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La Segunda Independencia de Chile

12 de septiembre de 2014

Los últimos acontecimientos mundiales deberían hacer unirse a todas las mentes pensantes, especialmente a las que tienen responsabilidades en el futuro del país, en  que ha llegado el tiempo de una nueva Independencia para Chile, esta vez en materia de energía.

 

Se condiciona el crecimiento económico al uso de energía la que actualmente en nuestro país, depende en su mayor parte de elementos extranjeros: petróleo y gas.

 

Somos esclavos de los vaivenes del precio y de los acontecimientos políticos  de los países que los producen. 

 

Lo acontecido en  Japón hace, a mi modo de ver, inaplicable  la energía atómica siendo nuestro país  de similares  característica.

 

En cambio, tenemos infinidad de recursos hasta hoy poco o nulamente aprovechados.

 

La noticia de que se ha detectado en el fondo marino frente a nuestras costas (Valparaíaso y Talcahuano)  gas  a no más de 500 metros  de profundidad  da nuevas esperanzas de que llegue para Chile el tiempo de su “Segunda Independencia”; siempre que la ciudadanía aquilate la importancia de este acontecimiento y el Gobierno de turno apoye todo proyecto serio y factible que vaya en el sentido de la producción de energía limpia y nuestra.

 

Si en cada región se aprovecharan sus capacidades naturales de producción de energía: el sol en el norte, el viento en el sur y, a lo largo de todo Chile, el agua que, en años normales, baja de la cordillera (embalses), la  fuerza de las mareas, el potencial que encierran los volcanes y ahora el gas descubierto en el fondo del mar, y se apoyaran los proyectos  bien evaluados y consensuados,  cada región podría producir su propia energía sin tener que transportarla.

 

Hago un llamado a nuestros políticos  a unirse en pro de un proyecto nacional  de producción de energía,  un proyecto con visión de futuro, un proyecto realizable a corto , mediano y largo plazo, poniendo todos los recursos necesarios para su realización y que utilice todas nuestras capacidades de producción energética limpia y renovable y  nos independice del uso de elementos  contaminantes, caros y extranjeros.

 

¿Por qué no empezamos ya a preparar los recursos humanos (científicos, profesionales, técnicos, mano de obra especializada) para desarrollar las distintas alternativas de producción de energía existentes en el país? ¿Por qué no adquirimos en el extranjero, si no la tenemos, las tecnologías existentes  en este momento para su  producción?

 

¿Por qué el Gobierno no apoya o licita cualquier proyecto serio y bien evaluado de producción de energía alternativa?

 

¿Se ha evaluado cuánto se ahorraría en salud con un medio ambiente libre de la contaminación  que producen los derivados del petróleo?

 

Marta Fernández

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