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  Menos política, más desconfianza

  Por Carlos Larrain, senador por la Región de Los Ríos

12 de octubre de 2012

ImagenAlgunos "espíritus fuertes" sonríen con desdén. La política es una intrusa y los políticos unos zancudos chupa sangre. El poder debe pasar a la calle, magnífica escuela de civismo. Pero esto no sólo se cultiva entre los indignados: también lo aceptan, al menos tácitamente, los principales beneficiados por el sistema de sociedad libre.

 

Aventuro que entre nosotros  habrá 500 personas que se molestan por la política sin ser propiamente actores de ella. Pueden ser menos. Los impulsos que permitirían superar la desconfianza universal conectan con la gratuidad y ésta no se cultiva. Ayn Rand y sus clichés nietzcheanos rondan en la cabeza de muchos híper carrozados que miran a Miami como antes se miraba a Jerusalén o Roma.

 

Los profesionales son los que más dependen de la economía de mercado social. Ganan 10 veces el promedio nacional y se abanican. ¿Dónde están los grupos de estudio? ¿Cuántos animan focos culturales? Pocos y con una voz tenue. No quieren ser verdaderos ciudadanos; a lo más residentes y comentaristas implacables.

 

Estamos en vísperas de una elección fundamental; la primera de una serie, verdadera cadena cívica -eso debiera ser- en que se debatirá algo central. ¿La sociedad chilena constituye un sistema opresor en beneficio de unos pocos o precisamente por sus buenos resultados puede difundirse y proyectarse? Esta disyuntiva puede modularse y esbozarse como sigue:

 

a) ¿Subsistirá una Constitución bien pensada y probada, adaptada por 31 procesos de reforma, o nos lanzamos a la "aventura" de la constituyente?.

 

b) Decidir acaso el Banco Central seguirá independiente o si será una caldera inflacionista;

 

c) La libertad de enseñanza: ¿Se defiende a las universidades libres y la educación particular, subvencionada o no, que obsesionan a la izquierda?

 

d) La libertad política, la de pensamiento y también la de opinión. La persecución desatada por autoridades elegidas contra un grupo informativo argentino debiera servir de advertencia mientras esa autoridad se gasta US$700 millones para que el fútbol se televise gratis.

 

e) Nivel de gasto público y de impuestos: ¿más estado o más sociedad?

 

f) Resolver si se impulsa el desarrollo con justicia, destruyendo el cuello de botella energético.

 

Enumero, al pasar, varias cosas importantes pero hay muchas otras de la esfera cultural que están en cuestión. Un senador afirmó hace poco que los problemas de nuestra sociedad derivan de que la sociedad se centra en la persona humana. ¡Y nadie dijo nada!. Será porque quieren organizar el hormiguero totalitario montados en políticas aisladamente livianitas, pero que sumadas son letales: ecología exacerbada; limitaciones directas al emprendimiento; expansión y mal uso del aparato estatal; afirmación de la autodeterminación con destrucción de las estructuras familiar, gremial y política. Ejemplo: el aborto se rechazó por muy poco y si se llega a aprobar se podrá exigir en base a la ley sobre no discriminación, la  comisión de abortos con el dinero de los impuestos.

 

Lo que viene no es trivial y que no se diga luego que nadie lo advirtió. Cierro diciendo que la Concertación en su forma deteriorada se verá reforzada con el aporte del Partido Comunista (entre 5 y 7%).

 

Puede que la Alianza aumente su votación, pero no podrá compensar el influjo del P.C. Si el aumento ocurriera no se deberá, en todo caso, a la ayuda de los que debieran cooperar y permanecen amodorrados por sus éxitos y "récords". El principal récord que registro, como actor interesado en el proceso, es el de la indiferencia que agrava el mal giro cultural y político que estamos padeciendo. ¡Que no se diga que no lo advertimos a tiempo!

 

                          

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