Click acá para ir directamente al contenido

Chile merece un ministerio de Ciencia y Tecnología

Por Alfonso De Urresti, senador por la región de Los Ríos

18 de agosto de 2017

Imagen foto_00000002Chile es el único país de la región que no cuenta con un "organismo de definición de políticas y lineamientos en ciencia, tecnología e innovación", a nivel de ministerio, subsecretaría u organismo descentralizado. Esta conclusión, que proviene de datos de la Red de Indicadores en Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana (RICYT), demuestra la importancia del despacho del proyecto que crea el ministerio de Ciencia y Tecnología desde la comisión de Desafíos del Futuro esta semana.

 

Esto porque el proyecto crea precisamente una secretaría de Estado que, actuando como órgano rector, promueve y orienta el desarrollo científico-tecnológico del país y de sus regiones.

 

Hablamos de una iniciativa con gran participación de la comunidad, pues se logró sesionar en regiones, escuchando a diversos grupos de actores que participaron de la discusión. Es así como consideramos que tiene que haber una distribución equitativa a lo largo del territorio, sobre todo en regiones donde se ha trabajado e implementado capacidad instalada, y donde los centros científicos y universidades han desarrollado conocimiento desde hace años.

 

Hablamos de un proyecto de ciencia y tecnología que, por su relevancia, es importante que todos los actores, sociedad civil, el Congreso y el Ejecutivo, hagamos el mayor de los esfuerzos para concretar la creación del Ministerio durante la presente legislatura, cuestión que debe verse prontamente en la Sala del Senado.

 

La lógica es que más ciencia básica y aplicada lleva, ineludiblemente, a más innovación social y económica. Para tener más ciencia se necesitan políticas públicas en esta materia. Y para tener mejores políticas de ciencia se necesita un ministerio que se preocupe de generarlas, así como políticas que sean efectivas.

 

¿Por qué tener un ministerio entonces? Porque las políticas públicas en esta materia tienen dos vertientes: el fomento, por una parte, del conocimiento científico; y el fomento de políticas públicas basadas en ciencia -mejor salud pública, mejor transporte, mejor medioambiente-, pues con datos científicos se pueden tomar mejores decisiones. Eso es lo que ofrece la nueva secretaría de Estado que estamos a punto de legislar, cumpliendo el compromiso de la Presidenta Bachelet.

 

El proyecto crea también un servicio público que se relacionará con el Presidente de la República a través del nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología y que estará a cargo de la ejecución de políticas, llamado Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo. Esta continuará con las tareas y funciones ejecutoras que hoy desempeña Conicyt.

 

Todo un cambio que logra pagar una deuda con la ciencia y la tecnología de nuestro país, y que esperamos sea votada por los más diversos sectores del Parlamento.

Imprimir