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DESIGNACIÓN DE DON CARLOS MASSAD COMO CONSEJERO
DEL BANCO CENTRAL


El señor ZALDÍVAR (don Andrés).- Señor Presidente, doy excusas por quitar un poco de tiempo al Senado antes de iniciar el Orden del Día, pero deseo dar a conocer a esta Corporación el contenido de una carta que 25 señores Senadores hemos decidido enviar al señor Presidente de la República. Es muy breve, pero me parece conveniente que el Senado se imponga de ella.
El texto de la carta es el siguiente:
"Excmo. señor Presidente:
"Los Senadores abajo firmantes venimos formalmente en solicitar que ponga nuevamente a consideración del Senado de la República la proposición del señor Carlos Massad como Consejero del Banco Central de Chile.
"La presente petición se funda en la certeza que la votación registrada el día 27 de agosto del presente año, no representó el verdadero sentir de la mayoría de este Senado que había formalmente comprometido su apoyo al nombre por Ud. propuesto. Estamos, además, convencidos que la autonomía del Banco Central se garantiza mediante la designación de Consejeros idóneos firmemente comprometidos con ella y, por el contrario, se debilita cuando estas designaciones se partidizan en la forma como ocurrió en esta ocasión.
"Conscientes de las graves consecuencias de la votación de fecha 27 de agosto, tanto desde el punto de vista del funcionamiento de las instituciones como de la credibilidad de los compromisos adquiridos, los Senadores abajo firmantes declaramos formalmente nuestro respaldo a la postulación de don Carlos Massad Abud y manifestamos, a su vez, nuestra disposición de pronunciarnos en pública votación, no obstante la facultad reglamentaria que nos asiste para hacerlo en secreto.".
Firman 25 Senadores.
He dicho.
El señor DÍEZ (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Piñera.


El señor PIÑERA.- Señor Presidente, ya que el tema ha sido planteado nuevamente en el Senado, deseo, con la misma brevedad, entregar algunos antecedentes en forma pública.
Los acuerdos relativos al Consejo del Banco Central nacieron junto con la Ley Orgánica del Instituto Emisor, cuando se creó por primera vez un Consejo autónomo. En esa oportunidad --año 1989--, el Gobierno militar encabezado por el entonces Presidente Pinochet, designó cinco Consejeros, de los cuales dos representaban el pensamiento del mundo de la Concertación --entonces en la Oposición--; dos, el pensamiento del Gobierno militar, y una persona elegida de común acuerdo, que durante el primer período fue el Presidente del Consejo.
En 1993, señor Presidente, se renovó este acuerdo en el Congreso Nacional, con presencia del Ministro Secretario General de Gobierno, señor Enrique Correa, quien, cuando anunciamos nuestros votos favorables a la proposición del señor Marshall como Consejero --porque reflejaba el citado acuerdo que tenía tres criterios: excelencia personal, profesional y académica; compromiso con la autonomía del Banco Central, y pluralismo en la integración del Consejo--, manifestó en esta misma Sala que él se comprometía a que se respetara tal acuerdo y que su espíritu iba a predominar en las demás designaciones.
Este acuerdo, señor Presidente, fue roto en la forma y en el fondo en 1995, porque, de manera inconsulta y sin respetar el espíritu de pluralismo que había sido consagrado y que consta en los documentos del Senado, se designó a una persona que no cumplía, en nuestro criterio, con los acuerdos establecidos.
Junto con reconocer, por supuesto, el derecho de los Senadores a pronunciarse, deseo plantear también al Gobierno que, en una democracia sana y fuerte, el cumplimiento de los acuerdos y el respeto a la palabra empeñada es fundamental. Y quisiera que el Gobierno comprendiera a cabalidad el sentido del mensaje que quisimos enviarle ayer, que no es más que exigir el cumplimiento de los acuerdos y la palabra empeñada.
También cabe señalar que con el Senador señor Otero visitamos al Presidente Frei antes de que se produjera la designación. Y como consta en la prensa y lo reconoce el propio Ministro de Hacienda, en esa oportunidad hubo el compromiso de que la designación iba a ser conversada, dialogada, con todos los sectores del Senado y que se iba a buscar una designación consensuada.
Señor Presidente, lamentablemente debo decir que no hubo diálogo, ni hubo designación consensuada.
Termino diciendo que si hay acuerdo respecto de tres criterios fundamentales: excelencia de la persona --en lo humano, profesional y académico--, compromiso con la autonomía y pluralismo, nadie puede sostener que, dado que en las últimas cuatro designaciones que ha hecho el Gobierno de la Concertación solamente han sido propuestos militantes de la Concertación o personas...
El señor HORMAZÁBAL.- ¡Es falso!
El señor PIÑERA.- ...designadas en forma unilateral por ellos mismos...
El señor HORMAZÁBAL.- Está mintiendo el colega sobre la materia, señor Presidente.
El señor PIÑERA.- No estoy mintiendo.
El señor DÍEZ (Presidente).- Señor Senador, se borrarán de la Versión Taquigráfica las palabras que no corresponden.
El señor PIÑERA.- Señor Presidente, no le voy a aceptar al Senador señor Hormazábal su permanente...
El señor HORMAZÁBAL.- Yo lo emplazo a que nombre a los militantes de Concertación que...
El señor PIÑERA.- No le he dado una interrupción al Senador señor Hormazábal.
El señor HORMAZÁBAL.- Pero no tiene derecho a seguir engañando a la opinión pública. Usted está mintiendo, Senador Piñera.
El señor PIÑERA.- Señor Presidente, al Senador Hormazábal, con su insolencia contumaz...

El señor DÍEZ (Presidente).- Honorable señor Hormazábal, puede pedir la palabra después y explicar por qué los hechos que menciona el Senador señor Piñera no son exactos.
Respete, Senador señor Hormazábal, el Reglamento del Senado.

El señor PIÑERA.- Voy a dejar en evidencia la irresponsabilidad del Senador Hormazábal. Dije: tres militantes de la Concertación y una cuarta persona designada en forma unilateral por ellos.
El señor HORMAZÁBAL.- ¡Dijo: "cuatro designaciones"!
El señor PIÑERA.- ¡Lávese los oídos, señor Hormazábal! ¡Sordo, además de imprudente!
Dije, señor Presidente, tres militantes de la Concertación y un cuarto integrante designado en forma exclusiva por ellos: los señores Pablo Piñera, Marshall y Massad son militantes de Partidos de la Concertación y la señora Ovalle fue designada en forma unilateral.
¡Y le pido que revise la Versión Taquigráfica, porque tengo certeza en lo que he dicho!
El señor HAMILTON.- Fue un error, nada más.
El señor PIÑERA.- Por lo tanto, señor Presidente, quisiera plantear aquí que cuando un Gobierno cree que designando solamente personas de la Concertación se está respetando el pluralismo, es una concepción del pluralismo tremendamente estrecha. También puede haber personas que no siendo parte de la Concertación también reúnan los requisitos.
Por eso, señor Presidente, deseo terminar haciendo un llamado respetuoso al Gobierno a que demos cumplimiento a los acuerdos y a las palabras empeñadas.
He dicho.
El señor ERRÁZURIZ.- Señor Presidente, pido la palabra.
El señor DÍEZ (Presidente).- Han solicitado la palabra los Senadores señores Ominami, Prat, Larraín y Errázuriz.
Si le parece a la Sala, se darán cinco minutos a cada uno, terminar este debate y entrar a discutir los proyectos de la tabla.
Así se acuerda.
Tiene la palabra el Honorable señor Ominami.


El señor OMINAMI.- Señor Presidente, ante todo me parece importante hacer un esfuerzo para escucharnos unos a otros. Probablemente, eso nos ha faltado en algunos momentos. Me gustaría que, en esta ocasión, nos esforcemos en prestar atención a lo que expresamos y debatamos como corresponde a esta Corporación.
Señor Presidente, hay que distinguir entre dos cosas fundamentales en nuestra discusión.
Un tema de fondo es el que tiene que ver con la forma a través de la cual garantizamos el adecuado funcionamiento de una institución tan importante como el Banco Central. En este campo, soy partidario de buscar, dentro de requisitos particularmente exigentes en materia de idoneidad técnica y profesional, un cierto pluralismo en el Consejo. Y cuando digo "pluralismo" no me refiero a un cuoteo de partidos. No se trata de eso; y creo que nadie está planteando que el Consejo del Banco Central deba ser cuoteado entre los partidos políticos. Pero, sí, hay que reconocer que en cuanto a políticas monetarias, de control de la inflación, de apertura externa, hay distintas escuelas. La economía no es una ciencia exacta y se distinguen diversas corrientes de pensamiento. Me parece muy importante que ellas se vean adecuadamente reflejadas en el Consejo. Ése fue el sentido del acuerdo implícito-explícito al cual se llegó en 1989 para poner en funcionamiento este Consejo del Banco Central como organismo autónomo.
Soy una de las personas que --y lo he dicho en otras ocasiones-- piensan que en 1995 no se actuó convenientemente. Sería muy importante que, con la debida tranquilidad, discutamos esta materia para que, en el curso de este período --con las designaciones que corresponde hacer al Presidente de la República en este campo en 1996, 1997 y 1999--, se establezcan algunos criterios que permitan, de alguna manera, retomar el espíritu con que se inició el sistema en 1989.
Sin embargo, ese tema es distinto del planteado en la solicitud de los 25 Senadores. Lo que estamos señalando --y sobre esto deberíamos pronunciarnos en esta ocasión o, por lo menos, clarificar nuestros puntos de vista-- es que existía un compromiso explícito de la mayoría de los Senadores para apoyar la proposición que el Primer Mandatario iba a formular a la Corporación. Ése era el tema planteado. Ayer fuimos convocados para hacer efectivo ese compromiso; y, por razones que no es del caso discutir aquí, algo ocurrió que él no pudo ser honrado.
Me parece muy importante la gestión llevada a cabo por 25 Senadores--esto es, por la mayoría del Senado--, destinada a pedir al Presidente de la República que reitere su propuesta a esta Corporación, para cumplir algo tan sencillo como honrar los compromisos y la palabra empeñada.
Considero muy importante velar por el adecuado funcionamiento de las instituciones. Y creo que una condición básica para ello es justamente el respeto a lo pactado y a la palabra empeñada.
Por eso asigno tanta relevancia al pronunciamiento emitido, y espero que lo acoja el Primer Mandatario.
El señor DÍEZ (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Prat.


El señor PRAT.- Señor Presidente, usaré sólo dos minutos de mi tiempo en este tema, puesto que mi solicitud para intervenir decía relación a un asunto legislativo, que solicito a Su Señoría que lo tratemos luego de agotado este punto.
Por ahora, quiero decir que me interpreta cabalmente lo señalado por el Senador señor Piñera. Y, en cuanto al cumplimiento de los compromisos, creo que habrá que hacer luz pública de los asumidos en esta materia, puesto que hay quienes --según se afirma-- contrajeron determinadas obligaciones. Lo que está en juego es el compromiso del Gobierno de la Concertación sobre esta materia, y considero que eso es lo relevante.
En todo caso, a mi juicio, enviar al Jefe del Estado una carta firmada por 25 señores Senadores formulando un planteamiento que dice relación a algo que se resuelve en votación secreta, rompe el sentido de la misma y crea un inconveniente precedente para el futuro, lo cual debe ser tomado en cuenta por la Sala.
El señor HAMILTON.- Pido la palabra.
El señor HORMAZÁBAL.- ¿Me permite, señor Presidente?
El señor DÍEZ (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Larraín.


El señor LARRAÍN.- Señor Presidente, deseo referirme muy brevemente a esta materia y manifestar que, en realidad, los problemas suscitados a raíz del rechazo del nombramiento de don Carlos Massad en el Consejo del Banco Central se han debido, por una parte, a una cuestión de procedimiento. Hemos querido conversar sobre esta situación tanto en 1995 como este año, y no hemos podido lograr ese objetivo. El Gobierno no ha querido dialogar con nosotros al respecto.
Por otro lado, hay un problema de fondo relativo al Consejo del Banco Central como una institución autónoma. La garantía para lo último es que en él estén representadas distintas sensibilidades económicas --no partidos-- de diferentes técnicos, de alto nivel, con experiencia, que existen en Chile y que no pertenecen a un solo sector político, sino que los hay en todos. Eso no se ha respetado, y por ello se produjo el rechazo de la proposición presidencial.
Se habla de que algunos señores Senadores no habrían cumplido un compromiso. ¿Cómo es posible saber que eso es así? ¿Alguien pudo ver cómo votaron, como para hacer imputaciones temerarias e, incluso, ofensivas?
Por el contrario, creo que el que no cumplió el compromiso fue el Gobierno. Al respecto, deseo recordar las palabras pronunciadas por don Enrique Correa el miércoles 24 de noviembre de 1993, a propósito de la elección del señor Jorge Marshall, aprobada prácticamente por la unanimidad del Senado. En esa oportunidad dijo lo siguiente: "En verdad, estamos actuando de acuerdo al mismo espíritu con que se constituyó el primer Consejo del Banco Central, es decir, sobre la base de que éste requiere de una composición equilibrada. Tal ha sido siempre el espíritu del Gobierno. Esta Administración, que se encuentra en los últimos meses de su mandato, ha mantenido hasta el final criterios pluralistas en la conformación de todos sus cuerpos dirigentes". En seguida, da varios ejemplos, para terminar señalando--ruego a Sus Señorías que presten atención, porque en esta parte contrae el compromiso a que me referí-- lo que paso a indicar: "Desde tal punto de vista, nadie puede temer que en el futuro se atente contra ese espíritu que, reitero, fue el que se impuso ya en la composición del primer Consejo del Instituto Emisor.".
El año pasado señalamos a la autoridad que no se estaba respetando ese espíritu con el nombramiento de la señora María Elena Ovalle, y por la misma razón, al mantener igual criterio este año proponiendo a don Carlos Massad --con independencia de su nombre--, hicimos ver que se estaba faltando al compromiso que la propia autoridad había asumido. Es eso lo que está en juego.
Por ello, no entiendo el sentido de la carta que firma un grupo de Honorables colegas. Cada quien tiene derecho a plantear lo que le parezca. Pero, en lo que respecta al Senador que habla, espero que esto nos sirva a todos para reflexionar y buscar una oportunidad para debatir cuál debe ser la composición del Consejo del Banco Central, y encontrar acuerdos en esa dirección. Para eso, otra vez estamos disponibles, con el mejor espíritu y la mayor apertura, pero no para aceptar imposiciones que, de repente, una mayoría de Gobierno puede imponer a un Instituto Emisor con otra perspectiva.
A eso invito a los señores Senadores que firman la carta y a todos. No a buscar de nuevo otro procedimiento espurio, que termine en forma inadecuada imponiendo determinada integración del Consejo del Banco Central. Si realmente estamos de acuerdo en el objetivo, no veo por qué, con racionalidad y civilidad, no podemos sentarnos a dialogar sobre la materia. No lo vamos a lograr, obviamente, a través de la imposición, que muchos desean, ni en la forma como se está procediendo.
Insisto: es muy importante lo que estamos debatiendo. Lamentablemente, los hechos --¡los hechos!--, tanto del año pasado cuanto de éste, no se compadecen con dicho espíritu. El Senado ha reaccionado en forma madura, con altura y elevado espíritu cívico, cumpliendo con su responsabilidad. Por la misma razón, lo prudente ahora es entender el mensaje y sentarse a conversar para ver cómo resolver esta inquietud, y no por la vía de la imposición de cualquier mayoría que se pueda configurar, sino mediante el diálogo. Estamos en esa disposición, e invitamos a proceder así a quienes desean un Consejo del Banco Central verdaderamente autónomo.
He dicho.
El señor DÍEZ (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Errázuriz, y a continuación, el Honorable señor Hormazábal, para luego entrar a analizar los asuntos de la tabla.
El señor HAMILTON.- También solicité el uso de la palabra, señor Presidente.


El señor ERRÁZURIZ.- Señor Presidente, en primer lugar, celebro la iniciativa de enviar una carta al Presidente de la República pidiéndole reiterar su proposición al Senado de designar al señor Massad como consejero del Banco Central por el período que restaba a su antecesor. Fui promotor de ella, siendo eficientemente secundado por el Honorable señor Ominami, con cuya colaboración conté, para finalmente lograr que la suscribieran 25 Honorables colegas.
Quiero dejar en claro la importancia que reviste este hecho. Es relevante que los señores Senadores cumplan sus compromisos. El desprestigio, el descrédito que, lamentablemente, exhibe la clase política deriva, precisamente, de no respetarlos. La Unión de Centro Centro fue víctima de esa situación hace pocos días.
Lo convenido por quienes nos comprometimos a apoyar el nombramiento del señor Massad como consejero del Banco Central es algo que todos debemos honrar. Si ello no ocurrió en la elección del día de ayer, es un hecho lamentable que he intentado remediar precisamente por la vía de reiterar esa petición, puesto que estoy seguro --y me gusta que mis candidatos ganen-- de que en la nueva votación obtendrá los votos suficientes como para ser electo consejero y Presidente del Banco Central por el período que restaba al señor Zahler.
En segundo lugar, y como no me gusta "latear", pues soy breve al hacer mis apreciaciones, quiero señalar --aunque cause cierta hilaridad al Honorable señor Piñera-- que, si lamentablemente Su Señoría se equivocó, ello no significa que necesariamente deba ser denostado por el Senador señor Hormazábal.
Respecto del tema de la autonomía del Instituto Emisor, deseo instar a mis Honorables colegas y al país a no confundir autonomía con repartija, repartición o cuoteo político. Este último obedece a prácticas inaceptables de la politiquería del ayer. No debe existir ni en el Banco Central, ni en los municipios, ni en repartición pública alguna. Las personas deben ser elegidas y designadas por sus méritos, y no por el color político que hayan tenido en el pasado. Ésta ha sido la posición permanente del Senador que habla y de la Unión de Centro Centro. Confundir autonomía con equilibrio entre Oposición y Gobierno, entre Derecha o Izquierda, es un error garrafal y un disparate. Porque la autonomía guarda relación con la independencia de juicio, con la independencia de los poderes económicos y, también, con la independencia del Gobierno y de la Oposición, y sobre todo de los partidos políticos.
En consecuencia, el compromiso adquirido por el señor Massad como persona, en cuanto a congelar su militancia democratacristiana y a actuar profesionalmente, constituye la garantía de autonomía que nosotros siempre debemos pedir. Esto nada tiene que ver con los partidos políticos, y mucho menos pueden pretender la Derecha y la Concertación repartirse el país y el Banco Central en dos mitades, porque Chile no se divide así. La mayoría de los chilenos nos aceptaremos que nuestra patria siga siendo dividida en dos grupos confrontados, bipolares. La nación es una sola, y debe votarse por la calidad de las personas, y no de acuerdo con la forma en que hoy día se viene adecuando el sistema, o --como algunos insisten-- por los colores políticos que ellas tuvieron en el pasado.
Por lo tanto, celebro que 25 Senadores, restaurando el valor de la palabra empeñada, cumplan su compromiso, apoyen y voten en favor del señor Massad, porque estoy seguro de que no sólo será un buen Consejero, sino también un buen Presidente del Banco Central.
He dicho.
El señor DÍEZ (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Hormazábal, y a continuación el Senador señor Hamilton.


El señor HORMAZÁBAL.- Señor Presidente, concurrimos a la Cámara Alta a aportar nuestras ideas, opiniones y la visión que tenemos respecto de la materia, y no a engañar a la gente ni a injuriarnos. Siempre he utilizado un lenguaje en el cual creo. Es duro, pero yo no fui elegido para ganar un concurso de simpatía, sino que vengo al Senado a decir lo que pienso. He visto reiteradamente en la televisión, escuchado en la radio y observado en los medios de comunicación y en el Senado que un Honorable colega, a sabiendas, ha manifestado lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa, induciendo a error. Y eso el Diccionario lo define como "mentir". Me han enseñado que el lenguaje está formado por las palabras de un idioma definido en los textos reconocidos por la Real Academia Española de la Lengua. Y --¡por favor!-- cuando aquí se declara que hay cuatro militantes de la Concertación en el Consejo del Banco Central, y esa afirmación no es cierta ni efectiva, lo que se está haciendo es inducir a error, que es la segunda acepción del verbo "mentir" que figura en el Diccionario.
El señor PIÑERA.- ¿Me concede una interrupción, señor Senador?
El señor HORMAZÁBAL.- Eso lo he apreciado en foros de televisión y lo he escuchado en la radio, porque hay suficiente tribuna para que un señor Senador pueda expresar sus puntos de vista. Y en tal virtud, uso la expresión que el Diccionario da para calificar esa conducta reiterada.
El señor PIÑERA.- Por favor, señor Senador, ¿me concede una breve interrupción, porque estoy siendo aludido por Su Señoría?
El señor HORMAZÁBAL.- Si la Mesa lo consiente, se la otorgo con todo agrado, Honorable colega.
El señor DÍEZ (Presidente).- Puede hacer uso de la palabra, señor Senador.


El señor PIÑERA.- Señor Presidente, el Honorable señor Hormazábal, producto de haber oído mal --por cuanto no puedo creer en otra interpretación--, está tergiversando lo que dije en la prensa y señalé en esta Sala y que ahora vuelvo a repetir: de las cuatro designaciones hechas por la Concertación --termine de escuchar, Su Señoría, porque a veces es bueno tener un poquito de paciencia con el objeto de no cometer errores--, tres personas son militantes de esa coalición, como se ha demostrado, y una fue nombrada unilateralmente. Eso fue lo que manifesté y corresponde al ciento por ciento de la verdad. Por lo tanto, no acepto que el Honorable colega continúe sintiéndose con el derecho a interrumpir, faltando a las reglas y al Reglamento del Senado y, aún más, a hacer alusiones absolutamente falsas.
Gracias por la interrupción, Su Señoría.
El señor DÍEZ (Presidente).- Puede continuar con el uso de la palabra el Honorable señor Hormazábal.


El señor HORMAZÁBAL.- Naturalmente, tengo una ventaja en esto porque, como no soy empleado del Senador señor Piñera, ni la Cámara Alta es una de sus empresas, lo que Su Señoría no acepte es su opinión personal, y yo puedo seguir haciendo uso de mis derechos. ¿No es verdad? Ésa es su opinión, pero ésta es la mía. El señor Senador viene reiterando lo mismo, y precisamente anoche participé telefónicamente con él en un foro por televisión, en el cual Su Señoría insistió en que rechazó el nombramiento aduciendo que la Concertación deseaba seguir designando militantes de sus filas. ¡Eso no es cierto! Es inducir a error, es mentir, y lo reitero apoyándome en el Diccionario. Si se argumenta que ello constituye un mensaje político para el Gobierno por cuanto se habían establecido tales o cuales condiciones, ése es un tema distinto y en cual no me involucro, porque no estoy en el Gobierno y no participé en las reuniones. Y, en consecuencia, no puedo dar fe respecto de ese asunto; es una materia que deberá resolver el Senador señor Piñera con el Ejecutivo. Yo hablo de lo que soy testigo, de lo que escucho y de lo que he leído.
Por lo tanto, como, al parecer, todos aquí hemos expresado nuestro deseo de creer en la rehabilitación de las personas, estoy muy contento de que 25 Senadores hayamos firmado la carta. Invito a otros Honorables colegas a que aprovechen la oportunidad para rehabilitarse y votar afirmativamente la proposición formulada por el Gobierno y recaída en don Carlos Massad.
El señor DÍEZ (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Hamilton. A continuación podrán intervenir los Senadores señores Otero y Horvath.
La Mesa ha tratado limitar el debate, para que podamos despachar los proyectos pendientes, sobre la base de que los dos puntos de vista puedan ser expresados por algunos señores Senadores; pero veo que no he tenido éxito.


El señor HAMILTON.- Señor Presidente, la verdad es que en el Senado no he escuchado una sola opinión que desacredite o ponga en duda la garantía que don Carlos Massad --candidato a Consejero y luego Presidente del Banco Central, a proposición del Ejecutivo-- da en materia de idoneidad profesional, de moral y de experiencia, tanto nacional como internacional. De manera que no me explico que, habiendo el Gobierno analizado el asunto con distintos señores Senadores de diferentes bancadas y llegado a un acuerdo que aseguraba el respaldo de la Cámara Alta a su propuesta, ésta haya sido desestimada por un voto.
En consecuencia, en mi opinión, la carta que hemos firmado 25 Senadores, sin incluir a algunos que no se encuentran presentes, pero que se han manifestado conformes con ese proceder, como es el caso del Honorable señor Martin --Su Señoría ha expresado reiteradamente su acuerdo en tal sentido, y su firma no aparece en la carta porque lamentablemente se encuentra hospitalizado--, viene a reponer algo muy importante. Es legítimo votar a favor o en contra, aceptar o rechazar la proposición. Pero no es legítimo empeñar la palabra de honor en un compromiso determinado y faltar a ella violando ese acuerdo. A mi juicio, esta carta --cualquiera que sea la decisión definitiva del Presidente de la República o del propio interesado don Carlos Massad-- pretende restablecer la confianza en el Senado, en sus miembros, quebrantada por el acuerdo de ayer.
El señor DÍEZ (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Otero.


El señor OTERO.- Señor Presidente, mirando objetivamente el problema, la Cámara Alta queda en una situación muy inconfortable ante la opinión pública.
En la sesión de ayer se realizó una votación, donde había 41 Senadores presentes. Nos pronunciamos respecto de la proposición, se produjo un empate; se llevó a cabo una segunda votación y ella se ganó o se perdió por 21 votos contra 20. Si aceptamos los términos de la carta y las expresiones utilizadas en esta Sala, quiere decir, sinceramente, que nosotros estamos autodescalificándonos. La misiva señala: "La presente petición se funda en la certeza que la votación registrada el día 27 de agosto del presente año, no representó el verdadero sentir de la mayoría de este Senado que había formalmente comprometido su apoyo al nombre por Ud. propuesto.". ¿Qué significa esto, señor Presidente? ¿Que se equivocaron al contar los votos? ¿Que cuando los señores Senadores se pronuncian dos veces no saben lo que hacen? Ello significa dejar prácticamente en la interdicción al Senado de la República. La materia se había comunicado con suficiente anticipación; todos sabíamos lo que debía votarse; hubo que repetir la votación. Entonces, no se venga a argumentar que ésta no representa el sentir de la Cámara Alta.
Por otro lado, sostener que hay Senadores que no cumplieron su compromiso, constituye una imputación bastante seria y grave, sobre todo cuando se trata de votaciones secretas. Tan así lo es como la presentación de una carta y pedir a los Senadores que la firmen públicamente. Ello implica alterar sustancialmente la norma del artículo 159 del Reglamento de la Corporación, que dice: "Serán siempre secretas las votaciones de los asuntos de interés particular que afecten a personas determinadas, tales como nombramientos;".
Señor Presidente, ese proceder --lo hemos conversado muchas veces en esta Sala, en orden a que las votaciones secretas no se manifiestan ante la opinión pública-- constituye una infracción a nuestro Reglamento, constituye una imposición para los señores Senadores que pudieran tener un pensamiento distinto, y se aparta de lo que es la votación secreta.
Aún más, señor Presidente: ¿qué pasaría si mañana, en una votación, no se reuniera ese número de votos?
El señor GAZMURI.- ¿Me permite una interrupción, señor Senador?
El señor OTERO.- Se la concedo con la venia de la Mesa, Su Señoría.


El señor GAZMURI.- Señor Senador, la eventual inconsecuencia de anunciar públicamente la forma de pronunciarse en una votación secreta relacionada con este tema y la supuesta violación del Reglamento, surgieron precisamente de los sectores y de los Comités que, en su calidad de tales --entre ellos, el de Su Señoría--, proclamaron que los Senadores de Oposición eran contrarios a la designación del señor Massad para un cargo en el Banco Central. Entonces, la imputación realizada por Su Señoría debiera dirigirla, en primer lugar, a sus compañeros de bancada, quienes iniciaron el debate público, sabiendo que la votación sería secreta.

El señor OTERO.- Agradezco su interrupción, señor Senador, y me parece muy bueno lo que ha planteado.
Las bancadas, las salas o las colectividades políticas no dan órdenes de partido. Por eso, existen las votaciones secretas.
Deseo recordar el escándalo habido a propósito de la votación secreta para trasladar la sede del Congreso a la ciudad de Santiago. Recordemos los precedentes. No podemos estar cambiando nuestros criterios en cada oportunidad. En esa ocasión, se sostuvo que no se debía presionar a los señores Senadores y que era necesario realizar una votación de carácter reservado para que pudieran expresar su íntimo sentir, pues, en caso contrario, éste no se manifestaría en la Sala. Eso lo escuché muchas veces. De manera que la razón de ser del Reglamento en esta parte es para permitir que un Senador pueda realmente expresar su íntima voluntad. Y, ¿cuándo lo hace? Cuando se pronuncia frente a un proyecto de ley. Pero puede equivocarse: muchas veces uno emite determinada opinión sin conocer los detalles ni haber escuchado todos los antecedentes en la Sala; y cuando llega el momento de votar, después de escuchar el debate, puede cambiar su pronunciamiento. Eso es propio de la gente racional y de las personas que actúan con responsabilidad. Es decir, no comprometerse anticipadamente hasta no conocer toda la información.
Las razones expuestas, señor Presidente, me mueven a dejar constancia de este hecho doloroso para la Corporación.
A mi juicio, lo sucedido ayer es malo para el Senado. Y la presentación de la carta leída resulta peor, tanto por los términos en que se encuentra redactada, cuanto por lo que se ha dicho ahora.
El señor DÍEZ (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Horvath.


El señor HORVATH.- Señor Presidente, lo relativo a la carta brinda la oportunidad de aclarar algunas versiones o especulaciones de prensa aparecidas hoy en relación con la votación secreta.
Al revisar las informaciones referentes a mi caso particular, advierto que el diario "Estrategia" señala que ayer en la mañana yo no sólo habría cambiado de opinión, sino que habría definido ésta en vista de que don Carlos Massad no se pronunció respecto de un compromiso al cual lo estábamos invitando respetuosamente. Me refiero a la prensa escrita.
"La Nación" señala que, de acuerdo a los recuentos de votos, trascendió que no cumplieron con el compromiso adquirido de respaldar al señor Massad "los opositores Julio Lagos (RN), Antonio Horvath (independiente) y Francisco Javier Errázuriz (UCCP)".
"La Época" --no sé cómo se podría haber enterado-- expone que en la primera votación yo me abstuve. ¡Tendría que haber habido un espejo detrás mío para asegurarse una cosa así!
"El Diario" informa que el Senador señor Gazmuri --acabo de hablar con él-- había estimado que yo votaría a favor del señor Massad. Al respecto, daré a conocer por qué pensó de esa manera.
En primer lugar, en declaraciones previas que hicimos a la prensa --la cual tenía interés en una materia tan delicada--, señalé que mi voto no era favorable ni desfavorable, sino que yo estaba analizando, como correspondía, una situación de tanta trascendencia y lo delicado que resultaba mi pronunciamiento en una votación de tal naturaleza; y mencioné la conveniencia de conocer por parte de quien era candidato a ocupar la presidencia del Banco Central, la opinión y compromiso que tenía respecto de un tema que en particular nos interesa a un grupo de Parlamentarios, la realización de las cuentas ambientales. Nadie desconoce --mucho menos la opinión pública-- que el Jefe de Estudios del Departamento de Cuentas Ambientales fue, por así decirlo, elegantemente removido de su cargo a principios de año, al trascender algunos antecedentes relativos a las cuentas del bosque nativo en nuestro país. Hace pocos días, se han dado a conocer las cuentas ambientales en torno del sector pesquero.
Evidentemente, en una materia de esta trascendencia, nos interesaba saber previamente cuál era su compromiso en el sentido de revitalizar un departamento como el mencionado, contando con la participación de los agentes académicos, ecologistas, en fin. Sin perjuicio de la autonomía del Banco Central, era necesario saber si había un elemento que justificara respaldar la postulación planteada. Incluso, me preocupé de revisar lo declarado por el señor Massad en una entrevista especial de prensa realizada por doña Raquel Correa, y allí comprobé que nada de lo anterior mencionó.
Finalmente, ayer en la mañana, en algunos medios de comunicación comenté que me impondría de lo consignado en el informe que al respecto se nos presentaría, donde don Carlos Massad aparece contestando diversas consultas hechas en la Comisión de Hacienda, encargada de informar sobre la materia a la Sala. En la página 6 del documento aparece el tema de las cuentas ambientales, pero no se da cuenta de ningún compromiso asumido. Se dio una respuesta frente a algo que nadie podría contestar de otra manera. Sin embargo, reitero, ello no significaba un compromiso fehaciente como para resolver el asunto que comento.
Esto dentro del contexto de lo que ha pasado en los últimos días, independientemente de que haya más o menos factores. Sabemos que el Director del Servicio Agrícola y Ganadero está renunciado. Él manifestó una oposición o, por lo menos, una objeción dentro de su área de competencia con respecto al cambio del uso del suelo en el área de la extensión de la Región Metropolitana de Santiago, con todos lo efectos que esto conlleva.
Tiempo atrás conocimos --ya lo mencioné-- el caso de don Marcel Claude, del Departamento de Cuentas Ambientales; y hoy nos enteramos de otra renuncia, acaecida en un servicio particularmente relevante en relación con los recursos naturales. Me refiero al caso del Subsecretario de Pesca, don Patricio Bernal. Entonces, una persona que no se compromete públicamente ni ante un Parlamentario respecto de este tema --me entrevisté con el señor Massad y con el señor Ministro de Hacienda-- no está respondiendo a un requerimiento legítimo. No lo culpo por eso, pero tampoco ameritaba la posibilidad de respaldarlo en la votación.
Tales argumentos dan a conocer con qué elementos de fondo uno cuenta para adoptar cierta decisión.
Señor Presidente, estimados colegas, no soy partidario de las votaciones secretas, pues éstas deben darse en casos muy excepcionales. Ojalá que la habida ahora y otras futuras sean siempre abiertas, para que uno tenga la posibilidad de manifestar lo que piensa, pues, por esencia, el Parlamentario trae consigo la voz de quienes le han pedido representarlos en el Congreso Nacional; y eso debe ser de público conocimiento.
Lamento lo ocurrido, pues sé que el señor Massad es una persona de alto prestigio, competente para desempeñar el cargo de que se trata y que tiene muchos otros méritos. Por lo demás, sobran cargos de confianza en el país y, por lo tanto, no me cabe la menor duda de que él desempeñará , con apoyo o sin él, una actividad que realmente lo prestigie. Pero la manera precipitada y poco respetuosa de cómo se postuló su candidatura ante el Congreso Nacional y, particularmente ante el Senado, hizo que pagara una culpa que no merecía.
Agradezco la oportunidad que se me ha dado para aclarar estas especulaciones formuladas en torno de la votación habida.
El señor DÍEZ (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Muñoz Barra.


El señor MUÑOZ BARRA.- Señor Presidente, seré muy breve.
A mi juicio, la realidad de lo acontecido ayer nos deja una experiencia que no podemos pasar por alto, inclusive en lo que respecta a la convivencia y la confiabilidad entre nosotros, a pesar de las distintas posiciones que podamos tener desde nuestras bancadas.
En cuanto al nombramiento del señor Massad, no cabe duda alguna de que no solamente nosotros, sino también el país, entendimos que había un compromiso adquirido por parte de Senadores de diferentes bancadas de apoyar su designación. De no mediar los anuncios hechos y planteados hasta con cierta solemnidad, y no se hubiera destacado la riqueza de un currículo a través de los medios de difusión, evidentemente no habría sido motivo de análisis una determinación en contrario. Éstas son las reglas del juego democrático y de la transparencia.
Sin embargo, esta situación nos debe hacer buscar una fórmula para no perder la confianza entre nosotros. En ese sentido, los debates de sesiones secretas -- y coincido un tanto con lo planteado por el Honorable señor Horvath-- podrían ser reservados, pero las votaciones, permanente y constantemente, tendrían que ser públicas. Y no solamente en este caso, sino también en otros --digámoslo con claridad y sinceridad--, sabemos el resultado en una votación abierta, el cual sería distinto en una secreta. Y aquí se tiene un caso preciso y ejemplar de ello. Públicamente, en efecto, se contabilizó equis cantidad de votos, y con posterioridad el resultado fue diferente.
Si bien no cuento con antecedentes completos sobre el particular, me parece que esta Corporación es una de las pocas en el mundo que aplica un sistema de votación secreta. De tal manera que creo que en el futuro se podría estudiar una modificación del Reglamento, para que los debates acerca de determinadas materias propias de sesiones reservadas revistan este último carácter, pero que las votaciones sean siempre de cara al pueblo, transparentes y públicas.

El señor DÍEZ (Presidente).- Antes de pasar a otro tema, la Mesa desea aclarar que la votación de ayer fue legítima. Ningún señor Senador hizo uso del derecho reglamentario de pedir que fuera repetida por haberse equivocado al emitir su pronunciamiento.
La votación fue secreta por mandato de la ley, establecido, según consta de la práctica del Senado y la Cámara, desde siempre, para garantizar la independencia de los Parlamentarios ante ciertos asuntos, sobre todo los relativos a las designaciones de personas. De manera que no cabe que el sistema sea renunciado por Senadores y Diputados. Y no puede ser de otra manera, por mandato del Reglamento, que es ley de la República, y por tradición parlamentaria.
Finalmente, la Mesa entiende que la carta que se leyó es enviada por varios de Sus Señorías, no en nombre del Senado, y que éste sólo ha sido informado al respecto.