Click acá para ir directamente al contenido
CREACIÓN DE MINISTERIO DEL DEPORTE Y DE LA JUVENTUD


El señor NOVOA (Presidente).- Corresponde continuar la discusión general del proyecto de ley, en segundo trámite constitucional, que crea el Ministerio del Deporte y de la Juventud, con informe de la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización y urgencia calificada de "suma".
--Los antecedentes sobre el proyecto (5697-29) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 9ª, en 14 de abril de 2009.
Informe de Comisión:
Gobierno, sesión 50ª, en 15 de septiembre de 2009.
Discusión:
Sesiones 51ª, en 16 de septiembre de 2009 (vuelve a Comisión de Gobierno); 56ª, en 7 de octubre de 2009 (queda para segunda discusión).
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor HOFFMANN (Secretario General).- Les recuerdo a los señores Senadores que en sesión de 7 del mes en curso se inició la discusión general de esta iniciativa y que el Comité Partido Radical Social Demócrata solicitó segunda discusión.
Asimismo, que los artículos 2°, 4°, 6° -numerales 1), 7), 9), 16), 17 y 18)-, 7° -numeral 8)- y 10 son orgánicos constitucionales, por lo que para su aprobación se requieren 22 votos conformes.
El señor NOVOA (Presidente).- En la segunda discusión, ofrezco la palabra.
Tiene la palabra el Honorable señor Romero.


El señor ROMERO.- Señor Presidente, este proyecto contiene normas de rango orgánico constitucional, las que deben ser aprobadas con quórum especial. Sin embargo, en el Hemiciclo no hay Senadores en número suficiente para tal efecto.
Así que le pido a Su Señoría preguntar a la Sala si existe acuerdo para tratar la iniciativa en una próxima sesión.
El señor NOVOA (Presidente).- Existe quórum, señor Senador.
En todo caso, como estamos en segunda discusión, procedería solicitar aplazamiento de la votación, evento en el cual el articulado sería votado prácticamente sin debate.
Creo que este es el momento para que usen de la palabra los señores Senadores que quieran hacerlo. Si no, reglamentariamente, habría que, o emitir pronunciamiento ahora, o aplazar la votación.
Se encuentra inscrito para intervenir el Honorable señor Horvath.
Tiene la palabra Su Señoría.


El señor HORVATH.- Señor Presidente, tratándose de la discusión general del proyecto que crea el Ministerio del Deporte y de la Juventud, cabe destacar en esta etapa la combinación un tanto extraña, desde el punto de vista institucional, de una entidad más bien técnica, vinculada con el área de la formación y la salud integral, con otra, la de la juventud, que es más bien social.
Aquí se están confundiendo algunos elementos, por cuanto el deporte se practica en toda edad. De modo que no tiene sentido, aunque se creen dos Subsecretarías, combinar tales aspectos.
Ese es un punto que no se puede soslayar.
Además, el deporte se halla estrictamente relacionado con la educación y la salud.
Vivimos en un país donde la actividad física que se desarrolla dentro de la educación formal es mínima: una vez por semana. Empero, todos los indicadores señalan que se debe realizar regularmente, y eso significa al menos tres veces a la semana.
En Chile -aquí ha habido sesiones especiales sobre la materia- se padece de obesidad infantil y hay una serie de predisposiciones poco sanas que hacen necesario vincular la actividad deportiva -a toda edad, insisto- y las acciones relacionadas con la salud y la educación.
Como segundo punto, señor Presidente, cabe mencionar que en nuestro país la distribución de las distintas ramas del deporte es bastante extraña -por así decirlo-, privilegiándose algunas, en particular el fútbol, sobre todo ahora, obviamente en razón de nuestra reciente clasificación para el campeonato mundial de 2010.
La cuestión estriba en que el Ministerio que se crea debe hacerse cargo también de la diversidad geográfica existente en nuestro territorio. Tenemos regiones montañosas; otras registran pluviosidad muy alta, en fin, lo cual genera condiciones diversas para el deporte. De hecho, en Chile, nombre que en aimara significa etimológicamente "zona helada o montañosa", hay ciertos deportes de montaña que solo son practicados por una elite, mientras en países nórdicos o de otras latitudes son tremendamente populares. Me refiero, entre otros, al esquí, deporte que en nuestra nación es carísimo.
A ese respecto, el Estado debe desarrollar una función más relevante, y ello, por lo tanto, ha de reflejarse -lo menciono como ejemplo- en el caso del Ministerio del Deporte.
Otra situación se refiere al fútbol profesional, al fútbol amateur y al fútbol rural. Y esto vale también para todas las otras disciplinas deportivas.
Nos caracterizamos por ser un país donde hay más dirigentes y comentaristas que jugadores, situación que también es necesario remediar.
Un punto no menor en esta discusión general dice relación a cómo está funcionando CHILEDEPORTES, institución que, independiente de la crisis que tuvo por el mal uso de fondos, en fin, hoy externaliza prácticamente todas sus decisiones; o sea, no está utilizando su capacidad propia.
En tal sentido, ha habido toda una discusión en cuanto a tener más Estado. Pero la verdad es que primero requerimos mejor Estado, porque no estamos utilizando en debida forma todas nuestras capacidades instaladas y, además, mediante este proyecto no se regionaliza como corresponde.
Finalizo planteando la conveniencia de incluir necesariamente en la normativa en debate las plantas de funcionarios, para poder dar continuidad a quienes han hecho una carrera efectiva en las respectivas áreas.
Con motivo de la discusión particular presentaremos las indicaciones conducentes a que todas las ramas de las distintas actividades deportivas queden incorporadas en los hechos en la gestión del nuevo Ministerio.
He dicho.
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra la señora Ministra.
La señora TOHÁ (Ministra Secretaria General de Gobierno).- Prefiero intervenir al final, señor Presidente.
El señor NOVOA (Presidente).- Muy bien.
Tiene la palabra el Honorable señor Girardi.


El señor GIRARDI.- Señor Presidente, no cabe duda de la importancia que reviste un proyecto que se preocupa de dos ámbitos: las políticas vinculadas con la juventud y las políticas del deporte.
Es cierto. Creo que no tienen mucho que ver uno con otro. Pero, si se trata de dar una señal para poner de manifiesto la significación de ambos desafíos en la sociedad, anuncio que votaré a favor.
En todo caso, me parece que aquello debe ir acompañado de una mirada más profunda hacia la compleja problemática relacionada con el desafío del deporte.
Somos una sociedad que culturalmente no lleva en sus genes el desafío del deporte, de la actividad física. Chile es una de las naciones más sedentarias. Y esto tiene correlato directo con los indicadores de salud.
Nuestros habitantes, obligatoriamente, deben "hacer deporte". Y ello, porque exhibimos los peores índices de obesidad infantil, que son los mejores trazadores de la situación de una nación en esta materia.
El 22 por ciento de los niños de 6 años son obesos, lo que, lejos, constituye el problema de salud pública más grave y más relevante de nuestra comunidad. No hay nada que mate más, que quite más años de vida saludable y que genere mayores secuelas negativas y más costos económicos que tal situación.
Uno podría decir, inclusive, que aquellos niños presentan un altísimo riesgo. De hecho, de ese 22 por ciento, el 10 por ciento es hipertenso; el 30 por ciento registra colesterol alto, y la mitad (11 por ciento) es resistente a la insulina (es decir, prediabéticos a los 6 años).
En cuanto a la población adulta en general, todos los días hay 300 muertes en Chile. Dos tercios de ellas, a causa de enfermedades crónicas no transmisibles, todas ligadas a la falta de actividad física y al estilo de vida alimentario. Y 100 son prematuras, es decir, evitables; y se trata precisamente de personas con alta ingesta de grasa, sal y azúcar y que no practican deportes.
¿Por qué digo "hacer deporte"? Porque es muy difícil cambiar los hábitos alimentarios de la población, si bien debiéramos intentar hacerlo.
Nosotros presentamos un proyecto de ley -se tramitó en el Senado- para regular la ingesta de sal, grasa y azúcar e impedir la venta de ciertos productos en los colegios y prohibir su publicidad. Pero creo que ello tiene que ir acompañado de otras medidas, que es lo importante. La que ha demostrado ser exitosa en todas partes es la asociación de la estrategia del deporte a otra en que este forme parte de un proyecto de salud, de calidad de vida. Por eso, Estados Unidos y otros países están aplicando hoy impuestos a las comidas grasas, a la sal y al azúcar. Considero que lo anterior es muy relevante, porque constituye una señal y, además, justamente permite financiar políticas de actividad física que resultan fundamentales.
Pienso que si se adoptara la política de gravar las grasas, la sal y el azúcar, por los costos sociales que generan en daño a la salud, y de aumentar, al mismo tiempo, el impuesto al alcohol y al tabaco, se podría contar con el instrumento adecuado para hacerse cargo de determinados males sociales, relacionados con el desenvolvimiento de la economía, con la publicidad, e invertir precisamente donde se obtiene mayor rentabilidad, que es la actividad física.
Esta última no la realiza casi ningún niño de escuelas municipales o privadas subvencionadas. Decir lo contrario es mentira. Es algo que se contempla una vez a la semana; y "si es que", porque cuando llueve no es posible llevarla a cabo, y, entre que los alumnos se ordenan y se desvisten o se visten, si se ejercitan 15 minutos es mucho.
Conforme a la recomendación internacional, se considera actividad física una práctica de dos horas efectuada tres veces a la semana, o sea, un mínimo de seis horas, fraccionadas. Eso resulta imposible en Chile por falta de recursos, de infraestructura, pero, sobre todo, de motivación y de profesores de educación física, porque uno podría correr hasta lloviendo si tuviera ganas.
Lo otro: no contamos con una política en la materia para los adultos mayores ni para los trabajadores. Y en todas las áreas -económica, universitaria o la que fuere- debiera ser obligatorio desarrollar en algún momento una práctica de esa índole. Ello se extiende incluso al período laboral, pues sería la mejor inversión que podría hacer una empresa.
¿Qué quiero decir con lo anterior? Que la medida que nos ocupa tiene que ir acompañada de un conjunto de políticas integrales, porque estamos todos de acuerdo en que no basta con crear un Ministerio del Deporte y de la Juventud.
En cuanto a los jóvenes, sucede exactamente lo mismo. Debieran considerarse criterios sobre el particular en todas las políticas sectoriales. A lo mejor, el futuro Ministerio o la Subsecretaría respectiva deberán cuidar, cuando se trate del sector Salud, de que se contemplen políticas para ellos en todos los consultorios, lo cual no existe hoy. Tampoco son objeto de una política específica en Vivienda, ni en casi ningún Ministerio. Y de lo que se trata es de instalar una política de esa naturaleza a nivel ministerial, en todas las acciones que se desarrollen en el ámbito del país.
Cuando discutimos el tema de lo digital, por ejemplo, el hacer de Internet un bien de servicio público, como el agua, el alcantarillado, la electricidad, dice relación a aspectos relacionados con las generaciones que vienen, con los jóvenes. Se trata de políticas fundamentalmente dirigidas a ellos, que son los usuarios más importantes, para disminuir la brecha entre los que pueden acceder a ese medio y los que se hallan impedidos de conseguirlo.
Por lo tanto, me parece interesante crear el "chasís" de una preocupación. Pero a esta hay que llenarla de contenido e ideas innovadoras.
Creo que debemos observar lo que están haciendo en otras partes, porque no vamos a inventar la pólvora.
Insisto: muchas de estas políticas se podrían financiar a partir de los males sociales generados por las grasas, la sal, el azúcar, el alcohol, el tabaco, productos que, como señalaba, son objeto de campañas publicitarias inductoras de grandes consumos que son muy difíciles de evitar; pero, al menos, podríamos hacernos cargo de las consecuencias mediante políticas específicas sobre el deporte y la juventud que sean integrales y culturales.
Tenemos que reafirmar una política cultural vinculada al mundo joven. Podríamos haber discutido sobre la creación de un Ministerio de la Cultura y la Juventud, mas no se trata de eso. Pero ya que la normativa va quedar de esta manera, hagámonos parte en forma integral del asunto. Esta no es una cuestión sectorial, sino un problema de carácter complejo, que carece de "un arriba" y "un abajo", de la jerarquía de un aspecto sobre otro. Si no abordamos la materia en su totalidad, difícilmente vamos a llegar a puerto.
He dicho.
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Pizarro.


El señor PIZARRO.- Señor Presidente, deseo consignar que voy a respaldar el proyecto de ley que crea el Ministerio del Deporte y de la Juventud.
Más que nada, lo haré porque considero una señal importante priorizar el deporte, en la institucionalidad pública, a través de una Secretaría de Estado. Sin embargo, con franqueza, también deseo expresar que esa señal puede ser potente, relevante, pero que no se saca nada con crear Ministerios o Subsecretarías de no encararse algunas de las cuestiones de fondo, lo que se plantea si no somos capaces de implementar una política nacional de fomento y desarrollo del deporte de manera consistente y persistente en el tiempo.
En mi opinión, la forma como definir esta última no se halla en el proyecto. Más de alguien me dirá que la creación del Ministerio no implica solucionar ese problema o establecer una instancia que lo haga. Por mi parte, creo que ello es perfectamente posible.
En la ley vigente se dispuso la creación de un Consejo Nacional del Deporte, donde se suponía que tendría que ser determinado este tipo de política de Estado. Hasta el momento, la evaluación del funcionamiento de dicha entidad ha sido negativa, mala; y, en la práctica, carecemos de claridad respecto de qué estamos haciendo o qué queremos hacer en materia de fomento y desarrollo del deporte.
Estimo que ahí es donde se debe tratar de priorizar un debate que vaya más allá de la creación de esta Secretaría de Estado. Si no somos capaces de tener claro, por ejemplo, que resulta fundamental para lograr un avance importante en lo deportivo el que la institucionalidad pública, el sector privado, la estructura del alto rendimiento, así como también las organizaciones a nivel recreacional o masivo, cuenten con una instancia en la cual todas juntas y de manera proporcionada sean capaces de definir la política de desarrollo deportivo, estimo que, lisa y llanamente, no vamos a lograr éxito y seguiremos como hasta ahora, en que se ha procedido, en algunos casos, de manera eficiente en programas de infraestructura, y en otros se ha logrado algún éxito en ciertos deportes. Y, en el mundo de la recreación, algunas organizaciones del nivel de base también pueden tener potenciamiento. Pero la verdad es que hasta el momento no es definida la apuesta que debemos hacer sobre la política de desarrollo deportivo.
Hace tiempo, cuando se discutió la iniciativa legal del deporte, el asunto de fondo era qué institución básica íbamos a fortalecer para desarrollarlo. Mi modesta opinión en ese entonces fue que debían ser las organizaciones deportivas: clubes, asociaciones, instituciones que, de una u otra manera, se dedican a la promoción, desarrollo y fomento del deporte. Puede tratarse de corporaciones, de agrupaciones de distinto tipo. Incluso, la institucionalidad pública, a través de municipios o de entidades que también se dedican a la práctica del deporte, tendría que ser objeto de priorización en la entrega de recursos o de fortalecimiento de las potencialidades que esas organizaciones debieran poseer.
La cuestión es muy obvia: si uno apuesta a masificar, es evidente que debe tratar de hacerlo en los primeros niveles, en los de jóvenes que, en el paso de la enseñanza básica a la media, tengan posibilidades de practicar el deporte. Pienso que lo fundamental -y en la iniciativa que nos ocupa ello no se encara, lo que se debe realizar de una vez por todas-, es contemplarlo como una asignatura obligatoria en las enseñanzas básica y media. Y no me refiero a la educación física, sino a practicarlo en un establecimiento educacional.
Lo anterior representa un desafío enorme, porque no basta con los profesores de educación física: se necesitan monitores, entrenadores, gente especializada que esté en condiciones de enseñar un determinado deporte a los niños. El cambio implicaría modificar la Ley General de Educación y, además, que los docentes aceptaran que quienes no lo son puedan enseñar. Esto último representa la gran limitación y el centro del gran debate registrado en su oportunidad. Los profesores no dejan, lisa y llanamente, que otros especialistas que no son educadores impartan una asignatura.
El asunto es bastante más de fondo, porque, si pudiéramos modificar hoy en cantidad la exigencia del deporte como una asignatura obligatoria, eso haría necesario, como es evidente, disponer de una infraestructura y una organización adecuadas y, a la larga, robustecería la organización deportiva de base, en la medida en que un muchacho, fuera de las horas de colegio o en el fin de semana, tiene que practicar en algún lado. Y ahí es donde adquiere prioridad y sentido el fortalecimiento de la organización deportiva en el barrio, en la comuna, en la ciudad, ya sea en la recreación, el alto rendimiento o la competencia.
Por tanto, junto con aprobar la creación del Ministerio, espero que consigamos llevar a cabo más adelante un diálogo con miras a establecer una política nacional de desarrollo y fomento deportivos compartida por todos, en el cual también debe ser revisado, evidentemente, lo relativo a la administración o el acceso a recursos tanto del sector público como del privado.
La normativa que despachamos hace un tiempo en la actual Ley del Deporte, que permite los incentivos tributarios, no ha sido suficiente ni, menos, eficiente para fortalecer a las organizaciones o para financiar infraestructura o actividad de manera permanente, y tampoco ha significado un aumento importante en los recursos destinados al desarrollo y fomento del deporte.
Tenía previsto tocar otros aspectos, señor Presidente, pero, en aras del tiempo restante, termino simplemente insistiendo en que voy a aprobar el proyecto, a pesar de creer que la señal que da, siendo buena, resulta absolutamente insuficiente para el objetivo que todos nosotros aspiramos a lograr.
He dicho.
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Romero.


El señor ROMERO.- Señor Presidente, siento sumarme a las reflexiones que se formulan acerca de la iniciativa, porque, en definitiva, ellas debieran decir relación, en primer lugar, a si es conveniente reunir en una sola Secretaría de Estado al deporte y a la juventud. Un Ministerio del Deporte implica, más bien, una gestión de carácter técnico y una connotación social mucho más claras.
Además, señalar que el deporte es exclusivo de la juventud, como dice el mensaje, es simplemente no entender lo que está ocurriendo en el país y el resto del mundo. Todos los estamentos de edad se encuentran cada vez más necesitados de desarrollar una actividad de este tipo. No cabe la menor duda de que ella no es privativa de la juventud.
Por otra parte, debemos reflexionar acerca de la oportunidad. ¿Es conveniente que estemos enfrentando hoy un proyecto de esta naturaleza, cuando nos hallamos en las postrimerías de un Gobierno? Estimo de verdad que siempre es importante realizar el análisis pertinente, pero no cabe la menor duda de que primero se requiere un estudio de qué ha pasado en los dos sectores que ahora se pretende juntar.
No me convence el argumento de que se crea el Ministerio porque la institucionalidad actual de la juventud y del deporte no permite llevar a cabo las políticas necesarias para mejorar en estos ámbitos. CHILEDEPORTES, desde su establecimiento, en 2001, registra nueve Subsecretarios -cinco desde 2007- y enfrenta serios escándalos por una malversación de fondos públicos cercana a los mil 200 millones de pesos.
Se critica, además, que la mayoría de los nombramientos de directores y jefes regionales han sido hechos con criterios políticos y no técnicos.
De acuerdo con la Ley del Deporte, los ámbitos de la política en la materia son cuatro: formación para el deporte, deporte recreativo, deporte de competición y deporte de alto rendimiento y proyección internacional. Sin embargo, en Chile no existe una política nacional en el sector que contemple metas o una visión de mediano o largo plazo. Dicho cuerpo legal, más que traducirse en el fomento de la actividad, actúa como una suerte de limitación, al ser muy complejos los procesos para estructurar federaciones deportivas que puedan acceder a fondos concursables, a lo que se ha sumado, a veces, la falta de transparencia al entregarlos. De hecho, se establece que es el mismo CHILEDEPORTES el que fiscaliza la entrega de recursos, lo que ha permitido la utilización de estos dineros con finalidades políticas.
Por otra parte, el Instituto Nacional de la Juventud también mostró, en la década de los noventa, un mal uso de fondos públicos. Actualmente parece ser una entidad con una gran carga burocrática: menos de 40 por ciento de su Presupuesto es utilizado para financiar sus programas. Dentro de los recursos previstos para tal efecto, 65 por ciento se destina a la organización de encuentros de recreación, que son fiestas, eventos artísticos, etcétera. No da la impresión de que sea una prioridad de su gestión el generar políticas enfocadas a las necesidades más urgentes de los jóvenes, tales como la falta de oportunidades, la poca participación, el desempleo, entre otras.
El desprestigio producto del mal uso de los fondos públicos de estos organismos también parece ser utilizado como argumento para la creación del Ministerio, puesto que se estaría dando una nueva imagen pública.
En verdad me extraña la estrategia que se ha seguido, porque, en definitiva, lo que queremos es el desarrollo correcto de las acciones de que se trata. Y para ello nos parece mucho más lógico proponer, como alternativa, el desarrollo de dos proyectos independientes, que apunten a crear una mejor institucionalidad para el deporte y una mejor institucionalidad para la juventud, temas muy relevantes desde el punto de vista de las políticas públicas. En el caso de ambos debemos evitar el establecimiento de nuevos ministerios, dado el alto número de cargos que se originarían en el aparato público.
Cabe recordar los compromisos adoptados en anteriores campañas presidenciales, cuando se decía que se iban a eliminar Secretarías de Estado, a evitar la burocratización. Y resulta que hoy día las estamos creando.
Y, si hacemos un análisis, veremos que en los últimos meses que quedan del Gobierno están siendo reestructurados varios ministerios.
La verdad es que no resulta muy razonable tomar una medida como la que nos ocupa.
En el caso del Instituto Nacional de la Juventud, señor Presidente, considero que lo que se necesita es reformular la orientación de su política e incorporar al Director al Sistema de Alta Dirección Pública; que los fondos sean concursables; que se apoye a las políticas públicas para los jóvenes.
En cuanto al deporte, juzgo que debiéramos hacer, al menos, dos modificaciones en su institucionalidad actual: primero, darle rango de Ministro al Director, y segundo, cambiar la dependencia del servicio público, ya que, según se ha observado, en la Secretaría General de Gobierno ha sido extraordinariamente vulnerable a manejos políticos.
Se propone, como alternativa, el traslado al Ministerio de Educación.
Es decir, el Director tendría el rango de Ministro -al igual que la Presidenta del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes-, pero no se crearía un Ministerio del Deporte y de la Juventud.
Francamente, creo que si de verdad se quiere avanzar en el proyecto, le propongo, con mucho afecto, a la señora Ministra que lo discutamos y lleguemos a un acuerdo -la iniciativa tiene rango de ley orgánica constitucional-, y que busquemos la manera de establecer las bases para un tratamiento separado, o bien, de dar estructuras como las que he señalado, que no quiero repetir. En la forma como el texto se presenta, el Senador que habla se abstendría.
Gracias.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra la señora Ministra.


La señora TOHÁ (Ministra Secretaria General de Gobierno).- Señor Presidente, tuvimos la oportunidad de analizar la normativa con bastante espacio en la Comisión de Gobierno del Senado. Lo mismo se hizo en la Cámara de Diputados. Y lo señalo porque las dudas que hemos escuchado aquí son las mismas que se manifestaron en las Comisiones al inicio de la tramitación.
La primera que se nos ha expuesto en todas las instancias ha sido la de por qué están juntos deporte y juventud. Quisiera contar un poco las razones que llevaron al Ejecutivo a la conclusión de que esta es una buena idea y una buena solución.
En primer lugar, porque aquí tenemos dos materias que, claramente -creo que en eso no hay dos opiniones-, se encuentran hoy día mal ubicadas desde el punto de vista institucional, ya que, por una parte, en el Ministerio en que se hallan carecen de relevancia suficiente, y, por otra, el rango de que gozan no parece adecuado al tipo de política que se desarrolla.
Esto último es muy importante para la decisión de crear un Ministerio. Porque, como se ha dicho, ambas áreas (deporte y juventud) solo pueden desarrollarse de manera adecuada si se trabajan en forma intersectorial.
Si uno piensa las políticas sobre juventud, puede concluir que ellas se realizan en conjunto con educación, con cultura, con trabajo, con vivienda. Y las políticas de deporte tienen una dinámica bastante parecida: una parte se lleva a cabo al interior de la propia institucionalidad, pero otra fracción importante se debe llevar a cabo en forma coordinada con otras entidades.
Es muy difícil hacer políticas intersectoriales si no es partir de un ministerio que se relaciona con otro ministerio. Cuando es una subsecretaría o un servicio el que se relaciona con un ministerio, nunca se logra tal coordinación, porque no son pares, y eso dificulta el diálogo, lo hace más lento, lo entraba.
Efectivamente, deporte y juventud no son áreas que se desarrollen conjuntamente. Ni en la propuesta de creación del Ministerio, ni en el mensaje, ni en ninguna parte se señala -creo que ha habido una lectura errada al respecto- que la idea es que la nueva Cartera esté enfocada en que el deporte sea solo para los jóvenes. Al contrario.
Lo que indica el proyecto es que existen planos donde es posible lograr sinergia entre deporte y juventud -¡por supuesto que sí!-, pero cada uno tendrá independencia para desarrollar sus propias temáticas. Habrá un consejo que funcionará en dos comités: uno para el deporte y otro para la juventud. Sin embargo, ambos funcionarán de manera conjunta algunas veces al año para analizar aquellas áreas donde hay temas compartidos o que se puedan complementar.
Y la decisión de reunir dos materias en un mismo Ministerio tampoco es un invento sin historia. En varios países existen experiencias de este tipo, que han resultado positivas, como en Bulgaria, India, Kenia, Francia, Malasia, República Checa, Singapur, Italia, Túnez, Ucrania, Portugal.
Nosotros creemos que subir el rango de la Subsecretaría de Deportes y del Instituto Nacional de la Juventud no reviste demasiado peso burocrático. Sí representa un gran avance en la relevancia institucional de dos políticas públicas que, para desarrollarse, requieren mayor visibilidad y hallarse en condición de pares con otros ministerios.
En la sesión anterior, señor Presidente, cuando empezamos a discutir el asunto, surgieron dudas de algunos señores Senadores respecto de quiénes estaban apoyando esta iniciativa, qué voces se habían escuchado.
Sobre el particular, debo decir que en ambas Comisiones, tanto en la de la Cámara como en la del Senado, se fijó un largo espacio para audiencias, oyéndose a muchas instituciones, todas las cuales, sin exclusión alguna, apoyaron el proyecto.
En el ámbito del deporte, participaron la ANFP -que hoy día se halla en su momento de gloria-; el Círculo de Periodistas Deportivos; el Comité Olímpico; la Federación Nacional Universitaria de Deportes. La ANFA no pudo asistir a la Comisión, a pesar de haber sido invitada, pero hizo llegar por escrito su parecer favorable al Presidente de la Cámara de Diputados, rama legislativa donde estuvo presente y manifestó también su disposición a apoyar la iniciativa.
En el ámbito del mundo juvenil, tuvieron participación la Vicaría de la Esperanza Joven; el área juvenil de la Mesa Ampliada Evangélica; la Asociación de Guías y Scouts de Chile; doce federaciones universitarias, públicas y privadas.
Además, se escuchó a diversos organismos internacionales, como la UNESCO; la OIJ; la FLACSO, que, en base a la experiencia de otras naciones que han probado distintas institucionalidades, señaló que nuestra propuesta, si se realiza bien, puede ser una buena combinación.
Sin duda, esta es -así se ha manifestado en la Sala- una herramienta para una política que tenemos que potenciar y que requiere también de muchos otros esfuerzos. Pero no podemos excluir que las falencias de nuestra institucionalidad son igualmente parte de los problemas de la política, porque esta última precisa una institucionalidad, un chasis adecuado para su desarrollo.
Ya se han dado pasos en tal sentido. Se han nombrado los directores regionales de CHILEDEPORTES, cargos que fueron concursados a través del Sistema de Alta Dirección Pública. Por tanto, no se trata de una medida nueva que se vaya a implementar. Ya está operando.
De otro lado, las irregularidades denunciadas en su momento acerca de CHILEDEPORTES fueron investigadas, todas, y se encuentran en etapa de sentencia. Y las cifras finales son de una magnitud distinta de las originalmente mencionadas. En todo caso, toda esa historia se halla saneada desde los puntos de vista de la justicia y del mecanismo utilizado para nombrar a los directores regionales.
Lo que ahora requerimos es que estas dos políticas importantes para el país -todo el mundo está consciente de que se les debe dar mayor relevancia- dispongan de una institucionalidad que se encuentre a la altura de asumir tal tarea. Y sin duda que dicha institucionalidad va a contar con mejores condiciones para potenciar la política, para efectuar otros cambios que se requieren, por su relevancia, en la Ley del Deporte, pero que no son excluyentes con lo propuesto, sino, al contrario, plenamente complementarios.
Gracias, señor Presidente.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Cantero.


El señor CANTERO.- Señor Presidente, en verdad comparto las críticas que se han venido planteando.
Me parece que generar una entidad que mezcle juventud y deporte constituye un acto equívoco. Por lo demás, la institucionalidad ha funcionado bastante mal. Y me parece que lo anterior es equívoco porque se enfatiza el enfoque sectorial, y se hace de tal manera que provoca una segmentación respecto de un solo espectro de la pirámide demográfica: la juventud.
Eso va en sentido inverso al buen criterio. ¿Y qué pasa con los niños, con los adultos, con los adultos mayores, con los minusválidos?
¿Por qué creo que además es equivocado? Porque, dadas las prioridades que debemos establecer en materia deportiva -formación, actividad recreativa, competencia y elite competitiva internacional-, se requiere una institucionalidad separada que mire el asunto en un contexto global.
Yo comparto lo prioritario que son el deporte y la juventud, pero estimo que las soluciones deben ser muy distintas de la que se está planteando.
Y quiero dar algunas razones de por qué creo que esta es una mala solución.
En primer lugar, porque no va a responder a un enfoque integral y, además, porque va en un sentido contrario al adecuado -como ya señalé-, pues no solo segmenta, no solo establece una perspectiva sectorial, sino que además enfatiza a un cierto segmento, al menos en lo que dice relación al nombre de la nueva entidad.
¿Cuál es el problema que tenemos en el país? Que hemos mirado el asunto en forma bastante superflua, muy poco seria, con escasa acuciosidad, otorgando mínimo espacio de participación a los principales actores en este ámbito, que son, precisamente, los profesores de educación física.
¿A qué hemos llegado? A una epidemia de obesidad.
Y, como si eso fuera poco, he podido verificar en el sistema educacional exactamente el camino equivocado. En el primer ciclo de formación escolar no se imparte educación física, no se cuenta con profesores de esta especialidad, la cual solo se hace obligatoria a partir del segundo ciclo, es decir, a contar de 5° año básico, cuando los niños ya tienen 12 años.
¡Ningún país ha implementado políticas de competencia deportiva a esa edad! Así vamos rumbo al fracaso. Y no hay que preguntarles a los expertos para llegar a tal conclusión.
La iniciativa en debate, en mi opinión, está mal enfocada.
Otros aspectos que he visualizado, aparte de la obesidad y de la falta de educación física en los niños del primer ciclo escolar, son los siguientes.
Si uno mira el ámbito deportivo, se da cuenta de que los recintos para hacer deporte los ocupan los adultos y no precisamente los niños, porque se debe pagar por su utilización.
Ahí, entonces, tenemos un problema muy serio. Y no se puede disponer de infraestructura por una serie de inconvenientes que no voy a detallar, pero que generan toda esta dificultad.
El uso de los campos deportivos resulta prohibitivo para los niños. Sin embargo, cuando un colegio que no dispone de un recinto apropiado quiere aprovechar las calles para que sus alumnos del primer o segundo ciclos corran por la periferia del establecimiento, el Ministerio de Educación no lo permite.
¡Hoy día no se puede hacer deporte! Yo tuve esa opción porque, aun cuando mi escuela carecía de infraestructura apropiada, podíamos correr por las vías aledañas. Pero hoy eso no se puede hacer, porque se halla prohibido por el Ministerio de Educación.
Y la paradoja llega a extremos, precisamente por la falta de un enfoque adecuado. Si un profesor, comprometido con su vocación, quiere llevar a su curso a un gimnasio que está a dos cuadras, tampoco puede hacerlo. Porque, como el Ministerio no tiene adecuada madurez en torno a esta materia, exige que todos los padres y apoderados autoricen a sus niños para que salgan a realizar deporte a una infraestructura que se encuentra distante del colegio.
Siento que aquí hay demasiados problemas. Pero lo que me preocupa es que, de equivocarnos en esta decisión, vamos a hipotecar el futuro de toda una generación. Ya tenemos una generación hipotecada, con serios problemas. Como indicó el Senador señor Girardi, algunos niños presentan síntomas de diabetes a muy prematura edad, y también inconvenientes en distintos órganos, derivados de la misma situación.
¡Yo no estoy disponible para hipotecar el futuro de una nueva generación y exijo mayor responsabilidad y mayor discusión con respecto a este tema!
Voy a votar en contra, porque creo que estamos ante una iniciativa que se ha estado improvisando, que no se halla bien enfocada.
Estimo muy importante priorizar la juventud. Generemos, pues, una institucionalidad adecuada para eso, lo más técnica posible. Pero no la mezclemos con este otro ámbito del deporte, que tiene la misma prioridad, o más, porque alcanza a toda la población. Debe contar con orientaciones específicas según los distintos segmentos de que se trate. Necesitamos un enfoque sistémico, holístico y relacional en materia de deportes, y no un enfoque sectorial, segmentado hacia un solo estamento generacional como es la juventud.
Anuncio mi voto en contra, señor Presidente.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor Larraín.


El señor LARRAÍN.- Señor Presidente, nos encontramos frente a una materia del más alto interés. Y valoro la disposición del Ejecutivo a priorizar tanto los asuntos del deporte como los de la juventud, para elevarlos de categoría y darles más preeminencia, a fin de que tengan mayor impacto en la formación nacional.
Es un recurso muy recurrido hablar de la importancia del deporte en la formación de las personas, en la salud, en fin, en tantos ámbitos, pero, obviamente, Chile no es un país que haya priorizado el deporte a un nivel adecuado. Por lo tanto, los esfuerzos que se hagan por potenciar dicha actividad son no solo bienvenidos, sino convenientes para nuestro futuro, por muchas razones que estimo innecesario repetir.
Y lo mismo vale respecto a la preocupación por la juventud. Creo que en este ámbito también es preciso hacer algo más de lo que se ha hecho hasta ahora, todavía extremadamente insuficiente. Ya me voy a referir a ello.
Sin embargo, la pregunta es si la fórmula que se propone es adecuada.
Hay bastante discusión sobre la materia. Yo sé que nadie es dueño de la verdad. Pero a mí me parece que el modelo, la tendencia que se está llevando adelante o que subyace en el proyecto va por un camino equivocado. No creo que agrandando el aparato estatal vayamos a potenciar las actividades deportivas o a priorizar de mejor modo la relevancia que la juventud tiene en el ámbito de la acción del Estado.
Esto es lo que a mi juicio hay que revisar. ¿Por qué? Porque, al final, lo que puede hacer el Gobierno, el aparato público, es ayudar a que el deporte sea una práctica muy generalizada. Y para eso lo que importa es la asignación de recursos. ¿Será la creación de un Ministerio el camino apropiado para potenciar la asignación de los recursos, cuando en realidad uno quisiera que estos bajaran a la gente, a los deportistas?
En el ámbito del deporte, por ejemplo, todo lo relativo a la actuación de las federaciones, del deporte olímpico, del deporte competitivo, del deporte de elite, obviamente tiene que seguir políticas más nacionales. Pero lo que dice relación a políticas locales, comunales, provinciales o regionales debe ser manejado desde la base y, ojalá, desde la comuna, pues ahí hay una proximidad con la realidad que no es posible obtener desde el nivel central.
Hemos tenido buenas experiencias con el actual Subsecretario, señor Jaime Pizarro, quien ha mostrado mucha conciencia y sensibilidad. Pero, al final, estar molestándolo por cuestiones de clubes de cada una de las comunas que uno representa pareciera ser un exceso. A lo mejor eso podría tener otra forma de resolución a nivel regional.
En el ámbito de la juventud también ocurre algo que no nos parece lo más adecuado. De acuerdo a los antecedentes de que dispongo, el Instituto encargado del área posee gran carga burocrática: menos del 40 por ciento de su presupuesto es utilizado para llevar adelante sus programas, y de estos, un 65 por ciento se destina a la organización de encuentros de recreación (léase fiestas, eventos artísticos, albergues turísticos, etcétera).
Entonces, me pregunto si acaso esa es la política que queremos incentivar: con muchos recursos para la burocracia y no para acciones propias de la juventud. Y lo que se salva de la burocracia -repito- son eventos recreacionales tipo fiesta y no otros destinados a la formación, a potenciar la creatividad y el emprendimiento de los jóvenes, que es lo que uno y, sobre todo, ellos mismos echan de menos: la falta de oportunidades de estudio, de trabajo. Estas son las cuestiones que deberían motivar a una entidad de Gobierno preocupada de los problemas centrales de la juventud.
En seguida, se plantea un Ministerio para dos objetivos tan distintos como lo son el deporte y la juventud. ¿Cómo se van a juntar? ¿Por qué no están también ahí los adultos mayores, las mujeres? ¿Por qué no igualmente los menores? Hay un Servicio Nacional de la Mujer, un SENAME, un SENAMA, que cuidan estos objetivos.
¿Por qué se combina el deporte con la juventud?
Es cierto que hay lugares donde ello se hace, pero también son muchos en donde ello no ocurre. Hasta ahora hemos implementado la política de crear servicios que apunten a cada objetivo, pero aquí se está transitando un camino que no sigue esa lógica institucional, mezclando dos cosas distintas.
Los objetivos relacionados con servicios públicos destinados a la juventud, a la mujer, al adulto mayor, tienen más bien una mirada de carácter social. Cuando se trata del deporte, en cambio, hay una aproximación de carácter más bien técnico: cómo apoyar esta actividad desde distintas perspectivas. Y tengo la impresión de que aquí no estamos saliendo bien parados, de que estamos mezclando peras con manzanas y rompiendo la lógica de organización del Estado, lo cual no me parece que sea lo más adecuado. Más aún: dentro de esta mala unión de dos aspectos en un solo Ministerio, la mayor parte de las atribuciones se halla dirigida al deporte. Son pocas las que se asignan en materia de juventud. Y ello, porque son dos cosas distintas.
Este es un Ministerio del Deporte al que le anexaron un Instituto de la Juventud porque a este no sabían dónde ponerlo. Y no creo que aquella sea una solución afortunada.
Por otra parte, la nueva estructura orgánica del Ministerio mantiene tanto a CHILEDEPORTES como al Instituto Nacional de la Juventud. Uno se pregunta qué sentido tiene crearles a dos instituciones una superestructura; es decir, más burocracia, más gasto, cuando lo que queremos es menos burocracia y más recursos que vayan a beneficiar al deporte y la juventud.
Pienso que la fórmula que plantea el proyecto -reitero- no sigue la lógica adecuada.
¿Cómo enfrentar, entonces, esta materia?
Perdonen Sus Señorías que a estas alturas del desarrollo de la iniciativa esboce una idea distinta, similar en alguna medida a la planteada por el Senador señor Romero, pero a mí me parece que el camino, más que crear otra Secretaría de Estado, con una nueva superestructura, va por el lado de revisar las actuales entidades dedicadas al deporte y la juventud, darles rango de Ministerio y, probablemente, dotarlas de una orgánica más ágil, más participativa, más global, que genere mayor actividad.
Lo que no debemos hacer es aumentar la burocracia.
Me parece que un Instituto del Deporte y un Instituto de la Juventud cuyos titulares tengan rango de Ministro, al modo de lo que ocurre con el SERNAM, logra el objetivo que busca el Ejecutivo de levantar, enaltecer, potenciar, dar más visibilidad -según palabras de la propia señora Ministra- a tales actividades, pero sin generar la distorsión de la burocracia o de una sobreinstitucionalidad, que por la misma razón produce un quiebre en la lógica con la que se ha venido desarrollando el aparato público, que no es la de crear en cada ámbito un Ministerio, sino un servicio público de alta envergadura con un titular con rango de Ministro. Ello ocurre, por ejemplo, con el Servicio Nacional de la Mujer. Y también podría señalar al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, que representa otra forma de aproximación y que preside, con rango de Ministro, doña Paulina Urrutia.
Esta no es una materia que podamos despachar sin un debate más profundo. Por tal razón, pediría al Ejecutivo un tiempo suficiente a fin de poder evaluar el mejor camino que debe seguir el país, más todavía cuando estamos en las postrimerías de un Gobierno -por eso conviene proceder de esa manera-, para que la próxima Administración lo ponga en práctica con una institucionalidad adecuada a la voluntad de todos.
El camino que se nos propone no me parece el más adecuado, si bien entiendo y apoyo el espíritu del Gobierno de potenciar las actividades deportivas.
Por eso, me gustaría que pudiésemos revisar esta opción para buscar una vía que realmente nos represente a todos y que permita lograr el mismo objetivo oficial, pero pensando en la gente, en los deportistas y en la juventud, más que en el aparato estatal.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Como el Honorable señor Muñoz Barra no está en la Sala, tiene la palabra el Senador señor Gómez.


El señor GÓMEZ.- Señor Presidente, tengo una crítica general sobre las modificaciones hechas hasta el día de hoy, sin perjuicio de encontrarle toda la razón a la señora Ministra.
Considero que si el Ejecutivo no da igualdad de condiciones para poder realizar políticas en las diversas Carteras de Estado, lo que se nos propone no tendrá éxito.
En la actualidad, el Instituto Nacional del Deporte depende del Ministerio Secretaría General de Gobierno y el Instituto Nacional de la Juventud del de Planificación y Cooperación. Como cada uno posee sus propias lógicas, la coordinación entre ellos resulta difícil.
Por lo tanto, lo propuesto por el Gobierno tiene el mérito de dar un rango de importancia al deporte y a la juventud. Pero otra cosa es estar de acuerdo en que se junten ambas actividades, que son relevantes en el país. Creo que no resulta lógico.
Lo que debiera hacerse, a mi juicio -ojalá se realice en el próximo Gobierno- es una modificación completa del Ejecutivo si hablamos de todas las relaciones internas en cada uno de los Ministerios.
Por ejemplo, hace poco en la Comisión de Constitución aprobamos la creación del Ministerio de Seguridad Pública y el Servicio Nacional para la Prevención del Consumo y Tráfico de Drogas -supongo que se acogerá en unos días la constitución de ambos-, en la cual se incluye una institución prácticamente independiente, al igual que en la Cartera que se nos propone, compuesta de dos entes casi autónomos respecto de la actividad o acción del Ministro y del Subsecretario. Me refiero particularmente a que al Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes se le dio carácter independiente, y el Subsecretario o quien esté a cargo de la seguridad o la prevención deberá guardar una relación de convencimiento y no de acción, como debiera ser. Y en el caso que nos ocupa pasará exactamente lo mismo.
Señor Presidente, al analizar el texto del proyecto y las largas discusiones en la Comisión de Gobierno a que hizo mención la señora Ministra, se advierte que al nuevo Ministerio le corresponderá una programación especial bastante sesgada, según lo señalado en el informe, sin perjuicio de que desde la Secretaría de Estado que se crea se podrán coordinar un poco más las relaciones entre las instituciones en el campo de actividades como educación y deporte, y, además, en un ámbito tan importante como el de la prevención, por su significado para el desarrollo de políticas públicas.
El número 15 del artículo 2° dispone: "Elaborar programas y planes tendientes a fomentar la práctica deportiva, incluso competitiva, de mujeres dueñas de casa, adultos mayores, personas en proceso de rehabilitación por drogadicción en instituciones especializadas, personas con discapacidad, personas privadas de libertad en recintos penitenciarios y la población menor de edad considerada en situación de riesgo social que esté bajo cuidado o protección de organismos dependientes del Ministerio de Justicia o de instituciones privadas de beneficencia".
Es decir, hay un "bolsón" que se establece como criterio, a fin de poder decir que, como habrá tal Ministerio, le vamos a agregar, además, que se relacione con otros organismos estatales. Pero -¡ojo!- tanto el Servicio Nacional de Menores como Gendarmería dependen del Ministerio de Justicia. Por lo tanto, las políticas de rehabilitación, prevención o encaminadas a la integración social deberán discutirse y analizarse en dicha Cartera.
Al final, señor Presidente, lo que se ha hecho es tomar los dos Institutos y formar un Ministerio.
El único mérito que aprecio en la iniciativa en debate es que se constituye una Secretaría de Estado, lo que a lo mejor permitirá al Gobierno que le corresponda la aplicación del nuevo sistema contar con la posibilidad de desempeñar con mayor coordinación las políticas.
Sin perjuicio de lo anterior, estimo que esto debiera ser una modificación del Estado. Porque, si uno mira o revisa distintas actividades del Ejecutivo -para no hablar del Estado-, se percata de que algunas situaciones se entrecruzan por no estar bien definidas ni resueltas. Por ejemplo, todos los problemas que en materia de seguridad surgen en las instituciones que pertenecen a distintos Ministerios.
En el proyecto en análisis, hay asuntos vinculados con la juventud y con el deporte; con la inclusión del Servicio Nacional de la Mujer, y con una cantidad enorme de otras actividades que, en algún momento, debieran hacernos pensar en una enmienda al funcionamiento del Ejecutivo, para que efectivamente sea "ejecutivo", tenga actividad real y pueda coordinar realmente las futuras orientaciones.
Pienso que hay razones tanto para aprobar como para rechazar el proyecto de ley en discusión. Pero el mérito por el cual voy a pronunciarme por lo primero radica en que se restan instituciones a los Ministerios Secretaría General de Gobierno y al de Planificación y Cooperación para instalarlas en una entidad que se preocupará de coordinar dos importantes actividades.
Sin embargo, de manera alguna la iniciativa resulta una buena solución a los problemas que hoy día tiene el Ejecutivo desde el punto de vista de la coordinación y del desarrollo de las diversas políticas y no solo en las relacionadas con el deporte y la juventud.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Arancibia.


El señor ARANCIBIA.- Señor Presidente, tengo la impresión de que el proyecto en debate no merece el agrado de nadie, independientemente de que haya sido propuesto por la unanimidad de la Comisión de Gobierno.
Cada señor Senador con el que he conversado me dice: "Sí, pero..."; "Sí, pero no me gusta que esté la juventud metida adentro"; "Sí, pero creo que...". Y lo hemos escuchado ahora mismo en el debate. Son puros "peros". Algunos afirman que lo van a apoyar y otros que no.
Me atrevería a sostener que a la Sala no le está gustando la iniciativa. Al menos quedará en la Versión Oficial este comentario.
Yo tiendo a creer -y apoyo enteramente lo expresado por el Senador señor Larraín- que debiéramos tratar de potenciar la actividad que en distintos campos están desarrollando la juventud y el deporte -existen otros espacios también- y, de ser necesario, subirle el rango y asignarle una categoría ministerial.
¡Hay que hacerlo!
Sin embargo, con la creación de esta institucionalidad va a aumentar la burocracia a que hoy día tiende el sistema -perdurará con una cabeza distinta- mediante la nueva estructura que empezará a funcionar. Y, con eso, me parece que vamos contra la corriente.
Yo estaría de acuerdo en que el INJUV y CHILEDEPORTES pasaran a ser Ministerios y que se reforzasen sus estructuras, para que sus acciones lleguen más rápido al deportista. Pero el crear cosas intermedias, en mi opinión, va contra el sentido lógico.
Comprendo lo dicho por la señora Ministra, y estoy de acuerdo con ella en el sentido de que lo relativo a la juventud está mal ubicado en este momento. ¡Perfecto! Una posibilidad es reubicarlo, según se plantea en el proyecto; o adscribirlo a otro Ministerio, que, de alguna manera, lo atienda preferentemente; o crear la nueva institucionalidad que mencioné, la cual debe estar cerca de los beneficiados. Porque comprendo la necesidad de interacción sectorial.
No cabe duda de que una persona con rango de Ministro va a tener mayor capacidad y potencia para defender los intereses de las personas o atender las necesidades o requerimientos del sector que represente.
Por eso, insisto en que nosotros debiéramos fortalecer los actuales servicios en la medida de lo posible.
Otra cosa que me preocupa, señora Ministra -lo digo con claridad aquí en la Sala-, es el momento y la oportunidad para legislar.
A mi juicio, la oportunidad siempre será buena, porque las políticas que generamos en el Senado deben ser de Estado; es decir, tienen continuidad en el tiempo. De partida, muchos de los señores Senadores presentes seguirán en el próximo período tratando este y otros temas. Así que el momento de legislar no me inquieta.
Lo que sí me preocupa, ciertamente, es cuándo implementar la legislación que nosotros despachemos. Y, en ese sentido, si llegáramos a concordar una solución, apoyarla y sacarla adelante, la lógica básica nos indica que el nuevo Gobierno -cualquiera que sea- debiera implementar la normativa que aprobemos ahora, de acuerdo con el instrumento que le entreguemos. Es necesario saber de qué manera la va a cubrir, satisfacer, atender y desarrollar, en los cuatro años que dispondrá para dar vida a la nueva criatura que estamos armando.
Quiero agregar -como un matiz más- que también he percibido la inquietud de algunos legisladores, en cuanto a si será este el mejor momento de aprobar la iniciativa. Yo les diría que sí. Frente a la opinión pública no podemos dejar de legislar, porque, de lo contrario, habría que cerrar el Senado hasta que terminen las elecciones.
Pero -¡ojo!- lo que aprobemos debe ser implementado por el nuevo Gobierno. Y eso tiene que quedar establecido como resultado del debate que estamos sosteniendo.
Finalmente, en lo relativo al detalle del proyecto -porque aquí estamos en la "solucionática"-, me parece que todos concordamos en respaldar y apoyar, sin objeciones, la creación de esta Secretaría de Estado. Pero incluir en ella a la juventud no es un problema menor. ¿Por qué? Porque si vamos a la esencia, al centro de la preocupación o inquietud de los jóvenes, tenemos que reconocer que ellos tienen una asociación más natural con el Ministerio de Educación, tanto en su formación académica como física; en su proyección institucional; en la instrucción universitaria que recibirán; en las carreras que les ofrecen, y en los espacios que estas les abren en el mercado laboral. Todas esas inquietudes están más firmemente asociadas a la Cartera de Educación que a la del Deporte.
Si a alguien hubiera que endosarle esta criatura y no darle un rango distinto, sería esa la mejor orientación que yo estaría en condiciones de aprobar.
En repetidas oportunidades se ha dicho que ya existen el SERNAM, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y el Servicio Nacional del Adulto Mayor. Es decir, hay todo un sistema que está operando en Chile. ¿Y dónde van a ir a parar esos organismos el día de mañana? ¿Vamos a adscribirlos al Ministerio del Deporte? ¿Y qué más? Porque los viejitos también hacemos deporte. O sea, hay posibilidad de tener ahí una Subsecretaría encargada de la tercera edad.
El señor GÓMEZ.- ¡Habría que crear un Ministerio de la Vejez...!
El señor ARANCIBIA.- Yo estaría encantado.
Pienso que incluir a la juventud en el Ministerio del Deporte es una mala solución respecto de un buen propósito.
Sin duda, yo apoyaría potenciar una estructura que respalde con mayor fuerza al deporte, lo cual no necesariamente debe ser mediante la creación de un Ministerio, pero sí transformando y dando más fortaleza a CHILEDEPORTES, y también al organismo relacionado con la juventud.
Por lo tanto, me voy a oponer al proyecto.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide.


El señor RUIZ-ESQUIDE.- Señor Presidente, un señor Senador señaló que a nadie le gusta el proyecto, pero que todos lo votaremos a favor. Espero que en su caso sea así.
En realidad, debemos distinguir algunas cosas.
Una de fondo: no todo lo de la juventud adhiere al deporte y no todo el deporte es exclusivo de la juventud. Por lo tanto, aquí tenemos algo que en lo formal no me parece adecuado.
Durante años, desde que se abordó esta materia, he sostenido que el deporte es parte de la vida, así como el crecimiento es fundamental en la salud de las personas. El ejercicio físico también tiene que ver con una manera de educar a los muchachos. Es permanente la tesis de que el deporte ayuda a un joven y a una joven a ser un mejor hombre y una mejor mujer.
En la sesión de hoy en la mañana, en la Comisión Especial Mixta de Presupuestos, se planteó por primera vez con mucha fuerza la idea de que el Ministerio de Educación no solo debe ocuparse de instruir a la juventud, sino también de formarla y educarla en otras áreas. Una de ellas puede ser el deporte como método de desarrollo personal. Por eso no me gusta la fórmula que propone la iniciativa.
Reitero que he sido un permanente partidario de la creación de un Ministerio exclusivo del deporte, entendiendo que no solo incluirá el aspecto competitivo.
En Chile se habla mucho del deporte, pero las tres cuartas partes de la población no lo practica. Generalmente se trata del deporte de competición o de las selecciones, lo cual es muy bueno, pero eso no ayuda a que los muchachos y muchachas tengan un mejor desarrollo físico, para hacer válido el antiguo refrán de "Mente sana en cuerpo sano".
En cuanto a los jóvenes, hace tiempo propuse crear el Ministerio de la Juventud y del Niño. Espero que a lo menos el Gobierno diga que no lo respalda, ya que aún no me ha respondido. Y ocurre que un segmento de 7 u 8 millones de personas tienen una problemática similar desde que nacen hasta que llegan a los 24 ó 25 años de edad.
Señor Presidente, el proyecto de la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización requiere quórum especial de aprobación. Y como soy del Gobierno, no insistiré en la posición de que debe votarse en contra o abstenerse, pues no deseo que fracase uno de los asuntos en que más ha insistido la Presidenta de la República y la Ministra Secretaria General de Gobierno. No deseo verlo reducido a la nada, pues habría que esperar un año más para legislar sobre la materia.
Señor Presidente, recientemente todos hemos incurrido en esto de fusionar, crear o armar nuevos Ministerios. Y me he quejado bastante al respecto, porque cuando tratamos el proyecto sobre maltrato infantil o cuando propusimos el Ministerio de la Familia, no tuvimos respuesta. Sin embargo, se ha sugerido la creación de diversas Secretarías de Estado para cada grupo etario de personas. Y eso, a mi juicio, implica distorsionar un elemento coherente y holístico que tiene que ver con el mecanismo de trabajo del Gobierno y del Parlamento.
Por eso, insisto en lo que he sostenido. Pero para los efectos del caso, y por razones mínimas de disciplina para con un proyecto que dice relación a un objetivo importante para el Gobierno, voy a votar favorablemente.
No obstante, quiero manifestar, para la historia de la ley, la esperanza de que en algún otro momento podamos alcanzar una racionalidad en la materia, ahora que tanto se habla de cambiar el Estado.
He dicho.
El señor BIANCHI (Vicepresidente).- Tiene la palabra el Senador señor García.


El señor GARCÍA.- Señor Presidente, pienso que ninguno de nosotros tiene inconveniente en colaborar cuando tramitamos proyectos de ley que significan crear ministerios para realzar la labor y la responsabilidad que le corresponden al Estado frente a diversos sectores de la sociedad, en este caso, a la juventud y al deporte.
Sin embargo, hoy existen 18 Ministerios, más 4 jefaturas de servicio con rango de tales, con lo cual totalizan 22.
Además, debemos considerar que a la Comisión Nacional de Energía se la está transformando en Ministerio de Energía, y que lo mismo ocurre con la Comisión Nacional del Medio Ambiente en su rubro.
Entonces, hay personas que tienen el rango de Ministro; pero que, en rigor, no dirigen una Secretaría de Estado.
A lo anterior se agregan otros Ministerios -las iniciativas de ley pertinentes se encuentran en trámite-, como el de Seguridad Pública y el de Asuntos Indígenas. Y en algún minuto se habló del de la Familia.
Asimismo, recientemente se ha planteado fusionar la Secretaría General de la Presidencia con la Secretaría General de Gobierno en una sola repartición que se denomine "Ministerio de la Presidencia".
En definitiva, señor Presidente, opino que nos hallamos frente a un desorden de la orgánica del Estado. No tenemos claro cuál es la estructura que se le quiere dar a la Administración para maximizar el esfuerzo y el uso de recursos públicos en beneficio de las personas y, en el caso que nos ocupa, de los jóvenes y del deporte.
Mientras no definamos ese aspecto y no lleguemos a un acuerdo nacional en cuanto al número de ministerios y sobre cuáles van a tener dicho rango o el de Subsecretaría, será imposible avanzar en la materia. Porque resulta inadmisible ir creando ministerios en forma absolutamente aislada e inorgánica.
A este paso, los Consejos de Gabinete deberán efectuarse en un estadio. Porque, dado el alto número de ministerios que se establecen, es obvio que a quien sea Presidente de la República le va a costar mucho más realizar las tareas de coordinación que les competen a los distintos Secretarios de Estado.
A pesar de mi gran simpatía por el deporte y por las gigantescas tareas atinentes a la juventud, estimo que el proyecto en debate fue mal concebido y no apunta a dar una solución de fondo a los múltiples problemas que enfrentan esas dos áreas del quehacer nacional.
Con relación a la juventud, creo no equivocarme al decir que la mayor dificultad que hoy la afecta es la altísima cesantía. El 35 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 24 años busca empleo y no lo encuentra. Uno podría argumentar que esta labor debiera llevarla adelante un Ministerio de la Juventud. Sin embargo, también es propia del Ministerio del Trabajo.
Entonces, señor Presidente, siento que no estamos entregando los instrumentos jurídicos que realmente signifiquen una solución de los problemas existentes.
Lo mismo acontece con el deporte. En la actualidad, el identificarlo solo con la juventud constituye un profundo error. Basta observar a los miles de adultos mayores que todas las semanas practican alguna actividad física porque entienden que esta redunda en enormes beneficios para sus vidas.
Por lo tanto, el deporte tiene que extenderse -por las razones que señalaron muchos señores Senadores que me antecedieron en el uso de la palabra- a toda la población. Y no creo que radicándolo en un solo ministerio vayamos a lograr ese objetivo.
Por los motivos expuestos, señor Presidente, anuncio que me voy a abstener.
He dicho.
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Vásquez.


El señor VÁSQUEZ.- Señor Presidente, siguiendo con la nomenclatura usada por uno de los colegas que me precedieron en este debate, voy a decir: "Sí, pero...".
En efecto, mi voto será favorable al proyecto en discusión, pero he de expresar algunas prevenciones que no dejan de preocuparme.
Si bien es innegable la premura que reviste la creación de un ministerio que estructure adecuadamente las políticas públicas relativas tanto al deporte como a la juventud, no es menos cierto que la unificación de estas temáticas resulta difícil de asimilar -así lo han manifestado distintos señores Senadores- al mezclar la calidad deportiva con las necesidades de integración y consideración de los jóvenes en el esquema democrático nacional.
Nuestro país ha demostrado requerir con urgencia una política deportiva que a lo menos permita la competitividad en disciplinas tales como natación, canotaje, atletismo, etcétera, comprendiendo que los escasos triunfos por los que Chile ha sido galardonado son el producto de sacrificios individuales más que de una política de Estado que promocione en forma apropiada nuestras carencias en tal sentido.
En dicho contexto, la aprobación de la normativa en análisis es, más que urgente, imperiosa.
Asimismo, qué duda cabe acerca de la necesidad de mejorar la formulación e implementación de las políticas públicas en materia de apoyo a la juventud. Y no solo a esta, sino también a otros colectivos etarios en situación conflictiva, como el de las personas de la tercera edad -según se ha remarcado-, unificando su calidad de vida a nivel nacional con la de los jóvenes y menores de edad.
La falta de integración de los muchachos en nuestra sociedad es un problema que cada día nos aqueja más. Y la labor realizada durante los últimos años por el Instituto Nacional de la Juventud, si bien ha sido valiosa, evidentemente no ha sido suficiente para permitir la completa integración de nuestros jóvenes y adolescentes al quehacer nacional.
El presente proyecto constituye un avance en el mejoramiento de la planificación, implementación y coordinación de la labor del Estado, tanto en materia de deporte cuanto en el tratamiento que se da a la juventud.
Sin embargo, no deja de inquietarme lo disímil de ambas temáticas, por lo cual debería examinarse la procedencia de unificarlas en una sola Cartera ministerial.
Ya hemos visto, con creces, lo difícil que resulta para algunos ministerios el cumplimiento de sus funciones, en virtud de una disociación evidente entre las materias que se han puesto a su cargo.
Es inaceptable establecer Subsecretarías de primera y de segunda clase para asuntos que, en mi opinión, revisten la misma importancia, especialmente para el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos.
Por eso, señor Presidente, comparto las serias dudas expresadas por la mayoría de los señores Senadores que han mantenido tal postura en el curso de esta sesión.
Considero indispensable una profunda revisión acerca de cómo se van a coordinar las políticas de juventud con las de deporte en un solo Ministerio.
Yo diría que la verdadera forma de actuar de esta nueva Secretaría de Estado debería ser la inversa: cómo no coordinar las políticas de juventud y de deporte, de modo que ambas sean independientes; que ambas sean transversales; que ambas cubran las necesidades de las tareas que los jóvenes requieren, de las labores que se han de efectuar para proporcionarles una vida mejor; y para que el deporte tanto amateur como profesional tenga un debido y adecuado desarrollo en Chile.
Por lo tanto, hay que lograr que, si se aprueba la creación de este Ministerio, en él exista una absoluta independencia entre las políticas de juventud y las de deporte.
Entenderlo de otra manera sería, como acá se ha señalado, limitar los aspectos propios del deporte. Porque este cruza sexo, edad, condición social, todo lo que significan las posibilidades de un vivir mejor. Tener "mente sana en cuerpo sano" (el viejo dicho romano "Mens sana in corpore sano") resulta indispensable para conseguir una mejor calidad de vida.
Por lo expuesto, señor Presidente, aprobaré la idea de legislar. Pero no anuncio mi voto favorable en particular -en caso de que la iniciativa se alcanzara a discutir en esa fase durante esta legislatura-, de no cumplirse el principio que he mencionado en el sentido de mantener en el Ministerio una absoluta independencia y separación entre las políticas de juventud y las de deporte.
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Núñez.


El señor NÚÑEZ.- Señor Presidente, hice uso de la palabra en la sesión anterior en que se discutió la materia. Y ahora solo quiero referirme a una dimensión que me parece esencial.
Desde luego, ni en esta realidad institucional ni en ninguna otra existe un sistema de ministerios anquilosado o petrificado. No hay país alguno que no los esté creando y suprimiendo. Eso ocurre normalmente. Porque la realidad va indicando la necesidad de establecer esos organismos y, en algunos casos, de eliminarlos.
Lo peor que le puede pasar a la actual política de modernización del Estado -todos concordamos más o menos en que es preciso darle una nueva orientación al conjunto de las instituciones estatales- es que sometamos lo relativo a la creación de este Ministerio específico solo a determinada realidad, que no abarca el conjunto de la problemática en que nos encontramos insertos.
En otros términos, la modernización del Estado requiere una mirada más global, donde todos los ministerios o instituciones que se establecen tengan una justificación cierta en la situación concreta en que se desenvuelven.
En el caso que nos ocupa, evidentemente tanto juventud como deporte no solo están mal ubicados en las instituciones que conocemos, sino que han ido constituyéndose cada vez más en una realidad que trasciende los ministerios que en la actualidad los cobijan. Eso es del todo cierto.
Ahora, en cuanto al debate habido en la Comisión, quiero reivindicar la disposición de los cinco Senadores que la integramos en orden a convocar al máximo de personas para conocer su sensibilidad sobre la materia. Y creo hablar en nombre de los demás miembros al decir que, si bien pensamos que no completamos o definimos todos y cada uno de los aspectos que aborda el proyecto, tenemos la satisfacción de haber invitado a quienes nos podían iluminar mejor acerca del particular.
En general, todos ellos estuvieron de acuerdo no solo en la creación de este Ministerio, sino también en las inquietudes pronunciadas en el Hemiciclo, que son exactamente las mismas de nosotros.
De hecho, los cinco integrantes de la Comisión teníamos muchas dudas respecto a la materia. Y tanto al Ejecutivo como a las personas que convocamos les hicimos una serie de preguntas acerca de cómo veían el Ministerio que se establece. Algunos nos iluminaron en orden a que existen lugares donde se observa relativo éxito en el desarrollo de un ministerio del deporte y de la juventud, y otros en cuanto a que hay sectores donde no hay una evaluación cierta que permita disponer de un referente a nivel internacional sobre cómo funciona una cartera de esta naturaleza.
Pero, en general, todos concordaron en que constituía un buen camino.
Sin embargo, coincido plenamente con todos quienes han criticado este proyecto y que han dicho, como el Senador señor Arancibia, "Sí, pero...". Así lo manifestamos también nosotros.
Por eso, fuimos muy categóricos en el sentido de que para avanzar en el desarrollo, discusión, reflexión respecto a esta materia era fundamental aprobar la iniciativa en general. De otra forma, no había posibilidad alguna de debatirla. Y, por cierto, tenemos la mejor voluntad de hacerlo.
Me da la impresión -a lo mejor me equivoco- de que no será el actual Parlamento, sino el próximo, el que la analizará en detalle. Pero para que lo haga, para que reflexione, cualquiera que sea el Gobierno, requerimos acoger la idea de legislar.
Sé que se plantearán algunas indicaciones.
Una de ellas dice relación a separar deporte y juventud. La iniciativa considera Subsecretarías distintas. Pero habrá indicaciones en cuanto a que este Ministerio sea solo de Deporte -como he escuchado-, y no de Juventud. Tales discusiones caben perfectamente en el proyecto en análisis.
Otra apunta a cómo incorporamos a las tareas del deporte dimensiones que van más allá de la juventud. Se ha hablado de los jóvenes, de los niños, de los adultos mayores. Se trata de un punto que nos preocupó a todos, no solo porque ya somos adultos mayores, sino también porque queremos hacer deporte.
Entonces, evidentemente, deseamos incorporar aquello al debate. Porque en Chile, por las razones médicas planteadas en algunas intervenciones, resulta cada vez más fundamental que haya una política de Estado para resolver problemas como la enorme cantidad de gente que en la actualidad no sigue una dieta adecuada ni practica actividad física, el aumento notable de las enfermedades cardíacas en el país, en fin.
La única posibilidad de que dispone este Parlamento, o el próximo, para discutir de manera seria los temas mencionados -que forman parte de las reflexiones que se formularon- es que se apruebe la iniciativa en general. De otra manera, postergaremos un debate que seguramente no se podrá reponer.
En efecto, la única forma de volver a analizar los aspectos relativos a la juventud, a las políticas de deporte es que contemos -creo que la Ministra lo dijo así- con el chasís sobre el cual discutir la materia.
Todavía mantengo muchas dudas, por ejemplo, acerca de la política de deporte. Planteamos el asunto a la Ministra y, por cierto, al Director de CHILEDEPORTES, don Jaime Pizarro. Y les preguntamos dónde radica tal política. Porque el proyecto meramente crea una nueva institucionalidad, y no agota la gran inquietud de todos en cuanto a cuál es la nueva política de deporte que se quiere implementar en el país.
Al respecto, existe un dato que nos pareció relevante: actualmente cinco deportes no poseen institucionalidad. Porque el Comité Olímpico de Chile (COCH) los tiene casi vetados, por justas razones. Entre estas disciplinas se encuentran la esgrima y otras, que no reciben recursos, pues quienes se hicieron cargo de ellas no han rendido las cuentas pertinentes. ¿Y qué pasa con esos deportes? ¿Se siguen practicando o no? El COCH no tiene posibilidad de saberlo exactamente, en vista de que existe una insuficiencia no deportiva: hay fondos no rendidos adecuadamente ante el órgano de fiscalización correspondiente.
En resumen, nos fueron entregados varios detalles de esta naturaleza.
Por ejemplo, respecto al fútbol profesional, nos reunimos con Harold Mayne-Nicholls. Y por cierto nos adelantó su gran optimismo a propósito del triunfo obtenido recientemente en Medellín. Pero el camino diseñado para el fútbol profesional abarca bastante más de lo que hemos conocido en estos días (Bielsa y el éxito futbolístico). Hay una política deportiva en ciernes que resulta fundamental implementar como país. Porque no se trata solo del fútbol profesional. Y así lo entiende la ANFP.
Por desgracia, a la Comisión no asistieron representantes de la Asociación Nacional de Fútbol Amateur (ANFA). Y sucede que esta entidad maneja -no es la palabra más adecuada-, o más bien tiene tuición...
El señor NOVOA (Presidente).- Terminó su tiempo, Su Señoría.
El señor NÚÑEZ.- ¿Me puede conceder un minuto más, señor Presidente?
El señor NOVOA (Presidente).- Cómo no.
El señor NÚÑEZ.- Gracias.
Mencionaba que la ANFA posee tuición sobre un millón 250 mil personas que todos los fines de semana practican deporte. ¡Un millón 250 mil personas! Vale decir, estamos hablando de casi 10 por ciento de chilenos que juegan fútbol profesional.
El señor VÁSQUEZ.- Amateur.
El señor NÚÑEZ.- Perdón, fútbol amateur. Tendríamos que poner particular atención en ello, pues esta disciplina ocupa recursos estatales en la actualidad, posee infraestructura. Y no sabemos cómo cambiar la tendencia natural de los chilenos a practicar más bien fútbol. Ante esta realidad, no se dispone de fondos suficientes para que en todos los lugares existan canchas de pasto natural o sintético.
Cuento esos detalles porque fueron parte de la conversación que sostuvimos con quienes nos visitaron. Yo, por cierto, partí de una duda y llegué a una certeza: la única posibilidad de implementar políticas ciertas en materia deportiva y juvenil radica en que poseamos una sola institucionalidad.
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Orpis.


El señor ORPIS.- Señor Presidente, tal como señaló el Senador señor Núñez en su calidad de Presidente de la Comisión de Gobierno, al interior de esta aprobamos el proyecto con muchas dudas. Y quiero expresarlas esta tarde.
Creo que en materia de administración interior y estructura del Estado se está generando una lógica muy perversa, la cual se traduce en que las estructuras son más importantes que los contenidos.
¿Por qué señalo lo anterior? Porque al segmento juvenil, pese al lobby desplegado por los representantes de la juventud, no se le presta la atención necesaria, ya que, dentro de la Administración del Estado, ostenta una jerarquía inferior al rango de una Subsecretaría.
¿Cuál es la reflexión respecto de ese punto? Que la estructura vale más: si no se actúa entre pares, las políticas no se llevan a cabo.
Y ello es muy negativo. Porque los contenidos siempre deben prevalecer por sobre las estructuras; de lo contrario, estas se transforman en un fin en sí mismo. Es decir, una actividad no es importante si dentro de la estructura del Estado no ocupa un lugar significativo.
Esa es la lógica perversa que se ha practicado en Chile. En efecto, a diferencia de lo aseverado por el Honorable señor Núñez, la cantidad de ministerios ha aumentado en vez de disminuir. Solamente hemos tenido en carpeta la creación de un conjunto de ellos. Distinto sería el caso si se planteara la existencia de algunas Secretarías de Estado y se suprimieran otras que carecen de importancia.
Lo único que estamos haciendo en el caso que nos ocupa es incrementar el número de ministerios y subsecretarías. Y esto ocurre cada vez que falla una institución. ¡Falla la política indígena, creamos el Ministerio de Asuntos indígenas; fallan las políticas deportivas, el Ministerio del Deporte; fallan las políticas relativas a la juventud, el Ministerio de la Juventud, como si ello resolviera el problema!
Yo no comparto esa lógica perversa.
Escuché con mucha atención a todos los invitados que asistieron a la Comisión. Concurrió un grupo muy representativo del mundo del deporte y la juventud. Y, al final, el comentario generalizado en torno a la iniciativa que nos ocupa se puede resumir en pocas palabras: "el proyecto es mejor que lo que hay ahora".
Y ese juicio también fue expresado de manera muy categórica por el Presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional, don Harold Mayne-Nicholls.
Sin embargo, ¿eso es lo que queremos? ¿Crear la expectativa de que por el solo hecho de instaurar un ministerio vamos a contar con una política pública en el ámbito del deporte y de la juventud? Yo, sencillamente, no comparto esa apreciación.
Además, señor Presidente, tengo la sensación de que en materia deportiva no se ha hecho el trabajo como corresponde. Podemos crear el Ministerio del ramo el día de mañana. Sin embargo, lo verdaderamente significativo que había que hacer en este caso era modificar la Ley del Deporte. ¡Ahí está la esencia del problema! Crear una estructura más sin enmendar dicho cuerpo legal -el deporte ya cuenta con una institucionalidad- hará que las cosas sigan exactamente igual o que solo mejoren un poco más, tal como sostuvieron los distintos representantes de organizaciones deportivas.
El gran reclamo del segmento juvenil decía relación a que si no se creaba una Subsecretaría de la Juventud no serían tomados en cuenta al interior del Estado.
Ello, al final, va creando una lógica perversa, porque genera una presión al interior del propio Estado: si no existe un ministerio o una subsecretaría para el tratamiento de asuntos atingentes a determinado ámbito no se es nada dentro del aparato público.
Y esa no es, a mi juicio, la manera de abordar este tipo de materias.
En lo que concierne a la actividad deportiva, debemos comenzar por donde corresponde: la Ley del Deporte. Y, a partir de eso, si es necesario, ir creando el Ministerio. Pero no es dable establecer esta superestructura -es fácil crearla y legislar acerca de ella, pues son materias de corta extensión que casi siempre generan mucha unanimidad- sabiendo que el problema real, práctico y de fondo no lo vamos a resolver. Lo que verdaderamente cabe hacer en el área deportiva es comenzar por modificar amplia y profundamente la Ley del Deporte.
Por eso, señor Presidente, aprobamos la iniciativa con muchas dudas. Gran parte de ellas han sido planteadas hoy por diversos señores Senadores, y son tremendamente legítimas.
Creo que este tema debemos abordarlo con mucha mayor profundidad.
Por lo tanto, comparto el hecho de que tenemos dos alternativas: una es aprobar la idea de legislar y otra es volver el proyecto a la Comisión, a fin de estudiarlo con más detenimiento y sacar una legislación que realmente sirva tanto a los intereses de la juventud como a los del deporte.
He dicho.
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Letelier.


El señor RUIZ-ESQUIDE.- ¿Me permite una interrupción, señor Senador?
El señor LETELIER.- No tengo inconveniente, con la venia de la Mesa, Su Señoría.
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Ruiz-Esquide.
El señor RUIZ-ESQUIDE.- Señor Presidente, deseo solicitar que se postergue la votación del proyecto hasta la sesión ordinaria de mañana.
El señor NOVOA (Presidente).- Señores Senadores, se ha solicitado aplazamiento de la votación, lo cual es un derecho de cada Comité.
No obstante, sin perjuicio de ello, pueden intervenir los oradores que se han inscrito.
Tiene la palabra el Honorable señor Letelier.
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).- ¿Me permite una interrupción, señor Senador?
El señor LETELIER.- Claro, con la venia de la Mesa, Su Señoría.
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Zaldívar.
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).- Señor Presidente, ¿entiendo que en la votación de mañana será posible fundar el voto?
El señor NOVOA (Presidente).- Por supuesto, señor Senador.
El señor ZALDÍVAR (don Adolfo).- Entonces, no intervendré ahora y lo haré mañana.
El señor NOVOA (Presidente).- Conforme.
Tiene la palabra el Honorable señor Letelier.


El señor LETELIER.- Señor Presidente, soy firme partidario de la creación del Ministerio del Deporte y de la Juventud.
Ello no obedece al anhelo de las organizaciones juveniles ni a la obligación de dar respuesta a los deportistas, sino a la necesidad de que el Estado mantenga políticas de primera categoría y de primera línea en las áreas mencionadas, tal como lo han hecho otras naciones.
Estoy seguro de que la actual institucionalidad del país puede ser mejor. El Instituto Nacional de la Juventud, que constituyó una experiencia en la década de los noventa, hoy ha dejado de ser un instrumento eficaz en lo que se refiere a políticas públicas dirigidas a ese numeroso grupo de personas que habitan este territorio llamado "Chile".
No soy crítico de lo que se ha realizado en materia deportiva. Al contrario. El Gobierno de la Presidenta Bachelet va a pasar a la historia como aquella Administración que más esfuerzos ha hecho en esa área, no solamente en el ámbito competitivo, sino también en el formativo y el recreacional.
Se ha desarrollado una tremenda labor no solo en infraestructura, sino también en lo que respecta a las diversas políticas impulsadas al interior de los colegios, donde se han logrado grandes avances, con aportes a más de 5 mil establecimientos, con implementos deportivos, con aumento de horas de recreación y deportes, lo que antes no se hacía.
Pero ello no es suficiente.
Nuestra sociedad moderna -o en vías de serlo- exhibe patologías serias. Los problemas de salud provocados por la inadecuada alimentación y los malos hábitos están invadiendo no solamente al estamento de adultos mayores, sino también al de adultos y jóvenes. Conforme a nuestras costumbres cotidianas, la juventud no hace deportes ni practica la recreación.
Por consiguiente, resulta fundamental en esa etapa generar hábitos adecuados -como lo han hecho muchos países-, porque a través de ellos no solamente se fomentan prácticas saludables, sino también conductas sociales que permiten que la convivencia y la resolución de conflictos sean más sanas y que los proyectos colectivos se emprendan de una forma más creativa.
El Ministerio del Deporte y de la Juventud va más allá de una simple práctica y de la obtención de fondos para una organización deportiva.
La idea es contar con una Secretaría de Estado -así lo entiendo- que nos asegure que ambos elementos crucen las políticas públicas; que sea un Ministerio preocupado de implementar políticas transversales.
Quiero poner un par de ejemplos al respecto, señor Presidente.
Apoyo la creación de dicha Cartera, pero, adicionalmente, espero que sus futuras autoridades sean capaces -si logramos aprobar la iniciativa- de darle el impulso necesario.
En cuanto al desarrollo de nuestras ciudades, las políticas de vivienda -ya no hay urbanismo- no obligan a las inmobiliarias a reservar terrenos para habilitarlos como espacios deportivos que cumplan su objetivo. No estoy hablando de una multicancha cuando se construyen 2 mil casas, sino de que haya parques y lugares para la recreación, donde las personas desplieguen plenamente la actividad física, donde la juventud pueda encontrarse y desenvolverse sanamente.
Hoy, en las políticas habitacionales, pese al tremendo progreso registrado, falta una mirada transversal para asegurar el éxito de sus objetivos.
Asimismo, en lo concerniente a las construcciones y a la política de infraestructura educacional, necesitamos incorporar no solo más horas de recreación y educación física, sino también espacios adecuados para que aquella sea constructiva y amplia.
En la actualidad, tenemos hermosos colegios. Pero las políticas municipales de todos los colores tienden a ahorrar plata en los terrenos que se compran para los establecimientos educacionales, sin detenerse a pensar que para el desarrollo integral de la juventud y el deporte se requiere contar con un espacio físico adecuado también en ellos.
Podrían darse múltiples ejemplos acerca de la necesidad de políticas transversales para la juventud, en transporte, en educación. En esta área se observa un énfasis natural.
Respecto del uso del tiempo libre, se ha generado un tremendo debate en nuestro país. Estoy seguro de que para un segmento de la sociedad aquel se ocupa mucho más en las nuevas tecnologías, a través de la computación y del chat -existen múltiples chats en programas de relaciones sociales-, que en la convivencia con otros jóvenes, porque no hay espacios apropiados en nuestras ciudades para practicarla.
Señor Presidente, creo que la institucionalidad que se propone es algo que nos hace falta, a diferencia de lo señalado por el Senador señor Orpis, quien siente que se está reaccionando burocráticamente y limita su posición a ese argumento.
Soy de los que creen que necesitamos políticas sobre deporte y juventud, pensando en los requerimientos del siglo XXI, pensando en la generación de hábitos y valores, y en el desarrollo de ciertas prácticas en los jóvenes, que van mucho más allá de lo que ha hecho el INJUV.
En ese contexto, hago presente -esto conlleva una petición a la señora Ministra, que escucha el debate- que una de mis inquietudes -y me parece muy importante- es que no creo que el Subsecretario de dicha área deba ser joven. Esta idea, que se aplicó en la CONADI, igual que en el Instituto, donde los interesados cooptaron la institucionalidad, le ha provocado un tremendo daño al Estado.
Confío en que eso no va a pasar.
Asimismo, espero que las políticas de la Subsecretaría del Deporte abarquen mucho más que lo competitivo y lo formativo. Deberíamos poner el énfasis en lo recreacional, en la práctica deportiva de masas. En ese ámbito aún nos falta por avanzar.
He dicho.
El señor NOVOA (Presidente).- Tiene la palabra el Honorable señor Espina.


El señor ESPINA.- Señor Presidente, recuerdo cuando despachamos la ley Nº 19.712, Ley del Deporte. A varios de los señores Senadores presentes en la Sala les tocó participar en su discusión: a algunos en la Cámara de Diputados y a otros en el Senado.
Tengo el convencimiento de que ella es una muy buena normativa.
Entre otras medidas, estableció distintos mecanismos de financiamiento: el Fondo Nacional para el Fomento del Deporte, el Subsidio para el Deporte, las concesiones. Además, dividió la actividad deportiva en cuatro grandes áreas: el deporte formativo, el recreativo, el de competición y el de alto rendimiento.
Lamentablemente, dicha ley no ha rendido los frutos que proyectamos quienes intervinimos en su tramitación legislativa -muchos señores Senadores participaron en ella-, básicamente por la mala gestión en el funcionamiento de CHILEDEPORTES, producto de los actos de corrupción que, por desgracia, lo afectaron, y también porque no se logró enfocar el desarrollo de la práctica deportiva hacia los cuatro objetivos mencionados (deporte formativo, competitivo, recreativo y de alto rendimiento) de una manera ordenada.
Soy partidario de que exista un Ministerio del Deporte, que coordine las actividades del área; que no sea burocrático; que funcione en forma eficiente, y que garantice un adecuado trabajo en sus distintos ámbitos.
Sin embargo, señor Presidente, muy sinceramente creo que el proyecto que nos ocupa presenta graves errores. Con el mayor respeto que me merece la Comisión de Gobierno, Descentralización y Regionalización, pienso que tales errores son esenciales. Por tanto, ejerciendo mi derecho a petición, solicito que la iniciativa vuelva al órgano técnico para que sus integrantes -el propio Senador señor Núñez, quien ha tenido una destacada participación legislativa, al igual que el Honorable señor Orpis y los demás miembros- puedan construir un buen proyecto.
Señor Presidente, las contradicciones las han hecho presentes todos los señores Senadores.
¡El proyecto crea una Subsecretaría del Deporte y otra de la Juventud separada!
El señor ÁVILA.- ¡Peor sería que estuvieran juntas!
El señor ESPINA.- Las subsecretarías, en todos los casos que me ha tocado ver sobre la materia, dicen relación a la esencia de la práctica del deporte.
Uno es el deporte formativo, en el cual muchos países han enfocado su trabajo por años. Ello significa una labor, particularmente, con los jóvenes, con profesores de educación física capacitados, con monitores deportivos, en la enseñanza de la sociabilización, de la práctica del deporte en equipo, de los valores que transmite. Es necesario profundizar tal área del desarrollo deportivo, porque no solo permite hacer deportes, sino que, además, resulta muy esencial en la educación de un joven. Un deportista tiene una formación distinta respecto de quien no lo ha sido.
Y hay otras dos áreas: el deporte competitivo y el de alto rendimiento.
El deportista de alto rendimiento produce un efecto espejo, porque genera un gran incentivo a la imitación en el mundo de los jóvenes.
Entonces, señor Presidente, me parece que la iniciativa en debate se encuentra mal estructurada.
¡No son esas las Subsecretarías que se necesitan!
Fíjense en lo que dice el proyecto: "La Subsecretaría del Deporte es el órgano de colaboración del Ministro en el ejercicio de las funciones que competen al Ministerio dentro del ámbito deportivo.".
Y luego agrega: "La Subsecretaría de la Juventud es el órgano de colaboración del Ministro en el ejercicio de las funciones que competen al Ministerio referidas a la juventud.".
¡Pero cuál es el rol de esa Subsecretaría!
¡Están mal enfocadas!
Las Subsecretarías deben apuntar al deporte formativo -ahí debe ponerse el énfasis-, que alguna relación guarda con la actividad recreativa, particularmente cuando se enseña un deporte a los jóvenes o a los adultos mayores, quienes aprenden prácticas físicas que les ayudan a mejorar su salud. Un adulto también puede aprender a hacer deporte.
Y otro es el de competencia.
¡Pero qué tiene que ver una Subsecretaría de la Juventud, referida a todas las áreas de desarrollo de los jóvenes, con una Subsecretaría del Deporte!
Soy partidario, señor Presidente, de un Ministerio del Deporte. Sin embargo, pido que la Comisión de Gobierno, con el mayor respeto hacia sus integrantes, construya un mejor proyecto con acuerdo del Ejecutivo.
Es cierto que uno vota la idea de legislar, pero ello también implica pronunciarse respecto de lo que contiene tal idea, a fin de materializar el objetivo de crear la Secretaría de Estado propuesta.
Francamente, estimo que esta iniciativa no apunta en la dirección correcta, por decir lo menos.
Por esas consideraciones, señor Presidente, y porque muchos de nosotros hemos participado en todos los proyectos sobre el deporte que se han tramitado en los últimos 20 años (la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas Profesionales, la Ley de Violencia en los Estadios, la Ley del Deporte, y un sinnúmero de otras ideas legislativas), realmente los miembros de la Comisión de Gobierno tienen experiencia como para construir, con la voluntad del Ejecutivo, las ideas matrices de lo que debe ser el desarrollo de un Ministerio tan importante como el que se procura crear.
Aquí están en juego numerosos aspectos, relacionados con la educación, con los valores, con la alimentación -como lo ha dicho tantas veces el Senador Girardi-, con la drogadicción, con el alcoholismo, con la sociabilización, con el respeto a los demás.
Entonces, no podemos estructurar algo que no apunte en la dirección correcta. Pero percibo que esta iniciativa no va en la línea adecuada, se halla equivocada en su esencia.
Creo -insisto- que los integrantes de la Comisión de Gobierno cuentan con todas las capacidades y méritos para elaborar una idea matriz que nos permita votar en general aquello a lo que todos aspiramos: un buen proyecto de ley sobre creación del Ministerio del Deporte.
Por esa razón, solicito que la iniciativa vuelva a Comisión, con los propósitos que he señalado, para que se elabore un texto de características diferentes.
He dicho.
El señor NOVOA (Presidente).- Si le parece a Su Señoría, mañana, antes de poner en votación la idea de legislar -porque se pidió aplazarla-, someteré al pronunciamiento de la Sala el planteamiento formulado por usted. Porque ahora varios Senadores ya se retiraron del Hemiciclo en vista de la solicitud de aplazamiento de la votación.
Tiene la palabra la señora Ministra.


La señora TOHÁ (Ministra Secretaria General de Gobierno).- Señor Presidente, quiero responder a algunas dudas y propuestas que se formularon con posterioridad a mi intervención.
En primer lugar, debo decirle a la Sala que el Gobierno tiene la evaluación clara de que la ley en proyecto será implementada por la próxima Administración.
El Senado debe votar la idea de legislar. Luego vendrá la votación particular. Según se desprende del debate en general, hay varias materias en las que los señores Senadores quieren hacer perfeccionamientos. El Gobierno está llano a conversar sobre cómo mejorar el articulado. Y, posteriormente, todo deberá ser ratificado por la Cámara de Diputados.
La ley en proyecto -insisto- será llevada a la práctica por la próxima Administración, pero quisiéramos avanzar en su tramitación cuanto sea posible.
En segundo término, se trata de una iniciativa en que, si hubiéramos optado por no crear un Ministerio sino un organismo de otro tipo y cuyo encargado tuviera rango de Ministro, el impacto desde el punto de vista burocrático, en cuanto a cantidad de personal, o desde la perspectiva financiera sería prácticamente nulo.
O sea, la diferencia entre establecer un nuevo Ministerio y crear otro organismo con rango de tal es más bien administrativa. Tiene que ver con que, en el segundo caso, al Ministro no sería posible acusarlo constitucionalmente; los proyectos de ley deberían presentarse a través de otro Ministerio; no habría autonomía en materia de presupuesto, pues este quedaría encapsulado dentro del de otra institución.
Sin embargo, desde el ángulo de la planta de personal, de los gastos involucrados, no hay ninguna diferencia.
De hecho, la planta de personal que contempla la iniciativa en debate es muy exigua. Porque la Subsecretaría de Deportes ya existe. Lo que hacemos es ponerle al Instituto Nacional del Deporte una Subsecretaría y un Ministerio. Se trata de una dotación de 30 personas en total. De modo que el impacto en esa dimensión es bastante acotado y reducido.
Creemos, sí, que con ese gasto, que es bajo y con mínimo impacto en personal, se puede lograr un efecto significativo desde el punto de vista político en cuanto a dar relevancia e interlocución respecto a las materias planteadas allí.
Señor Presidente, también se hizo presente una inquietud acerca de cómo está estructurado hoy el Instituto Nacional de la Juventud y a la gran cantidad de dinero que este ente gasta en personal.
La verdad es que el INJUV dispone de un presupuesto bastante acotado. No es cuestión de que gaste gran cantidad de recursos. Lo que ocurre es que no tiene muchas funciones de ejecutor. La ejecución de las principales políticas de la juventud se realiza a través de otros Ministerios.
En el INJUV se hacen fundamentalmente estudios, propuestas de políticas públicas; hay algunas actividades en el ámbito de la animación juvenil. Pero, cuando uno busca el grueso de las políticas de este Gobierno para la juventud, por ejemplo, observa que se halla en el subsidio a la contratación de jóvenes, cuyos recursos están en otro lado; o en todo el sistema de becas de posgrado, cuyos fondos también se encuentran en otra parte; o en el ámbito legislativo, donde se hallan la inscripción automática y el voto voluntario, proyectos de ley que también llevan adelante otras instituciones.
Entonces, la idea no es que aquello cambie en el futuro. No se piensa en un Instituto Nacional de la Juventud como gran ejecutor, sino en un ente con un rango político que permita que las tareas relacionadas con la juventud que se efectúan en forma interministerial tengan un diálogo más fluido, una relevancia mayor, un Pepe Grillo -por decirlo así- que esté de manera permanente proponiendo, respaldando y evaluando las políticas de la juventud, que fundamentalmente van a seguir siendo ejecutadas por otros organismos.
No se trata, pues, de una modificación sustantiva en tal sentido.
Por lo tanto, resulta un poco injusta la crítica al Instituto Nacional de la Juventud. Porque -insisto- su presupuesto de ejecución es bajo. No se trata de que su burocracia sea muy alta. La ejecución de sus políticas se efectúa a través de otras instituciones.
Por último, señor Presidente, solo quiero reafirmar lo que decía al principio.
El Gobierno cree que todas estas dudas son totalmente legítimas. Sin embargo, cuando uno empieza a analizarlas en detalle, concluye que las alternativas no las despejan.
Si uno piensa dónde podría estar una temática de la juventud con rango ministerial que no fuera en un Ministerio del Deporte, va a encontrarse con que no hay ninguna respuesta mágica.
Si la colocáramos en el Ministerio de Educación, probablemente dormiría el sueño de los justos, porque esa Secretaría de Estado tiene tal cantidad de tareas que la posibilidad de que sea prioritaria prácticamente no existe.
Y pensemos en los demás Ministerios.
Entonces, no hay otra ubicación que a uno le permita decir: "La juventud va a estar bien puesta y ahí sí que andará bien la cosa".
En cambio, en el caso de los deportes tenemos experiencias exitosas de distintos países; contamos con la factibilidad de hacer sinergia sin decir necesariamente que toda la política de deporte va hacia los jóvenes (eso está desechado).
¿Hay posibilidades de complementarse? Sí. Pero existen áreas específicas donde cada uno deberá desarrollarse.
Por lo tanto, se trata de una ubicación que con un buen diseño institucional, con programas apropiados y con políticas adecuadas puede funcionar perfectamente. Sin embargo, eso requiere un punto de partida: la aprobación en general del proyecto por esta Sala -espero- en la sesión de mañana. Y estamos muy llanos a, posteriormente, con motivo de la discusión particular, escuchar propuestas acerca de cómo perfeccionar la iniciativa y acoger las distintas sugerencias de los señores Senadores.
Gracias.
El señor NOVOA (Presidente).- Ha terminado el debate.
--Queda aplazada para la próxima sesión la votación general del proyecto.