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  Una ley urgente y necesaria

  Por Francisco Chahuán, senador por la Región de Valparaíso.

16 de marzo de 2012

La asistencia a un espectáculo deportivo debe constituir un sano espacio de recreación y esparcimiento, tan necesario para el desarrollo de los seres humanos como personas, pero en caso alguno puede transformarse en escenarios de batallas campales causadas por el fanatismo y descontrol de los miembros de las denominadas "barras bravas", con los resultados que constantemente debemos presenciar o nos informan los medios de comunicación.

 

Hace unas semanas en un espectáculo deportivo donde participaban los jugadores históricos de Colo-Colo con los de Everton de Viña del Mar, con motivo de un evento absolutamente solidario, que era llevar ayuda a los damnificados del incendio en Viña del Mar, todo terminó en una pelea campal. Nosotros estábamos en la cancha y temimos por la seguridad, de que resultaran personas no solo con daños y lesiones graves, sino incluso con la muerte. Por eso se hace necesario regular estas materias, porque, de alguna manera, la violencia se ha llevado a la cancha de fútbol, a los espectáculos deportivos cuando debieran ser lugares de esparcimiento.

 

No resulta aceptable que a los partidos de fútbol, calificados de alto riesgo, se deban destinar tantos efectivos policiales, más de mil en los estadios grandes, que por este solo hecho otorgan un ambiente de tensión  a un espectáculo que debe ser una justa deportiva inspirada en el fair play, lo que además va en desmedro de la seguridad pública del resto de las personas que viven en la respectiva ciudad o comuna donde se encuentra el recinto al sufrir la merma de policías encargados de su resguardo, sin considerar los múltiples perjuicios que se causan a las personas que residen en las cercanías de los campos deportivos que ven dañadas sus viviendas y sus vehículos.

 

Los proyectos que estamos votando resuelven algunos temas de fondo. Primero, los organizadores de los espectáculos de fútbol profesional deben contar con un jefe de seguridad. En segundo lugar resuelve un tema que no estaba claro en la ley original del año 94, al establecer qué se entiende por inmediaciones del estadio, estableciendo un perímetro de mil metros cuadrados al sector del estadio para los efectos de configurar los delitos o las faltas que se cometieren en aquel lugar.

 

Establece, adicionalmente, que tratándose de espectáculos de fútbol profesional deberá entregarse una caución de 2 mil Unidades de Fomento para la reparación de los daños a los bienes públicos que se produjeren con ocasión de un espectáculo deportivo.

 

También dispone el empadronamiento de las barras, un tema por el cual tanto se ha luchado y que finalmente va a quedar a buen resguardo. Pero, adicionalmente, ese padrón de barras deberá acreditarse o renovarse año a año.

 

Finalmente, se sanciona por primera vez en forma drástica la reventa de boletos.  Este es un tema importante porque además se establece que va a haber una multa de entre 4 a 20 Unidades Tributarias Mensuales a aquellas personas que revendan.

 

Otro de los temas importantes que se recoge como una pena accesoria a las sanciones establecidas en esta ley,  es la prohibición de asistir a espectáculos deportivos. Acá hay una experiencia internacional, particularmente en Gran Bretaña, donde son duros con respecto de esta sanción. De hecho, cuando están jugándose espectáculos deportivos en determinadas ciudades, las personas sancionadas deben concurrir a los retenes o a las estaciones de policía en aquel país.

 

En esta legislación no se establece esta modalidad, pero sí se fija una verdadera prohibición para ese efecto. Por tanto, lo que estamos transfiriendo acá es también la responsabilidad de la seguridad pública que no puede quedar circunscrita a Carabineros de Chile. Por ello se establece la obligación de que los clubes deportivos tengan un jefe de seguridad y que se hagan cargo de la situación y el registro de las barras bravas.

 

Estas iniciativas que estamos discutiendo ahora en el Senado fueron presentadas por parlamentarios de diversos sectores, entre los que me cuento, y eso demuestra un trabajo colectivo para sacar adelante una ley absolutamente necesaria y urgente.

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