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Recuperar el estero de Viña del Mar

Por Ignacio Waker, senador por la región de Valparaíso

16 de noviembre de 2017

El estero de Viña del Mar es uno de los principales elementos geográficos del Gran Valparaíso. En la medida que la “Ciudad Jardín” se ha conurbado con Quilpué y Concón, el impacto del estero en el desarrollo metropolitano se profundiza, comportándose como una barrera que condiciona la infraestructura vial y la movilidad de los miles de viajes que a diario atraviesan el plan de Viña del Mar.

 

Imagen foto_00000002Pese a estar en el centro de la Ciudad más destacada por los Chilenos, el Estero se ha transformado en una zona residual que concentra todo aquello que no tiene lugar en la comuna. Es así como estacionamientos, carpas, micro basurales, descargas de cauces y fachadas deterioradas forman parte de su paisaje diario. Atrás quedaron los días en que ciudadanos visionarios impulsaron la canalización de sus primeras cuadras, generando espejos de agua y puentes, acompañados de hermosos paseos y muros de contención.

 

Entre 1940 y 1960, en la medida que Viña del Mar se expandía a los cerros, empezó a quedar en evidencia la importancia ambiental de este curso fluvial y se hicieron propuestas para extender su canalización hacia el interior de la ciudad y defender su desembocadura de los efectos del oleaje. Entre las propuestas destaca la realizada por la facultad de arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, que tuvo una enorme visión urbana. El último intento de transformar el Estero en un eje paisajístico relevante fue el proyecto Margamar, iniciativa público-privada impulsada en la pasada década a través del sistema de concesiones del MOP, que, pese a tener un importante avance técnico, no prosperó y permanece archivada.

 

Hoy, la contingencia del cambio climático ha colocado en la discusión pública el efecto de las marejadas sobre la Avenida Perú. Cabe señalar que algunas de las soluciones de infraestructura marítima para la defensa del paseo costero, afectan de forma directa la desembocadura del estero.  Solo para dar un ejemplo, la misma arena que se forma en la barra, podría emplearse para colaborar en la defensa del paseo costero. Pero, producto que las soluciones son muy costosas, es obvio que hay que pensar en un proyecto global e integrado.

 

Como puede verse, ha llegado el momento de volver a formular un proyecto de futuro para el estero de Viña del Mar. Un proyecto que, resolviendo la contingencia marítima, tenga como foco principal la recuperación urbana de este curso, generando un nuevo  eje paisajístico de gran calidad escénica, que incremente los espacios públicos en torno a barrios céntricos  tales como plaza de Viña, o el mercado municipal, incorporando además a la Feria. Mientras más se integre el Gran Valparaíso, más relevante se torna el centro de Viña del Mar y, por tanto, más gravitante será el estero. Por ello, es urgente contar con un proyecto de diseño urbano para el estero de Viña del Mar que asuma su rol metropolitano y que convoque el esfuerzo transversal de los mejores liderazgos del Gran Valparaíso.

 

 

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