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  El enfoque correcto

  Por Andrés Allamand, senador por la Región de Los Ríos

24 de noviembre de 2010

ImagenEl debate sobre la propuesta educacional, por momentos, se ha deslizado a un terreno secundario. El reclamo opositor  en términos de su denominación es irrelevante. También lo es si en la etapa de elaboración se alcanzó o no un completo consenso técnico, ya que al final el lugar en que los acuerdos deben materializarse es el Congreso Nacional. Y nadie puede pretender que sea un simple  buzón.

La pregunta pertinente es si la reforma apunta o no en el blanco. Más allá de los ideologismos, la visión partidista o la defensa de intereses corporativos, no hay duda que avanza resueltamente con el enfoque correcto.

El problema de la educación chilena no es su cobertura (muy alta desde hace años) ni su infraestructura (la inversión ha sido también muy alta en el último decenio) sino su calidad. A su vez, la calidad depende críticamente de lo que ocurre al interior (y no sólo al exterior) de la sala de clases. Por último, dos factores claves para mejorar la calidad son los directores de los colegios y los profesores.

La reforma es certera porque apunta a esos dos factores:

Los Directores serán elegidos por un sistema de Alta Dirección Pública Pedagógica, tendrán que someterse a convenios de desempeño, podrán organizar sus equipos de trabajo y tendrán remuneraciones significativamente mayores en correspondencia a sus responsabilidades. Los expertos en esto no disienten: un Director "empoderado" es crucial para el proyecto educativo.

Los profesores tendrán, a la hora de estudiar, importantes estímulos para dar curso a su vocación docente y, a la hora de ejercer su magisterio, tendrán también incentivos que vinculen sus remuneraciones no sólo a antigüedad sino también a rendimiento.

¿Quiénes serán los alumnos  más beneficiados? Los de los colegios municipalizados que reciben a alumnos con mayores grados de vulnerabilidad. Esos son los que con más apremio requieren  mejores directores y profesores con adecuados incentivos para hacer progresar a sus alumnos.

La reforma propuesta es pro equidad, pro educación pública, pro magisterio y pro calidad. Sería un descomunal despropósito que el Congreso fuera un dique para un progreso que el país exige y que no puede seguir esperando un día más.

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