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  Un derecho para todos

  Por Patricio Walker, integrante Comisión de Constitución.

5 de mayo de 2011

ImagenCuando votamos en contra de esta reforma constitucional lo hicimos en un sentido positivo, es decir, queremos que todos los chilenos que residen en el extranjero puedan votar y no solo algunos.

En ese sentido, quiero destacar ejemplos que hemos vivido en el último tiempo, como el caso de los peruanos que residen en Chile y que votaron en la primera vuelta. Muchas mujeres trabajadoras de casa particular, mujeres modestas que probablemente no han podido ir los últimos cinco años a Perú. Y si nosotros les hubiésemos puesto estos requisitos a esas mujeres, ellas simplemente no hubieran podido votar. En cambio, probablemente los profesionales, los empresarios peruanos, los que sí tenían recursos hubiesen podido votar. Pero Perú no tiene estas discriminaciones arbitrarias y permite que todos voten.

Uno puede hacerse la misma pregunta: ¿qué va a pasar con los chilenos que residen en el extranjero si efectivamente establecemos condiciones que van a ser difíciles de cumplir?

Las cifras son elocuentes. Las encuestas que se han hecho por la Cancillería señalan que un 72% de los chilenos que residen en el extranjero quieren votar. Esto equivale a 350 mil chilenos.

Nosotros no somos partidarios de establecer vínculos o requisitos adicionales a los que establece el artículo 13 de la Constitución, que señala que los chilenos mayores de 18 años que no han sido condenados por pena aflictiva, son ciudadanos, y, por lo tanto, tienen derecho a sufragar.

No somos partidarios de establecer discriminaciones arbitrarias en función de la capacidad económica de las personas para viajar a su país cada cierto tiempo. No nos gusta el voto censitario y creemos que los chilenos que viven en los países vecinos o que viven lejos -por ejemplo, en Australia, Estados Unidos, en Europa- van a tener muchas más dificultades para venir a Chile.

Reconocemos que el Gobierno fue cambiando en el sentido de flexibilizar la propuesta original. Inicialmente, planteaban que pudiesen votar los chilenos que hayan venido durante cinco meses durante los últimos ocho años. Finalmente, nos ofrecieron que hayan venido una vez los últimos cinco años. Hay un avance, pero en nuestra opinión, absolutamente insuficiente, porque sigue habiendo una discriminación arbitraria, una discriminación por el bolsillo.

La disyuntiva es ¿cómo queremos que los chilenos que residen en el extranjero voten? ¿Con requisitos, con condiciones, con vínculo, con discriminaciones arbitrarias o sin discriminación?

Tenemos el camino. La Presidenta Bachelet presentó un proyecto de ley en el año 2009 que fue aprobado en general por la Sala y podemos seguir legislando en el aspecto que dice relación con la posibilidad de que los chilenos puedan votar en el extranjero.

La encuesta de la DICOEX señala que solo el 26,3% de los chilenos residentes en el extranjero, viaja periódicamente a Chile. Y nosotros nos preguntamos qué pasa con más del 70% de los chilenos que residen en el extranjero que no pueden viajar, principalmente por razones económicas.

Vemos un contrasentido, que por una parte el Gobierno nos invite a rejuvenecer la democracia, a revitalizar las elecciones, a ampliar el universo electoral para esos tres o cuatro millones de personas que no votan, y que por otra parte nos diga: "vamos a restringir la posibilidad de que los chilenos que están en el extranjero puedan votar a través de vínculo".

Establezcamos el derecho para todos y no solo para algunos, no solo para aquellos que tienen capacidad económica para venir periódicamente a nuestro país.

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