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Primeras parlamentarias: el difícil camino para llegar a los cargos de representación popular

“La presencia de las mujeres en el Parlamento se inserta dentro de un complejo proceso de luchas políticas sociales y culturales”, así da cuenta el libro “109 parlamentarias en 209 años de historia del Congreso” que se lanza este miércoles 4 de marzo.

3 de marzo de 2020

María de la Cruz Toledo e Inés Enríquez Frödden tienen el récord de haber sido las primeras mujeres en ser senadora y diputada, respectivamente. Su llegada a los pasillos y salas que hasta 1953 habían sido exclusivamente masculinas no estuvo exenta de desafíos y traspiés que permitieron cerrar un capítulo con el voto femenino y abrir así un largo camino de participación en política.

 

De este y otros procesos da cuenta el libro “109 parlamentarias en 209 años de historia del Congreso” que se lanza este miércoles 4 de marzo a las 15:00 horas, en el Salón de Honor en Valparaíso.

 

El libro realizado por la Biblioteca del Congreso Nacional (BCN) y es patrocinado por las Comisiones de Mujer y Equidad de Género del Senado y la Cámara de Diputados. La ceremonia será transmitida en vivo por TV Senado.

 

En la obra se relatan con detalles el proceso y el debate que se inició en el siglo XIX con el derecho a voto de las mujeres. Se destaca especialmente las reseñas y biografías con aspectos poco conocidos de las primeras parlamentarias.

 

Por ejemplo, la alocución de la abogada,  Inés Enríquez Frödden, al asumir como presidenta accidental de la Cámara, en 1953. “Agradezco la designación con que me han honrado los honorables colegas, y la acepto como un homenaje a la mujer chilena”. El momento era histórico y lo protagonizaba la misma mujer que rompió el esquema patriarcal al ser elegida diputada por el partido Radical en 1951.

 

En sus 14 años en el Congreso presentó 91 mociones, enfocadas principalmente en temas sociales y de infancia, 21 de ellas se convirtieron en ley.

 

El caso de María de la Cruz Toledo, también es excepcional y conmovedor. Una escritora, docente y autodidacta, fundó el partido Femenino y en 1953 en una elección complementaria en reemplazo de Carlos Ibáñez, Presidente de la República, fue elegida con más del 50% de los votos emitidos.

Fue la primera en llevar la voz  y los temas de las mujeres, en especial, en materia de derechos laborales y previsionales, al Senado.   

 

Su paso por la Cámara Alta fue intenso y breve al mismo tiempo. Su adhesión al régimen justicialista argentino, ahondó las desconfianzas de su labor en el parlamento y “el 4 de agosto se aprobó su inhabilidad lo que significó perder su cargo. Ello, pese a que con posterioridad los tribunales declararon su inocencia en los hechos imputados”, expresa su biografía en el libro.

 

 

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