Click acá para ir directamente al contenido

  Hay que disminuir la brecha entre educación pública y privada

  Por Ignacio Walker, senador por la Región de Valparaíso

12 de octubre de 2012

ImagenDurante la discusión del proyecto que aumenta las subvenciones educacionales se aprobó fijar un tope de 80 mil pesos para el financiamiento compartido. Ello no fue respaldado por el Gobierno, que decidió vetar ese punto para mantener la norma actual, que permite ir reajustando ese monto que aportan las familias en base a una Unidad de Subvención Escolar, USE.

 

Yo no estuve de acuerdo con ese veto presidencial, porque quiero conciliar de una manera razonable, justa y equilibrada el derecho a la educación por un lado, con la libertad de enseñanza; la educación pública con la educación privada.

 

Esa es la doctrina y la práctica de la Democracia Cristiana desde que nació como Falange Nacional a fines de los años 30. Siempre hemos creído en una educación mixta, que sepa asegurar el derecho a la educación, entendida como un bien público, con la libertad de enseñanza, es decir, el derecho que tienen las personas, los padres, las familias, a elegir el tipo de educación que quieren, o queremos, para sus hijos.

 

Pero hay un punto importante a considerar: La educación pública se nos muere. Al año 1990 era un 60 por ciento de matrícula y hoy día es un 38 por ciento de matrícula.

 

Uno podría decir: "Bueno, pero qué importa, si los padres eligen". ¡Claro que importa! Porque si queremos una nave estibada, con una buena educación pública y una buena educación privada, que concilie el derecho a la educación con la libertad de enseñanza, tenemos que tomar medidas legislativas y de políticas públicas que realmente garantice ese equilibrio.

 

¿En qué consiste ese equilibrio en la ley que aumenta las subvenciones educacionales? Estamos aumentando los montos por concepto de subvención, lo que significa más recursos públicos para la educación chilena, pública y privada. Debemos recordar que la educación subvencionada en Chile cubre al 92 por ciento de los estudiantes. Y como estamos subiendo el monto de la subvención, que hoy día está en alrededor de 55 mil pesos, y que con la subvención escolar preferencial (SEP) llega como a 80 mil pesos, vamos en la dirección correcta.

 

Pero lo lógico es que en la medida que aumentan los recursos para financiar la educación, vaya disminuyendo correlativamente el esfuerzo que los padres y apoderados y la clase media realizan vía financiamiento compartido, para ir aliviando la carga a esas familias.

 

A los sostenedores públicos o privados, les interesa recibir los recursos. Por lo tanto, si el Estado aumenta la subvención escolar, general y preferencial, y simultáneamente sigue aumentando y reajustándose automáticamente la USE, la Unidad de Subvención Escolar, obviamente nunca vamos a tapar esta brecha que se va produciendo y que es la base de la segmentación y la segregación de la educación en Chile.

 

En Chile hay educación gratuita, hay educación de 10 mil pesos, de 20 mil pesos, de 40 mil pesos, y nosotros estamos proponiendo 80 mil pesos de tope para el financiamiento compartido. No estamos inhibiendo nada a nadie.

 

El promedio en Chile es 20 mil pesos. Algunos colegios cobran 40 mil o 50 mil. Nosotros estamos proponiendo un tope de 80 mil pesos. Nadie puede decir que estamos contra la educación particular subvencionada, o sacrificando la libertad de enseñanza.

 

Sigamos aumentando la subvención, pero pongámosle un tope al esfuerzo que hacen las familias en materia de financiamiento compartido. Porque de lo contrario esta brecha nunca se va a saldar.

Imprimir