Me comprometo a realizar todos los esfuerzos para terminar con este círculo vicioso
Por Andrés Zaldívar, Presidente del Senado
31 de marzo de 2017No cabe la menor duda que el principal problema que afecta a todas las instituciones del país se refiere a la confianza. Hay una desafección y desconfianza por parte de la ciudadanía hacia las instituciones democráticas, en especial el parlamento, los partidos políticos, las empresas, las iglesias, las organizaciones sociales y sindicales, y últimamente esto se ha extendido a las Fuerzas Armadas.
La confianza es difícil de definir, es muy fácil de perder y demanda un cierto tiempo y esfuerzo reconstruirla. Ello, porque la confianza se traduce en conductas y comportamientos. Se la puede definir como los derechos y obligaciones que toda expectativa de comportamiento recíproco contiene. Es una apuesta al futuro. Sin confianza en cualquier orden de la vida, es difícil construir un destino común, una identidad. Cuando hay confianza se estimula la cooperación y el acuerdo lo que posibilita el cambio, por el contrario, la desconfianza exacerba la suspicacia, estimula la permanencia, petrifica las relaciones sociales y dificulta el cambio.
Cuando hay desconfianza en un ámbito o en un aspecto, esta tiende a generalizarse hacia otras áreas. De esta manera por ejemplo, la desconfianza en lo político y en los políticos afecta a la confianza económica. Las desconfianzas tienden a generalizarse, se extrapolan en el tiempo, y por tanto, afecta al carácter de las personas en el ámbito individual, y esto se extiende al ámbito social afectando a la sociedad en su conjunto, lo que redunda en un desprestigio de las instituciones políticas y en definitiva de la democracia.
Como Presidente del Senado me comprometo a realizar todos los esfuerzos que sean necesarios para terminar con este círculo vicioso que genera un clima tóxico en la sociedad, y que es caldo de cultivo para mesianismos y populismos de nefastas consecuencias sociales, y políticas. Pero esta tarea no se puede realizar solo.
Ayúdenme para desarticular estas redes de desconfianza, y para evitar generalizaciones, cuando se produzcan inevitablemente situaciones complejas. No es posible que, a partir de un hecho puntual se construya una verdadera ideología de la desconfianza. Cada uno debe hacer lo suyo. Esta no es una tarea sólo del Presidente del Senado sino de todos, partiendo por cada uno de los senadores.