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REGULACIÓN DE MATRIMONIO DE PAREJAS DEL MISMO SEXO EN IGUALDAD DE CONDICIONES. INFORME COMISIÓN MIXTA


La señora RINCÓN (Presidenta).- Conforme a lo acordado recién, corresponde tratar el informe de Comisión Mixta relativo al proyecto sobre matrimonio igualitario.
--A la tramitación legislativa de este proyecto (boletín 11.422-07) se puede acceder a través del vínculo ubicado en la parte superior de su título.
La señora RINCÓN (Presidenta).- Señor Presidente de la Comisión, tiene usted la palabra.


El señor ARAYA.- Gracias, Presidenta.
En mi calidad de Presidente de la Comisión Mixta constituida con arreglo al artículo 71 de la Carta Fundamental, encargada de proponer la forma y modo de resolver las divergencias suscitadas entre ambas Cámaras con ocasión de la tramitación del proyecto de ley que modifica diversos cuerpos legales para regular, en igualdad de condiciones, el matrimonio de parejas del mismo sexo (boletín N° 11.422-07), me corresponde informar brevemente acerca de este asunto.
Para el análisis de esta iniciativa, que, como se sabe, se originó en un mensaje de la ex Presidenta de la República señora Michelle Bachelet Jeria, la Comisión Mixta contó con la colaboración de la Ministra de Desarrollo Social y Familia, señora Karla Rubilar; la Subsecretaria de la Niñez, señora Blanquita Honorato; la Subsecretaria de Derechos Humanos, señora Lorena Recabarren, y el Jefe del Departamento de Análisis Normativo, señor Mario Bustos.
En sesión celebrada el 30 de noviembre de 2021, el Senado designó como integrantes de la Comisión Mixta a los miembros de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento. Por su parte, en sesión celebrada el 1 de diciembre de 2021, la Cámara de Diputados, esto es, la Cámara revisora, designó como miembros de la Comisión Mixta a los Diputados señora Catalina Pérez Salinas y señores Luciano Cruz-Coke Carvallo, Marcos Ilabaca Cerda, Andrés Longton Herrera y Enrique Van Rysselberghe Herrera.
La Comisión Mixta se constituyó el 6 de diciembre, con la asistencia de los Senadores señora Ebensperger y señores De Urresti, Galilea y Huenchumilla y los Diputados señora Pérez y señores Cruz-Coke, Ilabaca y Longton. En esa oportunidad, se eligió por unanimidad como Presidente al Senador Pedro Araya y se acordó que el reglamento por el cual se regiría sería el del Senado. En seguida, se abocó al cumplimiento de su cometido.
El Senado, mediante oficio N° 561/SEC/21, del 30 de noviembre de 2021, comunicó a la Cámara revisora haber aprobado las enmiendas que esta le introdujera al proyecto de ley de que se trata, con excepción de las recaídas en las siguientes disposiciones, que rechazó: los numerales 3, en lo relativo a la eliminación del inciso segundo del artículo 37 que propone; 17; 26, nuevo, y 36, nuevo, todos del artículo 1°; la letra b) del artículo 3° (que pasó a ser 2°); los numerales 2, 3 y 4, nuevos, del artículo 6° (que pasó a ser 5°), y el artículo 9°, nuevo.
El artículo 1° aprobado en el primer trámite constitucional por el Senado introduce diversas modificaciones en el Código Civil. En lo que respecta a los numerales de este artículo que fueron objeto de divergencia, cabe señalar lo siguiente:
-Mediante el numeral 3, el Senado, en primer trámite, propuso reemplazar el artículo 37, relativo a la determinación de la filiación respecto de los progenitores. La norma del Senado incluyó un inciso segundo, al tenor del cual la filiación de los hijos nunca podrá determinarse respecto de más de dos personas. La Cámara de Diputados eliminó este inciso.
Con motivo del análisis de esta divergencia, la mayoría de la Comisión Mixta estuvo por acoger la supresión que propuso la Cámara revisora.
-Mediante el numeral 17, el Senado agregó un nuevo inciso tercero al artículo 182, en virtud del cual, y tratándose de una pareja de mujeres, la filiación del hijo concebido mediante la aplicación de técnicas de reproducción humana asistida se determinará conforme a lo dispuesto en los artículos 183, 187 y 188 del Código Civil.
La Cámara revisora reemplazó este numeral e introdujo las siguientes modificaciones en el artículo 182:
a) Sustituyó su inciso primero para establecer que la filiación del hijo que nazca por la aplicación de técnicas de reproducción humana asistida quedará determinada respecto de las dos personas que se hayan sometido a ellas.
b) Incorporó un inciso tercero, nuevo, reemplazando el inciso tercero del Senado, de conformidad con el cual esta filiación también podrá ser determinada conforme lo disponen los artículos 183, 187 y 188 del Código Civil.
Con motivo del análisis de esta norma, la mayoría de la Comisión Mixta fue partidaria de acoger la disposición propuesta por la Cámara revisora, en lo que atañe a la letra a) que consulta y tal como fuera planteada por ella, y eliminar el inciso tercero.
-El numeral 26, nuevo, que la Cámara revisora introdujo en el artículo 225-2, que regula el régimen y ejercicio del cuidado personal, diversas enmiendas de adecuación e incorpora un inciso final para prescribir que en ningún caso el establecimiento del régimen y ejercicio del cuidado personal podrá fundarse en razón de la raza o etnia, la nacionalidad, la situación socioeconómica, la orientación sexual, la identidad o expresión de género, la filiación, la apariencia personal, la enfermedad o la discapacidad u otra categoría respecto de la cual la ley prohíba discriminar.
Con ocasión del estudio de esta controversia entre ambas Cámaras, y a partir de una propuesta parlamentaria, la mayoría de la Comisión Mixta se inclinó por acoger la norma de la Cámara revisora, pero modificando el texto del inciso final que propuso, a fin de precisar que en ningún caso el establecimiento del régimen del cuidado personal podrá fundarse en razón de la raza o etnia, la nacionalidad, la orientación sexual, la identidad o expresión de género, la apariencia personal o cualquier otra categoría que resulte discriminatoria. Esta fórmula normativa se consideró mucho más comprensiva.
-El numeral 36, nuevo, de la Cámara revisora deroga el numeral 7 del artículo 1792-27 del Código Civil, con arreglo al cual el régimen de participación en los gananciales termina por disolución del matrimonio en el caso previsto en el numeral 5° del artículo 42 de la Ley de Matrimonio Civil, esto es, sentencia firme que acoge la solicitud de rectificación de sexo y nombre por razón de identidad de género. La mayoría de la Comisión Mixta estuvo por rechazar esta enmienda.
El artículo 3°, que pasó a ser artículo 2°, que aprobó el Senado en el primer trámite constitucional modifica, mediante tres literales, el artículo primero de la ley N° 19.947, que establece la nueva Ley de Matrimonio Civil. Y la letra b) propuesta, que fue objeto de divergencia, suprime el numeral 4 del inciso segundo del artículo 54 de la ley N° 19.947.
La Cámara de Diputados, en segundo trámite constitucional, sustituyó el literal b) para derogar el número 5 del artículo 42, referido a la causal de término del matrimonio consistente en la sentencia firme que acoge la solicitud de rectificación de sexo y nombre por razón de identidad de género.
Con motivo del estudio de esta discrepancia entre ambas Cámaras, la unanimidad de la Comisión Mixta fue partidaria de conferir una nueva redacción al literal de que se trata, al tenor del cual se reemplaza el número 5 del artículo 42, quedando la causal referida al caso de la voluntad del cónyuge de la persona que ha obtenido la rectificación de la ley N° 21.120, en aplicación de lo dispuesto en el artículo 19 de dicho cuerpo legal.
Mediante el artículo 6°, que pasó a ser 5°, el Senado, en el primer trámite constitucional, reemplazó el inciso segundo del artículo 59 del Código del Trabajo, para establecer que el cónyuge pueda percibir hasta el 50 por ciento de la remuneración del otro cónyuge, declarado vicioso por el respectivo Juzgado de Letras del Trabajo.
La Cámara revisora incorporó tres nuevos numerales a este artículo:
Con el primer numeral modificó el artículo 195 para establecer, por una parte, que el derecho de las trabajadoras al descanso de maternidad también será aplicable a la madre no gestante del hijo en el caso de que se haya sometido a técnicas de reproducción humana asistida y de ello resultare el nacimiento, y, por otra, que en el caso de progenitores del mismo sexo el descanso regulado en el inciso primero lo gozará siempre el o la trabajadora gestante, mientras que el regulado en el inciso segundo corresponderá al otro progenitor.
Con el segundo numeral propuesto se modificó el artículo 197 bis, para precisar, entre otros aspectos, que, si ambos progenitores son trabajadores o trabajadoras de igual sexo o género, podrá gozar del permiso posnatal parental el padre o la madre no gestante.
Con el tercer numeral propuesto se modificó el artículo 201, de manera de acotar que el fuero maternal también será aplicable a la madre no gestante del hijo en el caso de que la madre gestante se haya sometido a técnicas de reproducción humana asistida y de ello resultare el nacimiento.
Durante el análisis de estas divergencias, la mayoría de la Comisión Mixta estuvo por conferir una nueva redacción a este artículo, que recoge la norma del Senado e incluye un artículo 207 ter, nuevo, para ser incorporado en el Código del Trabajo, configurado de manera de responder a una adecuada técnica legislativa.
El artículo 207 ter acordado precisa que los derechos que correspondan a la madre trabajadora referidos a la protección de la maternidad serán aplicables a la madre o persona gestante, con independencia de su sexo registral por identidad de género. A su vez, los derechos que se otorgan al padre también serán aplicables al progenitor no gestante.
Finalmente, en lo tocante al artículo 9, nuevo, de la Cámara revisora, que modifica la ley N° 21.120, sobre reconocimiento y protección al derecho a la identidad de género, hubo una propuesta parlamentaria destinada a conferirle una nueva redacción que recoge en lo sustancial lo aprobado por dicha Cámara. El Ejecutivo, en sintonía con esta propuesta, formuló una indicación para otorgarle el patrocinio y la correspondiente admisibilidad.
Lo más destacado de la propuesta se contiene en los artículos 18 y 19 sustitutivos que contempla.
El artículo 18 dispone que el tribunal que acoja la solicitud de rectificación de una persona con vínculo matrimonial vigente ordenará que la resolución judicial que acoge la solicitud sea notificada a su cónyuge.
Este caso se refiere al evento de que un menor de edad realice cambio de sexo registral y se encuentre casado. Asimismo, cuando se acoja una solicitud administrativa de rectificación de una persona con vínculo matrimonial vigente, el Servicio de Registro Civil e Identificación deberá informar de esta rectificación a su cónyuge.
La Cámara de Diputados propuso que en el caso de que solicitara el cambio de identidad de género una persona que se encuentre casada, este trámite pueda realizarse en forma administrativa directamente ante el Registro Civil.
La actual normativa contempla en estos casos que el procedimiento debe ser de carácter judicial.
La Comisión Mixta ratificó lo aprobado por la Cámara de Diputados en el sentido de que el cambio de sexo registral pueda realizarse en forma administrativa, debiendo el Registro Civil informar de esta situación al otro cónyuge.
Respecto al artículo 19, el cónyuge que no participe o no entregue su parecer favorable al cambio de sexo registral, cosa que no es requisito para proceder a ese cambio, tendrá derecho a que el Registro Civil le informe esta situación. Y en el plazo de seis meses podrá solicitar que se ponga término al matrimonio.
Se redacta en el artículo 19 un procedimiento judicial con el objeto de regular el término del matrimonio en base a esta causal.
En este sentido, el juez se pronunciará en la sentencia definitiva con el solo mérito de la solicitud, procediendo en el mismo acto a declarar terminado el matrimonio en virtud de la causal del número 5° del artículo 42 de la Ley de Matrimonio Civil nueva, que se está creando, y regulará sus efectos. En el evento de que existan hijos menores de edad, se procederá a regular la pensión de alimentos, el régimen de visitas, así como, si procede, la compensación económica.
Según la norma que se añade en virtud de esta causal de término del matrimonio, establecida en el numeral 5° del artículo 42 de la referida Ley de Matrimonio Civil, los comparecientes se entenderán para todo efecto legal como divorciados. Los efectos personales y patrimoniales derivados de la terminación del matrimonio regulados en la sentencia definitiva podrán ser impugnados de acuerdo al régimen de recursos aplicable a los asuntos contenciosos en materia de familia.
Resueltas las divergencias por ambas Cámaras, señor Presidente, la Comisión Mixta propone aprobar el texto, de forma tal que el proyecto de matrimonio igualitario pueda transformarse en ley.
Es cuanto puedo informar.
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- Muchas gracias, señor Senador.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- Antes de darle la palabra a la señora Ministra Karla Rubilar, que la estaba solicitando, pido la autorización para que ingrese el señor Subsecretario del Interior a la Sala.
¿Habría acuerdo?
El señor ARAYA.- No.
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- No hay acuerdo.
Señora Ministra, ¿usted estaba pidiendo la palabra o no?
¿No? Ya.
El señor HUENCHUMILLA.- Votemos.
Abra la votación.
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- También se solicita el acuerdo para que pueda ingresar a la Sala la Subsecretaria Recabarren.
--Así se acuerda.
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- Hay algunos Senadores que han pedido la palabra, pero ya teníamos el acuerdo de abrir la votación.
La señora EBENSPERGER.- Manteniendo los tiempos.
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- Para que vayan fundamentando su voto.
La señora EBENSPERGER.- Son diez minutos.
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- Manteniendo los tiempos, Senadora. Los tiempos son los mismos.
Son cinco minutos. Estamos en el informe de Comisión Mixta.
La señora EBENSPERGER.- Tiene razón.
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- Tengo anotada, entonces, a la Senadora Yasna Provoste.
La señora PROVOSTE.- Muchas gracias...
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- Perdón, y se abre la votación.
--(Durante la votación).


La señora PROVOSTE.- Muchas gracias, Presidente.
Quiero partir saludando con especial afecto a Isabel Amor y a Juan Enrique Pi, de Fundación Iguales, y a Rolando Jiménez, del Movilh, quienes han sido motores muy importantes para que esta iniciativa avance en el Parlamento y para que hoy finalmente todos tengamos la esperanza de que comience a ver la luz la construcción de una mejor sociedad.
Hace ya veinte años vinimos a reconocer la autonomía de la voluntad de personas adultas en el ejercicio de su sexualidad.
Nunca debiéramos olvidar que la penalización de la sodomía ha sido empleada por regímenes de fuerza, como los padecidos en Chile en distintos momentos de su evolución, para perseguir, torturar y matar a quienes pensaban distinto. No era muy distinto al estigma de la raza, de la religión, de la nacionalidad y de la creencia política.
Hace tan solo quince años reconocimos el derecho de las personas a terminar su matrimonio por acuerdo de los cónyuges o por causa imputable a uno de ellos.
Hace ocho años reconocimos la corresponsabilidad parental; esto es, la igualdad de derechos y responsabilidades de ambos padres en la crianza de sus hijos e hijas, lo que, por cierto, Presidente, también incorpora la necesidad de que los padres tengan siempre presente el derecho a mantener, cuando se separan, el ejercicio de la alimentación para sus hijos e hijas.
Hace tan solo seis años reconocimos y fijamos protecciones a las uniones efectivas, incluidas las parejas del mismo sexo, mediante el Acuerdo de Unión Civil. Esto significa que poseen titularidad de derechos sobre su patrimonio y reconocimiento público de su proyecto común.
Pero desde aquella última vez no avanzamos más hacia la igualdad de derechos. Todavía hoy los convivientes civiles no pueden ser cargas familiares; no pueden acceder a los servicios previsionales de las Fuerzas Armadas y de Carabineros; no pueden inscribirse ambos como padres o madres de sus hijos, y no pueden ejercer los derechos a la identidad, al cuidado personal, a alimentos, a protecciones previsionales y a garantías sucesorias.
Los convivientes civiles no pueden adoptar porque su idoneidad no puede ser evaluada: no son evaluables.
Quizá cuando la nueva Constitución consagre la plena dignidad de las personas, la igualdad de todas las familias, el valor de todos los proyectos personales, la autonomía de cada ser humano y su libertad para elegir la vida que quiere vivir, todo será más fácil de comprender y el actual ritmo del cambio social y legislativo encontrará su propia estabilidad.
Aparecerán otros horizontes de realización, como siempre ha ocurrido en las historias de las libertades, para vencer viejos prejuicios y también para vencer permanentes injusticias.
Pero esta es la hora de la igualdad y del matrimonio entre iguales en dignidad y derechos. Aunque esta Constitución no explicite derechos universales como el derecho a contraer matrimonio, no significa que ellos no existan.
Deberíamos asumir con convicción que cuando se reconoce el derecho a contraer matrimonio y a fundar una familia este reconocimiento vale para todas las personas sin distinción de sexo.
La Convención Americana, en virtud del principio de protección a la familia, reconoce el derecho al matrimonio sin discriminaciones, lo cual envuelve el deber del Estado de garantizar a las parejas constituidas por personas del mismo sexo igualdad y paridad de derechos respecto de las parejas heterosexuales.
Nos parece muy importante, señor Presidente, que aquí se reconozca -tal como lo dijimos en momentos en que discutíamos el proyecto de ley en su primer trámite- que esto forma parte de la perspectiva en materia de derechos humanos. Por lo tanto, así como en el día de ayer vimos que con tanta facilidad se hablaba de la calidad de la educación pero se ponían restricciones para garantizar que esta capacitación sea de calidad y sujeta a los estándares del CPEIP, hoy día queremos ver que aquellos que permanentemente tienen un discurso en materia de protección a los derechos humanos aprueben con entusiasmo esta iniciativa que responde a la expectativa de poner fin a la discriminación que sufren las familias formadas por parejas del mismo sexo.
Termino reconociendo y valorando el esfuerzo de instituciones como el Movilh y Fundación Iguales que... (se desactiva el micrófono por haberse agotado el tiempo y se vuelve a activar por indicación de la Mesa).
Muchas gracias, no esperaba algo distinto.
Decía que esas instituciones nos permiten en el día de hoy que Chile avance en terminar con situaciones que son odiosas y que no responden a un horizonte de mayor justicia, de mayor igualdad y de término de las discriminaciones. Así es que muchísimas gracias a quienes representan a estas instituciones, que han permitido que nuestro país avance decididamente en dejar atrás estas discriminaciones.
Voto, con entusiasmo, a favor, señor Presidente.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- Muchas gracias.
Yo sé que con esto de la pandemia y los aforos estamos desacostumbrados, pero les pido que no hagan manifestaciones cuando los colegas hablen a favor o en contra.
Senador Guillier, tiene la palabra.


El señor GUILLIER.- Muchas gracias, Presidente.
Como es de conocimiento de todos nosotros, el objetivo de este proyecto es modificar el Código Civil y otros cuerpos legales para permitir el matrimonio de parejas del mismo sexo y regular los derechos y obligaciones que adquieren quienes lo celebren.
Y dentro de sus objetivos específicos está el terminar con prejuicios y arbitrariedades que impiden a personas del mismo sexo adquirir el vínculo matrimonial; además, el reconocer a la familia en su amplia diversidad sin discriminaciones, propendiendo a su protección y fortalecimiento; y, finalmente, el dar cumplimiento a obligaciones internacionales del Estado de Chile surgidas con ocasión de sentencias dictadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Al respecto, quiero señalar, señor Presidente, que tengo la más profunda convicción de que el matrimonio es una institución social y jurídica en que el Estado reconoce el vínculo entre dos personas que han decidido libre y voluntariamente construir un plan de vida común y una familia. Donde hay amor, hay una familia, y eso debemos respetarlo.
Todas las personas aspiran a desarrollar relaciones afectivas plenas, cualquiera que sea su orientación sexual, y la familia es el espacio privilegiado para aquello.
La igual dignidad y derechos de todas las personas, independiente de su sexo, género u orientación sexual, y la libertad para definir sus propios planes de vida son derechos fundamentales que el Estado debe garantizar.
Señor Presidente, con la aprobación del matrimonio igualitario el país avanza en sus estándares civilizatorios y el Estado legitima a miles de familias, parejas e hijos que actualmente carecen del pleno reconocimiento civil y, por lo tanto, de la debida protección que el Estado tiene la obligación de darles.
Por último, quiero señalar que las enmiendas aprobadas por la Comisión Mixta han mejorado sustantivamente ciertos aspectos que estaban confusos en el diseño original del proyecto. Por esa razón, frente a esta decisión, voto a favor.
Creo que es un gran avance para la convivencia del país y para el pleno reconocimiento y dignidad de todas las chilenas y de todos los chilenos.
Muchas gracias, Presidente.
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- Muchas gracias, Senador Guillier.
Vamos a dejar con la palabra, para fundamentar su voto, a la Senadora Isabel Allende.


La señora ALLENDE.- Gracias, Presidente.
Creo que estamos llegando a un día en que podremos decir que seremos mejor como sociedad y como personas.
Por fin dejaremos atrás prejuicios, discriminaciones, agresiones, que realmente nos han dolido, que nos avergüenzan.
Creo que vamos a reconocer que existen diversos tipos de familia; que existen diversas opciones sexuales; que el ser humano tiene esa condición, esa capacidad de poder elegir -y debiera ser así- y garantizarle que pueda hacerlo libremente, sin temores, sin prejuicios, sin valores establecidos en que se ignora que efectivamente existe en nuestra sociedad esa diversidad.
¡Cuánto nos tardamos quienes en algún momento propulsamos y propusimos el divorcio con disolución de vínculo! Todavía recuerdo cómo se nos calificaba de "antifamilias". ¡Años de años! Finalmente, lo logramos recién el 2004.
¡Y cuánto dolor hemos tenido que ver!
Cómo se repiten hasta el día de hoy las agresiones; cómo se repiten hasta el día de hoy las descalificaciones, y cómo se impide que las personas puedan ejercer con libertad su verdadera opción y lograr lo que buscan, que es su felicidad, que es desarrollar ese amor, que es llevar sus sentimientos.
Y la Comisión Mixta ha hecho su trabajo -lo reconozco- con bastante rigor, para garantizar esos derechos de manera reglamentaria y considerando el punto de vista de lo que ocurre con permisos de toda índole, a fin de permitir a aquellos no gestantes que puedan efectivamente contar con las condiciones que se tienen en otras situaciones, en fin.
Cabe señalar que esto no sería posible si no hubiese sido por las movilizaciones. Particularmente, quiero reconocer al Movilh, a Rolando Jiménez; y por cierto a Iguales, a Isabel Amor y a muchas otras personas que por años han estado luchando y que nos han hecho ver con valentía la necesidad de este reconocimiento.
Porque el matrimonio es una de las instituciones más antiguas de la sociedad, y en nuestro Código se hablaba de un contrato solemne, solo que "entre un hombre y una mujer". ¿Y por qué? Porque se dejaba llevar por concepciones religiosas que no corresponden a un Estado laico, lo cual es enteramente respetable, pero en otro marco.
En una sociedad laica se puede realmente avanzar y separar aquellas concepciones religiosas con las que tenemos que mirar hacia el conjunto de la sociedad. Porque, además, ese tipo de valores lamentablemente, creo yo, a veces ha fomentado justamente homofobia, transfobia y ataques como los que incluso vemos hasta el día de hoy. Y a Daniel Zamudio no lo podemos olvidar.
Creo que esto nos hace bien como país. Hoy día estaríamos sumándonos, de aprobarse este proyecto, como creo que va a ser, a los 24 países -será el número 25- que ya contemplan a nivel mundial este reconocimiento del matrimonio igualitario, y a 6 de América Latina. Por fin podremos estar junto con Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia y otros más.
Además, deseo destacar que en la encuesta que apareció se decía que 4 de cada 5 parejas homosexuales desean contraer matrimonio en el caso de aprobarse la presente iniciativa de ley.
Algo nos está diciendo esta necesidad de solemnizar una relación, un afecto, un amor, un sentimiento que se tiene.
Y por eso, Presidente, sin extenderme respecto de lo que se hizo en la Cámara, sí quiero decir que claramente mejoraron muchos aspectos del proyecto. Por ejemplo, las normas de filiación de padre y madre del mismo sexo, regulando las posibilidades de que se utilicen las técnicas de reproducción asistida, donde la filiación se determinará por las reglas generales, como el reconocimiento o la inscripción en el Registro Civil.
Esto creo que es importante.
También, en cuanto al término del matrimonio, se estableció una causal que se configura cuando uno de los cónyuges rectifica el sexo y nombre; pero se aclaró que el mismo solo puede ser requerido por el cónyuge que no ha efectuado el cambio.
En cuanto al posnatal y el fuero, la Cámara pudo introducir modificaciones para reconocer estos derechos para las madres no gestantes, etcétera, etcétera.
No hay más tiempo.
Solo quiero terminar diciendo que gracias a la persistente y valiente lucha que nos hizo cambiar culturalmente, podemos decir que hoy día esta sociedad es mucho más abierta, más tolerante, más inclusiva. Esto nos hace mejor como personas y nos va a hacer mejor como país.
Voto a favor, Presidente. Creo que es muy importante y va a ser un verdadero hito histórico lo que vamos a aprobar el día de hoy.
Muchas gracias.
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- Muchas gracias.
Se agradece también a quienes están en las tribunas que se manifiesten sin prorrumpir en aplausos.
Senadora Ximena Órdenes, tiene la palabra para fundamentar su voto.


La señora ÓRDENES.- Muchas gracias, Presidente.
El primer proyecto sobre matrimonio igualitario fue presentado el 2008, por un grupo de parlamentarios progresistas, que simplemente no se tramitó y fue archivado poco tiempo después. El mismo año, la profesora Sandra Pavez perdió en la Corte Suprema un recurso de protección y fue condenada a dejar de hacer clases de religión, después de veintiún años de destacada trayectoria profesional, solo por el hecho de ser lesbiana.
Otros proyectos se presentaron poco tiempo después, todos sin éxito. Hasta que el 2017, tras haberlo comprometido en su programa de Gobierno y luego del Acuerdo de Solución Amistosa suscrito ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por primera vez una Presidenta de la República ingresó un mensaje sobre matrimonio igualitario, el mismo que estamos votando hoy y que hace pocos meses recibió urgencia por parte del actual Presidente.
Todo esto muestra cómo ha evolucionado la sociedad chilena, mientras el mundo también avanza hacia el reconocimiento de la diversidad de las familias y la protección de los derechos fundamentales de todas las personas.
Los primeros en consagrar el matrimonio igualitario fueron los Países Bajos el año 2000, dando inicio a un siglo XXI en donde esta demanda por igualdad y respeto se fue expandiendo por otros continentes. Nueva Zelandia, Alemania, Dinamarca, Sudáfrica, Taiwán, Canadá, Colombia, Uruguay, Argentina y Costa Rica, son solo algunos de entre más de treinta países que le han dicho "sí" al amor sin exclusiones.
Lamentablemente, aún existen grupos que no comprenden estos avances civilizatorios y liderazgos que piensan que no son homofóbicos solo porque pueden compartir espacios con personas homosexuales, aunque sigan defendiendo la discriminación de sus uniones ante el Estado y la imposibilidad de formar una familia. Mientras Chile avanza, la ultraderecha ha logrado hacer crecer su discurso basado en el miedo a lo distinto y su candidato estará en la papeleta de la segunda vuelta presidencial. Es una paradoja de la historia que espero se resuelva a favor de la democracia y la inclusión, pero que nos obliga a actuar con mayor celeridad para garantizar el matrimonio igualitario en la ley.
En Chile, cada avance ha costado demasiado. Todas las leyes que han modificado la institución matrimonial han contado con una fuerte y sostenida oposición, cuyos argumentos terminan desvaneciéndose al mirarlos en retrospectiva. Así fue con las leyes que ampliaron los regímenes patrimoniales; con la ley que puso fin a la discriminación entre hijos legítimos e ilegítimos; con la Ley de Matrimonio Civil, que permitió el divorcio; con la corresponsabilidad parental, y con el Acuerdo de Unión Civil, entre otras reformas que demuestran, tal como lo plantea el profesor Mauricio Tapia, que el matrimonio ha tenido constantes modificaciones a lo largo del tiempo, porque las leyes civiles están hechas para las personas y no las personas para las leyes civiles.
Las chilenas y los chilenos ya decidieron, y están a favor del matrimonio igualitario. Hace pocos días conocimos otra cifra: una encuesta del Movilh, donde un 82,8 por ciento de las parejas del mismo sexo esperan casarse en caso de aprobarse esta ley. ¿Cómo no va a ser maravilloso saber que estamos a un paso de aprobar una legislación que hará que miles de parejas se comprometan en un proyecto de vida conjunto basado en el amor, para convertirse en "algo más grande de lo que eran", como dijo un histórico fallo del año 2015 de la Corte Suprema de Estados Unidos?
¡Por eso afirmo que este es un proyecto completamente profamilia, proderechos y prodignidad!
Además de modificar los anquilosados términos de "marido y mujer" por "cónyuges", esta iniciativa establece que los progenitores pueden ser un padre y una madre, dos padres o dos madres. Dicho cambio hace compatible el actual sistema de filiación con los matrimonios de parejas del mismo sexo, permitiendo que muchas más personas se conviertan formalmente en padres y madres, ya sea a través de un acto jurídico de reconocimiento o de técnicas de reproducción humana asistida.
Quiero valorar el trabajo incansable de agrupaciones como el Movilh y la Fundación Iguales; quiero saludar a Enrique, a Isabel, a Rolando, que nos acompañan hoy día, pero también reconocer a muchas otras organizaciones regionales y locales que han alzado la voz por los derechos de todas y todos. También a quienes por distintas razones no pudieron hacerlo, pues la discriminación es algo que no se vive solo desde lo discursivo, sino que genera agresiones y crímenes que ninguna sociedad puede tolerar, además de frustraciones que llevan, por ejemplo, a incrementar notoriamente intentos de suicidio entre jóvenes LGBTI.
¡Cuán lejos estamos de ese Chile del 2008 en que pocos se atrevían a legislar al respecto y los proyectos de matrimonio igualitario se escondían! Hoy tenemos una Convención Constitucional donde muchos de sus miembros asumen sin complejos su identidad y su orientación, algo impensado en la democracia de antaño. Hoy estamos ad portas de garantizar la igualdad de derechos para todas las personas, sin discriminación.
Por todos los que no están y por todos los que crecerán en un país que los respeta y los protege, voto a favor del amor y de la dignidad.
He dicho, Presidente.
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- Muchas gracias, Senadora Órdenes.
Vamos a dejar con la palabra a la Senadora Luz Ebensperger.


La señora EBENSPERGER.- Gracias, Presidente.
Se ha dicho siempre que el matrimonio es una institución que regula relaciones patrimoniales, no afectos. El derecho no puede influir en las relaciones amorosas; no existe ahí un fin en sí mismo. Porque cuando nuestro Código Civil regula el matrimonio lo hace no para regular -insisto- una relación de amor, sino que las relaciones y las consecuencias patrimoniales que nacen a partir de esa unión, que además pueden generar conflictos; por eso, debe intervenir para resolverlos.
Así lo decía el profesor Hernán Corral, quien señalaba lo siguiente: "Si entendemos el matrimonio únicamente como una relación de amor, una unión afectiva, un proyecto de vida en común entre dos personas, entonces es evidente que si se niega el estatuto matrimonial a las parejas conformadas por personas del mismo sexo, se estará discriminando; es decir, estableciendo una barrera de entrada que no se justifica por el propósito y objeto de la institución. En cambio, si concebimos el matrimonio como una relación amorosa y afectiva, pero que se especifica por su orientación a la procreación, a la crianza y educación de los hijos que se generen de la unión, entonces las reglas de acceso a la institución son justas y razonables si tienen en cuenta tal propósito, y quienes no las cumplan no pueden considerarse discriminados".
Presidente, hemos dicho desde un comienzo que creemos que puede haber distintas familias, y que dos personas del mismo sexo tienen todo el derecho a conformarla. Por eso que años atrás, y así lo demuestra la historia fidedigna de la ley, se legisló el Acuerdo de Unión Civil, que entregaba una solución y un reconocimiento institucional, civil y jurídico a estas familias.
Desde mi punto de vista, ¿cuál es el mayor problema en este proyecto de ley? Que se están confrontando dos derechos que no se han podido compatibilizar. Por un lado, el derecho de personas del mismo sexo a querer contraer matrimonio, y por el otro, que en todo lo que se regule se respete el interés superior de los niños.
Y vemos cómo en esta iniciativa se ha legislado priorizando reiterada y abiertamente en favor del derecho de estas personas a contraer matrimonio por sobre el interés superior del niño, consagrado no solamente en nuestra Constitución, sino además en la Convención sobre los Derechos del Niño. Y asimismo, el derecho de los niños a conocer, el día de mañana, a sus padres biológicos.
Cuando vimos por primera vez este asunto en la Comisión, se retiraron todas aquellas indicaciones que avanzaban en el tema filiativo, precisamente porque se había señalado que se requería legislar con mayor profundidad, y el proyecto solo avanzaba en permitir el matrimonio. Pero vemos cómo hoy día se ha transgredido abiertamente este principio al cambiar, primero, el concepto de "padres" por "progenitores", y eliminar, ahora, el concepto de "padres" al declarar que un niño puede tener más de dos padres y más de dos madres, sin que se hayan resuelto las cuestiones relacionadas con derechos de alimento, derechos de visita, derechos hereditarios, en fin.
No tengo dudas de que este proyecto se va a aprobar, pero de aquí a menos de seis meses tendremos que legislar de nuevo, pues se tramitó el asunto muy apresuradamente.
Las instituciones que están a favor del matrimonio igualitario señalaban que el proyecto lleva cuatro años acá, en el Congreso. Es efectivo, pero si ahora lo vemos es solo con el ánimo de dar un checklist y para cumplirles a quienes se manifiestan a favor de la iniciativa, pero sin pensar en todas las consecuencias que va a traer para los niños en todas aquellas materias que no quedan resueltas o, mejor dicho, que quedan mal resueltas, porque no respetan sus derechos.
Me da un minuto y termino, Presidente.
Como lo dije en la Comisión Mixta... (se desactiva el micrófono por haberse agotado el tiempo).
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- Un minuto.
La señora EBENSPERGER.- Como lo dije en la Comisión Mixta, Presidente, no basta con enarbolar principios, como el interés superior del niño, si cuando corresponde legislar se supedita ese interés a los deseos de los adultos, como ocurre precisamente en este caso.
Y lamento profundamente que aquello suceda bajo los auspicios de un Gobierno del cual soy partidaria y que muchas veces ha declarado que tiene una especial preocupación por la infancia, cosa que no ha demostrado, sino que, por el contrario, ha puesto en segundo lugar en este proyecto.
Voto en contra del informe de la Comisión Mixta.
Gracias.
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- Muchas gracias, Senadora Ebensperger.
Tiene la palabra el Senador Guido Girardi, para fundamentar el voto.


El señor GIRARDI.- Presidente, estamos bien adentrados en el siglo XXI. La humanidad ha tenido un largo recorrido y es muy tardío que estemos restituyendo derechos humanos. Todavía se producen diversas violaciones flagrantes a los derechos humanos en el mundo: políticas, ideológicas, religiosas; y las vemos.
Pero yo diría que hay dos ámbitos que son la base de la violación a los derechos humanos, que lamentablemente son invisibles o han sido invisibilizadas: la violación de los derechos humanos de las mujeres, en general. Y quiero recordar que por las mismas razones por las que hoy día se cuestiona el matrimonio igualitario, las mujeres recién obtuvieron el derecho a voto en Chile y en el mundo en la década de los 40, de los 50 del siglo pasado. Y que tuvieran la posibilidad de estudiar en universidades, colegios y que pudieran optar a espacios de representación pública se dio tardíamente a nivel mundial. De hecho, la primera Senadora en Chile es casi un hito, así como la primera mujer que se recibió de la universidad. Yo diría que lo que está detrás de ambos casos es la misma concepción.
Hay una manera, una forma, una interpretación que tienen los sectores conservadores que me parece totalmente errónea y que constituye la base de un modelo de convivencia que permite la discriminación. ¿Por qué ocurre esto? Porque finalmente lo que se intenta imponer es cierta visión valórica a nombre de la cual se está dispuesto a rebajar los derechos y a, en cierta manera, negar derechos civiles al resto de las personas. Lo mismo que le ocurre a la población homosexual le ocurre, por ejemplo, a la mujer embarazada, quien por ese solo hecho para algunos sectores conservadores pierde sus derechos civiles y su derecho a decidir.
Para los sectores conservadores, los seres humanos no poseen el mismo estatus, ni la misma dignidad, sino solo en la medida en que adopten visiones o principios valóricos y éticos que sean los mismos que ellos sustentan. Y si no comparten dichos valores, esas personas pierden sus derechos civiles, así como la mujer embarazada pierde su derecho a decidir si quiere ser madre.
Entonces, si las personas son homosexuales pierden sus derechos civiles y, por lo tanto, son infrapersonas. No se les reconoce su dignidad como persona si son homosexuales, por lo que no pueden decidir respecto a cuestiones fundamentales, por ejemplo, si se quieren casar o no. Es un tema de la propia vida, de la dignidad de los individuos el poder decidir aspectos sustanciales de su vida: quién va a ser su pareja; si será del mismo sexo o no; si se quiere casar o no.
Hay una concepción que me parece de las más preocupantes: la de rebajar el estatus de dignidad y el no reconocer al legítimo otro como un ser humano con plenos derechos.
Me tocó convivir con muchas de las organizaciones que hoy están aquí: Movilh, Acciongay e Iguales.
Yo tuve la ocurrencia el año 1995 de decir que los homosexuales tenían derecho a casarse y a adoptar hijos. Y se desarrolló una verdadera tempestad, que yo llamaría un verdadero bullying, en ese tiempo. Y quiero, en cierta manera, felicitarme porque la sociedad chilena ha avanzado. Aunque no ha avanzado toda la sociedad, pues aún existen sectores que siguen pensando que ellos tienen una supremacía moral y que en nombre de esa supremacía moral pueden discriminar.
Pero ¿por qué es tan grave esto? Porque se establece un modelo de convivencia. Cuando líderes conservadores dijeron tantas veces que los homosexuales eran aberrantes, enfermos, patológicos, psicópatas, generaron un modelo de convivencia que permitió que después en la calle se asesinara a Daniel Zamudio, o que se atentara contra Karen Atala, o que se persiguiera o se discriminara. Hay personajes -para mí, maravillosos- que se suicidaron, como Turing, el inventor de la inteligencia artificial y la computación, quien permitió la derrota de los nazis al crear un computador que descifró sus claves.
Tantos seres humanos han sido violados y violentados en sus derechos. Y yo espero que haya conciencia en este Senado de que eso tiene que terminar, que no puede seguir existiendo violación impune a los derechos humanos.
Le pido un minuto, Presidenta.
La señora RINCÓN (Presidenta).- Puede continuar.
El señor GIRARDI.- Y por eso creo que este es un momento trascendental.
Este cambio ha sido tan duro que cuando se presentó el primer proyecto de ley que firmamos, creo que en el año 2008 -como se señalaba acá-, el Senador Navarro, que es una persona valiente, tuvo que retirar su firma porque en la circunscripción del Biobío lo amenazaban con que no iba a poder entrar nunca más a las iglesias.
Y quiero hacer un llamado a las iglesias.
Creo que hay una contraposición, una inconsistencia entre lo que las iglesias profesan: la hermandad, la igualdad, la necesidad de pertenencia a un mundo con visiones comunes compartidas, y que ellas mismas sean un actor de discriminación en esta materia. Para mí es incomprensible, ¡es incomprensible!, es una negación, una renuncia a sí mismo cuando las iglesias discriminan a un legítimo otro justamente por las opciones y por derechos que tenemos que consagrar... (se desactiva el micrófono por haberse agotado el tiempo).
La señora RINCÓN (Presidenta).- Gracias, Senador.
Tiene la palabra el Senador José Miguel Insulza.


El señor INSULZA.- Muchas gracias, Presidenta.
La verdad es que se ha dicho mucho aquí, por lo que seré breve.
Creo que las personas nacen iguales y libres en derechos y que le corresponde al Estado estar al servicio de ellas. La finalidad del Estado es promover el bien común con pleno respeto a los derechos y garantías que la Constitución establece.
Hoy día estamos reemplazando un precepto histórico, el artículo 102 del Código Civil -en la Escuela de Derecho nos hacían aprender muchos artículos de memoria y este era uno de ellos-, que pasó totalmente de moda, cambió de época, el cual incluye no solamente temas que ya han sido terminados en este país, como la indisolubilidad del matrimonio, sino también la idea de que ese matrimonio es entre hombres y mujeres, y que además es para procrear, entre otras cosas.
Las familias han cambiado desde hace mucho tiempo ya; sabíamos que habían cambiado desde antes. Lo que pasa es que anteriormente no llegábamos a reconocer aquello, muchos se negaban a hacerlo. Además, las parejas ni siquiera se dejaban ver, porque había temor al reproche social; había juicios morales y religiosos realmente asfixiantes.
La igualdad como aspiración máxima de todas las parejas, de distinto sexo y del mismo sexo, se puede complementar con el matrimonio. Efectivamente, hay otras fórmulas distintas; nosotros mismos hemos creado diferentes formas que resolvían el problema parcialmente.
El que estamos dando hoy día es un paso gigantesco: estamos cambiando el sagrado precepto del matrimonio, del artículo 102 del Código Civil, para abrir paso a una nueva realidad que elimina toda discriminación, cualquier discriminación que atente contra los principios de igualdad de las personas, de libertad sexual, de privacidad, o para quien atente contra el libre desarrollo de la personalidad.
Permanecen ahí las obligaciones de auxilio mutuo y de la vida en común, que son propiamente producto del amor. Se sacan finalmente todas aquellas discriminaciones inventadas para causar daño a gente que no se ajustaba a determinado tipo social, que era el que predominaba en la sociedad.
Yo saludo entonces este paso gigantesco para las parejas del mismo sexo, por cierto; pero también es un paso gigantesco para una sociedad justa y equitativa, y sobre todo respetuosa de todos y cada uno de nosotros.
Voto a favor, Presidenta.
Gracias.
La señora RINCÓN (Presidenta).- Gracias, Senador Insulza.
Tiene la palabra el Senador Galilea; luego podrá intervenir el Senador Latorre.


El señor GALILEA.- Gracias, Presidenta.
El Presidente de la Comisión, Senador Pedro Araya, ya hizo un informe de lo que fueron la discusión, la conversación y los acuerdos de la Comisión Mixta, que básicamente tuvieron que ver con precisiones respecto de la filiación; con aclarar que la posibilidad del vientre de alquiler en nuestro país no está legislada ni permitida; asimismo, se estableció y se aclaró cómo debía operar esta causal de término que existía en cuanto al cambio de identidad sexual de una persona, del cambio de identidad de género, determinándose que dicha causal ya no operaría de pleno derecho, sino que quedaba a la libre decisión de esa pareja si perseveraba o no en su vínculo matrimonial, como parece ser bastante obvio.
También tomamos acuerdos en materia laboral. Por ejemplo, el padre y la madre, o los dos padres, o las dos madres, van a tener los mismos derechos que poseen las parejas heterosexuales sobre los permisos de prenatal, posnatal y de todo lo vinculado justamente al cuidado de un niño.
Sin perjuicio de ello, quiero aprovechar de hacer una pequeña reflexión finalmente. Ya la vez pasada me alargué justificando mi voto a favor del matrimonio igualitario; sin embargo, quería volver a reiterar una pequeña reflexión.
Creo que los seres humanos siempre tendemos a hacer algo; en algunos casos mucho, o poco, pero lo cierto es que tendemos a ser discriminadores. Los grupos mayoritarios buscamos, consciente o inconscientemente, imponer puntos de vista: a veces, porque simplemente somos más; otras veces por ignorancia, o por desconfianza a lo no habitual; en algunas ocasiones, porque los grupos mayoritarios vienen con una carga cultural de centenares de años, y, por lo tanto, no cuesta nada, pero no cuesta realmente nada transformar en nuestras mentes aquello que es minoritario en algo malo o sospechoso.
Por consiguiente, me parece que ese es el cambio cultural de fondo que debemos hacer. Lo que sea minoritario, o lo que no sea habitual no necesariamente es malo o sospechoso: es simplemente, quizá, poco habitual.
Pero ese cambio que solemos hacer en nuestra mente es el que nos lleva con frecuencia a cometer errores graves y a cometer injusticias discriminadoras sumamente relevantes en nuestra historia, en nuestra historia como sociedad y también en nuestra historia personal. Creo que si todos revisamos nuestra vida personal, veremos que muchas veces desde el colegio, desde niños herimos a compañeros de curso que tenían alguna circunstancia -entre comillas- rara y lo terminaban pasando pésimo por este muy mal instinto que bastantes de nosotros tenemos.
Yo no juzgo para nada que históricamente el matrimonio se haya establecido privativamente para un hombre y una mujer. Considero que hay razones históricas evidentes para que ello haya sido así. Pero a estas alturas, y tomando en cuenta todo lo que ha ocurrido en el mundo, como el conocimiento de la ciencia, el conocimiento de nosotros mismos, el conocimiento de la biología, lo que ya ha ocurrido en muchos países antes que nosotros que han dado este paso del matrimonio igualitario, me parece una obviedad, una necesidad que la ley civil chilena considere el matrimonio igualitario.
La ley civil -recordemos- es el mínimo para todos; la ley civil debe ser el lugar donde nos encontremos ojalá todos quienes vivimos en determinado país; y, por lo tanto, debe evitar, en la medida de lo posible, discriminaciones, arbitrariedades, cerrar puertas.
Ese es el mandato principal de una ley civil que nos va a gobernar a todos.
Por eso, Presidenta, y le voy a pedir un minutito, Secretario...
La señora RINCÓN (Presidenta).- Sí, Senador Galilea.
Dispone de un minuto adicional para concluir.
El señor GALILEA.- Gracias.
Decía que por eso, Presidenta, es que, en estas circunstancias, creo que se nos impone votar a favor del matrimonio igualitario, básicamente y en palabras muy sencillas, porque nos hará claramente más empáticos; nos hará claramente más respetuosos entre nosotros mismos, y claramente -y a esto yo le asigno una importancia grandísima- nos va a hacer mucho más pacíficos en la convivencia que tenemos entre hombres y mujeres, seamos heterosexuales, seamos homosexuales.
Vivir en paz es una demanda que nuestro país nos exige día tras día.
Voto a favor, Presidenta.
La señora RINCÓN (Presidenta).- Gracias, Senador.
Tiene la palabra el Senador Latorre; y luego, el Senador Kast.


El señor LATORRE.- Gracias, Presidenta.
Bueno, creo que hoy es un día histórico para la democracia, y por eso quiero agradecer, valorar a las organizaciones de la sociedad civil que vienen luchando desde hace tanto tiempo.
Acá está el Movilh, también la Fundación Iguales y tantas otras organizaciones de base de la diversidad sexual, de las disidencias que han venido luchando por un avance civilizatorio, por el reconocimiento del igual derecho para las parejas que quieran contraer matrimonio de manera voluntaria en un Estado laico. Estimo importante reforzar esta idea: estamos en un Estado laico, en una sociedad democrática y pluralista.
Si bien la institución del matrimonio es histórica, tradicional, muy vinculada obviamente a tradiciones religiosas, estamos ya desde hace bastante tiempo en un Estado laico, y, por lo tanto, el matrimonio civil debe estar considerado como tal, no influenciado por ideas religiosas legítimas, como lo ha planteado el candidato de la extrema Derecha, del Frente Social Cristiano, José Antonio Kast, quien siempre se ha opuesto al matrimonio igualitario, porque considera que el matrimonio debe ser solo entre un hombre y una mujer, una familia tipo tradicional.
Bueno, eso está bien: le hace sentido a él, le hace sentido tal vez a su movimiento religioso; pero ello no tiene por qué ser impuesto al conjunto de la sociedad. Y, por consiguiente -insisto-, en un Estado laico, en una sociedad democrática y pluralista las parejas que voluntariamente quieran contraer matrimonio, quieran expresar su amor en una institución regulada por el matrimonio civil, deben poder hacerlo si así lo desean. Y se tienen que reconocer también los distintos tipos de familia, la diversidad de las familias en Chile: no hay un solo tipo de familia. En tal sentido, se han de reconocer, asimismo, los derechos filiativos de esa diversidad de familias.
Aprovecho la instancia para señalar que existe un proyecto de ley que nos tocó tramitar en la Comisión de Infancia y que tiene que ver con los derechos filiativos. Falta discutirlo en particular, y la idea es generar una regulación consistente, complementaria, coherente entre la normativa de matrimonio igualitario y la de derechos filiativos. Estamos recién en el primer trámite en cuanto a la iniciativa sobre derechos filiativos.
Pero, más allá de eso, me parece que el proyecto que ahora estamos votando constituye un avance civilizatorio; me parece una consolidación de la sociedad democrática, y me parece muy bien que esto se cristalice en una ley. ¿Por qué? Porque de esta manera también podemos prevenir discursos de odio; discursos de discriminación que se traducen luego en violencia en la calle, en agresiones, en intolerancia.
Yo puedo respetar que una persona crea que el matrimonio es solo entre un hombre y una mujer y que ello tiene un fundamento religioso: lo puedo respetar, lo comprendo, lo entiendo; sin embargo, no es aceptable en una sociedad democrática y pluralista que esas ideas se transformen en discursos de odio, de discriminación, de agresión, de violencia hacia las personas del mundo de la diversidad sexual y de las disidencias.
Por tanto, yo valoro que se le haya puesto urgencia a esta iniciativa; valoro la decisión incluso -así lo voy a decir- de La Moneda, de un gobierno de Derecha, del cual yo soy opositor, del Gobierno de Piñera, el mal Gobierno de Piñera; valoro que haya un sector de la Derecha que se considere liberal, que se considere moderno, que le cuesta abrirse paso frente a una Derecha conservadora, a una Derecha autoritaria, a una Derecha como la que hoy día representa el candidato de la extrema Derecha, José Antonio Kast, quien se opone al avance de este tipo de legislaciones y que ha tenido en su historia discursos de odio frente al mundo de la diversidad sexual.
Voto a favor, Presidenta, y valoro este proyecto de ley.
Gracias.
La señora RINCÓN (Presidenta).- Gracias, Senador Latorre.
Tiene la palabra el Senador Kast; y luego, el Senador Araya.


El señor KAST.- Gracias, Presidenta.
La verdad es que este es un gran día: es un gran día para el Senado, es un gran día para Chile y es un gran día para el amor en nuestro país, porque lo que hoy estamos haciendo es terminar con una discriminación brutal que existe respecto de personas que se quieren amar, que se quieren ser fieles, que se quieren respetar, que quieren construir un proyecto común.
Mucha gente me decía: "¡Pero, Felipe, si eso ya lo pueden hacer con la unión civil! ¿Por qué ustedes, desde Evópoli, desde que nacieron vienen apoyando este tipo de demandas?". La razón por la cual la apoyamos es muy profunda: porque creemos que cada ser humano tiene derecho a construir su sueño de vida, su proyecto vital; que de eso se trata la libertad, y que no hay nadie, ningún político que pueda impedir aquello, siempre y cuando respetemos la libertad del otro. Y este proyecto respeta profundamente las libertades.
Obviamente, en Evópoli siempre hemos defendido las libertades económicas, y probablemente ahí tenemos nuestra gran diferencia también con la Izquierda. Pero desde Evópoli igualmente defendemos con mucha fuerza las libertades individuales, las libertades culturales y el que nunca vamos a tolerar ninguna discriminación, porque cada persona es una joya que merece vivir su proyecto de vida como quiera.
Además, esta es una iniciativa que incluso el mundo conservador debiera mirarla con buenos ojos, porque no hay nada más conservador que querer construir una familia, un matrimonio, serse fieles. Entonces, cuando ven amenazas en este tipo de proyectos es difícil entenderlos, porque la verdad es que alguien que quiere amar a otra persona del mismo sexo lo único que desea es el bien para él y para el otro. Es un acto también de unión, de solidaridad, de generosidad, de entregarse.
Por eso agradezco a las fundaciones que han estado empujando esto. Acá hay algunas en la tribuna que vienen haciendo aquello desde hace mucho tiempo.
Agradezco también que me acompañe Luciano Cruz-Coke, quien fue el primer Ministro de Centroderecha que en su minuto pidió justamente avanzar en esta legislación, en el primer Gobierno de Sebastián Piñera.
De hecho, en enero del año 2020, cuando nos pronunciamos en general sobre este proyecto de ley, fui el único Senador de Centroderecha que lo votó a favor. Me alegra ver que eso ha cambiado y que hoy día hay muchos más colegas de Centroderecha que están sumándose a este esfuerzo. Creo que eso habla bien de Chile; habla bien de todos nosotros; habla de dejar de lado los miedos que tenemos detrás.
Y quiero agradecer también a Lorena Recabarren, Subsecretaria de Derechos Humanos, quien ha trabajado constantemente de la mano con el Presidente Sebastián Piñera para que esto sea realidad.
Como bien decía quien me antecedió en la palabra, qué bueno que haya sido un gobierno de Centroderecha el que le haya puesto urgencia y el que haya pedido avanzar con este proyecto, porque al final del día nuestro país está viviendo cambios, y queremos que esos cambios sean bien hechos, en forma responsable, abrazando las ideas de la libertad.
Hoy que hay muchos que creen que la libertad la pueden ocupar cuando les conviene simplemente, yo creo que hoy día damos un paso adelante para dar dignidad. Porque de eso se trata la libertad: ¡la libertad es un tremendo medio para poder ser felices!
Cuando algunos dicen "Oye, esa libertad la pueden ejercer en un acuerdo de unión civil", no se dan cuenta de que el matrimonio tiene una gran virtud: que uno busca celebrar ese amor en público, con la sociedad; uno busca gritar a los cuatro vientos que quiere serle fiel y que quiere amar a una persona. Por eso para una pareja no da lo mismo decir que se quiere casar, que quiere tener un matrimonio, que quiere construir esta institucionalidad junto a la persona que ama.
De eso se trata este proyecto.
Espero e invito al resto de mis compañeros de coalición a que se sumen y a que juntos podamos avanzar en demostrarle a Chile que hay una Centroderecha que efectivamente abraza la libertad en forma integral, respetando ciertamente las visiones religiosas. Porque este no es un proyecto de ley que quiera entrometerse en las miradas de las distintas religiones, las que legítimamente pueden tener una mirada diferente: este es un proyecto de ley que busca dar protección; que busca avanzar en dignidad, y que busca sobre todo terminar con una brutal discriminación. Y digámoslo, porque lo sabemos: las personas homosexuales en nuestro país han sufrido mucha discriminación, mucho dolor, mucha marginación, y este proyecto de ley viene a terminar con una larga historia de dolor.
Hoy es un día de alegría; hoy es un día de dignidad, y hoy es un día de libertad.
Voto a favor del matrimonio igualitario, y saludo a todos los militantes de Evópoli, que obviamente hoy día están muy contentos de ver que avanzamos en este importante paso por la dignidad de las personas en nuestro país.
Gracias, Presidenta.
La señora RINCÓN (Presidenta).- Gracias, Senador Kast.
Tiene la palabra el Senador Araya; y luego, la Senadora Muñoz.


El señor ARAYA.- Gracias, Presidenta.
Primero, quiero hacer un breve resumen de por qué este proyecto fue a Comisión Mixta y despejar mucho de lo que se dijo en el camino.
Este proyecto fue a Comisión Mixta porque había tres temas en que teníamos divergencias con la Cámara de Diputados: uno relativo a filiación, que en mi concepto se resolvió adecuadamente, y dos que en su minuto no fueron vistos y abordados por nuestra Corporación, respecto de los cuales, a juicio de los Senadores, era necesario hacer algunas precisiones, sobre todo porque había un modificación bastante importante en la ley sobre identidad de género que a criterio por lo menos de los integrantes de la Comisión de Constitución no quedaba bien resuelta con la propuesta de la Cámara de Diputados. Esto se solucionó en la Comisión Mixta con un texto que hoy día permite avanzar en la ley de matrimonio igualitario.
He escuchado muchos de los discursos que han hecho los colegas, y uno pensaría -o lo que a uno le sería factible decir- que este proyecto podría abordarse desde distintas perspectivas.
Creo que lo dije en mi primera intervención: este proyecto claramente es un avance civilizatorio; es el reconocimiento de la dignidad y derechos para muchas personas.
Tiene razón la Senadora Ebensperger al decir que el matrimonio es una institución cuyo objeto es regular las relaciones patrimoniales que surgen de las relaciones de afecto entre dos personas. Pero si fuera solo eso, probablemente no estaríamos discutiendo el matrimonio igualitario, sino que el matrimonio sería un simple contrato civil con causales de término, con formalidades para su celebración, en fin.
El matrimonio es más que eso; el matrimonio, aun cuando civilmente regula los efectos patrimoniales, es el reconocimiento que hace la sociedad, que hace el Estado del amor que se tienen dos personas. Y uno no se logra explicar por qué en este Chile de hoy a ciertas personas el Estado no era capaz de reconocerles este afecto; por qué debían tener una relación de segundo tipo, de segundo nivel como el acuerdo de unión civil, que sin duda en algún minuto fue un gran avance que permitió a dos personas del mismo sexo poder reconocer frente al Estado y a la sociedad toda que tenían una relación de afecto.
Entonces, lo que a mí me nace decir el día de hoy, más que recordar las grandes luchas que dieron muchas personas en forma anónima, es que sin duda este es uno de los días históricos que va a tener el Congreso de la República, porque, seguramente -como muy bien lo decía el Presidente español Rodríguez Zapatero-, cuando en los próximos treinta años pregunten qué fue del matrimonio igualitario, vamos a poder decir que este es un proyecto que le cambió la vida a la gente; que este es un proyecto que logró la felicidad para muchas personas, para muchas familias.
Por eso a mí hoy día me tiene muy contento haber votado este proyecto.
Además, como lo dije cuando asumí como Presidente de la Comisión de Constitución, mi meta de gestión en dicho cargo era sacar adelante el matrimonio igualitario, con la urgencia del Gobierno o sin ella, porque tengo la firme convicción de que estos son los temas que Chile necesita para avanzar en más igualdad, en más justicia, en más inclusión.
Creo que este proyecto realmente va a cambiar nuestro país, va a permitir que nos empecemos a mirar como iguales.
Yo sé que son muchos los que han dado esta larga lucha -y probablemente si alguien nombra a alguna persona va a cometer injusticias con quienes han luchado en forma anónima, con ciertas instituciones-, pero no puedo dejar de reconocer y de hacer un sentido homenaje a una persona: Rolando Jiménez.
Cuando en Chile comenzaron las batallas para evitar la discriminación, para reconocer los derechos de las personas homosexuales o lesbianas, siempre vimos en Rolando Jiménez la voluntad férrea de seguir luchando contra la discriminación, contra el bullying que sufrieron en su minuto, contra la incomprensión.
Rolando -y quiero ejemplificar en él a tantos que actuaron anónimamente- nunca abandonó esa lucha, una lucha muy difícil, porque Chile era un país conservador, un país que mantenía el prisma de una mirada muy conservadora producto de la formación religiosa.
Y lo he dicho: yo provengo de una familia católica, estudié en un colegio católico, pero no tengo por qué imponer mis condiciones religiosas al resto de la sociedad chilena.
Nosotros como legisladores tenemos que mirar el bien superior del país. Y ese bien superior hoy día implica reconocer la dignidad, el derecho de las personas y permitir el matrimonio igualitario.
Y en esa lucha yo reconozco a Rolando Jiménez. No lo conocí en ese momento -lo vine a conocer hace unos años cuando asumí como Diputado-, pero entendí en él la importancia de poder avanzar en la lucha por el reconocimiento de la dignidad y los derechos de las personas.
Yo creo, Rolando, que la aprobación de este proyecto tiene que ser un homenaje a la lucha que tú diste por tantos años, independiente de que muchas otras organizaciones participaron, porque tu compromiso férreo fue lo que hoy día nos permite dar este paso.
Y espero que esto no termine acá, porque la lucha no ha finalizado. Todavía hay una serie de normativas que tenemos que modificar: por lo pronto, la Ley de Adopciones para permitir la adopción homoparental.
Mi compromiso como Senador es seguir avanzando en la lucha por el reconocimiento de la dignidad y los derechos de las personas.
Tengo la convicción de que este día, más que un recuerdo de personas que lo pasaron mal, será una fecha de alegría para admitir que a partir de hoy empezamos a construir un país más justo, más humano y más equitativo.
Voto, con mucha convicción, a favor de esta iniciativa.
--(Aplausos en las tribunas).
La señora RINCÓN (Presidenta).- Muchas gracias, Senador Araya.
Tiene la palabra la Senadora Muñoz. Luego, el Senador Durana y después el Senador De Urresti.


La señora MUÑOZ.- Gracias, Presidenta.
Me sumo completamente a las palabras del Senador Pedro Araya con relación a la figura y al papel que ha jugado Rolando Jiménez en este largo proceso de construcción de derechos, de buscar igualdades entre las personas.
Yo, Rolando, te conozco hace mucho tiempo también y, por cierto, eres una pieza clave en los cambios culturales que han sucedido en los últimos años en nuestro país.
Yo, Presidenta, más que referirme a los términos de las normas que se han consagrado, que han sido largamente debatidas en este Congreso, quisiera vivir en esta Sala la solemnidad de este momento.
Este es un momento solemne porque es el resultado de largas luchas, de largas batallas que simbolizamos esta mañana en Rolando, fundamentalmente, y en tantas y tantos compatriotas que han luchado por estas causas.
Y esta es la causa que hemos buscado en distintas iniciativas, en distintas leyes relacionadas tanto a la diversidad sexual, a las mujeres como a los adultos mayores, pues muchos sectores de una sociedad patriarcal y de una cultura arcaica como la que vivimos, la han ido dejando al margen o la han ido subordinando.
El cambio que se ha buscado incesantemente es profundo y sirve para hacer de la diferencia un valor central en la construcción de la vida cotidiana de las personas y de nuestras sociedades. Ese cambio apunta a estas transformaciones, a esos ejes tan fuertes que deben tener las sociedades, porque son cambios civilizatorios profundos.
Este es un momento de derrota del conservadurismo; es un momento de derrota de la intolerancia y de una cultura que traduce la diferencia en desigualdad. Y en estos momentos, entonces, estamos construyendo, a través de una ley que establece el matrimonio entre personas del mismo sexo, un espacio de libertad, un espacio de igualdad, un espacio de felicidad para personas que buscan en la construcción de los afectos de la vida cotidiana, en la construcción de una familia, una forma de vivir y de trascender.
Quiero, entonces, señora Presidenta, solo vivir este momento con la solemnidad que representa y, por cierto, felicitar a todas y todos los integrantes de los movimientos de la diversidad sexual que durante largos años han abierto este camino.
¡Y, por cierto, Rolando, un gran abrazo!
He dicho.
La señora RINCÓN (Presidenta).- Gracias, Senadora Muñoz.
Tiene la palabra el Senador José Miguel Durana.


El señor DURANA.- Gracias, Presidenta.
Como lo han dicho quienes me antecedieron en el uso de la palabra, el matrimonio es una institución que regula relaciones patrimoniales, no afectos. No se trata de una institución que regula el amor. El amor no es posible categorizarlo jurídicamente, puesto que escapa a esas definiciones.
En ese sentido, es un error argumentar que acá hay una voluntad maleada con el fin de no permitir que ciertas personas expresen su amor mediante este vínculo.
De hecho, de forma general la legislación no tiene por objeto reconocer o regular relaciones afectivo-sexuales entre personas, sino que pretende establecer pisos mínimos de conductas para evitar conflictos y, en caso de que estos existan, contemplar vías de solución para ellos.
En relación con la discusión particular del proyecto, hago el punto en las siguientes disposiciones.
Con respecto a la modificación del inciso primero del artículo 182 del Código Civil, el texto que se propone es el siguiente: "La filiación del hijo que nazca por la aplicación de técnicas de reproducción humana asistida, quedará determinada respecto de las dos personas que se hayan sometido a ellas.".
El texto de la norma propuesta conlleva a los siguientes problemas.
-No considera la situación del hijo de una persona que se somete sola a un proceso de fertilización asistida, como lo es la mujer que recurre a un banco de espermas para someterse a este tipo de procesos.
-No considera los vínculos de filiación del hijo respecto de su familia biológica cuando uno de los gametos proviene de una tercera persona.
Con relación al artículo 207 ter propuesto, se establece: "Los derechos que correspondan a la madre trabajadora referidos a la protección a la maternidad regulados en este Título, serán aplicables a la madre o persona gestante, con independencia de su sexo registral por identidad de género. A su vez, los derechos que se otorgan al padre en el presente Título, también serán aplicables al progenitor no gestante.".|
La redacción de este artículo presenta los siguientes problemas:
-Una persona gestante siempre será una madre. De lo contrario, se están validando los vientres de alquiler.
-Los derechos de la madre trabajadora para la protección de la maternidad deben circunscribirse a la madre gestante y no pueden ser ampliados a terceras personas.
Finalmente, se reemplaza la palabra "padres" por "progenitores".
Sobre la supuesta discriminación de las parejas homosexuales por no poder acceder al matrimonio, se ha dicho también que el matrimonio entre un hombre y una mujer, sin la inclusión de parejas del mismo sexo, sería discriminatorio para dichas parejas, justificando con una supuesta violación a los derechos humanos de las parejas homosexuales el no poder contraer matrimonio.
Sin embargo, el Pacto de San José de Costa Rica, por ejemplo, establece que un hombre y una mujer tienen derecho a formar una familia, de lo que no se deduce que deba haber un reconocimiento de parejas del mismo sexo.
En consecuencia, tal y como lo contempla nuestra legislación actual, ya se podría decir que el matrimonio es igualitario, pues no excluye a los homosexuales, ya que toda persona, sin importar si es homosexual o no, actualmente puede contraer un vínculo.
En el contexto actual, la discusión del proyecto tiene a mi juicio un fin simplemente electoral. Faltando días para la segunda vuelta, la Izquierda intenta instalar discusiones funcionales a la candidatura presidencial de Boric.
Lo cierto es que legislar en esta materia está lejos de ser una prioridad para las personas.
Hoy los temas que importan a la ciudadanía son otros, y resulta lamentable que el Ejecutivo mantenga el proyecto con urgencia mientras debiesen abordarse otras prioridades.
Gracias, Presidenta.
La señora RINCÓN (Presidenta).- A usted, Senador Durana.
Tiene la palabra el Senador Alfonso de Urresti.


El señor DE URRESTI.- Gracias, Presidenta.
En primer lugar, saludo a las organizaciones que están en las tribunas, a las que conocemos hace largo largo tiempo y que las hemos visto trabajar y bregar, con avances y retrocesos, tanto en esta materia como en otras.
Yo quiero felicitarlos y reconocer el trabajo que ustedes han hecho durante muchos años, porque, sin lugar a dudas, permite estar llegando hoy día al final de un proyecto a través del cual -no me cabe duda alguna- se va a convertir en ley, por una amplia mayoría, el matrimonio igualitario.
Esta iniciativa posibilita no solo reconocer el matrimonio entre personas de igual sexo, sino que también comienza a devolver dignidad e igualdad a miles y miles de personas que a lo largo de Chile expresan su amor con alguien de su mismo sexo y con quien quieren legítimamente adquirir un contrato mediante el cual se unen.
Creo que hay un largo largo camino que va llegando a un final feliz.
Valoro también el trabajo que se ha hecho en la Comisión Mixta. Aquí ha habido una decisión. Y cuando el Ejecutivo toma la determinación política de llevar esto adelante, cuando se ponen los esfuerzos desde los equipos técnicos legislativos y se vence el prejuicio que muchas veces existe en un sector político del país, vamos arribando a una legislación que, al final del día, va a hacer a hombres y mujeres más felices.
Recuerdo cuando hace muchos años impulsábamos estas iniciativas y nos preguntaban: "Pero ¿para qué? ¿Para qué es necesario?". Por un principio de dignidad y de igualdad.
¿Por qué no puedes tener un matrimonio igualitario con quien tú quieres, con quien quieres vivir en conjunto, con quien quieres desarrollar una familia? ¿Por qué tiene que haber un acuerdo de unión civil, un estatuto distinto y de diferente magnitud jurídica frente a lo que hoy día estamos logrando?
Entonces, creo que debiéramos valorar eso.
Cuando nos ponemos de acuerdo, cuando existen organizaciones empoderadas, cuando la sociedad civil está trabajando y cuando también se van derribando mitos y prejuicios, tenemos una mejor sociedad, más igualitaria, con personas y seres humanos que pueden desarrollar su vida y su amor como ellos quieren, con respeto pero con igualdad.
Eso es lo que hoy día estamos consiguiendo y que, sin lugar a dudas, vamos a votar a favor.
¿Queda mucho por hacer? Sí. Quedan distintas instancias en las que tendremos que seguir discutiendo.
Por otro lado, me parece que también es importante la reflexión política.
Creo que hay un candidato presidencial que hoy día no debe estar muy contento. En el horizonte que viene para las próximas elecciones, el 19 de diciembre, hay un candidato que va a impulsar y hará suyo este proyecto -y espero ley-, y seguirá profundizando; mientras que otro, el candidato Kast, seguramente no está por avanzar en este tipo de igualdades, en este tipo de legislaciones.
Y eso también es importante, porque esto queda en la historia de la ley, que ve en un momento cómo la sociedad avanza hacia una legislación igualitaria, una legislación que corrige desigualdades en el país, frente a una visión política, expresada en las próximas candidaturas presidenciales, que quiere mantener o, al contrario, retroceder en igualdades y en derechos que se han conseguido.
Por eso, señor Presidente, voy a votar a favor.
Reitero mi saludo y mi reconocimiento a las organizaciones, y asimismo celebro que la capacidad de consenso que tenemos en este Senado para avanzar en legislaciones de esta naturaleza sea también importante en otros principios de igualdad, de fraternidad, de protección de derechos de hombres, mujeres, minorías sexuales o de otra naturaleza, en el país.
Creo que hacia allá tenemos que caminar.
Voto a favor, señor Presidente, y mis felicitaciones a quienes nos acompañan en las tribunas.
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- Muchas gracias, Senador De Urresti.
Vamos a dejar con la palabra a la Senadora Ximena Rincón.
Senadora Rincón, tiene la palabra para fundamentar el voto.


La señora RINCÓN.- Gracias, Presidente.
Parto por saludar a los hombres y mujeres que han estado en esta causa. Y lo voy a personalizar en dos que hoy día nos acompañan, entre varias y varios: a Rolando Jiménez, del Movilh, y a Isabel Amor, de la Fundación Iguales.
La verdad es que son muchas y muchos los que han hecho de esta causa algo importante y trascendente.
Hoy, 7 de diciembre del 2021, revisamos en su último paso un proyecto de ley sobre un tema que hace al menos una década ya debería haber estado zanjado en nuestro país. ¿Por qué? Porque habla de libertad de las personas, habla de la libertad de conformar una familia con quien se ama y con quien se desea compartir una vida en común. ¿Por qué? Porque es amor.
Hace más de diez años, el año 2008, un grupo de Diputados, algunos de ellos actuales Senadores, presentaron un proyecto de ley sobre matrimonio igualitario. Luego de la presentación de otras iniciativas, se logró finalmente instalar un debate serio y permanente sobre este tema.
Harari, en su libro 21 lecciones para el siglo XXI, plantea que solo se debe prohibir aquello que cause mal. Claramente, este no es el caso. Y no es solo que no debamos prohibirlo, sino que es nuestro deber reglarlo, regularlo y permitirlo.
¿Qué significa legislar hoy en matrimonio igualitario? Significa coherencia en los principios y valores básicos del humanismo; significa respeto del carácter universal e indivisible de los derechos humanos; significa poner fin a la discriminación arbitraria y afectación de derechos, que sufren niños, niñas y adolescentes
por ser hijos, vivir y ser criados por personas de la comunidad LGBTIQ+; significa el cumplimiento del acuerdo de solución amistosa Peralta Wetzel y otros por parte de Chile; significa el reconocimiento y la protección de todo tipo de familias y no discriminación de niños, niñas y adolescentes por las condiciones de sus padres.
Señor Presidente, el 17 por ciento de familias conformadas por parejas del mismo sexo tienen hijos; el 60 por ciento de estas parejas se plantean tener hijos; el 82 por ciento se plantea llevar adelante un matrimonio; el 92 por ciento de los que suscribieron un acuerdo de unión civil señalan que piensan cambiarse al matrimonio igualitario, pues creen que el AUC -y así es en realidad- ofrece una menor protección.
Además, un importante reconocimiento: la mayoría de los hombres y mujeres que participaron en la encuesta hecha por el Movilh -un 82 por ciento- considera que la aprobación de esta legislación es un hecho histórico.
Señor Presidente, aprobamos este proyecto de ley no solo por la dignidad y la libertad de las personas, en las que creemos firmemente y por las cuales hemos tomado compromisos en diversas iniciativas y no solo en los discursos, sino que también para honrar la obligación de reconocimiento que tiene el Estado tanto con los ciudadanos que desean unirse a otra persona como con los matrimonios celebrados en el extranjero y que en Chile no son reconocidos con las mismas garantías del país de origen, pues son considerados un mero acuerdo de unión civil, dejando en la indefensión a los contrayentes y a sus hijos.
Los eventos recientes nos han hecho ver, una vez más, que nuestro país ya no es el mismo.
En efecto, Chile ha cambiado, y ha cambiado para bien. La ciudadanía nos ha hecho saber que hoy el estándar es más alto. Sin duda, el proceso constituyente incorporará las diferentes visiones de este nuevo país, donde la igualdad de las personas y su dignidad tendrán un lugar preponderante.
Señor Presidente, apruebo esta iniciativa no por mí, sino por mis hijos; la apruebo por un nuevo Chile al que le debemos una nueva oportunidad; la apruebo por las nuevas generaciones, y para que por fin en nuestro país la discriminación por sexo u orientación sexual deje de ser un tema y reconozcamos que el amor es amor.
Hace pocos días recibíamos a la Fundación Iguales y al Movilh: unos con una encuesta que daba cuenta de todo esto; otros con los niños y niñas que son fruto del amor.
Creo que este día, 7 de diciembre, va a ser recordado de manera especial después de Pascua de Reyes.
Por eso, apruebo, Presidente.
El señor PIZARRO (Vicepresidente).- Muchas gracias, Senadora Rincón.
El último inscrito para fundamentar su voto es el Senador Álvaro Elizalde.
Tiene la palabra, señor Senador.


El señor ELIZALDE.- Gracias, Presidente.
Esta es la cuarta vez que nos pronunciamos acerca de este proyecto de ley aquí, en el Senado, y creo que tenemos que estar muy orgullosos de esta votación histórica, que se ha verificado no solo en esta jornada, sino también en jornadas previas. Primero aprobamos el proyecto en general y después en particular. Y aunque luego se decidió enviarlo directamente a la Comisión Mixta porque había controversias, a pesar de que algunos estábamos de acuerdo con ciertas modificaciones de la Cámara de Diputados, se procedió de esa manera para facilitar que fuera despachado con la mayor celeridad. Finalmente, estamos realizando la votación del día de hoy.
Me parece una jornada histórica, relevante, que da cuenta de una conquista civilizatoria, que es el resultado de años de lucha y de esfuerzo, con el objeto no solo de modificar la ley, sino también de cambiar la cultura.
Como dijo la Senadora Rincón, esta es una votación pensando en las nuevas generaciones, para que nuestros hijos y nuestros nietos puedan crecer en un Chile completamente distinto donde la discriminación vaya quedando atrás.
Evidentemente, este no es el último paso. Todavía existen temas pendientes. Vimos que incluso candidatos hicieron de su postura contraria a esta iniciativa un elemento fundamental para obtener respaldo en la primera vuelta presidencial. Por cierto, son grupos minoritarios, pero incondicionales a esas tendencias. Por el contrario, quienes sí son partidarios del matrimonio igualitario lo señalan como un elemento relevante al momento de elegir al nuevo Presidente de la República.
Me parece que debe existir una mínima consistencia, y considero muy importante que las autoridades que se elijan en nuestro país estén comprometidas con este tipo de causas.
Realizo nuevamente un homenaje a todas las organizaciones, a todos los grupos de la diversidad que nos acompañan esta tarde y que están desde la mañana aquí, en Valparaíso, porque creo que sin su lucha, sin su trabajo, incomprendido al principio, aunque paulatinamente fue contando con más y más apoyo, no sería posible la aprobación de esta iniciativa, y sobre todo porque el cambio que se ha generado resulta fundamental para que hoy día este proyecto de ley cuente con un respaldo que era impensado hace cinco, diez o veinte años. A mi juicio, este es el resultado de quienes, en forma muy valiente, fueron capaces de poner este tema en el debate nacional, y que -insisto- fueron sumando más y más voluntades para que finalmente pudiéramos aprobar el matrimonio igualitario.
Como chileno, veía con sana envidia cómo otros países avanzaban en legislaciones de esta naturaleza; algunos distantes, de otros continentes, y con posterioridad de aquí de la región, América Latina.
Finalmente, esta iniciativa está siendo aprobada y creo que debemos estar no solo contentos, sino también orgullosos del salto que se está dando -un salto, no un paso en esta oportunidad-, el cual tiene que venir acompañado de avances adicionales para erradicar toda forma de discriminación en nuestro país.
Si esta ley está siendo posible, no es por el esfuerzo parlamentario, sino más bien por el trabajo que se ha realizado desde fuera del Parlamento con miras a cambiar la cultura. Pero no puedo dejar de hacer un reconocimiento al Senador Girardi, quien fue el primero que planteó el tema hace casi tres décadas; por cierto, a la Senadora Isabel Allende, de nuestra bancada, quien presentó una iniciativa de la misma naturaleza; a la Presidenta Bachelet, quien fue la que finalmente presentó el proyecto que ahora estamos aprobando, y aun cuando he sido opositor y tengo una pésima evaluación de lo que ha sido su gestión, al Presidente Piñera, quien en su último mensaje evidenció un cambio de postura, incluso contradiciendo lo que señaló en campaña, por haberle puesto la urgencia necesaria.
En síntesis, hoy no hay vencedores ni vencidos, sino que más bien es la sociedad chilena en su conjunto la que gana. Espero que quienes aún se oponen comprendan cuanto antes lo errada que es su postura y la importancia de avanzar hacia un Chile que no discrimine y que, sobre todo, reconozca todas las formas de familia y todas las formas de amor.
Voto entusiastamente a favor, señora Presidenta.
La señora RINCÓN (Presidenta).- Gracias, Senador Elizalde.
¿Alguna señora Senadora o algún señor Senador no ha emitido su voto?
Terminada la votación.
--Se aprueba el informe de la Comisión Mixta (21 votos a favor, 8 en contra y 3 abstenciones).
Votaron por la afirmativa las señoras Allende, Carvajal, Muñoz, Órdenes, Provoste y Rincón y los señores Araya, Bianchi, De Urresti, Elizalde, Galilea, Girardi, Guillier, Huenchumilla, Insulza, Kast, Latorre, Montes, Pizarro, Prohens y Quintana.
Votaron por la negativa las señoras Aravena y Ebensperger y los señores Castro, Chahuán, Coloma, Durana, García y Ossandón.
Se abstuvieron los señores Alvarado, García-Huidobro y Sandoval.
La señora RINCÓN (Presidenta).- Aprobado por el Senado el proyecto de ley de matrimonio igualitario.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
La señora RINCÓN (Presidenta).- El informe tiene que ser visto ahora en la Cámara de Diputados.
Le vamos a dar la palabra a la señora Ministra y a la señora Subsecretaria. No sé quién va a hablar primero.
Señora Subsecretaria, tiene usted la palabra.


La señora RECABARREN (Subsecretaria de Derechos Humanos).- Gracias, Presidenta.
Muy buenas tardes a todos y a todas, Honorables Senadores y Senadoras.
La verdad es que para nosotros, como Ejecutivo, esta votación es, innegablemente, un momento de celebración.
Quiero saludar muy afectuosamente, por supuesto, a quienes nos acompañan en el día de hoy como representantes de las organizaciones de la sociedad civil (ya los hemos nombrado mucho, pero el reconocimiento nunca es suficiente: a Rolando Jiménez, del Movilh; a Isabel Amor, de Fundación Iguales; a Juan Enrique Pi), y a través ellos, a tantas otras personas que durante décadas han impulsado el acceso a los derechos de la comunidad y de la diversidad sexual en particular.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
La señora RINCÓN (Presidenta).- Yo sé que es un día importante, pero les pido escuchar al Gobierno. Creo que el trabajo que ha realizado la Subsecretaria, que está hablando, ha sido relevante.
Puede continuar, señora Subsecretaria.
La señora RECABARREN (Subsecretaria de Derechos Humanos).- Sí, Presidenta, me imagino la alegría y las ganas de celebrar, así que voy a ser muy breve.
Queremos agradecer y valorar, como Ejecutivo, la valiosa tramitación que ha tenido este proyecto de ley desde que el Presidente Piñera le pusiera urgencia en junio de 2021. Si bien fue ingresado el 2017, solo este año, gracias a la convicción y a la voluntad política del Presidente Piñera, ha podido no solo avanzar sustantivamente, sino estar ad portas de ser publicado como ley de la república en un día que puede ser histórico.
Por supuesto, tenemos gran interés en que esta iniciativa, que establece una regulación en igualdad de condiciones para que todas las parejas que así lo deseen, independiente de su sexo, género u orientación sexual, puedan contraer matrimonio, se apruebe completamente lo antes posible.
En nombre del Ejecutivo, quiero reafirmar nuestra convicción y nuestro compromiso con el impulso a este proyecto. Hemos expuesto en muchas instancias anteriores los argumentos relativos a los estándares de derechos humanos en el plano internacional y a la evolución del derecho de familia en nuestro país, de modo que no voy a extenderme en ello. Solo quiero agregar que, en lo fundamental, se trata de cristalizar el principio de igualdad y no discriminación, de cristalizar el reconocimiento a la dignidad de todas las personas.
En cuanto a su contenido, Presidenta, el proyecto ya ha sido profusamente explicado. Se agradece la tramitación, así como la instancia de la Comisión Mixta, donde se pudieron resolver algunas inquietudes provocadas por indicaciones presentadas en la Cámara de Diputados.
Finalmente, tenemos un proyecto de ley robusto, que contempla dos elementos principales: por una parte, el acceso igualitario a la institución del matrimonio civil para parejas heterosexuales y homosexuales en igualdad de condiciones, y por otra, que no quepa duda al respecto, el cuidado y el resguardo de los derechos de los hijos e hijas de todas las familias en Chile. El bien superior del niño queda absolutamente resguardado.
Quiero agradecer a todas y cada una de las personas que han intervenido en la tramitación de este proyecto de ley, y por supuesto, a los representantes de las organizaciones de la sociedad civil ya mencionados.
Desde el Ejecutivo veníamos a sugerir la aprobación de este cuerpo legal, lo cual, evidentemente, ya se ha obtenido y nos llena de alegría. Con esto, el Estado da un paso más en los esfuerzos por lograr el pleno cumplimiento de la obligación de ajustar sus normas internas, poniendo término a una situación discriminatoria que no reflejaba los valores que deben orientar a una comunidad más libre, justa e inclusiva que releva el valor de la autonomía personal y el derecho de cada persona a decidir cómo vivir su vida, y que al mismo tiempo cree que en la familia existe el resguardo que todos esperamos, así como en la diversidad de las familias.
Señora Presidenta, porque creemos en la familia, ¡bienvenido el matrimonio igualitario!
La señora RINCÓN (Presidenta).- Gracias, señora Subsecretaria.
Tiene la palabra la señora Ministra.


La señora RUBILAR (Ministra de Desarrollo Social y Familia).- Muchas gracias, Presidenta.
Hoy tengo el honor de representar al Gobierno del Presidente Piñera en una ocasión que quedará escrita para siempre en la memoria histórica de nuestro país. El Congreso Nacional, a través de sus dos Cámaras, aprobará el texto final del proyecto de ley de matrimonio igualitario.
Esta es una de aquellas ocasiones que ennoblecen la actividad política, dignifican la acción pública y honran la potestad legislativa del Congreso y su colegislador, el Presidente de la República.
El proyecto de matrimonio igualitario inició su tramitación en este Parlamento en el mes de septiembre de 2017, y concluye hoy, luego de cuatro años. Su aprobación nos permite avanzar, como sociedad, en dignidad y derechos para muchas personas, hombres y mujeres, que esperan del Estado un reconocimiento simbólico, pero también la protección jurídica para sus relaciones de afecto y amor.
La aprobación de este proyecto también nos muestra otra dimensión que me parece particularmente significativa. Asistimos, como ya se ha dicho aquí, a un hito civilizatorio que muestra lo mejor de la política. La propuesta original fue presentada por la Presidenta Bachelet y hoy alcanza su aprobación con el impulso dado por el Presiente Piñera y votos transversales.
Esta es la mejor cara de la política, aquella que nos muestra la voluntad y colaboración de los actores para alcanzar el bien común, la perspectiva del Estado, que pasa por sobre la temporalidad de los gobiernos; la capacidad de entendimiento, y el acuerdo de personas con distintas posiciones respecto de una materia que presenta dimensiones jurídicas, pero también culturales y religiosas.
Presidenta, legislar sobre el matrimonio de personas del mismo sexo es otro avance en el camino para alcanzar la igualdad de las familias. Con el reconocimiento civil del vínculo matrimonial de dos personas, independiente de su sexo, el Estado de Chile otorga el mismo nivel de reconocimiento y protección a todos los proyectos familiares, y reafirma la autonomía de las personas y el derecho fundamental de cada una de ellas para decidir a quién amar y cómo vivir su vida. Es por ello que la aprobación del matrimonio igualitario tiene un profundo valor ético. Damos un paso hacia una sociedad más decente, que reconoce, valora y protege a su gente.
Estamos conscientes de que esta no es una discusión o una decisión fácil para importantes sectores de nuestra sociedad. En todos los países en que se ha legislado sobre esta materia se han levantado voces disidentes, principalmente por razones filosóficas o religiosas. Son posiciones que respetamos y acogemos como parte de nuestra diversidad cultural. Sin embargo, el Estado nunca debe renunciar a su obligación de reconocer la realidad, que nos muestra que el concepto tradicional de familia y de matrimonio actualmente no logra dar cuenta de los cambios experimentados por nuestra sociedad. Y nos corresponde, con fuerza, dar protección a las familias, ¡a todos los tipos de familia!
Para ir concluyendo, Presidenta, en nombre de nuestro Gobierno, quiero agradecer, especialmente, a los integrantes de la Comisión Mixta que resolvió las divergencias entre ambas Cámaras. En esta instancia se tuvo un alto nivel de debate técnico, que permitió, probablemente, hacer un mejor proyecto de ley, lo que agradecemos. A fin de no parecer injusta, quiero agradecer a todos y cada uno de los integrantes de la Comisión Mixta a través de su Presidente, Senador Pedro Araya.
La institución del matrimonio entre personas del mismo sexo o matrimonio igualitario es fruto del esfuerzo y de la lucha constante de muchos y muchas -ya lo han dicho varios anteriormente aquí-, a quienes agradecemos con fuerza su tesón y voluntad de cambio para mover las fronteras de lo posible. El Movimiento de Liberación Homosexual (Movilh), en particular Rolando Jiménez, desde la sociedad civil, dio los primeros pasos, que nos han permitido llegar hasta este momento y acceder a esta posibilidad en forma transversal. Posteriormente, la Fundación Iguales, que preside Isabel Amor, amplificó el espectro de la demanda por dignidad e igualdad de trato. Y a ellos se suman muchos más: organizaciones feministas, académicos, escritores, intelectuales, artistas y numerosas personas anónimas que han aportado y siguen aportando a las causas de amplificación de los derechos civiles de las personas.
A todos ellos, nuestros agradecimientos y también nuestras felicitaciones.
Esta no es una institución de algunos; es una institución de la república, y como tal, todos y todas nos debemos sentir partícipes y orgullosos de este gran avance.
"Pienso que ha llegado el tiempo del matrimonio igualitario en nuestro país", fue la frase del Presidente que retumbó fuerte hace unos meses en este Congreso.
Hoy el Senado, de forma transversal, ha hablado fuerte.
Llegó el tiempo del matrimonio igualitario, llegó el tiempo del amor es amor.
Gracias, Presidenta.
La señora RINCÓN (Presidenta).- A ustedes, Ministra y Subsecretaria.
Con esto se da por despachado, en este trámite, el proyecto de ley que modifica diversos cuerpos legales para regular, en igualdad de condiciones, el matrimonio de parejas del mismo sexo.