Click acá para ir directamente al contenido

Cultura Pro Emprendedor/Innovador

Por Felipe Harboe, senador por la región del Biobío

11 de agosto de 2017

Imagen foto_00000002Un emprendedor es quien tiene ganas de cambiar el estado de las cosas, que no espera instrucciones y ve en cada espacio una oportunidad de crear valor. El innovador por su parte, es quien se sale de la fila, no sigue a la masa y se aventura y arriesga en busca de nuevas oportunidades, desafía al sistema y a lo tradicional.

 

Ambos constituyen un valor para nuestra sociedad, y debemos hacernos cargo de motivar a más personas para que se sumen a dichas vocaciones. Ciertamente las start ups y los fondos de innovación aportan al proceso, pero nos falta lo más relevante: Crear una cultura pro emprendedor/innovador, que entregue facilidades para el desarrollo de habilidades y negocios.

 

Ambas actividades tienen elementos comunes. Uno de ellos es el riesgo asociado. Innovar y emprender es riesgoso. Se apuesta el tiempo, el capital propio o familiar y se arriesga el nombre, se buscan alternativas no exploradas y se crea valor luego de varios ensayos/error. Hoy, Chile no valora el riesgo y el fracaso, al contrario, lo evita y sanciona.

 

Altas tasas de interés, abultadas garantías, procesos interminables y la amenaza del Dicom o el “peneca verde”, acompañan a quienes sueñan con crear valor en nuestra sociedad. El fracaso es parte del aprendizaje y debe ser valorado por el sistema financiero y el Estado. Steve Jobs, Bill Gates, Richard Branson entre otros, conocieron el fracaso de algunos de sus emprendimientos. No por ello el sistema les cerró las puertas. Al contrario, se les dio una segunda y tercera oportunidad, que terminó generando valor, empleo y desarrollo a sus sociedades.

 

 Si Chile quiere ser un país de emprendedores e innovadores, debemos terminar con la desconfianza al riesgo y la sanción del fracaso. En vez de patear en el suelo al que fracasa publicando su derrota, estigmatizándolo y marginándolo del sistema de fondos, subsidios y créditos, debemos ser capaces de crear un sistema que premie al que se atreve, que apoye al que emprende o innova, que levante al que se cae, que acompañe al que persevera y que proteja al creador.

 

Sólo así estaremos de verdad aportando al desarrollo de nuevos emprendimientos e innovaciones, y podremos apostar a tener en las futuras generaciones, nuevas oportunidades de reconfigurar el mercado laboral ante una economía y desarrollo tecnológico que abandona a pasos agigantados la empleabilidad tradicional y exige nuevas oportunidades.

Imprimir