las medianas y pequeñas obras de riego que hoy día están disponibles en el presupuesto, agregando 5 mil millones de pesos adicionales.
Sin embargo, eso no es todo. El país también ya sabe que el 1º de febrero de este año se dio a conocer una gran cantidad de medidas precisamente en apoyo del sector exportador, en especial para el mundo de la agricultura.
Ellas son las siguientes: Imagen país de sectores claves, se destinan 15 millones de dólares para licitar en concursos públicos; Plataforma de inteligencia de mercado, se otorga una cantidad importante de millones de dólares para abrir nuevos caminos comerciales: exportación de alimentos a China, de vinos a Estados Unidos, de alimentos a Italia, Estados Unidos, Rusia y Europa; Apoyo a la contratación de mano de obra en el agro, se conceden más de 8 millones de dólares adicionales, creándose 9 mil puestos de trabajo; Ampliación de la cobertura de préstamos a exportadores, pequeños y medianos, se duplica el actual programa de cobertura de la CORFO; y se contempla una Nueva licitación del FOGAPE focalizada en exportadores, como lo acaba de expresar mi colega el Ministro de Economía, en fin.
Pero, además, quiero aprovechar esta tribuna, que a mi juicio es muy importante, para dar a conocer otra buena noticia.
Junto con el Ministro de Economía, nos estamos aprontando para anunciarlo en detalle, pero hoy día lo quiero adelantar. El Gobierno ha decidido destinar también importantes recursos para fortalecer la capacidad emprendedora de aquellos agricultores que están -por así decirlo- debajo de los instrumentos del INDAP y de los que se encuentran arriba de ellos. Es decir, quienes tienen más de doce hectáreas o que se encuentren en condiciones de desarrollo no productivo, sino más bien en situación agrícola de subsistencia.
Se destinarán cerca de 5 mil millones de pesos adicionales para utilizarlos en instrumentos nuevos, como créditos de enlace, programas de preinversión de riego, seguro agrícola, eficiencia energética, eficiencia hídrica, créditos a largo plazo, etcétera. Ello, a través de un trabajo mancomunado con la CORFO, el Ministerio de Economía y SERCOTEC.
Señor Presidente, también quiero hacer mención a otro tema que me parece importante, cual es fortalecer el trabajo y la política del sector agricultura mediante el Ministerio que dirijo y nuestros servicios a lo largo del país, con aquellas tareas que ustedes bien conocen, porque aprobaron el presupuesto para el presente año en esas líneas de trabajo: imagen-país; innovación, con los clusters de industrias de alimentos; en la productividad de la mano de obra, con levantamiento de competencias laborales, programa de profesionalización, estudios de competitividad por rubros, encadenamientos productivos, en fin.
Aunque quiero decirles que sabemos que esto no basta y seguiremos trabajando.
La Ministra que les habla ha estado recorriendo el país y los señores Senadores me han visto por todas partes. Y no solo enfrentando la coyuntura, sino también -por expresa instrucción de la Presidenta de la República- mirando el largo plazo.
Por eso, esperamos continuar dando a conocer nuevas medidas para la agricultura, porque ciertamente Chile lo requiere.
Por último, señor Presidente, no puedo dejar de hacer un comentario sobre las cifras entregadas con relación al desempleo en ese ámbito.
Sabemos muy bien que son diversas las variables que inciden en el análisis y la medición de la empleabilidad. Y la fuerza de trabajo es también un factor para medir empleo. Por lo tanto, cuando existe mayor fuerza de trabajo disponible, también podemos hablar de un mayor dinamismo en el sector económico.
Efectivamente, el que exista mayor fuerza de trabajo disponible implica más dinamismo en la agricultura. Y eso es evidente.
Pero quiero poner las cosas en su sitio, señor Presidente.
Ante todo, debo decir que de acuerdo con las cifras entregadas hace unos días, en el último trimestre si bien la economía, en su conjunto, disminuyó levemente la cantidad de empleos, el sector agrícola aumentó en 14 mil los puestos de trabajo disponibles¿

El señor COLOMA.- ¡Pero son empleos estacionales!

La señora HORNKOHL (Ministra de Agricultura).- No son solamente estacionales. ¡Hablo de la creación de 14 mil puestos de trabajo!
Yo creo que las informaciones hay que entregarlas bien y no hacer abuso de ellas.
Cuando analizamos la tasa de desempleo por Regiones, comprobamos que esta también ha disminuido con respecto al trimestre anterior. Particularmente en las Regiones Cuarta, Sexta y Séptima.
Y si miramos los datos del año pasado, señor Presidente, también observaremos lo mismo.
¿Cuántos puestos de trabajo se han creado en Regiones si lo comparamos con el mismo período del año anterior? Pues bien, estos 14 mil nuevos empleos se han distribuido justamente en la Sexta Región, con 2,3 por ciento; en la Séptima, con 10,43, y en la Octava, con 1,73.
¿Qué quiero decir con esto, señor Presidente?
Tomando con mucho respeto las palabras de quienes aquí se han expresado, pienso que este es un asunto de bien común y una preocupación de todo el país. Y en la medida en que analicemos los temas con claridad y trabajemos mancomunadamente, podremos proteger a nuestra agricultura de los vaivenes internacionales y también responderemos a la necesidad de hacer bien las cosas.

El señor COLOMA.- ¡Estamos muy bien¿! ¡Estamos salvajemente bien¿! ¡No hagamos nada más¿!

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Flores por los dos minutos que restan al Comité Independientes.

El señor FLORES.- Señor Presidente, he seguido con atención el debate. Y he sentido mucha frustración, sobre todo atendiendo las intervenciones de los representantes del Banco Central y del Gobierno. Porque no escuchan. Ellos vienen a dar sus razones y tienen todo el derecho a sustentar interpretaciones distintas. Pero no pueden ser tan frescos y no escuchar nada.
A mí me parece grave eso. Y coincido con lo que ha dicho el Senador señor Ominami.
--(Aplausos en tribunas).
Mi amiga la señora Ministra de Hacienda subrogante habla de diálogo. Yo no he escuchado un diálogo. Oigo "embolinar la perdiz". Y eso me frustra.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).


SOLICITUD DE MEDIDAS PARA SUPERACIÓN DE CRISIS VINCULADA A TIPO DE CAMBIO, CRECIMIENTO E INFLACIÓN.
PROYECTO DE ACUERDO

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- La Mesa somete a la consideración de la Sala el siguiente proyecto de acuerdo:
"Teniendo presente la unanimidad expresada por los Senadores presentes, se acuerda:
Constituir a la Comisión de Hacienda ampliada en sesión permanente para proponer y requerir tanto del Ejecutivo como del Banco Central, dentro de un plazo que no exceda del presente mes de abril, medidas concretas de política fiscal, tributaria y monetaria tendientes a superar la grave crisis por la que atraviesa el país en cuanto al dólar, al crecimiento y a la inflación".
Si le parece a la Sala, se dará por aprobado.
--Así se acuerda.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Longueira.

El señor LONGUEIRA.- Señor Presidente, estando a favor del proyecto de acuerdo que se ha presentado, creo que sería muy importante que las Comisiones de Hacienda y de Agricultura trabajaran unidas.
Por lo tanto, sugiero que ambas, en conjunto, propongan las medidas.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Se entiende que, cuando se habla de Comisión de Hacienda ampliada, así será. Por lo demás, la idea original planteada por el Honorable señor Frei, no solo involucra a los integrantes de dicho órgano técnico, sino a todos los Senadores.
Además, lo hacemos para que en la Comisión de Hacienda el Senador señor Frei pueda escuchar a quienes intervengan y se produzca el diálogo reclamado, entre otros, por el Honorable señor Flores.
Tiene la palabra el Senador señor Frei.

El señor FREI.- Señor Presidente, en la mañana de hoy se reunió la Comisión de Hacienda. El lunes 7, a partir de las 10, continuamos nuestro trabajo.
El próximo miércoles, de 10 a 12, tenemos una sesión dedicada exclusivamente al tema agrícola, donde está convocado también el Ministro de Hacienda.

El señor LONGUEIRA.- ¡No creo que pueda venir¿!

El señor FREI.- Ya habrá vuelto de Londres¿
El lunes 14, continuaremos con el análisis de esa materia.
Y en la medida que avanzamos vamos incorporando a las distintas Comisiones.
Por tanto, como Comisión de Hacienda, ya tenemos un plan de trabajo para todo el mes de abril.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- No nos cabe ninguna duda de que su labor la desarrolla con bastante experiencia.
Lo importante es que dentro del mes de abril tengamos este asunto resuelto desde nuestro punto de vista, para proponer y requerir las medidas que el país espera.
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El señor Ruiz-Esquide.- Pido la palabra, señor Presidente.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Puede hacer uso de ella, Su Señoría.

El señor RUIZ-ESQUIDE.- Señor Presidente, mi intervención no se relaciona con el asunto en discusión, sino con el procedimiento y las palabras que se dicen en la Sala.
Lo señalado hace unos minutos por un señor Senador que me precedió en el uso de la palabra es inadmisible en un Senado donde nos tratamos con respeto.
¡Venir a hablar de frescura...!
A quienes conocemos la historia de Chile y la parte de ese Senador, ¡eso sí nos parece una franca frescura!
Por su intermedio, yo le solicitaría que retire sus palabras o por lo menos que ellas sean borradas de la Versión Taquigráfica, porque me parece que no se condicen con el estilo que ha tenido esta Corporación hasta la fecha.
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El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Coloma.

El señor COLOMA.- Señor Presidente, me gustaría que quedara más clara la naturaleza de la Comisión que se formará.
Entiendo que debe ser presidida por el Presidente de la Comisión de Hacienda, el Honorable señor Frei.
Sin embargo, como se habla de ampliada, yo sugiero -pueden ser diez miembros, por ejemplo- que trabajen unidas las Comisiones de Hacienda y de Agricultura, bajo la presidencia del Senador señor Frei.
Eso es, a mi juicio, lo razonable y lo que nace del espíritu de lo que aquí se ha conversado.
Si no hubiere objeción, podríamos plantearlo en esos términos.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- ¿Habría acuerdo en aprobar la fórmula propuesta por el Honorable señor Coloma? Sin perjuicio de que cualquiera de nosotros pueda asistir.
--Así se acuerda.

El señor ZALDÍVAR, don Adolfo (Presidente).- Se levanta la sesión.
--Se levantó a las 14:13.
Manuel Ocaña
Vergara,
Jefe de la Redacción