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  Un problema que ha cobrado fuerza

  Por Mariano Ruiz-Esquide, senador por la Región del Bíobío.

12 de agosto de 2011

ImagenEl proyecto sobre violencia escolar es una antiquísima necesidad de lo que hemos ido viendo en educación, de forma tal de evitar el maltrato y la forma grosera en que los alumnos son atacados por superiores, incluso profesores u otros, administrativos de una institución, o por niños que tienen mayor fuerza que él, lo que ha obligado en algunos casos hasta el retiro de ciertos alumnos de determinados colegios.

 

Pero hay que hacerse varias preguntas respecto de esta materia. La primera es preguntarse, independiente de que se produzca esta situación en los colegios, por qué se produce de tal manera y por qué ha aumentado tanto esta dureza entre los propios escolares y la forma brutal en que se relacionan las propias personas mayores.

 

Mi sensación de lo que sucede es que hoy en toda la sociedad hay una violencia que ha surgido más fuertemente dentro de lo que es el modelo capitalista, que ordena que la regla de oro es la competitividad. Y esa competitividad se exagera, en determinado momento, al punto que se llega y se transmite a través de los medios de comunicación con una fuerza increíble.

 

Está probado que en Chile hoy cualquier niño, hasta los 13 años, ha visto o ha mirado o ha tenido en sus programas de televisión violencia del orden de 10 a 12 mil actos violentos en su propia retina.

Esto obliga a pensar en el efecto que eso tiene. En España se llegó a algo que parece bastante curioso, dada las condiciones ha tenido ese país en los últimos años de plenísima y absoluta libertad en materia de televisión. Ellos llegaron a la conclusión que era necesario hacer lo que se llamó en su tiempo "autocensura" o una suerte de precaución frente a la televisión chatarra.

 

¿Qué significó esto? Que los canales de televisión, el Colegio de Periodistas y las instituciones gubernamentales tanto nacionales como de las regiones y provincias hicieron un pacto en orden a evitar al máximo la violencia, porque es uno de los efectos más graves en los niños, por lo menos hasta los 13 o 14 años, ya que por mucho que tengan un discernimiento adecuado, no son capaces y no tienen noción exacta de qué es la verdad entre lo que ven y la realidad objetiva o la concordancia de ambas cosas. Y eso ha llevado a que haya una suerte de violencia inducida.

 

También es verdad que esto se ve en la situación que estamos teniendo en toda la sociedad chilena y que hemos estado viendo en estos días de una manera bastante clara.

 

La violencia es parte de nuestra comunidad internacional, y en Chile no nos escapamos de ello.

Esto, entonces, significa que es necesario formar de una manera distinta a los jóvenes que pueden llegar a adquirir, con una formación adecuada, una suerte de precaución, de prevención de lo que es el maltrato.

 

Hace muchos años atrás presentamos un proyecto con otros senadores sobre maltrato infantil. Y una de las cosas que logramos ahí es que se colocaran todas las situaciones que en ese momento se conocían acerca de la forma de evaluar o estudiar el maltrato infantil.

 

Finalmente, no logramos, sin embargo, hacer que hubiese clases de derechos humanos, formación sobre el respeto de la gente en los estudiantes y en los colegios.

 

Hay otro proyecto, que aún está todavía circulando, que también ayuda en esta materia y debemos avanzar en esa línea.

 

Pienso que esta iniciativa que despachamos desde el Congreso, es un avance importante porque se debe empezar desde niño. Esto también tiene que ver con el posnatal, porque la esencia de ese proyecto es que se dé a los niños en el primer semestre de vida, y ojalá más tiempo en otros aspectos hasta los dos o tres años, la suficiente capacidad de cambiar su modo de vida y su correlación endocrinológica, que es capaz de cambiar las conductas de los niños.

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