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  Las lecciones de la Mina San José

  Por Pedro Muñoz, senador por la Región de Magallanes

26 de agosto de 2010

La situación de los 33 mineros atrapados en la Mina San José, en las cercanías de Copiapó, ha traído al primer plano noticioso las precarias condiciones en que se desempeñan miles de trabajadores chilenos. Es de esperar que este calvario termine con un rescate exitoso y que esta tragedia, tan desgraciada como evitable, sirva de detonante para un nunca más en materia laboral.Imagen

El desafío es avanzar en cuatro áreas. La primera es un mejoramiento de la legislación laboral para favorecer la sindicalización y la negociación colectiva. No hay mejor instrumento para la defensa de los derechos de los trabajadores que su unidad. Este tipo de hechos no ocurren en la gran minería no sólo por los mayores recursos de que ella dispone, sino también por la fuerte organización sindical que les permite denunciar y hacer valer sus puntos de vista. Si queremos mejorías en seguridad y condiciones de trabajo debemos ineludiblemente avanzar en esta materia.

La segunda es la necesidad de perfeccionar la fiscalización. Hace años venimos señalando que ella es insuficiente. Contamos con servicios públicos pequeños, con escaso equipamiento e infraestructura, poco personal y mal remunerado. Debemos corregirlo. He propuesto reformular completamente la Dirección del Trabajo, otorgándole autonomía respecto del gobierno de turno y dándole pluralismo a su gestión, mediante un Consejo Directivo. Asimismo, se requiere aumentar sus recursos y asegurar procedimientos transparentes y eficaces.

En tercer lugar, requerimos un esfuerzo sistemático en el fomento productivo para traspasar buenas prácticas. Chile cuenta hoy con empresas de enorme avance, con tecnología y seguridad de punta, pero también con otras muy retrasadas, a veces en la misma rama de actividad. Tenemos que ser capaces de facilitar la transferencia de esas experiencias y equipamiento.

Por último - y acaso lo más importante - hay que favorecer e impulsar una nueva ética del quehacer productivo. Hay muchos empresarios que insisten en minimizar costos arriesgando a sus trabajadores. Ese estilo fracasó. Es un modelo de gestión que colapsó en el agro, con el indigno trato a los trabajadores de temporada; que siguió su derrotero trágico en la salmonicultura con decenas de muertos y una industria arrasada; que se hunde hoy en la minería con el drama de estos 33 hombres de coraje y que está topando fondo, también, en el retail con el abuso del multirut. Hay que poner fin a esta cultura de la pillería, de la triquiñuela y de la letra chica.

Han sido días muy difíciles. Esperamos que tras la angustia inicial y la enorme alegría de los últimos días, esta conciencia colectiva no se diluya, que aprendamos las lecciones de la Mina San José y tengamos una mejor legislación laboral, fiscalización y estándares productivos y, muy especialmente, que avancemos en una nueva ética empresarial que respete a los trabajadores y no busque incrementar rentabilidad a costa de su vida e integridad.

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