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CONVIVENCIA DE MEDIOS DE TRANSPORTE. INFORME DE COMISIÓN MIXTA


El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Informe de la Comisión Mixta constituida para resolver las divergencias suscitadas durante la tramitación del proyecto que modifica la Ley de Tránsito para incorporar disposiciones sobre convivencia de los distintos medios de transporte, con urgencia calificada de "simple".
--Los antecedentes sobre el proyecto (10.217-15) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite: sesión 18ª, en 18 de mayo de 2016 (se da cuenta).
Comisión Mixta: sesión 77ª, en 3 de enero de 2018.
Informes de Comisión:
Transportes y Telecomunicaciones: sesión 3ª, en 21 de marzo de 2017.
Transportes y Telecomunicaciones (segundo): sesión 49ª, en 3 de octubre de 2017.
Hacienda: sesión 49ª, en 3 de octubre de 2017.
Mixta: sesión 85ª, en 24 de enero de 2018.
Discusión:
Sesiones 4ª, en 22 de marzo de 2017 (queda para segunda discusión en general); 6ª, en 5 de abril de 2017 (se aprueba en general); 55ª, en 18 de octubre de 2017 (queda para segunda discusión en particular); 61ª, en 21 de noviembre de 2017 (se aprueba en particular).
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Tiene la palabra el señor Secretario.
El señor LABBÉ (Secretario General).- Las divergencias suscitadas entre ambas ramas del Parlamento derivan del rechazo por parte de la Cámara de Diputados, en tercer trámite constitucional, de la enmienda efectuada por el Senado en el artículo único (que pasó a ser artículo 1°), consistente en la sustitución del numeral 19 (que pasó a ser 24), que figura en la página 61 del comparado que Sus Señorías tienen a la vista.
La Comisión Mixta, como forma de resolver las diferencias, formula una proposición que consiste en aprobar el texto que fue despachado por la Cámara de Diputados para dicho numeral, la cual acordó con los votos a favor de los Senadores señora Muñoz y señores Letelier y Matta y de los Diputados señoras Carvajal y Pacheco y señor Venegas, y los votos en contra de los Senadores señores García-Huidobro y Ossandón y de los Diputados señores Norambuena y Leopoldo Pérez.
Asimismo, corresponde informar que la Cámara de Diputados, en sesión de 24 de enero, aprobó la proposición de la Comisión Mixta.
En el boletín comparado que Sus Señorías tienen en sus escritorios figuran la proposición de la Comisión Mixta y el texto que quedaría de aprobarse el informe.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- En discusión el informe de la Comisión Mixta.
Ofrezco la palabra.
¿Habría acuerdo para aprobar el informe de la Comisión Mixta?
El señor PÉREZ VARELA.- Pido la palabra.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Tiene la palabra Su Señoría.
El señor PÉREZ VARELA.- No tenemos el boletín comparado, señor Presidente.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- El comparado se repartió, señor Senador.
El señor PÉREZ VARELA.- Puede que yo no lo tenga. Pero, en todo caso, sería bueno saber lo que resolvió la Cámara de Diputados.
El señor GIRARDI.- ¿Me permite, señor Presidente?
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor Girardi.


El señor GIRARDI.- Señor Presidente, este proyecto es muy importante, y tiene su origen fundamentalmente en la sociedad civil: en el mundo de los ciclistas y de las organizaciones vinculadas a la ciudad, en los peatones, quienes formulan una proposición justamente para establecer ciertas prioridades, tal como se está haciendo en todas las urbes del planeta.
¿Para qué es la ciudad? La ciudad es principalmente para los peatones. Es un espacio de convivencia, de fraternidad, de comunidad.
También debiera ser para los ciclistas; para el transporte público, y, finalmente, para el transporte privado, el más individualista, el cual se halla relacionado con los autos particulares.
Hoy día, lamentablemente, el modelo de ciudad que tenemos, a diferencia de lo que ocurre en Europa, está orientado hacia los autos. De hecho, los alcaldes se preocupan más de los hoyos de las calles que de las veredas para los peatones, lo que es una paradoja en urbes con cada vez más adultos mayores, quienes sufren por la falta de espacios de bien común: no existen suficientes áreas verdes, ni lugares donde caminar, e incluso las veredas se han transformado en una verdadera amenaza.
Sin embargo, nuestras autoridades aparentemente le dan un estatus de dignidad mayor al auto que a las personas.
El proyecto cuyo informe de Comisión Mixta estamos discutiendo busca articular la convivencia entre ciclistas, peatones, automovilistas, niños y niñas y personas que ocupan la ciudad.
El punto más controvertido acá tiene que ver con la civilización, con la modernidad, con lo que está ocurriendo en todas las ciudades del planeta. Y es que, para garantizar la convivencia, fraternidad y armonía entre los distintos actores (peatones, ciclistas, usuarios del transporte público y automóviles), se reduce el límite máximo de velocidad de 60 a 50 kilómetros por hora.
¿Por qué? Porque la única manera de que los peatones y ciclistas ocupen la ciudad es aplicarles a los automovilistas ciertas restricciones, que se hallan relacionadas fundamentalmente con aspectos de salud, accidentabilidad y sobrevivencia en los accidentes.
Es un problema logarítmico.
Si a una persona la atropella un vehículo que va a 80 kilómetros por hora, sus posibilidades de salvar con vida son mínimas. En cambio, si es arrollada a una velocidad inferior a 50 kilómetros por hora, tiene grandes posibilidades de sobrevivir.
Y ello ocurre muchas veces. Yo mismo viví una experiencia cercana: un estudiante de medicina fue atropellado en La Florida por un conductor que venía a más de 60 kilómetros por hora, y falleció.
Si una persona, aunque transite en bicicleta, es embestida por un automovilista que no tiene una cultura de respeto hacia los peatones y ciclistas, sus posibilidades de sobrevivencia son mínimas si el vehículo circula por sobre los 60 kilómetros por hora. Por el contrario, si el automóvil es conducido bajo los 50 kilómetros por hora tiene grandes posibilidades de sobrevivir.
Entonces, ¿qué queremos acá? Que las personas puedan usar su bicicleta, que anden a pie tranquilamente. Ello, además, trae aparejados beneficios en materia de salud absolutamente indesmentibles, los cuales están corroborados por instituciones, estudios científicos (caminar más de media hora, andar en bicicleta, en fin).
Quienes transitan en bicicleta no solo contaminan menos: también ocupan menos infraestructura pública; son responsables con el conjunto de la sociedad por utilizar determinados espacios, desarrollar actividades más solidarias e impedir gastos en salud que son evitables.
En Chile mueren 300 personas diarias por diversas causas: 200 fallecen producto de un infarto, o por un accidente vascular, o por cáncer, y 100 de ellas caen muertas prematuramente.
Si la gente anduviera en bicicleta, si tuviera lugares donde caminar, esa situación sería totalmente distinta.
A nuestro juicio, este proyecto surge de lo democrático; de la dimensión de la convivencialidad; de la solidaridad, de restarle un espacio al individualismo, a decir "cada cual resuelve sus propios problemas" y empezar a construir una comunidad, ciudades pensadas en el bien común.
Europa ha avanzado de manera muy acelerada en esta materia.
De hecho, para los jóvenes europeos el auto ya no es un factor de estatus: andan a pie, en bicicleta.
Yo desearía que también en la sociedad chilena avanzáramos en tal sentido.
Valoro a alcaldes de distinto signo que están trayendo bicicletas de China para...
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Su Señoría dispone de un minuto adicional para concluir.
El señor GIRARDI.- Gracias.
Decía, señor Presidente, que en China -y Chile está tomando esa experiencia- uno puede subirse a una bicicleta en cualquier lugar. Y también es factible dejarla en el punto que se desee.
En ciudades como Beijing millones de jóvenes, de niñas y niños, de adultos mayores andan en bicicleta.
En nuestro país eso sería un suicidio, condenar a la gente a correr un riesgo, lo que es totalmente inaceptable, pues muchas personas podrían fallecer o sufrir lesiones gravísimas por la cultura de convivencialidad que tenemos con los autos.
Muchos alcaldes, encabezados incluso por los que hoy día se hallan en la Oposición y que mañana van a ser Gobierno, han tomado esa iniciativa. Pero un ejercicio mínimo es darles a los ciudadanos que optan por la solidaridad garantías mínimas de prevención.
Los ciclistas pueden llevar a cabo prácticas de seguridad, de respeto a las señalizaciones del tránsito. Pero las más de las veces son los automovilistas los que no los respetan.
Entonces, bajar la velocidad mínima en la ciudad es una medida de convivencia, de solidaridad, de respeto por la vida. Ello, para promover una vida sana, una ciudad sana, una ciudad inteligente y afectiva.
No es que no queramos que circulen los vehículos. Pero estos pueden convivir con peatones, ciclistas, niños y niñas, quienes muchas veces ven ocupados todos los espacios producto del privilegio que poseen los automovilistas.
Démosles jerarquía a las personas, a los niños, a los peatones, a los ciclistas, y también respetemos el derecho de los autos a circular. Hoy día existe una situación totalmente asimétrica, una jerarquía absolutamente absurda en la materia.
Insisto: no podemos tener a alcaldes de todos los signos políticos preocupados de tapar los hoyos de las calles para que los autos no se lesionen, abandonando totalmente las veredas, que también debieran ser atendidas, ya que en Chile la población es cada día más mayor.
Debiéramos estar pensando en la ciudad del siglo XXI, donde habrá un porcentaje altísimo de adultos mayores (muchos vivirán 100 años). Y para ellos serán más importantes las veredas, los parques, las zonas iluminadas, los lugares donde caminar, la convivencia vial, la existencia de conductores que respeten a las personas que una ciudad que solo privilegie al automóvil.
He dicho.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Tiene la palabra el Senador señor García-Huidobro.
El señor LETELIER.- ¿Puede abrir la votación, señor Presidente?
El señor GARCÍA-HUIDOBRO.- Señor Presidente, pido segunda discusión para este proyecto.
El señor ZALDÍVAR, don Andrés (Presidente).- Se ha pedido segunda discusión. Ella deberá realizarse en la siguiente sesión.
--El proyecto queda para segunda discusión.