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Más y mejores políticas a favor de la mujer

Por Isabel Allende, Presidenta del Senado

13 de marzo de 2014

Imagen foto_00000019Chile es un país muy curioso. Las mujeres tenemos influencia, pero estamos sub-representadas en todos los niveles. Hoy somos dos mujeres las que ostentamos los más altos cargos del Estado de Chile: la Presidenta de la República, Michelle Bachelet vuelve por segunda vez a encabezar el Gobierno de nuestro país, y en mi caso, soy la primera mujer –después de más de 200 años de vida republicana- en asumir la Presidencia del Senado.

 

Esto tiene un alto sentido histórico y además simbólico para la igualdad de género. Estoy segura que todas las mujeres de Chile, de cualquier tendencia política, se han sentido orgullosas de vernos cuando le entregué la banda presidencial a la Presidenta y nos abrazamos para felicitarnos mutuamente. Espero que sea una señal para que sigamos avanzando y abriendo pasos para ir eliminando la discriminación contra la mujer, en tantos ámbitos que hasta hoy se expresan en nuestra sociedad.

 

De hecho, en la primera sesión como Presidenta del Senado, tuve que indicarle a un senador que tenían que decirme “señora Presidenta”, porque es muy fuerte la impronta masculina que se impone hasta en el lenguaje diario. Sé que es un tema cultural, pero sólo si lo hacemos evidente podemos cambiar, incluso en los ámbitos cotidianos de trato y convivencia.

 

Nuestro país sigue siendo uno de los más retrasados en igualdad de género en América Latina. En el Parlamento, de 38 senadores, sólo seis somos mujeres; es decir corresponde a un 15,8%. De 120 diputados, 19 son mujeres, que igualmente corresponde al 15,8%. Este porcentaje de participación política está muy por debajo de la media latinoamericana y también europea.  

 

Hace muy poco tiempo que el Poder Judicial ha elegido ministras mujeres en la Corte Suprema. Nunca hemos tenido una Contralora General, por ejemplo. En los directorios de empresas y bancos, hay muy pocas. En el Banco Central, sólo una vez tuvimos una mujer.

 

En política, sucede lo mismo. No tenemos ninguna presidenta de partidos. El Partido Socialista de Chile, en su último Congreso acordó que la paridad sería completa, es decir que un 50% de representación es para las mujeres y el otro 50% para los hombres. Esto se cumple en todos los niveles directivos: nacional, regional y comunal, siendo el primero y único partido que lo ha sancionado así. En los otros partidos, probablemente el PPD es el que más se acerca, pero no hay ningún otro que tenga establecido por reglamento la equidad de género.

 

Por otra parte, aunque la ocupación laboral de las mujeres ha aumentado, sigue siendo de las más bajas de América Latina, con un 48%. Los empleos son de menor calidad, la mujer sigue ganando menos, y una parte importante de los trabajos están referidos a labores domésticas, y aunque las mujeres tengan altos estudios, no se traduce necesariamente en el acceso a altos cargos y mejores remuneraciones.

 

El anterior gobierno retrocedió en materia de igualdad de género. Según el Informe de Igualdad de Género del Foro Económico Mundial, de un total de 136 países, Chile descendió desde el puesto 46 –que ocupaba el año 2010- al 91, en el 2013, y ello está marcado por la baja en la participación política de las mujeres, como por su participación económica. Esto último se debe a que la participación laboral se ha concentrado en trabajos precarios y de muy bajas remuneraciones. Además, las mujeres siguen siendo las que se ocupan fundamentalmente de los cuidados de los hijos, los ancianos y los enfermos, obligando muchas veces a perder posibilidades de trabajos de tiempo completo o que requieren una dedicación que no permite la un trabajo flexible.

 

También mucho se ha hablado de las posibilidades de los trabajos realizados en casa, pero ello igualmente implica que, por una parte, las mujeres dispongan de ayuda doméstica, como también de uso y acceso a las tecnologías de información y comunicación, donde también las mujeres están en desventaja respecto a los hombres, en nuestro país.
 
Otro de los aspectos más preocupantes es el relativo a la violencia contra la mujer. Es efectivo que este flagelo se ha visibilizado mucho más que antes, porque se mantenía muchas veces en la intimidad de los hogares, e incluso hemos detectado que es un problema transversal en las clases sociales. Hoy ostentamos una cifra muy preocupante, que es que tenemos un femicidio semanal en Chile. Esta es una cifra vergonzosa, especialmente cuando los principales victimarios son las propias parejas e incluso hijos varones que cometen estos crímenes.

Tampoco fue posible que en el gabinete de la Presidenta Bachelet se lograra  la paridad, considerando la complejidad de tener representación de los siete partidos que forman parte de la Nueva Mayoría, y aún así esperamos que podamos avanzar a través del SERNAM en promover más y mejores políticas a favor de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

 

Desde la Presidencia del Senado buscaré promover y apoyar los proyectos que beneficien y nos permitan avanzar en una real equidad de género, tales como una Ley de Cuotas que nos posibilite una más amplia participación política de las mujeres; en el aborto terapéutico para la autonomía sobre el cuerpo de cada mujer; en la promoción de mejores condiciones para el acceso laboral; y en todas aquellas materias que permitan que continuemos avanzando a una senda que nos trazó la Presidenta Bachelet, desde su primer gobierno en el 2006.   

 

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