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  Sólidamente unidos ante una tesis jurídica

  Por Jorge Pizarro, Presidente del Senado

17 de junio de 2010

ImagenEn los últimos días existieron altos grados de confusión semántica e informativa sobre la actitud de Ecuador frente a la demanda presentada por Perú ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, por lo que en mi reciente viaje a Quito, Ecuador, para participar en la Cumbre de Presidentes de Parlamentos de Unasur, me reuní junto a los senadores Carlos Kuschel y Juan Pablo Letelier, con el Presidente de la República de Ecuador, Rafael Correa.
Ello nos permitió conocer -de primera fuente- el status questione de la posición ecuatoriana sobre el diferendo promovido por Perú y -a la vez- transmitirle la postura unánime de todo el Estado de Chile respecto de la plena vigencia de los tratados de 1952 y 1954.
De lo anterior, fue oportunamente informado el Presidente de la República, quien por mandato constitucional está encargado de la conducción de la política exterior de Chile. Este es precisamente un ejemplo de la validez y eficacia de la diplomacia parlamentaria y de sus perspectivas de futuro.
Las relaciones entre los Estados en un contexto de globalización mundial, tienen un carácter más dinámico y complejo que la diplomacia tradicional que tuvo su auge en el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, cuando el concepto de Estado-Nación era omnipresente y dominante.
En tal sentido, las relaciones exteriores de la segunda década del siglo XXI deben ser concebidas otorgando un rol activo a todos los actores estatales, especialmente a aquellos que son depositarios de la soberanía popular.
El concepto de diplomacia parlamentaria es hoy una realidad concreta en el ámbito de las relaciones internacionales, entendida como una vía de cooperación y legitimación política por parte de los legisladores a las decisiones de política exterior que adoptan los gobiernos.En consecuencia, la participación de los parlamentarios en esta área -en estrecha coordinación con las autoridades del Poder Ejecutivo- se ha convertido en una práctica habitual, que por lo demás, ha obtenido importantes logros diplomáticos en situaciones de conflictos bilaterales o regionales.
Las relaciones con los países vecinos constituyen una prioridad fundamental. Este es un principio general de la diplomacia, del que nadie puede sustraerse.
Nuestro país ha abordado desde el retorno a la democracia en 1990, una política consistente de acercamiento y desarrollo de potencialidades compartidas con nuestros tres vecinos. Hemos alcanzado progresos evidentes materia de solución de controversias, integración física, intercambio comercial, fomento de inversiones, diálogo político fluido y cooperación en diversos ámbitos.
En esta dimensión, los parlamentarios han jugado un rol fundamental, potenciando instancias permanentes de diálogo con sus pares y respaldando las posturas gubernamentales. A pesar de ello, aún permanecen algunas situaciones pendientes y otras que han surgido de algunos Estados vecinos, de manera sorpresiva y unilateral, lo que constituye un desafío político y moral para los parlamentarios.
Es en ese espíritu que en mi calidad del Presidente del Senado, he encabezado gestiones al más alto nivel, junto a otros senadores, a objeto de que la posición chilena en el tema de la demanda presentada por Perú ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, sea comprendida por todas las partes que pudieran estar involucradas directa o indirectamente.
Es particularmente relevante que la comunidad internacional perciba que Chile está solidamente unido -más allá de de nuestras diferencias internas- en torno a una tesis jurídica legítima, que se sustenta estrictamente en la razón y el derecho internacional.

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