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  No a las alzas del gas

  Por Pedro Muñoz Senador por la Región de Magallanes

13 de enero de 2011

ImagenLos magallánicos hemos recibido el año 2011 con una muy desagradable noticia. El Gobierno ha anunciado que en el último contrato entre ENAP y Gasco, la petrolera pública ha decidido dejar de sostener el precio del gas, lo ha reajustado en un 16,8%, reduciéndose el umbral que castigaba a los grandes consumidores de 25.000 a sólo 1.000 m3 mensuales; augurándose, por tanto, una fuerte alza en los valores, tanto a nivel residencial e industrial. Ello no tardará en impactar, además, en otros suministros y servicios como la electricidad y el transporte y, en general, en el precio de los alimentos y bienes de uso cotidiano, los que ya son elevados.

 

Este es un duro golpe contra nuestra Región. Se rompe un principio de responsabilidad social y de compromiso del Estado con los hombres y mujeres que hacen soberanía en la zona austral.

 

Han imperado criterios económicos y se ha dejado a los magallánicos librados a su propia suerte.  El Gobierno actuó con indolencia, insensibilidad y falta de flexibilidad. Peor aún, han extendido la visión de que somos privilegiados y derrochadores. El Ministro de Energía, Ricardo Rainieri, ha actuado una arrogancia inaceptable indicando que a se nos acabó la fiesta.

 

¿Acaso cree que vivir con temperaturas bajo cero y con un clima hostil que en largas épocas del año ni siquiera deja salir a las calles, es una fiesta? ¿Acaso cree que los precios de las frutas y verduras, de los alimentos, de los medicamentos, la falta de especialistas en salud, los precios del transporte hacia Santiago, por poner sólo algunos ejemplos, son motivo de celebración?

 

No conocen Magallanes y su realidad. Por eso nos comparan con Santiago. Dejen de hacerlo. No somos lo mismo. Mientras en la capital el gas es un bien de uso habitual, pero prescindible y reemplazable, como lo mostró la pasada crisis energética; en nuestra zona es un insumo de uso masivo, intensivo y con escasa posibilidad de sustitución y ahorro, producto de las bajas temperaturas.

Hoy cuando los santiaguinos disfrutan - o sufren - el calor del verano, en nuestra región los calefactores siguen encendidos.

 

Por ello la ciudadanía ha reaccionado. La comunidad se ha movilizado. El respaldo popular a las marchas, caceroleos, cortes de tránsito y bocinazos ha sido multitudinario. Y pese a lo que señalan algunos medios de comunicación, en general, han sido jornadas pacíficas, considerando la gran convocatoria alcanzada. Mientras en Santiago hasta por un triunfo de la selección chilena se rompen paraderos y semáforos, se apedrea vehículos y se quema o destruye mobiliario urbano, los magallánicos han dado un ejemplo de participación y civilidad con más de 15.000 personas en las calles y sin graves desórdenes.

 

Evidentemente, hemos lamentado profundamente la muerte de dos jóvenes mujeres y las lesiones que afectan a una menor, pero se trata de un desafortunado y desgraciado hecho que ya ha sido esclarecido y que no ha sido ocasionado ni promovido por los organizadores ni adherentes de este movimiento.

 

La tozudez del Gobierno no ha dejado a nuestra gente otra forma de ser escuchados que la protesta. La decisión está en manos del Presidente Sebastián Piñera. Acá está empeñado su compromiso. Se requiere que actúe como estadista para comprender que más allá de los criterios técnicos y económicos, hay un elemento principal de carácter social y geopolítico.

 

 Si existe temor de que el gas se agote, hay que invertir en exploración a través de ENAP, en lugar de privatizarla o entregar esos recursos para el negocio de particulares.

 

Señor Presidente, la decisión está en sus manos.

 

 

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