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HOMENAJE EN MEMORIA DE EX SENADOR SEÑOR JORGE MARTÍNEZ BUSCH. COMUNICACIÓN


El señor GIRARDI (Presidente).- Doy la bienvenida a los asistentes al homenaje que rinde hoy día la Corporación en memoria del ex Senador señor Jorge Martínez Busch.
Saludamos, con mucho cariño, a su viuda, señora Carmen García de Martínez, y a la delegación de la Armada, a cargo del Comodoro señor José Miguel Zavala.
El señor Martínez Busch ocupó un escaño en el Senado desde marzo de 1998 a marzo de 2006 e integró las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Intereses Marítimos, Pesca y Acuicultura.
Tiene la palabra el Senador señor Chahuán.


El señor CHAHUÁN.- Señor Presidente, Honorable Sala:
Hace exactamente dos meses, el 14 de octubre último, falleció en la ciudad de Viña del Mar el ex Senador de la República señor Jorge Martínez Busch, quien también ostentaba la calidad de Almirante en retiro, por haber sido Comandante en Jefe de la Armada de Chile.
Hijo del Mayor General de Ejército señor Héctor Martínez Amaro y de la señora Hilda Busch Portales, cursó sus primeros estudios en el Instituto Zambrano, de los Hermanos Maristas, en Santiago, e ingresó, con posterioridad, a la Escuela Naval "Arturo Prat", en la cual se graduó como Guardiamarina el 1° de enero de 1957.
En su trayectoria como Oficial de la Armada obtuvo la especialidad de Torpedos y Armas Antisubmarinas y el título de Estado Mayor. Asimismo, siguió estudios en Estados Unidos y en Suecia
Además de sus destinaciones, durante su época de oficial subalterno, en distintas unidades institucionales, ejerció el mando en la barcaza "Bolados", la torpedera "Guacolda", el cazasubmarinos "Papudo" y los destructores "Almirante Riveros" y "Ministro Portales". En el grado de Contraalmirante, fue designado Comandante en Jefe de la Escuadra Nacional
Desde joven destacó por sus dotes de educador, cualidad que desarrolló como Jefe de Instrucción de la Escuela Naval, como Profesor Militar de Guerra Antisubmarina en la Escuela de Armamentos y, en calidad de Profesor Militar de Logística, en las Academias de Guerra del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea.
Asimismo, la superioridad institucional lo destinó, como Agregado Naval, a la Embajada de Chile en Ecuador.
Recibió diversas condecoraciones castrenses, tanto en nuestro país como en otras naciones, en mérito a sus valiosos servicios a la Defensa Nacional y a la integración con las fuerzas armadas de países amigos.
En su cargo de Director de Instrucción de la Armada se caracterizó por impulsar fuertemente la educación de todos los efectivos navales, para que pudieran obtener una formación integral, enriquecida por diversas disciplinas que complementaran su desarrollo profesional.
Sintió una verdadera pasión por la historia, la geopolítica y la cultura, en general.
En marzo de 1990, el Supremo Gobierno lo designó Comandante en Jefe de la Armada, cargo en el cual se destacó por ejercer una férrea defensa de los intereses marítimos, de acuerdo con los estudios que había efectuado desde antes sobre tan importante tema.
Durante todos los años en que ejerció esa función le correspondió inaugurar el Mes del Mar, en mayo, efectuando exposiciones sobre los intereses marítimos nacionales que constituyeron verdaderas clases magistrales sobre la materia.
Cultivó la denominada "oceanopolítica", con motivo de lo cual resaltó la importancia que reviste el mar para los países del hemisferio austral y, en especial, para el desarrollo de Chile.
Fue en ese contexto que desarrolló la teoría del mar presencial, basada en los vectores de defensa, marítimo e internacional en los que se sustenta la actual estrategia marítima institucional, la cual ha sido incorporada al Libro de la Defensa Nacional
Pero también tenía un amplio dominio de la historia de su Institución y conocía en detalle las biografías de cada uno de los tripulantes que participaron en el Combate Naval de Iquique, las que reseñaba brevemente a las autoridades, durante su período de mando institucional, cuando visitaban, en cada ceremonia conmemorativa del 21 de mayo de 1879, la cripta ubicada bajo el monumento erigido en recuerdo de dicha gesta, en nuestro puerto de Valparaíso.
En 1998, después de haberse acogido a retiro, asumió el cargo de Senador, designado por el Consejo de Seguridad Nacional, de acuerdo con las normas constitucionales vigentes en la época.
En nuestra Corporación se integró a las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Intereses Marítimos, Pesca y Acuicultura -incluso presidió esta última-, efectuando importantes aportes a la legislación pesquera, así como también a la discusión de distintos acuerdos internacionales suscritos por nuestro país. Destacó por su aplicación y estudio acucioso de las diversas materias que le correspondió conocer, interviniendo en los debates con una gran capacidad analítica, la cual le permitía arribar a certeras conclusiones.
La influencia que ejerció en la defensa del mar presencial dio frutos, ya que en las modificaciones introducidas a la Ley General de Pesca y Acuicultura se recurrió a sus teorías. En ese importante texto legal, que nos corresponde tratar en tantas ocasiones en la Sala, tal concepto fue definido como "aquella parte de la alta mar, existente para la comunidad internacional, entre el límite de nuestra zona económica exclusiva continental y el meridiano que, pasando por el borde occidental de la plataforma continental de la Isla de Pascua, se prolonga desde el paralelo del hito N° 1 de la línea fronteriza internacional que separa Chile y Perú, hasta el Polo Sur".
Al término de sus funciones legislativas continuó con las labores académicas que tanto disfrutaba. Y, en tal calidad, fue designado Director del Instituto del Pacífico de la Universidad Gabriela Mistral, donde continuó sirviendo con todo entusiasmo a la oceanopolítica.
Fue un gran parlamentario. Por ello, todos y cada uno de los Senadores de Renovación Nacional y del Comité Independientes, Honorables señores Cantero y Bianchi, se sumaron al homenaje en su memoria que está realizando la Corporación. Dado que practicó la amistad cívica y gozó de gran respeto entre sus pares, este último fue acogido inmediatamente por todas las bancadas una vez ocurrido el fallecimiento.
Perteneció a diversas organizaciones de servidores en retiro de la Defensa Nacional, quienes supieron valorar los aportes que hacía con su gran sapiencia y conocimiento de la historia de las diversas instituciones castrenses.
Nuestro país le debe mucho a este verdadero caballero del mar, cuya importancia estratégica y económica aquilató como pocos, en el contexto de la proyección geopolítica de nuestro futuro como nación.
Hombre de trato afable, pero disciplinado, ejerció ese verdadero arte que es el mando teniendo como base las sabias enseñanzas de autores clásicos como Stephen Roskill, André Gavet y André Maurois, las cuales transmitió entusiastamente a las dotaciones que debió conducir, que asimilaron la función como una verdadera misión de liderazgo y enseñanza a los subordinados. A estos últimos les inculcó siempre, haciendo gala de sus dotes pedagógicas, los sólidos principios y valores morales que cultivó.
Defendió nuestros intereses marítimos con gran patriotismo, por comprender cabalmente la importancia que reviste el mar, en todos sus aspectos, para nuestra nación.
Profundamente católico, no transó en los valores que le parecían esenciales y pilares de nuestro sistema. Defendió siempre el derecho a la vida en cualquier circunstancia. También valoró el entendimiento y la tolerancia.
Por todas estas consideraciones, me permito solicitarle, señor Presidente, que tenga a bien hacer llegar mis más sentidas condolencias a su distinguida familia, compuesta por su viuda, señora Carmen García Drummond, e hijos.
Ella, una mujer extraordinaria, lo acompañó en la vocación de servicio público que lo llevó a ser uno de los fundadores del Movimiento Unitario Nacional (MUNA), donde también defendió sus valores y principios, y cuya directiva nos acompaña.
Don Jorge Martínez Busch nunca olvidó su origen. Por tanto, siempre buscó alternativas que permitieran resolver los asuntos de los hombres de mar, de las Fuerzas Armadas, de Carabineros, al igual que soluciones a los problemas previsionales que los afectaban.
Carmen, una gran amiga, una mujer a quien admiro, supo acompañarlo en todos los momentos de dolor en el Hospital Naval, donde tuve la oportunidad de visitarlo en dos ocasiones: una vez ya asumido como Senador, con motivo de su primera caída en la enfermedad, y luego, sin poder verlo pero dejando testimonio de nuestra visita y del cariño de todos y cada uno de los Senadores, cuando se encontraba en un desenlace más complejo.
Carmen pudo compartir su vida con un hombre extraordinario y él, con una mujer maravillosa.
Formulo votos para que tanto ella como sus hijos: Jorge, María Soledad y Gonzalo, reciban con cristiana resignación tan sensible pérdida que han debido afrontar.
Además, debo expresarles que el Congreso Nacional valora la consecuencia y la coherencia de hombres como Jorge Martínez Busch.
He dicho.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Horvath.


El señor HORVATH.- Señor Presidente, deseo sumarme cien por ciento al homenaje muy merecido y sentido que ha realizado, en nombre de todos nosotros, el Senador señor Chahuán.
Pero no puedo restarme de compartir con ustedes la experiencia personal de haber conocido y trabajado con el ex Senador, ex Comandante en Jefe, hombre de mar, "caballero del mar", como se le ha dicho, don Jorge Martínez Busch.
La verdad es que fue un hombre muy talentoso y muy jugado en sus ocho años como Comandante en Jefe de la Armada de nuestro país.
Como Senador institucional, entre 1998 y 2006, participó en múltiples áreas, siempre buscando los acuerdos, como se ha recordado.
Él fue quien acuñó, dentro de sus investigaciones, el concepto "mar presencial" de Chile. Nosotros, como jóvenes Diputados en 1990, recogimos ese término de sus importantes presentaciones en las universidades, en las inauguraciones del "Mes del Mar", y lo incorporamos a la legislación. Es así como en la Ley General de Pesca y Acuicultura aparece el rol de nuestro país en el mar presencial, definido tal como él lo había concebido. Y después, en 1994, lo introdujimos en la Ley sobre Bases Generales del Medio Ambiente.
Chile tiene un enorme territorio marítimo. A raíz de esta premisa, él acuñó, además, la palabra "oceanopolítica". También nos vimos reflejados en sus trabajos sobre este punto.
Asimismo, abordó en detalle, de modo minucioso, el desafío de ver cómo defender los intereses nacionales en el conflicto de Laguna del Desierto y en el litigio de Campo de Hielo Patagónico Sur.
Como Presidente de la Comisión de Intereses Marítimos, Pesca y Acuicultura del Senado, abogó por la sustentabilidad de los recursos marinos para que tuviésemos una presencia real en todo nuestro mar, lo que efectivamente le da a Chile la identidad y la proyección que merece a nivel internacional.
Como manifestó también el Senador Chahuán, don Jorge fue un hombre muy investigador, muy acucioso. Y llegaba hasta los detalles finos. Por ejemplo, un día me hizo saber que en la guerra contra España participó Carlos Horvath, quien, además, entregó su vida en el Combate Naval de Iquique. De hecho, está enterrado en Valparaíso, en la Plaza Sotomayor. Y yo no tenía la menor idea de un cierto pariente en esa área.
Hago este recuerdo como un complemento al justo homenaje que hoy se rinde a don Jorge Martínez Busch.
Desde luego, muy agradecido, muy conmovido, expreso mis condolencias a su señora esposa, Carmen García Drummond; a sus tres hijos, Jorge, María Soledad y Gonzalo; a todas las personas que trabajaron con él, y a la institución que tanto amó: la Armada de Chile.
Muchas gracias.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Coloma.


El señor COLOMA.- Señor Presidente, en nombre de la Unión Demócrata Independiente, quiero rendir sentido homenaje en memoria del ex Senador don Jorge Martínez Busch.
Muy joven, a los 15 años de edad, ingresó a la Escuela Naval Arturo Prat, iniciando en ese momento una carrera brillante que lo llevó a la cúspide de esa Fuerza Armada solo 39 años después. En 1990 fue nombrado Almirante y asumió la Comandancia en Jefe de la Armada de Chile, sucediendo al Almirante José Toribio Merino.
Se dice que de inmediato se notó el contraste de estilos entre ambos: mientras su antecesor era famoso por su humor, Martínez Busch era más bien circunspecto, más académico; demostraba mayor interés en temas estratégicos, geopolíticos, de filosofía e historia.
En efecto, en su carrera profesional en la Armada, se destacó y especializó en ámbitos como el Estado Mayor, torpedos, armas antisubmarinas y minaje. Además, fue uno de los más reconocidos expertos en Chile en geopolítica, logística y seguridad nacional.
Fuera de la Armada también hizo muchas cosas: fue profesor de Guerra Naval en el Ejército y en la Fuerza Aérea, y de Geopolítica en la Universidad Técnica Federico Santa María; completó estudios de Magíster en Historia Mundial en la Universidad Católica de Valparaíso; fue profesor investigador en la Universidad de Chile; miembro de la Academia de Historia Naval y Marítima de Chile; Presidente del Instituto Geopolítico de nuestro país, y Director del Instituto de Estudios del Pacífico de la Universidad Gabriela Mistral, entre muchas otras actividades.
Parte de tales conocimientos los volcó en dos libros muy notables, que, en mi opinión, van a ser de lectura obligatoria en los años que vienen: Cuenca del Pacífico: la puerta del desarrollo (2002) y Oceanopolítica: una alternativa para el desarrollo (1993).
Voy a detenerme en este punto porque considero que aquí hay uno de los aportes más valiosos que don Jorge Martínez Busch entregó a Chile.
En el último libro mencionado él señala que "el mar no es un ambiente fácil al hombre y, precisamente por serlo, para adentrarse en él es necesario conocerlo bien".
El mismo don Jorge nos describe, con notable profundidad y originalidad, la relación que Chile debería tener con el mar, señalándonos que no podemos desconocer la existencia de un océano gigantesco frente a nuestra tierra.
Nos enseñó que en el hemisferio norte, en el que está concentrado gran parte del territorio mundial, la geopolítica -con razón- centra prácticamente todo su quehacer en torno al dominio de la tierra, considerando al mar como una vía expedita de comunicaciones, situación que es diametralmente distinta en el hemisferio austral, donde predominan las aguas del Pacífico, Atlántico e Índico por sobre los territorios.
En el hemisferio sur, por tanto, la influencia de los océanos es permanente en los Estados, por lo cual aquellos no podrían ser considerados simples vías de comunicación. Ello hace que la concepción geopolítica del hemisferio norte deba ser distinta de la del hemisferio sur. Y por esa razón profunda propuso que la relación entre el mar y los Estados en este lado del mundo se denominara "oceanopolítica".
Así, nos enseñó que es la oceanopolítica la que debe permitir a los gobernantes la búsqueda del bien común. Para ello, cabe concebir el mar y los espacios oceánicos como un área de desarrollo y crecimiento del Estado.
Además, esta política debe llevar a los países del hemisferio austral a una defensa y conservación del océano y a establecer normas que cautelen mejor los intereses de los Estados que confían su desarrollo en el mar.
Aplicando su teoría de la oceanopolítica a Chile, don Jorge nos señaló que, siendo nuestra patria un país marítimo por excelencia, cuya supervivencia depende en última instancia de cómo se haga uso del mar para el desarrollo y el crecimiento, debemos cambiar nuestro enfoque en cuanto a la relación que existe entre la tierra y el mar para convertirlo en una relación del mar con la tierra. En consecuencia -nos dijo-, cualquier decisión que se tome, tanto en el ámbito público como en el privado, debiera considerar la existencia del océano, porque este se hará presente tarde o temprano.
Dentro de Chile, don Jorge dio especial importancia a las aguas antárticas. Nos enseñó que la geopolítica mundial lleva a postular que el próximo campo disponible para las acciones que permitan el crecimiento sostenido de los Estados será, en el siglo XXI, el de las aguas antárticas. Estimaba, con extraordinaria clarividencia, ya hace muchos años, que estos espacios marítimos serán factores de enorme relevancia para el desarrollo de una gran parte de la humanidad.
También quiero recordar a don Jorge Martínez Busch en la otra etapa de su vida, como servidor público, cuando asumió como Senador institucional en 1998, cargo que ejerció hasta el año 2006.
Durante todo su período parlamentario, integró la Comisión de Relaciones Exteriores y fue Presidente de la Comisión de Intereses Marítimos, Pesca y Acuicultura.
Puedo y quiero decir con propiedad, porque lo conocí y compartí con él durante cuatro años en esta Corporación, que fue un gran Senador. Fue un hombre serio, diligente, trabajador; leía todo lo que había que leer y aportaba con acuciosidad cada vez que era necesario agregar algo original a una iniciativa legal o un proyecto de acuerdo.
Cuando alguien dedica parte de su vida al servicio público, es bueno recordar los méritos que tuvo en el ejercicio de su cargo y que sirven de modelo respecto de la forma de ejercer las distintas instituciones.
Su retiro del Senado en marzo de 2006 coincidió con el fin de los Senadores institucionales, como consecuencia de la reforma constitucional aprobada el año anterior.
Evoco con especial emoción las últimas palabras que pronunció en esta Sala, sentado allá al fondo, cuando expresó el honor que le significó haber sido parte del Congreso Nacional durante ocho años.
Él creía firmemente en esta Corporación y sentía -hasta el final lo dijo- que como Senador institucional había cumplido -cada vez que pudo- con el importante papel de establecer entre la Oposición y el Gobierno equilibrios que hicieron posibles las transiciones y los cambios sin llegar a situaciones extremas, contribuyendo así a la estabilidad del sistema político chileno y al progreso permanente sin tensionar los extremos.
Lograr el paulatino avance del perfeccionamiento de nuestra institucionalidad implicó avalar consensos. Don Jorge muchas veces lo hizo pues consideraba que estos prestigiaban e identificaban a la vida política nacional en los años de la transición.
En efecto, don Jorge nos decía que los sucesivos Gobiernos de la Concertación contaron con Senadores institucionales que con sus ideas fueron, sobre todo, leales con los chilenos, leales con el país, leales con la necesidad de asegurar el desarrollo paulatino, armónico, organizado y estable de Chile.
Y frente al futuro, nos señaló dos desafíos que se hallan plenamente vigentes.
En primer lugar, planteó la necesidad de que la Cámara Alta asuma de manera permanente el imperativo de cambiar la percepción de la ciudadanía sobre la clase política. Estimaba que la imagen que proyectemos debiera ser la preocupación fundamental en los próximos años como un factor principal de prestigio de la función política que aquí se ejecuta.
En segundo término -era un hombre adelantado-, consideró que el Senado debía estar más involucrado en la tarea de ser parte del proyecto país que será necesario establecer hacia el futuro. Esta Corporación debiera transformarse en un gran lugar de reflexión y, al mismo tiempo, a través de la labor legislativa, formar parte del diseño país, asumiendo un rol más activo y directo con el Poder Ejecutivo.
Estimados Senadores, no puedo terminar mis palabras -sé que don Jorge habría apreciado escuchar esto antes que cualquier otro comentario- sin nombrar en este homenaje a la familia que él formó: a su esposa, Carmencita, y a sus tres hijos, Jorge, María Soledad y Gonzalo.
Habiendo sido un hombre profundamente cristiano y bondadoso, no nos cabe duda de que ellos tienen el mejor de sus legados. Del mismo modo, para él su familia fue el mayor éxito, mucho más que los notables cargos que llegó a ejercer.
Por eso, con la partida de don Jorge Martínez Busch, no solo su familia, sino también Chile, la Armada y el mar pierden a uno de sus grandes defensores.
He dicho.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).
El señor GIRARDI (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Zaldívar.


El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente, en nombre de los Senadores y las Senadoras de la Concertación, quiero dejar constancia en la Versión Oficial de nuestra adhesión al homenaje que hoy día la Cámara Alta rinde al ex Senador Jorge Martínez Busch, quien nos acompañó durante ocho años en nuestras funciones.
Al mismo tiempo, aprovecho la ocasión para expresar a su señora esposa, a su hija e hijos nuestras sinceras condolencias.
Muchas gracias.
--(Aplausos en la Sala y en tribunas).

El señor GIRARDI (Presidente).- Damos por terminado el sentido homenaje que nuestra Corporación rinde al ex Senador don Jorge Martínez Busch.
Reiteramos nuestro aprecio y cariño a su señora esposa, doña Carmen García de Martínez; a los familiares y amigos que la acompañan, y a la delegación de la Armada que se halla en las tribunas.
Se suspende la sesión por cinco minutos.
Muchas gracias.