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REGULACIÓN DE ACOSO SEXUAL EN ÁMBITO ACADÉMICO


El señor ELIZALDE.- Gracias, Presidenta.
Yo valoro que en esta mañana estemos aprobando esta importante iniciativa.
Quiero partir por reconocer el trabajo de las Senadoras Órdenes, Allende, Provoste y Von Baer y del Senador Carlos Montes, quienes presentaron esta moción sobre acoso sexual en el ámbito académico.
Deseo también hacer un especial reconocimiento a la Red de Investigadoras, cuyas representantes nos acompañan hoy y, sin duda, han sido promotoras de esta iniciativa.
--(Aplausos en tribunas).
Un par de reflexiones.
Este es un proyecto muy importante que permite tener una institucionalidad adecuada, de acuerdo a la demanda de los tiempos, para erradicar toda forma de acoso sexual, violencia y discriminación de género. Pero, sobre todo, consagra y debe promover la profundización de un cambio cultural que es muy relevante.
Hemos convivido con este tipo de situaciones durante mucho tiempo, y algunas de ellas fueron normalizadas, consideradas como normales.
Es muy importante señalar que bajo ninguna circunstancia se puede aceptar este tipo de conductas.
Partamos por la discriminación de género.
Muchos edificios públicos en su tiempo fueron construidos y pensados por sus arquitectos sin baños para mujeres. ¡Así de simple! Las universidades públicas, que tienen sedes más antiguas, se construyeron sin baños para mujeres. Claro, bajo la racionalidad de ese tiempo, ¿para qué iba a haber baños para ellas si solo los hombres llegaban a la educación superior? Eso se consideraba algo absolutamente normal.
En el Chile de hoy, en gran parte de las universidades la matrícula está compuesta mayoritariamente por mujeres, razón por la cual ha sido necesario ir cambiando la arquitectura y el diseño de esos edificios. Y eso da cuenta del cambio importante que se ha adoptado.
Durante mucho tiempo hemos sido testigos de actitudes por parte de académicos, por ejemplo, con comentarios sexistas y claramente discriminatorios. En algún tiempo, esos comentarios eran considerados hasta divertidos, celebrados en el ámbito donde se expresaban. Sin embargo, hoy se ha tomado conciencia de que son comentarios francamente inaceptables.
¡Ni hablar de situaciones más graves, como el acoso sexual y la violencia de género!
Lo importante es contar con una herramienta que, en primer lugar, sea una señal de advertencia: no va a haber impunidad respecto de este tipo de situaciones.
En segundo término, debe cumplir un rol educativo, porque es necesario seguir promoviendo este cambio cultural, como un paso civilizatorio -como suelo decir- para construir una nueva forma de convivencia, en que los derechos de todas y todos, particularmente los de las mujeres, sean respetados adecuadamente.
Y, por cierto, hay que sancionar las conductas que son francamente inaceptables.
Esto va a implicar, obviamente, que aquello que se consideraba normal, de ahora en adelante, simplemente se considere como lo que es: una conducta inaceptable.
Ahora, dado que avanzamos en esta regulación en el ámbito académico -tenemos otro proyecto de ley en tabla, respecto del acoso sexual en las atenciones de salud, que no se va a alcanzar a votar hoy-, es necesario pensar en una legislación integral en esta materia, que abarque todos los ámbitos de la vida.
Tengo ahí una diferencia con quienes han planteado ese argumento para oponerse a este proyecto, porque, si buscamos la legislación perfecta, podemos estar décadas esperándola, y el problema lo tenemos hoy día. Se requieren ya instrumentos que contribuyan a la erradicación del acoso sexual, de la violencia y de la discriminación de género, pero eso no obsta a que, en una mirada de largo plazo, se piense en una normativa integral aplicable a todos los planos de la vida -no solo al ámbito académico-, con instrumentos especializados conforme a las características propias de la instancia donde se desarrolla este tipo de conductas, con el fin de erradicarlas de manera definitiva.
Valoro esta iniciativa e insisto en mi reconocimiento a la Red de Investigadoras, quienes han sido muy activas en la promoción de este proyecto.
Lo más importante es que hoy día se da una señal política relevante: al ser aprobadas las enmiendas introducidas por la Cámara revisora, no solo se podrá contar con un instrumento adecuado para sancionar este tipo de conductas y contribuir decididamente a su erradicación, sino que, sobre todo, se promoverá un cambio cultural sustantivo. Finalmente, el sentido de los proyectos de esta naturaleza -quizá no en el corto plazo, pero sí en el largo plazo- es que estos instrumentos terminen no siendo necesarios.
La idea es que el cambio cultural se consolide de tal manera que, finalmente, todos, todas y todes entendamos que esas conductas son inaceptables. Ese es el sentido fundamental de las iniciativas que buscan sancionar tales acciones -reitero-, para que erradiquemos definitivamente ese tipo de situaciones.
Por cierto, estoy hablando de algo a muy largo plazo, porque los cambios no se desarrollan tan rápido. Pero a mí no me cabe duda de que muchos de los que hoy día acostumbran tener este tipo de conductas, con solo saber que el Senado de la República aprobó esta iniciativa, se cuidarán más en el futuro y no las cometerán. Así ya estaremos dando un paso importante de protección, como merecen todas las personas de nuestro país; particularmente, las mujeres.
Voto entusiastamente a favor de las modificaciones de la Cámara revisora.
--(Aplausos en tribunas).