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Desafíos de la labor legislativa

Por Ricardo Lagos Weber, Presidente del Senado

9 de marzo de 2017

Imagen foto_00000019Comienza un año legislativo, el último correspondiente a esta administración. A los parlamentarios nos espera una serie de desafíos, y también la obligación de responder a la demanda ciudadana de un hacer oír su voz en la discusión de las distintas iniciativas que hoy se discuten y de otras de gran relevancia que ingresarán este año.

 

La contingencia ha estado marcada por los  desastres naturales, lo que nos ha llevado a poner el foco en la nueva institucionalidad para enfrentar las emergencias y los  incendios forestales; sin embargo, hay otros compromisos legislativos que también debemos definir.

 

Dos temas marcarán la discusión parlamentaria. Uno es el mecanismo para contar con una Nueva Constitución, en el marco del proceso constituyente, lo que nos dará una carta fundamental que asuma los desafíos y derechos que los ciudadanos consideran que deben estar garantizados en ese nivel. Una Constitución que no sólo establezca las responsabilidades del Estado con sus ciudadanos, sino que también con la protección y cuidado medioambiental y la protección de los océanos, entre otros temas.

 

También debemos legislar de manera definitiva para asegurar el proceso de gratuidad para la educación superior. Ya este año benefició fuertemente a los alumnos de planteles de formación técnica, una gran noticia para el propósito de lograr más equidad en el acceso a oportunidades. Podemos diferir en la gradualidad de la implementación de la gratuidad, pero no es posible retroceder, puesto que se trata de un mecanismo que asegura más igualdad a las familias, porque rompe la barrera financiera para acceder a la educación superior.

 

Estos temas junto a otros de crecimiento, descentralización de salud u otros que deberemos disutir.

 

Para responder mejor a las demandas ciudadanas, los parlamentarios tenemos que trabajar en herramientas que hagan más transparente nuestra labor, en la sala y en las comisiones, y con nuevos estándares en materia de transparencia y la apertura de mecanismos de participación en la elaboración de leyes.

 

Quienes estamos en la actividad política debemos hablar con sinceridad y dejar claro que hay distintos proyectos, distintas maneras de mirar el desarrollo y la institucionalidad del país. Las diferencias no sólo son legítimas, también son deseables para la calidad de la democracia. Pero también debemos asegurar el compromiso de no descalificar ni denigrar otras argumentaciones. Debemos resaltar que nuestra democracia se basa en el respeto entre todos, y en que la libertad de expresión es uno de los pilares fundamentales de la convivencia de nuestra sociedad.

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