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La necesidad de recuperar la credibilidad de las instituciones

Por Jorge Pizarro, Presidente del Senado

8 de noviembre de 2013

Imagen foto_00000013El 17 de diciembre –o tal vez en una segunda vuelta- el Gobierno cambiará de signo. El último sondeo de la Encuesta CEP, uno de los más respetados, augura el triunfo de la candidata de la Nueva Mayoría incluso en primera vuelta. El Gobierno, pese a sus esfuerzos por poner a sus ministros a disposición de la campaña de la ex ministra del Trabajo, ya se da cuenta de que es muy difícil que pueda mantenerse en La Moneda.

 

Ciertamente, no nos alegra además que este cambio casi inevitable se haga con una institucionalidad tan dañada. La confianza hacia la figura del Mandatario y el Ejecutivo, nunca ha estado tan mal y se acerca a los niveles de desprestigio que se ven en otras latitudes y que suelen ser vistas por Chile con algo de desdén. Hay que hacer un trabajo muy serio, profundo y dedicado para recuperar la credibilidad de las instituciones Republicanas que le han dado sustento a la posición de Chile en el concierto internacional.

 

Esta incongruencia entre credibilidad exterior y poca credibilidad de la ciudadanía, debe ser resuelta con un Gobierno claro de ideas, que sea capaz de cumplir su programa de gobierno y que le hable al país con la verdad. No más campañas de terror, no más promesas grandilocuentes que no tienen contenido, como fue el caso paradigmático de la lucha contra la delincuencia que prometió la derecha.

 

El Presupuesto de la Nación es otra de las pruebas de fuego para la actual administración y en la cual aún tiene tiempo de mostrar algo de responsabilidad política. Es evidente que la Alianza no seguirá gobernando y por ello este sector debe estar abierto a hacer las correcciones necesarias al Presupuesto 2014 para allanar una buena ejecución de la administración que viene. Intentar ser obstruccionista a estas alturas del partido sólo le hará un flaco favor a la derecha y a un Gobierno que aún tiene la oportunidad de mejorar sus niveles de confianza entre la gente.

 

La amistad cívica y republicana no puede perderse nunca: esa es una máxima de la democracia que debemos resguardar sobre todo cuando el cambio está cada vez más cercano.

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