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  Una reconstrucción para todos solo se logrará trabajando unidos por el bien superior de Chile.

4 de marzo de 2010

CImagenreo que es evidente que todos  estamos todavía  bajo el impacto de esta tragedia que ha dejado el terremoto y, en algunas lugares, el tsunami en nuestro país con un reguero de muerte y destrucción. Y  aunque poco a poco se vaya restableciendo la normalidad, lo que hemos visto, lo que hemos vivido, lo que hemos sufrido me parece a mí que se nos va a quedar grabado por muchos años y probablemente para siempre en nuestra memoria.

 

Yo quiero, hacer cuatro reflexiones y una propuesta. Creo que tenemos que acostumbrarnos a funcionar en estas condiciones precarias.

                  

Es algo de sentido común, que el actual es un tiempo para actuar y enfrentar de la manera más eficaz posible la emergencia. No es este el tiempo de la delimitación de las responsabilidades ni menos de las recriminaciones. Creo que todos estaremos de acuerdo en esto.

                  

Pero me parece, sí, muy importante dejar anotados temas de preocupación, temas que han sido por lo demás objeto de debate en este Parlamento y que siguen allí como cuestiones pendientes, sin resolver.

                  

Yo quiero dejar anotados por lo menos siete temas, que los dejo simplemente titulados.

                  

1.- El funcionamiento de los sistemas de alerta temprana.

2.- La calidad de la infraestructura y de la institucionalidad para enfrentar emergencias. Quiero decir que hay un informe de la Comisión de Defensa sobre ese tema llamando la atención sobre la fragilidad de todo lo que es nuestra institucionalidad para enfrentar catástrofes.

3.- Reorganizar la red de servicios básicos y muy especialmente, la calidad del sistema de comunicaciones.

4.- Hay que terminar con la precariedad de las capacidades de investigación sismológica en el país. Salió un sismólogo hace algunos días atrás diciendo que solamente hay seis sismólogos en nuestro país y el Instituto de Sismología vive permanentemente en un gran estado de penuria.

5.- Creo que hay temas, serios de planificación urbana, o más bien de ausencia de planificación. En Chile  se construye en cualquier parte.

6.- Tenemos que revisar  las normas de constructibilidad.

7.- Y creo que también se van a plantear serios problemas con todo lo que son las pólizas, la extensión de los seguros, las responsabilidades de las empresas por el tipo de construcción, etcétera.

                  

Dejo planteado estos siete temas como cuestiones sobre las cuales habrá que discutir con mucha más profundidad hacia delante.

                  

Mi segunda reflexión,  tiene que ver con lo siguiente. Quiero hacer una mención especial a los comportamientos de personas, creo sinceramente que no son todas delincuentes. Yo creo que los saqueos y los pillajes no fueron protagonizados todos por delincuentes o por bandas que estaban especialmente organizadas para esto.

                  

Estos episodios, que son bochornosos, no se habían visto nunca en Chile. No tienen por cierto ninguna justificación. Pero hay que interrogarse más a fondo sobre el tipo de ciudadanía que se está construyendo en el país, sobre el individualismo, sobre el desenfreno de ciertos comportamientos y soluciones puramente individuales.

                  

Creo que eso es lo que hemos visto y que requiere una investigación y una reflexión muy de fondo.

 

Tercera reflexión.  La agenda política de los próximos años no solamente sufrirá modificaciones,  va a experimentar un cambio dramático.

                  

 

La Presidenta Bachelet terminará su gestión indefectiblemente marcada por la tragedia. Y el Presidente Piñera, el Presidente del Bicentenario, iniciará la suya en condiciones muy muy distintas a como creo yo que él las imaginó.

 

Creo que el espacio para nuevas iniciativas se restringirá drásticamente y la reconstrucción ocupará un lugar muy prominente en el conjunto de la agenda.

                  

Creo, que no podemos hablar de todo lo que ha ocurrido, del dolor humano, y finalmente continuar actuando en la política como que si nada hubiese pasado, continuar actuando exactamente de la misma forma.

                  

Creo que la necesaria reconstrucción de este país deberá, en primer lugar, hacerse sacando las conclusiones de las cosas que no se han hecho bien.

                  

A mí no me suena bien cuando se dice: "Mire, la infraestructura resistió bien". La infraestructura en un país como el nuestro tiene que estar adecuada a las condiciones sismológicas del país. Y, por tanto, entonces, el tema de los estándares es un tema evidente. Yo creo que la discusión es exactamente a la inversa.

                  

Este es el corazón de lo que yo quiero plantear-, creo que la reconstrucción nacional debe transformarse en una tarea nacional. No es una tarea puramente del Gobierno.

                  

Hay que evitar un escenario que puede ser muy negativo, un escenario en donde la reconstrucción se transforme en un terreno de confrontación, de recriminaciones, de partidismo, de clientelismo y de disputa.

                  

Esta es mi cuarta reflexión.

                  

Las evaluaciones muy preliminares indican que por lo menos en los costos que el país se tendrá que enfrentar serán del orden de los 25 ó 30 mil millones de dólares y probablemente más. Todo esto supone una estrategia de emergencia que deberá requerir de un amplio respaldo.

                  

La reconstrucción puede ser también una oportunidad para desarrollar el país. Pero, para eso, se requiere que exista por detrás una gran voluntad nacional de montar las cosas en esa dirección.

                  

Quiero desde ese punto de vista manifestar hoy día muy claramente mi disposición, y creo también la de muchas personas que nos definimos como opositores a este Gobierno, para cooperar activa y lealmente en esta tarea, involucrándonos en todo cuanto sea necesario. Yo creo que se trata de abrir paso a una colaboración que sea efectiva y no puramente retórica.

                  

En esto quiero decir, que solo nos mueve, solo me mueve el amor por este país y el impacto que nos produce el sufrimiento que tantos chilenos están experimentando en estos días.

                  

Creo que frente a esta situación no podemos permanecer impávidos.

                  

Quiero terminar, con una propuesta.

                  

Creo que sería importante pensar que, pasado este Gobierno que termina y el nuevo Gobierno que asuma en los próximos días, la posibilidad de constituir bajo un fuerte liderazgo presidencial una Comisión Nacional de Reconstrucción, que planifique, coordine y supervise, sin perjuicio de las atribuciones de distintos Ministerios y del Gobierno; que pueda encarar esta tarea en sus diversas dimensiones, de manera de garantizar su eficacia, su pertinencia y su equidad.

                  

Yo creo que una reconstrucción para todos solo se logrará trabajando todos unidos por el bien superior de Chile.

        

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