Click acá para ir directamente al contenido

  El gobierno y la conducción de las ciudades

  Por Soledad Alvear, senadora por la Región Metropolitana.

6 de julio de 2012

ImagenLo que está de por medio ahora es que se necesita una reforma tributaria que permita recaudar más, porque tenemos más exigencias, más obligaciones, más compromisos, más presión sobre la caja fiscal y para resolver ese problema hay que tener más recursos.


Veo que hay un ministro -el de Obras Públicas- que recorre el país, ofreciendo obras, obras y obras. Y reviso la prensa y es una ¿catarata' de anuncios. Pero no sé con qué se van a financiar. Cómo se van a pagar. Si los países que viven del aire y de las promesas, al final son los que fracasan.


Entonces, para que después la gente no tenga simplemente la tristeza o el sabor amargo de sentirse engañada, lo que es fundamental es saber cómo vamos a pagar esa enorme cantidad de anuncios que se están haciendo, cómo se va a lograr sostener el gasto público en los próximos años.


Me inquieta severamente, porque son tantas las cosas que se están prometiendo y los recursos son los mismos, que después el desaliento y el desencanto de la gente es feroz.


Esta semana realizamos un importante seminario con expertos de los más importantes centros de estudios como CEP, Cieplan, Igualdad y Libertad y Desarrollo, en que debatimos sobre la mejor forma de tener una reforma tributaria que le sirva a Chile.

 


Estoy contento de que el Senado haya sido el escenario en el cual estemos realizando este intercambio de opiniones.


Sin embargo, lamentablemente, el gobierno sigue distante de un diálogo necesario para el país.
Yo le dije al ministro de Hacienda cuando hablé telefónicamente con él, que esperaba que no se repitiera esta experiencia del salario mínimo, en que prácticamente no hubo diálogo entre el gobierno y la oposición y que en el tema tributario hubiera un mínimo espacio para dialogar.


Tiene que haber diálogo, porque lo que el país necesita es una línea de orientación, porque todos los días tenemos señales públicas que son contradictorias. Unas para disminuir, otras para gastar. En definitiva, los países tienen que saber hacia dónde van, tiene que haber una dirección en la cual caminar.

Imprimir