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  Esperamos que el nuevo Ministro de Defensa sea buscado pensando en el bien del país

  Por Jorge Pizarro, Presidente del Senado

13 de enero de 2011

ImagenEs cierto que muchos hoy dicen que la salida de Jaime Ravinet del Gobierno se veía venir. Pero a esta sentencia le falta un hecho esencial para entender por qué las cosas salen mal en una administración que lleva casi un año culpando a gobiernos anteriores de sus propios fracasos. La llegada del ex ministro de Defensa fue claramente espuria: la derecha pretendía poner a una figura de la DC para dar la sensación de que se trataba de un gobierno de unidad nacional, tema que fue ampliamente amplificado y publicitado por la prensa.

 

Pues nada de eso era real y es ahí donde nuevamente vemos cuáles son los verdaderos problemas del Gobierno: al vulnerar una y otra vez la palabra empeñada, y al no haber una coherencia entre lo que se comunica con grandes titulares y la realidad, se genera un evidente conflicto de credibilidad y de gestión. Casos como los de la JUNJI, Gendarmería, las Gobernaciones y Sernatur y sus instructivos decimonónicos sobre vestimenta, o las reiteradas letras chicas en los anuncios gubernamentales, dejan en la ciudadanía un sentimiento de haber sido engañada.

 

El Gobierno debe saber que se gobierna cuando se cumple la palabra empeñada y cuando se enfrentan los problemas directamente, de cara a la Nación. Hemos visto con total sorpresa que esta administración mantiene una actitud de absoluta soberbia frente a los reclamos, sugerencias, observaciones y disensos de la gente. La solución que han encontrado los asesores del Presidente Piñera es llamar a la Iglesia Católica a cumplir el rol de mediador, tal como ocurrió con los Mapuche o con el conflicto del Gas en Magallanes.

 

Esto puede interpretarse como que estamos retrocediendo casi un siglo en materia de separación del Estado e Iglesia, o bien como una preocupante incapacidad de este Gobierno para sentarse frente a frente con la ciudadanía y buscar y consensuar soluciones. Nos parece bien y oportuno el rol que ha debido jugar la Iglesia, pero siendo francos, cuando hay un Gobierno, se espera que éste gobierne.

 

En el caso del ex ministro de Defensa, ya ni siquiera nos parecen tan gravitantes los últimos desatinos. Lo realmente interesante es el trasfondo del "Modelo Ravinet": se nos hace creer que las decisiones son tomadas bajo el concepto de eficiencia de "la nueva forma de gobernar", cuando en realidad fueron ideadas más bien para un efecto comunicacional y no como parte de un diseño político consistente. Es de esperar que el nuevo ministro de Defensa sea buscado pensando en el bien del país y no en bien de la popularidad o el respaldo a la figura del Presidente, que como sabemos, tiene un nivel de rechazo que crece día a día.

 

La inconsistencia es fatal en política. Un ejemplo. Los reclamos que por estos días han lanzado los agricultores, apuntan a que esta administración no ha cumplido ninguna de las medidas anunciadas durante la campaña y aseguran que se sienten engañados pues le dieron el respaldo a un candidato que, finalmente, no cumplió nada de lo prometido. Lo mismo en el caso del gas, lo mismo en muchos otros temas que el país conoce de sobra.

 

Por ello no queda más que exigirle a la ciudadanía que asuma la responsabilidad de ser un contralor efectivo y real de los actos de las autoridades y de los representantes populares. Sólo así se fortalece y se construye una democracia: con respeto, con apego a la legalidad, los hombres, mujeres y jóvenes de Chile, deben hacer cumplir la palabra de los políticos, en éste y en cualquier gobierno. De esta manera, tendremos modelos y proyectos políticos coherentes, consistentes y capaces de llevar adelante la tarea de gobernar sin dobles interpretaciones.

 

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