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PREOCUPACIÓN POR MANEJO DE RESIDUOS DOMICILIARIOS EN PROVINCIA DE CHILOÉ. OFICIOS


El señor QUINTEROS.- En otro orden de cosas, señor Presidente, quiero manifestar que la crítica situación producida con el manejo de residuos domiciliarios de la ciudad de Ancud era absolutamente previsible y, ciertamente, no es una situación aislada.
En el país hay 43 rellenos y vertederos que han cumplido su vida útil, de los cuales 13 se encuentran la Región de Los Lagos.
En consecuencia, lo ocurrido en Chiloé no es un problema puntual: es el reflejo de una crisis más o menos latente que se presenta en todo el país.
Los factores desencadenantes de esta crisis son comunes en todas las regiones y en todas las ciudades, grandes, medianas o pequeñas.
Por una parte, se registra un aumento constante de los residuos domiciliarios, que alcanza la cifra de más de 7 millones de toneladas anuales, lo que no considera aquellos de carácter industrial.
La respuesta a esta creciente demanda ha sido, en las últimas décadas, sustituir los antiguos basurales o vertederos por rellenos sanitarios, que se encuentran cada vez más distantes de las ciudades.
Ningún territorio quiere acoger estos proyectos.
A pesar de todas las medidas de mitigación que consideran los nuevos rellenos, las molestias producidas por el tránsito de camiones, la contaminación de napas subterráneas, los malos olores, la proliferación de vectores y la consecuente desvalorización de las propiedades vecinas generan la resistencia de las comunidades, que impiden o retrasan su construcción y operación.
Por otro lado, la institucionalidad encargada de asumir este problema se encuentra muy dispersa.
Los municipios deben asumir costos crecientes, no cuentan con recursos para financiar las inversiones necesarias y muchos no disponen de la capacidad técnica para llevar adelante los procesos de licitación respectivos.
Los gobiernos regionales tienen hoy atribuciones para definir, dentro del plan regional de ordenamiento territorial, los lugares de disposición. Pero las políticas nacionales y reglamentos que debe dictar previamente la autoridad central aún no han sido promulgados.
Los Ministerios ejercen sus atribuciones con una mirada estrictamente sectorial.
No existe, en consecuencia, una gestión pública integral de los residuos.
Y de parte del sector privado, las empresas, por lo general, tampoco han estado a la altura de los desafíos.
El país necesita una política nacional de manejo de residuos.
Esta política debe jugarse enteramente por la innovación, por la incorporación de nuevas tecnologías, que están disponibles hoy día en el mundo y que son cada vez más baratas.
En Finlandia lograron pasar de enviar más del 60 por ciento de los residuos a rellenos sanitarios y vertederos en el año 2002 a solamente el 2 por ciento en el año 2018. ¿Cómo lo lograron? Básicamente, convirtiendo los residuos en valor, a través de la ampliación del reciclaje y la generación de energía a partir del material orgánico.
Ese es el camino a seguir. Ambientalmente, es la alternativa más viable y, económicamente, en el corto plazo será también la más rentable.
Muy pronto a los proyectos de rellenos sanitarios les pasará lo mismo que a los proyectos de centrales de energía a carbón: cuando aún se están construyendo, ya están quedando obsoletos, y es muy probable que no alcancen a cumplir el período de vida útil para el cual fueron proyectados.
Esta alternativa requiere una decisión política.
De la misma manera en que hubo una priorización de las energías renovables, debe haber una opción clara y rotunda por el tratamiento industrial de residuos con recursos suficientes y metas definidas.
¿Es iluso proponerse que de aquí al año 2030 la mayoría de nuestros residuos sean tratados mediante alguna de estas tecnologías?
Si existe una política pública clara, creo que podemos alcanzar este objetivo en un plazo mucho menor.
Sería muy pertinente que una meta de este orden fuera adoptada como un compromiso de país, especialmente en el marco de la próxima celebración de la COP25 en Chile.
Por ahora, espero que lo sucedido en Chiloé se transforme en una oportunidad para tomar este tipo de medidas audaces.
Llevará años adoptar una decisión sobre la localización de un relleno sanitario, y otro tanto, en construirse. Será muy difícil poner de acuerdo a los alcaldes acerca del lugar donde ubicarlo.
Pero puede ser mucho más fácil aunar voluntades en torno a un proyecto alternativo que recicle y genere energía eléctrica a partir de los residuos, como complemento de otras energías renovables ya en operación en la isla pero que son intermitentes, como la energía eólica. Ello, incluso, puede reflejarse en una baja del precio de la energía que pagan los habitantes de la isla.
La característica geográfica de ser una isla puede constituir una ventaja. Es más probable controlar que no entren ni salgan residuos. Todo sería tratado dentro de su territorio. Y, por otro lado, la identidad cultural y la conciencia ambiental de su población permitirían contar no solo con el apoyo, sino con el compromiso y participación activa de sus habitantes.
Por lo expuesto, señor Presidente, pido oficiar a la Ministra del Medio Ambiente, al Ministro Secretario General de la Presidencia, al Subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo y al Intendente de la Región de Los Lagos, para que informen acerca de las políticas, programas y proyectos relacionados con la materia y, en especial, respecto de la viabilidad de impulsar una solución de tratamiento de residuos que incluya reciclaje y generación de energía en la provincia de Chiloé.
--Se anuncia el envío de los oficios solicitados, en nombre del señor Senador, conforme al Reglamento.